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Una leyenda es una narración de hechos sobrenaturales, naturales o una mezcla de ambos que se
transmite de generación en generación en forma oral o escrita. Generalmente, el relato se sitúa de
forma imprecisa entre el mito y el suceso verídico, lo que le confiere cierta singularidad.
Se ubica en un tiempo y lugar familiar de los miembros de una comunidad, lo que aporta cierta
verosimilitud al relato. En las leyendas que presentan elementos sobrenaturales como milagros,
presencia de criaturas feéricas o de ultratumba, etc.Y estos sucesos se presentan como reales,
forman parte de la visión del mundo propia o emic de la comunidad en la que se origina la
leyenda.
Tipos de leyenda
Las leyendas forman parte del folclore de un pueblo o región. En este sentido, los tipos de
leyendas que existen se definen por lugar, contexto, género o público.
De esta manera podemos distinguir los siguientes tipos de leyendas: leyendas urbanas,
leyendas históricas, leyendas de terror y leyendas infantiles.
Vea también Folklore.
Leyenda infantil
Una leyenda infantil es un tipo de relato destinado a los niños que posee elementos
fantásticos o imaginarios pertenecientes a la tradición popular. En algunos casos tratan de
dar una explicación al origen de un lugar o acontecimientos pasados.
Suelen tener por función la enseñanza de algún tipo de comportamiento o la advertencia
de ciertos peligros que el niño puede enfrentar. En ocasiones se trata de leyendas
populares adaptadas al público infantil eliminando elementos no apropiados a su edad.
Un ejemplo de leyenda infantil puede ser la historia de San Nicolás, Santa Claus o Papá
Noel, extendida en muchos países y con algunas variantes.
Vea también Papá Noel.
Leyenda de terror
Un tipo de leyendas muy comunes son historias o relatos que tratan de infundir miedo al
oyente. Incluyen habitualmente temas macabros como la muerte o el dolor. Muchas de
ellas se incluyen también dentro de la categoría de leyendas urbanas.
En ocasiones se cuentan como si fueran ciertas, referidas a alguien cercano (un amigo de
un amigo, por ejemplo) o a acontecimientos que supuestamente ocurrieron en un lugar
próximo (por ejemplo, un bosque o una cueva). Un ejemplo de leyenda de terror es la
leyenda de la llorona o la leyenda del chupacabras.
Leyenda urbana
Una leyenda urbana es un relato inventado que forma parte del folclore contemporáneo
de la sociedad masificada, en virtud de lo cual se distinguen de las leyendas de tradición
popular local.
Se difunden normalmente a través de los medios de comunicación masiva, como la radio,
la TV y, especialmente, el internet. Algunas de ellas incluyen elementos inverosímiles y, tal
como corresponde a las características de una leyenda, la mayoría se difunde como si
fuesen ciertas. Con frecuencia se relacionan con las teorías de la conspiración.
Por ejemplo: la leyenda según la cual Walt Disney fue criogenizado para reanimar su
cuerpo en el futuro. Otro ejemplo puede ser el reato de la autopista fantasma.
Su faz está tan embadurnada que se asemeja a una payasa vieja, marchita y ajada a causa
de su mascarilla de adorno transitorio que oculta lo vergonzoso, despreciable e inmoral de
su perverso ser. En sus orejas de elefante, tiene aretes áureos y disimula su cuello de jirafa
con collares burdos hechos con bejucos, flores, alambre de" cobre, pedrería de fantasía y
baratijas.
La Tunda o Pata de Molinillo luce un blusón ralo y deshilachado, confec-cionado con
retazos en forma de rombos multicolores como un perso-naje ridículo y variopinto.
Sus extremidades superiores son huesudas, velludas y cicatrizadas y en sus muñecos lleva
manillas de artesanías y latas y en sus largos dedos ¡ostenta una decena de anillos
acicalados con piedras de color rojo, amarillo, azul, verde, café, dorado, naranja, blanco,
negro y gris. Sus piernas son como zancos con venas tan nudosas, que parecen de
camarlengo. Sus Patas descalzas e inflamadas son como dos enormes molinillos con
heridas profundas que producen lástima y compasión.
El endriago deambula errante dando zancadas sin rumbo fijo como si fuera una veleta
desorientada por los caprichos impredecibles del viento, a la vez escudriña con sus ojos
avizores las entrañas de la maraña buscando arañas.
Al dar pasos largos La Tunda puja, se queja, solloza, jadea y echa vaho por el martirio que
le causan las ampollas, llagas y callos que atormentan a sus Patas de Molinillo. Por eso el
esperpento da traspiés se tropieza como sí un patán zascandil le echara zancadilla.
Leyenda de la anime sola
La leyenda del Ánima sola, es un relato basado en la tradición oral católica,
siendo representada como un alma en el purgatorio sumida en una
inmensa pena y soledad. Esta creencia a pesar de no ser reconocida por la
Iglesia Católica, es muy popular en amplias regiones de España, Italia y casi
toda América Latina.
Desde luego la leyenda ha ido variando y evolucionando de acuerdo a cada
una de las zonas donde se arraiga. Es por esta razón que el Ánima Sola se le
puede relacionar tanto para el bien como para el mal.
Existen devotos de las ánimas del purgatorio y en especial de ella (ánima
sola), quienes rezan y encienden luces para disminuir sus penas y con esto
esperan algunos favores. Otros en cambio, la invocan con oraciones
maléficas con el fin de perjudicar a otra persona.
¿Cuál es la Leyenda del Ánima Sola?
Cuenta la leyenda que Celestina Abdégano, una joven perteneciente a las
mujeres piadosas de Jerusalén que tenían por oficio asistir a los
condenados, se le asignó el viernes santo subir al Calvario con un cántaro
de agua refrescante para darles de beber a los mártires del patíbulo.
Ella dio de beber a Dimas y Gestas, los dos ladrones que acompañaron a
Jesús en la crucifixión, pero por temor a las represalias de los judíos no
quiso darle de beber a Jesús y fue por este hecho condenada a sufrir la sed
y el calor constante de las llamas del Purgatorio.
Leyenda de la candileja.
La historia del guando se dice que representa a un millonario que vivía en un pueblo de
pequeño, un día en aquella localidad falleció el hijo de una familia humilde, sus padres
quisieron darle una cristiana sepultura y para ello solicitaron la ayuda económica de
aquel caballero, quien rotundamente se negó a dar un real para aquel acto.
Tiempo después aquel señor quedo en la ruina y adquirió una enfermedad mortal, sin
hallar donde vivir el señor solicito la ayuda de la familia humilde, quienes lo acogieron
sin ningún reproche, al poco tiempo el señor murió y una de sus suplicas había sido que
el día de su muerte sea sepultado en la noche, cumpliendo su petición se llevo el cuerpo
hasta el cementerio, sin embargo en el camino el difunto y sus acompañantes fueron
sepultados por un inmenso derrumbé de lodo y rocas.
Desde entonces se dice que el guando como es llamado aparece en las noches
recorriendo los caminos de los pueblos colombianos en busca de un cementerio para
aquel señor. Quienes lo han visto dan fe de aquella terrorífica escena, cuatro hombres
sin rostro vestidos de negro cargando en un guando un esqueleto, llorando y recitando
oraciones de difuntos, acompañados de un viento huracanado que quiere derribar todo
a su paso.
La leyenda del silbon
En los llanos de Colombia y principalmente de Venezuela, existe la leyenda de un
espectro maldito que, tras matar a su padre, deambula por la llanura desde tiempos
muy antiguos. Su espantoso silbido es sinónimo de muerte y desgracia, por eso le llaman
“El Silbón”.
Muchos son los habitantes de los llanos que cuentan haberlo visto sobre todo en
verano, época en que la sabana venezolana arde bajo el rigor de la sequía y El Silbón se
sienta en los troncos de los árboles y recoge polvo en sus manos. Pero es principalmente
en los tiempos de humedad y lluvia cuando el espectro vaga hambriento de muerte y
ávido por castigar a borrachos y mujeriegos y a una que otra víctima inocente. Y es que
cuentan que a los borrachos les succiona el ombligo para beberse el aguardiente que
ellos ingirieron cuando se los encuentra solos por el llano, y que a los mujeriegos los
despedaza y les quita los huesos y los mete al saco donde guarda los restos de su padre.
Algunas versiones dicen que es como un alargado gigante de unos seis metros, que
camina moviéndose entre las copas de los árboles mientras emite su escalofriante
silbido y hace crujir, dentro de su viejo y harapiento saco, los pálidos huesos de su
infortunado padre; o, según afirman algunos, de sus múltiples víctimas. Otras versiones
dicen que, sobre todo a los borrachos, se les presenta como la sombra de un hombre
alto, flaco y con sombrero.
Existe la creencia de que sus silbidos se suceden unos a otros en ciclos de do, re, mi, fa,
sol, la, sí y que se escuchan cercanos cuando no hay peligro y lejanos cuando sí lo hay
pues cuanto más lejanos suenan más cerca está. Unos piensan que escuchar su silbido es
un presagio de la propia muerte, que puede oírsele en cualquier sitio y hora y que si lo
oyes lejos entonces no te queda más salvación que el ladrido de un perro; o, para otros
más optimistas, también el ají (un fruto rojo y muy picante que se emplea como
condimento) y el látigo.
Cuentan que, en ciertas noches, El Silbón puede aparecerse cerca de una casa, dejando
en el suelo el saco y poniéndose a contar los huesos uno a uno. Si una o más personas lo
escuchan, no pasará nada; si nadie lo escucha, al amanecer un miembro de la familia
nunca despertará.