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Camila Cortés López Lunes, 17 de Abril de 2017

Código: 201425667
Universidad de Los Andes
Texto Argumentativo - Arquitectura Clásica
La proporción, símbolo de belleza

¿Qué es lo bello? O mejor dicho ¿Qué aspectos hace que algo resulte bello para nuestros

ojos? Cada época tiene su ideal de belleza más o menos bien definido y este ha ido cambiando

con el pasar del tiempo. La proporción, un concepto que pretende generar belleza, se define

como una relación de correspondencia entre las partes y el todo. Por ello, el propósito se basa

en comprobar la importancia de la proporción en relación con el concepto de belleza,

tomando como base los puntos de vista de diferentes pensadores, arquitectos o filósofos. Con

base en lo anterior, se puede decir que la proporción es aquello que suscita belleza al observar,

pues es una herramienta que le da orden, simetría y armonía a todas las partes. En primer

lugar, este pensamiento viene desde la antigüedad, probablemente desde la Grecia Clásica y

se ha conservado en gran medida hasta nuestros días. Pitágoras consideraba la belleza como

un elemento que nace de los números, Vitruvio enumeró los componentes de la arquitectura

que generan belleza, San Agustín anunció que la verdadera belleza se basa en la igualdad y

la simetría, pero, a medida que avanzan los años se habla de la proporción no en sentido

matemático si no como cualidad, también se ha llegado a dudar si la belleza se haya en la

proporción tomando como ejemplo el mundo animal, vegetal y la especie humana.

¿Las matemáticas están relacionadas con el arte y la belleza? Si tomamos la pregunta como

afirmativa significa que para que consideremos algo bello debe estar basado en números y

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proporciones, de lo contrario no se le debe atribuir ese adjetivo. Pitágoras es el primero en

sostener que el principio de todas las cosas es el número pues todo debía estar gobernado por

una sola ley, la ley del número y así pretenden darle una definición al mundo como un todo

ordenado. Más adelante, se siguió este mismo concepto para la arquitectura griega, la cual

principalmente se basa en la proporción para producir belleza. Vitruvio enumera la

composición de la arquitectura en cinco elementos: la ordenación, la disposición, la euritmia,

la simetría, el ornamento y la distribución. Se dice que, por medio del cumplimiento de estas

características, la buena modulación y el cuidado en la armonía de sus partes se produce la

belleza. “Obtendremos la belleza cuando su aspecto sea agradable y esmerado, cuando una

adecuada proporción de sus partes plasme la simetría” (Vitruvio, 1649, p.36, Los diez libros

de Arquitectura), esta cita anuncia un importante aspecto de la belleza y esa es la simetría, la

cual guarda similitud con la proporción, para que agrade visualmente y cumpla todas sus

finalidades.

En la arquitectura gótica y medieval se define la belleza como la razón de igualdad o

simetría, se basó también en la idea agustiniana de un universo basado en “medida, número

y peso”, por ejemplo, un edificio no se consideraba bello si las pasadas reglas no eran bien

aplicadas en él. Similarmente, Boecio (quien seguía estrechamente los pensamientos

pitagóricos) asumía que el artista no es libre cuando se trata proporciones pues son dictadas

por el principio de la estética para lograr las “razones” perfectas. Por otro lado, la verdadera

belleza según San Agustín se centra en la metafísica, considera que la razón más admirable

es la 1:1, la simetría perfecta y que “toda creación artística observa las leyes de los

números”(Simson, 1980, pg 53, La catedral gótica). Por otro lado, la construcción se lleva a

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cabo determinando las proporciones perfectas del cuadrado y el cubo, esas mismas que

determinan la composición del universo, Alejadro de Hales mide, numera y pesa para realizar

su edificio para mostrar la armoniosa composición de todo lo bello. En la arquitectura gótica

todos los problemas de estética se resolvían por medios geométricos, significa que la belleza

no es solo visual pero también funcional pues imitaba el orden y las leyes de la naturaleza.

Adicionalmente, la luz era considerada la esencia de la belleza, “San Victor y Santo Tomás

de Aquino coinciden en afirmar que lo bello se basa en la consonancia de las partes, o

proporción y la luminosidad” (Simson, s.f., pg 71, La medida y la luz).

Sin embargo, existen contraargumentos sobre la idea de la proporción como símbolo de

belleza, tomando como ejemplo el mundo animal, vegetal y la especie humana. Edmund

Burke en su escrito “De lo sublime y de lo bello” (1995) duda de la proporción como ideal

de belleza, pues dice que esta no se puede medir, y no tiene relación con el cálculo ni con la

geometría, por eso mismo no hay medidas que demuestren ser bellas. En caso de que la

belleza sea un derivado de la proporción se pueden tomar ejemplos de animales considerados

bello y tomar sus medidas para analizar si hay alguna correlación. Una flor hermosa como la

rosa , ¿tiene proporción entre los tallos y las hojas?, es una flor ancha y brota de un pequeño

arbusto mientras que la flor de la manzana es pequeña y brota de un árbol grande. De igual

manera, se observa en los animales, como el cisne, tiene un cuello más largo que el resto de

su cuerpo pero una cola corta, aun así lo consideramos hermoso, se puede concluir que hay

poca proporción entre el tamaño, el colorido o la forma de este y demás especies pero igual

suscitan belleza. En el cuerpo humano hay partes proporcionadas pero se encuentran alejadas

entre sí y su función no tiene similitud alguna, puede que las proporciones de la arquitectura

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hayan sido extraídos del cuerpo humano pero puede ser una analogía forzada, un hombre

representado con los brazos y piernas abiertos de par en par no es una postura normal y las

líneas que pasan por las extremidades forman un cuadrado de una forma extraña, de igual

manera, “muchos edificios proyectados por los mejores arquitectos no presentan la forma del

cuadrado y en conjunto presentan un igual de bueno, y talvez mejor” (Burke, 1995, pg 74,

De lo sublime y lo bello) Este análisis puede ser cierto pues con respecto a las proporciones

han surgido muchos prejuicios e ideas equivocas, pues esta varía según el fin y no en todos

los ejemplos es determinante, no siempre la belleza va de la mano de la proporción.

En conclusión, la belleza desde los años de la antigüedad se logra por medio de la proporción

pues es esta la que dicta la perfección, buen ordenamiento y correcta disposición de los

elementos dispuestos por ejemplo en un edificio, en un espacio o en las partes del cuerpo

humano. Si las partes están en armonía y se encuentran en simetría es probable que susciten

belleza y que sean funcionales, es decir, si la planta de un edifico guarda proporciones en

cuanto al alzado, va a funcionar de buena manera. Por otro lado, la naturaleza y el mundo

animal cuentan con una proporción más desordenada pues está dictada por leyes de la

naturaleza y en su modo generan un orden y una armonía en sus partes aun así no todo este

perfectamente medido, es por ello que no se le puede atribuir la característica de bello a un

número pero tal vez si a una razón o a una proporción. Desde la Grecia Clásica los hombres

han usado la proporción y los números como herramientas importantes para llevar a cabo

construcciones, templos, edificios de ritos, entre otros y por eso esta época es considerada de

alta perfección, similarmente en el Gótico, el Renacimiento y el Medieval se llevaron a cabo

pensamientos parecidos donde estas leyes eran la base para que se generara una belleza

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visual. La arquitectura sí funciona por medio de las proporciones y es algo que se ha

desarrollado desde la antigüedad hasta nuestros días. Por otro lado, en el mundo animal y

vegetal hay muchos ejemplos de belleza donde no se encuentran proporciones por eso no se

puede generalizar que el concepto de belleza está basado solamente en las proporciones.

Bibliografía:

Alberti, Leon Battista. Sobre la Ornamentación. Trad. Javier Fresnillo Núñez. Madrid:

Akal S.A., 1991.

Burke, Edmund. De lo sublime y de lo bello. Barcelona: Altaya, 1995.

Simson, Otto von. La catedral gótica. Madrid: Alianza Editorial, 1980.

Vitruvio (1649). Los diez libros de arquitectura. (J.L. Domingo, Trad.) Madrid, España:

Alianza Forma

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