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Mientras comían todos hablaban y se deleitaban con el exquisito manjar y cada vez que

Mirta escuchaba a José se quedaba asombrada con las palabras que le escuchaba decir y se
admiraba de su sabiduría. Mirta empezó a hablar de su vida y todo el sufrimiento que
implica ser abogada y juez, porque el moralismo exagerado le traicionaba, pero se daba
cuenta que era una carrera sin sentido, porque ser abogado y tener principios morales y
éticos es fácil, pero ponerlos en práctica es muy difícil.
José, al verla luchando con tanto sufrimiento le dijo: qué difícil ha de ser, abogada y
cristiana, no te imaginas respondió ella, te contaré un cuento de un caso de injusticia que se
resolvió con astucia. Jesús dijo, hay que ser astuto como la serpiente y sencillos como la
paloma. Se trata de un joven que era acusado injustamente por el rey, de un delito que no
cometió y en el tribunal frente a su pueblo queriendo quedar bien con ellos dijo que pondría
en manos de Dios su sentencia, entonces TOMÓ QUEDA MEJOR (agarró) dos papeles y
escribió en uno culpable y en el otro inocente y dijo al público, en un papel dice culpable y
en el otro inocente, y Dios dirá si es culpable o no, metió los dos papeles en una bolsa y le
dieron la oportunidad de elegir, el joven al percatarse de la maldad del rey, tomó un papel y
lo llevó directo a la boca y todos se sorprendieron y el rey preguntó y ahora como vamos a
saber si era culpable o no, el joven dijo, sencillamente vemos que dice el papel que quedó y
sabremos el que me tragué y así fue declarado inocente.
Las expectativas de Mirta hacia José iban aumentando vertiginosamente y se preguntaba
quién era ese joven y de dónde le venía tanta sabiduría. Se quedaron almorzando casi toda
la tarde disfrutando del manjar, acompañado de un exquisito vino y de las cosas que decía
José.
Mirar el pasado es preparar el camino del futuro. José subió a su habitación y como si
tuviera una cinta de video en la mente recordaba el pasado y se dio cuenta de los cambios
que estaba experimentado en su vida en los últimos meses y se ponía a alabar a Dios y
decía, esto solo es obra de Dios, si de mí dependiera sería el mismo de siempre, solo Dios
puede cambiar el corazón del hombre.
Estaba muy agotado y ya dispuesto a acostarse cuando encontró un papel en el piso, lo
recogió y era una carta que le había dado Miriam el día anterior, se sentó en su cama y se
puso a leerla.
Tomó la poesía, dobló bien el papel y junto con la medalla que le había regalado lo puso en una caja
que tenía todos sus tesoros, donde estaba aquella carta que le había dado Pedro y luego se dispuso a
dormir, pues sus ojos se cerraban solos de tan cansado que estaba y se quedó profundamente dormido.
Las peticiones que José todos los días hacía a Dios de santidad, amor y sabiduría se estaban encarnando
en él, los que el creía que serían los pilares de su vida, pero esos tres pilares se convertirían en tres
heridas sangrantes que nunca cicatrizarían y de cimientos pasarían a ser tormentos, se convertirían en
heridas sangrantes que no sangran, heridas cicatrizadas, que no se curan, pero que le llevarían a la
realización personal y al encuentro con Dios, donde toda la herida es sanada y todo cimiento es
fortalecido, donde el niño se hace hombre, el cobarde se hace valiente y las lágrimas se convierten en
dulces gotas de amor que fortalecen al corazón.
No te preocupes, sino quieres contarme no lo hagas, a parte que no tienes por qué hacerlo, yo soy un
extraño, pero no lo olvides que no existen extraños, solo amigos que aún no conocemos
- No es que no quiera contarle, solo no sé si deba o si me va a entender, porque ya se lo
dije a mucha gente y todas se burlan de mí.
- No tengas miedo yo no te juzgaré, si Dios no lo hace quién soy yo para hacerlo. Mira la
cruz todo se soluciona mirando al crucificado. En el Deuteronomio 8,2 dice bien claro: “Acuérdate de
todo el camino que Yave tu Dios te hecho correr durante estos cuarenta años en el desierto para
humillarte, para probarte y para conocer lo que había en tu corazón: si ibas a guardar sus mandamientos
o no”. Recuerda nadie da lo que no tiene. ¿Qué es lo que le pediste al Señor, que es tan pesado que no
puedes cargar con él?z que el amor, metió su mano en su bolsillo y sacó un rosario de madera, muy
pequeño pero muy bonito, esto me acompañó siempre y en los peores momentos y más difíciles de mi
vida, ella me ayudó y me sacó adelante, te entrego este rosario para que reces y le pidas a la Virgen
María que te cure o que te ayude a sufrir con amor, para que se cumpla la palabra de Dios en tu vida.
Deuteronomio 8,2 “Acuérdate de todo el camino que Yave tu Dios te ha hecho recorrer durante cuarenta
años en el desierto, para humillarte para probarte y para conocer lo que hay en tu corazón: si ibas a
guardar sus mandamientos o no”. Hoy conocí a una persona que me dijo estas palabras y me sirvieron
muchísimo, ahora te las digo a ti y espero que te ayuden como a mí.
Aún se estaba despidiendo José cuando Carmen entró a la sala y dijo: lo siento, es que me quedé
hablando con la enfermera, ya están tus resultados. Antes que ella terminase de hablar Miriam se
apresuró a preguntarle, no es más que una simple anemia dijo Carmen, pero su rostro la delataba, que
no estaba hablando con la verdad. La expresión corporal habla mucho más que mil palabras y delatan a
la persona. Todos sabían que se trataba más que una simple anemia, pero Carmen hacía lo posible para
que su expresión corporal no le delate y terminaron aceptando sus palabras como verdad, pero no
terminaban de creer del todo y se sumergían en una gran duda. Esta tarde ya saldrás de alta, solo
esperan que se acabe el suero para luego irnos, continuó diciendo Carmen, pero una profunda tristeza
interior la desgarraba por dentro y unas lágrimas reprimidas brotaron de sus ojos, se remordía
interiormente porque no sabía cómo contarle a Miriam lo que tenía o ella misma no terminaba de
aceptar su enfermedad, no podía creer lo que acababa de enterarse.
Ya es tarde y yo tengo que marcharme dijo José y dándole un beso en la frente a Miriam se despidió
diciéndole nos vemos más tarde en tu casa y se marchó, yo te acompaño dijo Carmen, dejándole a
Miriam sola.
José se dio cuenta que quería decirle algo y le preguntó: hay algo que quieres decirme, no, todo está
bien, respondió ella. A pesar de todo el esfuerzo que hizo para contarle la verdad, no pudo. Después de
despedirle en la puerta, ella regresó a la habitación y José se dirigió a su casa, con una gran
interrogante. Todo el camino se preguntaba ¿Qué será lo que tiene Miriam, que Carmen no me quiere
decir? Muy preocupado llegó a su casa, pues sabía que algo no andaba bien.
Cuando llegó del hospital encontró a Margarita que estaba preparando el almuerzo, hola mamá, dijo al
entrar saludándola, quien miró su reloj y dijo vienes temprano hoy, o es que no asististe a clase, José
intuía que ella sospechaba algo y no quiso mentirle. Una madre conoce a su hijo y sabe si la está
engañando. Es que hoy no fui al colegio, fui a visitarle a Miriam que estaba enferma. Hace cuanto
tiempo está enferma preguntó ella, como sospechaba algo y esperaba corroborarlo por su propia boca.
El se quedó mudo por un instante y unas lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y dijo no sé, me
acabo de enterar hoy.
Margarita lo miró con dulzura y le dijo: ven hijo, es temprano y yo no he tomado aún tereré, te invito y
así hablamos y me cuentas que te pasa. Mientras tomaban el tereré, José se desahogaba, pues hacía
mucho tiempo que no se sentaba a dialogar con su madre, la persona a quien más apreciaba y en quien
más confiaba. Lo que sucede mamá es que hace como un mes que todas las cosas me salen mal, nada
me sale bien, todo está de cabeza, tú y papá todo el día me observan y muchas veces sin saber por qué,
han cambiado muchísimo conmigo, qué hice yo que les ofendí tanto para que me dejen de quererme,
pero no son solo ustedes, todas las personas de mi entorno piensan y actúan igual conmigo, no sé qué
ocurre y ya no aguantó más.
Ven acá, hijo mío, dijo Margarita, lo abrazó y lo hizo sentar en su regazo, es que diez y seis años, edad
inestable en la que no sabemos lo que somos, edad del descubrimiento del mundo del amor de las
chicas, edad de los estremecimientos ante la vida, edad de crisis, edad de luchas, de desánimos, de
desesperación, edad de grandes sueños, de arrebatos, edad del absoluto y de las intransigencias; edad de
las decisiones. La flor de la edad, la edad de los grandes descubrimientos, todo lo que aprendas, tanto lo
bueno, como lo malo en esta edad será lo que irás desarrollándola durante toda tu vida. La vida es la
gran escuela del hombre, con dos grandes maestros, el dolor y el sufrimiento. El dolor purifica, el
sufrimiento redime, el dolor rompe los extremos, el sufrimiento pule las puntas; el dolor lima las
aristas, el sufrimiento enseña el camino, el dolor martiriza y limpia, el sufrimiento acrisola y da brillo,
el dolor es una maestra de primaria, el sufrimiento un profesor universitario, el dolor inicia la caminata,
el sufrimiento lleva a la meta, el dolor y el sufrimiento son los grandes maestros de la vida.
Te contaré por qué tu padre y yo actuamos de esta forma contigo, en primer lugar porque tu eres
nuestro hijo y nosotros tus padres, pero como nadie nos enseñó cómo ser padres cometemos errores, lo
que pasó fue que nos enteramos que faltas mucho a clase últimamente, llamó un profesor, Héctor
preguntando por qué no ibas más a clase, pero no te preocupes, el te aprecia mucho y estaba
preocupado por ti, y tu padre y yo todos los días discutíamos, pero no por culpa tuya, la culpa es
nuestra, porque nos olvidamos que tú eres un adolescente y solo te exigimos mucho y dejamos de
amarte como debería ser, yo sé que tu padre es un hombre machista y como todo hombre machista, no
creo que reconozca que nos equivocamos y quiero pedirte perdón porque te exigimos demasiado,
perdónanos, tu sabes que te queremos muchísimo y eres lo único por lo que vivimos.
José no sabía qué decir y se echó a llorar, nunca se había sentido tan amado. No basta con que nos
amen, necesitamos sentirnos amados. Gracias mamá por amarme tanto, perdónenme ustedes por no
comportarme como un buen hijo, es que estoy pasando por unos momentos muy difíciles en mi vida,
donde todo es confusión, amor y misericordia y el único que me consuela y quien me ayuda a seguir
adelante es Cristo y es por eso que faltaba al colegio, por que muchas veces me quedaba adorándole en
la Iglesia que está camino al colegio, pero no es que no me iba, solo llegaba tarde y como con Héctor
siempre tengo las primeras horas, nunca asistía a su clase, perdóname mamá.
Después de toda una confesión José abrazó a Margarita fuertemente y le dijo: “Te quiero mucho y ella
respondió, yo también te quiero mucho y hagas lo que hagas nunca dejaré de quererte y se quedaron
abrazados unos minutos, permaneciendo en silencio mientras sus cuerpos se entrecruzaban uno con
otro y formaban uno solo, el se convertía en una hermosa y sabia mujer y el en un hermoso e inocente
niño, que resplandecía en una amalgama de amor.
Luego de unos minutos de silencio donde el amor se hacía presente, nada más que en el gesto de un
abrazo, Margarita miró su reloj y dijo tenemos que almorzar, porque hoy yo trabajo a la tarde y se me
hace tarde y tu debes estar muy cansado y debes descansar, Pedro hoy tiene horario continuado y no
vendrá a comer, comeremos nosotros dos solos. Mientras ella ultimaba los detalles para el almuerzo, el
fue a su habitación dejó sus cosas, se lavó la cara y se dispuso a bajar para comer, pero sin antes abrir
su ropero y ponerse de rodillas unos minutos delante de un crucifijo que tenía clavado en la puerta,
dándole las gracias por el inmenso amor que le tenía.
Después de dar gracias a Dios por todo, José bajó a comer con Margarita, pero la hora transcurría tan
rápido, que no tuvieron más tiempo, que almorzaron sin hablar más. Como ya habían hablado antes,
todo estaba aclarado para ambos. Muchas de las aclaraciones de nuestras vidas son simplemente un
trampolín para entrar en un mar de confusiones mucho peores y era eso lo que le aguardaba a ellos, la
historia apenas empezaba a escribirse.
Después de comer todo José dijo deja que yo lavo todo ve y prepárate, que se te hace tarde y mientras
él levantaba la mesa y lavaba los cubiertos ella se dispuso a prepararse, luego se marchó al trabajo. José
exhausto después del trabajo se acostó a dormir la siesta, estaba tan agotado que apenas apoyo la
cabeza en la almohada y se quedo profundamente dormido, hasta el momento en que sonó el teléfono y
lo despertó. Atendió el teléfono dormitando, era Carmen, quien lo citaba para hablar con él de algo muy
serio. Al escucharla se despertó y quedó asustado, miró su reloj y vio cuánto faltaba para encontrarse
con Carmen. Desde que el habló con ella, por más que intentaba no podía pegar los ojos y mientras
esperaba que pase el tiempo, acostado jugaba con las posibles hipótesis de la conversación, pero no se
imaginaba lo complicada que se estaba volviendo la situación.
Eran las cinco de la tarde cuando a Miriam le daban de alta del hospital y se dirigían a su casa, mientras
José ansioso esperaba la llamada de Carmen, apenas llegaron a casa de Carmen y Miriam, Carmen la
dejó en la casa y le dijo a Miriam por qué no vas a descansar un rato, yo tengo que salir un momento,
volveré enseguida, Miriam se dio cuenta que algo no estaba bien, pero no dijo nada sino que fue a su
cuarto, y Carmen se disponía a salir. Antes llamó a José invitándole a encontrarse en la cafetería San
Marcos a tomar un café para hablar, Miriam que empezaba a dudar de toda la situación que se
desarrollaba a su espalda, escuchaba la conversación de su madre y la intriga iba creciendo cada vez
más en ella. Miriam seguía a escondidas todos los pasos de Carmen, quien y antes de salir, luego de
colgar el teléfono, se dirigió a su habitación, abrió su ropero y guardó unos papeles dentro de la caja
fuerte que tenía dentro, Miriam la estaba observando detalladamente y cuando se dirigió a su cuarto
para despedirse de ella la encontró acostada manipulando el control del televisor como si nada hubiera
ocurrido. Me voy un rato dijo Carmen dándole un beso, no tardes respondió Miriam disimulando su
preocupación.
Cuando Carmen llegó a la cafetería, José ya hacía rato que estaba sentando esperándola, preocupado
por lo que le esperaba, apenas vio entrar a Carmen, se paró y fue a su encuentro.
- Tú sí que eres rápido
- No, es que vivo cerca de aquí
- Vamos a sentarnos a tomar un café y allí hablamos
- Sí, me parece bien
Apenas se sentaron José lanzó una pregunta indirecta ¿Qué le pasa a Miriam, es algo grave verdad?
Carmen abrumada por la pregunta no sabía como responderla y quedó en silencio por unos minutos y
dijo: si es algo muy grave, no sé cómo decírtelo, pero creo que tienes el derecho de saberlo y es una
carga que no puedo llevarla sola, pero temo contársela a cualquiera y se que tu podrás comprender. Las
expectativas de José iban creciendo y la introducción de Carmen cada vez se hacia más larga e
insufrible hasta que de pronto dijo: ella esta contagiada del virus del VIH, tiene sida, no se como lo
contrajo, ella no lo sabe y no se si decírselo o no.
José quedó sorprendido por lo que había escuchado y no sabía qué decir y se preguntaba cómo pudo
ser, se quedó pensando unos minutos y dijo: yo creo que ella debe saberlo, será muy triste que se entere
por otros medios, pero usted debe discernir sobre eso, me imagino que no es fácil, pero si usted no se lo
dice el tiempo se lo dirá, pero es usted la que debe discernir sobre si decírselo o no, pero no olvide que
detrás de cada acontecimiento que ocurre en nuestras vidas una historia de salvación se está escribiendo
aunque no la entendamos, no la aceptemos o sea dolorosa. Carmen no aguantó las ganas de llorar y por
fin pudo desahogarse frente a alguien, quien la escuchaba y trataba de comprenderla. Ayudar no
siempre significa aconsejar o querer dar una solución o una respuesta sino simplemente una ayuda es
escuchar.
Mientras en la cafetería uno se sorprendía y otra se deshogaba, Miriam en su casa trataba de abrir el
ropero de su madre y descubrir el gran secreto que guardaba dentro, buscó la llave por todas partes
hasta que de pronto levantó la mano sobre el ropero y encontró la llave, lentamente y con mucho temor
abrió el ropero y luego la caja que estaba dentro, cuando encontró unos papeles que parecían ser los
resultados de análisis hecho en el laboratorio. Se trataba de los resultados de sus estudios, lentamente
abrió el sobre y empezó a leer los resultados, pasando la primera, segunda y tercera hoja,
aparentemente todo los resultados eran normales o estaban dentro del limite de lo normal, pero la
sorpresa fue grande cunado dio la vuelta la tercera hoja y encontró una prueba del VIH, la leyó
detenidamente y descubrió que el resultado era positivo, sin creer lo que estaba viendo, no sabía si era
una ilusión o la realidad, nuevamente dobló los resultados los metió en el sobre y los guardó en la caja,
llaveó el ropero y puso las llaves en el mismo sitio donde las encontró.
Carmen no terminaba de llorar cuando se levantó y dijo ya debo irme, porque dejé sola a Miriam, y
debo de cuidar de ella, y estar a su lado lo más posible. José no sabía que decir, lo único que dijo fue
“Animo Dios te ama, no tengas miedo” y Carmen sin decir nada más salió y lo dejó solo sentado con el
café, una vez entrado en razón como volviendo en sí, después de disociarse de la realidad, se levantó,
pagó la cuenta del café y salió, se dirigió a la Iglesia donde había estado los últimos días, entró y se
sentó en el primer banco como siempre, pero enseguida se arrodilló y mirando al crucifijo empezó a
rezar.
Señor tú que confías al hombre para que sea capaz de desafiar al destino, ayúdame a cargar con esta
carga pesada, pero no me niegues la oportunidad de realizarla por amor, ayúdame a mantener siempre
el equilibrio pensando en el amor, ayúdame a tener fe para no dudar de ti, ayúdame a no desanimarme
sostenido en tu amor, ayúdame a andar por los caminos esperando tus pasos, dame valentía para no
temer, dame fuerza, para dar fuerza, dame coraje, para dar coraje, dame ánimo, para dar ánimo. Luego
de esta oración quedó en silencio mirando al crucifijo que tenía enfrente y sin decir nada. Después de
un rato se levantó y se marchó a su casa envuelto en el amor de Cristo que en los momentos más
difíciles da seguridad, paz, sosiego y armonía.
Apenas llegó a su casa, subió a su cuarto y entró en conciencia que si ella estaba infectada con el VIH,
él también corría el riesgo de estar contagiado y ante la situación de muerte que se presentaba, su
perspectiva cambió y no quería asumir tal posibilidad. Ante la situación de muerte enfrente el hombre
se descubre limitado y frágil y toma conciencia de su propia muerte y hace una relectura de su historia
para ver las posibilidades de mejorarla teniendo presentes los últimos días que le quedan. Queriendo
correr de su realidad se acostó a dormir agobiado para no seguir pensando sobre el tema. Cuando no
aceptamos la realidad o queremos escapar de ella nos acostamos a dormir para escapar de la realidad a
través de los sueños.
Carmen llegó a su casa y encontró a Miriam durmiendo como si nada hubiera ocurrido, y se dijo mejor
la dejo descansar y se fue a su cuarto dejándola dormida. Carmen en su cuarto se debatía en el gran
dilema si decirle o no y cómo decirle, y también escapando de la realidad después de llorar
amargamente se quedó profundamente dormida.
Miriam, no pudiendo dormir y sin saber qué hacer, en un grado de desesperación que le atormentaba,
tomó un bolígrafo y dos hojas y se puso a escribir una carta para su madre y otra para José. Y esa
actividad le llevó casi toda la noche.
Miriam se pasó escribiendo toda la noche mientras José se sucumbía en un fenómeno raro, un sueño
raro no lo dejaba en paz, ya es hora decía una hermosa mujer vestida de un hábito más blanco que la
nieve y resplandeciente como el sol, tomando a un niño en sus brazos envuelto en un pañal, dio unos
pasos y se abrió el telón y el escenario que estaba tres escalones más arriba estaba todo alfombrado de
rojo y en el centro estaba sentado un gran rey, en un trono de oro, la mujer depositó al niño sobre el
escenario a los pies del rey y luego se retiró. Esta imagen se repetía una y otra vez sin descanso, hasta
que de pronto sonó su celular y lo despertó, era Carmen que lo llamaba desesperada y le pedía que vaya
a su casa urgente, de tan cansado que estaba José se quedó dormido y no se dio cuenta que ya había
amanecido.
Se levantó y sin hacer tanto ruido se bañó y se fue a la casa de Miriam, al llegar encontró a Carmen
llorando en la sala con dos papeles en la mano, en uno decía para la persona que más amo mi mamá y
en la otra para mi gran amor José. Carmen leía su carta, Mamá tu sabes que te quiero mucho y quiero
pedirte perdón por las veces que te ofendí o no te obedecí, perdóname mamá porque te fallé como hija
y no me comporté como debía y por hacerte sufrir algo que no te mereces, pero pase lo que pase no
olvides que te amo. Perdóname mamá por ser una mala hija. Perdóname por haber revisado tu ropero
mientras tú saliste, yo revise tu ropero y me enteré que tengo SIDA, no te culpo que no me hayas
contado, no era tu obligación gracias Mamá por todo. TE AMO.
Carmen estaba sentada en el sofá cuando José entró y le dijo: se enteró, toma, dejó esto para ti José, la
carta. Hola mi amor como ya sabrás tengo SIDA, creo que fue Alfredo el que me contagió, lamento
mucho tener que decírtelo de esta forma, pero no me animaba a decírtelo de frente, perdóname José, tú
eres tan bueno que no te mereces eso, te mereces algo mejor, sé que eres un gran santo y acuérdate de
mí cuando estés con Dios y pídele que me perdone por esto, nunca te dije que me enamoré de ti desde
el primer día que nos conocimos, duró muy poco pero fui la persona más feliz de la tierra. TE AMO no
lo olvides nunca, te he escrito una poesía que algún día pensaba dártela y creo que es el mejor
momento, lo escribí la noche que estuvimos juntos en la plaza, donde nos dimos el primer beso, fue la
noche más bella que pasé, no es como tus poesías pero está hecha con amor, que la disfrutes y sobre
todo que te guste. TE AMO mi amor.

UNA NOCHE YO LO VI
Una noche yo lo vi…
Todo era muy distinto
Sus labios eran rojos
Como los pétalos de una rosa
En busca de otros labios
En los cuales descansar

Una noche yo lo vi…


Todo era muy distinto
Sus ojos estaban envueltos
En un color violeta
Celeste como el inmenso cielo
Azul como el profundo mar

Una noche yo lo vi…


Todo era muy distinto
Sus lisos cabellos
Ardían como el fuego
Amarillos cual alba naciente
Anaranjados como la tarde feneciente

Una noche yo lo vi…


Todo era muy distinto
Todo su cuerpo estaba cubierto
De un hermoso verde claro
Como una hermosa pradera
Que se divisa en lo alto

Una noche yo lo vi…


Todo era muy distinto
Ese tierno arco iris
Que se desprendía de su cuerpo
Eran los rayos de amor
Atravesando el prisma de mi corazón.

José terminó de leer la carta, miró a Carmen y le preguntó adónde pudo ir, no tengo ni la menor idea
dijo ella desesperada, mientras José pensaba y dijo creo que se donde está y sin decir nada, salió
corriendo, fue a su casa, tomó su bicicleta a gran velocidad se dirigió al mirador de Ytapytapunta, lugar
más estratégico para tirarse al río, ya que era un lugar lleno de rocas y tal vez nadie se enteré jamás que
ella se haya lanzado al río. El día se venía encima el sol se asomaba, mientras Miriam estaba sentada en
la cima más alta sobre una roca contemplando la salida del sol por última vez, cuando de repente
alguien dijo: es hermosa verdad, esa voz le pareció conocida, se dio vuelta y encontró a José parado
detrás de ella. No le regales tu vida a la muerte, deja que ella corra tras de ti, porque tarde o temprano
te alcanzará, pero arrebátale toda la vida que puedas fueron las palabras de José.
Ella al verlo, se lanzó en sus brazos y empezó a llorar, perdóname no sé cómo pasó, no te preocupes
todo estará bien dijo él, además quiero que sepas que tu no vas a morir, te vas a curar te lo prometo,
pero debes saber que lo único que te puede curar es el amor, volvió a repetirle una vez más José. Y
además que sería de mi vida sin ti. No temas a la muerte pero tampoco la desafíes, no temas a la
muerte, pero tampoco le regales tu vida, deja que ella corra tras ella.

LA MUERTE
La muerte es el acto
Más grande de la humildad
En la que el hombre descubre
Su inmensa fragilidad
Y que la vida no es más
Que un simple transitar
Rumbo a la eternidad
Donde la humildad
Recompensada será

La vida no es otra cosa


Que un simple parpadear
Donde en un abrir y cerrar de ojos
Toda tu vida se acabará
Y nada puedes hacer
Para esta realidad rever

Lo que hacemos en la vida


Tiene eco en la eternidad
Por eso debes vivirla
No como una casualidad
Sino con mucha bondad
Pues debes comprender
Que el hombre no es más
Que soplo, sombra y polvo

Al pronunciar esa hermosa poesía, José tomó a Miriam, la alzó en su bicicleta y fueron a casa, donde
encontraron a Carmen llorando, hola mamá lo siento dijo Miriam al entrar y Carmen saltó en sus
brazos, perdóname hija por no haberte dicho la verdad, no te preocupes todo está bien dijo Miriam, la
abrazó y se quedaron así por un buen tiempo y esa mañana sus vidas cambiaron, los tres hicieron la
promesa que nadie tenía que enterarse que ellos estaban enfermos. La fuerza interior de José transmitía
mucha paz y consuelo tanto a Miriam como a Carmen y les impulsaba a seguir viendo. La fuerza
interior no es solo para algunos, sino para todos, todos tienen derecho a ser feliz, cuando uno tiene en
frente al otro se reconoce en la experiencia del otro y se identifica, eso era lo que ocurría con ellas, se
veían identificadas con la experiencia interior de José.
Desde ese día todo fue distinto, cada día que pasaba era un nuevo día para vivir, la rutina de la vida se
había alejado de ellos, el sol salía todos los días en el mismo lugar y a la misma hora, pero cada día
tenía un matiz diferente y era distinto, cada día descubrían cosas nuevas en su vida y comenzaron a
hacer una lectura de la historia de salvación que Dios hacía con ellos y escribían su presente.
Todo empezó a cambiar, José asistía regularmente al colegio, la relación con sus padres mejoró y todos
los días se quedaba una hora arrodillado frente al crucifijo pidiéndole por la salud de Miriam, él estaba
convencido que ella se curaría, cumplieron su promesa, nadie más que ellos tres sabían lo que estaba
ocurriendo. Todo esos buenos momentos que estaban pasando llegarían a su fin y el era conciente de
eso y todo comenzó cuando tuvo el mismo sueño, con la hermosa mujer pero esta vez ya no llevaba un
niño al rey sino una hermosa rosa, que la depositó a sus pies, con ese sueño José comprendió que ya era
hora.
José se enfermó gravemente. Todo estaba bien cuando de pronto se desvaneció en el colegio y fue
socorrido urgentemente y derivado al Sanatorio del cual ya no saldría nunca más. Era una mañana en
que José estaba dando una exposición sobre historia universal, cayó desvanecido y cuando despertó ya
estaba internado.
Nadie sabía lo que tenía hasta los médicos llamaron a sus padres y le preguntaron si sabían que su hijo
estaba infectado con el virus del VIH, que tenía SIDA, ambos quedaron sorprendidos al oír la noticia,
pero la cosa se complicó más cuando les dijeron que su situación era grave y que no sabían cuantos
días le quedaban.
Mucha gente venia a verlo, sus compañeros, amigos, vecinos, pero su situación cada vez era peor, ya
casi no podía hablar, pero su madre nunca se separó de su lado. Él sabía que de esta no pasaría, Miriam
tampoco se separaba de su lado, al ver a los tres juntos en la sala les dijo: Ustedes saben que me voy a
morir y quiero pedirles un último deseo, a ti papá quiero pedirte que me traigas la caja que esta en mi
ropero, a ti mamá que me prometas que cuidaras de Miriam como una hija en mi ausencia y a ti Miriam
quiero pedirte que te hagas unos estudios, quiero que sepas que estas curada como te lo prometí, Díos
te lo ha concedido.
Miriam y Pedro fueron a cumplir el último deseo de José y dejaron a Margarita cuidándole, quien le
prometió que cumpliría su pedido al pie de la letra, ella se quedó toda la noche con él, al día siguiente
cuando que se aproximaba la hora presentía que su muerte estaba cerca, se despidió de Margarita e hizo
pasar Pedro con la caja y le pidió que le abriera y la leyera lo que decía la carta que él una vez le había
entregado, pues nunca la había leído. Pedro tomó la carta y empezó a leerla y decía: Hijo tu eres un
gran santo, acuérdate de mi cuando estés en el cielo, José que cada vez se le hacia más difícil respirar,
con mucho esfuerzo dijo: Si es que Dios me recibe, ten por seguro que le pediré que te reserve un lugar,
te quiero mucho papá, Pedro no se aguanto más verle así a José, le dio un beso en la frente y salió.
Luego entró Miriam vio la caja, él con mucho esfuerzo le dijo te curaste verdad, ella llorando no sabía
de alegría o de tristeza le dijo sí y le enseño los análisis, es un milagro dijo ella, tu primer milagro, tu
eres santo, luego le dijo que tomase la caja y saque de adentro una cajita donde estaba el corazón
partido y la poesía que le había dado y le dijo: Entrégaselo a una persona que lo merezca más que yo y
prométeme amarla como yo a ti, lo único que temo dejar en este mundo es a ti, pero sé que el Señor
cuidará de ti y te hará muy feliz, Miriam no sabía qué decir y se puso a llorar pero él le dijo no llores
por mí solo ama y sé feliz, ya casi no podía hablar, cuando pidió a Miriam que le llame a Margarita, le
dio un beso, se puso a llorar, sobre su pecho y luego llamó a Margarita, a quien le dijo: toma la caja y
saca un papel que hay dentro, pero antes le recordó la promesa que le hizo hacer, cuida de Miriam,
cuídala como una hija, y como susurrando le dijo: te amo mamá, gracias por amarme tanto no hubiera
podido llegar a donde llegué si no fuera por ti, gracias mamá y le pidió que le de un beso y que lo
abrasase fuerte y luego llamase a Miriam y a Pedro y les leyera la carta.
Vinieron Pedro y Miriam, y Margarita abrió la carta y empezó a leerla: “Aunque hable las lenguas de
los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como bronce que suena o címbralo que retiñe.
Aunque tenga el don de la profecía y conozca todos los misterios y toda la ciencia, aunque tenga fe
como para mover montañas, si no tengo amor nada soy, aunque reparta todos mis bienes y entregue mi
cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me sirve.
El amor es paciente, amable, el amor no es envidioso, no es jactasioso, no es decoroso, no busca su
interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal, no se alegra con la injusticia, se alegra con la verdad.
Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no acaba nunca, desaparecerán las profecías, cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia.
Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía. Cuando venga lo perfecto desaparecerá lo
parcial. Cuando era niño hablaba como niño, pensaba como niño. Al hacerme hombre dejé todas las
cosas de niño. Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de
un modo parcial, entonces conoceré como soy conocido.
Ahora subsisten la fe, la esperanza y el amor estas tres ….. COMPLETAR CON ALGO. Pero la mayor
de todas ellas es el amor (1 cor 13).
Margarita hizo un suspenso y miró a José, que a medida que iba escuchando la carta parecía que iba
descansando en una gran paz y prosiguió.

SI ME AMAN
No lloren si aman…
Si conocieran el don de Dios y lo que es el cielo…
Si pudieran oír el cántico de los ángeles
Y verme en medio de ellos…
Si por un instante pudieran contemplar como yo…
La belleza ante la cual, las bellezas palidecen…
CRÉANME
Cuando llegue el día que Dios
Ha fijado y conoce, y sus almas vengan
A este cielo en el que ha precedido la mía…
Ese día volverán a verme
Sentirán que les sigo amando, que les amé…
Y encontraran mi corazón con todas sus ternuras purificadas
Volverán a verme en transfiguración, en éxtasis feliz
Ya no esperando la muerte, sino avanzando con ustedes
Que les llevaré de la mano por los senderos nuevos de la luz
Y vida.
Enjuaguen sus llantos y no lloren si me aman. (San Agustín)
Cuando terminó de leerles la carta José expiró.

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