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Conceptos de la sexualidad:
Sexualidad: Es la dimensión fundamental del hecho de ser un ser humano: Basada en el sexo, incluye al género,
las identidades de sexo y género, la orientación sexual, el erotismo, la vinculación afectiva y el amor, y la
reproducción. Se experimenta o se expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes,
valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. Es el resultado de la interacción de factores biológicos,
psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o espirituales. En resumen, la sexualidad se
practica y se expresa en todo lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos.
Sexo: Es el conjunto de características biológicas que definen el espectro de humanos como hembras y machos.
Género: es la suma de valores, actitudes, papeles, prácticas o características culturales basadas en el sexo.
Refleja y perpetúa las relaciones particulares de poder entre el hombre y la mujer.
Los seres humanos somos seres sexuados
El impulso sexual: El impulso sexual que va dirigido tanto al placer sexual inmediato, como a la
procreación.
Relaciones sociales: En la vida diaria, la sexualidad cumple un papel muy importante, ya que, desde
el punto de vista emocional, afectivo y social, va mucho más allá de la finalidad reproductiva y
compromete la vida de pareja, de familia, y los lazos afectivos interpersonales.
ATENCIÓN INTEGRAL A VÍCTIMAS
La violencia sexual, en todas sus manifestaciones, constituye una de las más graves afectaciones a
los derechos fundamentales de las personas, atentando particularmente contra los derechos a la vida,
la libertad, la seguridad, la integridad física y psicológica, la libre expresión y libertad de circulación y
el libre desarrollo de la personalidad, dificultando el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos
y que se alcancen estándares deseables de salud física y mental. La violencia sexual se ha
posicionado progresivamente como un tema de gran interés para el país por lo cual su abordaje ha
avanzado en torno a la necesidad de brindar respuestas integrales a las personas que la sufren. Para
el sector salud la violencia sexual ha sido reconocida como una problemática en salud pública que se
presenta con enorme frecuencia y que presenta serías afectaciones para la salud física y mental de
quienes la padecen.
Retomando la definición de la Organización Mundial de la Salud, se entiende la violencia sexual como
“todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios, insinuaciones sexuales no
deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una
persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de ésta con la víctima,
en cualquier ámbito, incluidos en hogar, y el lugar de trabajo”. Se constituye además en un acto
deliberado, consciente, intencional, y racional; claramente instrumental y orientado a la consecución de
unas metas a corto plazo que son deseadas por el sujeto agresor, sin tomar en cuenta las necesidades o
derechos de quién es agredido.
Al igual que otras formas de violencia, la violencia sexual pone en escena una serie de asimetrías de
poder propias de una determinada estructura social, en medio de la cual es posible que unos individuos
situados en una posición privilegiada efectúen ejercicios de poder y control sobre otros sujetos en
desventaja, quienes ven transgredidos sus derechos y se ven enfrentados a asumir obstáculos
potenciales para su desarrollo en virtud del ejercicio violento impuesto en su contra.
De acuerdo con la OMS, la violencia
sexual se produce en el marco de
relaciones ecológicas entre distintos
niveles de la realidad social
(macrosocial – mesosocial-
microsocial), y se expresa
transversalmente a lo largo del
continuo de la violencia de tipo
interpersonal y colectiva; aunque la
tipología de la OMS en su “Informe
Mundial sobre la Violencia y la Salud”
no lo expresa de manera explícita, la
violencia sexual también se ha
relacionado con la violencia
autoinflingida y la violencia homicida:
VIOLENCIA – TIPOS DE VIOLENCIA
¿Qué es la violencia?
Resumiendo, la violencia es la utilización de la fuerza física o del poder contra uno mismo o contra otros,
de modo que este acto cause daños físicos, daños psicológicos o privaciones. Esto significa que
violencia es la utilización de las agresiones físicas para perjudicar a alguien, pero también el uso del
poder, algo más abstracto, para causar daños o limitar significativamente las opciones que se le
plantean a una persona.
Los elementos claves son la existencia de una estrategia y una serie de acciones que tienen como
consecuencia que alguien salga perjudicado, y que una de las intenciones principales que hay detrás de
esta conducta sea causar daño o atentar contra la integridad física o psicológica de alguien. Es decir,
que las intenciones de dañar a alguien son un factor imprescindible para que se pueda hablar de tipos
de violencia.
De lo anterior se desprende que el concepto de violencia es algo realmente muy abierto. Es por eso que
podemos hablar, también, acerca de los tipos de violencia y cómo identificarlos.
LOS DIFERENTES TIPOS DE VIOLENCIA
No existe un único criterio para clasificar
los tipos de violencia, sino varios. Los más
comunes suelen partir de dos factores: el
modo en el que se ejerce la violencia y el
sujeto o sujetos que la ejercen. Estos dos
factores son los que estructuran la
clasificación de los tipos de violencia.
CLASES DE VIOLENCIA SEGÚN EL TIPO DE
AGENTE
1. Violencia autoinfligida
Esta es una de las clases de violencia más estigmatizadas que existen, ya que en ellas es la propia
persona la que se daña a sí misma, algo que es muy difícil de comprender desde el punto de vista del
resto de la gente. En la violencia autoinfligida la persona se puede realizar cortes en brazos o piernas, se
puede humillar públicamente, se puede golpear la cabeza contra superficies duras de manera repetida,
etc.
Es frecuente que las personas que llevan a cabo este tipo de violencia estén pasando por situaciones
altamente estresantes, presenten un trastorno de personalidad (muchas veces, el Trastorno Límite de la
Personalidad) o ambas. También es posible que la violencia autoinfligida termine desembocando en un
suicidio o, mejor dicho, que sea uno de los síntomas de una dinámica comportamental, cognitiva y
emocional que desemboca en el suicidio. Las heridas que alguien se ha infligido anteriormente no son en
sí mismas la causa de que decida quitarse la vida.
El eterno debate es que hay muchas cosas cuestionables acerca del concepto de violencia autoinfligida, ya
que poner todo el énfasis de la violencia sobre el individuo puede no ser lo más indicado si su conducta es la
consecuencia de la violencia que otros ejercen contra ella. Es por eso que, cuando hablamos de violencia
autoinfligida, debemos tener en cuenta que detrás de ella pueden existir otros agentes que desconocemos y
que son la causa de este tipo de violencia.
2. Violencia interpersonal
Este es el tipo de violencia en la que un individuo agrede a otro. En esta categoría podemos encontrar la
violencia doméstica, el bullying, los casos específicos de atraco con violencia, etc.
Aunque en la violencia interpersonal el causante sea un individuo (o un grupo reducido de ellos), es posible
que este tipo de agresiones tengan parte de su explicación en fenómenos sociales. Por ejemplo, el
consumo de drogas o la pobreza son factores muy ligados a la conflictividad.
3. Violencia colectiva
A diferencia de lo que ocurre en los tipos de violencia que hemos visto, en esta la agresión es de
carácter colectivo, de un grupo o comunidad contra otro colectivo. Las motivaciones de la violencia
colectiva suele ser políticas, económicas, o ideológico-religiosas.
Se trata de uno de los tipos de violencia más perjudiciales, porque sus efectos negativos se pueden
hacer notar en muchas facetas de la vida y, como involucra a mucha gente, es fácil que vaya
degenerando hasta conducir a heridos y en ocasiones a muertos. Por ejemplo, la misma violencia que
hace que algunas minorías sean vistas con desprecio por gran parte de la población suele contribuir a la
aparición de agresiones físicas e incluso asesinatos.
Las situaciones que favorecen la aparición de la violencia colectiva son fenómenos políticos, jurídicos y
sociales, como la presencia de integrismo religioso, la discriminación sistemática de minorías, los
déficits democráticos por parte de un estado, el monopolio de ciertos recursos valiosos por parte de un
grupo relativamente reducido de personas, o las grandes desigualdades sociales y económicas.
TIPOS DE VIOLENCIA SEGÚN LA
NATURALEZA DEL ACTO
También se puede distinguir entre tipos de violencia atendiendo al modo en el que se intenta dañar o
perjudicar, es decir, observando la naturaleza y el contenido de la agresión. Dentro de esta categoría,
existen las siguientes clases:
4. Violencia física
Este es quizás el tipo de violencia más típico y fácil de imaginar, ya que es muy visual y fácil de
identificar. En él, alguien hace algo para dañar el cuerpo de otra persona, produciendo el dolor y el
sufrimiento de alguien. En ocasiones, puede conducir a la muerte.
La violencia física, además, acostumbra a dejar unas marcas que el personal médico cualificado puede
identificar: arañazos, heridas, morados, etc.
5. Violencia verbal
6. Violencia sexual
En la violencia sexual se dan comportamientos y tipos de contacto físico que denigran a alguien a
través de la apelación de su dimensión sexual. Cuando se manifiesta a través de violaciones, se da de la
mano de la violencia física, aunque hay que señalar que en estas el componente sexual no es un simple
complemento, sino que adopta una forma de violencia que consiste en intentar dañar psicológicamente a la
otra persona.
7. Violencia económica
Se trata de un tipo de violencia en la que se daña la capacidad de una o varias personas para
utilizar el dinero que ganan. El robo y la utilización indebida de cuentas bancarias entran dentro de
esta categoría, así como los engaños para que se realicen inversiones que resultan ser una estafa.
8. Negligencia
La negligencia es un tipo de violencia que se da por omisión, ya que en ella la agresión consiste en
no realizar unas acciones a las que se está obligado para garantizar el bienestar mínimo del resto. Por
ejemplo, un médico que se niega a atender a alguien herido por un enfrentamiento personal con este
está cometiendo una negligencia.
9. Violencia religiosa
En este tipo de violencia, las agresiones forman parte del marco de referencia de una cultura y
están relacionadas con los signos de identidad cultural de una cultura concreta. Por ejemplo, la
normalización de las violaciones en conflictos armados o la ablación de los genitales femeninos son
ejemplos de violencia cultural.
11. Ciberbullying
En el Ciberbullying es frecuente que se utilice Internet y las redes sociales para publicar
información acerca de una persona o grupo de personas con el afán de ridiculizar o humillar. Es uno
de los tipos de violencia cuyo alcance es difícil de precisar, porque el número de personas
potencialmente capaces de ver este tipo de contenidos estigmatizantes es muy elevado.
MALTRATO Y TIPOS DE MALTRATO
Lo primero que vamos a hacer es determinar el origen etimológico del término maltrato que
ahora nos ocupa. Al hacerlo descubrimos que se trata de una palabra que emana del latín,
ya que está conformada por la suma de tres partes latinas: male, que es sinónimo de “mal”;
el verbo tratare, que se puede traducir como “tratar”; y el sufijo –tro, que es equivalente a
“recibir la acción”.
Cuando el maltrato es cotidiano, en cambio, resulta mucho más grave, ya que puede dejar marcas físicas y
psicológicas en la víctima. El maltrato infantil o la violencia de género que se produce en el seno de
una familia es un problema social muy importante que incluso ocasiona numerosas víctimas fatales. Por lo
general, aunque no de manera excluyente, el maltratador suele ser el hombre de la casa, quien hace uso
y abuso de su fuerza física contra la mujer y los niños.
TIPOS DE MALTRATO INFANTIL
A. MALTRATO FÍSICO:
La negligencia se define como “aquella situación en la que las necesidades básicas del/a menor no son
cubiertas, no son atendidas temporal o permanentemente por ningún miembro adulto del grupo con el que
convive.
Tales necesidades básicas hacen referencia a las siguientes áreas:
•Alimentación.
•Vestimenta.
•Higiene.
•Cuidados médicos.
•Supervisión y vigilancia.
•Condiciones higiénicas y seguridad en el hogar.
•Área educativa.
•Protección ante agresiones internas.
El máximo grado de negligencia es el abandono, situación en la que el padre/madre o tutor/a legal o
persona responsable del bienestar del menor, aun teniendo la posibilidad de ejercerlas, rechaza total o
deliberadamente las obligaciones parentales. (Ejemplos de abandono serían dejar al niño en una puerta o
dejar a un niño sin intención aparente de volver.)
C. MALTRATO EMOCIONAL.
Situación en la que se atenta contra las necesidades psicológicas del niño o de la niña, particularmente
las que tienen que ver con las relaciones interpersonales y con la autoestima.
El maltrato emocional se define como “hostilidad verbal crónica en forma de insulto, burla, desprecio,
crítica o amenaza de abandono; constante bloqueo de las iniciativas de interacción infantiles (desde la
evitación hasta el encierro o confinamiento) por parte de cualquier miembro adulto del grupo familiar”.
•Rechazar o no aceptar las iniciativas de interacción del niño/a, excluirlo de actividades familiares,
expresarle una valoración negativa de sí mismo e impedirle evolucionar cara una mayor autonomía e
independencia.
•Aterrorizar: amenazar al niño/a con un castigo externo y concreto o vago pero siniestro, provocarle un
miedo intenso, de amenaza impredecible, o mantener expectativas irrealizables y castigarlo por no
conseguirlas.
•Aislar: privar al niño/a de las oportunidades para establecer relaciones sociales.
D. ABANDONO EMOCIONAL.
Cuando estas acciones se realizan con el fin de obtener dinero o bienes, se conoce como Explotación
Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes (ESCNNA).
CONCEPTOS BÁSICOS Y MITOS DE LA
VIOLENCIA DE GÉNERO Y SEXUAL.
La violencia de género en Colombia se presenta como un caso particular debido a la multitud de factores sociales e
históricos que la sustentan. Nos proponemos dar una visión general de la situación de la mujer colombiana en materia
de violencia de género, dando claridad a los problemas reales que sufren día a día dentro del contexto particular que
presenta este país, haciendo principal hincapié en el concepto “violencia de género”, sus alcances y limitaciones para
resolver problemas en el futuro.
Colombia no deja de ser un país en donde las mujeres sufren violencia, y al igual que muchos otros países, las
mujeres se encuentran en una situación desfavorable tanto desde el punto de vista jurídico, civil y social.
Pero no solo es eso, la violencia de género en Colombia presenta características especiales ya que la situación social
de las mujeres es desfavorable desde varios puntos de vista. Uno de ellos es la marcada tendencia idiosincrática
colectiva hacia la definición de roles masculinos y femeninos. La situación socioeconómica de las mujeres
colombianas, es otro de ellos, no solo soporta altos niveles de violencia y discriminación laboral, sino que altos niveles
de pobreza que la llevan cada día a la exclusión social.
Una de las particularidades de este conflicto, son
los controles sobre la conducta de la mujer que
imponen los diversos actores del conflicto, que
afectan principalmente a las mujeres. Estos
“códigos de conducta” con un evidente enfoque
patriarcal, restringen la libertad y la autonomía de
la mujeres a la hora de elegir como vestirse,
elegir pareja y ejercer su vida sexual y
reproductiva. Si estos parámetros no son
cumplidos las mujeres son expuestas a
sanciones crueles y corren el riesgo de ser
acusadas de colaboración con el bando
adversario. Siendo de gran gravedad la
imposición de estas normas dentro de
comunidades indígenas o afrodescendientes ya
que corrompe su sistema cultural.
MITOS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO Y SEXUAL.
Mito 1: Las víctimas de la violencia de género son indefensas.
Las personas que sufren violencia de género son a menudo representadas en los medios de comunicación como frágiles,
débiles y angustiados. De hecho, esta expectativa de impotencia es perjudicial para los supervivientes.
Las personas que soportan la violencia reaccionan de una infinita variedad de maneras. Algunas están enfadadas, otras
tristes. Algunas no expresan una reacción externa evidente. Suposiciones erróneas sobre cómo se supone que las
supervivientes actúan conducen a la gente a dudar de los relatos verídicos de la violencia que han sufrido.
UNFPA considera que los que soportan la violencia de género son supervivientes y no víctimas, capaces no sólo de
recuperación, sino también de acción y de liderazgo.
Los supervivientes de la violencia de género pueden y deben estar facultados para actuar. Los supervivientes están mejor
posicionados para articular sus necesidades y explicar los retos a los que se enfrentan, que pueden incluir el estigma, la
falta de servicios judiciales, el acceso deficiente a la atención médica o la falta de ingresos para acceder a los servicios
que necesitan.
Si se hacen bien, los programas pueden ayudar a las mujeres a encontrar protección contra la violencia, exigir la
aplicación de la ley y adquirir las habilidades necesarias para mantenerse a sí mismas y a sus familias.
A menudo se cree que se requieren pruebas antes de que los proveedores de ayuda humanitaria puedan
tomar medidas o comprometer fondos para abordar la violencia de género. De hecho, la explotación sexual, la
violencia de pareja y otras formas de abuso son una amenaza conocida en todas las situaciones de
emergencia.
Incluso en tiempos de paz, la recolección de pruebas es un reto porque la vergüenza, la intimidación y el
miedo mantienen a los supervivientes en silencio, y porque los informes de abuso son rutinariamente
cuestionados o eliminados.
En un contexto de crisis, estas condiciones son aún más pronunciadas.
Pero sabemos que el desplazamiento y la ruptura de los sistemas de protección agravan el riesgo de
violencia. La violación y otras formas de violencia sexual se han documentado como tácticas de guerra en
todos los conflictos recientes.
Nadie duda cuando los cooperantes preparan comida, tiendas de campaña o suministros médicos antes de un
tifón, esperando que estos suministros salven vidas. La misma lógica debería aplicarse a los programas que
previenen y abordan la violencia de género. No es ético esperar la prueba del abuso a gran escala; la acción
debe tener lugar en los momentos más tempranos de una respuesta de crisis
Mito 4: Abordar la violencia de género significa imponer ideas y valores a otras culturas.
La violencia de género existe en todos los países, culturas y comunidades. Es el abuso de derechos
humanos más extendido, pero menos divulgado en el mundo, que afecta a un 35 por ciento estimado de
mujeres. Los hombres y los niños también experimentan violencia de género. Esto es cierto en todas
partes.
Esta violencia es casi universalmente reconocida como inaceptable e incorrecta. La mayoría de los actos
de violencia de género -aunque no todos- están prohibidos por los gobiernos de todo el mundo. Una amplia
gama de instrumentos y convenciones internacionales también reconocen la violencia basada en el género
como una violación de los derechos humanos.
Los gobiernos nacionales son responsables de proteger a sus ciudadanos de la violencia de género
relacionada con el conflicto. UNFPA colabora con gobiernos y funcionarios locales para apoyar la
respuesta y la prevención. Por ejemplo, UNFPA capacita a oficiales de policía, abogados y jueces para que
apliquen las leyes nacionales.
Mito 5: Sólo los expertos pueden abordar la violencia sexual.
El EBDH está basado en los valores, principios y normas universales, propios de la dignidad de la persona
humana, que se refieren a la vida, libertad, igualdad, seguridad, participación política, bienestar social y
cualquier otro aspecto ligado al desarrollo integral de la persona, y que se sustentan en los derechos
humanos. La incorporación de los derechos humanos en el ámbito de la cooperación para el desarrollo ha
ido paralelo al propio desarrollo de los propios derechos, así como a cambios sustanciales en las formas de
entender y de trabajar en cooperación. Antes de la década de los 90, los derechos humanos sólo se
consideraban en las organizaciones de derechos humanos, dedicadas sobre todo a la defensa y protección
de los derechos civiles y políticos, mientras que las organizaciones de desarrollo estaban más centradas en
el trabajo asociado a cubrir necesidades humanas que solo más adelante se relacionarían con los
derechos económicos, sociales y culturales. La incorporación del EBDH en España no ha seguido un
camino claro y todavía le queda largo trecho por recorrer. Aunque se han dado los primeros pasos, con su
incorporación en el III Plan Director de la Cooperación y en la práctica a través de los formularios de
subvenciones de algunas agencias de cooperación, no debemos perder de vista la importancia de la forma
en que se realizan los procesos. Los distintos actores de cooperación deben ser conscientes de las
implicaciones de toda aplicación del EBDH y de la formación y capacitación necesarias para que se aplique
de manera real y no quede plasmado solamente en la presentación de un formulario.
Un desarrollo basado en este enfoque, pretende transformar las relaciones de poder que existen, corregir las
desigualdades, las prácticas discriminatorias y el injusto reparto de poder, por ser estos los principales
problemas que obstaculizan el desarrollo. Por tanto, y viendo el EBDH de forma operativa, entendemos que:
• El objetivo del desarrollo es la plena realización de los derechos de las personas.
• Los principios y los valores son las vías para conseguir estos objetivos:
• » Principios: Universalidad, Indivisibilidad, Interdependencia, Igualdad y no discriminación, Participación,
Inalienabilidad, Rendición de Cuentas... » Valores: Dignidad, Libertad, Igualdad, Solidaridad, Seguridad,
Justicia…