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2.2. Gorgias
Gorgias de Leontinos (490- ), fue sobre todo maestro de retórica, con una enorme
influencia en su época. Según una cita del Menón, Gorgias negaba ser un maestro de
virtud y tan solo prometía hacer a sus discípulos hábiles en el hablar. Para Platón, este
maestro de la retórica en cuanto dominador de las técnicas de la persuasión, a quien no le
preocupa descubrir la verdad, sino hacer triunfar en la discusión de la tesis propia,
mediante sus palabras trucadas, es uno de los personajes más peligrosos de su tiempo. Por
ello en su Gorgias hace una crítica acerba del mismo. Según Platón, el desinterés por la
verdad conduce al inmoralismo agresivo y descarado que se expresa en las palabras de
Calicles, franco defensor de la ley del más fuerte. En su escrito Acerca del no ser mantiene
lo siguiente: “No existe nada. Si algo existe será incognoscible. Y si existiera algo
cognoscible, sería indemostrable a los demás”. Estas afirmaciones vienen a ser una
reducción al absurdo, de las tesis eleáticas sobre el ser. Todo será, en el mejor de los
casos, una construcción del lógos, sin una realidad ontológica probada. Auí se destaca el
elogio del poder mágico del lógos, arma de seducción. “Arttífice de la persuasión”, la
retórica es también una “guía del alma”. El orador tiene que ser un buen psicólogo, para
alcanzar sus fines, que advierta la disposición anímica de sus oyentes, y pueda así
aprovechar sus inclinaciones, apurando el momento oportuno, para conmoverlos y
convencerlos atendiendo no a lo verdadero, sino a lo verosímil. El mundo de la retórica,
es como denuncia Platón, el de la dóxa, el de la opinión y las apariencias; es en ese ámbito
político donde el sofisra y el hábil orador buscan el éxito. Gorgias se interesó por los
efectos emotivos de la palabra, como hemos apuntado, y por este aspecto resulta un
precursor de los estudios sobre poética, en concreto los aristotélicos, y de la teoría de la
purificación de las pasiones ante el espectáculo trágico.
2.3. Pródico
Frente a Protágoras y Gorgias los restantes sofistas son de un alcance más limitado.
Pródico de Ceos se interesó especialmente por la precisión de los términos y trató de
distinguir los aparentes sinónimos de la lengua, y teorizó sobre la rectitud de los nombres.
Opinión suya era la de que la riqueza no es ni un bien ni un mal; solo el uso que se hace
de las cosas poseídas las valoriza como bienes o males.
2.4. Hipias
Hipias de Élide (443- ), era más joven que los ya citados, Platón lo caracterizó como un
erudito orgulloso de la amplitud de sus conocimientos. Hipias hizo algunos estudios
notables como en arqueología redactó la lista de los vencedores de los juegos olímpicos,
y fijó la fecha de la primera olimpiada.
2.6. Critias
Critias (450-403), no fue un sofista en el sentido más estricto del término, ya que no fue
un maestro itinerante de virtud y retórica ni cobró sus lecciones. Sin embargo, es uno de
los ilustrados más significativos de esa segunda generación sofística. Participó en el
régimen oligárquico de los Cuatrocientos y finalmente formó parte de los Treinta Tiranos
impuestos por Esparta. Critias encabezó la facción más dura de ese gobierno despótico
que en sus ocho meses dominó y ejecutó a más de mil quinientos ciudadanos. Murió al
frente de sus soldados en la lucha contra los sublevados de 403, que restauraron la
democracia. Fue, como Alcibíades, amigo y alumno de Sócrates. Platón era pariente suyo,
pues Critias era primo de su madre.
Critias sostiene que “mucha más gente se hace buena por la práctica que por su
naturaleza”, admitiendo la importancia de la educación. Pero era un firme defensor de las
virtudes ínsitas en la propia naturaleza del individuo. Frente a las apetencias del pueblo,
ejerció, en cuanto pudo, un despotismo despiadado y sangriento.