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18. Más allá de Fernando Sor, en el artículo también se nos dice que Segura estaba
transcribiendo para 12 guitarras la marcha que compuso al general Páez, lo que nos hace
suponer que contaba, cuando menos, con once guitarristas, además de él, para interpretar la
obra que, en efecto, está escrita para doce instrumentos melódicos más tímpani.
19. El artículo igualmente nos reporta que Segura se dedicaría a la enseñanza de la
guitarra, (20 y 21) cosa que se reitera en dos artículos aparecidos en El venezolano de aquel
año de 1843.
22. También hay que decir que las clases de guitarra de Segura tuvieron una suerte de
relación con el Colegio Concepción, pues en un aviso relacionado con los exámenes finales
de esa institución, se dice que las “Sritas. Ana Baralt, Margarita Sánderson y Benigna
Palacio, dirigidas por el profesor Sr. Toribio Segura, ejecutaron una pieza en la guitarra”
(El venezolano, 30 de marzo de 1844, f. 1v.).
23. El último aviso hasta ahora encontrado, relacionado con Segura y con la
enseñanza de la guitarra, se llama “Escuela musical” y apareció en el periódico El liberal
del 20 de noviembre de 1847. Es el mismo que hace dudar al Dr. Alejandro Bruzual sobre
el papel de Toribio Segura como docente de guitarra, debido a los problemas de salud que
se mencionan en el artículo (Bruzual, 2012, p. 329); pero a nosotros más bien nos hace
pensar que, aún en las circunstancias más difíciles de su vida en Caracas, Segura se
mantuvo dispuesto promoverse como profesor del instrumento.
Segura vivió en la ciudad hasta 1850 y es perfectamente posible que hasta entonces se
siguiera dando clases de guitarra.
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A esta “confesión de parte” –que el lector puede concebir como algo fantasiosa- tendremos que agregar
que Segura debió llegar a la casa de Sor cuando ya era violinista, y también debe decirse que el fenómeno de
violinistas venidos a guitarristas fue bastante común a principios del siglo XIX1. En este sentido debe saberse
que hicieron también ambivalente carrera musical figuras eximias y contemporáneas a nuestro personaje
(ya en el violín, ya en la guitarra), tales como: Nicoló Paganini (1782-1840), Francesco Molino (1768-1847),
Fernando Carulli (1770-1841), Muro Giuliani (1781-1829) y Luigi Legnani (1790-1877). En todo caso, y para el
momento en que Toribio Segura se promueve como profesor de guitarra en la prensa venezolana, ya habían
pasado más de 25 años de su salida de Europa (recuérdese que llegó a Cuba en 1816), por lo que no le faltó
tiempo para perfeccionarse en la interpretación del instrumento
24. Otra vez el Nuevo método de guitarra o lira…:
Lo dicho aquí sobre Toribio Segura, nos impone que volvamos a hacer referencia a
algo que describimos hace ya 21 años sobre un método de guitarra que se encuentra en la
sección de libros antiguos de la “Biblioteca Nacional de Venezuela. Este libro fue editado
en la ciudad de Caracas aproximadamente en la cuarta década del siglo XIX, según estima
el personal de la mencionada institución” (Quintana, 1994, p. 277). El texto fue publicado
por la imprenta de Tomás Antero, la misma imprenta que publicó las canciones periódicas
de Segura en 1838.
25. Dado que el texto acusa como autor un pseudónimo, el Caballero de ***, nosotros
en aquel entonces, abrimos la hipotética posibilidad de que el autor fuera Toribio Segura.
26. Nos animó a esa idea:
[…] no solo el hecho de que Segura haya sido guitarrista, sino que además
hubiese tenido buenas relaciones con Tomás Antero, haya sido conocido
músico de la época, y haya sido extranjero (el autor de nuestro método debió
tener mucho conocimiento de cómo se organizaban los métodos de guitarra de
la época)” (Quintana, 1994, p. 300).
27. Eso lo hicimos, incluso de forma reiterada en nuestro artículo, razón por la que no
podemos comprender el que el Dr. Alejandro Bruzual (28) haya sostenido por más de doc
años que nosotros partimos de la “hipótesis de un posible autor venezolano” (Bruzual,
2000, pp 428-429; 2005, P. 40; 2012, P. 32). 29. Esto ha sido muy lamentable, pues ha
llevado a que un reconocido musicólogo, como el actual Presidente de la IASPM-AL, el
Dr, Julio Mendívil, se haya hecho eco de la misma falsa idea (2013, p. 3).
30. También fuimos nosotros los primeros en hacer notar las insólitas similitudes
entre el método venezolano y aquellos otros de los hermanos Meissonnier (Quintana, 1994,
p. 305; y 1998, p. 200), (31) cosa que el Dr. Bruzual nunca ha reconocido en sus escritos
sobre el asunto, a pesar de que ha dedicado varias páginas en suponer que el método
caraqueño es una “traducción libre” de aquel otro de Jean Racine Meissonier (Bruzual,
2012, p. 29).
32. Afortunadamente, hoy contamos con una copia digital de aquel método francés de
1823 -el mismo que Bruzual da por perdido (p. 29)-, lo que nos permitió hacer un cotejo
exacto del contenido de ambos métodos. Al respecto podemos decir con toda seguridad que
el método caraqueño (teniendo muchas piezas en común con el francés), no es, en modo
alguno una traducción libre del de Jaen Racine Meissonier (1823). 33. El hecho más
evidente que ilustra esta afirmación, es que nuestro método contiene partes (teóricas y
prácticas) que no tiene el francés. 34. Admitida, sin embargo, la posibilidad de la
traducción parcial de algunas secciones del método francés, el nombre de Toribio Segura
también debe contar como posible traductor, (34) pues las fuentes de la época igualmente
nos revelan que él ejercitó ese oficio. (35) Como cosa curiosa, el método del francés, que es
también una compilación de muchos otros autores, cuenta entre sus piececitas con una
atribuida a un tal Ségura. ¿Será alguna de aquellas piezas para guitarra que Segura dijo
haber publicado en París?