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1. Sin transformación
2. Almacenamiento
1. Silo de granos
2. Almacenes de materia prima o producto elaborado
3. Cámaras frigoríficas
4. Congeladoras
4. Tamaños
2. Elaboración
1. Subproductos de la leche
2. Subproductos de la carne
3. Salado, curtido y tratamiento del cuero
4. Harina de carne
5. Pasta y aceite de pescado
6. Tostado de café
7. Productos de panadería
8. Sopas y comidas preparadas
9. Derivados del azúcar
10. Fábrica de sogas y esterillas
11. Productos de pasta
1. Tejedurías
2. Subproductos del cacao
3. Café instantáneo
4. Puertas y ventanas. Muebles
5. Marroquinería
4. Servicios
1. Incubadoras de huevos
2. Tratamiento de desperdicios
3. Talleres de mantenimiento
1. Conglomerado cárnico
2. Conglomerado de la madera
3. Lácteos
4. Frutas y verduras
1. Plantas de selección y clasificación
2. Jugos - néctares - concentrados
3. Dulces y mermeladas
4. Subproductos del tomate
5. Frutas enlatadas
6. Encurtidos
7. Frutas desecadas
8. Verduras deshidratadas
9. Verduras congeladas
5. Pescado
1. Abastecimiento de hielo
2. Heladeras de conservación
3. Limpieza y fileteado
4. Enlatado
5. Harina de pescado.
Con sus vínculos progresivos y regresivos, las agroindustrias tienen altos efectos multiplicadores
en términos de creación de empleo y de adición de valor. Por ejemplo, una nueva planta de
procesamiento de leche no solo crea empleos en sus propias instalaciones de transformación, sino
también en las granjas lecheras, los centros de recogida de leche, los suministradores de insumos
agrícolas y la distribución.
El aumento de la demanda creada por una empresa agroindustrial estimula los negocios más allá
de los vínculos con sus proveedores directos de insumos y sus compradores: una completa gama
de servicios auxiliares y actividades de soporte en los sectores secundario y terciario de la
economía también se verán impactados de manera positiva. Es más, dado que generalmente los
productos agrícolas se caracterizan por ser perecederos y voluminosos, muchas plantas
agroindustriales y pequeñas empresas de agro procesamiento tienden a ubicarse cerca de las
fuentes principales de materias primas. De esta manera, ejercen un impacto socioeconómico
inmediato en las áreas rurales.
AGROINSDUSTRIA EN LATINOAMERICA
El Informe sobre el desarrollo mundial 2015 (PNUD) llamó la atención sobre el hecho de que
aproximadamente más de 800 millones de personas están consideradas como pobres y viven con
ingresos de menos de 1$ al día. Un 75 % de los pobres del mundo vive en áreas rurales y la
agricultura es su principal fuente de subsistencia. Luchar contra la pobreza requerirá llevar el
desarrollo y el crecimiento económico a las áreas rurales. Las agroindustrias, son parte de la
respuesta a este desafío. El crecimiento acelerado de las agroindustrias en los países en desarrollo
también presenta riesgos en términos de equidad, sostenibilidad e inclusión. Cuando existe un
poder de mercado desequilibrado en las agrocadenas, la adición y la captación de valor pueden
estar concentradas en uno o pocos participantes de la cadena, perjudicando a los demás.
Las agroindustrias solo serán sostenibles si son competitivas en términos de costes, precios,
eficiencia operativa, oferta de productos y otros parámetros asociados, y solo si la remuneración
que reciben los agricultores es lucrativa para estos.Establecer y mantener la competitividad
constituye un desafío particular para las pequeñas y medianas empresas agroindustriales y para los
pequeños agricultores. A pesar de que las agroindustrias tienen el potencial de proporcionar una
salida fiable y estable para los productos agrícolas, la necesidad de garantizar la competitividad
favorece a aquellos agricultores que son capaces de entregar productos en mayor cantidad y de
mejor calidad.
Puesto que los agricultores más pequeños y con menos recursos quedan excluidos de las cadenas
de abastecimiento, los beneficios socioeconómicos de las agroindustrias quedan potencialmente
reducidos. Por ello, es necesario contar con políticas y estrategias que promuevan las
agroindustrias y, al mismo tiempo, consideren los temas de competitividad, equidad e inclusión.
El rápido aumento de los precios de los alimentos observado en los últimos años fue un crudo
recordatorio de que la naturaleza cambiante de los sistemas agroalimentarios y la manera en que
los responsables de las políticas responden a los cambios, pueden tener consecuencias
humanitarias y políticas directas.
Los ajustes en el sector agrícola y las agroindustrias en los años 1990 y comienzos del 2000
contribuyeron a reducir las reservas internacionales y la oferta de alimentos de primera necesidad.
El sistema alimentario mundial no fue capaz de responder a un cúmulo de eventos adversos que
impactaron sobre la oferta y la demanda a corto plazo. Como consecuencia del repunte de precios
de los alimentos y la escasez.
Ante lo expuesto se hace necesario que nuestro gobierno asuma el papel que le corresponde en la
definición de políticas y estrategias que conlleven a la implementación de trabajos tendientes a la
captación de capital interno y externo que promueva y fortalezca la agroindustria en Guatemala.
Y, para el caso de los sectores económicos que tienen los recursos para este tipo de actividades
que se sienten a dialogar sobre el mejoramiento de los trabajos que llevan a cabo actualmente en
torno al tema y juntamente con las autoridades definan un sistema que permita tener la certeza
jurídica tendiente al fortalecimiento del trabajo realizado y por realizar.
Esta nueva fase de desarrollo de la economía define un perfil nuevo de la acumulación mundial en
general, y la acumulación de capital subordinada en particular, cuyo objetivo es recomponer la
tasa de ganancia a nivel mundial. Fenómeno complejo que incluye la esfera económica-productiva,
social, política y cultural, a escala mundial. Se promueve simultáneamente: el libre comercio,
impulsando la apertura unilateral e irrestricta en los países dependientes; el retiro del Estado de
funciones económicas y de regulación social y laboral; y legislaciones, en los ámbitos
internacionales y nacionales, que desregulen las inversiones extranjeras.
En lo político, el debilitamiento de los estados nacionales como mediadores entre los intereses
nacionales y del gran capital internacional junto al rol de los estados nacionales de mayor poder
de organizar y administrar el comercio mundial para asegurar la hegemonía de sus empresas, son
parte fundamental de este nuevo escenario. Organismos internacionales de diversa índole viejas y
nuevas estructuras "asumen" espacios nuevos de poder, muchos de ellos "vaciados" por los
estados-nación, siendo las funciones económica y financiera las rectoras del resto. Organismos
cuyas decisiones fundamentales son funcionales a los intereses de las corporaciones, en un
entramado de redes de poder entre burocracias estatales-nacionales y representación directa de
burocracias empresariales transnacionales. Etapa caracterizada por la reconversión tecnológica en
particular, información, transporte, comunicaciones y tecnobiología principalmente en los países
centrales, que simultáneamente inciden en un mayor deterioro de las condiciones de vida y trabajo
en las sociedades de los países del sur. Al interior de las formaciones sociales se profundizan los
procesos de diferenciación social de "elites" y burocracias de poder, sustentadas en los mecanismos
de distribución de ganancias de la inserción internacional.
En el sector agrario las características centrales que adquiere el nuevo orden agrícola internacional
-determinado por la internacionalización del sistema agroalimentario- como parte de la
reestructura global son la concentración y centralización de la producción alimentaria en los países
desarrollados y el déficit estructural en los países dependientes. Producto fundamentalmente de la
competencia, se establecen en las economías centrales políticas proteccionistas y el pago de altos
subsidios a los productores junto al establecimiento de precios a la baja en el comercio mundial
agrícola. En esta lucha por el poder hegemónico en el sector agroalimentario, los Estados Unidos
reforzaron los mecanismos de colocación de excedentes hacia los países subdesarrollados, junto a
políticas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional de desestímulo a la producción
para el mercado interno de alimentos y la promoción de la producción de productos no
tradicionales para la exportación (Rubio, 1995; Bello, 2003).
Esto ha implicado entre otros efectos que sean los países centrales y las corporaciones quienes
participan y controlan el mercado internacional de alimentos. En el caso del mercado de granos,
los países periféricos que logran ingresar- con producciones basadas en empresas agropecuarias
de gran escala económica- lo hacen fundamentalmente a expensas de la destrucción de riqueza de
los recursos naturales de esos territorios: suelo, agua y biodiversidad, y de la expulsión de
pobladores y pequeños agricultores, familiares, campesinos e indígenas. Un claro ejemplo es la
vertiginosa expansión del cultivo de soja convencional y transgénica en los países de América
Latina, con los profundos impactos negativos que está provocando.
La nueva biotecnología de los últimos 20 años, y en particular la transgenia, forma parte del
proceso de industrialización de la agricultura y tiene por objetivo central la captura de los
beneficios derivados de la innovación tecnológica por parte de las CTN. En esta segunda etapa, y
a diferencia de la etapa anterior, la semilla _eje del paquete de la primera fase de la RV, ya
convertida en mercancía_ se constituye en un "verdadero" producto de la industria.
La biotecnología refuerza así la tendencia dominante a que los pequeños productores, campesinos
y pueblos indígenas pierdan el control, que ya tienen acotado, de la capacidad de decidir. Al ser
una tecnología que atenta contra la pequeña producción incide en forma fundamental en la
recreación de la biodiversidad cultivada dado que históricamente ha sido una tarea que han llevado
adelante campesinos, pueblos indígenas y pequeños agricultores, sectores de las sociedades en
donde la biodiversidad y las semillas son esencia de cultura y sustento. Hoy la gran paradoja en el
campo latinoamericano es que siendo sociedades predominantemente agrarias, y siendo los países
netos exportadores de alimentos, los niveles de pobreza y alimentos insuficientes son mayores en
la población rural.