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DISOLUCIÓN DEL CONGRESO

ANTES:
1. La elección de los candidatos al TC generó el nuevo choque
Horas antes del anuncio que diera Vizcarra en un Mensaje a la Nación, el
Congreso de la República había sido escenario de discusiones -en pro y en
contra- frente a la sesión que se tenía agendada: el debate y la votación de
candidatos al Tribunal Constitucional.
Aunque la designación de nuevos jueces del TC es una potestad
constitucionalmente reconocida al Congreso, el Ejecutivo había observado y
sometido a cuestión de confianza este proceso, al asumir como política de
Estado la urgencia de cambiar las reglas para la selección de los postulantes.
Pese al ingreso -al inicio obstaculizado- del ahora expresidente del Consejo de
Ministros, Salvador del Solar, al Hemiciclo para exponer la petición anunciada el
viernes, la mayoría de legisladores votó por continuar.
En medio de la elección del nuevo TC, del que solo llegó a designarse a un
candidato, algunos congresistas de izquierda bajaron hacia el centro del
Hemiciclo para protestar y reiterar su deseo de cierre del Parlamento.
En medio de la elección del nuevo TC, del que solo llegó a designarse a un
candidato, algunos congresistas de izquierda bajaron hacia el centro del
Hemiciclo para protestar y reiterar su deseo de cierre del Parlamento.

2. El Gobierno interpretó un “rechazo fáctico” del Congreso a la cuestión


de confianza
Vizcarra sostuvo que la confianza se había rechazado de manera “fáctica” al
proseguir con la votación del TC. De acuerdo con la Constitución Política del
Perú en su artículo 134, el presidente puede cerrar el Parlamento cuando éste
rechaza la confianza a dos gabinetes dentro de un mismo Gobierno.
En septiembre de 2017, el Parlamento ya había desaprobado el pedido que hizo
el entonces premier Fernando Zavala; con lo cual se materializaba el riesgo de
una disolución ante una nueva negativa al premier Salvador del Solar.
Desde un punto de vista totalmente técnico, para que la cuestión de confianza
sea denegada es necesaria una votación por parte del Pleno del Congreso. Pero
el Ejecutivo aplicó una interpretación más política, que también es aceptada en
la lectura de la Carta Magna. Así lo precisó para este texto la constitucionalista
Elena Alvites Alvites.
“Yo puedo conceder que aquí cabe más de una interpretación de cómo aplicar
el artículo 134, pero el presidente de la República decidió dentro de una de las
posibles interpretaciones. Además, siguió los mandatos específicos sobre qué
hacer frente a una decisión de disolver el Parlamento: convocó a elecciones y ha
permitido el funcionamiento de la Comisión Permanente del Congreso”, dijo
Alvites.

DESPUÉS
El presidente de Perú, Martín Vizcarra Cornejo, decretó la tarde del último lunes
de septiembre la disolución del Parlamento en medio de una profunda
confrontación de poderes que se mantenía desde los inicios de su Gobierno.
El escenario pudo preverse, cuando el 27 de septiembre el Ejecutivo presionó
vía cuestión de confianza al Congreso para detener un criticado proceso de
selección de los nuevos magistrados del Tribunal Constitucional (TC) y, el lunes,
el Parlamento desatendió la urgencia del pedido.

3. La oposición insiste en que hubo “golpe de Estado”, nombra presidenta


a Aráoz y ella renuncia
Aunque el mandatario peruano ya había anunciado la disolución, 86 congresistas
reanudaron sesión plenaria en las instalaciones del Hemiciclo para debatir y
votar una respuesta: la suspensión. La hoy excongresista de Fuerza Popular,
Milagros Salazar, presentó una moción para separar al presidente de sus
funciones durante un año por “incapacidad temporal”. La propuesta recibió los
votos por unanimidad de todos los presentes y el presidente del Congreso, Pedro
Olaechea, le tomó juramento minutos después a la vicepresidenta y también
congresista Mercedes Aráoz, quien presentó su dimisión a través de un
comunicado divulgado la noche del primero de octubre, tras menos de 24 horas
de asumir como presidenta iConsultado sobre si estos actos tienen legitimidad
constitucional, el jurista Óscar Urviola Hani señaló que “son legales en la medida
de que no se declaren nulos y tienen una eficacia”. No obstante, resaltó que esta
situación tiene una protección más política que jurídica y que, incluso si se
pretendiese frenar la disolución del Congreso, las instancias legales no serían
las óptimas.
“No hay una solución jurídica que sea eficiente o efectiva en el inmediato plazo
porque un proceso competencial en el Tribunal Constitucional, por ejemplo,
demoraría unos cuatro meses. Un amparo que interponga un congresista que se
ve afectado en sus derechos -que es otro ejemplo- tardaría con un tránsito en
tres instancias antes de llegar al Tribunal Constitucional. La nulidad hipotética
del decreto de disolución tendría que declararla el Poder Judicial, tras otro
proceso que también lleva tiempo”, expresó Urviola a France 24.
Por su parte, la constitucionalista Gabriela Oporto Patroni indicó para este medio
que los actos del ya disuelto Congreso no se ajustaron al ordenamiento jurídico
ni a la Constitución.
“No es constitucionalmente correcto afirmar que ‘el Perú tuvo dos presidentes’.
Ni siquiera es correcto afirmar que esta duplicidad se configuró ‘por un minuto’.
Para empezar, la moción de suspensión del presidente por incapacidad temporal
pasa por un procedimiento muy parecido al de una censura contra un ministro,
que resulta interpelado y que tiene derecho a exponer su defensa frente al Pleno.
Pero el procedimiento aplicado a Vizcarra no tiene validez constitucional porque
no se aplicó regularmente. Además, formalmente, ya se había publicado la
resolución que declaraba la disolución del Congreso. Un Congreso impedido
constitucionalmente que de funcionar no puede ejercer ningún acto legitimable”,
sostuvo Oporto.
La noche tras el anuncio de la disolución, el Comando Conjunto de las Fuerzas
Armadas y los comandantes generales del Ejército, la Marina de Guerra, la
Fuerza Aérea y la Policía Nacional ratificaron su reconocimiento a Martín
Vizcarra como jefe supremo de esas instituciones. La acción se produjo tras la
simbólica juramentación de Aráoz.

En sondeos de opinión, una contundente mayoría de ciudadanos encuestados


decía estar de acuerdo con una hipotética disolución del Congreso. El Instituto
de Estudios Peruanos (IEP) publicó en abril los resultados de una encuesta a
más de 1.200 ciudadanos de distintas regiones que apoyaba una eventual
medida hasta en un 70 %. En ese mismo estudio, un 89 % de participantes
expresó su rechazo al Congreso como institución. De cerca le siguieron el Poder
Judicial, con 77 % de desaprobación, y el Ministerio Público, con 68 %.
La noche del lunes, las movilizaciones en las calles empataron con el sentir de
la estadística. Ciudadanos de diferentes edades y estratos salieron en marchas
de celebración por las principales vías de sus ciudades. En Lima, el recorrido fue
acompañado incluso por algunos políticos y legisladores.
No obstante, con el transcurso de las horas también se presentaron algunos
episodios de tensión y violencia. Este martes, el ahora excongresista de Fuerza
Popular Carlos Tubino fue agredido por un ciudadano que protestaba junto a
otros en contra de su ingreso a la sede del Legislativo. Las imágenes publicadas
por el diario Perú21 muestran al fujimorista recibiendo insultos y algunos objetos
lanzados hacia su cabeza.
5. Solo se mantiene la Comisión Permanente hasta la instalación del nuevo
Parlamento en enero de 2020
Frente a la disolución del Congreso, su Comisión Permanente es la única que
puede mantener funciones, pero solo por cuatro meses, hasta que se instale un
nuevo Parlamento por un proceso de elección popular previsto para enero de
2020.
“La Comisión Permanente debe seguir funcionando porque es un órgano
indisoluble. Sigue funcionando a un nivel de servicios mínimos", refiere la
abogada Elena Alvites.
De acuerdo con el artículo 101 de la Constitución, este grupo puede designar al
Contralor General de la República y ratificar a funcionarios de la banca nacional,
además de aprobar créditos suplementarios y habilitaciones de presupuesto.
Sin embargo, la Comisión Permanente no puede legislar y se ve impedida en
varios otros procedimientos sin un Congreso que sirva de fase final de sus
planteamientos. En este escenario, solo corresponde al Ejecutivo legislar por
medio de “decretos de urgencia con fuerza de ley”, pero solo en materia
económica y financiera, “cuando así lo requiere el interés nacional”, según fija el
artículo 118 de la Carta Magna.
DISOLUCIÓN DEL CONGRESO
¿Por qué decidió Vizcarra disolver el Congreso?
Vizcarra hizo pública su decisión de disolver el Congreso y convocar elecciones
legislativas para el próximo 26 de enero aplicando una norma constitucional que
le habilita a ello si la cámara le niega una cuestión de confianza a dos gabinetes
presidenciales.
El gobierno había planteado esta cuestión de confianza —la tercera en menos
de un año— sobre el proceso de selección de candidatos del Tribunal
Constitucional (TC).
El argumento gubernamental era que el proceso de selección no era
transparente y no garantizaba la división de poderes en la nación. El lunes, sin
embargo, el Congreso —dominado por la oposición fujimorista y sus aliados—
decidió seguir con la agenda preestablecida de la sesión; es decir, elegir primero
a los miembros del TC y analizar después la cuestión de confianza planteada por
el Ejecutivo.

Tras el nombramiento de un nuevo magistrado para el TC —uno de los seis que


deben ser reemplazados por el fin de su periodo—, Vizcarra anunció la disolución
de la cámara y la consecuente convocatoria de elecciones legislativas.
El presidente daba por hecho que, con la votación del magistrado, la cuestión de
confianza le había sido denegada. Pero cuando ya el presidente había iniciado
su intervención pública, el Congreso votó otorgándole la confianza.
Es por esto que los opositores argumentan que el presidente no tenía derecho a
disolver la cámara y algunos hablan de "autogolpe". El actual Congreso fue
elegido en 2016 para un periodo que terminaba en 2021.
En un mensaje televisado, Vizcarra declaró que con la disolución del Congreso
buscaba "dar un fin a esta etapa de entrampamiento político que ha impedido
que Perú crezca al ritmo de sus posibilidades".
Tras el anuncio, los responsables de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional
se reunieron con Vizcarra para mostrar "su pleno respaldo al orden constitucional
y al presidente".
2. ¿Cómo se llegó hasta aquí?
La crisis es el reflejo de una abierta división entre el gobierno y el Congreso
desde las elecciones generales de 2016, cuando el partido fujimorista Fuerza
Popular logró la mayoría parlamentaria.
Vizcarra ha acusado a Fuerza Popular, dirigido por Keiko Fujimori -quien se
encuentra en prisión preventiva por acusaciones de lavado de dinero- de tratar
de usar las instituciones democráticas para su beneficio personal.
Asimismo se acusa al partido de utilizar su mayoría parlamentaria para hacerse
con el control del Tribunal Constitucional.
Otra sombra que se cierne sobre el país es el escándalo de corrupción de la
constructora Odebrecht, que en 2018 le costó el cargo al presidente Pedro Pablo
Kuczynski y llevó a la asunción de Martín Vizcarra, su entonces vicepresidente.
Vizcarra ante eso promovió una serie de reformas para combatir la corrupción,
las cuales lo han enfrentado con el Congreso.
Y la cámara, a su vez, ha boicoteado varios intentos de tomar medidas contra la
corrupción y rechazado los pedidos del mandatario para llevar a cabo elecciones
legislativas.
Mientras tanto, la oposición en el Congreso inició el proceso para renovar a
varios magistrados del TC, lo cual culminó con la decisión de Vizcarra de disolver
el parlamento y convocar elecciones para el 26 de enero.

3. ¿Qué escenarios se abrieron tras la disolución?


La última vez que sucedió un hecho similar fue en 1992, cuando el entonces
presidente Alberto Fujimori alegó obstrucción del Parlamento en temas de
seguridad y economía. Sus críticos afirmaron que fue para tapar las
investigaciones de corrupción en su contra y consolidar su poder.
Más allá de ese precedente, la Constitución contempla que las elecciones para
conformar un nuevo Congreso deben realizarse dentro de los cuatro meses
siguientes a la disolución de la Cámara.
Elegido un nuevo Parlamento, este puede censurar al Consejo de Ministros o
negarle la cuestión de confianza después de que el presidente del ente haya
expuesto los motivos de la suspensión parlamentaria.
Si las elecciones no se celebraran en el plazo señalado, "el Congreso disuelto
se reúne de pleno derecho, recobra sus facultades, y destituye al Consejo de
Ministros", se lee en la Constitución.
La Constitución de Perú establece que el ejercicio de la presidencia puede
quedar vacante por "su permanente incapacidad moral o física, declarada por el
Congreso".
Pero tras conocerse la disolución de este lunes, los diputados no solo no
abandonaron la Cámara sino que aprobaron una moción para suspender de sus
funciones a Vizcarra durante 12 meses.
A continuación, la vicepresidenta Mercedes Aráoz juramentó como "presidenta
en funciones" del país de manera temporal.
Sin embargo, el decreto publicado en el diario oficial del país subraya que
"carece de validez y eficacia jurídica todo acto relativo a la función parlamentaria
realizado por los congresistas cuyo mandato ha sido revocado".
En una noche de máxima tensión e incertidumbre, el Comando Conjunto de las
Fuerzas Armadas y la Policía Nacional se reunieron en Palacio de Gobierno con
Vizcarra para reafirmar "su pleno respaldo al orden constitucional y al
presidente", informó la presidencia de Perú.
Finalmente, este martes Mercedes Aráoz renunció al cargo de vicepresidenta y,
por extensión, al encargo de actuar como "presidenta en funciones".
4. ¿Qué puede pasar ahora?
La renuncia de Aráoz dio un nuevo giro a la grave crisis política que vive Perú y
que agudiza el choque de poderes existente entre Congreso y gobierno.
El nuevo primer ministro peruano, Vicente Zeballos, calificó la renuncia de Aráoz
de "gesto democrático" en una entrevista con Canal N recogida por el diario La
República.
Sin embargo, evitó pronunciarse sobre la posibilidad de que esta salida pueda
llevar a la convocatoria de elecciones generales anticipadas, tal y como desea
Vizcarra.
"Las elecciones parlamentarias ya están convocadas y no hay marcha atrás en
ese sentido. [Sobre las elecciones generales] habría que ver el contexto de la
carta [de Aráoz], pero no puedo precisar en este momento", dijo Zeballos.
Vizcarra propuso el pasado mes de julio una reforma constitucional para
adelantar los comicios generales a 2020 como salida a la "crisis institucional" del
país, pero el Congreso rechazó su propuesta el pasado jueves.
La Constitución peruana establece que, en ausencia del presidente y de los
vicepresidentes, corresponde al presidente del Congreso asumir sus funciones.
Pero aunque el Parlamento suspendió este lunes a Vizcarra de sus funciones y
la vicepresidenta Aráoz renunció, el presidente del Congreso disuelto, Pedro
Olaechea, descartó que fuera a asumir la presidencia de la República.
"Al haberse cerrado el Pleno del Congreso y no dejar ingresar a los congresistas,
salvo al órgano de la Comisión Permanente, no hay votos suficientes para
reaccionar de cualquier forma distinta (...). No puedo asumir porque no existe el
órgano del Pleno del Congreso", dijo Olaechea al canal CNN.
"Las Fuerzas Armadas han apoyado al Ejecutivo y por la fuerza pueden
imponerse al Legislativo. Si es que Vizcarra decide cerrarlo [el Legislativo], ha
consumado el golpe de Estado, cosa que no está haciendo todavía: ha dejado
un órgano [la Comisión Permanente] para que el Congreso siga", agregó.
Mientras tanto, el presidente Vizcarra trabajó este martes junto a Zeballos en la
conformación de su nuevo gabinete de ministros para tomarles juramento a la
mayor brevedad.
El anterior gabinete renunció este lunes en bloque al considerar que el Congreso
le negó la cuestión de confianza solicitada por el ex primer ministro, Salvador del
Solar, quien también dimitió.

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