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La formación del estado es un aspecto constitutivo del proceso de construcción nacional. Sin
embargo, este orden social no es simplemente el reflejo o resultado de la yuxtaposición de
elementos que confluyen históricamente y se engarzan de manera unívoca. Por el contrario, el
patrón resultante depende también de los problemas y desafíos que el propio suceso de
construcción social encuentra en su desarrollo histórico, así como las posiciones adoptadas y
recursos movilizados por los diferentes actores {incluido el estado} para resolverlos.
Dentro de este proceso de construcción nacional, la formación del estado nacional supone a la vez
la conformación de la instancia política que articula la dominación en la sociedad, y la
materialización de esa instancia en un conjunto interdependiente de instituciones que permiten su
ejercicio. Por eso el Estado es de este modo, relación social y aparato institucional,
Analíticamente, la estatidad supone la adquisición por parte de esta entidad en formación, de una
serie de propiedades:
Estos atributos no definen a cualquier tipo de Estado sino aun Estado Nacional. El surgimiento del
Estado Nacional es el resultado de un proceso de lucha por la redefinición del marco institucional
considerado apropiado para el desenvolvimiento de la vida social organizada.
El tema estatidad no puede entonces desvincularse del tema del surgimiento de la nación también
se conjugan elementos materiales e ideales. Los primeros se vinculan con el desarrollo de
intereses resultantes de la diferenciación e integración de la actividad económica dentro de un
espacio territorialmente delimitado. Los segundos explican la difusión de símbolos, valores y
sentimientos de pertenencia a una comunidad diferenciada por tradiciones, etnias, lenguajes u
otros factores de integración, que configuran una identidad colectiva u una personalidad común.
La existencia del estado deviene de un proceso a través del cual aquel va adquiriendo un complejo
de atributos que en cada momento histórico presenta distinto nivel de desarrollo. Es en este
sentido que hablamos de estatidad para referirnos al grado en que un sistema de dominación
social ha adquirido el conjunto de propiedades que definen la existencia de un estado.
La aplicación del aparato estatal implica la apropiación y conversión de intereses civiles, comunes.
Además como contraparte material, la apropiación de los recursos que consolidaran la base de
dominación de estado y exteriorizan, en instituciones y decisiones concretas, su presencia
material. La expansión del aparato estatal deriva del creciente involucramiento de sus
instituciones, respaldados por recursos de dominación.
La cuestión del orden, suscitada y privilegiada por sectores dominantes de la sociedad que al
mismo tiempo estaban definiendo el carácter de su inserción en la nueva estructura de relaciones
sociales, acaparó la atención y recursos del estado nacional desde el momento de su constitución.
Resolverla representaba para el estado una condición básica para su supervivencia y consolidación
La cuestión del progreso surgió como la contracara del orden, como su natural corolario. Las
fórmulas que las reunía señalaba un orden de prelación que adquiría el carácter de condición
necesaria para su realización. Orden y progreso, pero primero orden y luego progreso. El estado se
convirtió en eje para la consolidación de nuevas modalidades de dominación política y económica.
Es este el sentido de la simbiótica constitución de estado y sociedad como esfera distinguibles de
un único y nuevo orden social capitalista.