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Ensayo
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Feminismo vs Falogocentrismo
Esto quizá obedece a que la sociedad siempre ha estado dominada por los
hombres, el poder ha sido ejercido desde esta tribuna y las mujeres han pasado
sin ser vistas y reconocidas. Por eso artículos como el de Ortega (1998), nos dan
elementos para cuestionar lo que ha sucedido durante mucho tiempo. Uno de los
conceptos que pone a discusión es el de Género, el cual nos dice “analiza las
relaciones sociales entre los hombres y las mujeres como elementos constitutivos
del discurrir histórico.” (p. 817), es decir que la historia tendría necesariamente que
incluir a las mujeres en sus análisis puesto que las mujeres también son seres
históricos.
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masculina. Las mujeres ya no pueden ser las madres de todos los hijos de la
tribu, los hombres a partir del excedente de producción visualizan que solo van a
reconocer a sus hijos por consanguineidad y establecen la propiedad privada,
garantizando de esta forma su patrimonio, (Ponce, 1998). A partir de este
momento la mujer desaparece y las relaciones de poder las manejan los hombres.
Evidentemente esta situación es desde hace miles de años; ¿cómo podemos
romper con esta forma de entender el mundo? ¿Acaso la modernidad ha
cambiado este punto de vista?
A partir de estas preguntas me parece pertinente considerar las luchas que se dan
desde el feminismo por la visibilidad de las mujeres, y aclarar que existen
diferentes tipos de feminismo los cuales pueden ser radicales, excluyentes,
violentos, incluyentes o bien otros conocidos como feminazis (término peyorativo
que se le da a las feministas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM). Las
corrientes son diversas para cuestionar conceptos que han sido construidos
culturalmente desde diversas narrativas.
Esta definición nos lleva a pensar que es precisamente este tipo de imposiciones
las que se quieren cambiar, es decir, las creencias y formas de vida tan
normalizadas que las mujeres ni siquiera nos damos cuenta de que existen. Se
tiene por lo tanto que deconstruir conceptos, sistemas de valores patriarcales y
formas de vida. Tomar conciencia de que las cosas no son así, aunque nos
hayan introyectado esa forma parcial de la realidad.
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Al respecto Peretti, basándose en el pensamiento de Derridá nos dice que “el
falogocentrismo muestra, a su vez, la estrecha solidaridad que existe entre la
erección del logos paterno (el discurso, el nombre propio dinástico, rey, ley, voz,
yo, velo del yo-la verdad-hablo, etc) y del falo “como significante privilegiado”,
(Peretti, 1990). Esta construcción teórica del filósofo, nos permite acercarnos al
fundamento del término, la unidad indisoluble de ambos conceptos, su solidaridad.
Evidentemente hay una lucha por no estar invisibilizadas, una lucha por no
reproducir estereotipos incluso falogocéntricos, una lucha por salir del anonimato
impuesto. Y es precisamente en esto en lo que radica el trabajo y los discursos
que deben de criticarse.
Esta última idea me permite ejemplificar los papeles asignados socialmente a las
mujeres, por un lado tenemos a las que se designa como cuidadoras, al frente de
las familias y sobre todo si son solteras tendrán que cuidar a sus padres o
familiares enfermos. En la educación tenemos más profesoras y educadoras que
maestros frente a grupo. En las instituciones culturales las mujeres ganan menos
que los hombres y estos siempre tienen empleos de mayor responsabilidad.
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Otro ejemplo contundente es lo que recientemente pasó con los uniformes en
educación básica, incluso había una información en internet que decía “México es
tan machista que pensó que lo de los uniformes era para los hombres”, es decir,
las preocupaciones eran por que los hombres pudieran usar falda, decían que era
fomentar la homosexualidad, generar dudas en los niños, que era ideología de
género. Muy pocas personas pensaron que las mujeres pudieran usar pantalones
y las ventajas que ello proporcionaba a las niñas, desde movimiento, hasta
seguridad en situaciones de acoso. Nuestra sociedad desgraciadamente sigue
siendo machista y eso incluye a hombres y mujeres.
Bibliografía
Ponce, Aníbal. (1998). Educación y Lucha de Clases. México, Quinto Sol, 2014.
235 págs.