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Los reyes incas, hijos del Sol, gobernaron un vasto imperio, el Tahuantinsuyo,
cuyo centro era Qosqo, que significa "ombligo". Y esta ciudad era,
verdaderamente, el centro del imperio, desde el cual partían los caminos que
llevaban a las cuatro "partes del universo".
La primera leyenda tiene como protagonistas a Manco Cápac y Mama Ocllo, hijos
de Inti, el dios Sol, y Quilla, la diosa Luna. Los hermanos partieron de la Isla
del Sol, en el lago Titicaca, en busca de un lugar para fundar una ciudad. El
lugar elegido fue aquel donde la vara de oro que llevaban consigo se clavó en la
tierra de un solo golpe.
Manco se valió de sus habilidades y enlazó al sol para que no se pusiera, creando
así la ciudad en un solo día. La ciudad se llamó Qosqo y la roca desde la cual
enlazó al sol, en Machu Picchu, fue bautizada como Intihuatana.
EL IMPERIO INCA
Alrededor del 1200 DC surgió en el Valle de Cusco un señorío que dominó, con
el tiempo, al resto de los pueblos. El responsable de la creación de este imperio
fue Cusi Yupanqui, el 9º Capac Inka y 1º Inka del Tahuantinsuyo, reconocido
como tal alrededor de 1438. Fue nombrado Pacha Kutiy o Pachacútec Yupanqui
Cápac Intichuri y coronado con la mascapaicha, corona imperial.
El territorio del Imperio Inca abarcaba desde el sur de Colombia hasta el centro
de Chile y el noroeste de Argentina, con centro en Cusco.
Las tropas españolas fueron recibidas con alegría, debido a una antigua
profecía que decía que los dioses incas llegarían a la tierra desde el agua. Sus
extrañas armas, su apariencia y sus caballos convencieron a los incas de que se
trataba verdaderamente de dioses.
El Virreinato del Perú se estableció en 1542 y Cusco pasó a ser la ciudad más
importante, después de Lima.
La rebelión inca terminó en 1572, cuando fue ejecutado en Cusco el Inca Tupac
Amaru I, hijo de Manco Inca, por orden del virrey Francisco de Toledo. Sus
descendientes fueron exiliados a lugares distantes para impedir nuevas rebeliones.
LA CUSCO COLONIAL
La ocupación española de Cusco produjo un drástico cambio no sólo en la religión,
las costumbres y los rituales, sino también en la arquitectura. Muchos templos y
casas fueron simplemente destruidos para utilizar la piedra en construcciones
coloniales. Otros fueron usados como "base" sobre la cual erigir iglesias, capillas y
residencias para los conquistadores. Sobre lo que fuera el Palacio Real del Inca
Viracocha, por ejemplo, fue construida la Catedral de Cusco. Incluso se
construyeron casas en el espacio de la Plaza de Armas, reduciéndola
considerablemente de tamaño.