Después de haber formulado nuestro problema, damos el siguiente paso que es la redacción de los objetivos de la investigación, entendidos estos como aquello que queremos alcanzar con el desarrollo del trabajo, lo que nos proponemos lograr, esas metas que queremos llevar a cabo. Sin objetivos no hay resolución del problema. La primera garantía de un objetivo bien planteado es una clara formulación del problema, porque en las investigaciones nada es aislado. Así que si acostumbras a redactar los objetivos primero que el planteamiento te auguramos un camino infructuoso y de penumbras, puesto que nadie camina y luego gatea. Otro aspecto a considerar es el planteado por Tamayo (1994) que señala que unos objetivos correctos nos guiaran a la escogencia de los medios idóneos para la realización de la investigación. Vamos a aproximarnos a algunas definiciones puntuales en cuánto a los objetivos y luego revisar sus principales consideraciones al momento de elaborarlos:
Giménez (2008) en el Proceso de Investigación dice “el
objetivo general es un enunciado macro, el propósito general del investigador en cuanto a los aspectos que desea integrar y conocer. Para el logro del objetivo general será necesario la formulación de los objetivos específicos” pág. 31
En cuanto a los objetivos específicos nos dice “son las
metas parciales, es decir, las actividades a realizar en cada una de las etapas de la investigación para lograr el objetivo general” pág. 33
Con relación a sus características los objetivos deben
ser claros, precisos y concisos. Inician con un verbo en infinitivo y la escogencia de esta palabra para su redacción es fundamental acerca de lo que se desea perseguir. Por su parte, Naghi (2005) en el texto Metodología de la Investigación dice que para los objetivos se deben tener en cuenta factores como:
¿Qué tipo de información se necesita?, ¿A quién se
debe informar de los resultados finales de la investigación?, ¿Quién utilizará los resultados para la toma de decisiones? Además agrega el autor se debe dar respuesta con plena claridad a las siguientes preguntas: ¿Qué información se busca? y ¿Qué tanta información se necesita? pág. 65
Vamos a la práctica. Dándole continuidad a lo que
hemos venido trabajando en artículos anteriores, retomemos la siguiente situación:
La aplicación de los métodos de convocatoria por parte
de los representantes de la asociación de vecinos hacia los miembros de la comunidad XXX ¿Cómo saber si son efectivos o no? Con una evaluación
Un verbo propicio sería evaluar.
Evaluar la aplicación de los métodos de convocatoria
empleados, pero ¿cómo llegamos a ese objetivo macro, cuáles serían los pasos a seguir? ¿Conocemos los métodos aplicados? Si no los conocemos ¿Cómo podemos evaluarlos? ¿Qué objetivos específicos nos podemos plantear? Podemos definirlos con el fin de saber cómo son. Entonces:
-(Definir o precisar) los métodos de convocatoria
utilizados. Una vez conocidos sus detalles… ¿tenemos suficientes datos para evaluarlos? Pensemos: Una cosa son los métodos y otra su aplicación. Por consiguiente el siguiente paso sería saber cómo los aplican -Describir la aplicación de los métodos de convocatoria utilizados. Muy bien, ¿ya sabemos qué hacen y cómo, pero será suficiente? Nos corresponde colocarnos ahora en la posición de quienes reciben esos métodos, una manera podría ser determinando sus impresiones. Un tercer objetivo específico sería:
(Establecer o considerar) las impresiones de los miembros de
la comunidad acerca de la aplicación de los métodos. Finalmente es importante destacar que los objetivos deben ser alcanzables, estar directamente relacionados con el problema de investigación y además, en el caso de los objetivos específicos, deben tener una secuencia lógica, es decir, estar estructurados de manera progresiva con sensatez y coherencia abarcando todas las aristas que bordean la situación objeto de estudio, siempre dentro de los márgenes de la delimitación ya previamente establecida en la formulación del problema.