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I. LA CLASE POLITICA. 1. Predominio de una clase dirigente en todas lay sociedades. 2 Im- portancia polltica de este hecho, 8 Predominio de las minorias DOrganizadas sobre las mayorias. 4. Fuerzas politicas, El valor mili~ tar, 5. La riquema, 6. Las crvencias religionas y 14 cultara cientifica 7-Tafluencia dea herencia en la clase politica, 8. Periocios de estabi- lidad y de renovacién de ls clase politica 41) Exrne Ins tendencias y los hechos constantes que se ene Caemiran en todos los organismos polices, aparece uno cuya eridencia se le impone faciimente a todo observader: en todas Ins sociedades, empezando por las medianamente des- fntolladas, que apenas han Hegado a tos presmbuos de Ia sie, aw esd erty, exnten don claws de personas: la de los gohernantes'y Ia de lox gobefnados: La rpolicers uel esdier or cIoetmenegau mene, ence tiat das las funciones politcas, monopoliza el poder ¥ distruia de las veniajas que van unidas a. En tanto, Ia segunda, ims nurncrosa, es dirigida y rogulada por la primera de wna “Inanera mas o menos legal, bien de-wn mexlo mas o menos erbisunoy talent, yells etutanitressanda ctcncsapal renligmente, los medios materiales de subsistencia y tos indi See eo area Oe rere a Ta prdeticd dela vida, todos teconocemos la exisencia derenmcciige drieenton clas ellie cone ofan veces Ie hhemos definido," Sabemos, en efecto, que en nuestro pats hay una minoria de personas influyentes en Ia direcciom de Jarcosa pablica a la que Ia mayoria leentrega, de buen o mal 1 Mosea, Teorica deé governi e governo parlamentare, cap. ty Tue rin, Loescher, 188 106 grado, la direccién, y que lo mismo ocurre en los paises ‘ecinos; y no podrfamos imaginar en la realidad un mundo onganizado de otra manera, en el que todos fuesen sometidos “uno solo, en pie de igualdad y'sin ninguna jerarquia entre éllos, 0 que todos dirigiesen por igual los asuntos politicos. Si en teorfa razonamos de otra manera, een parte por efecto de habitos invelerados de nuestro pensamiento, y en parte dlebido a ta excesiva importancia que les asignamos 1 los hhechios politicos, cuya apuariencia se sit muy por encima de la realidad, aw EI primero de ex0s hechos consiste en la facil.comproba: 7 én de que en todo organismo politico hay siempre una persona que esta por encima de ta jerarquta de toda la case) politica y que dirige lo que se Hama el tin Esta Esta persona no siempre es la que legalmente tendifa que | disponer del poder supremo: muchas veces ocurre qui, junto al rey o al emperador hereditario, hay nn primer ministra o tun mayordomo de palacio que tiene un poder efectivo por | encima del propio soberano; 0 que, en lugar del presidente Clegido, gobierna el politico influyente que lo fa hecho ele- tir. Algunas veces, por circunstancias especiales, en ver de tuna persona sola, son dos 6 tes las que toman ast cargo la dlireecion. suprema. El segundo hecho es igualmente de ficil percepcién, por- Biss cecal quite que aca el tips’ de organisation social, puede comprobar que la presién proveniente del desconten- fo de Ta masa de gohernados, lax pasiones que agitan x ésta, pueden ejercer cierta influencia sobre la direccidn de la clase politica = ero el hombre que es jefe de Estado no podria por cierto gobernar sin el apoyo de una clase dirigente que hiciera Cumplic y respetar sus Srdenes; y si €l puede hacer sentir el peso de st pover sobre uno o varios individuos particulares que pertenceen a esta clase, no puede ponerse contra ella en su totalidad y destruirla, ¥ ello porque, si tal cosa fuese posible, se constituiria répidamente ona clase, sin aue su 107 accién quedata completamente anulada, Y por otra parte, aun admitiendo que el descontento de las mass Megara a Gestronar a la clase ditigente, apareceria necesariamente en flseno de la masa misma —como mis adelante demostra~ femos—~ otra minorfa organizada que pasaria a desempefiar Cl oficio de dicha clase. De otro-modo, toda organizacion ¥ toda estructura social seria destruida. 2. Lo que constinuye la verdadera superioridad de la clase politica, como base para Ia investigaciOn cientifica, ¢ k Importancia preponderance que su diversa constitucién tie heen la determinacion del tipo politico, y también del grado de civilizacién de los diferentes pueblos. En efecto, donos a la manera de clasificar las formas de gobi aud todavia en boga, Turquia y Rusia eran hasta hace poca écadlas monarquias absoltas, Inglaterra e Talia mi constitucionales, mientras que Francia y los Estados Uni Se incluyen en la categoria de repiblicas Esta elasificacién, std basaida en el hecho de que, en los dos primeros paises, el jele de Fstado era hereditario y nominalmente omnipotente; fen los segundos, aun siendo hereditario, tenfa faciltad auibyciones limitadas; y en los dltimos era electivo, Pero k Clasifieacion resulta evidentemente superficial. En electo, surge claramente que muy poco tiene de c rndin la manera como estaban regidas potiticamente Rusia Turquia, dado que era tan diferente el grado de civilizacion de estos dos paises y el ordenainiento de sus elases politica Y, siguiendo el mismo exiterio, encontramos que el régimer mmondrquico de Belgica es mis parecido al de la Francia 1 publicana que al de Inglaterra, igualmente mond Que existen diferencias importantisimas entre el ordenamient olitio de los Estados Unidos y el de Francia misma, a pes fe que ambos paises se han erigido en repiblica. ‘Como hemos sefialado antes, son viejos habitos del pens Jos que se opusieron y se opanen en este punto al progt entitico, La clasificacin seftalada por nosotros, que divi 108 Spe a los gobiernos cn monarquias absolutas, moderadas y repiiblicas, es obra de Montesquieu, la cual sustituyé a la clasica, propuesta por Arist6teles, que los dividia en monar- (quia, aristocracia y democracia.* Desde Polibioa Montesquieu, muchos autores perleccionaron la clasificacién aristotélica, desarrollandola en la teoria de los “gobiernos mixtos”. Des- pués, la corriente demoerdtica moderna, que tavo su inicio ‘con Rousseau, se fundé en el concepto de que la mayoria de Jos ciudacanos de un Estado podia, o mais bien debia, partici- par en la vida politica; y 1a doctrina de la soberania popular se impone todavia a muchisimas mentes, a pesar de que la ‘ciencia moderna hace cada ver mas manifiesta la eoexisten- cia en todo organismo politico del principio democratico, del monarquico y del aristocritico. Nosotros no la refutare- mos directamente aqui, ya que a esta tarea hemos dedicado todo el conjunto de nuestro trabajo, y porque es muy dificil destruir en pocas paginas todo un sistema de ideas arraigado en una mente humana; ya que, como bien escribid Las Casas en su vida de Cristébal Col6n, desacostumbrarse es en mu- chos casos més dificil que acostumbrarse. 5, Pero creemos itil responder ahora a una objecién que pareceria muy ficil dirigirle a nuestro modo de ver. Si es aramente admisible que uno solo no puede comandar a una masa sin que exista una minoria que lo sostenga, es mas {cil postular en cambio, como un hecho constante y natu- ral, que las minorfas comandan a las mayorias mas bien que (tas a aqueéllas. Pero éste es uno de los puntos, como tintos que se dan en las dems ciencias, en el que la apariencia de 1 Se sabe que lo que Aristdteles Hamé ln aistocracia mas extend, y el mismo AristGeles habria pod ilo observar que en todos los Estados griegos, por ariswcrdticos 0 Hlemocraticos que fuesen, hal que tenian influencia preponderant. ‘siempre una o poquisimas personas » Enure los autores que admiten esta coexistencia basta citar a 109 las cosas es contraria a su verdadera realidad. En el caso, fatal el precominio de una minoria organizada, que obede viduo de la mayorfa, que se encuentra solo ante Ja 10 jizada. ¥ al mismo tiempo que és1a se halla organizada precisamente porque es fa, Gien que aetiien siempre concertadamente y en intel gencia los unos con los otvos, triunfaran sobre mil tomados uno a uno y que no tengan acuerdo entre sfz y al mist tiempo les seri: mucho mas facil a Jos primeros actuar ct certadamente y tener de esta manera un entendimiento, son cien y no mil. De este hecho se deduce ficilmente la consecuencia de q cuanto més vasta es una comunidad politica, tanto: men puede ser la proporeién de la minorfa gobernante con res pecto a la mayoris gobernada, y tanto ms diffeil Le resulta fa ésta organizarse para actuar contra aquélla Pero ademas’ de Ia enorme ventaja que proviene de la ory hizacién, las minorias gobemantes estin constituidas por li comin de una manera tal, que los individuos que las compo: nen se distinguen de la masa de los gobernados por cierta cualidades que les otorgan cierta superioridad material teleequal, y hasta moral; o bien son los herederos de los q poseian estas cualidades. En otras palabras, deben_poset algtin requisito, verdadero © aparente, que sea altament apteciado y se valore mucho en la sociedad donde vive: 4, En las sociedades primitivas, que estin todavia en el pri mer estadio de su constitucién, Ja calidad que mas ficilmen te abre el acceso a la clase politica o dirigeme es el_valo militar, La guerma, que en la sociedad de civilizacién avanza- da puede considerarse como un estado excepcional, en cam= bio se pucde ver casi como normal en las que estin al comien: de su desarrollo; y entonces los individuos que despliegan en ella mejores aptitudes, adquieren ficilmente la supremac 110 (es serdin los jefes, El hecho es difieren, sobre Ios otros: los mis valk constante, pero las modalidades que puede asumi ‘segtin los casos, Por lo connin, el dos multitud pacifica se suele atribuir a la supremacia de las jazas, a Ia conquista que un pueblo belicoso hace de otro relativamente débil. En efecto, algunas veces la cosa ocurre precisamente asf; y hemos tenido ejemplos de ello en la In- dia después de las invasiones de los arios, en el Imperio romano después de las de los pueblos germénicos, y en Méxi- co después de la conquista azteca; pero mis a menudo toda- via, en ciertas condiciones sociales vemos formarse una clase guerrera y dominadora también alli donde la conquista ex- tranjera no fue absolutamente rastreada. Desde que una hos da vive exclusivamente de la caza, todos sus individuos pueden convertirse fécilmente en guerreros, y pronto apareceran los jefes que tendran naturalmente el predominio de la tibu; pero no se tendra Ia formacién de una clase belicosa, que al mismo tiempo se aproveche y tutelea otra dedicada al traba- jo pacifico. Pero, a medida que se va dejando atris el estadio venatorio y se entra en el agricola y pastoril, puede nacer, junto con el enorme aumento de la poblacién y con la mayor estabilidad de los medios de influencia social, la division mis 0 menos nitida en dos clases: una consagrada exclusiva: mente al trabajo agricola, la oma a la guerva, Si esto acante- ce, es inevitable que la filtima adquiera poco a poco tal preponderancia sobre la primera, que la podré oprimir impunemente. Polonia ofrece un ejemplo caracteristico de esta transfor: macion gradual de la clase guerrera en clase absolutamente dominante. En sus origenes, los polacos tenfan un ordena: miento en comunas rurales que sobresalia entre todos los pueblos eslavos; y no habia en ellas distincién alguna entre guerreros y agricultores, © sea nobles y campesinos. Pero después de que se establecieron en las grandes Hanuras don- de corren el Vistula y el Niemen, comenzé a desarrollarse mi Jinio de una clase guerrera sobre una, " nancial enure ellos la agricultura y al mismo tiempo se mantavo I art aac pucttear contravvecinos belicosos: elo hizo re seiehac atteibuso wotewods serodearan de certo wimer 1a et a oa aelecclonados, xe tuvieton como oeupockn servant In de Las armas. Estos estaban distabidos @h saeGieersascomonidades ovals y quedaban exentos de oe aa oer cola, aunque recibian su poreion de 10s pro® Saeed OE tierra, a la que tensian derecho como los derma deeteees de Ia comunidad. En tos primeros tiempos 8 ines a muy ambicionada, y se vieron ejemplos de eon oeioe que rechazaban Ia exenci6n de las tareas agricos ce eestna de no it a combatir_ Pero, gradualmente, rae cord de cosas se fue haciendo estable, ¥ como una clase ct oritad all manejo de las armas y a Tos ordenamientos Sellars mlemunas ln otra se dedicd Gnicamente al mangh Ml arndo'y de la avada, ton gucrreros se hicieron nobles ¥ Es a janos, de compafieros y hermanos que Uy ae vasmutavon en wilanosysiervon. Poco a poco Skotos sehores muluplicaran sus exigencias, al punto dé ae equ tomaban como micmbros de la comunida aie papliando hasta comprender la totalidad del produc sae aedinuniged misma, mnenos lo que eraabsolutamen eae para la subsistencia de los cultivadores, ¥ ta seerarhtaron fut, fueron obligados por la fuerza pet seen ror iigacos ala terra, asumiendo asi sa condicion means latieas de uma verdacra sezvidumbre de 18 glebac patrones y los ciudad: vey Casimiro Hel Grande (138 tat en vano de poner eacia de tos poerreros, 9 cuando Tos campers SSSG22 amar comua on noble we ab a prencanes ia a ected, Mis are, en 1537, la nobler impo tea aes dates dela luda fuenen obligados a vender sus He Seen se Is propiedad no puiee petenecer mi que re esaporineammente hacia preston sobre ol tey Sarit geriones nccesaran para obtener que Sidon dee entonces ts ue tos “queria exclu absolut +2 freno a esta prepot los nobles: se en RB ‘que inicias Polonia no pudiesen ser adh Dies en las drderies sagradas, con lo que se ug Una evolucién andloga ocurrié en Rusia. Alli, los guers fos que consitufan la droujina, 0 sea el séquito de los anti- guos kniaz 0 principes descendientes del Riirick, obtuvieron lambién, para vivir, una parte del producto de los mir, 0 comunas rurales de los campesinos. Poco a poco esta parte ereci6, y como Ia tierra abundaba y los brazos faltaban y los campesinos pretendian emigrar, el zar Boris Godunov, a fines del siglo xv1, les otorgé a los nobles el derecho a retener por Ia fuerza a los campesinos en sus tierras, dando origen asia la servidumbre de la gleba. Pero en Rusia jamas la fuerza armada estuvo constituida exclusivamente por los no- bles: los mugjits iban a la guerra como agregados a los mien bros de la droujina, y después, en el siglo xvt, Ivan IV el Terrible constituyé mediame los strelitzi, un cuerpo de tro- pas casi permanente, que duré hasta que Pedro el Grande lo sustituyé por regimientos organizados segtin el tipo euro- peoccidental, en los cuales los antiguos miembros de la drou- Jina, unidos a los extranjeros, formaron el cuerpo de oficia- les, y los mujiks aportaron el total de contingentes de sol- dados En general, pues, en todos los pueblos que han entrado tecientemente en el estadio agricola y relativamente civiliza- do, encontrarros el hecho constante de que la clase militar por excelencia corresponde a Ia ¢lase politica y dominante, En cualquier parte, el uso de las armas quedaba reservado exclusivamente a esta clase, como ocurrié en la India y en Polonia; pero mas cominmente sucedié que también los iniembros de la clase gobernada pudieron ser eventualmente enrolados, pero siempre como agregades y en los cucrpos menos estimados. Asi, en Grecia, en la €poca de las guerras Iente de los cargos honorificos y de toda importancia social a los urgueses y campesinos. Véase Mickiewics, Slaves, cap. 1V, pp. 376+ 380; Histoire populaire de Pologne, caps. ty tl, Parts, Hetzel, 1875, » Anatole Leroy-Beauliew, L'Empire des tars et les Rusces, | pp. $88 ss, Paris, Hachette, 1881-1882, ns médicas, los ciudadanos pertenecientes a las clases acomor das ¢ influyentes constituian los cuerpos seleccionados de I caballeros y los hoplitas, mientras que los pobres combatiat como lanceros u honderos, y los esclavos, 0 sea la masa trabajadores, estaba casi completamente excluida del mani jo de las armas. Un ordenamiento perfectamente anélog encontramos en la Roma republicana hasta la primera g1 ma pinica y aun hasta Cayo Mario, asi como ente los galos de la época de Julio César, en Ia Europa latina y germanis del Medioevo, en la Rusia antes citada y en muchos otros pueblos. ¥ 5, Como en Rusia y en Polonia, como en la India y en Kuropa medieval, las clases guerreras y dominantes acapara: ron la propiedad casi exclusiva de las derras, que en Ios paises no muy civilizados son Ia fuente principal de la pro: duccidn de riquera, Pero a medida que la civilizacién progte sa, el rendimiento de estas tierras aumenta,’ y entonces, otras circunstancias concuerdan, puede ocurrir una transfor imacién social muy importante: la calidad més caracteristica dela clase dominante, mas que el valor militar, pasa a ser lbs gobemantes son los ricos mvis que los fuertes. pal condicién necesaria para que esa transforma cidn acontezca es la siguiente: ¢s preciso que la organizacién social se perleccione de manera que el respaldo de la fuerza + Céanr hace hotar repeiamente que al nervie de ion oficial gale euros conatituldo por ko ciballerorecidon ene la noble Bile aiaed, poreienplo, We peice Tare eer a hore Saas sated rele Otaleted a artnet ee 7'Gon el ereelmicmo de la poblacién sucle cece, a menos cieria Gpoces, la rena ricardiaba, especialmente porquess crea laa tsandes centos de consumo que fueron sternpre tas meuopolis¥ fan grandes chudacs antiguasy mortem, Sin Guda une poblacion ctablecida y la creacin de grandes cnddes son condiciones ca 4 piblica resulte mas eficaz que e] de Ia fuerza privada. En owas palabras, se necesita que la propiedad privada sea tute~ Jada suficientemente por la fuerza prdctica y real de las leyes, de modo de hacer initit Ia tutela del propictario mismo. Esto se obtiene mediante una serie de cambios graduates en ¢l ordenamiento social, sobre tos que nos extenderemos mas adelante, y que tienen como resultado transformat el tipo de organimeién politics que lamaremos el “Estado feudal” en otto tipo, esencialmente diferente, que denominaremos “Es- tado burocritico”. Pero desde ahora podemos decir que la evohicidn a la que nos hemos referido suele verse muy facili- tada por el progreso de las costumbres paciticas y de ciertas prdcticas morales que la sociedad adquiere con el progreso le la civilizacién, Una ver consumada dicha transformacién ocurrird que, asi como el poder politico produjo la riqueza, ahora la rique- ’ produciré el pode:. En una sociedad ya bastante madura, en la que la fuerza individual esta limitada por la colectiva, si bien Jos poderosos son por lo general los ricos, por atva parte basta ser rico para convertirse en paderoso. Y en verdad es inevitable que, cuando esta prohibida la lucha a mano armada, y solo se permite la que se hace a fuerza de billetes, los puiestos mejores sean conquistados por los que estan mas proveidos de billetes. Es verdad que existen Esiaclos de civilizacién avanzadisi- ma, organizados en base a principios morales de una indole tal, que parecen exeluir esta preponderancia de la riqueza, Pero esto es uno de ls tantos casos en Tos que Los principios (eérieos no Genen mds que una aplieacién limitada en la realidad de las cosas, En.los Estados Unidos de América, por ejemplo, todos los poderes emanan directa o indirectamente Ue las elecciones poowlares, y el sufragio es universal en todos los estados; y hay mas: la democracia no ve ve sélo en las institueiones, sine ambien en las costumbres, y hay cier- la repugnancia de lot ricos a dedicarse a la vida publica, ast como hay cienta repugnancia de los pobres a elegir a los ricos 15 para los cargos electives." Fsto no impide que un rico sea ‘sicmpre mucho més influyente que un pobre, porque puede pagar a los politicastros venales que disponen de las admi- nistraciones piblicas: no impide que las elecciones se hagant a fuerza de délares; que parlamentos locales enteros y nul yosas fracciones del Congreso sean sensibles a la influenci de las poderosas compatiias ferroviarias y de los grandes s flores de las finanzas, Y hay quien asegura que, en varios: estados de la Unién, el que tenga mucho mas dinero para gastar puede hasta darse el lujo de matara un hombre con la casi seguridad de quedar impune# ‘También en la China hasta hace algunos afios, el gobie no, si bien no habia aceptado el principio de la eleceidt popular, estaba fundado sobre una base esencialmente ig litaria: Ios grados académicos abrian el acceso a los cargo ptiblicus y estos grados se obtenian mediante examen, sim que aparentemente se atendiera al nacimiento o a la rique- © Véase Claudio Jannet, Le istitusion’ politiche negli Stati Unil America, segunda parte, caps, x ss. (Biblioteca Politica, T (rer), Elautor cita a muchisimos autores y diarios norteamerican que hacen inecusable su alirmacién. i * Jannet, op. cits, y capitulos citados (“La comupeién privada’ “Omnipotencia del dinero”, “La plutocracia”, etc.). Los hechos citados, aparte de que estén atestiguados porel autor con neimerosi- Simos documentos, han sido confirmados por escritores norteamel Canos de temas politicos, por ejemplo Seamen o George, a pesar (ue tienen prineipios diferentes, Por lo dems, los que conocen la literatura norteam da) que el sulragio universal no basta par ‘enando existen grandes desigualdades de fort Gin de que en los estados del oeste, um rico se puede permit fapricho de matar impunemente a un pobre. El mismo autor, en ‘Protection and Free Trade (Londres, 1886), sefiala continuamente finfluencia de Jos grandes industriales en las decisiones del reso. 116 7a." Pero quirés porque Ia clase pudiente era en China me- jos numerosa, menos rica, menos todopoderosa que en los "Estados Unidos de América, lo cierto es que ella habia sabi- ‘do atenuar notablemente la aplicacién leal del sistema de ‘exdimenes para obtener los puestos mas elevados en la jerar- quia politicoadministrativa. No sélo se compraba a menudo Jn indulgencia de los examinadores a fuerza de dinero, sino que el gobierno mismo vendia por dinero los diversos grados académicos y permitia que Hegasen a los empleos personas ignorantes, que a veces habian ascendido desde los ltimos estratos sociales. ‘Ames de dejar este tema, debemos recordar que, en todos Jos patses del mundo, otros.medios de influencia social como serfan la notoriedad, la gran cultura, los conocimien‘os es. pecializados, los grados elevados en la jerarquia ecles f@, administrativa y militar, los adquirian siempre mis {aeil- mente los ricos que los pobres. Los primeros en llegar debian recorrer siempre una via notablemente mas breve que los segundos, sin contar con que el derecho de admisiéa, del que estaban exceptuados los ricos, era muy a menudo el mas Aspero y dificil, 6, En las sociedades donde las creencias religiosas tienen mucha fuerza y los ministros del culto forman una clase especial, se constituye casi siempre unaaristocracia sacerdo- tal, que obtiene una parte més o menos grande de la riqueza ¥ del poder politico. Tuvimos ejemplos muy conspicuos de este hecho en ciertas épocas del antiguo Egipto, en la India brahminica y en la Europa medieval. A menudo los sacerdo- Segiin algunos autores, sélo los barberos y ciertas categorias de y 8 barqueros habrian quedado exeluidas, junto con sus hijos, de: dere cho a aspitar a los varios grados del mandarinato (Rousset, travers la Chin Paris, Hachette, 1878). 4 Sinihaldo de Mas, Chine et puissances chrétiennes, pp. 382 334; HUG, L’Empite chinois, 7 = te na Ue EiGaneados ya obstaculizar la difusién de los métodos Ploy facil que ta escritura jeroglifica. En Galia Jos drui Paid en la India, se. prokibid formalmente a las clas 18. ide los numerosos caracteres de la eseriturs china ha for- ado Ia base de la cultura de los mandarines. En la Europa de hoy y en América, la clase que aplica a ta guerra, a la dministacién publica, a las obras y a la sanidad pablicas ‘Jos hallazgos de la ciencia moderna, ocupa una posicion 1 y polfticamente destacable; y en los mismos paises "al igual que en la Roma antigua— es absolutamente privi- Tegteds Ia condicién dey fartsSiytel que-conoce la complica dia legislacién comin a todos los pueblos de antiguia civili- aicién, mixime sia sus nociones juridieas agrega el tipo de locuencia que mas seduce a sus contemporineos. No faltan ejemplos en los que vemos cémo, en la fraccién Inds elevada de la clase politica, la larga prictica en ta direc- ci6n de la organizacién militar y civil de la comuniclad, hace iucer ¥ desarrollarse un verdadero arte de gobierno por enci= tna del craso empirismo y de lo que pudiera 2rovenir de 1a sola experiencia individual. Es entonces cuando se constitir ‘ye una aristocracia de Tuncionarios, tomo el Senado romano ‘0 el yeneciano, y hasta cierto punto la misma aristocracia Inglesa, que tanto admiraba Stuart Mill y que ha dado alg nos de los gobiernos que mis se han distinguido por la ma- “durez de sus designios y la constancia y sagacidad en eject arlos. Este arte no es ciertamente la ciencia politica, pero ha ecedido sin duda la aplicacién de algunos de sus postula- los. Pero ast como eve arte se afirmé de alguna manera cn lerta clase de gente que tenia desde hacka tiempo las fun- ‘iones politieas, su saber no sirvié para franquearle el acceso 4 Jos que estaban excluidos por su posicién social." ‘= Al menos asf er hasta hace algunos decenios, cuando los tenes de los mandasines versaban tinicamente sobre las disciplinas Titerarias © histéricas, tal como estas disciplinas eran emtendidas por Jos chinos Parece, por To dems, que este arte de gobierno, salvo casos exccpcionales, es una cuatidad muy diffeil de comprobar en os Individuos que todavia no han rendid ls prueba prietica de poscerlo, no 7. En ciertos paises encontramos las-Castas hereditarias: Glase goberante se halla definitivamente restringida a un numero dado de familias, y el nacimiento es el tinico crittri que determina el ingreso a dicha clase o la exclusidn de la misma. Los ejemplos de estas-aristocracias hereditarias so muy comunes, y no bay casi pais de antigua civilizacié donde Ia clase dirigente no haya sido por algiin tiempo mas ‘0 menos hereditaria de hecho, En efecto, encontramos tn: nobleza hereditaria en ciertos periods en la China y en el Egipto antiguo, en la India, en la Grecia anterior a las gu n1as con los persas, en Roma antigua, entre los eslavos, en Ios latinos y germanos de la Edad Media, en México en tiem: pos del descubrimiento de América y en Japén hasta hai pocas décadas. Sobre este punto queremos formular dos observaciones. La primera es que todas las clases politicas tienen fa tender Gia a volverse hereditarias, si no de derecho, al_ menos hecho." Asi, todas las fuerzas politicas poseen esa cualidac que en fisica se lama fuerza de inercia; esto es, la tendencia permanecer en el punto y en el estado en el que se encuen: tran. El valor militar y la riqueza se conservan facilmente iertas familias por tradicién moral y por efecto de la heren: tia. ¥ la practica de los grandes cargos, el habito y casi toda las aptitudes para tratar los negocios de importancia, se ad~ quieren mucho ms ficilmente cuando se ha tenido con ellos Cicrta familiaridad desde pequefio. Aun cuando los grados académicos, 1a cultura cientifica, las aptitudes especiales probadas por medio de eximenes y concursos abren las puter tas. los cargos pablieos, no desaparecen las ventajas especiae les en favor de algunos, que los franceses definen como las ventajas de las posiciones adquiridas. Y en realidad, por as que los exdmenes y concursos estén abiertos tedricamen- 4 Véase Mosca, “Il principio aristocratico ed il democratico nel passato e nell'avvenize”. Extraido de la Riforma Sociale, fascs. 3 10, tol. XMM, segunda serie, Turin, Roux y Viarengo, 1903, 120 “te a todos, a la mayoria le falta siempre los medios necesa- rios para cubrir los gastos de tina larga preparacion, y tron arecen de las relaciones y parentelas mediante las cuales un individuo se sitda rapidamente en el “buen camino”, que le evita las vacaciones etvres inevitable cuando ve entra en tun ambiente desconocido, donde no se tienen guias ni apoyos. 1a segunda observacion es la siguiente: cuando vemos ex tablecida en un pais una casia hereditaria que monopoliza l poder politica, se puede estar seguro de que tal estado de derecho ha sido precedido por un estado de hecho. Antes de afirmar su derecho exclusiva y hereditario al poder, las fami lias y las castas poderosas debieron tener muy seguro en sus manos el bast6n de mando, debieron monopolizar absolut mente todas las fuerzas politicas de la epoca ¥ del pueblo en 1 que se afirmaton, De otro modo, una pretension de este género habria suscitado protestas y Iuchas muy enconadas Sefialemos también que con frecuencia las aristocracias s¢ han envanecido de un ofigen sobrenacural o al menos dile- rente y superior al de la clase gobernada. ‘Tal pretension se explica por un hecho social importantisimo, del eual tendre~ tmmos que hablar largamente en el proximo capitulo, y que hace que toda clase gobernante tienda a justificar su poder de hecho, 2 s pio moral de orden gene- © I principio democritico de la eleccién por suagio muy an plo pareeeextara primera vistaen contradicetn con esa tendencia 4h abd ea lse police due hemos saa. Pro preciso observa que salen cegicos cast tcmpre lox que poscen lat fuerzan polite que Nemnos enumerado y que con gran fecuencin son heredtarias. Ast er el Parlamento ins: tambien em el fans , vemos con ecvencia 4 hij, hermatios, eobritiony yernon de Bila teed pana aei prs e eee fae Siempre, com mayor o menor chery, onas fucras que’ tienen ‘enovar los ovdenarnienton sociales, Como se verd mis adctamte en él tert hay doh ales onvaece a fee det nee otras en Tas que predomian las here renovadoras de In soc (Nota a Ia tercera edicién.) a 121 ral, Pero, recientemente, la misina pretensién s© present Con el apoyo de un equipo clenifico: algunos eScrtOresy Gleganollando y ampliando lis teorias de Darwin, ereen qu las clases superiores representa un grado ma elevado de la twoluet6n socal, que por lo tanto ells son mejores que 138 {neriores por ontiitucton orgies, De Gebineat, Gump tier y ours van ms lejos, sotienen reaueltamente el com Zepto de que la division de los pucbles en cases profesionae tes sued fundada, en lop paises de civilizacin moder, tina heterogeneidad étniea'« Pero son muy conocidasen lahistoni las cualidades, también los defecton especiales, unor y otros muy acen- thados, que han mosttade aquelias aristocracias Que perma: Sunde geitoosseamiorcaian eg Oribaniceat ay 2 acces: nat ciske eax Robleaa. ngiesa yen, Nal hace mas de medio sigio, ns proporcionan may claramente ta dea del ipo de fendmieno que sefalaraon Slo que, fren! 2s her) als eons que iene xara ean, se puede oponer siempre la misma objecin: que Tos indi duog peltepadivsinnca eanceletctactar eben tas saa des especiales, no tanto a la sangre que corria por sus vena Como a la paiticularisima educacion. que hablan reeibido ¥ {tue habia desarollado on ellos certs tendenciasintelect Tes y morales con preferencia a otras.” w Vase Gumplovicr, Der Rassenkompf, et. Este concepio se xa fel expiter winno, de've ta pet eer oStnebD al wddamente ono ibe cap. 2 i 2 oe ne pence Se ch ad ig OTS ae powat hn Duley paslons: pero al ok gms «s asl oem Cetin: scounls amanda ence oscciewiocel ie dio imelecual’en os descendent de In clases mn caltan. Ea Te supedoriod ingles, soa en by Sel cael 1s oneal En'uamo al carter, sich abrnat x hiaye tron fe mart la hernia «neces, Bn our palais, tau pedal Siose debe lacangreoal niente ncleconlyenoalene ea = fn lemands [Neon 4s oon acm) 192, Se dice que esto puede ser suficiente para explicar la supe- rioridad de las aptitudes puramente intelectuales, pero-no: Jas diferencias de cardcter moral, coma serian la thera de Voluntad, 1 coraje, el orgullo, la energia. Pero la verdad es que Ta posicién social jlas wadiciones de familia} los hab de Ta elase|en que vivimos, contribuyen al mayor 0. desarrollo de las eualidades sefaladas, mds de cuanto pudie- rat crcerse. En efecto, sf observamos atentamente a los indivi- dios que cambian de posicién social, ya sea para mejor 0 pata peor, y que entran como consecuencia de ello en un nte diferente al que estaban acostumbrados, podemos ficilmente comprobar que sus actitudes intelectuales se mo difican mucho menos sensiblemente que las morales. Ha- ciensey abscraccion cle la mayor amplitud de mirada que el estudio y los conocimientos dan a cualquiera que no esté absolutamente privado de dotes, todo individu, ya sea que no pase de simple seeretario o que Hegue a ministro, que alcance s6lo el grado de sargento o ascienda hasta general, que sea millonario 0 mendigo, se mantendra en el mismo nivel intelectual que la naturaleza le ha dado. Por el contra- io, con ef cambio del grado social y de riqueza, podemos apreciar cmo el offulloso se vuelve humilde, y como el servilismo se trueca en arroganciay cémo un cardcter franeo y fiero, obligado por la necesidad, tiende a mentir o cuando inenos a disimular; y eémo, quien se ha visto obligado larga- mente a simular y mentir, adoptaré tal vez una aparente franqueza ¢ inflexibilidad de carécter. Es también verdad que quien viene descendiendo desde lo ulto, con frecuencia adquiere fuerza de resignacién, de sacrificio y de iniciativa: asi como también que quien asciende desde abajo, suele dar le mayor relieve al sentimiento de justicia y equidad. En suma, ya sea que cambie para bien’ para mal, tiene que estar templado excepcionalmente el individuo que, al mu- dar de posicién social, conserve inalterado su cardcter.!* ° Esctibi6 Mirabeau que, pars cualquier hombre, una elevaci6a importante en la escala social produce wna crisis qut-cura los males 198, El coraje guerrero, la energia en el ataque, el estoicismo er Ia resistencia, son cualidades que por mucho tiempo se hat ceido monopolio de las clases superiores. Giertamente, co} respecto a esta cualidad puede ser grande la diferencia nanu- ral y, por decirlo asi, innata entre un individuo y otro; per para que ella se presente en alta o baja medida en una catego- Ha numerosa de hombres, influyen sobre todo las tradici nes y lax enstumbres del ambiente. Generalmente, vemos qi quienes se familiarizan con el peligro, y mejor todavia co} ln peligro determinado, hablan de él con indiferencia y pel manecen calmos ¢ imperturbables en su presencia. Por ejem- plo, los montafieses, aunque muchos pucdan ser timidos por haturaleza, afrontan impavidos los abismos; y los marineros, los peligros del mar; y de igual modo las poblaciones y clas hhabituadas a la guerra mantienen en alto grado las virtudé militares. Y esto es tan verdad que, aun poblaciones y clases social corrientemente ajenas al uso de las armas, adquieren rapide mente dichas virtudes no bien los individuos provenient de elas se incorporan a ciertos niicleos donde el valor y arrojo son tradicionales; y ello porque son —valga Ia me- tafora— fundidos en crisoles humanos fuertemente embebi- dos de aquellos sentimientos que se les quiere trasmitit Mahomet If rechutaba sus terribles jenizaros entre nifios r0: bados principalmente a los apocados griegos de Bizancio. tan despreciado fellah egipcio, desacostumbrado desde hac: sighos a las armas y habituado a recibir humilde y sumisa mente los azotes de todos los opresores, cuando se incorpork a los turcos y albaneses de Mohamed-Ali se convirtié en buen soldado. La nobleza francesa goz6 siempre de gran fai por su brillante valor, pero hasta fines del siglo xvi est cualidad no se Je atribuia de igual modo a la burguesia del ‘que ya tiene y genera o1tos nuevos que antes no tenfa. Gorrespon- dance entre le comte de Mirabeau et le comte de La Marck, I, p. 228, Paris, Fabraitie Le Normant, 1891. iat mismo pais, Sin embargo, las guerras de la Reoibliea y del Imperio demostraron ampliamente que la naturaleza habia ido igualmente prddiga en otorgarle valor a todos los habi- antes de Francia, y que la plebe y la burguesia podian apor- {ar no s6lo buenos soldados, sino también excelentes oficiales, Jo que se creia privilegio exclusive de los nobles. 8. En fin, si nos atenemos a Ia idea de quienes sostienen la fuerza exclusiva del principio hereditario en la clase politi- ‘a, arribaremos a una conclusion similar a la que ya sefiala mos en el capitulo anterior de nuestro wabajo: la historia politica de la humanidad tendsfa que ser mucho mds simple de lo que ha sido. Si verdaderamente la clase politica perte- neciese a una raza diferente, o si sus cualidades dominantes se trasmitiesen principalmente por medio de la herencia or- nica, no secomprenderia por qué, una vez coristituida esta Clase, ella tendria que declinar y perder el poder. Esta co- minmente admitide que las eualidades propias de una raza yon muy tenaces y, si nos atenemos a Ta teoria de la evolur ién, las aptitudes adquiridas por los padres son innatas en Jos hijos y, con la sucesién de las generaciones, se van iti- nando cada vez mis. De tal modo, los descendientes de los dominadores deberian yolverse cada ver més aptos para la dominacién, y las otras clases deberian ver cada vez mas alejada Ia posibilidad de medirse con ellos y de sustitairlos, Sin embargo, la mas vulgar experiencia basta para asegurar- nos que las cosas no ocurren precisamente asi? ' Por lo demds, la alirmacién de Gumplowier de que Ia diferen- siacidn de las clases sociales depende por sobre todo de las varieda- des éinieas, tendria que probarse con numerosos ejemplos: de 10 contrario, se 1e pueden oponer ficilmente muchos hechos esta asercion, entre ellos el muy obvie de que eon gran frecuencia distin- tas vamas de una misma familia pertenecon # claies sociales muy diferentes. = En verdad, segiin De Gobineau y otros escritores, la clase domi- 1s aptitudes para el comando a causa de los entre- 195 ante perderia ee can a hace sentir loneccelded de que otras difeve cmos irl gual seatentla duccctennse tas cai tas gen See GEE ape aun eoanee rae a SEE ANGEL elas eimbie iargieniaccpotclal cr ls casU nalliiay Ge er ava socieaid apureceuna rufa fuente de@queBy st aumenta la importancia prictice dl satay dl near eating prance unc meat difunde una nueva corriente de ideas, tienen lugar al mismo ste le Esa et cle aciaps Se sae ‘que toda fa historia de la humanidad civiliza: meen (ea tei nen tebe: laces daa ois oro nope sre: formdiestable lx iuerat(ool ail a rarice ipesliria sediiieean Gre hacia al estas fuerzas y la afirmacién de fuerzas nuevas, lo que pr abajo de endésmosis y exdsmosis entre Ia ce-un conti Glakealta¥ algunas irecilines de las ar deciinan inexorablemente cuando ta no pueden ejex tas eualidades mediante las que llegarox al poder, 0 cuando ino pueden prestar mas el servicio social que prestabsa cuando sus eualidades y los servicios que prestaban pi importancia en el ambiente social donde viven. Ast, la arg tocracia romana declina cuundo ya no suministra en excluahe vida losaltos oficiales del jercito, lossdiministradores de republica, los gobernadores de las provincias. Ast tambien, toctaeia veneciana decac coande au patricios ya gran parte de su vid la ar comandan las galeras y no pasan navegando, comerciando y combatiendo, exuamientos ¥ mescolanzas que se producizian entre sus mi y los de las clases dominadas. Pero en este caso, esta derad Clase dominante deberia ser mis lena y menos acensuda: » al donde el sistema de kas eastas cerradas impide la mezela entre tas dlistintas razas, mientras que esto no acontece, mas bien sucede lo contrario, come ha octirrido en la India. [Nota a la tercera edicién,) 126 En la naturaleza inorgdnica podemos encontrar el ejem- plo del aire, cuya tendencia a la inmovilidad, producida por a fuerza de la inercia, es combatida continuamente por la fendencia al cambio, consecuencia de las desigualdades en la distribucién del calor. Las dos tendencias, prevaleciendo re- ciprocamente en las diversas partes de nuestro planeta, pro- ducen a veces Ia calma, a veces el viento y la tempestad. Sin querer buscar ninguna analogia sustancial entre este ejem- plo y los lendmenos sociales, y citandolo tinicamente por: que resulta comodo como paralelo puramente formal, obser- vamos que en las sociedades humanas predomina a veces la tendencia que produce la clausura, la inmovilidad, la crista- lizacin de la clase politica, y otras veces la que tiene por consecuencia su mas 0 menos rapida renovacién. Las sociedades del Oriente, que nosotros consideramos inméviles, en realidad no lo han sido siempre, porque de otro modo, como ya sefialamos, no habrian podide hacer los progresos de los que han quedado irrecusables testimonios. Es mucho mis exacto decir que nosotros las conocimos cuando cstaban en un periodo de cristalizacién de sus fuerzas y clases politicas. Lo mismo ocurre en aquellas sociedades que co- miinmente Hamamos envejecidas, en las que las creencias religiosas, la cultura cientifiea, los modos de producir y dis- qibuir la riqueza, no han sufrido en largos siglos ningan cambio radical, y que no han sido perturbadas en su marcha por los influjos materiales o intelectuales de 1os elementos extranjeros. En estas sociedades, al ser siempre las mismas las fuerzas politicas, la clase que posee el poder lo mantiene de un modo indisputado, por lo cual el poder se perpetiia en jertas familias, y la inclinacién hacia la inmovilidad se ge- neraliza igualmente en todos Ios estratos sociales. Asi, en la India vemos estabilizarse mas rigurosamente el régimen de castas después de que fue sofacado el budismo. Asi vemos también que en el antiguo Egipto los griegos encontraron castay hereditarias, pero sabemos que en 10s pe- riedos de esplendor y renovacién de la civilizacién egipeia la 127 herencia de 1os oficios y de las condiciones sociales no x tia”! Pero el ejemplo mas notable y quizés mas importante, de una sociedad que tiende a cristalizarse, lo tenemos ¢ quel periodo de la historia romana que se amd el bajc Tmperio, en el cual, después de algunos siglos de inmovili: dad social casi completa, verios hacerse cada vex mas nitida la diferencia entre dos clases: una, de grandes propictarios y funcionarios importantes; la otra, de siervos, de colonos, dk plebe: y, cosa atin més notable, la herencia de los oficios y Jas condiciones sociales, establecida antes por la costumby que por la ley, se fue generalizando répidamente.* Pero puede suceder, por el contrario —y ocurre a veces la historia de las naciones—, que el comercio con extran} ros, la necesidad de emigrar, los descubrimientos, las gi ras, creen nuevas pobrezas y riquezas nuevas, difunda conocimientos hasta entonces ignorades, promuevan ¢l flujo de nuevas corrientes morales, intelectuales y religiosas Entonees, puede suceder que, por lenta elaboracion inten © por efecto de estos influjos, o por ambas causas, surja Ciencia nueva, o se vuelvan a valorizar los resultados de I antigua, que habia sido olvidada, y que las nuevas ideas y aeencias remuevan los habitos intelectuales sobre los que: también ser vencida y destruida en todo © en parte por im siones extranjeras, y cuando se producen las circunstaneias referidas, puede también ser dereibada de su sitial por ty nuevos estratos sociales expresados en nuevas fuerzas politi Simpte soldado. Eran frecuentes también los casos en que el mist individuo servia sucesivamente en la milicia, en la administracién civil y en el sacerdocio. z J = Mommsen y Marquardt, Manuel des antiquités romaines, tad Humbert, Paris, Thorin, 1887; Fustel de Coulanges, Nowweltes cherches ster quelques problémes d'histoire, Patis, Hachette, 1891. 128 . Es natural que sobrevenga un periodo de renovacién, 0, | si se prefiere definirlo asi, de revolucién, durante el cual las jergias individuales tienen importante participacién y al- inos de entre los individuos mas apasionados, més activos, vis audaces € intrépidos, pueden abrirse camino desde los | ~ ados inferiores de Ia escala social hasta los mis elevados, Este movimiento, una ver iniciado, no se puede interram: © pir de golpe. El ejemplo de contemporaneos a quienes se ve de la nada y Hegar a posiciones eminentes, estimula nuevas ambiciones, nuevas codicias, nuevas energias, y la cnovacién molecular de Ia clase politica se mantiene activa “hasta que un largo periodo de estabilidad social la va cal- mando nuevamente.! Entonces, cada vez que una sociedad ‘va pasando del estado febril al de calma, asi como las tenden- Gas psicolégicas del hombre son siempre las mismas, los jue forman parte de la clase politica van adquiriendo el frit de cuerpo y de exchisivismo, y aprenden el arte de jonopolizar en su beneficio Ias calidades y las actitudes © No citaremos ejemplos de pueblos que se encuentran en periodos Je rnovacion, porque en nuestra época serian innecesarios “Recordaremos solamente que, en los patses de colonizacién reciente, fenémeno de la r4pida renovacién de la clase politica se presenta mas frecuencia y de moda muy notable. De ahf que, cuando lienza la vida social en dichos pafses, no existe una clase divigen- perlectamente constivulda y, durante el periode en el cual se forma, es natural que el ingreso a la misma resulte ms accesible, lor otra parte, el monopolio de la tierra y de otros medios de pro: luceidn se vuelve, si no totalmente imposible, cuando menos bas- inte mas diffeil que antes, Por esto las colonias griegas ofrecieron, ‘asta cierta época, un amplio desahogo para todos los caracteres ‘enénsicos y emprendedores de la Hélade; y en los Estados Unidos de América, donde 1a colonizacién de nuevas tierras abarcs todo «t siglo XIX, y nuevas industrias surgieron continuamente, los hom: bres que pasaron de la nada a la notoriedad y a la riqueza fueron ‘mls heeuentes que en Europa, lo que contri Hlusién de que la democracia es una realidad, 129 a ervarlo. En fin, oom necesarias para Hegar al podler y conservarlo. Es tiempo, se forma la fuerza conservadora por excelencia, Ia la costumbre, por la cual muchos se resignan a estar aba los miembros de ciertas familias o clases privilegiadas ac fr ROGONEMERET aN SERRE quieren la conviceién de que para ellos es casi un dered Molt nar Tay coma Beet een ne un Glintopo le coresponderia indagar si la humat a firmula polltica.2 FL tipo social, 3, Relaciones entre el tipo dad sms tliro vce menor aeulada cuando seencuen jal y las religiones universties. 4. Eficacia te estas religion fen un periodo de calma y cristalizacién social, en el que, La formata politica y las religiones universales- 6. Fata feudal au cl que maid, o cuando atraviesa el per humiento pollen, 8. Relic delay cauisas de la decadence loa prec pe ee ho Hegara ellos. Tal indagacién seria dificil, y en sus rest tados deberian tener en cuenta muchas condiciones y ex ‘Giones, y quizis estaria siempre influida por el gusto indi ‘idual del observador. Por es0 ros enidaremos bien de hace osotios; sobre todo porque, tin cuando pudigsemos obi her un resultado indiscutible y seguro, 61 seria siempre tina excasisima utilidad précticas puesto que To que los fil Sofos » tedlogos aman el libre arbitrio, esto es, la espont nea eleceién de los individuos, 1a tenido hasta ahora, y qui tendrd siempre, poquisima o casi ninguna influencia encuan- to a apresurar el fin 0 cl principio de alguno de los perio historicos sefialados. 1. Conio hemos sefialado en el capitulo anterior, ocurte 6 al menos ha oeurrido hasta abora en todas Jas sociedades algo mumerosas y recién legadas a cierto ara. do de cultura, que la clase politica no justifica exclusiva. tnente su poder con slo poseerlo de hecho, sino que procura arte una base gal, haciéndolo surgir como consecuencia necesaria de doctrinas y ereencias generalmen- te reconocidas y aceptatlas en la sociedad regida por esa cla- se. Asi porejemplo, en una sociedad fuettemente embebida “del expiritu cristiano, la clase politica gobierna por voluntad del soberano, el que a su ver reina porque es el ungide del Seflor, También en las sociedades mahometanas 1a autor dad politica se ejerce directamente en nombre del califa, 0 sca el vicario del Profeta, en nombre de aquel de quien el ‘alifa tecibié una investidura ticita o expresa Los manda- Hines chinos regian el Estado porque se suponfa que inter- pretaban Ia voluntad del hijo del Cielo, que del Cielo habia tecibido el mandato de gobernar paternalmente, y sexiin las teglas de Ia moral de Confucio, al pueblo de las cien fami lias, La complicada jerarquia de las funcionarios civiles y Inilitares del Imperio romano, se fundaba en la voluntad del emperador, quien, a1 menos hasta Diocleciano, por una su- legal habia tecibido del Senado el mandato de dirt 131

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