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La situación del folclor en los estándares y lineamientos curriculares de la Educación

Artística en Colombia

William Thoms, arqueólogo británico del siglo XIX, legó a la humanidad una palabra que sintetiza al
conjunto de artesanías, bailes, costumbres, cuentos, leyendas, música, entre otras tradiciones
populares de una cultura: el término “folclor” o “folclore”, derivado de las palabras inglesas “folk”,
pueblo, y “lore”, saber o conocimiento, según lo afirma Pelayo García Sierra en su Diccionario
Filosófico.

A partir de ese momento el estudio del folclor ha ido cobrando importancia, ya que todo ese
acervo de tradiciones populares es un factor de unión e identidad en los pueblos y culturas. Por
ejemplo, ¿qué tolimense no se siente orgulloso de serlo al comer tamal o lechona, que son los
patos más representativos de la cultura del Tolima?; sin embargo, el origen de estas comidas se
remonta a la Colonia, por lo que debe resaltarse que lo que representa hoy gastronómicamente al
Tolima, es producto del mestizaje; es un folclor mestizo. Ese mismo sentimiento de amor por la
tierra le sucedería a un antioqueño con la bandeja paisa, o a un payanés con un tamal de pipián.
¿Qué tolimense no va a sentir el sanjuanero en sus venas al escucharlo en las fiestas de san Juan?,
con seguridad que todos, ya que este ritmo apareció desde las primeras festividades de junio,
acaecidas aproximadamente en el año 1600, como fruto de la mezcla de ritmos indígenas y
españoles, es decir, más de 400 años de tradición musical y danzaria.

Surge entonces la pregunta: ¿no tiene el campo educativo la responsabilidad de resguardar las
tradiciones, fomentarlas, y crearle amor a los educandos por ellas? Los lineamientos y estándares
curriculares de Educación Artística reconocen que en el país no hay una oferta educativa que
incorpore las tradiciones populares propias de las distintas regiones: “En general, en el país no hay
una oferta educativa que recoja otras modalidades de expresiones artísticas propias de la cultura
regional, en busca de la recuperación de (…) su tradición oral, su historia, sus ritos, mitos y
leyendas, fiestas, celebraciones, la culinaria, y los carnavales como medios de reconocimiento y
recreación cultural”. Así, hacen un llamado urgente a hacer diagnósticos sobre el tema, como
encuestas sobre conocimiento de tradiciones entre los jóvenes, o estudios que determinen qué
tanto se abarca el tema del folclor en los proyectos educativos de las instituciones.

Este mismo texto destaca la labor de distintas entidades (curiosamente en su mayoría privadas)
que ejercen un trabajo sobresaliente en el campo de las artes. Pero la palabra “folclor” solo se
nombra una vez, al resaltar el nombre del Patronato Colombiano de Artes y Oficios, entidad que
incentiva la investigación sobre el folclor del país.

Los lineamientos y estándares reconocen a los ritmos folclóricos como elementos fundamentales
para el desarrollo de la formación musical, especialmente en el campo de la expresión corporal. Al
sumar estos elementos se produce el arte de la danza, la cual debe ser ampliamente conocida por
los músicos, ya que estas dos ramas del arte (música y danza), aunque diferenciadas, tienen
muchos elementos en común, según la profesora de danza María Dolores Moreno: el ritmo, el
compás, el tempo y los matices.
De lo anterior, se puede concluir que el folclor es visto como “medio” para aprender música y
danza, pero jamás es un objetivo o fin de estudio. No ocurre lo mismo con el uso de instrumentos
folclóricos, a los cuales apunta la formación artística de los lineamientos, lo que es digno de
aplauso porque de esa forma se preserva la cultura local ante el bombardeo de géneros y ritmos
de otros lugares.

Los conocimientos sobre el folclor y la música folclórica deben dejar de ser un simple medio para
educar musicalmente. Es necesario ver el conocimiento de nuestras tradiciones como un fin de
suma importancia, con el propósito de crear amor y sentido de pertenencia por las tradiciones de
nuestra cultura colombiana, y evitar que desaparezcan, generando una grave crisis de identidad
nacional, que ya hemos empezado a vivir.

ÓSCAR ANDRÉS TORRES ÁVILA

Cód. 5220131009

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