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Aporte profesora:
Al estudiar el lapsus-chiste-ocurrencia comprendemos que, en un primer momento, el chiste no
lo es para el sujeto. En el lapsus-ocurrencia-chiste hay un paso de sentido acogido y sancionado
por el Otro: satisfacción- placer que acompaña al paso de sentido. La respuesta del Otro puede
llevar al sujeto al enigma, y a buscar, mediante la asociación de ideas, un contenido latente que dé
lugar a un saber nuevo para él.
El chiste es ante todo -como señala Jacques-Alain Miller- algo nuevo en el decir, una
transgresión del código que ha sido acogida por el Otro. Esto muestra que el Otro no es la regla,
no es una función ciega, sino la ley para la que existen los casos particulares y que puede
acogerlos. Permite entender que "el sujeto está dividido entre la repetición y lo nuevo" y cómo a
través de un análisis puede llegar a decir algo nuevo de sí.
Como bien han comentado, en el chiste por condensación tendríamos algo nuevo, incluso un
neologismo, con un "más" de sentido, un aporte de significación. La metáfora lograda
en “familionario” permite que algo de lo real se trasmute en significación: es una “verdad”, un
indicio de un sujeto del inconsciente que emerge como efecto. El interlocutor, desde el lugar del
Otro, acepta eso nuevo, hay -según decía Freud- ganancia de placer.
En el chiste por desplazamiento, lo reprimido no se deja apreciar como algo “más”. La metonimia
es también un procedimiento del inconsciente, y aunque es una forma de simbolización
relevante en la subjetividad -indicio de un sujeto como efecto-, las formaciones del inconsciente
que propicia muestran la dificultad de simbolizar ese real pulsional que se escapa. En el lapsus-
chiste-ocurrencia por metonimia, la palabra permanece en la cadena, su sentido se desliza, y de
manera repentina, subrepticiamente, cambia: el resultado es que el Otro lo sanciona como chiste.
La metáfora, forma más lograda de simbolización, transmuta en mayor grado la satisfacción
pulsional en satisfacción simbólica. La metonimia mantiene un mayor nivel de satisfacción
pulsional sin transformar.
En relación con el olvido y con el ejemplo Signorelli trabajado, envío en adjunto otro ejemplo,
extraido también de “Psicopatología de la vida cotidiana”, para que relacionen ambos -el propio
Freud señala las diferencias- y puedan extraer algunas ideas más sobre el tema.
- Es en el lenguaje que se distinguen los sexos (niña, niño, chico, chica, mujer, varón...) y se
distinguen las generaciones (abuelos, padre, madre, tíos, hermanos...). Es en el Otro del
lenguaje donde el sujeto buscará (en vano) situarse y encontrar el significante que le defina.
Mediante el Otro se aceptará o no su chiste.
Esta concepción del Otro del lenguaje se articula con lo que Freud llama complejo de Edipo y
con lo que en él se puede producir, pero lo deja libre de las connotaciones imaginarias del Edipo
freudiano.
Aporte profesora:
- Otro/Otro del lenguaje/Otro de lo simbólico
El lenguaje es lo simbólico por excelencia: en una conversación la palabra "elefante" hace
innecesaria la presencia del animal para entender al interlocutor; con la palabra "sirena"
coincidimos en los rasgos de un ser mítico, imaginario; se puede hablar del aún no nacido como
"mi hija-o" y también como "Rosita o "Dieguito...".
Cuando hablamos del Otro o del Otro del lenguaje hablamos del lenguaje, que existe desde
antes de nuestro nacimiento, es decir, que es preexistente al sujeto, anterior a él y, en
consecuencia, al que el sujeto se va incorporando y va incorporando. La criatura humana recibe
esa estructura del lenguaje en su conjunto como Otro, como lo que se le dice, es decir, el
discurso del Otro. De ahí: Otro del lenguaje.
Ese Otro queda "encarnado", toma cuerpo en el otro, el semejante, del que además depende su
subsistencia, ya que el ser humano se caracteriza por su desvalimiento inicial. Depende del
deseo que otro tenga por su subsistencia, que quiera que viva, que lo sustente y lo ame... ese
otro del amor y de la subsistencia no es inicialmente distinto del Otro primordial -por ejemplo, la
madre.
A partir de allí, toda palabra comporta una dimensión en la que, más allá de lo que ella significa,
apunta a algo más... ¿me ama?, ¿qué quiere que yo sea?, ¿qué soy para él?
El Otro constituye pues un lugar simbólico: de todas las palabras, de todas las significaciones
inaccesibles al sujeto... Así, pues, el alcance simbólico de la palabra y de la autoridad del Otro.
Entonces, la respuesta del Otro, o lo que es lo mismo, la respuesta en el lugar del Otro, lugar de
los significantes, lugar del Lenguaje, es un nuevo significante, un S2 en respuesta a un grito,
convertido por la existencia de este S2, en un S1. Hay que entender que, de entrada no hay S1,
hay sólo grito. Es porque hay respuesta, S2, que hay efecto de significación y que el grito
adviene significante, un significante que representa al sujeto supuesto. Para que haya efecto de
significación, por tanto, es necesario que en el lugar del Otro se tome nota, haya acuse de
recibo, y que éste admita funcionar como el otro significante, es decir, que admita en sí mismo la
división.
Si la respuesta del Otro transmuta el grito en pedido, es una respuesta que aporta significación:
por ejemplo, disipa la insatisfacción “manifestada” en el grito, aporta satisfacción... A partir de
ahí existirá la posibilidad de objetos placenteros que vengan del Otro.
El bebé que grita no es de entrada sujeto. El que recibe su grito como demanda lo supone
sujeto, es decir, allí donde hay un ser vivo, un organismo, el que recibe el grito como demanda
supone un sujeto, le "responde", le habla, y así le humaniza, haciéndole entrar en los
desfiladeros del significante y en el orden del lenguaje.
El lenguaje implica una pérdida: es pérdida de "naturaleza", es pérdida del goce del viviente al
devenir sujeto. La alienación es alienación en el significante, a los significantes del Otro. El
sujeto surge como dividido a partir de una elipsis, una omisión, una falta en el lugar del Otro, un
lugar donde ese sujeto surge como ausente: no hay significante en el Otro acerca de qué es él.
- El cuerpo
En cuanto nace, la criatura humana está inmersa en un mundo en el que abundan los mensajes:
rápidamente se ve llevado a descifrar, es decir, a buscar sentido: asociar y seleccionar, guardar
o rechazar informaciones que le llegan. El niño se construye una red asociativa a partir de todos
los elementos que le llegan: el placer de la succión y del alimento se asocia a la visión del rostro
de la madre o de la persona que lo alimenta, al intercambio de miradas con ésta; percibe su olor
al tiempo que ve su sonrisa, observa las mímicas y movimientos de su madre al dirigirse a él.
Podemos hablar de un reconocimiento del Otro, que luego se extiende al entorno, es decir,
lugares, objetos y personas. Identifica la voz del padre, por ejemplo. Entonces, enlace y registro
de información y al mismo tiempo un trabajo de distinción y localización.
El cuerpo biológico, resultante de los datos genéticos, no permanece como cuerpo material
encerrado en sí mismo sino que se abre al mundo a través de sus orificios. Desde el inicio, esos
orificios son los lugares de intercambio con el Otro. Esos lugares del cuerpo y los objetos que
entran o salen a través de esos orificios pierden su carácter puramente biológico para insertarse
en una red de relaciones. La boca, sede de satisfacción de la necesidad oral y también de la
emisión de voz, de la demanda oral, demanda del sujeto AL Otro; el ano, lugar de cuidados y
limpieza y de una demanda posterior de regulación de esfínteres, demanda que se le hará,
demanda DEL Otro; la vista y la mirada, la voz, la piel, son lugares de intercambio y de placer
compartido con el Otro.
El cuerpo de ese bebé depende durante mucho tiempo de quien o quienes lo alimentan y
cuidan, decimos que depende del Otro, por eso a la madre la podemos llamar Otro primordial.
Las experiencias de placer y displacer procedentes de ese Otro marcan y dejan huellas. Esas
huellas en el adulto están borradas de la conciencia, están reprimidas, pero subsisten en el
inconsciente y son constitutivas de su división. Se puede resumir así: el sujeto está dividido por
el objeto perdido.
- Alienación y Separación
El inconsciente no forma parte de nuestra dotación genética y si bien su aparición es bastante
temprana, no coincide con el nacimiento. Cuando un bebé nace no podemos hablar todavía de
un sujeto sino de un organismo con sus propias leyes fisiológicas. Para que ese organismo
devenga sujeto es necesario que se efectúen las dos operaciones mencionadas en el
submódulo, la alienación y la separación.
A partir de los trabajos de Freud sobre la angustia de separación del niño pequeño, Lacan
formalizó la separación de una manera radicalmente original, como formando parte de dos
operaciones lógicas entre el sujeto y el Otro: la alienación y la separación.
La primera operación, la alienación, supone consentir, aceptar ser representado, inscribirse en el
discurso del Otro (familiar, el lenguaje, la cultura...) al precio siempre de una cierta pérdida del
ser original o primero. La segunda operación, la separación, implica reconocer un deseo en el
discurso del Otro, es decir, reconocer al Otro como sujeto deseante o, lo que es lo mismo, con
una falta. Ante el enigma que representa ese deseo, el sujeto puede ofrecerse a colmarlo, a ser
aquel objeto que falta al Otro. Pero al no lograrlo, porque esa falta es estructural, el sujeto puede
separarse de él, creandose así el margen de la subjetividad, es decir, la distancia propia
necesaria respecto del Otro para constituirse él mismo con un deseo propio.
La constitución subjetiva es simultánea de la producción, del desprendimiento del objeto que uno
fue para el Otro, y guarda sus marcas. Y sin saberlo, esas marcas condicionan la relación con
los otros. Esta doble operación es estructural y, que se haya llevado a cabo o no, condiciona la
diferencia entre neurosis y psicosis.
Con Lacan, decimos que la operación del lenguaje -en tanto Otro- sobre el organismo, sobre el
que devendrá humano, da como resultado un sujeto, un sujeto dividido. El sujeto advenido y
dividido por esa incorporación de y a lo simbólico, mantiene, conserva, una parte no
simbolizada, no verbalizada, que no pasa por la palabra: es el resto de la operación, el “hueso”,
algo que equivaldría al núcleo de la represión primaria en Freud. Ese “hueso”, ese resto, en
tanto no simbolizado, es algo del orden de lo que Lacan llama “real”. El sujeto, en tanto dividido,
reserva ese resto como consuelo, con el estatus de objeto, objeto”a”.
Lingüistería lacaniana
Significado y significante, las dos dimensiones que estructuran el lenguaje y que F. de Saussure
articula en el signo lingüístico, son retomadas por Lacan quien las sitúa en otra articulación:
invierte la fórmula saussuriana y demuestra la supremacía del significante respecto del
significado, que se escribe:
S
---
s
y se lee: Significante sobre significado. En adelante lo pondré de esta manera: S/s (porque me
resulta más sencillo de escribir).
La cadena significante, o cadena hablada de significantes, se puede representar de la siguiente
manera:
S1—S2—S3—S4—Sn
-----------------------------
significado
Al ser, pues, sumamente variable, Lacan intenta sustituir la “rigidez” que transmite el concepto
de significado, en tanto en la fórmula saussureana se lo relaciona con la “inmutabilidad”
del "concepto", mientras que en psicoanálisis se trata de la singularidad del deseo, y de cómo
este se constituye y expresa a través del significante, que es siempre forma parte de una
cadena.
Lacan busca, pues, reemplazar el término “significado” por otro que exprese mejor lo que es el
resultado de la cadena significante.
Para ello emplea el concepto de “significancia” al principio y también al final de su enseñanza.
En el transcurso de esta, utiliza también los términos de “significación”, “efecto de significación”
y “efecto de sentido” o “efecto de significado”.
La “significación” se establece entre lo imaginario y lo simbólico, quedando así lo real elidido; en
tanto que el sentido o significado es el efecto de una intersección entre lo simbólico y lo real, en
el que se diluyen los efectos imaginarios.
Estas diferencias que vamos marcando desde la teoría lacaniana respecto de la lingüística
pueden explicarse: la teoría saussureana se encuentra limitada a lo que Freud llamó “proceso
secundario”, que se caracteriza por un tipo de energía ligada, que trae aparejada una identidad
de pensamiento: si mencionamos la palabra “casa”, cada sujeto se representará un “lugar donde
viven las personas, unión entre significado y significante, posibilitada por la identidad de
pensamiento y que consiste en que la energía psíquica permanece ligada a una representación
determinada, sin que se desplace permanentemente a otras representaciones.
Otro caso es el de los procesos primarios, que son inconscientes, y en los cuales la energía
fluye libremente de una representación a otra mediante desplazamientos y condensaciones, y en
los que Freud encuentra una “identidad de percepción”. Las consecuencias de este “libre fluir”
de la energía a través de las representaciones son situar al significado como contingente, y
como efecto de la cadena significante: “ el vino muy suave” nos revela un significado que se
transforma por completo sólo con un ligero desliz, un pequeño desplazamiento: “él vino muy
suave” ya tiene otro sentido, dado que condensa otra serie diferente de ideas.
Lacan y de Saussure se sitúan, en síntesis, en dos órdenes diferentes: uno se ocupa del
inconsciente y otro del lenguaje consciente.
- Metáfora y metonimia
Otro de los fundamentos es adoptado por Lacan en base a los estudios de Roman Jakobson,
lingüista ruso de la Escuela de Praga y contemporáneo suyo.
Jakobson centra su interés en aspectos que van más allá del signo lingüístico y sostiene que el
lenguaje se organiza de acuerdo con dos grandes ejes: el paradigmático y el sintagmático.
El eje paradigmático es el eje de las sustituciones, lo que indica que, en el registro de la lengua,
podemos encontrar términos equivalentes intercambiables entre sí (podemos decir “cama” o
“lecho”, por ejemplo), lo que abre la posibilidad de sustituir una palabra por otra.
Es el eje en el que se sitúa la metáfora: si decimos que “las lágrimas del amanecer brillan al salir
el sol”, estamos sustituyendo un significante por otro, ya que la palabra “rocío” no aparece
mencionada.
Pero ¿cómo logramos discriminar que estas “lágrimas del amanecer” son el rocío? Para ello es
necesario considerar este significante en la cadena, en su relación con los que lo preceden y los
que le siguen, y esto ya nos lleva al eje sintagmático del lenguaje.
Así, pues, la interpretación de toda unidad de la lengua pone en marcha en cada instante dos
mecanismos independientes:
- comparación con las unidades semejantes (= que podrían por consiguiente reemplazarla,
que pertenecen al mismo paradigma) y
- relación con las unidades coexistentes (= que pertenecen al mismo sintagma).
De este modo, el sentido de una palabra está determinado a la vez por la influencia de las que le
rodean en el discurso, y por el recuerdo de las que podrían haber ocurrido en su lugar. Esta
dualidad constituiría la base de las figuras retóricas más empleadas:
- la metáfora
- la metonimia
Ambas provendrían respectivamente de la interpretación paradigmática y de la sintagmática, a
tal punto que a veces se considera:
- sintagmática = metonímica,
- paradigmática = metafórica
En base a estos desarrollos, Jakobson sugirió a Lacan que la metáfora podría equipararse al
concepto freudiano de condensación, y la metonimia al de desplazamiento, ya que poseen una
estructura afín.
Como vimos, para Freud la condensación y el desplazamiento son las leyes que rigen el
funcionamiento del inconsciente, siendo la primera una convergencia de dos o más
representaciones sobre otra, a la que de este modo sobredeterminan. Así, el contenido
manifiesto de un sueño es sumamente corto, conciso, incomprensible; pero en el análisis, de allí
parten varias cadenas asociativas que conducen a las ideas latentes (preconscientes) del sueño,
primer paso para acceder a las representaciones inconscientes, que son las que
verdaderamente forman el sueño, pero que no se encuentran representadas directamente en el
contenido manifiesto del mismo. Dicho de otra manera: se encuentran sustituidas por el
contenido manifiesto.
Recordemos que es ésta, precisamente, la fórmula de la metáfora: la sustitución de un
significante por otro.
Con respecto al desplazamiento, vimos que Freud lo define como la transferencia de la energía
psíquica desde una representación importante (inconsciente) a una indiferente (preconsciente-
consciente), siendo que la metonimia es definida como “la parte por el todo”. En el ejemplo,
poner la mesa es la alusión a una parte, por medio de la cual se hace referencia a un todo. Con
la siguiente observación: la referencia cae sobre lo menos importante (la mesa ya está puesta
en un lugar), dejando de lado lo verdaderamente importante y que sí hay que poner: cubiertos,
manteles, platos, etc., que es lo que indica la expresión citada.
¿Qué son las fórmulas lacanianas de la metáfora y la metonimia que aparecen en el submódulo
en estudio? Son fórmulas donde se calcula el significado a partir del significante: si el
significante está en determinada organización, el significado que resulta responde a ciertos
criterios.
La fórmula de la metonimia:
f (S…S´) S´´ = S (-) s
Indica que la conexión significante -(S…S´)- en un contexto significante, la función (f) de esa
conexión de significantes en contigüidad, en el eje sintagmático, es la emergencia de otro tipo de
efecto de significado, un efecto retenido, de allí el signo menos -(-)-, efecto de sentido
metonímico.
De este modo, si las leyes del inconsciente son equiparables a las leyes del lenguaje,
concluimos entonces que “El inconsciente está estructurado como un lenguaje”, dado que
obedece a sus leyes (metáfora y metonimia).
4.
a) En el ejemplo de “famillionario”:
Cuál es el mecanismo que produce el efecto de chiste.
El mecanismo específico que opera produciendo el chiste se la metáfora. El chiste, por tanto, actúa
mediante sustituciones significantes.
Concretamente, la palabra FAMILI ERE; MILLIONNAIRE y como resultado FAMILLIONNAIRE.
Corresponde, como se indica en el texto del módulo, en la formación de una palabra insólita,
generada mediante el efecto metafórico. Mediante la sustitución, el significante es sustituido por
un significante nuevo, que otorga “un paso de sentido”. De esta forma, se burla la censura,
permitiendo el surgimiento de un nuevo significante asociado a una representación previamente
reprimida.
Cuál es resultado del mecanismo:
El resultado del mecanismo es el surgimiento de un neologismo producido por la condensación de
dos significantes previos. Este proceso metafórico de sustitución genera el resultado de vencer la
censura y logar la aceptación del Otro respecto del nuevo significante (que contiene el deseo
reprimido). De esta forma se logra cumplir ambas dimensiones del deseo: la ley y la transgresión.
Como indica nuevamente el texto, la metáfora que ha operado genera la sustitución, en el discurso
manifiesto, al pensamiento de deseo, lo que queda latente.
Finalmente, es relevante señalar que la formalización lógica que Lacan hace de la metáfora, queda
expresado el signo positivo (+) que indica el paso del sentido, es decir, un nuevo deseo.
4- a) En el ejemplo de “famillionario”
El mecanismo que produce el efecto del chiste es el efecto metafórico, la función de la palabra
como transformadora del sentido del mensaje, lo anterior es sustituido por lo nuevo, la palabra
insólita, metáfora, introduce en el lenguaje una verdad reprimida., forma lingüística que expresa el
pensamiento de deseo. Se produce una palabra mixta a través de una condensación con
formación sustitutiva.
El resultado del mecanismo facilitará dos dimensiones, por un lado vencer la censura mediante
la transgresión, diciendo lo que deseamos, dado que la relación del deseo con la satisfacción es
precario. El relato establece la diferencia entre las satisfacciones admitidas, lo universal de las
leyes y lo particular del deseo; la aceptación del Otro de una nueva enunciación da cuenta de las
dimensiones del deseo, transgresión y ley.
b) El mecanismo que produce el efecto del chiste, es por desplazamiento, está en referencia a
“tomar”, evidenciando la falta, como vacío, apareciendo un sin sentido, pero que refleja la falta
como ser mortal, relación con la muerte, la sexualidad; un chiste metonímico como pensamiento
que negativiza, la gracia radica en el desplazamiento del acento que realiza el Otro, cambia la
intención original del chiste.
c) La diferencia entre condensación-metáfora y deslizamiento-metonimia para simbolizar lo
pulsional radica en que la condensación -metáfora sustituye en el discurso manifiesto, al
pensamiento del deseo, al objeto que queda latente, de él dependen tanto el carácter de chiste de
la ocurrencia como su efecto risueño. En el deslizamiento-metonimia, el Otro desplaza el acento,
cambia la intención inicial del chiste, la naturaleza del sentido de su mensaje, aparece un menos
sentido y mayor alcance dado que la manifiesta la presión pulsional, que va en forma directa
hacia el objeto de satisfacción vedado.
4.b)
¿Cuál es el mecanismo que produce el efecto de chiste?
El desplazamiento es este mecanismo que genera el chiste, haciendo uso de la metonimia que se
refiere a una contestación con un cambio de dirección, es en la palabra baño como acción de aseo
que se cambia la pregunta hacia baño como espacio, esto genera una significación lo cual ocasiona
risa.
Cuál es resultado del mecanismo: Revelar una verdad del sujeto que produce el chiste en cuanto
a la pobreza de su ser. El chiste elide la palabra millonario que es la que entra forzada en la
palabra familiar, es la palabra reprimida. Connota la represión acerca del displacer causado por el
trato familiar en lo que de familiar pueda tener al provenir de un millonario hacia alguien de
escasos recursos económicos. Hay una ironía en este retorno de lo reprimido que es lo que
causa la gracia y que al producir una nueva palabra, una formación sustitutiva, produce un nuevo
significado en cuanto ya se dijo, revela la pobreza del ser. El sujeto metaforiza esta realidad
inconsciente suya a través del neologismo o neoformación del lenguaje.
b) Cuál es resultado del mecanismo: También señalar la falta del sujeto. Así mismo la fuerza
pulsional en cuanto a lo que esta se resiste a dejarse domeñar por las razones de la conveniencia
social y las exigencias de adaptación a la cultura.
c) sobre qué recae la represión secundaria: Sobre el acontecimiento que actualiza esta relación
entre la sexualidad y la muerte y que consistió en la muerte de un paciente de Freud por suicidio,
paciente que presentaba una perturbación sexual incurable. El olvido del nombre se desencadena
por una conversación sostenida justo antes de su olvido y que pone en evidencia también esta
relación. La conversación trababa sobre la resignación de los turcos de Bosnia – Herzegovina
ante la muerte pero no ante los achaques sexuales, que los lleva a perder incluso el aprecio por
la vida.
d) dónde está la metáfora y dónde la metonimia: La metonimia en las palabras que acuden como
recuerdo falso al nombre olvidado y ese nombre mismo: Signorelli, Botticelli, Boltraffio, las cuales
se articulan por restos metonímicos como Bo – elli. Así mismo entre Herzegovina y Herr (Palabra
alemana que designa señor, como se referían los turcos al médico para expresar su resignación
ante la muerte); aquí el resto metonímico es her. También entre Boltraffio y Trafoi, ésta última la
ciudad en la que muere el paciente de Freud.