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En el caso del patrimonio paleontológico, la zonificación se estableció mediante la valoración
desde el punto de vista científico, didáctico y turístico-recreativo de las unidades territoriales
previamente definidas, y el cálculo de la vulnerabilidad y prioridad de protección de cada
una. Las unidades territoriales fueron delimitadas a partir de las características geológicas y
paleontológicas del área (fig. 1A). Para la valoración se obtuvieron puntajes a partir de la
suma ponderada de distintos parámetros (tabla 1). La metodología empleada fue una
adaptación de las propuestas de otros autores relativas al patrimonio geológico y
paleontológico (Carcavilla et al., 2007; García Cortés y Carcavilla, 2009; Endere y Prado,
2014).
Tabla1. Parámetros utilizados para la valoración de las unidades territoriales.
Table 1. Parameters used in the territorial units rating.
Parámetros intrínsecos Parámetros de uso Parámetros de protección
Naturaleza de los fósiles
Preservación
Diversidad taxonómica Accesibilidad
Potencial científico
Carácter de localidad tipo Proximidad a centros poblados
Utilidad didáctica
paleontológica Vulnerabilidad relativa al
Uso actual
Información tafonómica riesgo de recolecta
Potencial turístico y
Diversidad geológica Amenazas actuales o
recreativo
Contribución al paisaje potenciales
Valor histórico
paleontológico
Como resultado, el área quedó dividida en cinco zonas (fig. 1B), a saber:
Zona I: Zona prioritaria de protección con uso principal científico.
Zona II: Zona prioritaria de protección con uso principal didáctico.
Zona III: Zona de uso principal turístico-recreativo. Se divide en:
Subzona III-A: Zona prioritaria de protección con uso turístico controlado; y
Subzona III-B: Zona de baja sensibilidad con uso turístico libre.
Zona IV: Zona sensible de múltiples usos
Zona V: Zona de baja sensibilidad de múltiples usos.
La Zona I agrupa las unidades territoriales con afloramientos de la Formación Bahía Inglesa
de mayor valor científico-paleontológico de toda el área, las que además presentan un
elevado riesgo de degradación. Adicionalmente, los terrenos incluidos en esta zona presentan
elevada relevancia y alta prioridad de protección desde el punto de vista didáctico. En cuanto
al uso turístico-recreativo, su aptitud de uso es limitada, puesto que permitir el acceso del
público supondría un riesgo de degradación del patrimonio.
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La Zona II está conformada por terrenos en los que también aflora la Formación Bahía
Inglesa y que tienen un elevado valor científico y didáctico, y además una patente condición
de vulnerabilidad. Estos factores le otorgan una prioridad de protección que, si bien es
elevada, es algo más baja que en la Zona I, debido a su aislamiento geográfico. Se propuso
como zona apta para el desarrollo de actividades de educación y divulgación, evitando su
explotación turística.
La Zona III agrupa aquellas unidades territoriales que destacan por su aptitud de uso turístico-
recreativo; son áreas que, en la actualidad, forman parte del circuito turístico de las Rutas
Patrimoniales del Ministerio de Bienes Nacionales. La Subzona III-A engloba terrenos
fosilíferos correspondientes a la Formación Bahía Inglesa y, por lo tanto, con mayor riesgo
de degradación. Por su parte, la Subzona III-B incluye sectores en los que aflora el basamento
cristalino y sedimentos recientes, estériles desde el punto de vista paleontológico.
La Zona IV incluye terrenos en los que afloran los Estratos de Caldera y un pequeño sector
con afloramientos de la Formación Bahía Inglesa. No posee una categoría de uso principal,
por lo que puede ser destinada a una amplia gama de actividades. Cabe destacar, no obstante,
que se trata de una zona sensible, dado que en ella afloran sedimentos fosilíferos.
La Zona V está compuesta por todos aquellos sectores en los que aflora el basamento
cristalino, con excepción del incluido en la Zona III-B. No tiene una aptitud de uso principal
y, al no contener sedimentos fosilíferos, se le considera de baja sensibilidad.
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Elaboración del plan de manejo
Sobre la base de la combinación de las zonificaciones resultantes de cada componente del
patrimonio cultural (paleontología, arqueología y etnografía), se elaboraron los distintos
programas que constituyen el plan de manejo. Cada uno de los programas fue diseñado para
cumplir los siguientes objetivos: (i) conservar y proteger el patrimonio, (ii) incentivar el
desarrollo de actividades científicas en el área, (iii) lograr la transferencia de conocimiento
desde la comunidad científica a la sociedad, y (iv) promover actividades que permitan la
comprensión y disfrute sustentable del patrimonio. Para el alcance de estos objetivos, se
plantearon una serie de actividades, que fueron plasmadas en matrices lógicas señalando
indicadores de cumplimiento, medios de verificación y actores implicados.
El plan de manejo fue presentado a la comunidad y a los entes administrativos del sector en
una serie de talleres en los que se recogieron sensibilidades e inquietudes, y en los que se
debatieron problemáticas concretas asociadas a la implementación del plan.
Conclusiones
La elaboración del plan de manejo del patrimonio cultural del AMCP-MU Isla Grande de
Atacama, permitió considerar el patrimonio paleontológico como un elemento para la gestión
del territorio. La asignación de usos permitidos y no permitidos en las distintas zonas en las
que se dividió el área, y la elaboración de los distintos programas que constituyen el plan,
tuvieron como objetivo garantizar la protección del patrimonio, así como también promover
su investigación, su difusión y su disfrute sustentable por parte de la comunidad y los
visitantes.
La implementación del Plan de Manejo requerirá de la creación de una estructura
administrativa para el AMCP-MU, que gestione y destine los recursos humanos y
económicos necesarios para el desarrollo de las actividades y para la instalación de la
infraestructura propuesta. Se espera que la ejecución de estos programas, generados a partir
del esfuerzo conjunto de los distintos actores involucrados, contribuya a fortalecer el vínculo
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entre los habitantes de Caldera y su patrimonio local, y sirva como una herramienta para el
desarrollo socioeconómico sustentable del territorio.
Agradecimientos
Mankuk, SEREMI de Medio Ambiente de Atacama y Terra Ignota.
Referencias
Carcavilla, L., López, J., Durán, J.J. 2007. Patrimonio geológico y geodiversidad:
investigación, conservación y relación con los espacios naturales protegidos. Instituto
Geológico y Minero de España (IGME), Cuadernos del Museo Geominero 7: 360 pp.
Endere, M.L., Prado, J.L. 2015. Characterization and valuation of paleontological heritage: a
perspective from Argentina. Geoheritage 7: 137. Doi: 10.1007/s12371-014-0124-x.
Ministerio de Bienes Nacionales 2005. Ruta Patrimonial Litoral de Atacama, circuito Caldera-
Chañaral, nº 38. Folleto. http://rutas.bienes.cl/?p=1156.
Ministerio de Bienes Nacionales 2003. Ruta Patrimonial Atacama Costero, circuito El Morro,
nº9. Folleto. http://rutas.bienes.cl/?p=867.
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