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“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los

muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y


fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque
vendrá tiempo cuando no sufrirán (o no soportaran) la sana doctrina, sino que teniendo
comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y
apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. (2Tim 4:1-4)

Como podemos leer aquí, esto es un aviso a Timoteo: vendrá tiempo que algunos no
soportaran o no toleraran la sana doctrina y que rechazaran la Palabra de Dios; pero; ¿Por
qué habrá este rechazo a la Palabra? porque tendrán comezón de escuchar lo que sus oídos
quieren escuchar y se amontonaran maestros conforme a su propia concupiscencias,
maestros que hablaran lo que ellos quieren escuchar; no conforme a la Palabra de Dios, sino
conforme a sus propios corazones, conforme a sus propios deseos y apartaran de la verdad
el oído y se volverán a las fabulas o cuentos de hombre; pero; ¿Por qué se produce esto?
todo esto es producido por el rechazo a la sana doctrina, por el rechazo a la Palabra de Dios.

Tal como dice el Señor a través de Isaías hablándoles a aquellos que a lo malo
llaman bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; a los
que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo; a los que se creen sabios en su
propio entendimiento les dice: “como la lengua del fuego que consume el rastrojo, y la
llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como
polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del
Santo de Israel” (Is 5:18-24) dice el Señor: ¡hay de los hijos que se apartan, dice Jehová,
para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi Espíritu,
añadiendo pecado a su pecado! (Is 30:1) hay de los que nos apartamos del consejo de Dios,
desechando su Palabra, pero; ¿por qué desechan su Palabra?:

“Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley
de Jehová; que dicen a los videntes: No veas; y a los profetas: No nos profetices lo
recto, dinos cosas halagüeñas (halagadoras), profetizad mentiras; dejad el camino,
apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel. Por tanto, el
Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en
violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por tanto, os será este pecado
como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída
viene súbita y repentinamente. ||Y se quebrará como se quiebra un vaso de alfarero,
que sin misericordia lo hacen pedazos||; tanto, que entre los pedazos no se halla
tiesto para traer fuego del hogar, o para sacar agua del pozo.” (Is 30:9-14)

SIN MISERICORDIA

Sin misericordia dice el Señor de aquellos que han desechado su Palabra, de


aquellos que no quisieron oír su ley, de aquellos que quieren que los videntes no vean, y
que los profetas mientan para escuchar solo halagos para ellos y cuando escuchan la verdad
dicen que es mentira, no habrá piedad para ellos; pero a nosotros nos gusta más escuchar
que su misericordia es para siempre y que cada mañana el Señor renueva su misericordia y
sí; ciertamente lo es, el Señor es misericordioso, pero también es cierto que no tendrá
misericordia de aquellos que han desechado su Palabra, que han desechado su consejo, y
que su palabra la han tenido por vana, no tendrá misericordia de aquellos que han cerrado
sus oídos a la verdad; pero cuando se nos habla así acerca del carácter de Dios decimos en
nuestros corazones este no es nuestro dios, este no es el dios en el que yo creo; porque cada
uno de nosotros hemos creado a nuestro propio dios; siempre tratando de justificar nuestra
debilidad, creamos un dios que nos sirva de alcahuete en lo que nosotros somos débiles,
para nosotros poder seguir haciendo lo que queramos, al cabo tenemos a nuestro dios que
nos perdona todo; pero miren lo que el Señor dice:

“Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento


de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda
expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El
que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere
irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al
Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e
hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la
venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su
pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! (Heb 10:16-31)

Este es el Dios al que servimos, este es el Dios de la Biblia, un Dios Santo y Justo,
que pagara a cada uno conforme a sus obras, dejémonos de engañar a nosotros mismos; el
Señor no nos obligó a servirle fue nuestra decisión, el Señor no nos obligó a bautizarnos fue
nuestra decisión pero a nosotros nos ha acontecido lo que el Señor dice a través de
Jeremías:

“¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son
incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa
vergonzosa, no la aman. Por tanto, estoy lleno de la ira de Jehová, estoy cansado
de contenerme; la derramaré sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los
jóvenes igualmente; porque será preso tanto el marido como la mujer, tanto el viejo
como el muy anciano. Y sus casas serán traspasadas a otros, sus heredades y
también sus mujeres; porque extenderé mi mano sobre los moradores de la tierra,
dice Jehová. Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno
sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores. Y
curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz. ¿Se
han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han
avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por tanto, caerán entre los que caigan;
cuando los castigue caerán, dice Jehová.” (Jer 6:10-15)

Y sé que muchos al tratar de seguir auto justificando sus actos dirán esta palabra a
nosotros no nos pertenece, esta palabra no es para la iglesia, sé que muchos podrán pensar
esto, pero el Señor dice a través de Pablo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil
para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Toda la
Escritura dice el Señor no solo una parte, es inspirada por Dios y útil para: enseñar,
redargüir, corregir e instruir; y si tu sientes que esta Palabra te está redarguyendo es porque
el Señor quiere hacer algo contigo, es porque el Señor te está llamando para que corrijas tu
camino y comiences a seguirlo a Él.
Porque este es al Dios que servimos Santo y justo, que aborrece el pecado, la
injusticia y toda iniquidad; pero nosotros hemos cerrado nuestros oídos, porque creemos
que en aquel día cuando el Señor nos llame a entregar cuentas, él nos perdonara todo y nos
abrirá la puerta de su reino, hallamos sido como hallamos sido; pero no hermanos, él es
justo, y a cada uno de nosotros nos pagara conforme nuestros actos lo han pedido; acaso
¿podrás ocultar tus actos a Dios? ¿Podrás ocultar tus pensamientos? ¿Podrás ocultar tus
sentimientos? Él es Dios y como Dios conoce todo de cada uno de nosotros, nada quedara
oculto delante de sus ojos.

El Señor nos ha dicho como a su pueblo le dijo a través de Jeremías: “Envié a


vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, pera deciros: no
hagáis esta cosa que yo aborrezco. Pero no oyeron ni inclinaron su oído para convertirse
de su maldad…” (Jer 44:4-5); hermanos es necesario convertirnos de nuestro mal camino,
porque estamos dándole la espalda a Dios y le estamos dando la cara al mundo; tenemos
que dar media vuelta y darle la espalda al mundo y darle la cara a Dios.

MINISTROS INFIELES (Falsos pastores, falsos maestros, falsos profetas)

Debemos estar atentos a la voz de Dios, porque dice el Señor “Guardaos de los
falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son como
lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis…” (Mt 7:15-16) Estos: “Profesan conocer a
Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto
a toda buena obra” (Tito 1:16); y de estos también el Señor dijo a través de Judas en su
carta: “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían
sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la
gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo”.
(Jud 4) “Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con
vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los
vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; fieras ondas del
mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada
eternamente la oscuridad de las tinieblas” (Jud 12-13) “Estos son murmuradores,
querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas,
adulando a las personas para sacar provecho” (Jud 16), por esto el Señor nos exhorta que
contendamos, que luchemos ardientemente por la fe que fue una vez dada a los santos; y no
malbaratar el evangelio de Dios haciendo de la gracia de Dios un libertinaje, porque
ciertamente nuestras predicaciones lejos de convertir a las personas en cristianos las
convertimos en credulianos, convertimos el cristianismo en un credulismo barato; porque
a quien no le gusta escuchar: “solo basta creer para ser salvo” o “al que cree todo le es
posible” ¿a quién no le gusta escuchar esto? O ¿cuantos de nosotros no hemos dicho esto a
las personas tratando de convertirlas? ¿Así es como debemos predicar? ¿Es esto el
evangelio que el Señor nos mandó predicar? ¡No! esto no es el Evangelio, esto es
malbaratar el Evangelio, porque es necesario que se predique la justicia y la ira de Dios
sobre aquellos que rechacen su Palabra, por eso el pequeño evangelio que muchas veces
predicamos no tiene poder sobre las personas; porque eso no es el Evangelio.

LA MALA PREDICACION
Imagínense nosotros predicando a una persona, diciéndole “Dios lo ama y tiene un plan
maravilloso para su vida”; la persona pensaría “Dios me ama, también yo me amo que
hermoso y aparte Dios tiene un plan maravilloso para mi vida; entonces quiere decir que si
lo acepto mi vida va ser la mejor de las mejores”; pero esto no es lo que la Biblia enseña,
en cambio la Biblia enseña acerca de Moisés por ejemplo como Dios se le presenta: “Y
pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y
piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a
millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá
por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los
hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación”. (Ex 34:6-7) ¿Cuál fue la reacción
de Moisés? “Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró.” (Ex
34:8).

¿QUE DEBEMOS CONOCER PRIMERO? (A DIOS)

Es necesario primeramente que la persona y nosotros mismo conozcamos a Dios,


conocer su carácter, conocer su naturaleza, conocer que Dios no está ahí para obedecer
nuestras órdenes y que haga lo que nosotros queramos, saber que él está ahí para
ordenarnos lo que debemos hacer, que aborrece al pecado en el cual nosotros nos
deleitamos y que la ira de Dios está sobre nosotros si no nos arrepentimos de nuestro mal
camino y rechazamos su Palabra, esto es como debemos de presentar a Dios pero esto los
falsos maestros no lo predican, no lo enseñan, sino que ellos tuercen las escrituras par su
propia conveniencia, para que la persona escuche lo que quiere escuchar y no se produzca
en la persona un verdadero arrepentimiento, con tal de tener contenta a la persona.

ESTO ES EL EVANGELIO

Esto es el Evangelio: que nosotros estábamos perdidos destituidos de la gloria de


Dios muertos en nuestros pecados y en nuestros deseos carnales, perdidos en el mundo, sin
Dios, condenados a eterna perdición y al fuego eterno, bajo la ira de Dios, porque el pecado
en nosotros nos condenaba y nos ponía en enemistad contra Dios; pero el Señor hizo
aquella promesa cuando el hombre por haber obedecido a la voz de su mujer cayo del
principado del mundo dejando que el diablo se sentara sobre su principado y haciendo
esclavo de él, porque la biblia dice que uno se hace esclavo de quien obedece, éramos
esclavos del pecado; pero el Señor al maldecir la serpiente pronuncia aquella primera
promesa de salvación “pondré enemistad en ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente
tuya; esta te herirá en la cabeza y tú le herirás en el calcañar” (Gn 3:15), esta promesa se
le ratifica a Abraham “en tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra” y
posteriormente a Judá “no será quitado el cetro de Judá ni el legislador de entre sus pies,
hasta que venga el Siloh y todos los pueblos se congregaran a Él” (Gn 49:10) Siloh es el
descanso, es el reposo, Siloh es aquel que dijo “todos los que estén trabajados y cansados,
vengan a mí que yo los hare descansar” y aquí estamos congregados a él; por esto Pablo
dijo predicando a los antioqueños de Pisidia “nosotros también os anunciamos el evangelio
de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos,
a nosotros, resucitando a Jesús… Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de
él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no
pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree” (Hch 13:32), el
evangelio es lo que se debe predicar, creer y obedecer; el evangelio es que Dios hizo
promesas de salvación a su pueblo y ya las cumplió; el evangelio es una oferta, una dadiva,
un regalo, el evangelio es el mensaje de salvación.

PREDICAR LO PRIMERO ANTES QUE LO SEGUNDO

Pero no se debe predicar lo segundo antes que lo primero, nosotros predicamos los
efectos antes que la causa; se debe predicar la causa; porque es verdad ciertamente en
Cristo tenemos una vida maravillosa, pero esta no se ocasiona sin antes conocer nuestra
enfermedad, nuestra condición, nuestra naturaleza y nos ponen cara a cara con el Dios
santo y justo que nos pagara conforme a nuestras obras; por esto en el día de pentecostés lo
que arranco la pregunta ¿Qué haremos? de aquellos que estaban escuchando a Pedro no
fue el estruendo, no fueron las lenguas, eso lo que trajo fue confusión, es más Pedro ni
siquiera les hablo de los milagros que el Señor hizo, porque los milagros fueron por señal al
pueblo de Israel para que lo reconocieran; lo que arranco la pregunta fue el mensaje; lo que
ocasionó que su corazón se compungiera fue el reconocer que nosotros crucificamos al
Señor por nuestro pecado, por nuestros pecados él se entregó a sí mismo; eso es lo que
arranca la pregunta, reconocer esto, y esto es lo que produce la fe.

LA FE

Porque la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios; es necesario obedecer a
la fe, por eso Pablo dice: “Gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis
obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados” (Rm 6:17)
la doctrina es lo que el esqueleto es al cuerpo, la doctrina es la que forma al cristiano, la que
le da figura, lo que nos moldea nuestra personalidad como cristianos. Por esto es necesario
escuchar el llamado de Dios; que nuestros oídos estén atentos como se dice de Abraham
“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir
como herencia; y salió sin saber a dónde iba” (Heb 11:8) cuando el Señor envía su Palabra
solo hacemos una de dos cosas; aceptamos su Palabra obedeciéndola o rechazamos su
Palabra desobedeciéndola; “Abraham creyó a Dios” fe es creerle a Dios, no creer en
Dios; en Dios cree todo el mundo y pocos son los que le creen a Él, por esto la fe viene por
el oír, el oír la Palabra de Dios; porque la Palabra de Dios es la que abre el oído; porque
por el oído entra la vida; Juan 5:24 dice: “De cierto, de cierto os digo: el que oye mi
palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha
pasado de muerte a vida.” Por el oído entra la vida, continua en el 25: “De cierto, de cierto
os digo: viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los
que la oyeren vivirán.” Los que oyeren dice el Señor: VIVIRAN; la Palabra de Dios nos da
vida, nos saca de condenación.

LA EXISTENCIA Y LA VIDA

Porque una cosa es la existencia y otra es la vida, el hombre natural solo existe, pero
la vida la da el Señor “Él nos dio vida cuando estábamos muertos en nuestros delitos y
pecados”; pero es necesario que nos preguntemos si nosotros estamos ¿vivos o muertos?
Por naturaleza espiritualmente todos estamos muertos como el Señor lo dice en la
parábola del hijo prodigo “este es mi hijo, estaba muerto y ha revivido”; Pablo también lo
declara “la que se entrega a los placeres viviendo está muerta”, como podemos ver se nos
va aclarando cuales son las personas que están muertas, aquellas que están en su delitos y
pecados, aquellos que están alejados de la voluntad de Dios y aquellos que se entregan a los
placeres de la carne; ¿estamos muertos? Preguntémonos, escudriñémonos; si les dijera están
muertos ¿lo aceptarían? Es una idea que no podemos aceptar, es algo terrible, diríamos
algunos “quizás no sea un buen siervo de Dios pero ¿muerto yo? Claro que no; quizás no le
pongo tantas ganas a cumplir la voluntad de Dios pero ¿muerto?, no lo aceptamos, porque
nos negamos a aceptar la verdad. Pero nos guste o no, eso no importa, porque lo importante
es lo que el Señor dice, no lo que nosotros decimos o pensamos.

DOS TIPOS DE PERSONAS

Solo hay dos tipos de personas los vivos y los muertos, y toda persona que no
obedece al Evangelio, que no obedece a la voz de Dios, toda persona que rechaza su
Palabra es una persona muerta; porque no ha escuchado a Dios, día a día va caminando por
el camino ancho que lleva a la destrucción sin resistirse. Esto sucede “cuando el corazón
del hombre esta petrificado, cuando sus manos buscan continuamente dañar, cuando sus
pies andan en camino de maldad, cuando su boca la usan para blasfemar, y su mente para
concebir los peores deseos, cuando sus oídos son sordos a la voz de Dios, cuando sus ojos
buscan la lascivia, realmente podríamos afirmar que la condición en la que esta este tipo de
personas es: MUERTA.

Quizás esto no nos gusta tanto; podemos cerrar nuestros oídos a esto, pero la verdad
de Dios debe ser proclamada. Mientras tú no ames al Señor tu Dios con todo tu corazón, y
con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas; y claro amarlo como debes
amarlo guardando sus mandamientos no solo declarándolo; mientras tu no ames a Dios de
esta manera tu estas MUERTO, tu no vives; porque solo vive aquel que para Dios
vive.

CUANDO LOS PECADOS NO SE SIENTEN…

Esta es pues la explicación de la condición humana: cuando los pecados no se sienten,


cuando las predicaciones no se escuchan, cuando no se renuncia al mundo, cuando se sigue
la voluntad propia, cuando no se sigue el consejo de Dios, cuando rechazamos su Palabra,
es porque estamos muertos, por eso no escuchamos, por eso no sentimos, por eso no
proclamamos la verdad de Dios, porque los muertos no escuchan, los muertos no sienten,
los muertos no hablan. Somos como los huesos del valle en la visión de Ezequiel: “La
mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de
un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y
he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y
me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. Me dijo
entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová.” (Ez
37:1-4) esto es lo que debemos hacer oíd palabra de Jehová; escuchar la Palabra de Dios
y atenderla, ponerla por obra para poder vivir.
Pongámonos a prueba nosotros mismos ¿estamos vivos o muertos? Dura es la
Palabra, pero uno no está aquí para entretener, ni para contar historias bonitas, ni halagar a
cada uno de ustedes para tenerlos contentos, el Señor no me llamo hacer eso, esto hermanos
es cuestión de vida o muerte, esto no es un juego.

EL ACTO MÁS IMPORTANTE

Pasar de muerte a vida es el acto más importante, no se trata de una reparación, ni


tampoco de una limpieza o purificación, ni una pintadita en la carrocería, ni parchar una
llanta ponchada, ni dar la vuelta a una página y comenzar de nuevo. Se trata de una nueva
naturaleza, ser un nuevo ser, una nueva manera de pensar, no necesitamos enfocarnos en
tener un exterior nuevo, lo que necesitamos es tener un corazón nuevo. Necesitamos un
acto tan grande como lo es la resurrección de entre los muertos; debemos ser transformados
en nuevas criaturas, debemos volver a nacer, nacer de nuevo no de una simiente
corruptible, sino de una simiente incorruptible por la Palabra de Dios.

El nacimiento carnal es necesario para la existencia del cuerpo, como el nuevo


nacimiento es necesario para la vida eterna. Es verdad que al mundo no le gusta escuchar
que debe nacer de nuevo porque se requiere que nosotros muramos al pecado y a nosotros
mismos “Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de
Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.” (2Cor
4:11), “por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que
murió y resucitó por ellos” (2Cor 5:15), pero esto nos remuerde la conciencia, porque
aparece delante de nosotros una puerta angosta por la que todavía no estamos dispuestos a
encogernos para poder pasar, una puerta que quisiéramos agrandar para poder pasar como
nosotros somos, por esto es necesario debemos nacer de nuevo, porque todos nacemos
muertos y necesitamos que Dios nos vivifique.

Quitémonos el disfraz de cristianito y busquemos dentro nuestra naturaleza


pecaminosa que requiere una transformación; como la superficie de la tierra dependiendo
en donde estemos puede variar mucho; es muy diferente en muchos lugares según el clima
de la región, pero en su centro es igual en todo lugar; así sucede con el corazón del hombre,
sus tradiciones, costumbres o creencias y hasta el color de piel puede variar, pero el hombre
interior siempre es el mismo, tanto uno como creyente que como pagano, nuestros
corazones son iguales todos de piedra, ocupamos un nuevo corazón. Todos por naturaleza
estamos muertos y ocupamos vida, todos necesitamos nacer de nuevo, porque no hay
salvación sin un nuevo nacimiento “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de
verdad, para que seamos primicias de sus criaturas” (Stg 1:18).

Podemos ver la diferencia insalvable que separa al que se pone el disfraz de cristiano y al
cristiano de hecho y de verdad. La diferencia no es que uno sea más bueno que el otro o que
uno sea más malo que el otro, la diferencia es entre un estado de vida y un estado de
muerte.

Por esto hermano es necesario estar atentos a la voz de Dios, porque el Señor dice: “De
cierto, de cierto os digo: viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del
Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.”, porque el nuevo nacimiento es producido por la
voluntad de Dios a través de su Palabra “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra
de verdad…” (Stg 1:18); “ Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” (1Ped 1:23),
pero a la gente no le gusta que se predique sana doctrina, porque todos nos decimos
cristiano hijos de Dios, pero para ser hijos de Dios se tiene que nacer de nuevo.

Cuando recibimos el Espíritu Santo no es que estemos naciendo de nuevo, sino que es el
testimonio de Dios para decirnos: este es mi hijo; cuando Jesús fue bautizado y vino sobre
él el Espíritu Santo como en forma de paloma, la voz que vino del cielo dijo “este es mi
hijo amado”; así aquí y ahora cuando una persona recibe el Espíritu Santo, no significa que
está naciendo de nuevo sino que Dios está testificando que esa persona es su hijo, por eso el
Señor dice “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y
haremos morada con él.” Pero miren que no hace morada con cualquiera, el Señor dice que
hará morada con aquel que lo ama y el que lo ama su palabra guardara y con este se ara
morada, no con cualquiera hay que ver el orden.

Jesús se reservó la doctrina del nuevo nacimiento para dársela a un maestro de la ley,
podemos notar que Jesús no le hablo del nuevo nacimiento a María Magdalena, ni a la
Samaritana, ni a Zaqueo, ni al ladrón de la cruz; porque estos eran grandes pecadores, y los
grandes pecadores sabemos que estamos perdidos; pero la gente religiosa creemos que por
lo que hacemos o dejamos de hacer estamos bien delante de Dios, entonces por esto Jesús
le declara esta enseñanza a Nicodemo un maestros de la ley; el reconocía al Señor como
maestro, pero él se sentía que porque sabía mucho de la ley estaba bien parado delante de
Dios; pero Jesús le dice si no naces de nuevo no podrás ver el reino de Dios; pero
Nicodemo no entendió y el señor se lo repitió: sino nacieres del agua y del Espíritu no
podrás ver el reino de Dios, pero el sitio sin entender y el Señor le reclama: siendo tu
maestro de Israel ¿no sabes esto?; esto él lo debía de saber ya pero no lo entendía; y es que
esto en los profetas ya se había dicho Ezequiel 36:25-27 “Esparciré sobre vosotros agua
limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os
limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de
vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de
vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los
pongáis por obra.” Esta agua es su Palabra “Porque como desciende de los cielos la lluvia
y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da
semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no
volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que
la envié.” (Is 55:10-11), y el Señor dice que por la iglesia se entregó a sí mismo para: para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra.

La Palabra de Dios es la simiente de Dios, la palabra es la que nos engendra, porque la


Palabra es la que se nos implanta “desechando toda inmundicia y abundancia de malicia,
recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”,
¿Cómo sabe una mujer que ha sido embarazada? Una mujer no sabe cuándo fue
embarazada en el momento exacto, sino que poco a poco comienza a sospechar, empieza a
tener síntomas, se le va la regla, tiene nauseas, mareos, y entonces se da cuenta que ha sido
embarazada y durante un proceso de engendramiento espera al hijo por nueve meses; así el
hombre cuando engendrado por la Palabra empieza a tener síntomas, porque los
pensamientos y los sentimientos cambian; y por esto los hechos cambian, porque los
hechos son fruto de los pensamientos y sentimientos, eso es lo que nos dice que estamos
por nacer; y cuando usted es nacido de nuevo, es cuando usted viene a sepultar el viejo
hombre en el bautismo; Romanos 6 dice: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido
bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados
juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los
muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si
fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos
en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado
juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos
más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con
Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado
de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto
murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive. Así también
vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor
nuestro”; así pues el nacimiento del agua es el nacimiento de la Palabra, porque uno nace
de lo que es engendrado; no nacemos del bautismo; porque el bautismo es la sepultura del
viejo hombre; la palabra de Dios es la simiente de Dios y la Palabra es la que engendra y
uno nace de ella.

Por esto hermanos es necesario estar con nuestros oídos prestos a la voz de Dios; si tú no
sabes escuchar te vas en ayunas, porque el pan de Dios se come por el oído y la queja de
Dios contra Israel siempre fue que su pueblo no lo escucho “si me hubiera oído mi pueblo,
si en mis caminos hubiera Israel andado”, la fe es la obediencia a Dios, es escuchar su
llamado y obedecerlo, la fe (esta obediencia) a su Palabra es el medio por el cual recibimos
la gracia que nos salva de nuestra condenación “somos salvos por gracia, por medio de la
fe”; este es una camino hermanos que se debe obedecer desde el principio hasta el fin; por
eso a las siete iglesias del apocalipsis el Señor les dice “conozco tus obras”, a cada una se
lo dice, ¿Por qué? Porque el Señor ciertamente escucha lo que nosotros le decimos, pero lo
que el escucha que le decimos no lo escucha solo de nuestra boca sino que nuestros actos
son los que hablan verdaderamente por nosotros.

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