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1.

Cuando se confirma el embarazo ese que no queremos, que no esperamos, que no deseamos el mundo se nos viene
abajo. Los métodos anticonceptivos fallan, ninguno es completamente seguro. Pero hay otras razones por las cuales
las mujeres enfrentamos embarazos que no queremos continuar: a veces no tenemos acceso a anticonceptivos, o
nuestra pareja -violenta- nos esconde las pastillas. Esto pasa, no es mito.
Un embarazo también puede ser inconveniente cuando tenemos una situación económica precaria y tenemos hijos y no
podemos hacernos cargo de uno más o el feto tiene una malformación incompatible con la vida. (…)

Cuando una mujer enfrenta un embarazo que no desea, lo que más quiere es interrumpirlo.

2.Como periodista escuche a madres desesperadas porque algún juez ilegalmente le negaba el aborto a su hija que
tenía discapacidad mental y había quedado embarazada por un abuso sexual. (…)
Como periodista denuncié los fundamentalismos religiosos metidos en la salud pública, que negaban abortos
terapéuticos y dejaban morir a chicas como Ana María Acevedo, con un cáncer de mandíbula, 19 años y tres hijos.

Escribí sobre mujeres, adolescentes o madres de proles, muertas como consecuencia de abortos inseguros. Como Maria
Campos, de 37 años, fallecida en el Hospital Regional de Santiago del Estero.

A veces ni llegue a conocer sus nombres. Conté sobre esas muertes anónimas que alimentan la vergonzante tasa de
mortalidad de mujeres por gestación en Argentina.

3Siempre han accedido a un aborto seguro, clandestino pero seguro, aquellas que han podido juntar el dinero y la
información necesaria para tener una interrupción de embarazo en condiciones seguras. Las que se mueren, claro, son
las más vulnerables.

4.Ninguna mujer va alegremente a abortar aunque en ese momento lo que más quiera sea eso. El aborto es el último
recurso. Es esa práctica médica por la que no quisiéramos pasar nunca pero que nos puede salvar la vida cuando se
pintan las dos rayitas rosa del test de embarazo.

5.Desde la primera menstruación vivimos con el temor al embarazo no deseado. Cuando somos niñas todavía
crecemos con temor a la violación, de ese tipo extraño que nos puede agarrar en una calle oscura.
Cuando disfrutamos del sexo consensuado el temor persiste porque sabemos que el preservativo se puede romper y
salir y quedar adentro. Le pasa a una amiga, a una amiga de una amiga y un día nos pasa a nosotras. Es un miedo que
un varón no puede llegar a imaginar.

6.Lo que está en juego son nuestras vidas, la de las mujeres. (…)
Hoy no puedo dejar de pensar en las 3030 mujeres que desde la recuperación de la democracia murieron por abortos
inseguros. Todas muertes evitables.

7.Cada día 135 mujeres se internan en los hospitales públicos por problemas relacionados con una interrupción
voluntaria del embarazo. Dos de cada diez tienen 19 años o menos.
No se trata de un Boca-River ni de aborto sí o aborto no. El aborto ya existe: son alrededor de 450 mil mujeres las que
recurren a esta práctica cada año. La criminalización no las persuade de no abortar. Lo único que logra es poner en
riesgo sus vidas y su salud.

8.Es imprescindible que se garanticen la educación sexual integral y la entrega de anticonceptivos para evitar los
embarazos que no buscamos ni queremos. Y que el Estado nos ampare cuando en la desesperación decidimos
abortar.
9.Ninguna ley obligará a las que no quieren a interrumpir el embarazo. No habrá más abortos. Las políticas públicas en
salud reproductiva permiten bajar las tasas de aborto.10.

¿Qué pretenden los que se pronuncian en contra? No van a poder tapar el sol con las manos. El aborto seguirá existiendo y sin
despenalización y legalización seguirá matando. ¿Es tan difícil entenderlo?

Diputadas y diputados, tienen la oportunidad histórica de saldar esta deuda con las mujeres. Sin aborto legal no hay Ni Una Menos.

la penalización del aborto no disuade a las mujeres


1
El altísimo número de abortos muestra el poco o nulo efecto disuasorio que tiene la penalización en la decisión de las mujeres. Al
mismo tiempo, si lo que se busca es proteger al embrión, la penalización no es un medio efectivo. Su protección puede lograrse
mediante políticas públicas que sean, a la vez, consistentes con los derechos de las mujeres.

La penalización solo hace que:


*los abortos sean clandestinos

*se practiquen en forma insegura

*aumente la mortalidad de las mujeres pobres y jóvenes

En marzo de este año, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU dijo que “Todos los individuos y grupos,
incluyendo jóvenes y adolescentes, tienen derecho a información basada en la evidencia sobre todos los aspectos de la salud sexual
y reproductiva, incluyendo salud materna…aborto seguro y atención posaborto…”. La desinformación y las restricciones en el acceso
a la información sobre salud sexual y reproductiva son una violación a los derechos humanos.

afecta, restringe y viola derechos humanos fundamentales de niñas, adolescentes y mujeres


2
La falta de acceso de las mujeres en situaciones de embarazo no deseado a servicios de salud en condiciones de igualdad, dignidad
y seguridad es discriminatoria porque afecta únicamente a las mujeres. Va a contramano de los artículos 1 y 12 de la Convención
sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW).

La falta de garantía del Estado para el ejercicio en igualdad de condiciones de los derechos reproductivos viola los derechos de las
mujeres a la vida, a la salud, a la integridad física, psíquica y moral, a la autonomía, intimidad, dignidad y a estar libre de tratos
crueles, inhumanos y degradantes. Según el Relator Especial sobre el Derecho a la Salud de la ONU Anand Grover “la promulgación
o el mantenimiento de leyes que penalicen el aborto puede constituir una violación de la obligación de los Estados de respetar,
proteger y hacer efectivo el derecho a la salud”.

las induce a recurrir a métodos de aborto inseguros y riesgosos para su vida y su salud
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En los países cuya legislación permite el aborto con un modelo de indicaciones amplias, las complicaciones derivadas de un aborto
inseguro son menores que en los lugares donde el aborto legal está más restringido, tal como afirma la Organización Mundial de la
Salud.

En la Argentina, según cifras de la CEPAL, se estima que se realizan un promedio de entre 486.000 y 522.000 abortos clandestinos
al año (lo que equivale a más de un aborto por cada dos nacimientos) y cada año el sistema de salud registra más de 50.000
internaciones en hospitales públicos de todo el país a causa de abortos inseguros. Desde hace dos décadas el aborto ocupa el tercer
lugar entre los egresos hospitalarios por causas relacionadas con el embarazo, parto y puerperio a nivel nacional.

aumenta las muertes y la pérdida de la salud de las mujeres por abortos inseguros
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En la Argentina el aborto inseguro es un grave problema de salud pública, que implica serios riesgos para la salud y la vida de miles
de mujeres. En los últimos treinta años, las complicaciones derivadas de abortos practicados en condiciones de riesgo son la primera
causa de mortalidad materna y representan un tercio del total de esas muertes. Las estadísticas del quinquenio 2007-2011 muestran
que 23% de las muertes derivaron de abortos inseguros. En la actualidad, el aborto continúa siendo la principal causa de mortalidad
materna en más de la mitad de las provincias del país.

tos legales
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Una gran cantidad de mujeres que tienen derecho a un aborto legal y seguro no puede acceder a él por el estigma alrededor de la
práctica.

Los estereotipos alrededor de la maternidad y la construcción social alrededor del aborto derivan en discriminación hacia las mujeres
que deciden sobre su capacidad reproductiva. A más de dos años del fallo “F.,A.L.” se reiteran los casos en los que se dificulta o
impide el acceso al aborto no punible por intervenciones ilegales de operadores judiciales, abogados y efectores sanitarios, y
empujan a las mujeres a la clandestinidad.

Algunos de los obstáculos que se les presentan son: mala fe de algunos profesionales y funcionarios, desconocimiento del derecho
vigente, falta de información jurídica de los profesionales de la salud que temen una sanción penal, abuso de la objeción de
conciencia con tolerancia estatal, comentarios reprobatorios del personal de salud, violencia institucional contra las mujeres en
estas situaciones.
la falta de acceso a abortos seguros cuando está en riesgo la vida o la salud produce muertes por causas indirectas
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Las últimas estadísticas oficiales de 2013, muestran que 245 mujeres murieron por causas relacionadas con el embarazo. El 25% de
ellas fue por causas obstétricas indirectas –mujeres que fallecieron por un problema de salud que se agravó como consecuencia del
embarazo, parto o puerperio–. La muerte de muchas de estas mujeres era evitable con políticas de consejería integral en
anticoncepción –que ayudan a prevenir embarazos riesgosos– y con asesoramiento –una vez embarazadas– sobre los riesgos de
llevar adelante la gestación y su derecho a interrumpir el embarazo en condiciones legales y seguras.

la penalización del aborto tiene un impacto diferenciado en las mujeres pobres y jóvenes
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Las mujeres de nivel socioeconómico medio y alto acceden a una atención sanitaria adecuada y segura y, en general, no sufren
complicaciones postaborto. Las de bajos recursos, en muchos casos adolescentes, se ven obligadas a exponerse a intervenciones en
la clandestinidad y en condiciones sanitarias precarias.

Los índices más altos de mortalidad de mujeres causada por abortos se registran en las regiones del Noreste y el Noroeste de nuestro
país: regiones con elevados porcentajes de pobreza. Por otra parte se estima que del universo de abortos realizados en hospitales
públicos, alrededor del 15% corresponden a adolescentes y niñas menores de 20 años, y un 50% a mujeres de entre 20 y 29 años.

las expone a ser víctimas de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes y de violencia institucional
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Las mujeres que solicitan un aborto no punible son víctimas de juicios reprobatorios y maltrato institucional: se les niega la práctica
y las dejan libradas a su suerte, intentan convencerlas de que desista, sufren intervenciones ilegales de operadores de la justicia y
abogados que intentan impedir que aborten.

Estas situaciones son formas de tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes, tal como lo estableció el Comité de Derechos
Humanos en el caso L.M.R. contra la Argentina.

La CSJN en el caso “F.,A.L.” consideró que los “procesos burocráticos dilatorios de la interrupción legal del embarazo (…) puede ser
considerada, en sí misma, un acto de violencia institucional en los términos de los artículos 3º y 6º de la ley 26.485 que establece el
Régimen de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen
sus relaciones interpersonales”.

valida un mercado millonario y clandestino que lucra con la autonomía de las mujeres
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En los países que tienen una legislación restrictiva de acceso al aborto, el mercado moviliza cifras multimillonarias por abortos
clandestinos –a través de los abortos quirúrgicos y la comercialización de pastillas de misoprostol o mifepristona–. Es decir que la
penalización del aborto valida un mercado no regulado y clandestino que lucra con la vida, la salud y la autonomía de las mujeres.

El misoprostol fue declarado “medicamento esencial” por la OMS. Es indispensable que la provisión de un medicamento de ese tipo
no quede librada a las reglas del mercado.

la penalización del aborto va en contra de una sociedad igualitaria


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En términos de política criminal, la penalización del aborto es ineficaz para proteger la vida del feto. La persecución penal a las
mujeres es una forma de estigmatización escrita dentro del Código Penal.

Además de reforzar estereotipos sobre la crianza y cuidado de los y las niñas, negar a las mujeres la decisión sobre si tener o no hijos
y el control sobre cuándo ser madre, agrava las desigualdades de género en la vida educativa, cultural, económica y política.
Mantener la penalización del aborto es contrario a la construcción de sociedades igualitarias. Un primer paso para la igualdad de
género es que las mujeres tengan control sobre su capacidad reproductiva, que incluye acceso a la anticoncepción y al aborto seguro.
La soberanía de las mujeres sobre sus cuerpos es clave para lograr la igualdad.

LEGALIZACION DE LAS DROGAS

1. La legalización pondría fin a la parte exageradamente lucrativa del negocio del narcotráfico, al traer a la
superficie el mercado negro existente.
2. La legalización reduciría dramáticamente el precio de las drogas, al acabar con los altísimos costos de
producción e intermediación que implica la prohibición. Esto significa que mucha gente que posee adicción a
estas sustancias no tendrá que robar o prostituirse con el fin de costear el actual precio inflado de dichas
substancias.
3. Legalizar las drogas haría que la fabricación de dichas sustancias se encuentre dentro del alcance de las
regulaciones propias de un mercado legal. Bajo la prohibición, no existen controles de calidad ni venta de dosis
estandarizadas.
4. El narcotráfico ha extendido sus tentáculos en la vida política de los países. La legalización acabaría con esta
nefasta alianza del narcotráfico y el poder político.
5. Legalizar las drogas acabaría con un foco importante de corrupción, la cual aumenta en todos los niveles del
gobierno debido a que una substancial parte de toda clase de autoridades han sido comprados, sobornados o
extorsionados por narcotraficantes, creando un gran ambiente de desconfianza por parte de la población hacia
el sector público en general.
6. Los gobiernos dejarían de malgastar miles de millones de dólares en el combate de las drogas, recursos que
serían destinados a combatir a los verdaderos criminales: los que le violan los derechos a los demás (asesinos,
estafadores, violadores, ladrones).
7. Con la legalización se acaba el pretexto del Estado de socavar nuestras libertades civiles con el fin de llevar a
cabo esta guerra contra las drogas. Intervenciones telefónicas, allanamientos, registro de expedientes, censura
y control de armas son actos que atentan contra nuestra libertad y autonomía como individuos.
8. Legalizar las drogas desactivará la bomba de tiempo en la que se ha convertido Latinoamérica, especialmente
en los países andinos, Centroamérica y México. Esto ha llevado a una intervención creciente por parte de
Estados Unidos, país que desde hace más de una década ha venido fortaleciendo su presencia militar en la
región de una manera nunca vista desde el fin de la Guerra Fría.
9. En una sociedad en donde las drogas son legales, el número de víctimas inocentes producto del consumo y la
venta de estupefacientes se vería reducido substancialmente. Gran cantidad de personas que nunca han
consumido estas sustancias o que no están relacionadas con la actividad se ven perjudicadas o incluso pierden
la vida debido a las “externalidades” de la guerra contra las drogas: violencia urbana, abusos policiales,
confiscación de propiedades, allanamientos equivocados, entre muchos otros.
10. La legalización conducirá a que la sociedad aprenda a convivir con las drogas, tal y como lo ha hecho con
otras sustancias como el alcohol y el tabaco. El proceso de aprendizaje social es sumamente valioso para
poder disminuir e internalizar los efectos negativos que se derivan del consumo y abuso de ciertas sustancias.

a guerra contra las drogas es financieramente insostenible.

Este marcador cuantifica el gasto en la guerra contra las drogas en EEUU lo que va de año; en concreto más de 40.000
millones de dólares anuales. No hay que olvidar que todos estos onerosos gastos los soporta el contribuyente mediante
impuestos.

2.- Dejaría los tribunales poder encargarse de los verdaderos delitos.

Me refiero a verdaderas injerencias contra la libertad y propiedad de terceros como robos, fraudes, o agresiones físicas
ya que el acto de consumir drogas no atenta contra libertad o propiedad ajena. Nos solemos quejar de lo colapsada que
está la justicia. No contribuyamos a ello juzgando crímenes donde no los hay.

3.- Se protegerían otras libertades civiles

En la llamada guerra contra las drogas, múltiples libertades civiles saltan por los aires en el camino. Registros, invasión
de la privacidad, censuras y otras prohibiciones asociadas parecen casi inevitables en una contienda inacabable.
Legalizar las drogas parece parte ineludible de la restauración de muchas libertades civiles agredidas.

4.- Las drogas serían más seguras

Se ha llegado a considerar que la abrumadora mayoría de muertes por el consumo de drogas se debe a la falta de dosis
estandarizadas, algo que naturalmente haría un mercado abierto.

5.- Se contendría la extensión de enfermedades como el VIH

Como D. R. Blackmon afirma en su obra “Moral Deaths”, la prohibición de las drogas ha contribuido a la extensión del
VIH entre los usuarios de drogas de administración intravenosa. Otras enfermedades como la hepatitis también aumentan
como consecuencia de estas drogas fuera de cualquier control del mercado legal. Al estar prohibidas las drogas, se ha
limitado la venta de agujas esterilizadas. Legalizando las drogas, serían éstas más seguras y se permitirían libremente
la compraventa de utensilios higiénicos. La legalización de drogas en 2000 en Portugal ha llevado a reducirse el contagio
por VIH entre usuarios de drogas en este país a prácticamente el mínimo europeo.

6.- Se erosionaría el crimen organizado

Cuando un bien se declara ilegal, ¿quién se encarga típicamente de distribuirlo y ofrecerlo? Como debería ser obvio,
pues aquéllos expertos en saltarse la ley. Los precios además de los bienes o productos prohibidos suben
vertiginosamente, en parte por los elevados costes de operar al margen de la ley. Así pues, con la prohibición atraemos
a los expertos en saltarse la ley con el atractivo extra de pingües beneficios. Legalizando las drogas, cualquier persona
respetuosa de la ley y el orden podría concurrir al mercado abierto de estos bienes y productos. Como decía Friedman,
la ilegalización estimula la cartelización del mercado de drogas puesto que no está sometido a una libre competencia.

7.- Se reduciría la corrupción policial

La ilegalización de las drogas genera precios desorbitados, que se traducen en muy elevados beneficios. Beneficios que
la ley, a través de la prohibición, considera ilegales. La corrupción policial se ve seriamente agravada en el actual
escenario prohibicionista, y con ello la propia policía encuentra un obstáculo a combatir más eficazmente unos bienes
que de por sí son imposibles de eliminar.

8.- Muchos países serían más seguros

Hay regiones y países como Colombia, Nicaragua u otras donde la prohibición de las drogas ha hecho estragos hasta el
punto de cobrarse muchas vidas por parte de organizaciones terroristas. La legalización de las drogas dejaría de
alimentar esas mafias y grupos armados terroristas.

9.- Se reduciría su consumo

Aunque al principio podría parecer extraño, el efecto de atractivo que crea la prohibición concuerda con la realidad. Por
ejemplo, de acuerdo a un estudio sobre adicción a las drogas en Europa de 2009, los holandeses están entre los que
menos tasas tienen de consumo de cannabis a pesar de estar legalizado en su país.

10.- No se puede prohibir la naturaleza

Prohibir sustancias que existen en la naturaleza es ridículo en tanto que no van a dejar de existir. El único modo de saber
convivir con estas sustancias es legalizarlas, del mismo modo que el alcohol podría verse como perjudicial para la salud
pero su prohibición sólo lleva (y ha llevado) a todas las consecuencias mencionadas. Igual que sabemos convivir con el
alcohol, debemos saber convivir con cualquier otra sustancia.

Nadie niega lo perjudicial que pueden ser las drogas. La cuestión es reconocer que todo lo probablemente malo en ellas
pasa a ser ciertamente peor con su prohibición.

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