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Introducción a la Redacción Académica

Módulo 3. Recursos para la redacción de textos académicos

Clase 1: De dónde sale la información: el trabajo con las fuentes.


Índice temático:
• Ideas principales
• ¿Cómo estudiar este tema?
• Introducción
• Desarrollo
• Conclusiones
• Referencias bibliográficas

Ideas principales

Fuentes de Información

Clasificación Usos

Cómo estudiar este tema


Para el manejo de este tema se recomienda:
• Revisar todo el material.
• Prestar atención a clasificación de las fuentes de información.
• Buscar ejemplos de tipos de fuentes, ya sea en trabajos propios como ajenos.
Al final de esta clase, podrás responder a la pregunta: ¿Cuáles son y cómo se usan las fuentes
de información en los textos académicos?

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1.1.- Introducción

Estilo, estructura, formato, sintaxis, tipo de publicación e incluso requerimientos


institucionales, son elementos a tomar en cuenta a la hora de redactar un texto académico, cuyas
características redundan en objetividad, intertextualidad, precisión, coherencia, claridad y
pertinencia del tema.
Para ello deben priorizarse la importancia del tema, el formato para presentar el documento, y
que este muestre de manera concisa la información relevante, acorde al público al cual se
destina.
Sin embargo, hay una cuestión previa, igualmente relevante y que suele considerarse menos
cuando se organiza un artículo científico. Debe tomarse en cuenta incluso, desde la
investigación. Esa cuestión remite a la pregunta: ¿De dónde obtienes la información que
sustente tus argumentos y valide resultados?
La respuesta a esta pregunta garantiza la calidad del sustento teórico de nuestro trabajo.

1.2.- Desarrollo

Se trata de las fuentes, esos materiales que te darán el punto de partida adecuado para enfocar
correctamente la investigación y el posterior texto. En el proceso de elaboración de tu propio
documento, es recomendable revisar estas interrogantes: ¿Qué autores tratan el tema? ¿Cuál es
la validez de la información que ofrecen? ¿Presentan una metodología verificable? ¿Aportan
elementos novedosos?
De esta manera se puede precisar mejor si el material con el que se cuenta es una fuente
adecuada, acorde a los fines del texto que se pretende elaborar.
Con este punto de partida, podemos definir a las fuentes como la base para iniciar nuestra
redacción. Será el principal soporte del que obtendremos información relevante.
Y para ello, es importante:

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Visto así es un concepto muy amplio, en el que se incluyen productos a través de los cuales se
accede al conocimiento, es todo aquello que ofrezca una novedad, noticia o dato. Se aceptan
también las bases de datos, las instituciones, e incluso personas, en determinadas circunstancias.
La elaboración de un texto académico No inicia de cero, sino que cuenta con el conocimiento
científico precedente, validado y publicado, que se encuentra en las denominadas fuentes de
información científica. De manera general son de tipo bibliográfico y hemerográfico, y su
clasificación más extendida las cataloga en primarias, secundarias y terciarias.
Aunque en la actualidad, de acuerdo con Raya y Zapata (2015), también hay un amplio debate
respecto al uso de otras fuentes como la denominada literatura gris y el uso de otros materiales
como programas de televisión y radio, presentación de power point o material fílmico, entre
otros.
Es importante tomar en cuenta que todos los conocimientos que se usen en nuestro trabajo
deben referenciarse, y evitar de esta forma el plagio.
A continuación, te explico cómo identificar los tipos de fuentes más empleadas en la
investigación científica y que te permitirán conformar un texto académico de calidad.
Un primer paso es establecer claramente cuáles son los criterios para su clasificación. En ese
sentido, podemos precisar que trata de una variedad de factores que incluyen los indicadores
básicos para identificarlas.

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Y aunque los criterios para clasificar a las fuentes de información científica resultan diversos,
así como sus posibles categorizaciones, la mayormente aceptada es la que las divide en
primarias, secundarias y terciarias.
La primera de estas denominaciones, también conocida como directas, hace referencia a
materiales que ofrecen datos de primera mano. De acuerdo con varios autores se trata de
publicaciones en las que el propio investigador es quien informa acerca de los resultados de su
trabajo, y con frecuencia se trata de textos originales en revistas especializadas. Estas fuentes
son las más usadas en la investigación científica.
Bajo este criterio, apenas se consideran entonces los artículos científicos, ya sea en formato
impreso o electrónico.
Sin embargo, otros autores consideran como fuentes primarias a los libros de edición original,
monografías, tesis y antologías.
El debate principal en esta clasificación gira en torno a si la información es nueva y original o
si procede de otras fuentes.
Por ejemplo: Unos consideran que el libro es documento primario sobre la base de que en él se
encuentran junto con información básica, nuevos puntos de vista sobre un tema o materia. Otros
consideran que se debe tomar en cuenta la vertiente del libro, lo que nos lleva a la definición de
las fuentes secundarias (Raya y Zulueta, 2015).
Estas las podemos conceptualizar como aquellas que son el resultado del análisis de las fuentes
primarias; y ofrecen una síntesis de los documentos primarios e introducción a la información
científico-técnica.
A los fines de facilitar su definición, es importante reconocer que las fuentes secundarias deben
cumplir dos funciones esenciales: 1.-como repertorios que facilitan la búsqueda y recuperación
retrospectiva de la información y 2.- como difusión selectiva de la información.

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Entre los ejemplos de documentos secundarios más reconocidos se encuentran las bibliografías,
boletines de sumarios, resúmenes, boletines de índices, catálogos de bibliotecas, bases de datos
bibliográficas referenciales, y por supuesto, los libros, que vuelven a aparecer en esta
clasificación, porque se elaboran con fines de difusión masiva. No necesariamente los elabora
el propio investigador.
Se considera que las fuentes secundarias por excelencia son los libros y los artículos de revisión.
En ese caso se consideran los libros de consulta, los libros de texto y aquellos con una temática
más generalista, con menor valor para la investigación. Para que un libro sea considerado como
fuente, algunos autores recomiendan verificar que procedan de una editorial reconocida, aunque
este criterio No se aplica habitualmente.
Por otro lado, los artículos de revisión resultan muy útiles porque reconstruyen la historia del
tema o problema, permiten tener un registro actualizado del estado de los conocimientos y de
la discusión en torno al mismo.
Tomando en consideración el mismo criterio de clasificación, tenemos un último grupo de
fuentes: las terciarias, identificadas como documentos que compendian nombres y títulos de
revistas y otras publicaciones periódicas, así como nombres de boletines, conferencias y
simposios; nombres de empresas, asociaciones industriales y de diversos servicios pertinentes
para las ciencias; títulos de reportes con información gubernamental, catálogos de libros básicos
que contienen referencias y datos bibliográficos; y nombres de instituciones nacionales e
internacionales al servicio de la investigación. Además, son útiles para detectar fuentes no
documentales, como organizaciones que realizan o financian estudios, agencias informativas y
dependencias de manera general que realizan investigaciones.
La diferencia entre una fuente secundaria y terciaria radica en que una fuente secundaria
compendia fuentes de primera mano y una fuente terciaria reúne fuentes de segunda mano. Una
fuente secundaria agrupa referencias directas. En cambio, una fuente terciaria agrupa
compendios de fuentes secundarias.
Hay que aclarar que algunos autores no reconocen la existencia de las fuentes terciarias, ya que
las incluyen en otras clasificaciones o denominaciones.
Y aunque no se alcanza el consenso al respecto, en lo que sí coinciden es en entender que estos
materiales no están concebidos para la lectura continua, sino para la consulta puntual y NO se
pueden considerar originales, ya que recopilan los conocimientos de otras publicaciones.
Su construcción resulta a veces compleja, por el volumen de información que incluyen.

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En ese caso se encuentran los tesauros, anuarios, diccionarios, y guías de diverso tipo, entre
otros.
Para finalizar este acercamiento a las fuentes, veremos el tema de la llamada literatura gris,
denominada así ya sea por el reducido número de sus tiradas, escasa difusión y poca visibilidad.
En este caso se encuentran las traducciones, actas de congresos, proyectos e infirmes de
investigación, y tesis, entre otros de este tipo. El mayor problema que se asocia a estas fuentes
es el grado de credibilidad. Algunas publicaciones las usan como referencias, mientras otras
prohíben explícitamente su uso.

1.3.- Conclusiones
De manera general, lo más importante respecto a las fuentes puede resumirse en que para
determinar cual es la literatura o materiales que resultan válidos como fuentes de información
para elaborar un documento académico, tomes en cuenta:

En cualquier caso, no debe olvidarse citar la fuente original de cuanto se usa en el texto
académico, para garantizar la autoría del resultado final, dar crédito a otros autores, y presentar
un documento con responsabilidad y ética.

Referencias bibliográficas

6
Cevallos, G. (2015). Manual de redacción científica. El artículo científico. Santo Domingo:
Imprenta Atenas.

Hernández, R. y Fernández, C. (2006): Metodología de la investigación. México D.F.:


McGraw-Hill Interamericana. Cuarta edición

Raya, M. y Zulueta Ma. E. (2015). Textos científico-técnicos. ¿Cómo crearlos? La Habana:


Editorial Científico- Técnica. 2da.edición.

Teberosky, A. (2007). El texto académico. En Castelló, M. (Coord.). Escribir y comunicarse


en contextos científicos y académicos. Conocimientos y estrategias. Barcelona: Graó. pp. 17-
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