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Universidad Nacional de La Plata-Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

Historia de la Educación General (PUEF/Materias optativas otros profesorados)


Marcela Ginestet. Ficha de Cátedra. 2018

FORMACIÓN DE LA SOCIEDAD CRISTIANO FEUDAL

Los orígenes

(…) Pienso que al tratar de describir y de explicar la civilización medieval no hay que olvidar dos realidades
esenciales.
La primera se refiere a la naturaleza misma del período. La Iglesia desempeña en él un papel central
fundamental. Pero se puede observar que el cristianismo funciona entonces en dos niveles diferentes: como
ideología dominante apoyada en una potencia temporal considerable y como religión propiamente dicha.
Desestimar cualquiera de estos papeles llevaría a la incomprensión y al error. Por lo demás, en el último
período medieval, el que, según yo, comienza después de la peste negra, la conciencia más o menos clara que
tiene la Iglesia de la puesta en tela de juicio de su papel ideológico la conduce a ese endurecimiento que se
manifestará en la caza de brujas y, más en general, en la difusión del cristianismo del miedo. Pero la religión
cristiana jamás se redujo a ese papel de ideólogo y de policía de la sociedad establecida. (…)

El Occidente medieval nació de las ruinas del mundo romano. En ellas encontró un apoyo y un obstáculo a la
vez. (…) Esta obra maestra de permanencia, de integraciones, que fue la civilización romana se vio atacada
en la segunda mitad del siglo II por la erosión de fuerzas [internas] de destrucción y de renovación.
La fortaleza romana de donde partían las legiones a la captura de prisioneros y de botín se halla ahora
asediada y muy pronto asaltada. Al agotamiento exterior se añade el estancamiento interno y, sobre todo, la
crisis demográfica que hace más aguda la penuria de la mano de obra servil.
El siglo III es testigo de un asalto general a las fronteras de los limes que se calma no tanto por los éxitos
militares, como por el apaciguamiento que supuso la aceptación como federados, aliados, de los bárbaros,
admitidos en el ejército o en los límites interiores del Imperio: primeros esbozos de una fusión que
caracterizará a la Edad Media.
Los emperadores creen poder conjurar el destino abandonando los dioses tutelares, que han fracasado,
por el Dios nuevo [único] de los cristianos. (…) Las estructuras romanas no son para la Iglesia [cristiana] más
que un marco donde tomar forma, una base donde apoyarse, un instrumento para afianzarse. El
cristianismo, religión con vocación universal, será el principal agente de la transmisión de la cultura romana
al Occidente medieval.

Si se puede detectar en la crisis del mundo romano del siglo III el comienzo de la conmoción de la que nacerá
el Occidente medieval, es perfectamente válido considerar las invasiones bárbaras [germanas] del siglo V
como el acontecimiento que desencadena las transformaciones, les da un cariz catastrófico y modifica
profundamente su aspecto.

Los bárbaros que se instalaron en el siglo V en el Imperio romano no eran esos pueblos jóvenes y salvajes, a
duras penas salidos de sus bosques o de sus estepas que nos han pintado sus detractores de la época o sus
admiradores modernos. Habían evolucionado mucho con motivo de sus desplazamientos, a veces seculares,
que les habían proyectado finalmente hacia el mundo romano.

A la gran división que separaba Oriente de Occidente [el Imperio Romano de Oriente mantuvo su vitalidad
hasta el siglo XV] había que añadir el aislamiento cada vez mayor entre las diversas partes del Occidente
romano.

El comercio, que era ante todo un comercio interior, entre provincias, estaba en plena decadencia, la
moneda se hacía rara y se deterioraba, se abandonaban las superficies cultivables, los campos desiertos se
multiplicaban. Así se esbozaba la fisionomía del Occidente medieval, la atomización en núcleos encerrados
en sí mismos entre “desiertos” bosques, landas. “En medio de las ruinas de las grandes ciudades, solo grupos
dispersos de miserables poblaciones, testigos de las calamidades pasadas, son el testimonio de los nombres
de antaño”.

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También aquí las invasiones bárbaras, al desorganizar las redes económicas, al dislocar las rutas comerciales,
aceleran la ruralización de las poblaciones, pero no son ellas quienes la crean.
La ruralización, un hecho económico y demográfico, es a la vez y principalmente un hecho social que va
modelando la imagen de la sociedad del Medioevo.

Pero durante los cuatro siglos que separan la muerte de Teodosio (395) de la coronación de Carlomagno
(800) había nacido un mundo nuevo en Occidente, salido de la lenta fusión del mundo romano y del mundo
bárbaro. La Edad Media occidental había tomado forma.
Ese mundo medieval es el resultado del encuentro y de la fusión de dos mundos en evolución, de una
convergencia de las estructuras romanas y de las bárbaras en plena transformación.

¿Y la Iglesia?
En el desorden de las invasiones, obispos y monjes (…) se convertían en jefes polivalentes de un mundo
desorganizado: a su papel religioso habían añadido un papel político, económico, social, incluso militar.
Pero los jefes eclesiásticos, barbarizados también o incapaces de luchar contra la barbarie de los poderosos y
del pueblo, ratifican un retroceso de la espiritualidad y de la práctica religiosa: juicios de Dios, fomento
inaudito del culto a las reliquias, revigorización de los tabúes sexuales y alimentarios donde la más antigua
tradición bíblica se mezcla con las costumbres bárbaras.

La Iglesia busca sobre todo su propio interés sin preocuparse de la razón de los Estados bárbaros más de lo
que lo había hecho de la del Imperio romano. Mediante donaciones arrancadas a los reyes y a los poderosos,
incluso a los más humildes, acumula tierras, rentas, exenciones. Sus obispos, que pertenecen casi todos a la
aristocracia de los grandes propietarios, son omnipotentes en sus ciudades, en sus circunscripciones
episcopales e intentan serlo también en el reino.

Jacques Le Goff (1999) La civilización del Occidente medieval. Barcelona, Paidós. (Selección)

Hacia la Formación de la sociedad feudo cristiana

El ciclo de invasiones germanas en el siglo V, es un momento de gran inestabilidad y reacomodamientos.


Después de larguísimas peregrinaciones, en algunos casos atravesando todo el territorio europeo, el
asentamiento definitivo quedó muy lejos y aislado de su origen. Por lo tanto no impusieron plenamente una
germanidad, sino que, apoyados en las estructuras romanas preexistentes, a lo largo de los dos primeros
siglos se va a ir conformando la sociedad feudal.

Los germanos que irrumpen en el Imperio Romano no conocían previamente un estado territorial duradero y
la mayor parte de las tribus (que denominamos genéricamente germanos) desconocían la escritura. Una vez
instalados en el otrora territorio romano adoptan el latín como lengua escrita política y, por lo tanto, fue
fundamental la alianza con la aristocracia romana laica y eclesiástica en las nuevas administraciones.

Además de la administración del nuevo territorio ocupado, el otro gran problema que se les presenta a los
germanos vencedores en el campo de batalla, fue la distribución de la tierra. En la primera oleada de
invasiones, ni las asignaciones de tierras a los guerreros germanos ni la administración significaron un
cambio tan rotundo para la aristocracia romana local.

Es sobre todo con la segunda oleada de invasiones (francos, anglosajones y lombardos), cuando se produjo
una colonización y sedimentación cultural (Anderson, 1988), debido a la densidad demográfica y el avance
más lento pero constante de los invasores con un importante componente campesino.

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¿Cómo se fueron instalando estos germanos que llegan primero como guerreros, pero al mismo tiempo se
van a ir asentando como campesinos? El avance lento permitió su instalación en el territorio de acuerdo a un
modelo germano en aldeas campesinas o comunidades aldeanas, que se constituirá en un elemento típico
del feudalismo. En torno a las chozas de los campesinos, los campos de cultivo y pastoreo, con sus usos y
ordenamientos diferenciados, definiendo un nuevo orden rural.
El bosque
Campos de posesión individual (unidad familiar), generalmente
campos de cultivo, sin divisiones (campos abiertos), referenciados sus Es fundamental en esta sociedad porque
provee por un lado lo fundamental para
límites de alguna manera aunque sin las precisiones actuales. Los construir las casuchas y para hacer fuego,
campos comunales, de uso colectivo del conjunto de los aldeanos de cocinar los alimentos y protegerse del
esa comunidad y organizado por ella su aprovechamiento, son los frío, además de animales y frutos para
comer, el bosque es vital pero al mismo
prados donde se alimentan los animales, bosques, arroyos.
tiempo forma parte del paisaje, y por
otro lado genera temor porque es lo
Sobre estas aldeas y dominándolas por la violencia se va
desconocido.
imponiendo el poder de un señor. Es una nueva nobleza que
comienza a gestarse con el asentamiento de los germanos en el territorio romano, conformada por los altos
jefes germanos diferenciados del resto de los soldados y, en algunos casos, estableciendo alianzas con la
antigua aristocracia romana latifundista. Los reyes de estos nuevos reinos germanos, con débiles estructuras
políticas, constantes luchas internas y sin un ejército permanente, consolidan su poder afirmando relaciones
clientelares con el “beneficio” o distribución de grandes extensiones de tierras con sus comunidades
aldeanas a sus seguidores leales, como formas de don y contra don, a cambio de fidelidad.

Resistencia campesina La aldea campesina, (de origen germano), además de constituir la unidad de
producción y reproducción campesina, comienza a tener también otra
Sin embargo, no debemos olvidar funcionalidad. A través de la coerción (la violencia) ejercida por los nuevos
las múltiples formas de resistencia
señores de la tierra y sus ejércitos privados, convertirá al campesino en mano de
campesina, de la cual nos hablan
los cuerpos dolientes y mutilados obra gratuita y servil, en la fuente obligada al pago de tributos en especie o en
de los campesinos y la literatura. tiempos de trabajo en las tierras señoriales.
Orejas y dedos cortados, ojos
vaciados, dientes arrancados, Este no será el único control sobre los campesinos. La mayoría de los jefes
cuerpos marcados con hierro germanos se convirtieron al cristianismo. Coinciden los autores al afirmar que la
hirviente, son algunos de los
registros de una “pedagogía del Iglesia cristiana fue la única institución que permaneció de la Antigüedad
miedo”. romana.

Un alto clero dominaba desde las sedes episcopales en las ciudades y una gran cantidad de monasterios y
pequeñas parroquias se despliegan en el paisaje rural, marcando los tiempos de oración con sus
campanarios, jalonando las jornadas y el tiempo anual con las fiestas religiosas.

La parroquia rural, a pesar de tener un clero con escasa formación, impone de alguna manera a los
campesinos el poder eclesiástico y su fijación a la tierra. Junto a la parroquia aparece el cementerio y el culto
a los muertos, lo cual lleva a enraizar al campesino a la tierra. Por la coerción, la violencia de los hombres de
armas señoriales va a impedir que el campesino abandone la aldea, Carlomagno
pero también está la otra presión simbólica de la iglesia. Rey de los francos, se propuso la
reconstrucción del imperio romano
Con Carlomagno, a fines del siglo VIII y en el siglo IX, las relaciones cristiano, ahora germánico, y para ello
de don y contra don entre reyes y sus leales de la nobleza, se estrecha su alianza con el papado y es
coronado emperador por el Papa.
afirman y toman nuevo sentido en las relaciones feudo vasalláticas.
Impulsó una renovación cultural,
Aquí se encuentra el origen de instituciones fundamentales del recuperando la cultura cristiano romana,
feudalismo y del entretejido de relaciones sociales de poder entre basada en el trívium y en el quadrivium.

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Fragmentación del poder político


miembros de la nobleza laica y eclesiástica. Además del beneficio y
Propio del feudalismo, el poder se usufructo de la tierra, el señor (el rey) concedía el poder de justicia,
fragmentó y atomizó en tantos señoríos prácticamente el poder de ban (de mando) sobre ella y la inmunidad, a
como señores había, al mismo tiempo se cambio de fidelidad y participación con sus ejércitos cuantas veces se lo
extendió y generalizó la dominación de convoque. Se establecía así una estrecha relación juramentada entre el
una clase social -la nobleza laica y/o
señor que otorgaba el beneficio, el feudo (la tierra, el poder de mando y la
eclesiástica- sobre el conjunto del
inmunidad), y el vasallo que prestaba fidelidad y servicio militar. El gesto, a
campesinado. El rey no era vasallo de
través de un ritual cada vez más elaborado sellaba estas relaciones.
nadie, pero su poder en este período era
muy limitado.
La consolidación y extensión de las relaciones feudo vasalláticas a la muerte
de Carlomagno y en el marco de constantes guerras y nuevas oleadas de invasiones, al mismo tiempo que
entretejían lazos de pertenencia que anudan desde el primero al último de los nobles, condujo a la
fragmentación del poder político.

Así, la tierra, fundamento de la vida económica, es la base de la riqueza y del poder. Juega un rol fundamental
en las relaciones sociales de poder y representa la posición social de la nobleza.

El banquete

¿Cuáles eran los espacios de sociabilidad y


donde se representaba el prestigio de cada
miembro de la nobleza?
Cacería y banquete, eran las reuniones
privilegiadas. El despliegue de riqueza en la
vestimenta, en los alimentos y la etiqueta
(que la renovación y ampliación de los
intercambios comerciales posibilitó), eran
reflejo de las relaciones de poder en una
nobleza muy jerarquizada. La magnificencia
acompañaba la autoridad señorial y
fortalecía las relaciones de poder del
sistema feudal (entre los miembros de la
nobleza y con la burguesía).

Enero, Las muy ricas horas del Duque de Berry

En una sociedad en la que muy pocos saben leer, por lo tanto escasos quienes saben escribir, ¿cuáles son las
formas de representación de las relaciones sociales de poder? Además de la violencia ejercida sobre los
cuerpos, son formas de representación simbólica basadas en el gesto, en los rituales. Todo se fija y representa
a través del gesto. A través del gesto y de un ritual en el que participa la Iglesia se sellan las relaciones feudo
vasalláticas que anudan a los miembros de la nobleza; a través del gesto el campesino delimitaba su posesión,
su tierra, y en un ritual público espantaba con ramas y gritos los espíritus anteriores, fijándola en la memoria
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colectiva de la aldea.

Según el historiador Jacques Le Goff, la sociedad medieval es una sociedad de la palabra y del
gesto que se materializa en el cuerpo (Le Goff, 2005).

El cuerpo es un espacio múltiple de representaciones, sean gestuales o simbólicas,


representaciones de clase, de edad, de género, representaciones que adquieren sentido en un
tiempo determinado. En ese sentido, el cuerpo se construye en el espacio (un espacio
“impregnado” de ideologías y valores) y en el tiempo. Para Michel Foucault, “las relaciones de
poder operan en él un efecto inmediato, lo cercan, lo marcan, lo enderezan, lo torturan, lo
obligan a trabajos, a ceremonias, exigen de él signos”, estableciendo una “tecnología política
del cuerpo”.

Mediante el control de los gestos, la Iglesia gobierna el cuerpo en el espacio; a través del
calendario de prohibiciones, lo gobierna en el tiempo.

Caracterizar la concepción del cuerpo en la sociedad medieval, nos remite a la visión ideal que el cristianismo
elabora respecto del cuerpo. La Iglesia cristiana, en su representación del cuerpo social como un orden,
establecerá un lugar diferenciado a cada uno de los integrantes de ese orden. Sin embargo no se debe
confundir la Iglesia con la sociedad laica.

No pensemos que la Iglesia cristiana tenía una total


coherencia, por el contrario, estaba llena de
contradicciones. Según Patrick Boucheron,
tampoco hay un pensamiento único en la misma
Iglesia y no tuvo el monopolio de la producción
simbólica sobre todo en el mundo rural.

“La historia política y social de la Iglesia, está llena


de contradicciones en sí misma, siempre ha
habido clérigos regulares, clérigos seculares,
órdenes mendicantes, franciscanos y
dominicanos y, mirando de cerca se observa que
la situación siempre es muy compleja”
(Boucheron). La ciudad medieval, el mundo
mercantil, “la experiencia comunal”
fundamentalmente en las ciudades del norte de
Italia y las instituciones que se generan en la
ciudad medieval, entre ellas la Universidad, no
representan, no contienen un pensamiento
monopólico.

Y a pesar de esto, en el desmoronamiento y


pérdida de la “romanidad”, la Iglesia cristiana fue
el reservorio de la cultura latina (una cultura latina cristianizada) y detentó el monopolio del
conocimiento socialmente validado en instituciones educativas específicas y con sentidos
particulares. Desplazó otros saberes, considerados marginales por pertenecer al mundo de las artes
mecánicas y reguló bajo otras finalidades las conductas de los cuerpos cristianos.

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La iglesia cristiana y su ideario de totalidad. El orden tripartito

Cerca del año mil, la literatura occidental presenta a la sociedad cristiana con un esquema nuevo que
obtiene muy pronto un gran éxito. Un “pueblo triple” compone la sociedad: sacerdotes, guerreros y
campesinos. Las tres categorías son distintas y complementarias, y cada una tiene necesidad de las otras. Su
conjunto forma el cuerpo armónico de la sociedad. Este esquema aparece en la traducción libre de la obra
de Boecio De Consolatione, hecha por el rey de Inglaterra Alfredo el Grande a finales del siglo IX. El rey ha de
tener jebedmen, fyrdmen y weorcmen, «hombres de plegaria», «hombres de caballo» y «hombres de
trabajo».

El obispo Adalberón de Laón, en su poema al rey capeto Roberto el Piadoso, hacia el 1030, da una versión
elaborada de ella:

“La sociedad de los fieles no forma más que un cuerpo; pero el Estado tiene tres. Porque la otra ley, la ley
humana, distingue otras dos clases: los nobles y los siervos, efectivamente, no se rigen por el mismo
estatuto... Aquéllos son los guerreros, protectores de las iglesias; son los defensores del pueblo, lo mismo de
los grandes que de los pequeños, en fin, de todos, y aseguran a la vez su propia seguridad. La otra clase es la
de los siervos: esta desgraciada casta no posee nada si no es al precio de su trabajo.

La casa de Dios, que se cree ser una, está, por lo tanto, dividida en tres: los unos ruegan, los otros combaten y
los otros, en fin, trabajan. Los servicios proporcionados por la una son condición de las obras de las otras dos;
cada una, a su vez, se encarga de aliviar el conjunto. Así, este conjunto triple no deja de permanecer unido, y
así es como la ley ha podido triunfar y el mundo gozar de la paz”.

Sin embargo, lo que nos importa aquí es la caracterización,


que se hará clásica, de los tres estamentos de la sociedad
feudal: los que rezan, los que combaten y los que trabajan:
oratores, bellatores, laboratores.

Pero, ¿es este tema literario una buena introducción al


estudio de la sociedad medieval? ¿Qué relación mantiene
con la realidad? ¿Expresa la verdadera estructura de las
clases sociales en el occidente medieval?
Ese vocabulario es ideológico, normativo, incluso si, para
ser más eficaz, tenga que ofrecer una cierta concordancia
con las “realidades” sociales.
El término ordo, más carolingio que propiamente feudal,
pertenece al vocabulario religioso y se aplica, por lo tanto, a
una visión religiosa de la sociedad, a los clérigos y a los
laicos, a lo espiritual y a lo temporal.
La tendencia de los autores y los utilizadores del esquema
Cleric, knight, workman en Li Livres dou Sante

tripartito de la Edad Media a hacer de las tres “clases” tres “órdenes”, responde a la intención de sacralizar
esta estructura social, de hacer de ella una realidad objetiva y eterna creada y querida por Dios y de
imposibilitar cualquier género de revolución social.

Jacques Le Goff (1999) La civilización del Occidente medieval. Barcelona, Paidós. (Selección)

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