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Docente: Bachiller:
Álvarez M. Noly M. CIV-Nro. 10.261.878
Abgda. Francis Cárdenas.
Pineda María. CIV-Nro. 16.793.315
4to. Año FS-01
Convocatoria.
El Juez después de recibir las actuaciones o constituido el tribunal
mixto si fuere el caso, deberá fijar la fecha para la realización de la
audiencia oral en un lapso no menor de diez (10) días ni después de
quince (15) días hábiles (Art. 325 COPP). Además, deberá ordenar la
citación a la audiencia de todos los que deban concurrir.
La convocatoria es esencial para el desarrollo del juicio oral.
Dirección.
La principal figura dentro de todo proceso penal que imparte
disciplina y dirige el proceso en todo momento, es el Juez. Este dirigirá el
debate, ordenará la práctica de las pruebas, exigirá el cumplimiento de las
solemnidades que correspondan, moderará la discusión y resolverá los
incidentes y demás solicitudes de las partes. Impedirá que los alegatos se
desvíen hacia aspectos inadmisibles o impertinentes, pero sin coartar el
ejercicio de la acusación ni el derecho a la defensa.
El juez tiene entre otras de sus múltiples atribuciones; limitar el
tiempo del uso de la palabra a quienes intervengan durante el juicio,
fijando límites máximos igualitarios para todas las partes, o
interrumpiendo a quien haga uso manifiestamente abusivo de su facultad.
Del mismo modo ejercerá las facultades disciplinarias destinadas a
mantener el orden y decoro durante el debate y, en general, las
necesarias para garantizar su eficaz realización. Si durante el debate se
comete un delito, el tribunal ordenará la detención del autor y el
levantamiento de un acta con las indicaciones pertinentes; aquel será
puesto a disposición del funcionario o funcionaria del Ministerio Público
que corresponda, remitiéndosele copia de los antecedentes necesarios, a
fin de que se proceda a la investigación. (Art. 324 del COPP).
Declaración y Facultades del Imputado.
La declaración del imputado en esta fase, está contemplada en los
artículos 330 y 332 del Código Orgánico Procesal Penal, no es nada más
que un reflejo del derecho a ser oído que consagra la Constitución en el
artículo 26. Es importante indicar que para oír declaración el juez debe
explicar al acusado el hecho que se le atribuye y le advertirá que puede
declarar sin que le perjudique el silencio. Estas formalidades proceden del
artículo 49 constitucional, en sus numerales 1, 3 y 5, pues forman parte
del debido proceso. De la declaración del acusado se puede derivar
confesión, incluso la provocada, pues, puede ser interrogado por el
Ministerio Publico, el querellante, el defensor y el tribunal. Las
formalidades indicadas, que contiene el articulo in comento (Art. 133
COPP) son esenciales, de manera que su omisión causa nulidad del acto
de su declaración.
En cuanto a la oportunidad el artículo 330 COPP, señala que
después de las exposiciones de las partes, el juez presidente recibirá
declaración al imputado. Este puede abstenerse de declarar o hacerlo
parcialmente. El Articulo 332 ejusdem autoriza al acusado para hacer
todas las declaraciones que estime conveniente durante el curso del
debate probatorio.
Ampliación de la acusación.
El Articulo 334 del Código Orgánico Procesal Penal, es muy claro,
puesto que este señala que durante el debate y hasta antes de
concedérsele la palabra a las partes para que expongan sus
conclusiones, el Ministerio Público podrá ampliar la acusación si se trata
de nuevos hechos sobre los cuales no ha versado la imputación, ni la
acusación y el auto de apertura a juicio. Sobre esta base las partes tienen
derecho a solicitar la suspensión del juicio, para ofrecer nuevas pruebas y
preparar su defensa en tiempo razonable. El tribunal cuando se ejerza
este derecho suspenderá la audiencia y la fijara en tiempo prudencial para
que se ejerza el derecho de defensa. Esto es aplicable incluso para el
momento del debate.
Recepción de Pruebas.
El momento del juicio es cuando las partes tienen la oportunidad
procesal para disentir de la valoración de pruebas o veracidad de los
hechos y no pueden los recurrentes por vía del recurso de casación,
procurar que se analicen las incidencias propias del juicio oral,
impidiéndoseles impugnar conjuntamente las sentencias dictadas por la
Corte de Apelaciones y por el Juzgado de Juicio, ya que la procedencia
de este recurso, es solo contra fallos dictados por la alzada.
En la fase del juicio oral y público, el imputado tiene la posibilidad
de alegar lo que considere pertinente para la defensa de sus derechos,
pues esta constituye la fase más garantista del proceso penal, y el juez de
Juicio se encuentra obligado a pronunciarse en relación al mérito del
asunto sometido a su consideración.
Cabe indicar que la recepción de pruebas está tipificada en el
COPP en su artículo 336, y este establece que después de la declaración
del acusado o acusada el juez o jueza procederá a recibir la prueba en el
orden indicado en los artículos siguientes a este código, salvo que
considere necesario alterarlo. En tal sentido los expertos y los testigos
juegan un papel muy importante en este caso.
Para concluir en relación a la recepción de las pruebas, cabe
destacar que resulta claro el citado artículo 22 del COPP, al establecer
que las pruebas se apreciaran por el tribunal según la sana critica
observando las reglas de la lógica, los conocimientos científicos y las
máximas de experiencia, acoge en el proceso penal el sistema de la libre
convicción razonada.
Discusión Final y Cierre del Debate.
El Artículo 343 del COPP tipifica claramente que: Terminada la
recepción de las pruebas, el Juez o jueza concederá la palabra,
sucesivamente, a él o la Fiscal, a él o la querellante y a el defensor o
defensora, para que expongan sus conclusiones. No podrán leerse
escritos, salvo extractos de citas textuales de doctrina o de jurisprudencia
para ilustrar el criterio del tribunal, sin perjuicio de la lectura parcial de
notas para ayudar a la memoria. Si intervinieron dos o más fiscales y
querellantes o defensores, todos podrán hablar, repartiendo sus tareas
para evitar repeticiones o dilaciones.
Seguidamente, se otorgará a él o la Fiscal, a él o la querellante y al
defensor o defensora la posibilidad de replicar, para referirse sólo a las
conclusiones formuladas por la parte contraria que antes no hayan sido
discutidas. El Juez o Jueza impedirá cualquier divagación, repetición o
interrupción. En caso de manifiesto abuso de la palabra, llamará la
atención al orador u oradora, y, si éste o ésta persisten, podrá limitar el
tiempo del alegato, teniendo en cuenta la naturaleza de los hechos en el
examen, las pruebas recibidas y las cuestiones por resolver.
Si está presente la víctima y desea exponer, se le dará la palabra, aunque
no haya presentado querella.
Finalmente, el Juez o Jueza preguntará al acusado o acusada, o a
su defensor o defensora, si tiene algo más que manifestar. A continuación
declarará cerrado el debate.
SENTENCIA.
Concepto.
Se ha dicho que es “el acto decisorio de un proceso de cognición”.
Esto significa que la misma se ha formado en un proceso complejo de
conocimiento. La formación de la sentencia puede considerarse en su
aspecto externo y en su aspecto interno. En el primer caso, se refiere al
conjunto de actos que debe realizar el juzgador para elaborar la
sentencia.
En el segundo aspecto, se entiende el fenómeno psicológico que
se desarrolla en la mente de los jueces, aplicando las reglas de la lógica y
las máximas de experiencia, para realizar esa expresión de pensamiento
y de voluntad en que la sentencia consiste. Este proceso lógico pasa por
confrontar los hechos expuestos en la demanda con los que el Derecho
establece para su aplicación.
La sentencia es un proceso de interpretación de hechos, normas y
aplicación del Derecho. Tanto es un juicio lógico como una expresión de
voluntad, pero en su elaboración conciertan múltiples criterios que
demuestran su carácter complejo.
Se afirma, con razón, que la función judicial no es solamente
cognoscitiva sino también, en alguna medida, potestativa, a causa de la
discrecionalidad que siempre interviene en la interpretación de la ley, en
la violación de las pruebas, en la connotación del hecho y en la
determinación de la medida de la pena.
Motivación de la sentencia.
Se ha asignado desde el punto de vista constitucional la función de
interdictar la arbitrariedad, de manera que el poder público judicial tiene
que actuar conforme a los valores superiores establecidos en la
Constitución y acorde al ordenamiento jurídico. Además, en
correspondencia con el Estado constitucional democrático la motivación
tiene la función democrática para permitir el control de la opinión pública
de las decisiones que tome en el proceso de administración de justicia.
Desde el punto procesal, se le asignan a la motivación las
siguientes funciones: por un lado la función orgánica, pues la decisión
debe contener los elementos que permitan favorecer el control de
instancias superiores, y la función garantista para permitir que el
ciudadano conozca por que ha sido condenado y pueda fundamentar la
impugnación de la decisión. Con la motivación se pretende no tanto
obligar a la administración a exponer sus razones y comunicarlas a los
interesados, sino fundamentalmente a tenerlas y expresarlas como tales,
así pues el discurso motivatorio no puede ser otra cosa que justificativo de
una decisión.
Con el control en las instancias superiores se puede verificar la
imparcialidad. Así que el juez no solo debe ser imparcial, sino que es
preciso que la imparcialidad pueda ser verificad en cualquier decisión
concreta.
La exigencia de motivación de las sentencias judiciales tiene
sentido no solo porque la misma es presupuesto de la garantía de la
doble instancia, dado que en la práctica, si el juez no expresa
suficientemente las razones de su fallo, se privaría a la parte afectada por
el mismo, del ejercicio efectivo de los recursos que pueda haber previsto
el ordenamiento jurídico, sino también como elemento de legitimación de
la actividad jurisdiccional, puesto que los destinatarios de la misma deben
recibir de manera clara el mensaje según el cual la decisión no es el fruto
del arbitrio del funcionario judicial sino el producto de la aplicación
razonada del derecho a los hechos relevantes y debidamente acreditados
en el proceso. De este modo los jueces deben exponer suficientemente
la manera como su decisión se deriva del derecho aplicable y
corresponde a una adecuada valoración de los hechos que fueron
sometidos a su consideración.
A manera de conclusión de este epígrafe diremos que la
motivación constituye una exposición del razonamiento justificativo de las
bases en las cuales se fundamenta la decisión judicial. Tal exposición ha
de efectuarse mediante argumentos que den cuenta de la eficacia
atribuida a cada uno de los medios de prueba, del resultado de la
evaluación global, y de la elección de la hipótesis fáctica asumida como
verdadera reconstrucción de los hechos, en función del mayor grado de
confirmación lógica; todo ello como manifestación expresa de las diversas
inferencias y criterios que articulan las premisas de las cuales se parte, y
que permiten llegar a las conclusiones respectivas y en que norma
encuadran tales hechos. Esto es, la motivación debe contener tanto la
justificación interna como la justificación externa. Entendiendo por la
primera la argumentación acerca del nexo que sustenta la decisión final
sobre la base de la vinculación entre hecho y derecho, es demostrar la
subsunción del hecho dentro de la norma; la segunda, exige que el juez
desarrolle argumentos en apoyo de la elección relativa la norma que ha
considerado aplicable como regla de decisión en el caso concreto, y en
apoyo de la interpretación que ha adoptado de la misma.
Efectivamente se puede definir la motivación, desde un
punto de vista amplio, como la obligación que tiene todo juzgador de
exponer las razones y argumentos que llevan o conducen al fallo judicial,
con base en unos antecedentes de hecho y fundamentos jurídicos que lo
sustentan.
La Congruencia.
A primera impresión entenderíamos que congruencia es la razón
lógica y coherente existente entre dos o más supuestos o sujetos
concretos; sin embargo, la congruencia se define como la correlación
existente entre lo alegado por las partes y lo decidido, en este sentido
como principio obliga al juez a que lo decidido sea congruente con lo
alegado y pedido por las partes.
El principio de la congruencia tiene que ver con la relación que
debe existir entre lo alegado y probado en autos y la valoración que
realiza el juez como base de su convicción para dictar su decisión. Al
juez, le cabe decidir la Litis en los términos en que fue planteada por las
partes y con base en los medios probatorios admitidos y practicados, de
manera que no puede incurrir en extra, ultra o citra petita
El principio de congruencia procesal implica por un lado que el juez
no puede ir más allá del petitorio ni fundar su sentencia en hechos
diversos a los alegados por las partes, y por otro lado la obligación de los
jueces de examinar y pronunciarse sobre todos los puntos controvertidos
en el proceso, oportuna y regularmente desecha los extemporáneos e
irregulares indicando por que, a todos los alegatos formulados por las
partes en sus postulaciones y en sus medios impugnatorios.