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resumen- El impacto del concepto de cultura en el concepto del hombre – Clifford Geertz

Parte I

Levi-Strauss decía que la explicación científica consistía en reemplazar una realidad comprensible,
por otra menos comprensible, complejizando las ideas simples, en ideas abstractas; en este principio
era que se basaba la fuerza explicativa. Sin embargo, parece que, en las Ciencias Sociales, este ideal
se basa en buscar la complejidad de las ideas y ordenarlas.

El estudio de la cultura, parece que a seguido esta lógica, en donde para comprender lo que es el
hombre, es necesario abarcar el pensamiento científico respecto a la cultura, para que la
antropología se diera la tarea de ordenar estos pensamientos.

La concepción de la naturaleza humana del hombre durante la ilustración, se basaba en la


inmutación (que no se puede cambiar), su organización y su simpleza.

Según Lovejoy, El marco escénico (contexto) cambia, al igual que los actores cambian sus
vestimentas y apariencias; sin embargo, sus movimientos internos surgen de los mismos deseos y
pasiones de los hombres (biologismo, naturalismo), produciendo efectos en las circunstancias
cambiantes de los pueblos.

Se puede inferir entonces, que tanto la influencia del medio, influye en la persona; como también
lo innato del hombre influye en el medio (bidireccionalidad).

Sin embargo, esta concepción antropológica es refutada debido a que todo aquello que afirme algo
relacionada al hombre de una edad, raza, tradición o valor especifico, carece de solidez al momento
de querer definir su naturaleza (universal).

La percepción de una naturaleza humana constante, independiente del contexto, pudiese ser solo
una ilusión; bajo la consideración de esta premisa es que nace el concepto de cultura.

La postura actual consiste en afirmar que no existen hombres no modificados por la costumbre de
determinados lugares (contexto); pues estos actores podrían cambiar papeles, estilos y/o dramas;
pero siempre estarían actuando. Por ende, la comprensión de la naturaleza humana no podría ser
comprendida por la influencia del contexto en los humanos, es decir, por medio del estudio de
especificidades (tradiciones, valores, costumbres, etc.), tendiéndose entonces a separar en un plano
biológico de un plano social (cultural).
Esta influencia del medio, dificulta diferenciar lo natural y constante del hombre; de lo local y
variable; juntar ambas cosas como si fuera un solo elemento, sería falsear la situación humana.

En este campo, la antropología ha intentado situarse elaborando un concepto más fiable del
hombre, un concepto en donde la cultura y la variedad cultural sean consideradas; y no sea reducida
solamente a la definición conceptual de la “unidad básica de la humanidad”. En resumen, se trata
de sostener que la humanidad es variada en su esencia, como lo es también en sus expresiones.

Hombre con mayúscula: ha de buscarse y definirse más allá de las costumbres. (universalidad)

hombre con minúscula: ha de buscarse en sus costumbres. (especificidades y excentricidades)

Cuando se busca comprender al hombre, en vez de al Hombre; se corre el peligro de perder el


horizonte de lo que es el hombre, y lo vuelve cautivo de su época y de determinismos históricos
(alienado. No es producto de sí, si no de la historia ajena a él).

En las Ciencias Sociales se pudieron apreciar estas perspectivas en el:

Relativismo cultural: Establece que cada cultura debe ser estudiada o interpretada desde sus
propias creencias, valores, prácticas, hábitos.

Evolución cultural: El cambio a lo largo del tiempo de los elementos culturales (costumbres,
religiones, valores, organización social, leyes, lenguaje) de una sociedad, que permite la adaptación
al medio ambiente.

Sin embargo, existen posturas actuales en las que se busca en las estructuras culturales los
elementos que definen la existencia humana (subsistencia), y no la comprensión holística del
hombre.

Parte II

La estrategia estratigráfica, apunta a la relación entre los factores biológicos, psicológicos, sociales
y culturales de la vida humana. Esta postura establece que el hombre se compone de diferentes
estos diferentes niveles, y que, bajo cada capa, yace otra. Sin embargo, si le quitamos la capa
cultural, nos quedaría solamente las capas alusivas a los aspectos funcionales (roles y funciones) y
estructurales (normas) de la organización social, si se quitan las capas restantes quedaría los
factores psicológicos adyacentes (necesidades básicas), y si se quitan estos quedan los fundamentos
biológicos (reducción máxima) de la vida humana.
La cultura es un factor esencial de la naturaleza humana, ya que el hombre es un ser estratificado
en donde coexisten distintos niveles: orgánico, psicológico, social y cultural; es por aquello que se
desarrollaron ciencias pertinentes para su comprensión tal como la biología, psicología, sociología y
antropología. Sin embargo, la cultura ha sido un distintivo del hombre que influye en su “vida más
cotidiana” e inmediata; que permitiría aproximarse a una respuesta ante la incógnita de que
realmente es el hombre.

La perspectiva del hombre en el siglo XX se basaba en que la imagen del hombre se manifestaba en
sus costumbres; es por aquello que los estudios de esa época se centraban en las siguientes
estrategias:

1. buscar en las culturas principios universales y semejanzas empíricas, frente a la diversidad de


las costumbres del todo mundo (marco de referencia) y en distintas épocas (comparar), que
pudiesen encontrarse en todo el mundo de la misma forma.
2. Relacionar estos principios universales a los postulados de la biología, psicología y organización
social.
Si podían aislarse algunas costumbres del “catalogo” mundial y considerar comunes a todas las
variantes locales, estas podrían generar marcos de referencia para la interpretación de los rasgos
culturales que son esenciales para la existencia humana. De esta manera la antropología podría
brindar dimensiones culturales en conformidad con las dimensiones otorgadas por la biología,
sociología y psicología.
Los resultados obtenidos de estas estrategias permitirían crear consensus Gentium (consenso de
toda la humanidad), que son aquellas nociones en los cuales los hombres convendrán, por lo tanto,
toman un grado de reales, correctas o justas (casi verdad).
Sin embargo, en la antropología moderna, se desarrolló la idea de que los aspectos de la cultura
asumen formas especificas a partir de hechos históricos (fuerzas universales), por ende, la vida
cultural de los hombres está compuesta por dos ejes: la emanación de las fuerzas universales y otra
por movimientos internos de los sujetos.
Ejem: el hablar (hecho interno) – el hablar español (hecho histórico).
Esto provocó que el consensus Gentium fracase debido a que esta estrategia se centraba en las
particularidades culturales, más que en generar una definición de humanidad y creaba
generalizaciones del hombre, potenciaba el relativismo cultural.
Esto provoca una dificultad para enunciar universales culturales (verdades ineludibles), pues eso
significaría la división de esos universales culturales en psicológicos, sociológicos y biológicos;
volviéndolos universales culturales autónomos, para después unirlos.
Entonces, bajo esta premisa el análisis consiste en crear supuestos universales a partir de
necesidades subyacentes y mostrar cierta coherencia entre ambas cosas; como, por ejemplo:
 Nivel social: La reproducción de las personas como forma de subsistencia de la sociedad,
otorgándole sentido a la familia. O por el contrario la necesidad de bienes y servicio,
otorgándole sentido al mercado.
 Nivel psicológico: El crecimiento personal, otorgándole sentido a las instituciones educativas.
 Nivel Biológico: La salud, otorgándole sentido a los hábitos alimenticios y los procedimientos
de curas.

Sin embargo, el problema aquí yace es que si existe correlación y coherencia entre la necesidad y el
supuesto; o solamente es una congruencia superflua.
Los modos y metodologías usados para establecer una relación entre la cultura y el hombre, se
basan principalmente en la elaboración de supuestos culturales, buscando analogías, dualismos y
paralelismos que busquen el convencimiento de una respuesta satisfactoria entre la relación de la
cultura y de lo que es el ser humano.
Lo que apuntan estos métodos es que el ser humano está más próximo a ser definido en los rasgos
de la cultura universal y no en aquellos distintivos.
Sin embargo, autores como Cromwell establecen que, en las particularidades culturales de un
pueblo, específicamente en sus rarezas, se pueden encontrar revelaciones respecto al humano, por
ende, la antropología debiese construir o reconstruir el concepto de hombre a partir de estos
hallazgos.

Parte III.
Los antropólogos se han alejado de las particularidades de la cultura para elaborar una definición
de hombre, pues se haya la posibilidad de caer en un historicismo o relativismo cultural, que se
separa de toda definición universal.
La noción de que un fenómeno cultural sea universal, tampoco revela la naturaleza del hombre. Sin
embargo, la importancia no yace en la universalidad de los fenómenos, sino en que estos fenómenos
universales puedan revelar los permanentes procesos naturales que están ligados a dicho fenómeno
universal. Es decir, se trata de buscar relaciones sistemáticas entre los diferentes fenómenos,
reemplazando la visión estratigráfica (división) de las relaciones que tienen entre sí; por una
concepción sintética (unida y holística), tomando las dimensiones biológica, social, psicológica y
culturales como variables dentro de un sistema unitario que sería el hombre; para posteriormente
elaborar teorías con un lenguaje especifico (ciencias sociales), que abarquen conclusiones
confinadas en campos de estudios distintos.
Desde una postura integradora de la antropología, se han propuesto dos ideas para elaborar una
imagen más exacta del hombre:
1. La cultura debe comprenderse no como un esquema complejo de conductas concretas, sino
más bien como mecanismos de control, reglas, instrucciones que gobiernan la conducta
(sistema de significación).
2. Se debe tener la idea de que el hombre es el animal más dependiente de estos mecanismos de
control extragenéticos, que ordenan su conducta.

Una de las definiciones más precias que enlaza al humano y la cultura es que, todos los humanos
empiezan con un equipamiento natural para vivir cualquier tipo de vida, pero en algún momento
solo acaban viviendo una en específico. (el humano nace igual, se diferencia en su cultura o
contexto).
La noción de la cultura como mecanismo de control, nace en los postulados de George Herbert
mead, de que el pensamiento humano es social y público, además de los símbolos de significación
que le otorgan significado a la experiencia. Estos significados están arraigados a la comunidad donde
nació y seguirán existiendo, quizás con alteraciones parciales a través del tiempo.
Estas fuentes simbólicas orientaran al hombre en el mundo, pues si el hombre no estuviera regido
por estructuras culturales (sistema organizado de símbolos significativos), la conducta del hombre
seria ingobernable, serian puros actos sin finalidad; por lo que la cultura se vuelve una condición
esencial de la vida humana.
En antropología para argumentar esta posición, se establece lo que se denomina la ascendencia del
hombre en donde se abarca el periodo evolutivo del homo sapiens hasta el hombre actual.
1. Se descarta la secuencia relacional entre la evolución física y el desarrollo cultural del hombre;
siendo superpuesta por la noción interactiva del hombre.
2. Los principales cambios biológicos del hombre yacieron en el sistema nervioso central,
específicamente el cerebro.
3. El hombre desde el punto de vista físico, es un animal incompleto, siendo un distinto de los no
hombres, es la capacidad de aprender cosas particulares que le permiten ser capaz de funcionar
como hombre.

Estas tres premisas establecen que el progreso biológico se había completado antes de que se
comenzará el cultural; por lo que el hombre evolucionó por mecanismos de variación genética y de
selección natural, hasta tener una estructura anatómica de la cual es visible hoy en día, y luego se
produjo el desarrollo cultural. Es decir, que en algún momento de su desarrollo genético fue capaz
de producir y ser portador de cultura, por lo que en algún momento de su existencia sintió la presión
del ambiente, que demandaba una adaptación cultural, antes que genética.

Entonces la historia quedaría así: el hombre se cubrió con pieles en los climas fríos y con telas
livianas en climas cálidos, no modificando su modo innato de responder a la temperatura ambiental.
Después confeccionó armas para extender sus poderes predatorios y sometió a la acción del fuego
los alimentos para hacer digeribles una mayor proporción de éstos.

Después en algún lugar del mundo, llegó a ser capaz de transmitir conocimientos, creencia, leyes,
reglas y costumbres a sus descendientes mediante el aprendizaje. Después de este momento
mágico el progreso del hombre, dependió de la acumulación cultural más que de el cambio orgánico.
Este proceso tardó millones de años en realizarse.

Ahora con la posición actual del desarrollo humano, se encuentra la evolución del homo sapiens,
con la evolución de su antecesor pre sapiens, con la aparición del australopiteco.

Las formas de actividad cultural o protocultural (creación de herramientas de caza), se registraron


en los australopitecos, por lo que se establece que hubo una superposición entre el comienzo de la
cultura y la aparición del hombre como lo conocemos hoy.

“Los hombres (actuales) tienen días de nacimiento, el Hombre (evolución) no lo tiene”

Esta postura actual fundamenta entonces que la cultura más que agregarse, fue un elemento
constitutivo y central de la producción del hombre.

El crecimiento cultural para el homo sapiens fue fundamental, el perfeccionamiento de


herramientas, la adopción de caza organizada y practicas de recolección, la organización en familia,
el descubrimiento del fuego. Esto da relevo principalmente a la tesis de que el hombre cada vez se
hizo más dependiente de los sistemas de símbolos significativos (lenguaje, arte mito, ritual), por lo
que demandó una adaptación de estos a la presión del ambiente.

A medida que la cultura se desarrollaba, había una selección natural de los individuos más capaces
(el mejor cazador, recolector, fabricante), llegando hasta el homosapiens, quien ya tenía
modificaciones a nivel cultural, corporal y cerebral. Un ejemplo claro de esto es la utilización masiva
de herramientas, provocó el crecimiento del pulgar y la corteza cerebral.

El hombre sin darse cuenta, fue artífice de su propio destino biológico; es decir se creó a sí mismo.

Entonces la diferencia entre un protohombre, y un hombre es la complejidad de la organización


nerviosa.

El proceso evolutivo planteado anteriormente, sugiere que no existe naturaleza humana


independiente a la cultura.

En síntesis, el hombre es un animal inconcluso, que se complementa con la cultura y se completa;


pero no con la cultura en general; sino más bien, por formas particulares de ella (significaciones).

El hombre vive entre lo que el cuerpo dice y lo que sabe que tiene que hacer para funcionar; sin
embargo, entre estos aspectos hay un vacío que se llena con información suministrada por la
cultura. El hombre habla por naturaleza (capacidad innata), pero habla español por cultura.

Nuestras ideas, valores, acciones son productos culturales. Chartres (iglesia) está construida por
piedra y vidrio, sin embargo, no es solamente piedra y vidrio, es una catedral construida en un
momento histórico especifico, por razones especificas y por personas específicas. Es por ello, que
para conocer lo que Chartres es, no basta con conocer las propiedades del vidrio y la piedra, sino
también, conocer los conceptos de las relaciones entre Dios y el hombre y la arquitectura. Al igual
que el hombre, no basta con conocer su biología natural universal.

Parte IV.
Las diferentes definiciones antropológicas de la naturaleza humana, convergen en que son
tipológicas, es decir, intentan construir un arquetipo, un modelo o imagen del hombre, que resultan
aproximaciones y no reflejos (verdad absoluta) del hombre.
La antropología clásica se centraba en distinguir los caracteres de la cultura y aparecerían la idea de
hombre creada por el consenso (he aquí la lógica de la comparación respecto a diversos referentes
universales).
Si se desea descubrir lo que es el hombre, se debe anteponer la idea de que el hombre es variado;
además de que posee una naturaleza, se podría establecer un concepto de hombre que tenga
sustancia (premisas no establecida como verdades universales, sino circunstanciales) y verdad.
El concepto de cultura tiene un impacto en el concepto de hombre, pues al percibir la cultura como
una serie de dispositivos simbólicos que influyen en la conducta, por lo que se puede diferenciar de
lo que es el hombre por sí mismo (sin influencia del entorno, ahistórico), y lo que pueden llegar a
ser a través de esquemas culturales históricamente creados en base a lo ordenan sus vidas.
Ejem: Un hombre tiene que seguir ciertas normas en sociedad, por lo que se considera racional y
civilizado (esquema cultural- estructural funcionalista), pero dirige sus esfuerzos para realizar lo que
él quiera (lógica kantiana).
En síntesis, la definición de hombres no puede extrapolarse solamente a definirlo en base a sus
aptitudes innatas (ilustración) o en base a sus conductas adquiridas (ciencias sociales); sino que se
trata de definir el vinculo entre ambas esferas, pues las potencialidades genéricas (innatas) del
hombre se concentran en sus acciones específicas.

“Ser humano no es solo hablar, sino que es proferir las adecuadas palabras y frases en las apropiadas
situaciones sociales”

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