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1.

1 LOS GOBIERNOS POST CARDENISTAS Y LA CONSOLIDACIÓN


DEL CAPITALISMO EN LA AGRICULTURA.

La serie de reformas que suceden durante el período 1934-40 que dura el mandato
del General Lázaro Cárdenas, que forman parte de su proyecto político son, no sólo
necesarias, sino ineludibles e inaplazables, ya que la situación que se vivía
amenazaba con un estallido social y a la vez, por otro lado, frenaba el desarrollo del
país, en particular. De esta forma, el fin fundamental del proyecto cardenista, se
resume a la creación de las condiciones tanto sociales como económicas que
permitirán garantizar la acumulación del capital, lo cual significaba, reformular las
bases sobre las que se deben las relaciones de producción.
El proyecto reformista de Cárdenas, no fue aceptado en principio por la burguesía
nacional y en menor medida por la extranjera. Ya que beneficiaba a la amplia capa
de masas populares, también necesitó de estás para ser llevado a cabo, sólo porque
de otra forma, no hubiese sido posible. Esto es así, porque dicho proyecto, se
proponía concretizar las tareas que la revolución dejará inconclusas.
Bajo una política populista, Cárdenas logra llevar a cabo, acciones antiimperialistas
que permitirán recobrar, para el país, renglones productivos que servirán más tarde
de apoyo a la industrialización del país, como el petróleo. Además, logra conducir
el movimiento obrero y campesino para reformular las relaciones obrero-patronales,
esto es, modificar la forma en que se pacta la venta de la fuerza de trabajo; que fue
uno de los fines del proyecto cardenista, la reformulación de las condiciones en la
que se pacta la venta de la fuerza de trabajo a la vez que da un gran paso en la
reforma agraria. Son precisamente las bases populistas y la retórica socializante del
gobierno de Cárdenas,
La idea de Cárdenas era equilibrar la posición de los factores productivos las que
confunden a la burguesía de ese tiempo y la hacen temer al proyecto reformista,
llegando a ver, incluso, en él un ataque a la propiedad privada, sólo porque a corto
plazo afectaría seriamente a intereses de la burguesía monopolista aliada al capital
extranjero. Sin ver, que ello es necesario para sentar las bases de una nueva forma
de organización económica y social dentro de los marcos capitalistas.
Dos aspectos, dignos de mencionarse, fue que la burguesía se encontraba
débilmente formada como para tomar el poder político; a la vez que en el seno de
las masas populares existe una gran agitación, pero priva la desorganización, hecho
por el cual no pueden imponer su fuerza política y de esta forma, mejorar sus
condiciones de vida material. Surge de aquí, entonces, una superestructura política
e ideológica que a la vez que legítima y garantiza la reproducción de la explotación
capitalista, atrae a las masas explotadas haciéndoles uno de sus elementos
constitutivos con el fin de cumplir con sus reivindicaciones; y por este medio lograr
su control, para así dirigir su potencial política dentro de las causas de expresión de
un Estado burgués. Cárdenas de organizó a las masas populares en sindicatos para
más tarde incluirlos dentro de un partido político. Así, de ser una forma de
organización popular para ganar posiciones en la lucha de clases, el sindicato,
deviene en una institución que será el elemento mediante el cual el estado, se
servirá para controlar, manipular y mediatizar el movimiento obrero y campesino.
Su proyecto político buscaba una mayor participación política de las masas, con el
fin de lograr un reacomodo de las fuerzas político-económicas, en general y de las
relaciones de producción en particular, para así, instaurar un nuevo patrón de
relaciones de producción capitalistas más racional, y que respondiera a las
necesidades de modernización del aparato productivo y de la acumulación de
capital, lo cual era posible, sólo si los trabajadores luchaban por ello, dentro de los
marcos abiertos por el Estado. En este sentido, un mecanismo que servirá para este
fin, será la huelga. En este sentido, el gobierno no estaría bloqueando el capitalismo,
por el contrario, modifica las condiciones jurídico políticas de las relaciones de
producción para su mejor funcionamiento y expansión, el proyecto Cárdenista no
hubiese sido posible de no haber existido una gran agitación social que facilitó el
encauzamiento hacia el corporativismo; una relativa debilidad de la burguesía que
permitió ampliar las concesiones a las masas populares y una participación en la
vida interna del país, por parte del imperialismo, disminuida por las pugnas ínter
imperialistas y condiciones de alguna manera por preludio de la guerra mundial.
Cárdenas, aprobó la contratación colectiva, el salario mínimo; le dio vigencia a la
Ley Federal del Trabajo, promulgada desde 1931; permitió las huelgas a gran escala
y satisfizo las demandas de los obreros y campesinos; apoyó el derecho de los
trabajadores y del Estado de tomar las fábricas donde la maquinaria productiva
estuviese inactiva o donde los propietarios desobedecieran las leyes laborales;
promovió la reforma agraria y repartió más tierras que ninguno de sus predecesores
desde la revolución de 1910.
En el campo de lo social, apoyo la agricultura y la industria; creando a la vez un
campo propicio para la inversión privada, apoyándose así, la organización y la
producción también se vio materializada en el terreno económico, con una mayor
participación e intervención de éste, tanto directa como indirectamente; obligado,
sobre todo, por la necesidad de reactivar la economía, deprimida por la crisis de
1929, fomentando el desarrollo del país en su conjunto. Los principales mecanismos
utilizados para este fin fueron la manipulación del gasto público y la creación de
instituciones económicas que fundamentarían el sistema financiero del país. Así,
para 1937 la participación del gasto público reorientado al área económica
representa el 42% del gasto federal total, lo cual contrasta con un 23% que
representaba en 1929. De igual manera, tenemos, en esta etapa, la creación del
Banco Nacional y el de Comercio Exterior; así como el fortalecimiento del Banco de
Crédito Agrícola y la Nacional Financiera, que se convirtió en el principal apoyo a la
producción industrial. Un fenómeno característico del período fue el fortalecimiento
del mercado interno. Gracias a él, pudo darse una notable expansión industrial.
Dicho fortalecimiento se debe principalmente a la mejora en las condiciones de vida
material de los trabajadores asalariados; a la repartición de tierras que permitió una
generación mayor de ingreso en el campo y por tanto amplió la demanda; la misma
expansión de los demás sectores crea condiciones más adecuadas para la
canalización de la oferta de productos, tanto agrícolas como industriales, sobre todo
notable, en los servicios públicos y en el sector gubernamental (ambos sectores,
absorbían casi el 50% del ingreso nacional en 1940) .
Es bien cierto, que la modernización y el empuje que adquiere en este periodo, dicho
sector, servirá para fundamentar el desarrollo industrial del país en el período
inmediato posterior. Esto, porque incrementa el suministro de materias primas para
la industria, al mismo tiempo que expande la oferta de productos alimenticios y
provoca el abaratamiento de la fuerza de trabajo que se empleaba en la industria, a
la vez, que, como ya se dijo, expande el mercado interno.
De igual manera, al producir bienes de exportación, cierto que el reparto de tierra
favoreció a una gran cantidad de campesinos, también es cierto que fortaleció
posiciones de la burguesía rural. Un dato interesante al respecto, es que entre 1930
y 1940, el número de haciendas privadas, creció en un 44%.La promulgación de
leyes por parte del gobierno de Cárdenas, hizo mucho por provocar esta situación.
De especial atención son las leyes que protegían la industria nacional de la
competencia extranjera, como la del 1938, que establecía aranceles elevadísimos
para la importación de mercancías que ya se estuvieran produciendo en el país. De
igual manera, en 1939, se promulga un decreto oficial para dar estímulos a la
creación de nuevas empresas mediante la exención de impuestos para la
exportación de maquinaria y materias primas que de manera indispensable
necesitaran dichas empresas y no se produjeran en México. De igual manera, se
dan otra serie de disposiciones gubernamentales, que exentaban del pago de
impuestos, canalizaban recursos a la industria, etc.
El plan de Cárdenas, no era acabar con la participación del capital extranjero en el
país, sino más bien limitarlo de alguna manera, poderlo tenerlo bajo control. Dos
fueron las medidas más radicales a este respecto: la nacionalización de los
ferrocarriles y la industria petrolera, las cuales se llevaron a cabo basadas en la ley
sobre la expropiación en beneficio de la nación, promulgada en 1936. En el mismo
sentido, actuó la elevación de los impuestos sobre las ganancias de los monopolios
extranjeros y la promulgación de la ley sobre el impuesto a los super beneficios.
Estas últimas dos medidas, si bien tenían clara intención antiimperialista, también
afectaban a los monopolios nacionales, en gran medida aliados a los intereses
extranjeros.
La intervención del Estado en algunos renglones de la economía, tenía también el
mismo propósito por ello es que crea dos instituciones estatales. Una es la Comisión
Estatal para el Desarrollo de la Industria Minera, la cual trataría de orientar la
explotación de la riqueza mineral del país a fines nacionales, a la vez que buscaba
reducir y limitar la influencia de las compañías mineras extranjeras. Esto es, servir
de contrapeso: el mismo papel desempeñará la Comisión Federal de Electricidad
creada en 1938, la cual mantendrá un rígido control sobre el sistema eléctrico del
país, a la vez que evitaría los abusos de las compañías extranjeras que operaban
en esta rama. La batalla contra las compañías petroleras se había iniciado a raíz de
la promulgación de la constitución de 1917, en el cual se consagraba la propiedad
de la nación sobre el subsuelo nacional de donde los monopolios petroleros extraían
el petróleo.
Una larga lucha diplomática se entabló entonces, ya que mientras por un lado, las
compañías petroleras luchaban por conservar la propiedad de los yacimientos
petrolíferos, el Estado Mexicano, trataba de limitarlos, dándoles simplemente
concesiones por tiempo limitado para la explotación del subsuelo nacional. Así, que
en el fondo de la lucha contra los monopolios petroleros no sólo se encontraba el
problema de la interpretación del artículo 27º constitucional y la legislación petrolera,
sino que tras de todo ellos, subyacía el hecho de impedir una explotación irracional
del petróleo y no seguir permitiendo que el país dejara de obtener beneficios de la
explotación de una de sus principales materias primas como era el petróleo.
A partir de la expropiación de 1938, el destino de la producción petrolera cambió
radicalmente: la industria se dedicó principalmente al abastecimiento de las
necesidades del país, no sólo por la pérdida de los mercados extranjeros, sino
fundamentalmente, por el incremento del consumo interno que trajo consigo la
aceleración del ritmo de industrialización promovido por la segunda Guerra Mundial.
Después de conflicto, el consumo interno habría de absorber más del 90% de la
producción total. De esta forma, hacia 1940, las inversiones extranjeras directas, se
habían reducido. Cabe aquí resaltar que fue el proteccionismo un de las medidas
de política económica que el Estado Mexicano utilizó con mayor empeño para poder
impulsar el proceso industrializador en México, defendiendo así a una industria que
por atraso relativo no se encontraba en condiciones de competir con los productos
manufacturados que provenían del exterior.
Las medidas arancelarias hacían más baratas las mercancías producidas por la
industria nacional que las que se importaban, y así, ésta pudo ganar terreno y
consolidar su posición en el mercado interno. Esto sucedía sin embargo,
parcialmente ya que dicho proteccionismo favorecía únicamente el Sector II,
agudizando la dependencia de la industria nacional con respecto al exterior por la
necesidad de importar los bienes de capital para la reposición y la inversión nueva,
ante la ausencia de una producción nacional de los mismos.
Esto habla, no sólo del amplio flujo de capitales al exterior y por tanto de la mayor
descapitalización de la economía mexicana a través de las utilidades de las ET, y
de los pagos que éstos efectúan al exterior, también habla de un creciente déficit
incluido en la balanza de capitales, que se conjuga con el déficit en la balanza
comercial y lleva la balanza de pagos a una aguda situación cuya única salida ha
sido una creciente disposición del crédito externo, para saldar los déficits creados.
Otra forma de financiar dichos déficits ha sido la atracción de nuevas inversiones
extranjeras, lo que no hace sino reproductor la misma situación, pero a niveles más
críticos.
El endeudamiento externo, viene a ser pues, junto con los mayores lujos de
inversión extranjera, el elemento que sostendrá el desarrollo del patrón de
acumulación que ha creado los problemas que has provocado recurrir a dicho
financiamiento. Problemas que se ahondarán mientras dicho patrón de acumulación
siga vigente, cerrando con ello el círculo vicioso de la dependencia y la
subordinación económica. A lo largo de todo este trabajo, hemos podido constatar
la enorme importancia que ha representado el fenómeno de la inversión extranjera
en nuestro país y las consecuencias negativas que ha provocado en el desarrollo
nacional del mismo.
El sector agrícola, era, sin duda, el más importante de la economía mexicana
durante el Porfiriato, ya que representaba el principal apoyo para la expansión
capitalista. Sin embargo, su desarrollo no se vio alterado en su forma, como había
sucedido con otras ramas que se modernizaban. Siguió prevaleciendo en gran
medida la Hacienda, como unidad productiva y sólo se lograron desarrollar
explotaciones de tipo capitalista en la producción de materias primas o alimentos
para la explotación. Pero, lo que era en sí la total producción para el mercado
interno, siguió basándose en la hacienda.
Aquí el estado, no pudo tomar medidas drásticas para lograr la transformación
agraria. Primero, porque hubiese sido una fuente de graves conflicto de atacar el
latifundismo y segundo, porque dicho elemento, pudo ser incorporado sin cambios
cualitativos al engranaje del nuevo orden capitalista, que ya comenzaba a
prevalecer en México.
Más bien, lo que sucedió, fue que se fortaleció la gran propiedad de la tierra, con
las grandes afectaciones de tierras que se hicieron a partir de la ley de 18883, lo
cual permitió un gran despojo de tierras a comunidades indígenas y otros
propietarios, y una gran concentración de éstas en manos de grandes empresas
deslindadores que se dedicaron a la especulación de la tierra.
Este hecho, fue negativo por dos razones: primero, por que las ideas de introducir
al mercado, todas las tierras que permanecían ociosas, creando así, la pequeña
propiedad y proliferación de ranchos y granjas de tipo capitalista (vía farmer de
desarrollo capitalista en la agricultura) no se logra, pues estas medidas, sólo
amplían la concentración de la tierra. Y segunda, por que al hacer un negocio
atractivo de la especulación de tierras, éste desvía recursos que pudieron haber
sido invertidos en otras actividades que hubieran permitido crear una base
productiva de tipo capitalista en el campo.
Por otra parte, se puede decir, que en general, durante el Porfiriato y sobre todo a
partir de 1890, la producción agrícola se ve ampliamente incrementada. Esto se
debe principalmente a la expansión del mercado interno. Tal expansión se debió, a
la unificación de mercados alejados geográficamente; el aumento de la demanda
de alimentos gracias al incremento de trabajadores asalariados en otros sectores y
el crecimiento que estaba presentando la industria que demandaba materias
primas. De otra parte, dicha expansión se debió también, a la creciente demanda
externa que consistía principalmente en ganado, palo de tinte, vainilla, café, chicle,
henequén, etc.
Como podemos observar, la agricultura, fue uno de los sectores de menor
importancia para la inversión extranjera, aunque dicha inversión como se pudo
comprobar, fue cuantiosa y el control que permitió ejercer en algunos renglones, fue
total.

1.2 EL GOBIERNO DE MIGUEL ALEMÁN Y LA CONTRA REFORMA.

La “contrarreforma agraria”, en marcha


Esperada desde el principio del sexenio, la iniciativa de ley del presidente Carlos
Salinas de Gortari para modificar el artículo 27 constitucional superó las
expectativas de quienes pugnan por la modernidad en el campo, sorprendió a los
campesinos y preocupa a algunos de sus dirigentes, que califican el documento
como “la medida gubernamental más antirrevolucionaria de los últimos 70 años”
La iniciativa, dada a conocer el jueves 7, declara terminado el reparto de la tierra,
otorga libertad a los ejidatarios para transmitir sus derechos parcelarios y establece
los procedimientos para que, a través de asociaciones, el capital privado —nacional
y extranjero— invierta en el campo
Álvaro López, coordinador del Consejo Agrario Permanente, y los líderes de las diez
centrales campesinas que lo forman, con excepción de la oficialista CNC,
coincidieron en afirmar que la iniciativa presidencial, apenas en etapa de comisiones
en la Cámara de Diputados, “representa una contrarreforma agraria que no se debe
permitir”; advirtieron que “los campesinos saben agarrar los rifles y pueden provocar
una nueva revolución” y dijeron que “con Carlos Salinas de Gortari, el presidente
Miguel Alemán se quedó chiquito, pues si bien éste creó el amparo agrario para los
terratenientes, el actual gobierno impulsa el neolatifundio”
Luis Téllez, subsecretario de Agricultura, presentó la iniciativa a los medios de
información, en una conferencia de prensa en Los Pinos, alrededor de las 11 horas
del jueves 7 Poco antes, en el salón “Vicente Guerrero”, el presidente Salinas de
Gortari firmó el original de la iniciativa, teniendo a su espalda una escultura de
Emiliano Zapata que, sobre un pedestal de mármol verde, mantiene la mirada al
frente y el fusil descansando, apuntando hacia abajo Presentes estaban José
Córdoba Montoya, coordinador de asesores de la Presidencia, y Otto Granados
Roldán, director de Comunicación Social
Estaban también los integrantes del equipo que colaboró en el proyecto: Hugo
Andrés Araujo, líder de la diputación campesina del PRI y exlíder del movimiento
conocido como “Línea de Masas”; Gustavo Gordiano de Anda, subsecretario de
Concertación Política de la SARH y excoordinador parlamentario del Partido
Mexicano Socialista; Víctor Cervera Pacheco, quien como líder de la Confederación
Nacional Campesina aseguraba que faltaban por repartir más de diez millones de
hectáreas y ahora, como secretario de la Reforma Agraria, afirma que el reparto ha
terminado; Carlos Hank González, secretario de Agricultura e impulsor de la
privatización del agro, y Maximiliano Silerio Esparza, dirigente de la CNC Hank
González, antes de ir a Los Pinos, se había reunido con los diputados del PRI para
darles a conocer la iniciativa Al día siguiente estuvo en un programa de radio, para
explicar los alcances de la misma
Carlos Sepec, de la oficina de Asuntos Jurídicos de la Presidencia, entregó el
documento a Jorge Moreno Collado, de la Secretaría de Gobernación, quien de
inmediato lo llevó a Fernando Ortiz Arana, líder de la Cámara de Diputados
Luis Téllez, calificado por los dirigentes campesinos como uno de los funcionarios
“más anti agraristas”, explicó las necesidades del cambio Dijo que con la nueva ley
los ejidatarios podrán convertirse cuando quieran en pequeños propietarios, y de
esta forma vender su tierra o pedir créditos, dejándola como garantía de hipoteca
También, agregó, se fortalece la capacidad de decisión de los ejidos y comunidades,
garantizando su libertad de asociación y los derechos sobre su parcela; los
ejidatarios tendrán libertad de transmitir su tierra a otros y se establecen las
condiciones para que el núcleo ejidal pueda otorgar al ejidatario el dominio sobre su
terreno Se permitirá la participación de las sociedades civiles y mercantiles en el
campo, ajustándose a los límites de la pequeña propiedad individual “Y se va a
permitir la entrada a empresas extranjeras dentro de los límites que establece la ley”
Según el funcionario, con esos cambios el campo podrá capitalizarse en los
próximos años, convertirse en “un buen negocio” y salir del atolladero en que se
encuentra Téllez descartó que los cambios al artículo 27 vayan a provocar
problemas sociales, aunque la iniciativa establece la creación de los tribunales
agrarios.

1.3 EL GOBIERNO DE ADOLFO RUIZ CORTÍNES

Ruiz Cortines ejerció un control más estricto en el gasto público. Apoyó la


construcción de autopistas, vías de trenes, hospitales, represas y colegios. Al
disminuir el gasto público en general, se buscó consolidar las finanzas públicas y
combatir la inflación económica.
Esta decisión permitió un crecimiento increíblemente elevado de la economía
mexicana, pues por primera vez en muchos años se estaba generando un
excedente en el presupuesto del gobierno. Es decir, sobraba dinero para invertir, en
vista los controles impuestos por Ruiz Cortines en el gasto público.
Sin embargo, en 1952 la economía sufrió una fuerte crisis cuando los empresarios
extranjeros dejaron de invertir en México. El plan que creó para responder a esto
fue denominado Política estabilizadora.
Este plan buscaba aumentar la producción de comida interna del país, como
también ofrecer mayores beneficios a los sectores rurales con las ganancias de los
bancos privados.
Este plan fue exitoso. Se le permitió al país explotar adecuadamente la producción
nacional, se combatió la inflación (si bien Ruiz Contreras tuvo que devaluar el peso
en 1954) y se les dieron más insumos a todos los productores nacionales.

1.4 LA LUCHA POLÍTICA DENTRO DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO


INSTITUCIONAL

Pese a que todos los partidos políticos de México al que más se ha estudiado es al
Revolucionario Institucional (PRI), generalmente se ha abordado su análisis desde
el punto de vista histórico. Lo novedoso e importante del libro Partido Revolucionario
Institucional: crisis y refundación, coordinado por Francisco Reveles Vázquez y
auspiciado por el Programa de Apoyos a Proyectos de Investigación e Innovación
Tecnológica (PAPIIT) de la UNAM, no sólo es que analiza al PRI en el poder
presidencial, sino también en la oposición, es decir, el tema se aborda generalmente
desde 1988 —cuando electoral, orgánica, ideológica y estructuralmente inicia la
crisis del partido— hasta la actualidad.
Además de analizar al PRI actual y las razones de su crisis, también se estudia su
estructura, lo que Giovanni Sartori denomina el partido por dentro: la conformación
de sus diversas fracciones, la forma de selección de candidatos presidenciales y
dirigentes nacionales, la manera en que se efectúa la participación de las bases, su
ideología y su proceso de transformación. Se incluye además una cronología de
1986 al año 2000, una sección con bibliografía comentada acerca de los estudios
sobre el PRI en los últimos veinte años y una selección de fuentes para su estudio.
Como lo señala el coordinador del libro en la presentación, con este trabajo se
contribuye al estudio del PRI en su complicada fase de crisis y renacimiento de su
organización (quizá por ello aspectos poco estudiados del partido).
En el capítulo "PRI: crisis y refundación", Francisco Reveles maneja la tesis de que
el PRI ha sido más que un partido político, ya que "fue pilar del régimen político
autoritario y eje del sistema electoral no competitivo. Nació como partido gobernante
y, por ende, su principal objetivo fue conservar el poder".
El autor analiza quiénes han y cómo se ha abordado el estudio del PRI a lo largo de
su historia, señalando las aportaciones en la materia, pero también los vacíos en su
análisis, encontrando que en muchos estudios previos no se explicó lo referente a
los procesos internos de selección de dirigentes, las discusiones sobre la identidad
ideológica, las relaciones entre los liderazgos locales y nacionales, o el papel de los
dirigentes parlamentarios y de los gobernadores en la dinámica partidista en sus
diversos planos.
¿Qué es entonces lo que los analistas han estudiado sobre el PRI? El autor
encuentra que los estudios previos indagan desde si el PRI era realmente un partido
político, una maquinaria electoral, una secretaría de Estado o simplemente una
agencia de colocaciones, hasta análisis serios y con rigor académico, pero
incompletos, acerca de si el PRI podía ser considerado como un partido de Estado
o como un partido del régimen político, si era el PRI-gobierno, si era un partido
hegemónico —que a partir de Sartori ha sido la caracterización más aceptada—
dominante o predominante, e inclusive si era un partido en el gobierno o del
gobierno.
Dejando a un lado los aciertos y desaciertos de todas estas caracterizaciones, en
su referencia al PRI Reveles adopta la noción de "partido del régimen político
autoritario", ya que desde su perspectiva el PRI fue una institución fundamental para
el funcionamiento y conformación del régimen político autoritario, puesto que sin él
no se podría entender el predominio de la institución presidencial sobre los poderes
legislativo y judicial, la cohesión y estabilidad de las elites políticas, el control
corporativo de los trabajadores, la falta de una cultura política democrática entre los
ciudadanos, la socialización de los valores del autoritarismo o la realización de
elecciones sin que en realidad estuviera en juego el poder político.
De ahí que el autor afirme que en realidad el PRI no fue la institución central de
dicho régimen, sino que nació y se desarrolló bajo el ascendiente del poder
presidencial, haciendo de él un partido débilmente institucionalizado y subordinado
no a sus propias reglas y tiempos, sino a las del presidente en turno. Durante
muchas décadas fue el espacio para el reclutamiento y renovación de cuadros, para
cohesionar a las distintas fracciones políticas, para subordinar y controlar a las
corporaciones obreras y campesinas, para socializar la ideología dominante y para
canalizar las demandas sociales, pero siempre bajo la tutela del jefe del ejecutivo.
Todo esto comenzó a debilitarse y a entrar en crisis a partir de 1987 cuando, con
miras a las elecciones presidenciales de 1988 y la postulación del candidato del
PRI, se rompen las reglas no escritas de la sucesión presidencial, el proyecto
ideológico ya no es compartido por todos, se dan rupturas en el interior del partido
tanto entre los dirigentes como entre las bases, con la consabida pérdida de votos
y espacios electorales que condujeron al PRI a su máxima derrota electoral cuando
perdió la presidencia de la república. "Como parte del régimen político autoritario, el
PRI llegó a su fin en el 2000 para pasar a ser simplemente un partido de oposición",
que para poder sobrevivir e intentar reconquistar el poder debe refundarse.
EL ALMAZANISMO DE 1940

EL PRAC EN LAS ELECCIONES DE 1940 159


Nacional estaría ubicado en la ciudad de México y estaría constituido por
presidencia, vicepresidencia de Acción Política, vicepresidencia de Acción Legal,
Secretaría General, Oficialía Mayor, Tesorería, Comisión de Prensa y Publicidad,
Comisión de Propaganda, Comisión de Hacienda y Comisión de Relaciones
Políticas.
El Comité Ejecutivo era el centro rector desde donde “deben partir todas las órdenes
para la acción y el centro hacia el cual deben converger todas las fuerzas de
respaldo”, también podía nombrar provisionalmente a los delegados de estado y en
determinadas ocasiones a los delegados de distrito y de municipio. Los
procedimientos para la organización de estas delegaciones y los delegados se
harían mediante una asamblea con la intervención de un miembro del Comité
Ejecutivo; éstos, a su vez, nombrarían a delegados encargados de la propaganda y
la organización en los distritos y municipios. Así la organización del partido era
absolutamente piramidal, y muy parecida a la del partido oficial y, no era de
extrañarse, varios de sus dirigentes habían participado en la creación del PNR, ya
que iba desde el Comité Ejecutivo a las delegaciones de estado, de éstas a las
delegaciones de distrito, después a las delegaciones de municipio y finalmente a las
subdelegaciones y a los grupos. Esta estructura la justificaban de momento porque
tenían poco tiempo para organizarse dadas las circunstancias de la lucha política,
aunque la democracia era la máxima aspiración del partido. Cuando estuvieran
organizadas las delegaciones se convocaría a una Convención de Estado y se
nombraría por votación secreta al delegado definitivo, y respecto del Comité
Ejecutivo Nacional y el Comité Consultivo se efectuarían en la Convención Nacional
siguiendo los estatutos del partido. El lema era: “Anticomunismo, democracia y
reconstrucción nacional”. Paralelamente en la prensa se opinaba de otros posibles
candidatos que se encontraban en un camino sin salida, ya que para ser realmente
populares necesitaban romper con el PRM; pero para poder tener posibilidades de
ser electo necesitaban el apoyo del partido, como era el caso del gobernador de
Michoacán, el general y zapatista para suceder al general Cárdenas. Había
encontrado la fórmula para quedar bien con el pueblo y con el PRM, ya que en su
programa había señalado: “soy enemigo del agrarismo absorbente y desenfrenado,
y la prueba de ello es que me he constituido en defensor de la propiedad individual”,
y al mismo tiempo “sigo siendo revolucionario agrarista de la extrema izquierda y la
prueba es que no defiendo a los latifundistas, sino a los campesinos que han
menester protección”. Esto era explicable en los precandidatos, porque en todas las
elecciones de México habían ganado los candidatos oficiales. El 17 de enero
renunciaron a sus cargos públicos los generales Manuel Ávila Camacho, secretario
de la Defensa Nacional; Francisco J. Múgica, secretario de Comunicaciones y Obras
Públicas, y Rafael Sánchez Tapia, comandante de la primera zona militar, para
lanzarse a la actividad política con lo que se aceleraba la lucha política por la
sucesión presidencial. Poco antes de 1938, se organizaron distintas agrupaciones
para hacer frente común al régimen cardenista; en 1937 se había formado la
confederación de la clase media. Muchos de sus integrantes, los conservadores,
eran simpatizantes de la ideología fascista. También se constituyeron el Partido
Antirreeleccionista Acción, la Vanguardia Nacionalista Mexicana (ex Dorados), las
Juventudes Nacionalistas y el Partido Nacional Femenino y en noviembre de 1938
se había reorganizado el Partido Social Demócrata de Jorge Prieto Laurens,
agrupando a varios sectores de la clase media de provincia, y también el Frente
Constitucionalista Democrático Mexicano (FCDM), organizado por el diputado
Bolívar Sierra y el general Ramón F. Iturbe, agrupando a pequeños propietarios del
norte y algunos ex militares obregonistas.

EL PADILLISMO

Después de su fundación en 1939, la segunda vez que el PAN tuvo oportunidad de


postular candidato a la Presidencia de la República fue en las elecciones de 1946.
Realizó al efecto los preparativos necesarios y, por segunda ocasión consecutiva,
ello no fue posible. Como conclusión de este episodio el historiador del partido, Luis
Calderón Vega, escribió: "Frente al deber declinado, el deber cumplido". Ahora se
verá por qué.
Para tomar las decisiones del caso, el PAN convocó a su IV Convención Nacional.
Ésta tuvo lugar del sábado 2 al martes 5 de febrero de 1946, en el local núm. 122
de las calles de Coahuila, con la participación de 26 delegaciones regionales (hoy
se diría estatales) y más de mil delegados acreditados.
Según la crónica de esa Convención, "con delirante entusiasmo" se aprobó por
unanimidad el dictamen político que propuso la participación activa y total del PAN
en los comicios de 1946, con candidatos a la Presidencia de la República, al Senado
y a la Cámara de Diputados. Surgieron así varios precandidatos, tanto miembros
del Partido (como Efraín González Luna, Aquiles Elorduy, Rafael Preciado
Hernández, Miguel Estrada Iturbide, Bernardo Elosúa y Teófilo Olea y Leyva,
ministro de la Corte), como no militantes: Octavio Véjar Vázquez (ex Secretario de
Educación), Ezequiel Padilla y Miguel Henríquez Guzmán.
Solicitó González Luna el uso de la palabra, quien con su fina elocuencia pronunció
una soberbia y convincente pieza oratoria conocida como el discurso de "la moral
de la opción". Afirmó la conveniencia de fijarse en candidatos "extraños" (hoy se
diría externos) al Partido, pero que por su conducta política merecieran su confianza
e hicieran coincidir a otras corrientes de opinión, para crear una línea política de
unidad nacional.
González Luna concluyó su razonamiento proponiendo a alguien que, dijo, "no sé
siquiera si el candidato acepte. Simplemente estoy señalando un nombre…se trata
de un hombre a quien, debo indicar, ni siquiera conozco personalmente. Se trata
del licenciado Luis Cabrera".
Agotado el punto y "en medio de solemnidad densa y vibrante" se pasó a la votación,
con el siguiente resultado: once abstenciones, dos votos (delegacionales) por Véjar
Vázquez y 153 por Luis Cabrera, antiguo consejero de Carranza, incisivo periodista
conocido con el seudónimo de Blas Urrea y respetado revolucionario.
Cabrera hizo acto de presencia en la Convención, a la que dirigió un mensaje en el
que expresó: "la aparición de mi nombre en el seno del Partido Acción Nacional la
considero y agradezco como la más alta distinción que puede conferirse a un
ciudadano y que conservaré en la memoria como el más alto honor que se me ha
conferido en mi vida". Pero aduciendo razones de edad (70 años) y otras
condiciones personales, declinó. De ahí aquello del "deber declinado frente al deber
cumplido". Así, por segunda ocasión consecutiva el PAN no tuvo candidato
presidencial propio.

EL MOVIMIENTO HENRIQUISTA Y LA REIVINDICACIÓN DE LA


REVOLUCIÓN MEXICANA

1.7.1. La campaña por “la Revolución”


El 19 de agosto de 1951 se inició formalmente la gira electoral de Henríquez
Guzmán en la ciudad de Colima. En el transcurso de los diez Michoacán, también
fue dirigente estatal, así como el gene-ral y ex gobernador Alberto F. Berber en
Guerrero.
El henriquismo incluyó también a un fuerte núcleo conservador articulado en torno
a Jorge Henríquez, hermano del candidato, en el que resaltaban Antonio Espinoza
de los Monteros, ex embajador de México en Estados Unidos, meses siguientes los
henriquistas recorrieron todo el país y radicali-zaron el tono oposicionista con miras
a obtener el triunfo en las urnas. No perdieron de vista, sin embargo, que su
oposición era dirigida al alemanismo desde la reivindicación revolucionaria. Algunas
de las figuras más destacadas de la dirigencia henriquista tuvieron un papel
relevante en la Revolución, y por ello se asumieron como sus herederos legítimos.
Conscientes de que la modernización alemanista los había de-jado fuera, a ellos y
a sus principios políticos, personajes como Graciano Sánchez, Celestino Gasca,
Ernesto Soto Reyes o Francisco J. Mú-gica criticaron duramente lo que
consideraron una traición a los principios revolucionarios, y cuestionaron a lo largo
de la campaña electo-ral de 1951-1952 las “credenciales revolucionarias” del
alemanismo. La mayoría de los discursos que se pronunciaron a lo largo de la gira
partían de la necesidad de retomar el proyecto revolucionario. Como señalara
Estrada Cajigal, el ideal era la Revolución, puesto que todos nuestros manifiestos,
todas nuestras declaraciones eran sobre el reparto de tierra que se había paralizado
en tiempo de Alemán y de Ávila Camacho. Hablábamos también de que se había
incrustado de nuevo en la Constitución el amparo agrario... defendíamos el régimen
de Cárdenas como el último régimen re-volucionario que había habido en México.
Al enfrentarse al alemanismo, los henriquistas reivindicaron elementos
fundamentales de una propuesta “del pasado”, el cardenismo como proyecto e
ideología con base social, misma que utilizaron para movilizar a diversos gru-pos
en la coyuntura electoral de 1952. Podría considerarse entonces que en el
movimiento henriquista se materializó un conflicto de intereses e incluso un choque
de culturas políticas distintas, la que representaba este grupo de políticos,
funcionarios y líderes sociales de la postrevolución, contra la de una nueva
generación de funcionarios públicos, más preocupados por el presente y el futuro
del desarrollo mexicano que por el pasado revolucionario. La constitución de la
FPPM como partido político permanente y la definición de su ideario político como
independiente, revolucionario y popular, se proponía arrebatarle al PRI el monopolio
sobre la Revolución por la vía de la participación electoral. Así, con un pie en los
años treinta y otro en los cincuenta, el henriquismo logró una amplia movilización
campesina y popular basada en la reivindicación del cardenismo y los principios
agraristas de la Revolución, a la vez que con un discurso liberal democrático
cercano al maderismo atrajo a ciertos sectores inconformes con el autoritarismo
gubernamental. De manera creciente se incorporaron al movimiento contingentes
sindicales, especialmente de ferrocarrileros, mineros y petroleros, estudiantes,
grupos de mu-jeres que luchaban por el voto, maestros y colonos, entre otros. Más
que un movimiento de clase, el henriquismo tomó la forma de un movimiento y Pedro
Martínez Tornel, ex secretario de Comunicaciones popular constituido por una
alianza de distintos sectores sociales. Aunque era mayoritariamente campesina, la
alianza incorporó también a sectores urbanos de diverso nivel social.
EL GOBIERNO DE ADOLFO LÓPEZ MATEO Y EL INICIO DE LA
ESTABILIZACIÓN.

Desarrollo estabilizador
El desarrollo estabilizador, fue un modelo económico utilizado en México entre los
años de 1952-1970, aunque algunos autores de historia económica lo consideran
de 1954-1970, las bases de este modelo radican en buscar la estabilidad económica
para lograr un desarrollo económico continuo, la estabilidad económica refiere a
mantener la economía libre de topes como inflación, déficits en la balanza de pagos,
devaluaciones y demás variables que logran estabilidad macroeconómica. El
periodo en el que se manejó el modelo en la economía nacional abarca los sexenios
de Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz. Algunas
medidas que México optó durante este periodo, fueron:
 Devaluación del peso frente al dólar en 1954, con una nueva paridad de
12.50 pesos por dólar.
 Aumento de créditos al sector privado.
 Se facilita la entrada de inversión extranjera
 Se impulsa fuertemente la producción de bienes intermedios y se empieza a
fomentar la producción de bienes de capital.
 El modelo es precedido por el modelo de Sustitución de Importaciones,
aunque conservando los principales puntos para la realización de este.
LA ESTABILIZACIÓN Y SUS EFECTOS SOCIALES
Política económica de Adolfo Ruiz Cortines
En busca de una política que contrastara con el régimen de Miguel Alemán, Ruiz
Cortines buscó dar solución a la problemática social y dio inicio a una nueva era de
austeridad y moralización. Se modificó la ley referente a la responsabilidad de
servidores públicos, que apuntaban de forma indirecta a ser corruptos, al proponer
Ruiz Cortines que dichos funcionarios declararan sus bienes antes de iniciar sus
labores y que se pudiera investigar el origen de la fortuna de quiénes poseyeran
propiedades superiores a sus ingresos económicos. La ley reglamentaria del
artículo 28 constitucional sufrió una reforma en materia de monopolios: se
sancionaría con más severidad a las personas que monopolizaran artículos de
primera necesidad. Durante 1953 se efectuaron multas a comerciantes por
violaciones a los precios fijados en dichos artículos, que ascendieron a la cantidad
de $16,242 pesos y que reflejaron la severidad del gobierno de Ruiz Cortines. Al
poco tiempo ordenó la suspensión de todos los pagos a los contratistas del gobierno
para revisar el estado de cada proyecto. Reportó ante la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes la recepción de una factura respecto a una carretera
de 120 kilómetros que no existía; inmediatamente ordenó que se multará al
contratista con el triple de la suma que pretendía cobrar. El gobierno Ruiz Cortinista
decidió reducir el gasto público ajustándose a los ingresos corrientes, con el
propósito de logar el saneamiento de las finanzas públicas y combatir la inflación.
En ese momento, los empresarios estaban desconcertados por el nuevo estilo de
gobierno, temiendo que sus posibilidades de ganancia se vieran afectadas en el
momento en que la economía mexicana atravesaba por una crisis. Esto propició la
incertidumbre en la industria privada y la fuga de capitales. En 1953 se redujo la
inversión privada, Ruiz Cortines reorientó su política hacia el impulso de la
producción.
Política económica de Adolfo López Mateos
El país tenía problemas económicos; entre ellos el déficit en la balanza comercial,
es decir, las compras en el exterior superaban a las ventas. El 27 de septiembre
1960 se nacionalizó la industria eléctrica. Así, la generación de electricidad, hasta
entonces controlada por empresas extranjeras, pasó a manos del gobierno.
Además, se decretó el derecho del trabajador sobre una parte de las ganancias.
También se estableció que los trabajadores recibieran un aguinaldo a finales de
cada año. Éste se recibiría con base en los días trabajados. Durante su mandato la
economía estuvo en auge gracias al secretario de hacienda Antonio Ortiz Mena.[4]
La política económica de Adolfo Ruiz Cortines estaba orientada a mantener un buen
ritmo de crecimiento. Se decidió hacer intentos para lograr la estabilización de la
economía nacional. En el sexenio de Adolfo López Mateos la economía adquirió
dos características. El objetivo más importante del sexenio de López Mateos era
lograr el mayor desarrollo a partir de la estabilidad monetaria. Las medidas monerías
por instituciones como el Banco Internacional de Reconstrucción y fomento y el
fondo Monetario Internacional habían fructificado. El Gobierno de Gustavo Díaz
Ordaz retomó con mayor firmeza la política económica de su antecesor. El
desarrollo estabilizador, se logró a costa de un continuo y permanente déficit
gubernamental. Los primeros signos internacionales e indicadores nacionales que
apuntaban hacia la crisis se registraron en México alrededor de 1967.
Cuando inicio la administración de Luis Echeverría Álvarez, la imagen que se tenía
de México era la de un país afortunado y privilegiado. El hecho de no haber tocado
el capital financiero fue lo que provocó la crisis de 1976. Fue como los años 70 se
caracterizaron por las importaciones de alimentos A partir de 1973, México empieza
a vivir envuelto en un proceso inflacionario. Tal situación es aprovechada por los
grupos empresariales para increpar al gobierno y fortalecer su poder. Al finalizar el
sexenio de Echeverría Álvarez la inflación alcanzó 18%. En este clima de crisis
económica y social, Echeverría Álvarez entregó el mando a su sucesor José López
Portillo. El nuevo gobierno aceptó los programas sugeridos por los empresarios. El
gobierno de López Portillo estableció buena comunicación con los empresarios y
demostró interés en limar asperezas con el gobierno de E.U.A. Los esfuerzos de
López Portillo dieron resultados muy pronto; decidió que el petróleo fue el eje de
desarrollo nacional. Sin embargo, en Junio de 1981 da inicio la crisis por el descenso
de los precios internacionales del petróleo. Con el derrumbe de los precios del
crudo, México mostró toda su vulnerabilidad. La nacionalización de la Banca fue un
acto que devolvía al Estado su capacidad de mando y gobierno. La década de 1970
y los primeros años de 1980 marcaron la perdida de la soberanía financiera de
México.
MOVIMIENTO FERROCARRILERO
Hacia finales de los años 50’s los trabajadores ferrocarrileros comenzaron a
organizarse para mejorar sus condiciones de trabajo. Las percepciones salariales
no garantizaban una vida digna y la organización sindical estaba férreamente
controlada por el sindicato oficialista, anulando una representación eficaz de sus
intereses. No bien había terminado junio de 1958 cuando los trabajadores ya
habrían emitido la proclama de sus derechos (Plan del Sureste) y convocado a
paros estratégicos. Las manifestaciones ferrocarrileras de finales de junio fueron
recibidas con represión de las autoridades y la ocupación militar de las sedes
sindicales independientes. La fuerza del movimiento no pudo ser eficazmente
reprimida, por lo que se ven obligados a ceder a un proceso electoral interno que
gana Demetrio Vallejo. Las condiciones laborales, sin embargo, no cambiaron
forzando a huelgas en febrero y marzo de 1959 en los ferrocarriles Nacionales y del
Pacífico respectivamente, mismas que fueron declaradas inexistentes. El llamado
sindicalista a una tregua que cumpliera las condiciones establecidas en los
contratos colectivos fue contestado con despidos y detenciones masivas, entre las
que se encontraba por supuesto el liderazgo sindical ferrocarrilero. Manifestaciones
posteriores exigiendo libertad de los compañeros presos fueron igualmente
reprimidas. Eventualmente se impondría una dirigencia afín al sindicalismo charro,
pero quedaría conciencia en el régimen del despertar social de varios sectores y del
costo incremental de la represión como alternativa.

Actualmente las manifestaciones en las calles son motivo de molestia de quienes


se ven afectados en sus trayectos laborales, escolares o cotidianos. Si bien es cierto
que se paga un costo alto en contaminación y productividad perdida, también lo es
que el derecho a manifestarse rara vez es la primera alternativa de los afectados
por decisiones públicas o privadas; también cierto es que hemos comenzado a dar
por sentado que las condiciones bajo las cuales nos manifestamos no son una
graciosa concesión desde el poder, sino un derecho cuyo ejercicio y reconocimiento
han costado libertad y vida a integrantes de varios movimientos como el
ferrocarrilero.
MOVIMIENTO JARAMILLISTA
Jaramillo, con el apoyo de Lázaro Cárdenas del Río fundó el ingenio de Zacatepec
y el Banco Ejidal, mismos que preside en 1938. Fue cofundador de la Unión de
Productores de Caña de México. Se levanta en armas cuando algunos funcionarios
y empresarios trataron de asesinarlo entre 1943 y 1944 comenzando el movimiento
jaramillista a favor de una mejor paga para los ejidatarios cultivadores de la caña y
en contra de la imposición política violenta y arbitraria. Acepta la amnistía de Ávila
Camacho y regresa a su vida cotidiana. Funda poco después en 1945 el Partido
Agrario Obrero Morelense siendo candidato a gobernador de Morelos en 1945 y
1952 con apoyo de la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano. Jaramillo se
alzó nuevamente en armas en 1957 con el Plan de Cerro Prieto, en el que
reivindicaba una nueva repartición de tierras, la expropiación de la industria básica,
el desarrollo de la industria pesada, así como la expropiación de las fábricas, por lo
que fue constantemente perseguido siendo obligado a mantener una resistencia
armada en las montañas de Morelos con el apoyo del Partido Comunista Mexicano.
Se amnistió durante el gobierno del presidente Adolfo López Mateos en 1959.
La prensa de la época calificaba a Rubén Jaramillo como un bandolero, protegido
este por el excandidato presidencial Miguel Henríquez Guzmán, de la Federación
de Partidos del Pueblo Mexicano
El desafío de la democracia de 1968
El movimiento estudiantil de 1968, paradigmático de las convergencias y
divergencias entre un Estado absorto en su poder y una población que buscaba
participación en el panorama político mexicano, es para muchos el gran símbolo de
la democracia mexicana, ya que su influjo se ha concretado en avances en la
denominada democracia formal, pues se presume que a 40 años de este
movimiento, el sistema político ha cambiado y que gracias al parteaguas que
significó el movimiento, el Estado ha tenido una mayor apertura hacia las exigencias
sociales posteriores al 68. Sin embargo, es conveniente analizar de qué manera
han sido resueltos dichos conflictos por parte del Estado, a fin de aclarar el aporte
real que el movimiento estudiantil de 1968 tuvo en la apertura democrática de
nuestro país y reconsiderar si realmente estamos ante una democracia material.
Para ello hay que entender cuál era nuestro sistema político y de dónde provenía,
es decir los antecedentes de la consolidación del presidencialismo hilado en la
década de los veinte y cuya consolidación descansa en un régimen autoritario que
corporativizó a los diversos sectores sociales, no dejando espacio a la disidencia,
estatus que conserva en 1968 y al cual el movimiento estudiantil se enfrenta.
Además, no se puede pensar en un México aislado, por ello debemos plantear cuál
era el panorama internacional. No sólo México tuvo conflictos sociales de carácter
estudiantil, sino la década de los sesenta representa a nivel mundial la lucha de la
juventud que enarbolaba la bandera antiautoritaria.
A diferencia de los conflictos internacionales, en México el movimiento recibió por
parte del Estado la misma respuesta que movimientos sociales anteriores, la
represión, por lo que aun siendo uno de los movimientos más grandes, no se
cristaliza como el valuarte democrático. Analizar la Democracia Formal y Material
nos permite establecer los argumentos bajo los cuales se considera que el
movimiento estudiantil de 1968, visto desde la óptica de diversos movimientos
sociales posteriores, no es el paradigma detonador del proceso de democratización
en México, pues los avances impulsados por el mismo sólo se reducen a un
reconocimiento formal
EL DESARROLLISMO
El desarrollismo o estructuralismo es una teoría económica referida al desarrollo
surgida en América Latina a mediados del siglo XX, que sostiene que el orden
económico mundial sigue un esquema centro industrial-periferia agrícola, razón por
la cual se produce un deterioro estructural de los términos de intercambio en el
comercio internacional en perjuicio de los países periféricos, que reproduce el
subdesarrollo y amplía la brecha entre países desarrollados y países
subdesarrollados. Como consecuencia de ese diagnóstico, el desarrollismo
sostiene que los países no desarrollados deberían tener Estados activos, con
políticas económicas que impulsen la industrialización, para alcanzar una situación
de desarrollo autónomo.
LATINOAMÉRICA
El desarrollismo está vinculado a la aparición de la Teoría del desarrollo, como una
profundización de sus implicancias, hasta el punto de conformar una teoría
independiente.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, y siguiendo la Teoría del desarrollo clásica,
que sostenía que los países iban avanzando a través de fases cada vez más
evolucionadas de desarrollo económico (desde la economía agraria a la economía
industrial de consumo masivo), las Naciones Unidas crearon una serie de
comisiones económicas para impulsar el desarrollo de los países no desarrollados.
Una de esas comisiones fue la CEPAL (Comisión Económica para América Latina
de las Naciones Unidas). Inicialmente la CEPAL trabajó siguiendo las pautas
lineales de la teoría clásica del desarrollo, pero a poco avanzar, algunos
economistas y sociólogos de la comisión fueron notando que en América Latina
existían circunstancias sociopolíticas que obstaculizaban el desarrollo y
condicionaban la aplicación de los supuestos puramente económicos de las teorías
clásicas. Entre sus figuras principales se encontraban el argentino Raúl Prebisch y
el brasileño Celso Furtado.
Por esa razón, esos economistas y sociólogos comenzaron a analizar y profundizar
las razones del sub-desarrollo en los países de América Latina que la llevaron a
conclusiones autónomas sobre las causas del desarrollo y las medidas necesarias
para impulsarlo. Estas teorías tomaron el nombre de desarrollismo o estructuralismo
aunque no son lo mismo, según explicaba Rogelio Frigerio en varias de sus obras,
porque el desarrollismo estudió los problemas estructurales de la economía,
buscando soluciones objetivas a esos problemas cambiando la estructura
productiva agrominera (con inversión productiva, industrias básicas e integración)
mientras que el estructuralismo no reconocía como una necesidad el cambio de
estructura, sino en algunas cuestiones macroeconómicas específicas (por ejemplo,
en lugar de aceptar el deterioro de los términos del intercambio como imposición
objetiva de la economía internacional, buscaba mecanismos tendientes a corregir
ese deterioro, sin siquiera pensar que una economía agrominera debería dar un
salto cualitativo e integrar su estructura económica a partir de las industrias
básicas).
El desarrollismo fue puesto en marcha en Argentina durante el gobierno de Arturo
Frondizi (1958 - 1962), con la entrada de capitales extranjeros y la integración del
agro, la minería, las ciencias, la industria y tecnologías empresariales. Con la
experiencia de Frondizi, el desarrollismo tuvo gran influencia en el resto de la
América Latina entre 1950 y 1980 impulsando los modelos de sustitución de
importaciones, especialmente en Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, República
Dominicana y México. A partir de la crisis del petróleo de 1973 el desarrollismo entró
en crisis. Luego de las crisis internacionales del sudeste asiático en la década de
1990, varios países de América Latina (Argentina, Brasil, Rep. Dominicana, México,
Uruguay, etc.) han impulsado políticas económicas neo-desarrollistas, adaptadas al
contexto de la globalización.
1.14. EL DESARROLLO INDEPENDIENTE
Durante el llamado período del México independentista (1821-1854) se contaba con
un vasto territorio agrícola en manos del clero. Otra gran parte de las tierras estaba
en manos de las familias privilegiadas y la menor parte se componía de fincas
rústicas. La ganadería estaba en la misma situación que la actividad agrícola.
El principal impulsor de la economía en México fueron los huevos conservadores
Lucas Alamán, a quien se debe la fundación del Banco de Avío.
La minería se encontraba abandonada después de las guerras, pues muchos
inversores retiraron sus capitales para colocarlos en el comercio o en otras
actividades. Aun así, las minas de Taxco, Guanajuato y Real del Monte tuvieron
gran auge gracias a su producción de oro y plata. La comercialización de cobre casi
desapareció después de la guerra.
El comercio se posicionó como un negocio redituable, pues las exportaciones a
Europa y Estados Unidos alcanzaron altos niveles, aunque en la importación de
productos se limitaba a las clases altas. El papel moneda y el sistema métrico
decimal se adoptaron en 1862. El comercio interior y las aduanas fueron importantes
medios de riqueza en aquella época. Los principales puertos fueron Veracruz y
Tampico.
La difícil situación económica dio lugar a dos ideologías que se desarrollarían en
este período de la historia de México. Por un lado estaba el Partido Liberal , que
planteaban como solución la desamortización de los bienes del clero, lo cual
permitiría aliviar la deuda y movilizar la economía. Por otro lado estaban los
miembros del Partido Conservador, conocidos como conservadores, que no querían
tocar los bienes de la Iglesia y creían que la solución estaba en la centralización, el
proteccionismo y los impuestos directos. Durante todos los años que siguieron a la
independencia hubo una gran escasez de recursos a pesar de que se calcula que
hasta 1827 los ingleses habían introducido 12 millones a México. Incluso la iglesia
carecía de efectivo, y a pesar de esto tuvo que sufrir el hostigamiento de todos los
gobiernos.
El problema hacendario se convirtió en una causa del fracaso del Primer imperio
mexicano. Se intentó convertir el monopolio del tabaco y la minería en pilares de la
economía, para ello se tomaron medidas que buscaban impulsar estas industrias,
medidas que no tuvieron éxito y terminaron por reducir los ingresos para 1822.
Iturbide al carecer de una fuente de ingresos, recurrió a contribuciones voluntarias
y al ser insuficientes, comenzó a descontar sueldos a civiles y militares. Buscó
préstamos en el exterior. Todas estas medidas no fueron suficientes y el imperio
tuvo que recurrir a los impopulares préstamos forzosos, así como a impuestos
directos a las provincias y llegando hasta la subasta de bienes de temporalidades,
como se conocía a las propiedades particulares de los eclesiásticos. Esto culminó
con el fracaso del imperio.
Por su parte, la república significó un respiro ya que terminó con los préstamos
forzosos, detuvo la emisión de papel moneda y se hizo un esfuerzo por economizar;
aunque esta tranquilidad no duró mucho. Los ingresos del gobierno constaban de
impuestos ordinarios; el producto del monopolio del tabaco, el cual comenzó a tener
severas fluctuaciones debidas en parte al contrabando; y la contribución fijada a los
estados, la cual también fracasó debido a que el único estado que pagó la
aportación completa fue Zacatecas.
Ante la imposibilidad de conseguir más recursos, en 1823 se autorizó un préstamo
extranjero de 8 millones y terminando adquiriéndose dos deudas, una con Barclay
Herring y otra con B.H Goldschmidt por las que se pagaron intereses altísimos.
Durante el gobierno de Bustamante se logró cierto orden gracias que hubo una
recaudación organizada. Se restableció el monopolio del tabaco y Lucas Alamán
realizó grandes esfuerzos por impulsar la industrialización. Este periodo de orden
relativo, culminó en 1832. Finalmente, después de un fallido intento por restaurar el
orden mediante nuevas políticas, el experimento federalista fracasó.
Fue en parte debido a esta debilidad fiscal que se recurrió a la adopción del
centralismo. El cual tampoco logró darle solución. Las amenazas externas
significaban también un gran problema ya que además de requerir recursos,
bloqueaban los escasos ingresos del gobierno provenientes de los puertos. Entre
1835 y 1840 hubo veinte secretarios de Hacienda y ninguno de ellos puedo resolver
el problema. Con el fin de financiar la guerra de Independencia, se impusieron varios
nuevos impuestos, entre ellos el 15% sobre artículos importados, lo que ocasionó
numerosas quiebras y la caída de Bustamante del poder.
Con la llegada de la dictadura se quitó el impuesto a la importación, que fue
sustituido por muchos otros. Santa Anna impuso préstamos a particulares y a la
Iglesia y vendió bienes del Fondo piadoso de las Californias. Así, entre todo este
caos y a punto de entrar en guerra con Estados Unidos se restauró el sistema
Federal, lo que provocó aún más desorden.

EL GOBIERNO DE ECHEVERRÍA Y EL LLAMADO DESARROLLO


CORPORATIVO

La política económica durante el sexenio 1970-1976.


Durante la década de los setentas, la inversión pública mantuvo y acentuó su
tendencia ascendente con respecto de la privada
Durante la década de los setentas, la inversión pública mantuvo y acentuó su
tendencia ascendente con respecto de la privada
En el sexenio 1970-1976, el Ejecutivo, a cargo de Luis Echeverría Álvarez –
fuertemente denostado hoy, en los tiempos del neoliberalismo, y particularmente
por Carlos Salinas de Gortari, que lo consideró como su antítesis– impulsó el gasto
público con un sentido nacionalista y con una correcta orientación social; ésta fue
su manera de enfrentar la situación de agudas contradicciones entre el capitalismo
imperialista, que presionaba para retomar su predominio sobre México, que parecía
escapársele, y las fuerzas nacionales que impulsaban nuestra cabal emancipación.
Por ejemplo, incrementó diez veces los recursos públicos destinados al desarrollo
rural, de 6 mil millones de pesos en 1970, a más de 60 mil millones en 1976.
Acrecentó las obras de irrigación. Elevó notoriamente los precios de garantía para
los productos del campo, con lo que contribuyó a elevar el nivel de vida de las masas
campesinas. Dio un extraordinario impulso a la Reforma Agraria, el mayor desde los
tiempos de Lázaro Cárdenas. Hizo crecer de manera notable los recursos
destinados al sistema educativo nacional en su conjunto, y en particular los
dedicados a las instituciones de cultura superior. Asimismo, los que se dedicaron a
la construcción de vivienda popular, a la salud y a la seguridad social.
Los capitales extranjeros se apoderaban de las ramas más dinámicas de la
industria.
Fortalecimiento de las industrias petrolera, petroquímica, eléctrica y siderúrgica,
nacionalizadas.
Fortalecimiento de las industrias petrolera, petroquímica, eléctrica y siderúrgica,
nacionalizadas.
Otro dato significativo: los capitales externos se apoderaban, cada vez más, de las
ramas más dinámicas de la industria. Así, “en 1970 controlaban ya el 27.6% de las
ventas totales de la industria manufacturera, el 84% en la producción de hule, el
80% en tabaco, el 67% en productos químicos, el 62% en construcción de
maquinaria eléctrica, y el 49% en equipo de transporte, índices que se elevaron
considerablemente para 1980”. Hay un dato que sustenta la afirmación dramática
de que, a pesar de sus graves penurias, nuestros países subsidian el desarrollo
económico de Estados Unidos. El hecho es que la tasa de ganancias de la inversión
de ese país en el extranjero es tradicionalmente menor en los países ricos que en
los pobres. Por ejemplo, en 1979 fue de 18.9% en los países capitalistas
desarrollados, y de 28.9% en los “subdesarrollados”. Y otro dato todavía más claro
en ese mismo sentido: en estos últimos países se encuentra el 24.8% de la inversión
total estadounidense y, sin embargo, de ellos extrae el 63.4% de los flujos de capital
por utilidades, regalías, etc.
Existen datos irrebatibles que dan sustento también a la afirmación ya antes
formulada de que los capitales extranjeros no capitalizan, sino descapitalizan la
economía nacional:
“…los ingresos por concepto de inversiones extranjeras directas durante la década
de 1960-70 fueron de 2,059 millones de dólares, mientras que, por conceptos de
utilidades, regalías, etcétera, se enviaron al exterior 2,991 millones de dólares.
Datos más recientes confirmaban la continuidad y agravamiento de este fenómeno.
En cuatro años, de 1976 a 1979 inclusive, el total de ingresos originados por las
inversiones extranjeras directas fue de 1,676.4 millones de dólares, en tanto que se
remitieron de regreso a la metrópoli 3,249.6 millones de dólares por utilidades y
regalías. “Esto significa que se sangró la economía nacional con 1,573 millones de
dólares, cifra 69% mayor a la exportada en toda la década de los sesentas”.
EL GOBIERNO LOPEZ PORTILLISTA Y LA CRISIS ECONOMICA DE 1982
A fines de 1981 la situación económica de México era crítica. Y contrario a lo que
cuenta la leyenda urbana de que algunas personas con buenas conexiones en el
gobierno tuvieron información confidencial que les permitió salvarse del desastre, la
verdad era que bastaba con leer el periódico para darse cuenta de lo que iba a
pasar.
El 5 de febrero de 1982 el presidente Lopez Portillo salió en cadena nacional a
declarar:
“Defenderé el peso como perro”
Y lo más increíble del caso es que mucha gente decidió tomar sus precauciones,
moviendo sus ahorros a las cuentas en dólares que en aquellos años ofrecían los
bancos mexicanos.
Porque resulta que otra curiosidad de aquellos tiempos es que podías entrar a una
sucursal de Banamex, Bancomer o cualquier otro de los bancos que existían en
aquel entonces y pedir que te abrieran una chequera o una cuenta de ahorros en
dólares.
El 18 de febrero de ese año se repitió una vez más el patrón de 1976. El Banco de
México se quedó sin dólares para vender por lo que tuvo que salirse del mercado
cambiario.
Ese día el peso pasó de 26.81 a 37.55 por dólar.
Como en un barco donde empieza un incendio todos corrieron a los botes
salvavidas: Acumular dólares.
Solo para encontrar que los botes (las cuentas de banco denominadas en dólares)
eran una trampa.
Para los primeros días de agosto el tipo de cambio era de 48.79 pesos por dólar.
¡Una devaluación del 82%!
El 6 de agosto la trampa se cerró sobre aquellos que habían tenido confianza en el
sistema bancario nacional. Se crearon dos paridades. La más baja, fijada en 49.13
pesos por dólar, serviría para la conversión a pesos de los depósitos bancarios en
dólares, el pago de deudas y las importaciones prioritarias.
Mientras tanto seguiría existiendo un tipo de cambio de mercado que sería
determinado libremente por la oferta y la demanda. El tipo de cambio libre quedó
ese día en 75.33 pesos por dólar. Mismo que además siguió subiendo hasta 104
pesos por dólar por la tarde del 31 de agosto.
En un mes los ahorradores que habían dejado su dinero en México habían visto
desaparecer el 50% de su patrimonio medido en dólares.
El desastre quedó completo al día siguiente: 1 de septiembre de 1982.
En su último informe de gobierno confiscó los bancos privados e impuso un control
de cambios (la prohibición legal para realizar operaciones en moneda extranjera).
El daño al patrimonio de la gente al concluir el sexenio de este presidente fue
terrible.
El tipo de cambio se depreció 646% y la inflación durante el sexenio fue del 458%.
Además de la pérdida en el poder adquisitivo de los salarios y la destrucción de los
ahorros la crisis de 1982 destruyó a una buena parte del aparato productivo
nacional.
El gobierno suspendió muchos de sus proyectos de un plumazo. Así que muchas
empresas que trabajaban para él, se quedaron sin trabajo y tuvieron que cerrar.
Muchos otros negocios fueron atrapados con deudas en moneda extranjera y flujos
en pesos. Nadie puede sobrevivir a un aumento de siete veces en sus costos de
financiamiento.

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