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Trigésimo Quinta edición enero-marzo 2018

APROXIMACIÓN
PSICOLÓGICA AL ESTUDIO
DE LOS ACCIDENTES
LABORALES
2ª Edición actualizada
AMPARO OSCA SEGOVIA
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)

BLANCA LÓPEZ-ARAÚJO
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)

Curso válido para solicitar ser reconocido como miembro acreditado


de las Divisiones de Psicología Clínica y de la Salud, Psicología del
Trabajo, Organizaciones y Recursos Humanos

ISSN 1989-3906
Contenido

DOCUMENTO BASE ........................................................................................... 3


Aproximación psicológica al estudio de los accidentes laborales

FICHA 1 ........................................................................................................... 16
La cultura de seguridad como instrumento para la reducción de la accidentabilidad laboral

FICHA 2 ................................................................................................................................. 20
La formación en seguridad como instrumento para la reducción de la accidentabilidad laboral
Consejo General de la Psicología de España

Documento base.
Aproximación psicológica al estudio de los accidentes
laborales

DOCUMENTO BASE

INTRODUCCIÓN

CONCEPTOS CLAVE

ESTUDIO DE LA ACCIDENTABILIDAD LABORAL

VARIABLES PERSONALES IMPLICADAS EN LOS ACCIDENTES


Variables sociodemográficas
Cogniciones sobre seguridad
Personalidad
Fatiga relacionada con el trabajo

MODELOS EXPLICATIVOS DE LA ACCIDENTABILIDAD LABORAL


Modelo de Goldenhar, Williams y Swanson (2003)
Modelo de Håvold (2007)

CLIMA Y CULTURA DE SEGURIDAD

BIBLIOGRAFÍA

FICHA 1. La cultura de seguridad como instrumento para la reducción de la accidentabilidad laboral

FICHA 2. La formación en seguridad como instrumento para la reducción de la accidentabilidad laboral

INTRODUCCIÓN
En nuestra sociedad, el trabajo permite el acceso a diferentes recursos (ingresos económicos, actividad física y men-
tal, contactos sociales, etc.) importantes para la salud general, pero también somete a riesgos que pueden causar da-
ños, enfermedades y/o accidentes. Según el informe anual de accidentes de trabajo, en España en 2015 se produjeron
529.248 accidentes con baja (Ministerio de Empleo y Seguridad Social, 2016). Siendo esta cifra importante, algunos
datos refuerzan su gravedad. Por una parte, el índice de incidencia que, en ese año fue 3.252 accidentes por cada
100.000 trabajadores, indica un incremento de un 4,5% respecto al año 2014. Esta tendencia al alza se observa desde
el año 2012, a pesar de la crisis económica y de la consecuente pérdida de puestos de trabajo. En esta línea, el Institu-
to Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo (INSSBT, 2017) obtiene que el 70,9% de los trabajadores
encuestados señala que su trabajo presenta algún riesgo de accidente, siendo la construcción la actividad con mayor
porcentaje (89,3%), seguido de la industria y la agricultura.

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Según una encuesta anterior (INSHT, 2009), si se analiza a qué factores se atribuyen los accidentes se observa que
las más nombradas son: las distracciones o falta de atención (el 45% de los accidentados), el ritmo elevado del trabajo
(el 19,4%), el cansancio o la fatiga (el 17,8%), las causas relacionadas con el tráfico (el 12,5%) y los sobreesfuerzos
durante las tareas (el 12,3%). Esta información es especialmente relevante, pues nuestro país dispone de legislación
(Ley de Prevención de Riesgos Laborales, 31/95, de 8 de noviembre), su objetivo es “promover la seguridad y salud en
el desarrollo de las actividades” (Artículo 2) también reconoce la importancia de los riesgos laborales en general, y de
los riesgos psicosociales en particular.
Respecto a los costes, algo también importante por lo que supone a las empresas y al erario público, aunque los cál-
culos son difíciles, se estima que las enfermedades profesionales y los accidentes cuestan a las empresas de la Unión
Europea unos 490.000 millones de euros al año. La dificultad de los cálculos se pone de manifiesto en la Nota Técni-
ca 540 del INSHT (1999) que señala los aspectos a incluir: los costes salariales directos e indirectos (horas de trabajo
perdidas), pagos a la Seguridad Social, los daños materiales (en equipos, vehículos, estructuras, etc.), la pérdida de ne-
gocio (repercusión en el proceso productivo, parada de la producción, la contratación de trabajadores para reempla-
zar a los accidentados, subcontrataciones), los costes intangibles (deterioro de la imagen de la empresa, conflictos
laborales, pérdida de mercado y disminución de la moral) y los costes generales (desplazamientos, primeros auxilios,
honorarios a profesionales, daños a terceros, sanciones y alquileres de materiales).
Tomando estos datos como referencia de la importancia del problema, en esta guía se analizan las principales varia-
bles psicosociales implicadas en la ocurrencia de accidentes laborales. En primer lugar, se revisan algunos conceptos
relacionados y se analizan las dificultades metodológicas de su estudio. A continuación, se repasan las variables per-
sonales recogidas en la investigación sobre el tema, posteriormente se abordan algunos de los modelos explicativos
propuestos desde la Psicología Social y de las Organizaciones y, por último, se tratan los aspectos más relevantes del
clima de seguridad como un factor clave para hacer frente a la accidentabilidad.

CONCEPTOS CLAVE
La primera cuestión al tratar este tema es terminológica pues conviene aclarar algunos conceptos relacionados.
Atendiendo a la legislación, un accidente de trabajo es el que ocurre al realizar las tareas del puesto, en los trayectos
de ida y vuelta al trabajo (accidentes in itinere) y también aquellas enfermedades profesionales que no han sido cata-
logadas como tales, pero que se consideran consecuencia del trabajo (Cuadro 1).
Una matización interesante que en ocasiones no se tiene en cuenta es la diferencia entre los conceptos de acciden-
talidad y accidentabilidad. Accidentalidad se refiere a la cualidad de que algo sea accidental (casual, contingente, difí-
cil de predecir, etc.), sin embargo, accidentabilidad, tiene que ver con el número y la gravedad de los accidentes.

Otros conceptos importantes cuando se habla de


CUADRO 1
accidentes son los indicadores estadísticos como el
DEFINICIÓN DE ACCIDENTE LABORAL SEGÚN LA LEY GENERAL DE LA
SEGURIDAD SOCIAL (ART. 115, LGSS) índice de frecuencia, el índice de incidencia, el ín-
dice de gravedad y el índice de duración media de
Accidente de trabajo: «toda lesión corporal que sufre el trabajador, con ocasión o por
consecuencia del trabajo ejecutado por cuenta ajena. Tendrán consideración de
las bajas (ver Cuadro 2).
accidentes de trabajo: Aunque, como se ha visto, la legislación considera
accidentes laborales los que ocurren en el trabajo, en
a) Los que sufra el trabajador al ir o al volver del lugar de trabajo o en cumplimiento de
éste (accidente in itinere).
los trayectos y también algunas enfermedades profe-
b) Los que sufra el trabajador con ocasión o como consecuencia del desempeño de sionales, la investigación plantea antecedentes dife-
cargos electivos de carácter sindical, así como los ocurridos al ir o al volver del lugar rentes, como se verá a continuación.
en que se ejerciten las funciones propias de dichos cargos.
Respecto a las dificultades de la investigación, Furn-
c) Los ocurridos con ocasión o por consecuencia de las tareas que, aún siendo distintas
a las de su categoría profesional, ejecute el trabajador en cumplimiento de las órdenes
ham (1995) señala algunos de los principales: grados
del empresario o espontáneamente en interés del buen funcionamiento de la empresa. de accidentabilidad no comparables, mortandad ex-
d) Los acaecidos en actos de salvamento y en otros de naturaleza análoga, cuando unos perimental, dificultad de acceso a datos relevantes,
y otros tengan conexión con el trabajo.
problemas en el registro de la información, etc. Ade-
e) Las enfermedades, no incluidas como tales en el cuadro oficial, que contraiga el
trabajador con motivo de la realización de su trabajo, siempre que se pruebe que la más, los accidentes son, por definición fenómenos
enfermedad tuvo por causa exclusiva la ejecución del mismo. policausales que pueden ser definidos y operacionali-
f) Las enfermedades o defectos, padecidos con anterioridad por el trabajador, que se zados de muchas maneras (Visser, Pijl, Stolk, Neele-
agraven como consecuencia de la lesión constitutiva del accidente» (pp. 57-58).
man, y Rosmalen, 2007) lo que complica el tema.

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Todo esto ha llevado a que, en demasiadas ocasiones, se haya abordado de forma descriptiva y sin modelos explicativos
lo suficientemente complejos. Sin embargo, en los últimos veinte años se han empezado a realizar estudios más completos
y rigurosos sobre las múltiples variables implicadas (personales, grupales y organizacionales), algunos con metodología
longitudinal y análisis a diferentes niveles, lo que supone un avance considerable, como se verá a continuación.

VARIABLES PERSONALES IMPLICADAS EN LOS ACCIDENTES


Las principales variables personales recogidas en la investigación sobre accidentes laborales se pueden agrupar en
cuatro grandes bloques: variables sociodemográficas, cogniciones, personalidad y fatiga.

Variables sociodemográficas
La mayor parte de los estudios sobre las variables sociodemográficas se han centrado en la edad y el sexo de las
personas accidentadas. Por ejemplo, Jeong (1998) en un estudio longitudinal (1991-1994) sobre muertes y lesiones
en la construcción, observa que los trabajadores de más edad presentan más lesiones. No obstante, otros autores
encuentran relaciones en forma de U entre edad y accidentabilidad pues los índices más altos se dan sobre todo,
en los sujetos más jóvenes y en los más mayores, y también en el grupo con menor experiencia (Cellier, Eyrolle y
Bertrand, 1995). En la misma línea, López-Araújo y Osca (2007), en una revisión de la literatura sobre accidentes
laborales y de tráfico observan que la población más joven tiene mayor riesgo de accidentarse, aunque a esto con-
tribuyen también factores como su mayor exposición a riesgos, a consecuencia de la elevada precariedad y tempo-
ralidad de sus trabajos.
Respecto a las diferencias en función del sexo, las CUADRO 2
estadísticas ponen de manifiesto que los hombres INDICADORES ESTADÍSTICOS DE ACCIDENTES (INSHT, 1982)
sufren más accidentes que las mujeres, aunque la
INDICADORES ESTADÍSTICOS DE ACCIDENTES
segregación ocupacional puede explicar buena par-
te de estos datos al ocupar ellos puestos más peli- Indice de Nº total de accidentes x 1000000
frecuencia (IF) Índice de frecuencia = Nº total de horas-hombre trabajadas
grosos. No obstante, se está observando un repunte
en las tasas de accidentabilidad de las mujeres, que Índice de Hay que tener en cuenta que:
los expertos atribuyen a que, la precariedad de sus gravedad (IG) 4 Sólo se incluirán los ocurridos durante las horas de trabajo (No
accidentes In itinere).
empleos les obliga a realizar más desplazamientos 4 Sólo se deberán de computar las horas de exposición al riesgo (No

durante su jornada laboral. vacaciones, permisos, bajas, etc.).


4 Se deberán calcular índices distintos por zonas de riesgo homogéneo.
En este sentido, algunos autores plantean la nece- 4 A nivel interno, se puede calcular dicho índice incluyendo los

sidad de incorporar una perspectiva de género en accidentes sin baja.

este ámbito (para una revisión Jensen, Kyed, Chris- Nº Jornadas perdidas por accidente x 1000
Índice de gravedad =
tensen, Bloksgaard, Hansen y Nielsen, 2014) distin- Nº total de horas-hombre trabajadas

guiendo entre los conceptos de sexo y género, Índice de Hay que tener en cuenta que:
aunque hay muy poca investigación al respecto. Incidencia (II) 4 Las mismas consideraciones que para el Índice de Frecuencia
4 Representa el numero de jornadas perdidas por cada mil horas
Por ejemplo, Özkan y Lajunen (2005), con una trabajadas.
muestra de jóvenes turcos, analizan la relación en- 4 Deberán considerarse los días naturales
4 Las jornadas perdidas totales serán la suma de las jornadas perdidas
tre el sexo y los roles de género, la forma de con- más las de baremo.
ducir y los accidentes de tráfico. Según sus
Nº total de accidentes x 1000
resultados, ser hombre predice positivamente el nú- Índice de incidencia =
Nº medio de personas expuestas
mero de accidentes, sin embargo, es la variable
masculinidad-feminidad la que muestra relaciones Índice de Hay que tener en cuenta que:
Duracion 4 Representa el numero de accidentes ocurridos por cada mil personas
más importantes, pues actuar de forma masculina Media (DM) expuestas.
se relaciona positivamente con conducir de forma 4 Se utiliza cuando no se conoce el número de horas trabajadas-
trabajador.
agresiva, con el número de infracciones ordinarias, 4 Es muy útil para evaluar la peligrosidad cuando el número de personas

mientras que actuar de forma femenina se relacio- expuestas al riesgo es variable de un día a otro.

na con conducir de forma agresiva, con el número Nº de jornadas perdidas por accidente
Duración media de las bajas =
de infracciones ordinarias, con el número de erro- Nº de accidentes con baja

res y con el número de accidente pero, en este ca- Se utiliza para cuantificar el tiempo medio de duracion de las bajas por
so, de forma negativa. accidentes.

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Cogniciones sobre seguridad


En la investigación sobre accidentabilidad un antecedente clave es la percepción de riesgo, pues el comportamiento
relacionado con la seguridad está determinado, en buena medida, por cómo se percibe y procesa la información que
llega del contexto.
Desde la Psicología Cognitiva, Smith y Beringer (1987) desarrollan un modelo teórico secuencial en el que identifi-
can los mecanismos cognitivo-motores implicados en los accidentes (Figura 1). Según estos autores, cuando una per-
sona se ve expuesta a una situación de riesgo, el primer factor a tener en cuenta para que no ocurra un accidente es la
percepción del riesgo que entraña la situación (nivel sensorial). Si se ha percibido, el paso siguiente, es la evaluación
cognitiva acerca del tipo de peligro, su magnitud, etc. (nivel de procesamiento de información), y que llevaría a la to-
mar la decisión de evitar ese peligro (nivel actitudinal y conductual). En esta fase la ocurrencia del accidente depende-
rá de la habilidad o capacidad de la persona para llevar a cabo la conducta que le permita evitarlo (nivel motor). Si se
actúa correctamente en cada una de estas fases, el accidente se puede evitar, sin embargo, si se falla en alguna es más
probable que el accidente ocurra.
En esta línea, en nuestro país, Sánchez y Quiroga (2005) diferencian dos perfiles (cognoscitivos y de personalidad)
en los patrones de conducción. El primero formado por conductores con una elevada inteligencia práctica, que come-
ten pocos errores de coordinación viso-motora y que, en caso de cometerlos, los corrigen rápidamente. El segundo se
corresponde con conductores con una inteligencia práctica inferior, que poseen una peor coordinación viso-manual y
ejecución perceptivo-motora, y son los que suelen tener accidentes más graves.
También se han analizado los sesgos en el procesamiento de la información. Estos sesgos pueden incidir en la explica-
ción de las causas de los acontecimientos en general, y en las causas de los accidentes laborales, en particular. La investi-
gación ha observado que, ante un accidente de trabajo, las atribuciones que se hagan sobre las causas de lo ocurrido van
a influir en las futuras conductas de seguridad, de ahí su importancia. Por ejemplo, Pedroso, Agostinho, Lima y Meliá
(2008) encuentran que las personas que han tenido accidentes explican el accidente haciendo más atribuciones a causas
externas y menos atribuciones internas. Además, también se encuentran diferencias entre observadores y actores de forma
que los trabajadores accidentados, tienden a hacer más atribuciones externas, mientras que sus capataces y compañeros
atribuyen los accidentes a los factores internos. Todo esto pone de manifiesto la dificultad de concienciar de estos factores,
y por tanto, la importancia de considerarlos en los programas para mejorar la seguridad y la salud en el trabajo.

Personalidad
Respecto a la personalidad se han identificado algunas variables que aumentan la probabilidad de sufrir accidentes, co-
mo la personalidad tipo A o la impulsividad. Así, en una revisión realizada por Hansen (2005) sobre las relaciones entre los
factores de personalidad y los accidentes laborales y de tráfico se observa que determinados rasgos como la extroversión,
el locus de control, la impulsividad, la agresión, el desajuste social y algunos aspectos de la neurosis se relacionan signifi-
cativamente con la ocurrencia de accidentes.
FIGURA 1 Recientemente, la investigación con meta-análisis
MODELO SECUENCIAL (SMITH Y BERINGER, 1987) y la aparición del modelo Big Five arrojan resulta-
dos interesantes. Por ejemplo, Clarke y Robertson
(2008) analizando investigaciones sólo de acciden-
tes laborales (Cuadro 4) encuentran que los rasgos
de personalidad con mayor validez para explicar
los accidentes son: 1º) la apertura a la experiencia
(.50), 2º) la afabilidad (.44), 3º) la conciencia (.31),
4º) el neuroticismo (.30) y, 5º) la extroversión (.02)
(recordar que una validez adecuada debería estar
alrededor de .30, pero una fuerte relación entre va-
riables requiere un validez de entorno a .50). Sin
embargo, al considerar la alta desviación típica del
factor apertura a la experiencia, resulta que sola-
mente una baja afabilidad y una baja conciencia se
pueden considerar predictores válidos de los acci-
dentes laborales.

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Otro meta-análisis posterior encuentra resultados similares pero va más allá al proponer un modelo que incorpora la
realización de comportamientos inseguros. Beus, Dhanani y McCord (2015) realizan un path análisis (Figura 3) con
relaciones mediadas, volviendo a la idea de que la predicción de la accidentabilidad requiere plantear relaciones más
complejas.
Respecto a los accidentes de tráfico, Sümer (2003) propone un modelo general (Figura 2) con variables personales
(p. ej. agresividad, búsqueda de sensaciones, etc.), del contexto (condiciones de la carretera, etc.) y con relaciones
mediadas, aunque pone a prueba una versión redu-
cida (Figura 3). Sus resultados indican que las varia-
CUADRO 3
bles distales, concretamente, los síntomas
RESULTADOS DEL META-ANÁLISIS SOBRE LOS RASGOS DE PERSONALIDAD
psicológicos, la búsqueda de sensaciones y la agre- Y LOS ACCIDENTES LABORALES (CLARKE Y ROBERTSON, 2008)
sividad predicen significativamente y con coefi-
cientes relativamente altos, al menos una de las RASGOS PERSONALIDAD K N Validez Media D.T.
corregida
variables próximas como el consumo de alcohol,
los comportamientos aberrantes del conductor o la Extraversión (definido como sociable, amante de la 16 2137 .02 .33
diversión, amistoso, hablador y afectuoso)
velocidad. Además, mientras que los comporta-
Neuroticismo (definido como preocupado, inseguro, 13 1934 .30 .22
mientos aberrantes del conductor influyen directa- temperamental)
mente sobre el número de accidentes, los síntomas Apertura a la experiencia (definido como original, 7 570 .50 .63
psicológicos lo hacen de forma indirecta a través imaginativo, de amplios intereses y atrevido)

de los comportamientos del conductor. Conciencia (definido como responsable, prudente, 10 1290 .31 .29
controlado cuidadoso y planificado.
Antes de finalizar este apartado sobre las variables
Afabilidad (definido compasivo, afable, confiado, 8 715 .44 .05
personales aludir a la hipótesis de la propensión a no rencoroso, crédulo, franco)
los accidentes (McCormick e Ilgen, 1985) que enfa-
K= número de estudios
tiza la existencia de un determinado patrón de per- N= número de sujetos
sonalidad con una mayor predisposición a
accidentarse. Como se ha visto, aunque la distribu-
ción de los accidentes no es homogénea entre la FIGURA 2
población pues se concentra en algunos grupos (jó- RELACIONES ENTRE PERSONALIDAD, COMPORTAMIENTOS
venes, con menor formación, etc.), una vez se revi- INSEGUROS Y ACCIDENTES (BEUS Y COLS., 2015)
san todas las variables que pueden estar
influyendo, la idea de una predisposición sólo per-
sonal pierde valor predictivo. Estudios recientes
han mostrado que este concepto tiene explicacio-
nes alternativas que enfatizan el peso de las condi-
ciones laborales. Por ejemplo, Day, Brasher y
Bridger (2012) con datos oficiales, encuentran que,
antes de accidentarse los empleados accidentados
ya muestran mayores niveles estrés y una mayor
tendencia a cometer errores y fallos, razones que
también pudieron predisponerles a accidentarse. FIGURA 3
No obstante, identificar las variables personales MODELO TEÓRICO DE ACCIDENTABILIDAD EN LA CONDUCCIÓN
(SÜMER, 2003)
que pueden influir, no supone excluir el peso de las
no personales, como se verá en los siguientes apar-
tados.

Fatiga relacionada con el trabajo


Una de las variables que más investigación ha ge-
nerado en este ámbito es la fatiga. La fatiga se con-
sidera un síntoma universal y un fenómeno
complejo. En nuestro país la encuesta del Instituto
Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Tra-

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bajo (2017) señala que el 16% de los trabajadores tiene dificultades, a diario o semanalmente, para conciliar el sueño,
un 20% se despierta varias veces durante el sueño y el 19% se despierta cansado o fatigado, aunque los problemas
parecen ser más notables entre las mujeres, los trabajadores mayores y, sobre todo, en ciertas actividades como la sa-
nitaria, en las que además de la fatiga física, como consecuencia del trabajo por turnos, se habla también de fatiga por
compasión (Figley, 2002) es decir la provocada por la implicación con los pacientes a los que se atiende.
Según la Nota Técnica de Prevención (NPT) 445 del Instituto Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo
(2007) hay tres características a destacar cuando se habla de fatiga: “en primer lugar, la fatiga generalmente se traduce
en una disminución de la capacidad de respuesta o de acción de la persona. En segundo lugar, se trata de un fenóme-
no multicausal, aunque se pueda encontrar que en su origen haya una contribución de gran peso de un factor concre-
to. En tercer lugar, afecta al organismo como un todo (físico y psíquico) y en grado diverso, dado que se percibe de
manera personal”. La fatiga provoca: irritabilidad, ansiedad, impaciencia y depresión, dificultades de reacción, de
memoria, de adaptación a nuevas situaciones y falta de atención y concentración en las tareas.
El trabajo por turnos, fundamentalmente por la falta de sueño y la fatiga que genera es uno de los principales riesgos
para la salud laboral. La investigación muestra que trabajar por turnos, y especialmente hacerlo en el turno de noche
reduce el tiempo dedicado a dormir, lo que a su vez se relaciona con un incremento del sueño, una reducción del es-
tado de alerta y un aumento del riesgo de sufrir accidentes o incidentes laborales (Figura 4).
Dawson y Flecher (2001) proponen un modelo en el que la fatiga en un determinado momento es el resultado del
balance entre dos fuerzas, aquellas que provocan fatiga y aquellas que impiden la recuperación. Estos autores señalan
tres aspectos que provocan fatiga: la duración del tiempo de trabajo, el ritmo circadiano (variación periódica de un
parámetro biológico cuyo ciclo completo es de 24 horas, regula fundamentalmente el ciclo vigilia-sueño) y de la pro-
ximidad del periodo de descanso. A su vez, la recuperación depende también del tiempo de descanso, del ritmo cir-
cadiano y de la proximidad del periodo de descanso. El modelo no intenta incorporar todos los factores que pueden
influir en la fatiga, pero sin embargo, es un avance respecto a aquellos que sólo consideran como indicador de la fati-
ga el número de horas de trabajo/descanso.
No obstante, la mayor parte de la investigación sobre la influencia de la fatiga en los accidentes se ha realizado en el
ámbito de la conducción y, en muchas ocasiones, ha servido para señalar que las limitaciones metodológicas hacen
difícil llegar a conclusiones claras. Por ejemplo, en
FIGURA 4 la revisión de Di Milia, Smolensky, Costa, Ho-
MODELO CONTEXTUAL DE ACCIDENTABILIDAD REDUCIDO warth, Ohayon y Philip (2011) se señalan las si-
(SÜMER, 2003) guientes: 1) la falta de una definición del concepto
compartida entre diferentes disciplinas, 2) que,
aunque la fatiga se ha investigado desde diferentes
aproximaciones, la mayoría carece de validez eco-
lógica, 3) que la mayor parte de las medidas utiliza-
das son de carácter subjetivo y, 4) que pocas
variables se han incluido en los estudios más allá
de la edad y el sexo.

VARIABLES ORGANIZACIONALES EN EL
ESTUDIO DE LOS ACCIDENTES
Desde la perspectiva de la Psicología de las Orga-

FIGURA 5
FATIGA: TRABAJO NOCTURNO

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nizaciones se han comenzado a estudiar diferentes aspectos organizacionales que, solos o en combinación con otros
factores, por ejemplo, los personales, pueden incidir en la accidentabilidad laboral. En este apartado se analizan dos
modelos: el de Goldenhar, Williams y Swanson (2003) para accidentes e incidentes laborales en el sector de la cons-
trucción y el de Håvold (2007) sobre la influencia de las variables culturales en las orientaciones hacia la seguridad.

Modelo de Goldenhar, Williams y Swanson (2003)


Goldenhar y cols. (2003) en su estudio con personal de la construcción proponen un modelo multipredictor del es-
trés-accidentes (Figura 5), que integra variables del puesto y de la organización como antecedentes de los incidentes
y/o accidentes laborales. En este modelo los síntomas físicos y psicológicos median la relación entre los cuatro blo-
ques de antecedentes y los accidentes e incidentes laborales.
El primer bloque de variables predictoras son las relacionadas con el puesto de trabajo, e incluye a aspectos como
las demandas laborales, el control del trabajo, la responsabilidad sobre la seguridad de otras personas, etc. El segundo
bloque se refiere a las variables organizacionales, es decir, el clima de seguridad, la formación en seguridad, el apoyo
social, etc. El tercero comprende las horas de exposición a condiciones nocivas no deseadas (p. ej. ruido, temperatu-
ras, extremas, productos químicos, etc.) y la utiliza-
ción de equipos de protección individual (EPIs) (p. FIGURA 6
ej. auriculares protectores, mascarillas, etc.). Final- MODELO MULTIPREDICTOR DEL ESTRÉS-ACCIDENTABILIDAD
mente, el cuarto bloque se compone de cinco va- LABORAL DE GOLDENHAR Y COLS. (2003)
riables control que, según la literatura se asocian a
la accidentabilidad laboral: el tiempo trabajando en
ese sector, el tipo de trabajo, el número de trabaja-
dores en la empresa, la edad y el sexo de los em-
pleados.
Según el modelo, estas variables predicen los sín-
tomas físicos y psicológicos y también los acciden-
tes/incidentes laborales, con relaciones directas y
mediadas. Como señalan Goldenhar y su equipo, la
investigación anterior ha demostrado que un gran
número de los antecedentes incluidos en su mode-
lo se relacionan con los síntomas de malestar físico
y psicológico y, a la vez que estos síntomas, pue-
den actuar a su vez como mediadoras, incremen-
tando la probabilidad de accidentes/incidentes
laborales.
La complejidad de esta propuesta explica que no
se haya puesto a prueba de forma conjunta, aunque FIGURA 7
ha inspirado estudios parciales. Por ejemplo, Ló- MODELO LONGITUDINAL PARA PREDECIR LOS ACCIDENTES
pez-Araújo y Osca (2009) ponen a prueba un mo- LABORALES EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN
(LÓPEZ-ARAÚJO Y OSCA, 2009)
delo para predecir la accidentabilidad en el sector
de la construcción. Concretamente toman como
variables antecedentes las demandas laborales y el
control del trabajo, como variables mediadoras el
malestar físico y el malestar psicológico y, como
variables consecuentes, los accidentes y los inci-
dentes laborales. Según sus resultados el modelo
que mejor ajuste ofrece es el que une las demandas
y el control con los síntomas físicos y los acciden-
tes (Figura 6).
Como se esperaba, los empleados con mayores
demandas y menor control, muestran más malestar T1: Primera recogida de datos
T2: Segunda recogida de datos (6 meses después)
físico y, a la vez, un mayor número de accidentes,

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lo que estaría indicando que el estado de salud afecta a la predisposición a sufrir accidentes, a corto y a medio plazo.
En los dos momentos evaluados, el malestar físico media la relación entre las demandas laborales y los accidentes, de
forma que al aumentar las demandas empeora el estado de salud y se incrementa la probabilidad de accidentes. Se-
gún las relaciones longitudinales, los accidentes en la segunda recogida de datos se explican a partir del malestar, las
demandas y la falta de control, de la primera fase del estudio (seis meses antes) y no de la segunda, aspecto de espe-
cial interés. Además, la influencia de las variables estudiadas sobre los accidentes es ligeramente superior en la segun-
da recogida de datos (un 11% frente a un 10%), pero si recordamos que la medida en la segunda fase incluye la
accidentabilidad sólo de los últimos seis meses, los resultados son especialmente interesantes.

Modelo de Håvold (2007)


Håvold (2007) a partir de un estudio con marineros de 10 países (India, Reino Unido, Cuba, Rumania, etc.), exa-
mina las relaciones entre la cultura nacional y las orientaciones de seguridad, poniendo de manifiesto cómo los
factores organizacionales y contextuales van a influir en las actitudes y los comportamientos de seguridad de los
empleados.
Tras una exhaustiva revisión, este autor observa que los factores más mencionados en la investigación sobre el tema son:
la satisfacción con la seguridad, las normas de seguridad, la comunicación, el compromiso de la gerencia, la divulgación
de la cultura de seguridad, el aprendizaje de la cultura, una cultura justa, el conflicto entre el rendimiento y la seguridad,
las condiciones laborales, los conocimientos/competencias en seguridad, la satisfacción laboral y el fatalismo. Estas doce
variables serían los determinantes de las orientaciones hacia la seguridad de los trabajadores y de los accidentes e inciden-
tes laborales (Figura 8). El modelo considera también los factores contextuales (la reglamentación, el mercado de trabajo,
etc.), entre los que destacan los valores culturales del país. Según sus resultados, las puntuaciones relativas a la cultura del
país (según la clasificación de Hofstede, 1991, Cuadro 3) correlacionan con la adopción de medidas de seguridad por par-
te de los empleados, de forma que la distancia de poder (grado de igualdad o desigualdad entre personas en la sociedad
de un país), y el rechazo a la incertidumbre (grado de tolerancia a la ambigüedad o a la incertidumbre en el entorno del
trabajo), se asocian, en la dirección esperada, con los factores de seguridad. Según este autor, los marineros de países con
alta distancia de poder y alto rechazo a la incertidumbre es más frecuente que sigan las órdenes y cumplan los procedi-
mientos de seguridad establecidos, que los marineros que pertenecen a países con valores culturales diferentes.
Pero, como recogen Meams y Yule (2009), la mayor parte de la investigación sobre diferencias culturales se ha reali-
zado con pilotos de aviación. Ellos citan el trabajo
FIGURA 8 de Helmreich y Merritt (1998) en el que incluyen
MODELO DESCRIPTIVO DE LOS FACTORES Y CONSECUENTES datos de 15.454 pilotos de 36 líneas en 23 países.
DE LAS ORIENTACIONES DE SEGURIDAD Donde observan diferencias en los valores cultura-
(ADAPTADO DE HÅVOLD, 2005) les en las áreas de mando, actitudes hacia la auto-
matización y actitudes hacia las reglas y
procedimientos. De forma que los pilotos de nacio-
nes con alta distancia de poder, es más probable
que sigan las órdenes y los estándares de calidad
que marcan los procedimientos. Sin embargo, los
pilotos de países con elevado individualismo (cre-
encia en la autodeterminación personal, frente de-
terminación personal o grupal), tienden a ser más
independientes, flexibles y usan los procedimientos
con mayor discreción.
En esta línea, y desde una perspectiva aplicada,
Burke, Chan-Serafin, Salvador, Smith y Sarpy (2008),
sugieren la necesidad de considerar los valores cul-
turales en el diseño de la formación sobre seguridad,
por su implicación con las actitudes y conductas de
los empleados y, por extensión, con la adopción de
reglas y procedimientos sobre seguridad.

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CLIMA Y CULTURA DE SEGURIDAD


Como se ha visto en los modelos anteriores el clima y la cultura de seguridad son dos conceptos clave cuándo se habla de
accidentes laborales y la primera cuestión es aclarar las diferencias entre ambos. Mearns y Flin (2001) consideran que el cli-
ma de seguridad hace referencia a las percepciones, actitudes y creencias de los empleados sobre los riesgos y la seguridad
de una organización. Por su parte, la cultura de seguridad se considera una característica más compleja y estable que refleja
los valores, normas y asunciones de una organización respecto a la seguridad. Según estos autores, los elementos culturales
se pueden identificar a través de las acciones y prácticas de la dirección, lo que a su vez se refleja en el clima, es decir en las
percepciones de los empleados, de ahí su relación. No obstante, y a pesar de esta distinción, muchos autores utilizan ambos
conceptos de forma intercambiable o combinan aspectos de ambos a la hora de evaluar sus dimensiones. Por ejemplo, la
Comisión de Seguridad y Salud del Reino Unido (HSC, 1993) define la cultura de la seguridad como el producto de valores,
actitudes, competencias y pautas de comportamiento individuales y de grupo que determinan el compromiso hacia la segu-
ridad, así como el estilo y competitividad de los programas de seguridad y salud de una organización. Díaz-Cabrera, Her-
nández-Fernaud e Isla-Díaz (2007) en nuestro país, hablan de siete dimensiones de la cultura de seguridad: contenido de los
programas de formación, sistemas de recogida de la información sobre accidentes e incidentes, orientación hacia las reglas y
procedimientos de seguridad, estrategias de promoción de la salud y evaluación de sus resultados, sistemas de motivación
utilizados, sistemas de información y comunicación y estilos de liderazgo. Recientemente, Frazier, Ludwig, Whitaker y Ro-
berts (2013) en su estudio con 25.574 empleados de diferentes sectores, concluyen que la cultura de seguridad está com-
puesta por cuatro dimensiones: el apoyo a la seguridad por parte de los directivos, el apoyo a la seguridad por parte de los
compañeros, la responsabilidad sobre la seguridad del personal y los sistemas y formas de gestionar la seguridad. A su vez,
esta última dimensión está compuesta por los diez
subfactores: 1) la normativa, los procedimientos y las CUADRO 3
reglas sobre seguridad, 2) la formación, 3) la comuni- EXPLICACIÓN DE LOS VALORES CULTURALES SEGÚN HOFSTEDE (1991)
cación, 4) el análisis de lo ocurrido y los informes, 5)
las auditorías de seguridad y las inspecciones, 6) los DIMENSIONES DE LA CULTURA NACIONAL
reconocimientos y premios, 7) el compromiso de con Distancia de Grado en que las personas aceptan un reparto de poder desigual y la
la seguridad, 8) los comités y las reuniones sobre se- poder institucionalización en la organización de dicha desigualdad. Los
empleados de países con una elevada distancia de poder tienden a
guridad, 9) las sugerencias y, 10) las medidas discipli- preferir y están más dispuestas a aceptar la centralización en la toma de
narias. decisiones y a participar menos.

Respecto a las relaciones con la accidentabilidad, Individualismo/ Grado en que las personas tienden a actuar como individuos o como
Siu, Phillips y Leung (2004) encuentran que las acti- Colectivismo parte de un grupo. Los empleados de países colectivistas están más
satisfechos en trabajos que reconocen a sus grupos de referencia. Sin
tudes hacia la seguridad predicen el malestar psicoló-
embargo, los de países individualistas se orientan más por sus propios
gico, las lesiones y los accidentes laborales. No intereses y prefieren actuar según sus propios dictados.
obstante, Cooper y Phillips (2004) en un estudio lon-
Evitación de la Grado en que las personas se sienten incómodas con la incertidumbre y
gitudinal en el que evalúan los cambios después de incertidumbre la ambigüedad. Los empleados de países que evitan la incertidumbre
introducir un programa formativo, señalan que, aun- prefieren trabajar con reglas y procedimientos que les den seguridad y
que existen relaciones entre el clima de seguridad y están más orientados a la conformidad con las normas.

las conductas de seguridad, los vínculos entre clima,


conductas y accidentes son más complejos, de lo que
se supone a priori y hace falta más investigación. En FIGURA 9
la misma línea, Huang, Ho, Gordon y Chen (2006) RESUMEN DE LOS RESULTADOS DEL META-ANÁLISIS DE CLARKE (2010)
consideran que el clima es un antecedente funda-
mental de las lesiones ocupacionales, aunque la ca-
pacidad de control de los empleados respecto a su
seguridad, puede mediar esta relación.
Una de las propuestas más completas en el estu-
dio de estas relaciones y de las variables intervi-
nientes es la de Clarke (2010). Esta autora realiza
un meta-análisis con 51 estudios en el que analizan
las numerosas variables implicadas en los acciden-
tes. En la Figura 4 se han incluido en un modelo las
que resultaron significativas: el compromiso con la
organización, la satisfacción laboral, la salud y el
bienestar y las conductas de seguridad.

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Como se puede apreciar, el clima de seguridad juega un papel central en el modelo como mediador entre el clima
organizacional, que incluye el estilo de liderazgo, la estructura organizacional, el tipo de organización, etc., y el resto
de resultados afectivos y comportamentales implicados en los accidentes. Además de relaciones directas, el clima de
seguridad se vincula con la accidentabilidad, a través de su influencia sobre del compromiso con la organización, la
satisfacción, la salud y la realización de conductas de seguridad. Es decir, aquellos empleados que perciben un buen
clima estarán más comprometidos con su organización, más satisfechos, mostrarán menos problemas de salud y se
conducirán de forma más segura, y como consecuencia de lo anterior, tendrán menos accidentes.
Hay tres variables organizacionales que definen el clima de seguridad de una empresa: el papel de los directivos, la
gestión de la información y los programas formativos. El compromiso de la Dirección con la seguridad es fundamental
para entender la situación de una organización en esta materia. Mantener buenas relaciones con los superiores se re-
laciona positivamente con la salud de los subordinados. Los estudios confirman que determinados estilos de dirección
promueven y fomentan la seguridad a través del desarrollo de climas favorables. Los directivos deben ser muy claros
sobre las normas y los procedimientos a seguir, y más que imponerlas, deben esforzarse en transmitir formas de pen-
sar y actuar que lleven a conseguir la máxima seguridad, independientemente de las circunstancias o las condiciones
de trabajo concretas.
Para finalizar este apartado sobre la importancia de las variables organizacionales y, en concreto sobre el clima y la
cultura de seguridad, destacar algunas pautas a seguir en la introducción de programas de intervención para el cam-
bio organizacional en materia de salud y seguridad en el trabajo (Wilson, Priest, Salas y Burke, 2005).
Como complemento a esta guía se presentan dos fichas que incluyen dos medidas básicas para la prevención de los
accidentes y que ponen de manifiesto la importancia de las variables organizacionales: la cultura de seguridad (Ficha
1) y, 2) la formación en seguridad (Ficha 2). En ellas se establecen, desde una perspectiva aplicada, las pautas a seguir
al introducir programas de intervención.
A modo de conclusión, como se ha visto a lo largo de este tema, la investigación ha identificado un gran número de
variables relacionadas con la accidentabilidad laboral. Como fenómeno policausal requiere un abordaje amplio que
contemple diferentes aproximaciones. Por tanto, las
CUADRO 5 intervenciones pueden realizarse desde diferentes
PAUTAS PARA DESARROLLAR UN PROGRAMA DE INTERVENCIÓN perspectivas, personales (selección, formación indi-
(ADAPTADO DE WILSON Y COLS., 2005)
vidual, etc.) u organizacionales (información, cam-
PASO CONSIDERACIÓN bios culturales, etc.), pero siendo consciente de las
limitaciones de cada una y de la necesidad de inte-
1. Fijar un clima para la 4 Animar a la participación
participación 4 Considerar el trabajo de grupo y ofrézcales apoyo grarlas. Desde el punto de vista de la investigación,
4 Establecer estabilidad organizacional aunque cada vez es más abundante, es necesario
2. Ofrecer apoyo y recursos 4 Promover el apoyo de toda la organización
seguir potenciándola utilizando metodologías rigu-
adecuados 4 Contar con la resistencia (racional e irracional) rosas para conseguir resultados relevantes y aplica-
4 Ser flexible y constante
4 Establecer metas y objetivos.
bles. La gravedad de este problema justifica todos
los esfuerzos.
3. Proveer de facilitadores Pueden ser facilitadores:
adecuados 4 Flexibles
4 Imparciales
4 Consistentes
4 Informativos

4. Establecer el programa 4 Establecer los timings


4 Participación voluntaria
4 Buscar la motivación, la confianza y la capacidad
4 Promover las ventajas del programa

5. Elegir los procesos y métodos 4 Animar a la creatividad, la toma de decisiones y el


adecuados aprendizaje
4 Asignar facilitadores
4 Considerar la rentabilidad los métodos
4 En un proceso relajado e interactivo

6. Medir los resultados del 4 Determinar cuál será la medida


programa 4 Mejorar el programa de forma continua
4 Compartir lo aprendido con toda la organización
4 Convertir el programa en una rutina

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Ficha 1.
La cultura de seguridad como instrumento para la
reducción de la accidentabilidad laboral
La cultura de seguridad puede ser una importante herramienta para hacer frente a los accidentes de trabajo, así co-
mo repercutir favorablemente en la salud de los trabajadores. En esta ficha, y siguiendo con los conceptos vistos en el
capítulo, en primer lugar se consideran las principales pautas en el desarrollo de una cultura de seguridad, a continua-
ción se expone el modelo propuesto por Cooper (2000) y finalmente, se incluye un estudio de caso y un cuestionario
para evaluar el clima de seguridad de una organización.

ETAPAS EN EL DESARROLLO DE UNA CULTURA DE LA SEGURIDAD


La cultura de seguridad resulta de la integración de políticas y prácticas de tres ámbitos: personales (psicológica), del
puesto (conductual) y de la organización (situacional). Cooper sugiere tres niveles de intervención:
1. Nivel básico: esta fase incluye la recogida de información (p. ej. análisis de puestos, evaluación de riesgos, etc.).
2. Nivel intermedio: integra los sistemas de comunicación de la Dirección para facilitar el aprendizaje organizacional,
diseminar las mejores prácticas de control, etc.
3. Nivel último: incluye publicidad de la información, formación y revisión constante de las políticas y procedimientos.
Un problema importante al respecto es que existe el riesgo de que la seguridad se perciba como un incremento de la
carga de trabajo, por las exigencias y tareas que incluye, sin embargo, la seguridad es un coste legítimo que aporta re-
cursos extra, como la mejora de las formas de trabajo, que también hay que valorar. Reason (1997) sugiere que la for-
ma de actuar al respecto es: ser muy claro sobre los límites y justo en los procedimientos. Más que una cuestión de
imponer reglas y procedimientos, cree que el cambio cultural se debe entender como el desarrollo de formas de pen-
sar, que impulsen a la organización a lograr la má-
CUADRO 1 xima seguridad, independientemente de las
PAUTAS PARA CREAR UNA CULTURA DE LA SEGURIDAD. características de los empleados y de los intereses
ADAPTADO DE WILSON Y COLS. (2005) económicos. Así, el principal componente de una
PAUTAS CREACIÓN CULTURA DE SEGURIDAD cultura de la seguridad es la difusión de la informa-
1. Transmitir a los trabajadores que la seguridad es lo primordial.
ción como forma de sostener el sistema: recoger,
4 Conseguir el compromiso por parte de los gerentes. analizar y diseminar la información disponible.
4 Proporcionar feedback a los empleados.
En este sentido una cuestión fundamental es cómo
2. Enviar señales apropiadas en materia de seguridad, comunícarlas de forma clara y
precisa. informan los trabajadores de un accidente, error u
4 Evitar normalizar comportamientos inseguros.
4 Implicar a los empleados.
otra información relacionada con la seguridad. Co-
3. Animar al debate y a documentar los errores, creando un clima para el aprendizaje oper (2000) cree que se debe instaurar una cultura
y la formación. de no echar la culpa y que los trabajadores deben
4 Fomentar la transmisión de información.
4 Desarrollar un sistema de información sobre los errores. tener libertad e inmunidad para realizar cualquier
4. Buscar soluciones, analizar todos los niveles y promover métodos diferentes. aportación sobre la seguridad. Ciertamente, la men-
4 Utilizar un acercamiento real.
talidad de castigar al mensajero genera que no se
5. Preparar a los empleados para que la formación les proporcione las capacidades
necesarias (ver Ficha 2). disponga de información vital sobre la forma de
4 Analizar las necesidades de formación.
mejorar la seguridad.
4 Considerar los factores externos.
4 Establecer los objetivos de formación. Por ello, Wilson, Priest, Salas y Burke (2005) plan-
4 Determinar los métodos de formación.
4 Identificar las estrategias formativas.
tean cinco pasos necesarios e imprescindibles para
4 Desarrollar escenarios para la formación. la creación de una cultura de seguridad (Cuadro 1).
4 Evaluar la formación.
4 Asegurarse de la transferencia de la formación. Para ello, hay que: 1) transmitir a los trabajadores

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que la seguridad es lo primordial, consiguiendo comprometer a la gerencia y dando información y feedback a los em-
pleados; 2) enviar señales apropiadas en materia de seguridad, comunicarlas de forma clara y precisa, que eviten
conductas inseguras; 3) animar a informar sobre el tema, creando un clima favorable para el aprendizaje; 4) buscar
soluciones, analizar todos los niveles y promover métodos diferentes, y por último, 5) preparar a los empleados para
que la formación les proporcione las capacidades necesarias para luchar contra este problema. Dada la relevancia de
este último aspecto, se desarrollará con más detalle en la ficha siguiente.

MODELO RECÍPROCO DE CULTURA DE SEGURIDAD DE COOPER (2000)


Según Cooper (2000) las principales variables implicadas en la ocurrencia de accidentes laborales son: personales,
relacionadas con el puesto de trabajo y organizacionales. Siguiendo esta estructura, para eliminar los accidentes, el
mejor modo de actuación es introducir una cultura que conjugue estos tres aspectos. Cooper (2000) utilizando el mo-
delo del determinismo recíproco de Bandura (1986) considera la cultura de seguridad integrada por (Figura 1).
1. Factores psicológicos, personales, internos y subjetivos. Por ejemplo: la formación en seguridad, las competencias,
la satisfacción o la implicación con la organización.
2. Comportamientos observables relacionados con la seguridad en el puesto de trabajo. Por ejemplo: la evaluación de
riesgos, el trabajo en equipo o la implicación en la toma de decisiones.
3. Características situacionales objetivas de tipo organizacional. Por ejemplo: los recursos laborales, la reparación de
errores, la implicación de la dirección con la cultura de seguridad o el desarrollo de políticas que la apoyen.
Según este modelo, las percepciones y las creencias de los empleados, los comportamientos y los sistemas de ges-
tión son los elementos que combinados configuran la cultura de seguridad de una organización. Por tanto, ésta puede
ser vista, como el producto de relaciones recíprocas entre las percepciones y creencias de los empleados, sus compor-
tamientos en relación a la seguridad y el sistema o forma de gestión de la seguridad.

ERRORES EN LA CREACIÓN DE LA CULTURA DE SEGURIDAD: UN ESTUDIO DE CASO


Doyle (2003) recoge el trabajo de Cooper (1998) quien realiza un interesante estudio de caso de los errores que se
pueden cometer al crear una cultura de la seguridad. Se trata de una compañía nacional que contrata a consultores
externos para diseñar e introducir una serie de medidas para conseguir una cultura de la seguridad, incluyendo: for-
mación de directivos, creación de comités de seguridad, información, etc. Al tercer año de la introducción del progra-
ma, cuando la compañía todavía no se ha recuperado de los gastos que supuso, se inicia de forma inesperada un
aumento importante de los accidentes. Ante esta situación la dirección de la empresa pregunta a los empleados qué
creen que se ha hecho mal. Algunas de sus respuestas fueron las siguientes:
4 “Se ha considerado que los consultores han acudido a imponer la seguridad”.
4 “Los procedimientos de seguridad no han sido
siempre adecuados a las condiciones existentes”. FIGURA 1
4 “Los empleados no han sido consultados o impli- MODELO RECÍPROCO DE CULTURA DE SEGURIDAD DE COOPER (2000)
cados en el nuevo sistema”.
4 “Se ha generado un clima y sentimiento general
de temor a las represalias”.
4 “Se han conocido los elevados salarios de los
consultores, lo que ha chocado con la filosofía
imperante de la necesidad de reducir costes”.
Entre tanto, en el análisis de la situación se obser-
varon los siguientes hechos:
4 La investigación sobre accidentes era superficial.
4 Había una tendencia por parte de la dirección de
echar la culpa a las víctimas.
4 Los empleados tendían a no informar de los erro-
res o accidentes menores.
4 Los directivos no asistían a las reuniones ni dirigían
auditorias porque estaban muy presionados por
conseguir los niveles de producción establecidos.

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El análisis de la situación (Figura 2) lleva a los directivos a re-focalizar sus esfuerzos y cambiar su aproximación.
Doyle (2003) señala tres conclusiones de la lectura de este caso:
4 La implicación de la dirección de la empresa es un aspecto vital para desarrollar e implantar de forma exitosa una
cultura de la seguridad.
4 Se debe consultar a las personas que realizan el trabajo pues son las que mejor conocen los riesgos.
4 La producción no debe tener prioridad sobre las medidas de seguridad.

EVALUACIÓN DEL CLIMA DE SEGURIDAD


La Cuadro 2 recoge la escala de clima de seguridad utilizada por López-Araújo, y Osca (2006) en el sector de la
construcción y que parte de la Group Safety Climate Scale de Zohar (2000) y de la Management Commitment to Sa-
fety Scale (DeJoy, Murphy y Gershon, 1995). Como se puede comprobar, en el estudio realizado la pregunta con la
puntuación media más baja es “Mi jefe presta menos atención a los problemas de seguridad que la mayoría de los je-
fes de esta empresa”, seguida de “Mientras no haya un accidente a mi jefe no le preocupa cómo se hace el trabajo”.
Por su parte, las puntuaciones más elevadas se encuentran en la pregunta “Cuando entré en este trabajo, comprendí
que se esperaba que yo siguiera normas de trabajo
FIGURA 2 seguras”, seguido de “Mi jefe se enfada cuando los
ANÁLISIS PARA IDENTIFICAR LOS FACTORES QUE INTERVIENEN EN EL
trabajadores ignoran las reglas de seguridad, inclu-
DESARROLLO DE LA CULTURA DE LA SEGURIDAD (COOPER, 2001)
so aquellas menos relevantes”.
Esta escala que presenta buenos índices de fiabili-
dad, puede resultar ser una herramienta útil para la
evaluación del clima de seguridad en las organiza-
ciones. También permite llevar a cabo labores pre-
ventivas, pues si los valores observados no se
consideran adecuados, se podrían introducir medi-
das correctivas, hasta alcanzar la situación deseada.

CUADRO 2
MEDIAS (X) Y DESVIACIONES TÍPICAS (D.T.) PARA CADA ÍTEM DE LA ESCALA DE CLIMA DE SEGURIDAD

ÍTEMS X D.T.

1. En este trabajo, empleados, jefes y directivos han colaborado juntos para asegurar unas condiciones de trabajo lo más seguras posibles. 2.33 1.12
2. Mi jefe me anima cuando ve que he hecho mi trabajo de acuerdo con las reglas y normas de seguridad. 2.28 1.17
3. Mi jefe tan sólo se preocupa por los problemas de seguridad importantes y mira con menos atención los problemas rutinarios. 2.07 1.14
4. Mi jefe considera seriamente cualquier sugerencia para mejorar la seguridad en el trabajo. 2.43 1.09
5. En este trabajo, ¿se toman atajos que podrían poner en riesgo la salud y la seguridad de los trabajadores? 1.95 1.33
6. Mi jefe se acerca a los trabajadores para comentar cuestiones relacionadas con la seguridad. 2.19 1.19
7. Mi jefe se enfada cuando los trabajadores ignoran las reglas de seguridad, incluso aquellas menos relevantes. 2.53 1.10
8. Mientras no haya retrasos en la planificación del trabajo a mi jefe no le importa como se alcanzan los objetivos. 2.00 1.18
9. La protección de los trabajadores tiene prioridad para los jefes de esta empresa. 2.41 1.15
10. Mi jefe vigila con frecuencia si se incumplen las reglas de seguridad. 2.33 1.12
11. Mientras no haya un accidente a mi jefe no le preocupa cómo se hace el trabajo 1.69 1.24
12. En este trabajo, los jefes vigilan y corrigen las costumbres peligrosas. 2.30 1.06
13. Cuando aumenta la carga de trabajo, mi jefe prefiere que trabajemos rápido, a que sigamos las reglas de seguridad. 1.83 1.26
14. Mi jefe presta menos atención a los problemas de seguridad que la mayoría de los jefes de esta empresa 1.52 1.07
15. Cuando entré en este trabajo, comprendí que se esperaba que yo siguiera normas de trabajo seguras. 2.66 1.07

Escala de respuesta: (0) “Totalmente en desacuerdo” (4) “Totalmente de acuerdo”


N=285 trabajadores de la construcción

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BIBLIOGRAFÍA
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Ficha 2.
La formación en seguridad como instrumento para la
reducción de la accidentabilidad laboral
Como se comentó en la anterior ficha, un buen método para el desarrollo de una cultura de seguridad es la forma-
ción de los empleados de todos los niveles organizacionales. Por ello, en esta ficha se profundiza sobre las pautas más
relevantes para el establecimiento de programas de formación en seguridad.
De acuerdo con la literatura sobre formación y seguridad (Wilson, Priest, Salas y Burke, 2005) para que la formación
sea exitosa, debe estar diseñada de manera sistemática y basarse en los principios teóricos de la “ciencia de la forma-
ción” (p. ej. Salas y Cannon-Bowers, 2001). Así, según Wilson y col. (2005) para el diseño y desarrollo de un progra-
ma de formación habría que considerar ocho factores: analizar las necesidades de formación, considerar los factores
externos, establecer los objetivos, determinar qué métodos utilizar, determinar qué estrategias utilizar, desarrollar los
escenarios para la formación, evaluar la formación y asegurarse de su transferencia (Cuadro 1).
Respecto a los métodos de formación, Burke, Sarpy, Smith-Crowe, Chan-Serafin, Salvador e Islam (2006) realizan un
estudio meta-analítico que analiza la eficacia de diferentes tipos de formación sobre diversos sectores y profesiones,
que va desde el año 1971 hasta el 2003. Así, con el objetivo de determinar la eficacia relativa de diferentes métodos
de formación para reducir los accidentes, enfermedades y lesiones ocupacionales, analizan 95 estudios cuasi-experi-
mentales (N=20.991) y distinguen tres tipos de formación según el nivel de implicación exigido a los trabajadores: de
menor implicación (con lecturas, panfletos y videos), de implicación moderada (con instrucción programada, inter-
venciones de feedback) y de implicación elevada (con modelado conductual). Los resultados muestran que los méto-
dos que requieren más implicación son tres veces más efectivos en promover la adquisición de conocimientos que los
que requieren menos implicación. Además, aquellos métodos que requieren una mayor implicación por parte de los
alumnos, es decir una participación más activa, tienen un mayor efecto en la adquisición de conocimientos y también
reducen los accidentes, las enfermedades y las lesiones. La formación que incluye modelado conductual, con una
cantidad importante de prácticas, es según sus datos más eficaz que otros métodos de formación menos activos. Estos
resultados alertan de la falta de eficacia de muchos de los programas de formación que se están llevando a cabo en
las empresas en materia de seguridad.
Un concepto relacionado es la propensión individual a aprender (Drupstee y Wybo, 2015) que estaría formada por
las siguientes actitudes: actitud para detectar, para analizar, para actuar, para evaluar y para compartir información.
Concretamente, se trataría de animar a los empleados más dispuestos a aprender, para que actúen como agentes de
cambio, comunicando los aprendizajes adquiridos y formando a sus compañeros. Además, desde una perspectiva or-
ganizacional estos autores evalúan también la propensión a aprender de la experiencia que indicaría la tendencia de
las organizaciones a revisar su funcionamiento para mejorar y prevenir nuevos errores. Concretamente, identifican
seis indicadores organizacionales para evaluar esta propensión: dos miden las actitudes hacia el aprendizaje, dos las
condiciones organizacionales para aprender y dos las capacidades de los sistemas para facilitar el aprendizaje:
4 actitud a introducir procesos de aprendizaje y mejora;
4 actitud a compartir la información;
4 condiciones organizacionales que facilitan el aprendizaje (implicación de la dirección y apertura a la experiencia);
4 transferencia de los conocimientos;
4 apoyo a los procesos de aprendizaje y,
4 apoyo a compartir la información.
En resumen, la formación en seguridad parece ser una variable de gran relevancia que repercute en la reducción de
accidentes y mejora la salud de los empleados, por ello es fundamental su consideración dentro de los programas de
prevención de riesgos de las organizaciones y, como señala la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 31/95, de

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8 de noviembre), ésta debería correr a cargo de la empresa. Por ello, al contratar o cuando cambien las condiciones
de trabajo de los trabajadores, se les debería formar en seguridad y, esa formación debería ser dentro del horario labo-
ral, procurando cambiar las actitudes inadecuadas y proporcionando estrategias de actuación encaminadas a la re-
ducción de los accidentes y al fomento de la salud
y de su calidad de vida. CUADRO 1
PAUTAS PARA DESARROLLAR SISTEMÁTICAMENTE UN PROGRAMA
DE FORMACIÓN DE MACRONIVEL
BIBLIOGRAFÍA
(ADAPTADO DE WILSON, PRIEST, SALAS Y BURKE, 2005)
Burke, M.J., Sarpy, S.A., Smith-Crowe, K., Chan-Se-
rafin, S., Salvador, R. y Islam, G. (2006). The re- GUÍA CONSIDERACIONES
lative effectiveness of worker safety and health
1. Análisis de las necesidades de Proporciona información para desarrollar los
training methods. American Journal of Public He- formación objetivos educacionales y los criterios de formación.
alth, 96, 315–324. a. Análisis organizacional 4 ¿Dónde se necesita la formación?
b. Análisis de las tareas 4 ¿Cuándo se necesita la formación?
Drupstee, L. y Wybo, J.L. (2015). Assessing propen- c. Análisis de la persona 4 Características de la tarea
sity to learn from safety-related events. Safety 4 Competencias necesarias
4 ¿Quién necesita ser formado?
Science, 71, 28-38. 4 ¿En qué materias se necesita formación?
Ley 31/1995, de 8 de noviembre de prevención de
riesgos laborales. BOE nº 269, de 10 de noviem- 2. Considerar los factores Determinar el impacto organizacional (p. ej. cultura
externos de seguridad), individual (p. ej. autoeficacia).
bre. Disponible en: http://www.mtas.es/insht/le- a. Características 4 Selección y notificación

gislation/L/lprl.htm organizacionales 4 Restricciones situacionales (p. ej. equipos incorrectos)


b. Cultura de seguridad 4 Cultura organizacional (p. ej. apoyo
Salas, E., y Cannon-Bowers, J.A. (2000). Designing c. Características individuales organizacional, cultura de la seguridad y políticas
training systems systematically. En E.A. Locke d. Motivación organizacionales)
4 Recursos organizacionales y oportunidades para la
(Ed.), The Blackwell handbook of principles of práctica
organizational behavior (pp. 43–59). Malden, 4 Políticas de seguridad
4 Sistema de información de errores
MA: Blackwell Publisher. 4 Habilidades
Wilson, K.A., Priest, H.A., Salas, E. y Burke, C.S. 4 Autoeficacia
4 Orientación a objetivos
(2005). The Impact of Organizational Practices
4 Dirección
on Safety in Manufacturing: A Review and Reap- 4 Esfuerzo

praisal. Human Factors and Ergonomics in Ma- 4 Intensidad


4 Persistencia
nufacturing, 15(2). Special issue: The Impact of
Organizational Practices on Safety in Manufactu- 3. Establecer los objetivos de Son los objetivos:
formación 4 ¿Medibles?
ring: A Review and Reappraisal. pp. 135-176. 4 ¿Específicos?
4 ¿Se refieren a tareas relevantes?

4. Determinar qué métodos 4 Basados en la información


utilizar 4 Basados en la demostración
4 Basados en la práctica
4 Combinación de los anteriores

5. Determinar qué estrategias 4 Formación práctica


utilizar 4 Formación en asertividad
4 Formación metacognitiva
4 Formación para superar el estrés

6. Desarrollo de escenarios para Crear escenarios:


la formación 4 ¿Representan los incidentes críticos?
4 ¿Representa el contexto en el que ocurre la tarea?

7. Evaluar la formación Preguntas a responder:


4 ¿La formación ha sido efectiva?
4 ¿Se lograron los objetivos de la formación?
Métodos a utilizar:
4 Evaluaciones multinivel (reacciones, aprendizaje,
comportamientos, resultados organizacionales).
4 Métodos experimentales
4 Métodos no experimentales

8. Asegurarse de la transferencia 4 Apoyo del supervisor


de la formación 4 Clima organizacional
4 Cultura orientada al aprendizaje

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