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SESQUICENTENARIO DE
Caracas, 1974
Editorial Sucre
SESQUICENTENARIO DE JU AN GERM AN R O SC IO - j ’
SV AR EZ — ROUSSEAU — ROSCIO
IN D IC E
1. Las obras de Roscio han sido editadas por las "Publicaciones de la Secretaría Gene
ral de la Décima Conferencia Interamericana”, Colección Histórica, N9 7, Caracas
19 5 3 ; en tres tomos. La compilación debemos a la experta mano del Dr. Pedro
Grases, y el magistral Prólogo al Dr. Augusto Mijares. El primer tomo (que cita
mos con preferencia) contiene la segunda edición de la obra principal de Roscio,
"El Triunfo de la Libertad sobre el Despotismo". Es la reproducción de la segunda
edición del año 18 2 3 , la primera había sido editada en Filadelfia en el año 18 17 .
Por más detalles invitamos al lector que se atenga al Prólogo citado.
Citaremos del siguiente modo: Los números romanos indican la numeración de
cada uno de los tres tomos; los números árabes, la página respectiva. El Prólogo
al primer tomo se cita con dos números romanos, el primero ( I ) , indica el tomo
I, el segundo, la página respectiva del Prólogo a toda la obra de Roscio, que se
encuentra en el tomo 1.
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Aquí, en una Revista jurídica, no será de más citar una carta del
D r. José Rafael Revenga, dirigida a Bolívar: "El Sr. Zea era un ex
trem o de indulgencia; el Sr. Roscio se adhiere a la Ley, y parece no
tener parientes ni amigos. Disgusta por consiguiente a todos los em
pleados a quienes de continuo predica el cumplimiento de su obligación;
a todos los pretendientes, a quienes no importa que su solicitud sea
o no sea legal; a todos los que comparan su conducta personal con
la de él, y hallan en la comparación el contraste y la reprobación.
¿Será que no conviene ser Catón al presente? Y o creo que si hemos
de tener República, son necesarios muchos Catones” (ib .). Por cierto,
un juicio que no ha perdido nada de su actualidad, y no sólo en
Venezuela.
T odo esto evidencia que se trata de uno de los proceres más insignes
y h o nra de la toga en la época de la Independencia venezolana y aun
am ericana. Si a eso juntamos sus importantes servicios a la patria
com o diputado del pueblo en la Junta Suprema del 19 de abril de
1 8 1 0 , com o Secretario de Asuntos Exteriores, como corredactor de la
respectiva Acta, como Secretario de Estado, Guerra y Marina, su
participación de prim er orden en la elaboración de no pocos do
cumentos importantes, ante todo en la Constitución de la Primera
R epública y, para no alargarnos excesivamente, su condición de pri
m er Vicepresidente de Venezuela y Vicepresidente interino de Colombia
hacia el fin de su vida, y su actividad de escritor y polemista, todo
eso hace presumir, desde un principio, que Roscio ocupa un lugar des
tacado entre los proceres.
Más aun, Roscio, en nuestra opinión, hubiera podido ser uno de aque
llos austeros censores en aquel "tribunal tan alto y tan santo” como
lo representara aquel Areópago de Bolívar, el "Poder Moral" pro
puesto al Congreso de Angostura por el Libertador1. ¿No podrían
dirigirse también a Roscio las palabras de C. Parra-Pérez dedicadas
a B o lívar: "es indudable que el ensueño de una virtud cívica, de la
virtud racionalista de Saint Just y Robespierre, vive perennemente
en aquella alma impregnada del cristianismo revolucionario de la
época. Espíritu de legislador, Bolívar es también un apóstol retardado
de un mundo viejo y escéptico. En la alborada del Renacimiento, el
habría, con Savonarola, organizado una milicia para cuidar de las
costumbres y de las opiniones” ? (ib.p. 2 7 6 ) “.4
Sin embargo, resulta que el procer es más citado que conocido, más
envuelto en nubes de incienso que investigado. Y menos aún ha sido
estudiada su ideología que podría desvelarnos algo de la lucha espi
ritual de un hombre de transición y de una época de transición, de
un peregrino espiritual, encerrado dentro de las intransitables cordi
lleras de aquel Tibet espiritual que representaba, según su propia con
fesión, la "Teología feudal” del Absolutismo borbónico. Por fin, en
edad ya madura encontrará el vericueto que le abriría los horizontes
de una libertad desconocida antes. El tortuoso camino dejado atrás,
la libertad descubierta después de tanteos inciertos forman la urdim
bre de su obra principal "El Triunfo de la libertad sobre el Despo
tismo”, donde mezcla sus confesiones más íntimas con reflexiones que
abarcan la teología como la política, la historia de su propia época
como el derecho de la España medieval, donde utiliza géneros lite
rarios tan diversos como el del exégeta bíblico, de la casuística ju
rídica, de la polémica teológica y política y alguna vez casi frisa
los límites de la demagogia. En una palabra, se trata de uno de los
grandes ideólogos de la Independencia.
10. Conoce incluso detalles de la historia política europea, así, por ejemplo, de la
Suiza medieval.
11. El afán de atribuir teorías políticas de la época de la Independencia, sin ninguna
seria prueba, a autores del Siglo XVI y aún medievales parece difundida en ciertos
ambientes. Así, en la Revista Iglosut Pascual, Revista venezolana de Teología, año I,
N9 1 (enero marzo) de este año, escribe el R .P . Hermann González Otopeza S.J.,
p. 58, " ...u n análisis más específico nos llevaría a demostrar la presencia
permanente de las doctrinas populistas de la Escolástica sobre la soberanía del pue
blo, la constitución del poder civil y del derecho a la rebelión entre los proceres
que redactaron nuestras Constituciones independistns quienes legitimaron la rebe
lión de la independencia. El pensamiento socio-político de la Constitución de An
gostura, por ejemplo, tiene claras raíces en Santo Tomás de Aquino, Suárez o
(sic.) Vitoria”. Ahora bien, no hace falta un análisis mas específico sino sólo
una somera lectura del texto de la citada Constitución para darse cuenta que no
tiene sus raíces en Suárez y Vitoria sino, y de todas luces, en Montesquieu. El
concepto, por ejemplo, de la soberanía popular de Angostura está netamente opuesto
al de Suárez, lo que aquí, evidentemente, no podemos demostrar.
12 . Para dilucidar qué libros Roscio podía haber utilizado durante sus estudios y más
tarde, hemos consultado las valiosas obras de Caracciolo Parra León y de Ilde-
114 GUILLERMO EMILIO WILLWOLL
B) E N SA Y O CRITICO
1) Su M éto d o
El mismo Roscio expone con claridad lo que será su método (tom ando
el térm ino en e l sentido más a m p lio ): "Yo era en otro tiem po uno
de los servidores de la tiranía más aferrados a ella. Por desgracia y
p o r virtud de un sistema pésimo de gobierno, ellas eran el pasto de las
aulas de Teología y jurisprudencia, que yo había frecuentado en la
carrera de mis estudios. Y o suspiraba po r una obra que refutase estos
errores, no con razones puram ente filosóficas, sino con la autoridad de
los mismos libros de donde la facción contraria deducía sofismas, con
13. El término "Teología feudal”, utilizado por Roscio, es triplemente inexacto: pri
mero porque, simplemente, no existe tal Teología feudal; además, Roscio no se
ocupa propiamente o sólo incidentalmente de la Teología dogmática sino que se
refiere exclusivamente a las doctrinas sobre las relaciones entre Iglesia y Estado y
con preferencia desde el punto de vista histórico; finalmente y ante todo: el término
"feudal” no corresponde, como vocablo p o lítico , al absolutismo borbónico y ni siquiera
al de los Habsburgos. Algunos, sin embargo, lo aplican aún a la época absolutista
desde el punto de vista social (y aún eso, en nuestra opinión, es discutible).
118 GUILLERMO EMILIO WlLLWOLL
14. Además de estos motivos personales hubiera que tomar en cuenta la situación po
lítica americana y peninsular. Al respecto Roscio en sus intervenciones parlam enta
rias en el Congreso Constituyente de 1811/12 afirma (en relación a los aconteci
mientos del 19 de abril de 1 8 1 0 ), que el juramento prestado a Fernando VII
“lo arrancó. . . la ignorancia y la necesidad de no alarmar a los pueblos; los hom
bres ilustrados sabían todo lo que saben ahora pero el despotismo había embru
tecido de tal manera la multitud que fue prudencia no chocar abiertamente con
e l l a . . . ’ . (Sesión del 5 . V I I .) (11,33). Este motivo, nos parece, hay que tomar
en cuenta también cuando se habla de la conversión de Roscio.
SESQUICENTENARIO DE JUAN GERMAN ROSCIO 121
15. Luis Sánchez Agesta, El Pensam iento p o lítico d e l D espotism o Ilustrado, Instituto
de Estudios Políticos, Madrid 1953, p. 187. El autor aplica este párrafo a Jovellunos,
pero cuadra también con Roscio.
SESQUICENTENARIO DE JUAN GERMAN ROSCIO 123
Antes ile terminar deseamos dejar constancia, para no ser mal enten
didos, que discrepamos con Guillermo higuera sólo en cuanto, en nuestra
opinión, él no bu proferido ni un solo argumento para apoyar su tesis
o más bien su escueta afirmación de que Roscio haya conocido las
obras de los nombrados teólogos y juristas del Siglo de Oro español.
En cuanto al poderoso influjo que la cultura y la historia jurídica e
institucional de España en general ejerció sobre el procer venezolano,
o por lo menos que ésta le era bien conocida, estamos, por lo contrario,
de acuerdo con higuera cuando afirma: "Dice el P. M. Aguirre Lorria-
ga S.J., que en España brotó el Constitucionalismo y en América la
Independencia, después de tres siglos de absolutismo, brillante con los
Austrias, decadente con los Borboncs, España por haber olvidado la
tradición de las Cortes de Castilla y Aragón, América por no haberles
conocido. . . Pero la tradición persiste, se modifica con el tiempo, pero
se obstina en no mirar. En España Jovellanos proclamaba que debían
restaurarse las antiguas Cortes elegidas por estamentos, y en Am érica
los peninsulares transmitían a sus vastagos criollos la memoria de los
fueros del viejo solar ib é r ic o ...” ( p .l4 6 ) . Por eso Figuera cita acer
tadamente las mismas palabras de Roscio en justificación de la Inde
pendencia: "Con el Código más completo de tus antiguas leyes, y con
ciertos hechos de tu historia aumentaré comprobantes de la soberanía del
pueblo” (ib .). Es decir, con la espada espiritual sacada del enmohecido
pero precioso cofre de las antiguas leyes de España medieval Roscio
defiende, contra la España colonial, los superiores Derechos de la In
dependencia Americana”. De acuerdo, pero: ¿sólo y en prim er lugar
con ella? Trataremos de responder en la segunda parte de esta inves
tigación.
Una vez que nos hayamos dado cuenta de cuál es la doctrina de Suárez
y de Rousseau sobre el Pacto Social y sobre la soberanía popular, opi
namos que un estudio comparativo de estos autores con Roscio permitirá
pronunciarse sobre una dependencia eventual del procer venezolano
frente a ellos.
1) El o r ig e n d e l p a c t o s o c ia l
a) Suárez1(5
Hablando del origen del pacto social se debe tener en cuenta que Suárez,
a diferencia de Hobbes y Locke, no abraza el individualismo, no obstante
de insistir más que otros autores del Siglo de Oro español en la impor
tancia y en los derechos de la persona (aquí ya se nota su característico
interés por lo concreto y lo histórico).
16. Para nosotros son de importancia dos obras de Suárez: la primera, la Defensio Fi
del III, l ’Principatus Políticas (o ’'la Soberanía Popular” ) editada por el "Con
sejo Superior de Investigaciones Científicas”, Madrid, 19 6 5 , Introducción y edición
bilingüe por E. Elorduy y A. Pereña. La segunda se llama "De Legibus”. Utiliza
mos la edición bilingüe, editada por el Instituto de Estudios Políticos, Sección Teó
logos, Juristas, Madrid MCMLXVII, elaborada por Luis Vela Sánchez S.J., con el
título "Tratado de las Leyes de Dios Legislador”.
Seguimos en las dos obras la numeración usual que es la del mismo Suárez, en
cuanto sepamos. En "Defensio Fidei III”, el primer número indica la citada obra
"Defensio Fidei III”, el segundo se refiere al capítulo, el tercero, a los números
dentro del capímlo. Hemos escogido este modo de citar porque, en cuanto las
conozcamos, todas las diferentes ediciones se atienen a la misma. La edición de
"Defensio Fidei III” que nosotros utilizamos, por cierto la mejor, es menos acce
sible en Venezuela. La debemos a la gentileza del Dr. Guillermo Morón a quien
en este lugar expresamos nuestro agradecimiento.
SESQUICENTENA RIO DE JU A N CERMAN ROSCTO
127
17. D icttonn a ire d e T h é o lo g ie C atholiqne, París VI, Líbrame Letouzey et Ané, 1941.
artículo "Suárez” , fascícules CXXXIV/VI, 1. partie, columnas 2711/12.
Í’. KHQIJ ICKN'I'KN A 11IO l í L J U A N UhJí MA.*; U . < ,
12b
b) Rousseau 1H
18. Utilizamos Juan Jacobo Rousseau, "EJ Contrato Social o principios de derecho
Político", Taurus, Madrid, 1 9 6 6 . Por motivos prácticos (porque existen muchas
ediciones del "Contrato") no indicamos el número de Ja página, sino primero, el
del libro respectivo, después, el capítulo. En las ediciones que conocemos siempre
los números tic los capítulos son los mismos.
130 GI J I LLKRMO KMILIO WI U/ WOU,
c) Roscio
que abrí una obra de derecho natural, y en ella leí lo siguiente” (ib.
frase fin al) (subrayado por nosotros). Ahora bien, esta última frase, a
nuestro entender, no puede ser interpretada de otro modo que de querer
llam ar la atención expresa del lector sobre lo que inmediatamente sigue,
e insinuar que se trata, en lo que seguirá, de una cita, tomada de la
aludida pero (según su costumbre) no nombrada "obra de derecho
natural” . Por tal motivo el capítulo inmediatamente siguiente a esta
frase final del capítulo IY, debía lógicamente comenzar con unas co
millas.
Pero, habiendo el linotipista, como sospechamos, olvidado añadir las
comillas finales, cabe preguntar: ¿dónde habría que colocarlas entonces,
al final del capítulo o dentro del mismo? En la imposibilidad, como ya
anotamos, de citar aquí el texto entero, debemos pedir al lector que no
lo tenga a disposición, confiar en nuestro criterio y colocar con nosotros
las comillas al final del primer párrafo de la página 5 6 que reza así:
" . . .en la población y depoblación, de sus estados (Prov. 1 4 ) ”.
Que hayamos escogido acertadamente el final de la cita que el mismo
Roscio sacó de la ya aludida "obra de derecho natural” (anónima por
nosotros hasta que logremos identificarla), parece indicarlo el mismo.
En efecto, el próximo párrafo empieza así: "Esta lección que a primera
vista fue para mí un escándalo, empezó no obstante a quitarme la
venda de los ojos. . . ” (ib .). Esta frase cuyo sujeto está en primera
persona es, pues, una autoconfesión del mismo Roscio (lo sugiere, ade
más, el contexto ulterior).
Concluyendo estas observaciones de crítica del texto, no nos queda,
en nuestra modesta opinión, otra salida que afirmar que el arriba
citado texto de tres páginas, aducido por Mijares como perteneciente
al mismo Roscio, no puede atribuirse al procer sino que éste lo tomó
de la "obra de derecho n a t u r a l Consiguientemente no puede ser citado
sin más matices, como lo hace Mijares, como testimonio de la ideolo
gía de Roscío. Y por eso tampoco se puede afirmar que Roscio mismo
emplea el término “contrato social”, basándose en este texto. Sin em
bargo, el empleo de este término consta en otros capítulos del libro,
por ejemplo, I,p .l2 5 , p .2 4 l. Pero si queremos referirnos a su conte
nido, vuelve constantemente bajo la pluma del procer.
Acercándonos ahora a nuestro tema, él' origen del pacto social: no obs
tante lo expuesto en la crítica del texto, éste no carece de todo valor
136 GUILLERMO EMILIO WILLWOLL
Ahora bien, en el trozo citado por Roscio de ésta se dice que " . . . ley
natural no es otra cosa que la misma razón natural reducida a escrito”
(1,5 5 ). La "ley reducida a escrito” es, si no nos equivocamos, una
expresión típica de la Ilustración y de todos modos un concepto ajeno
a la teoría clásica. El mismo Roscio, por lo demás no solamente lo
cita sino que lo emplea también como propio: "por ley natural y divina,
o por la voluntad general del pueblo, por esta razón, escrita de común
acuerdo en los libros de la sociedad.. . ” (1,14 1). Y, refiriéndose a la
"voluntad general” del pueblo, la caracteriza como "no escrita” (1,7 6 ).
Podríamos aducir otras analogías de las obras de Roscio en relación con
la "obra de derecho natural”. ^
Por otra parte, esta nuestra triple deducción concuerda mucho mejor
con la ideología rousseauniana; lo que, en nuestra opinión, es de tal
evidencia, después de todo lo dicho, que huelga toda demostración ul
terior.
M uy importante es también que, según Roscio, los que concluyen el pacto
son individuos sueltos no reunidos en grupos de cualquier clase que
sea.| Lo mostró la comparación con la sociedad mercantil ya citada.
Lo dice él, además, expresamente en una oración dirigida, según
su costumbre, a Dios, cuando habla de "la suma del poder que re
sulta del conjunto de tantas imágenes vuestras asociadas entre si”
(I, 2 2 6 ) . La "Imagen vuestra” (término empleado a menudo bajo
la pluma del procer) insinúa que el hombre es imagen de Dios e
insinúa así su dignidad, o simplemente al hombre mismo que por
medio de su razón (según los intérpretes bíblicos) es imagen de
Dios, en referencia al primer capítulo del Génesis20. El poder, pues,
2 0. Sea dicho de paso que, para comprender a Roscio no se debe olvidar su formación V
escolástica cuyo influjo le acompaña durante toda la vida./Aunque apenas encon-
tramos en él huellas de Suárez y Vitoria, esto no atañe de ninguna manera a su
formación escolástica en gen era l. Al respecto, para comprender mejor este "clima
espiritual” de Roscio valga un párrafo del Dr. Ricardo Azpúrua Ayala (aunque
138 GUILLERMO EMILIO WILLWOLL
Todo esto contradice las teorías de los juristas del Siglo de Oro y espe
cialmente de Suárez, y concuerda, por otra parte (en su sustancia)
con las ideas de la Ilustración y más aún con este (parcialmente)
enemigo de la Ilustración que era Rousseau. Para demostrarlo casi
basta la sola confrontación de los textos respectivos.
a) Suárez
22. Staatslexikon, Herder, Friburgo de Brisgovia, 5 ed. art. Suárez, 5 tomo, col. 209.
Citamos la 5 edición de esta Enciclopedia y no la 6, del año 1962 porque la
parte jurídica sobre Suárez nos parece en aquélla mejor elaborada.
23. Luis Sánchez Agesta, op. cit., p. 175.
146 GUILLERMO EMILIO WILLWOLL
b) R ousseau
26. Las form as d el G obierno en la Historia d e l P ensam iento P olítico, Antologías del
Pensamiento Político, Volumen VI, Instituto de Estudios Políticos, Facultad de De
recho, Universidad Central de Venezuela, Caracas 1965. pp. 26 s.
H l'JHm 1110 WN T WN A t il O D E .JU AN G E R M A N ROSCIO
c) Roscio
Antes de entrar en la definición — o descripción — que el procer da
de la "soberanía”, nos parece instructivo familiarizar al lector con un
texto doHdeT^sbbcranía del pueblo” aparece en medio de un contexto
histórico (o considerado como histórico); es decir Roscio no aplica un
"modelo” racional de lo que él entiende como soberanía (a guisa de de
ducción de una premisa abstracta )f a una situación histórica, concreta,
sino por el contrario, lo elabora (o cree elaborarlo) desde el mismo con
texto histórico mediante un razonamiento. Gamo ejemplo utiliza la histo- '
ria de dos pueblos que presentan según él paralelos bajo el aspecto de su
organización política. Se trata, por una parte, de Israel (cuya historia
le es familiar por haber cursado en su juventud la cátedra de Escritura),
por la otra, de los antiguos aragoneses (cuya historia jurídica e institu
cional le interesaba especialmente).
Pedimos perdón al lector si debemos infligirle una cita bastante larga de
la obra principal de Roscio pero cuya finalidad es familiarizarnos con su
concepto de lo que es la "soberanía popular”. El mismo texto, además,
27. Roscio no adopta esta descripción del término “republicano" usada por Rousseau
y excesivamente vaga.
•£<50 GUILLERMO EMILIO WILLWOLL
nos servirá más adelante para interpretar un párrafo del Acta del 19
de abril de 18 10 .
dieron las tribus ál mensaje que les llevó Moisés de vuestra parte:
entonces es que os consideráis autorizado para ejercer la potestad le
gislativa.
28. Roscio aplica el concepto de "soberanía” (en el sentido de "soberanía del pueblo” ),
a situaciones institucionales muy diferentes de la de su época, así por ejemplo, a la
España medieval e incluso al antiguo Israel. El término es moderno (de Bodino y
Hobbes), el concepto tampoco puede aplicarse sin más matices a épocas tan dis
tantes como las citadas. Y eso porque abarca, ante todo en el siglo XVIII, un
sentido global (ajeno a la mentalidad de edades anteriores), como lo explica el
citado libro de Juan Carlos Rey. Sea dicho de paso, la calificación "global” vale
sea de la forma absolutista como de la democrática de la soberanía. Además, el
concepto de matiz netamente racionalista, característico de la época moderna cuadra
mal con el empleado durante el Medio Evo, de carácter más orgánico y concreto.
152 GUILLERMO EMILIO WILLWOLL
Este texto, en nuestra opinión, se integra a todas luces dentro del clima
espiritual del Contrato Social de Rousseau. Anotemos sólo las siguientes
expresiones y conceptos: el ejercicio de la soberanía es lo único que
puede conferirse a los administradores — la "ley no escrita, su volun
tad general, practicada bajo el dictamen de la razón” (NB. Esta frase
es posiblemente un recuerdo de la arriba citada "obra de derecho natural”
que tanto le impresionó. Esta se había expresado así: "La expresión
del voto general es lo que propiamente se llama ley, y no es otra cosa
que la misma razón natural reducido a escrito” ; la analogía nos parece
bastante insinuante )
A p é n d ic e a l texto c it a d o