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Estuvo sentado toda la mañana pasando su mirada del sagrario al crucifijo y se preguntaba

con quién me quedo, con Cristo crucificado o Cristo resucitado y como todos los hombres
temen al escándalo de la cruz se dijo: Cristo resucitó y se quedó entre nosotros en forma de
pan para que le adoremos, entonces su mirada se centró más en el sagrario que en la cruz,
pero no podía desprenderse del todo de la tentación de mirar la cruz y ver a Cristo clavado
en ella.
a de irse, se levantó hizo la genuflexión y el nombre del padre y lentamente empezó a
retirarse por el pasillo central, caminando victorioso como una novia que acababa de
casarse.
Iba totalmente cambiado, en su rostro brillaba una luz que lo hacía diferente. El encuentro
personal con Dios siempre cambia, cuando Moisés subió al Monte Sinaí, después de
cuarenta días en un encuentro con Dios bajó irreconocible.
Mientras se dirigía a su casa, pasó frente a la farmacia, miró su reloj y dijo: aún es
temprano, voy a saludar a Miriam, entró en la farmacia, grande fue la sorpresa de Miriam al
verlo entrar, pero él para no llamar la atención o tal vez para llamar la atención, como aquel
que en una asamblea se sienta atrás con la intención que lo inviten a pasar al frente.
Ocupamos el último lugar con la intención de ser el primero. Se acercó lentamente a ella y
le dijo hola, quiero un analgésico para el dolor de cabeza.
Ella percatándose de la broma y siguiéndole dijo: lo siento tienes que irte al laboratorio que
te hagan uno especial. De esa presentación jocosa de ambos, empezó una amena
conversación. No deberías estar en el colegio preguntó Miriam, si pero es que hoy no
- oportunidad. No te arrepientas de lo que hiciste, pero no te quedes con la
herida abierta, reflexiona y analiza sobre lo que te ocurrió y trata de vendar y curar la herida,
por cada puerta que Dios cierra abre diez.
Miriam lo escuchaba atentamente, pero no solo lo escuchaba sino que le miraba con unos
ojos que una mujer enamorada puede tener y le dijo: qué vas a hacer esta noche, si no tenés
nada que hacer podemos ir a tomar tereré en alguna plaza, bueno, si quieres, verdad. Con
esa simple invitación las noches de José empezarían a tener otros matices. Si me encantaría,
sería un placer y un honor para mí compartir un tereré contigo, me siento el hombre más
privilegiado del mundo, quien no daría todo por compartir contigo un tereré.
- Yo te llamo cuando llego a casa.
Voy a esperar tu llamada dijo José, pero ahora tengo que irme porque se me hace tarde, nos
vemos a la noche dijo y se marchó pero antes de retirarse presumiendo de su ego no perdió
la oportunidad para vanagloriarse diciendo: no te preocupes niña que peores cosas te
esperan en la vida que mi ausencia, todo esto lo decía en broma, aprovechándose de la
confianza que se había ganado.
Ella se quedó encantada con todo lo que le decía y con su forma de ser y se dijo en sus
adentros, no creo que haya peor cosa en la vida que tu ausencia, cuando ya salía lo llamó y
le dijo lo que pensaba, no creo que haya peor cosa que tu ausencia, pero el tomándolo como
una broma le dijo: Cuánto te debo, ella siguiéndole la corriente le dijo: no es nada lo hago
con gusto, ambos estaban encantados pues el diálogo era fluido y ameno, pero él le dijo: ya
tengo que irme, hablamos en la noche y esta vez si se marchó y ella le miraba mientras él se
perdía en la distancia y se hacía ilusiones de que él se fijara en ella.
Si quieres saber el valor de una hora, pregúntale a un joven que tiene una cita con una
dama. Desde que partió para su casa José no hizo otra cosa más que mirar su reloj y esperar
que la noche caiga para recibir la llamada de Miriam, tal vez nunca en su vida esperó tanto
a la noche como ese día, pero no solo el esperaba ansioso que el día termine, la misma
ansiedad, sentía Miriam, las horas se hicieron largas e interminables para ambos, pero como
el mundo no se detiene ni avanza más rápido por capricho o ansiedad de nadie, todo seguía
Por que no encontrarás,
A otra persona que te ame como yo
Pero yo si encontraré
A alguien a quien amar como a ti.

Siguieron hablando y apreciando la hermosa noche por un buen rato más y Miriam cada
vez se sentía más atraída por José y se ponía a pensar, este es el ideal de hombre con quien
siempre me vi casada, reúne todas las condiciones para ser un buen esposo. La mayoría de
las mujeres siempre se pasan quejando de sus novios o esposos y encuentran un varón
quien las escuchan y se enamoran de él.
Es muy agradable estar contigo dijo José, si fuera por mi me quedaría contigo toda la
noche, pero mañana es un nuevo día y todo vuelve a la normalidad, tú debes trabajar y yo
debo estudiar, pero espero que esta no sea la última vez que compartamos una noche
preciosa y un rico tereré, yo también espero dijo Miriam, y concluyeron en volver al día
siguiente a la misma hora, hasta que el hábito se hizo costumbre y la costumbre se hizo una
ley y llegaron a caer en la rutina, pero una rutina que cada vez se hacia más interesante y
atractiva.
Las citas comenzaron siendo esporádicas, terminaron siendo habituales, la relación se
estaba haciendo cada vez más compleja, ya que Miriam cada vez se estaba involucrando
más y esperaba que José de el primer paso, cosa que nunca se dio hasta que un día cuando
era la despedida como de costumbre Miriam dijo con una voz tierna, te puedo pedir un
favor, si está a mi alcance no hay problema respondió él, no sabiendo que estaba a punto de
dar un gran paso que cambiaría la dirección de la historia
- Te puedo dar un beso dijo Miriam, José la miró bien, atraído y seducido por
su belleza no pudo negarse.
Y así como Jesús fue entregado por amor con un beso, con un beso esa noche, una nueva
página en la historia de ambos se estaba escribiendo, pero como José era una persona muy
crítica, perceptiva y objetiva, sabía a lo que se estaba exponiendo y dijo después de unos
besos apasionados como los que nunca había experimentado. Nosotros no podemos ser más
que amigos, porque acá uno de los dos va terminar perdiendo y esa sos vos, porque a las
mujeres generalmente se le queda la culpa de todo, así que es mejor que pongamos las
cartas sobre la mesa, esta prohibido enamorarse de mí, porque yo no sé si estoy preparado
para responderte dijo José y no quiero que sufras.
Miriam lo miró bien a los ojos y le dijo, si no temo por mí, yo temo por ti, entonces José
respondió: tú cuidas de ti y yo cuido de mí, te parece, perfecto dijo Miriam, lo tomó del
rostro y empezaron a besarse, como si fuera la última vez, pero los dardos de pasión corrían
de un labio para el otro y se esparcían por la sangre de ambos, hasta que el gran sueño
terminó cuando José dijo: Tengo que irme por que se hace tarde, hablamos mañana y
Miriam lo contemplaba como se perdía en el horizonte desde el portón de su casa.
José estaba confundido, su deseo de santidad y sus principios éticos y morales lo
traicionaban y lo atormentaban. La moral no canalizada y extremista atormenta al hombre
mientras no se libere de ella. No sabía qué hacer y lo que acababa de hacer le parecía un
escándalo. La mayor arma de la hipocresía es el escándalo, el hombre que se escandaliza de
su debilidad y no pone su confianza en el Señor no puede ser feliz. Nos preocupamos por
las cosas del Señor y nos olvidamos del Señor de las cosas.
Fue a su casa y no sabía qué hacer, pues tenía miedo de enamorarse, se sentó en la cama y
se puso a mirar la pared concentrado y embelesado en ella, cuando de pronto se acordó de
los grandes santos que hacían mortificaciones a su cuerpo para no pecar entonces dijo: voy
a hacer penitencia para que el deseo carnal desaparezca y se sometió a grandes ayunos, se
levantaba por la madrugada a rezar, comía poco, dormía poco, y no se afeitaba para que el
deseo desapareciera, para que el deseo de la concupiscencia desapareciera.
Pasó una semana sin saber nada de Miriam, cada vez que le llamaba él decía que no estaba,
desviaba su trayecto al colegio para no pasar por la farmacia hasta que por causa del destino
se encontraron por el camino sin querer, Miriam al verlo con la barba larga le dijo: pareces
un mendigo, que pasó contigo, pero el casi no le dirigió la palabra más que para saludarle y
decirle estoy apurado y la dejó plantada.
Terminó la jornada y José empezó a reflexionar sobre lo que le había pasado y dijo no se
merecía un desprecio así de mi parte nadie se lo merece, mañana hablaré con ella, pero
tiene razón al tratarme de un mendigo pues lo soy, soy un mendigo del amor, cansado se
dispuso a descansar pero antes se puso a escribir.

MENDIGOS DEL AMOR


En mendigo de amor me he convertido
Y por el amor fui seducido
Por el mundo voy caminando
Y el amor voy implorando
Que mi pobre corazón
Lo llene de su amor
Muy ansioso voy mendigando
Y mi corazón va sanando

En mendigo del amor


Se ha convertido mi corazón
Que derrama lágrimas de dolor
Y se desangra de pasión
Por causa del amor
Que en mi fiel amigo se convirtió
Y guiado por sus pasos
Voy trazando mi destino

Por causa suya fui marginado


Y en un bufón de todos
La vida me ha transformado
Y gracias a ella fui descubriendo
Lo hermoso que es ser mendigo
Y con su sombra hoy me cobijo
Y en medio de mis angustias
Voy contento por la vida

A los ojos de los hombres


Ser mendigo es horrible
Pero no hay cosa más sabrosa
Que el hombre pueda degustar
Que ser mendigo del amor
Pues su corazón rebosará
Y de amor se cubrirá
Y una gran paz alcanzará.
EN BUSCA DE LA SABIDURIA
PARTE XI
Después de una semana de turbulencia y agotado por los sacrificios que hacía y de volver a
ver a Miriam se levantó con un nuevo espíritu. En su casa todo volvió a la normalidad y en
su vida una gran calma volvió a anidarse. Después de una gran tormenta llega una gran
calma.
Su decisión con respecto a Miriam, a la santidad y sus deseos de amar adquirieron una
nueva visión, un nivel más elevado, como siempre se levantó, se duchó y esta vez se sacó la
barba, su rostro estaba totalmente rejuvenecido. Lo interior siempre se hace exterior, como
su corazón estaba limpio de toda malicia no podía reflejar maldad alguna en su rostro
angelical.
Luego antes de bajarse a desayunar dijo su oración, pero esta vez con un matiz nuevo y
diferente que le brotaba del corazón como un manantial y sus labios lo materializaban en
ondas de sonido. Señor te doy gracias por este nuevo día que me regalas, te pido perdón por
todos mis pecados, por mi falta de amor, por mi falta de fe y comprensión, perdóname por
las cosas que hice y no debía haberlas hecho, por las que no hice y debía hacerlas, te pido
que no apartes tus manos de mi cabeza, concédeme el don y la gracia de la santidad, el don
y la gracia del amor y el don y la gracia de la sabiduría, pero no se daba cuenta que lo que
estaba pidiendo eran tres grandes puertas que las estaba abriendo. La santidad, la sabiduría
y el amor.
La sabiduría era un nuevo don o una nueva gracia que pedía a Dios en sus oraciones, pero
no la sabiduría que se adquiere en las aulas sino la sabiduría divina del Santo temor de
Dios, muy contento y con un espíritu renovado bajo a desayunar, grande fue la sorpresa de
sus padres al verlo con un rostro diferente y resplandeciente, y el amor, la santidad y la
sabiduría ya empezaban a relajarse en él, sin que él lo notase.
Buenos días mamá, buenos días papá, fueron sus primeras palabras seguidas de unas
peticiones de bendición, sus padres se extrañaron y no sabían que decirle, hasta que de
pronto, Margarita como todas las madres, preocupada por su hijo, lo invitó a desayunar
antes de irse al colegio, ya que los últimos tiempos no lo hacía, porque se levantaba tarde y
el tiempo no le daba, pero eso nada más que una excusa de parte suya para ayunar sin que
sus padres se percatasen de eso.
Que hay para comer, preguntó José, Margarita toda emocionada le dijo unos mixtos
calientes que tanto te gustan y un jugo de durazno bien frío, que delicia dijo José, eres la
madre más espectacular que yo he conocido, cuando empezó a comer el primer bocado
Pedro preguntó preocupado, por qué lo consientes tanto, le malcrías demasiado, le das
todos los gustos y a un hombre no hay que mimarle demasiado, porque nunca se sabe lo
que le depara el destino y tiene que saber hacer de todo en la vida.
José se despidió de sus padres dándoles un beso a cada uno, cosa que nunca hacía. Algo le
pasa a José dijo Pedro, no te preocupes él, está bien respondió Margarita al parecer está
enamorado dijo, entonces Pedro preguntó:
- ¿Enamorado? ¿Y de quién? ¿Y tú cómo lo sabes, si hace semanas que no se
sienta a dialogar con nosotros?
- No sé cómo lo sé, pero lo sé.
Pedro estaba preocupado mientras que Margarita sin saber cómo intuía que a José una
nueva puerta se le estaba abriendo. Las madres siempre apuestan a la necesidad del hijo
mientras que los padres a la capacidad de los hijos. Dios cierra una puerta y abre diez. Las
mujeres llegan a conclusiones tan complejas muchas veces sin explicaciones, mientras que
el hombre tarda mucho más para llegar al mismo resultado siguiendo un proceso más lógico
y racional.
Los hombres son idealistas y pierden mucho tiempo en ellos mismos, en sus ideales y
muchos de ellos ni siquiera llegan a concretarse y se quedan en meros ideales, mientras que
las mujeres son más prácticas y actúan más por instinto que por conocimiento y siempre
llegan a donde quieren y consiguen lo que quieren y ni si quiera muchas veces saben cómo
llegar ahí.
José salió de la casa contento dejando una gran intriga detrás, caminaba rumbo al colegio
como todos los días, pero totalmente renovado, todo le parecía nuevo, lleno de vida, el sol
brillaba diferente, los pájaros cantaban con una dulzura impresionante, las flores le sonreían
a su paso, todo era distinto. Era una mañana bellísima y él estaba irreconocible. El
encuentro con el amor nos cambia y nos hace irreconocibles hasta para nuestros ojos que
están acostumbrados a mirarnos.
Al pasar José por la farmacia miró con la intención de buscar a Miriam y pedirle perdón por
haberla tratado mal el día anterior. Ella, no se imaginaba que él haría semejante cosa,
porque no se dio cuenta del maltrato ni de la ofensa. El que ama no te exige, te acepta con
tus fortalezas y debilidades, con tus flaquezas y virtudes y como ella estaba enamorada, no
le exigía nada y todo lo que salía de su boca para ella era lo más hermoso, por más que
haya sido una ofensa grandiosa, el amor la transforma en dulces melodías que la hacían
descansar en brazos de su amado.
En eso consiste el pecado, no en el daño que hacemos, sino el sufrimiento y la tristeza con
la que cargamos al pecar, a veces la otra persona a quien ofendimos ni siquiera se percata
de nuestra ofensa, pero nosotros cargamos con nuestros pecados y caemos en una profunda
tristeza porque hemos roto la relación de comunión con Dios.
Pero el misterio del pecado también tiene un punto positivo, que nos hace reconocernos
débiles y limitados y nos invita al perdón y a la misericordia. Gracias al pecado conocemos
la muerte y gracias a la muerte podemos experimentar la belleza de la vida y la gloria de la
resurrección.
No vio a Miriam, miró su reloj y dijo: “Ya es tarde y a lo mejor Miriam aún no vino, vendré
después de salir del colegio”. Esta muy impaciente porque su corazón anhelaba el perdón
de Miriam por el desprecio con que la trató el día anterior, esas ganas y el deseo de ser
perdonado lo impulsaba a descubrir los grandes misterios de la vida y del amor.
Con el solo deseo que el tiempo transcurriese lo más rápido posible llegó al colegio.
Apenas llegó y ya quería marcharse de vuelta, no por que no le agradaban las clases, sino
porque deseaba ver a Miriam, pedirle perdón y sentirse perdonado.
Ese día tenía dos horas de ética la materia que más le agradaba, por sus principios y porque
Héctor el profesor, se había convertido en uno de sus grandes amigos, la hora pasaba
lentamente, parecía que el tiempo se había detenido y la ansiedad cada vez se apoderaba
más de él.
La primera hora de clases prácticamente no estuvo en clase, estaba físicamente pero
espiritualmente estaba en la farmacia hablando con Miriam, se disociaba de la realidad con
gran facilidad. La afectividad descontrolada, desmedida nos aleja de la realidad y nos hace
vivir en un mundo ideal, en una burbuja.
Eran cuarenta minutos extensos y cansadores, pero al fin sonó el del receso, que fue un
suspiro para la gran carrera de resistencia que estaba corriendo contra el tiempo, fue una
campana llena de oxígeno aliviador, para un cuerpo agotado y cansado que ya no podía
respirar, pero el receso fue un parpadeo, un abrir y cerrar de ojos.
Empezó la clase de ética con el mismo entusiasmo, disociado de la realidad, estirando los
minutos, que cada vez se hacían más largos e interminables. Pasaron casi cuarenta minutos
de la clase y José ni se enteró de qué se trataba la clase, hasta que de pronto el profesor hizo
una pregunta.
- Bueno a ver si comprendieron, quién me puede decir lo que es la bondad
Todo el curso permaneció en silencio y nadie se atrevía a romperlo por temor a la
equivocación, hasta que Héctor insistió diciendo, bueno ya que nadie se anima a responder
preguntaré dedocráticamente.
Todos estaban en silencio y muchos con las cabezas gachas haciéndose de los
desentendidos, pero José ni cuenta se daba de lo que estaba pasando, estaba más despistado,
más perdido que Tarzán en el día de la madre.
Héctor se había dado cuenta de la situación de José y a propósito le preguntó a ver José,
ven acá pasa al frente y explica a tus compañeros qué es la bondad, qué fue lo que
entendiste sobre la bondad, sorprendido por la pregunta, José se paró y permaneció en
silencio frente al curso durante unos minutos mirándolos a todos con muchas expectativas y
sin saber qué decirles
- Vamos José, dinos qué entendiste, qué es la bondad
- Perdón profesor es que no estaba prestando atención
- A ver entonces cuéntanos qué te pasa, por qué no estabas prestando atención,
a lo mejor podemos ayudarte.
José no sabía si decirles que estaba enamorado y que se sentía mal porque el día anterior
trató mal a Miriam o callarse, hasta que pensó y dijo: “Mejor les digo lo que es la bondad”
Antes que nada quiero pedirles perdón al profesor y a los compañeros por no prestar
atención, y no creo que tenga la respuesta correcta, la más científica, ni la profesionalidad
de definirles la bondad, pero se los diré y les aseguro que está cargado del más puro amor y
respeto a ustedes, pero yo creo que la bondad no es don, tampoco una elección, sino la
consecuencia del trabajo que el hombre realiza por conocerse.
La bondad es reconocer nuestros límites y posibilidades, aceptar nuestros defectos y
virtudes, es el resultado de un largo esfuerzo por conocernos para proyectarnos hacia los
demás y aceptarlos sin exigirles nada, porque el que es bueno ama, y el que ama no exige.
En eso consiste la bondad en la consecuencia del trabajo por conocernos.
No se puede dar soluciones para todos los problemas de la vida tampoco respuestas a todas
las dudas o temores, pero sí podemos escucharlas y buscar juntos las soluciones a quienes
la necesitan.
No se puede evitar que las personas tropiecen, pero sí puedes ofrecerles una mano para que
no caigan.
No se puede cambiar el pasado ni el futuro, pero cuando alguien lo necesite podemos estar
ahí.
No se puede trazar límites dentro de los cuales las personas deben actuar, pero si ofrecerles
el espacio necesario para crecer.
No se puede evitar los sufrimientos cuando alguna pena les parte el corazón, pero podemos
llorar con ellas y recoger los pedazos para amarlos de nuevo.
No se les puede decir quiénes son ni quiénes deberían ser, solamente podemos quererles tal
cual son y ser solo un amigo.
Estaba aún hablando José sobre la bondad cuando de pronto sonó el timbre del receso. Es
suficiente por hoy dijo Héctor y se marchó mientras los alumnos se acercaban a José,
algunos a felicitarlo por la excelente exposición y otros para criticarle diciéndole que vivía
en las nubes. Nunca se puede dar el gusto a todos, por más bellos y buenos que sean
nuestros actos siempre habrá quienes los rechacen o los malinterpreten, porque el orgullo y
la envidia siempre están presentes en todos los acontecimientos del hombre, pues forma
parte de su vida.
Todos salieron al recreo que no fue más largo que un suspiro. Nosotros hacemos que el
tiempo se apresure o se detenga de acuerdo a nuestro interés y nos volvemos esclavos de él.
Cuando más apurado estamos el tiempo transcurre lentamente y cuando más lo disfrutamos
y queremos que se detenga, pero se evapora como el agua con el calor del sol.
Para los jóvenes que empiezan a estudiar, el tiempo les parece una eternidad, miran hacia
delante y parece que tienen una meta que nunca van a alcanzar, pero para un joven quien lo
está terminando mira atrás y se pregunta; como pasó tan rápido el tiempo sin darme cuenta.
Una niña de doce años cuenta los días para que pasen los tres años que le faltan para
cumplir los quince que le parecen interminables y cuando cumple los diez y ocho años dice
que rápido pasaron los tres años.
Hagamos lo que hagamos el tiempo no se detiene ni se entretiene por nuestros caprichos, el
sigue su curso normal, es el hombre quien lo detiene o lo apresura guiado por sus
emociones, pasiones, y sentimientos.
Cuando entraron de vuelta a la clase dispuestos a continuar, transcurrieron diez minutos
interminables para José, ya que el reglamento decía si el profesor no llega en diez minutos
el alumno puede retirarse. Apenas el cronometro marcó los últimos cinco segundos que
faltaban para completar los diez minutos, José persuadió a sus compañeros para retirarse,
apalancándose en el reglamento. Hay algunas cosas en la que todos pueden llegar a un
acuerdo, cuando los intereses son comunes y este era uno de esos casos, todos estaban de
acuerdo y no dudaron en abandonar el aula y el colegio, algunos iban directo a sus casas a
aprovechar su tiempo, otros a pasar con unos compañeros y fomentando el compañerismo,
pero José no se adhirió a ningún grupo sino que fue directamente a la farmacia a ver a
Miriam.
Al llegar encontró a Miriam atendiendo.
- Hola, será que puedo robarte un minuto de tu tiempo, necesito hablar contigo
- Ahora mismo creo que será imposible, tengo mucho trabajo, y yo también
tengo muchas cosas que contarte y hace rato que te estoy esperando, por qué tardaste tanto
en venir.
- Es que no me animaba por cobarde y orgulloso pero veo que tú no te
mereces el desprecio con el que te traté ayer y quiero pedirte que me perdones.
- No tengo nada que perdonarte, tendrás tus motivos, actuaste así y quien soy
yo para juzgarte
José se quedó sorprendido por la reacción de Miriam, pues él esperaba otra respuesta, una
justificación tal vez o una defensa, una acusación, lástima, pero no misericordia. El que
ama no exige solo ama y acepta al otro con sus defectos y virtudes, pero sin ninguna
exigencia, contrariamente al que cree que ama y lo confunde con el querer. El querer lo
exige todo y el amor lo entrega todo.
Estaba a punto de abrir la boca José para invitarla esa noche a cenar, cuando Miriam se le
adelantó y le dijo: “Discúlpame que no te pueda atender más, es que tengo mucho trabajo”.
¿Qué te parece si esta noche cenamos en mi casa ya que mis padres no están y recién llegan
mañana?
- Eso es transmisión de pensamiento pues yo quería invitarte.
- Está bien, te espero esta noche a las 20:00hs, para cenar, que te parece.
- Ahí estaré, no lo dudes
- Ahora debes marcharte, discúlpame
- No te preocupes, ya me voy, nos vemos esta noche
José se retiró muy aliviado y con el corazón lleno de gozo y su cronómetro empezaba a
funcionar direccionado a la noche que aún estaba distante y la agonía parecía larga e
inalcanzable. El tiempo es el peor tirano del hombre, pero a la vez su mejor aliado.
A la mañana aún le quedaba mucho tiempo José, miró su reloj y dijo: “Aún me queda
tiempo, Dios sí que sabe hacer las cosas” se dirigió a la Iglesia pues tenía la intención de
confesarse
Se sentó en uno de los primeros bancos, sacó un papel y un bolígrafo y empezó a hacer su
reflexión de conciencia y una vez que lo terminó se acercó al cura a confesarse
- Ave María Purísima
- Sin pecado concebida
- A ver, hijo mío, cuéntame cuáles son tus pecados
- Antes que nada hace como un mes que no me confieso, me cuesta
reconocerme pecador, soy un soberbio, egoísta, vanidoso y orgulloso, soy un perezoso para
estudiar, trabajar y rezar, malgasto mi dinero sabiendo que está mal, falto el respeto a mis
padres, cometí el pecado de omisión, hice lo que no debía y no hice lo que debía, mi peor
pecado, padre, es no amar, traté con indiferencia y desprecio a una mujer que no se merecía.
- Muy bien, estás arrepentido, te has dado cuenta del pecado y sus
consecuencias. Cuál es tu propuesta, tu proyecto
- Uy padre si le voy a decir todos mis proyectos y propuestas no acabaremos
hoy
- ¿Pero qué es lo que pretendes?
- En realidad lo que quiero es aprender a amar pero no puedo
- No te atormentes tanto ni te pongas metas que no puedas alcanzar, trázate
objetivos a corto plazo. Por ejemplo decide amar solo hoy a una persona a quien no le caes
bien. No te escandalices de tus debilidades, de tus pecados, de tu incapacidad de amar,
recuerda que lo que para el hombre es imposible para Dios es posible. Para Dios nada es
imposible.
Dios es amor y por amor nos creó con la capacidad para amar, pero para ello debemos
reconocernos como seres imperfectos, sino perfectibles, de los cuales Dios se vale para
hacer su obra de salvación. No intentes tanto amar y realizar demasiado esfuerzo para el
efecto, sino déjate amar, no te cierres al amor, no intentes amar sino reconócete amado y
todo será distinto.
Díos crea de la nada, donde no existe nada ahí Dios crea, allí donde no existe la más
mínima oportunidad para que el amor surja, ahí Dios crea de la nada tu capacidad de amar.
Dios crea el amor.
Tienes la Sagrada Escritura, que es puro amor, debes entretenerte con ella, descubrir el
amor en ella y hacerla vida. Y verás cómo todo será distinto.
Como penitencia te daré tres tareas, la primera que leas la primera carta de Corintios
capítulo trece, la medites y reflexiones sobre ella, la segunda que consigas la Encíclica
Deus Caritas, es del Papa Benedicto XVI, donde expone en forma muy sencilla el amor de
Dios y la tercera que te reconcilies con tu amiga y le pidas perdón.
No te exijas tanto, ten misericordia de ti, recuerda que Dios te ama y no te exige, te ama
como eres.
Ahora te voy a dar la absolución de tus pecados, pero antes, tienes algo más que decir
- No, eso es todo Padre
- Por el poder que la Santa Iglesia me concede yo te absuelvo de tus pecados
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Tus pecados han sido perdonados puedes irte en paz
- Gracias padre.
Lleno de paz José se levantó y fue nuevamente a sentarse en uno de los primeros bancos y
daba gracias a Dios por su inmenso amor. Tomó la Biblia que estaba sobre un altar frente al
santísimo, la abrió en Corintios trece como le había dicho el padre como penitencia y
empezó a leerlo y meditaba cada versículo que leía detalladamente.
Lo leía atentamente hasta que llegó al versículo cuarto en el que se detuvo: “El amor es
paciente, es amable; el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se engríe; es decoroso;
no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se
alegra con la verdad, todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera; todo lo soporta….”
Dos de las tres penitencias ya las cumplió, pues antes de confesarse ya había pedido perdón
a Miriam y a la noche completaría la tercera.
Después de leer el texto y meditarlo se levantó y se puso de rodillas frente al sagrario y
permaneció así más de una hora, luego se paró y se volvió a sentar en el banco, sacó un
bolígrafo y un papel y se puso a escribir.
DÓNDE ESTÁN MIS PECADOS
Cargados con mis culpas
Mi corazón se retorció
Y una gran grieta
Lentamente se abrió
Por el peso de mis pecados
Vivía desangrado
Y con mucha dificultad
Mi vida podía purificar.

Dónde están mis pecados


Quién se los ha llevado
Pues mi corazón
Ya está sanado
La grieta se ha cerrado
Y la vida he recobrado
Quién se los ha llevado
Sin habérmelo consultado

Hoy estoy purificado


Sin haberlo merecido
Cuánto me has amado
Oh señor, Dios mío
Para ponerme en la lista
De tus grandes elegidos
Muchas veces sin saberlo
Otras sin merecerlo

Cansado he amanecido
Agobiado por mis pecados
Pero al caer la tarde
Muy ligero me he sentido
Pues Dios con mis pecados
El solo ha podido
Y mirándome a los ojos
Fueron al olvido

Apenas terminó de escribir, miró su reloj, se levantó hizo la genuflexión ante el santísimo y
se retiró, detrás de él las puertas de la Iglesia se iban cerrando, sin darse cuenta se pasó toda
la mañana en la iglesia.
Llegó a su casa cansado y sin saber por qué, al entrar en su casa no encontró a nadie y una
nota sobre la mesa que decía “José, tu padre y yo no estaremos durante el día porque
tenemos una jornada de cuestiones de trabajo, aquí tienes dinero para comprarte algo para
comer. T.Q.M. Tu mamá”
De tan cansado que estaba José no tenía apetito así que se fue directo a la cama a descansar,
pero su cansancio más que cansancio era ansiedad, una ansiedad producida por la espera y
el temor de encontrarse con Miriam. El amor siempre nos asusta y nos sorprende.
Sin darse cuenta se quedó profundamente dormido y cuando despertó ya eran casi las
19:00hs. Dios mío dijo al despertar, parece que me dormí, sí que estaba cansado.
Mientras que él se disponía a prepararse para su visita sin tanto protocolo en su vestimenta,
que zapatos o ropas se pondría, sino simplemente se puso un pantalón bies, un zapato color
vino y una camisa amarilla, en lo único que puso mucho empeño fue en su peinado, se puso
un gel y cuidadosamente se peinaba, con un peinado perfecto, se puso un perfume Calvin
Klein que nunca usaba, más que en ocasiones especiales.
Todo ese procedimiento de preparación no le duró más de veinte minutos, mientras que
Miriam ya hacía dos horas que había suspendido todas sus actividades y se dedicó a
prepararse, se probó todos los vestidos que tenía, se los sacaba y ponía, hasta que por fin
encontró uno que le agradaba. Un vestido blanco que le quedaba al cuerpo con un escote
seductor, estaba más bella que nunca y desde una hora antes ya tenía todo listo esperando a
José, miraba su reloj y veía que el tiempo no transcurría, parecía que su reloj se detuvo.
Eran las 19:45hs. Cuando José se dispuso a salir, aún sus padres no habían vuelto, así que
en la misma hoja en que su madre le dejo la nota escribió: “Mamá les esperé a que vinieran
para pedirles permiso pero ya no puedo esperarles más así que decidí escribirles, me voy a
cenar con Miriam no sé a qué hora volveré, no se preocupen por mí, estaré bien y les
prometo que mañana les pediré permiso oficialmente. T.Q.M. José”

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