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LIBROS

“La identidad de Fulcanelli” de Javier Corzo


Sánchez
Javier Corzo Sánchez (Sevilla, 1948) es un ingeniero químico con amplia experiencia en el
sector industrial y una gran pasión por descifrar misterios históricos vinculados al
esoterismo. Algo debe tener la antigua química técnica que atrae a tantos interesados por
el hermetismo durante la edad contemporánea, como me ocurre a mí mismo. Habría que
recordar que también han sido ingenieros químicos René Adolphe Schwaller de Lubicz,
Jacques Bergier, Henri Coton-Alvart, José Gifreda, Armand Barbault o Patrick Burensteinas
entre otros; estudiosos de perfil técnico a los que se sumarían otros como José Antonio
Puche Rialt, ingeniero de caminos, o Bernard Roger, arquitecto. No se trata pues de una
casualidad, sino de una consecuencia lógica de personas con un amplio conocimiento de
la ciencia y mucha curiosidad por los entresijos de la materia, que ha sido una constante
en la historia como lo demuestran científicos que buscaron la Piedra como Pierre Curie,
Blaise Pascal, Isaac Newton o Tycho Brahe.
Javier Corzo ya nos había sorprendido con sus pesquisas sobre la firma de Colón (2010) y
sobre la estrecha relación entre los orígenes de la masonería y Miguel de Mañara (2014),
figura de gran importancia en la Sevilla del siglo XVII; estudios que abordaremos en
futuras entradas en este mismo blog. Al igual que en sus libros precedentes, La identidad de
Fulcanelli se desarrolla de una manera no condicionada por todo lo que el asunto ya ha
suscitado en otros estudios, a los que menciona como aportadores de datos que van a
nutrir un amplio abanico de posibilidades sobre las que construir una solución lógica. De
esta forma, Corzo comienza por dibujar un retrato robot del alquimista, una persona de la
alta sociedad que vive en una época convulsa, alguien muy culto y formado que parece
necesitar que alguien rescriba su propia obra, un personaje oscuro que debe ocultar su
nombre al gran público por algún tipo de impedimento y que debió frecuentar la costa
azul, Sevilla, París y zonas muy exclusivas en la época, como son los palacios de la nobleza
europea. De la conjunción de estos datos con lo que destila la bibliografía sobre Dujols,
Champagne y Canseliet, Corzo pretende desenmascarar a su Fulcanelli tras la figura de
Carlos de Borbón y Borbón, infante de España originario de la ciudad tirolesa (austríaca en
su época, en la actualidad italiana) de Bolzano, elVolcaeno latino, por lo que Volcaenelli
significaría el pequeño Bolzano, de ahí su seudónimo.

Carlos de Borbón en 1900


Corzo da explicación con esta identidad a diferentes aspectos que siempre han resultado
desconcertantes, como el papel de Canseliet. Para Javier Corzo Canseliet es el encargado
de reescribir a un francés correcto el texto original de Carlos de Borbón. Esta tarea habría
sido originariamente encargada a Pierre Dujols de Valois, pero su enfermedad se lo
impediría y delegaría la encomienda en el joven Canseliet, asiduo a las tertulias esotéricas
del grupo pero desconocedor de la identidad real de Fulcanelli en aquel entonces. La
relación de Dujols con Carlos se justificaría por el contacto que mantendrían los hermanos
Valois con la familia Orleans para que reconocieran su herencia nobiliaria. Carlos estaba
casado en segundas nupcias con Luisa de Orleans, hija del conde de París y hermana del
duque de Montpensier, que vivía entre Villamanrique de la Condesa y Sevilla. A Canseliet y
Champagne los habría conocido a través de Dujols durante sus estancias veraniegas en
Cannes, cerca de Marsella.
Carlos de Borbón en 1905
Según esta teoría, quedaría justificada la costosa primera edición de lujo de los libros así
como la desaparición de Fulcanelli de la vida de Canseliet durante los convulsos años de la
dictadura de Primo de Rivera, la República, la Guerra Civil, la segunda Guerra Mundial y la
dictadura de Franco. Canseliet volvería a tener contacto con los herederos de Carlos de
Borbón tras su fallecimiento en 1949. Su entierro se llevaría a cabo según el rito antiguo
de la Hermandad de la Caridad al igual que ocurriese con Miguel de Mañara. Este vínculo
con la Hermandad justificaría su conocimiento e interés por las obras de Valdés Leal, en
especial su Finis gloriae mundi, con el que titularía su desconocida tercera obra a la que
podrían pertenecer los añadidos escatológicos de las reediciones tanto de El misterio de las
catedrales como de Las moradas filosofales. Esta fijación con el fin del mundo y las limitaciones
del hombre tan afín a Mañara también se entiende en una persona que ha sufrido la
pérdida de un hijo de 28 años en la guerra, el exilio, conflictos políticos, sociales, bélicos.
De hecho, la vida de Carlos y Mañara guardan cierto paralelismo.
Cor
tejo fúnebre de Carlos de Borbón
Sevilla es una de las ciudades más maravillosas y enigmáticas del mundo, una ciudad a la
altura de cualquiera de las grandes urbes en cuanto a historia, arte e influencia cultural,
política y económica. Ya en los primeros años en los que empecé a investigar Alquimia
visitaba Sevilla en busca de documentación y conocí a algunos amantes del Arte que
frecuentaban los mismos lugares por los que me había sentido atraído. En todo momento
me embargaría la misma sensación: Sevilla ocultaba algo y a alguien. Oía hablar de gente
que trabajaba por los alrededores, gente que no quería ser molestada, extranjeros que
iban y venían, nombres que nadie se atrevía a pronunciar y que, con el paso de los años,
he ido descubriendo en lo que podría ser un listado completo de discípulos de Canseliet,
herederos de la escuela de Fulcanelli. Recordemos el interesante Bestiario hermético de la
catedral de Sevilla de la mano de Bernard Roger y Jorge Camacho, que abordaremos en un
próximo artículo, o la reedición muy limitada, casi secreta, del Typus Mundi que se vendía en
exclusiva en una céntrica librería hispalense.

Entierro en El Salvador de Sevilla


Pues bien, Canseliet visita Sevilla alrededor de 1953, lo recoge en Madrid un Hispano–
Suiza, un coche reservado a personalidades, en especial la realeza, que lo conduce a
Sevilla haciendo parada en una finca toledana propiedad de su anfitrión. En Sevilla
comenta alojarse en un chalet donde los niños van vestidos con trajes del siglo XVII, como
los seises, hablan en francés, como era costumbre de la familia de Orleans, y portaban el
toisón de oro; un chalet situado en el bario de Heliópolis. También menciona una casona
en un pueblo, coincidente con el palacio de Villamanrique de la condesa. Habría de
tenerse en cuenta que España sufre en ese momento un régimen franquista consolidado,
por lo que la visita de Canseliet debía haber contado con un buen padrino. Datos estos que
confirman a Corzo que Canseliet había ido a Sevilla a recoger parte del legado alquímico
de Carlos de Borbón, que se incluirá, al menos en parte, en las reediciones mencionadas
de 1957 de El misterio… y de 1958 de Las moradas… A partir de entonces Canseliet sí sería
consciente de quién había sido Fulcanelli más allá del maestro con quien se reuniera en la
Marsella de principios de siglo XX.

F
amilia del infante Carlos de Borbón
«En cuanto a Fulcanelli, vivo, lo está ciertamente… El tiempo no pasa… Me invitó a
volverlo a ver en 1951 y descubrir el lugar secreto donde se encontraba. Yo viajaba por
España, no lejos de Sevilla, donde me hospedaba con unos amigos que poseían una bella
mansión con terraza y escalera doble hacia el parque. Sentí de pronto a Fulcanelli en el
ambiente. Sobretodo cuando descubrí bajo mi ventana –añadiendo al encanto de la
escena– la presencia de un niño de unos diez años y una niña pequeña que parecían
salidos de un cuadro de Velázquez. Un poni y dos lebreles los acompañaban. Pero, tras una
de aquellas largas noches de trabajo que acostumbro a tener, el descubrimiento que hice
me pareció más persuasivo si cabe: en un largo paseo con densa vegetación, una joven
dama, una reina, caminaba, portando el collar del Toisón de oro y seguida de una dueña.
Todo esto muy vivo, muy luminoso. La joven dama me hizo un cálido gesto con la cabeza,
y estuve seguro de que Fulcanelli me susurraba “¿me reconoces?”, a lo que le respondí
“sí”. Pero no sabría cómo traducir esta certeza…»
Eugène Canseliet en una entrevista de
Henri Rode para la revista Le Grand Albert (nº1) de 1971
A pesar de lo ilusionante de este resultado, la bibliografía está repleta de investigadores
en busca de descifrar el secreto de la identidad de Fulcanelli. Un gran escollo a salvar será
la no nacionalidad francesa del alquimista, Corzo propone a un personaje verdaderamente
cosmopolita, nacido austríaco pero de origen napolitano, nacionalizado español y con un
apellido de sobrada raigambre francesa. Por otro lado está el asunto de la edad. Hay un
dato citado por Canseliet según el cual Fulcanelli tendría «muy exactamente» la misma
edad que su abuela, recién fallecida; lo que situaría su edad de nacimiento alrededor de
1840. Carlos de Borbón nace en 1870, por lo que no se correspondería con dicho dato, un
apunte que Corso justifica en lo retorcido y rebuscado de Canseliet, ya que tanto su abuela
como Carlos de Borbón mueren con 79 años recién cumplidos, pero en diferentes años.
Otros autores, como Patrick Rivère, se apoyan en este dato para asociar la figura de
Fulcanelli a Jules Violle, físico francés nacido en 1841 y fallecido en 1923, poco antes de la
publicación de El misterio… Además, Jules Violle es responsable de estudios sobre la luz
solar muy cercanos a ciertas ideas que aparecen en los libros de Fulcanelli y su apellido,
cercano a violeta, aparece de una forma bastante sugerente algunos juegos de palabras del
alquimista. Su perfil académico justificaría su deseo de permanecer en las sombras.
Además de Violle, también se ha propuesto a Camille Flammarion, astrónomo francés
nacido en 1942 y fallecido en 1925, si bien su pública creencia en el espiritismo y la
reencarnación, de un carácter muy especulativo, no parecen que justifiquen el que no
hubiera querido publicar con su nombre los libros firmados por Fulcanelli.
Por otro lado, Canseliet (1899–1982) se descarta a sí mismo por edad y reconoce haberse
limitado a dar forma a los libros. Julien de Champagne (1877–1932) firma los dibujos sin
seudónimo alguno, por lo que podría haber firmado el texto de haber sido suyo así como
había hecho con otros textos alquímicos menores de su autoría. Más sentido tendría que
tras el texto se ocultara Pierre Dujols de Valois (1862–1926), pero este ya publicaba con un
seudónimo, Magophon, y sus últimos cinco años de vida los vivió postrado en la cama
afectado por una artrosis deformante que le habrían impedido viajar de un lado a otro. Es
cierto que los textos de Magophon tienen cierta cercanía al estilo de Fulcanelli, pero ni las
fechas, ni la calidad de su obra, ni su nivel económico ni su salud parece ser compatible
con la gestación de la obra de Fulcanelli.
Otro candidato habitual ha sido René Schwaller de Lubicz (1887–1961), un autor con una
producción hermética reconocida y genuina que no encaja en ninguna prueba convincente
sobre Fulcanelli a parte de ser un hermetista de renombre y gran sabiduría. Schwaller de
Lubicz creía que Fulcanelli era Champagne, si bien son diversas las fuentes que acusan a
Champagne de haberse hecho pasar por Fulcanelli en diferentes ocasiones.
En resumen, la identidad de Fulcanelli es difícil que se resuelva de manera contundente a
no ser que se encuentren nuevas pruebas que afiancen alguna hipótesis. La creación del
seudónimo de Fulcanelli tenía como objeto provocar esta confusión, un juego que Eugène
Canseliet ha sabido explotar durante toda su vida, dotando de un aura de misterio todo lo
que rodea a la figura del último gran alquimista conocido. Siempre he considerado que lo
más importante son las obras, más que las personas, y que con frecuencia conocer a
fondo la vida privada de los autores puede desvirtuar las sensaciones que su legado
intelectual evoca. No obstante, conocer al hombre también ayuda a entender mejor su
obra y la figura de Carlos de Borbón se sitúa en una posición aventajada gracias al
brillante estudio de Javier Corzo que animamos a leer.
Noticia del fallecimiento de Carlos de Borbón en ABC
Ahora bien, si todos estos candidatos, incluido Canseliet, están legalmente fallecidos y
enterrados, si se les ha fotografiado con el envejecimiento normal correspondiente una
persona de su edad y, en apariencia, no parece que ni la ciencia infusa ni la fuente de
juvencia estuvieran a su alcance, ¿dónde quedan el mito y las expectativas suscitadas por
quien se supone obtuvo la Piedra filosofal? ¿O acaso el fin de la Alquimia consiste en algo
diferente a lo que se suele creer?
Saulo Ruiz Moreno
06 de enero de 2017
Manifestación del azufre a los sabios
18 thoughts on ““La identidad de Fulcanelli” de Javier Corzo
Sánchez”

1. Manuel Caballero
25 febrero, 2017 a las 22:33

Realmente Muy Interesante. Es un articulo que, a pesar de su concisión y


claridad expositiva, hay que leer varias veces, aunque sea solamente para disfrutar de
su lectura tan sugerente. Un cordial saludo. M.C.

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1. Saulo Ruiz
25 febrero, 2017 a las 22:57

Muchas gracias Manuel.

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2. Manuel Caballero
2 marzo, 2017 a las 23:25

VERITATEM DIES APERIT

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3. Mmanuel Caballero
16 marzo, 2017 a las 22:48

Estimado Saul: Dado que el libro de Corzo sobre la identificación “Fulcanelli /


Infante D. Carlos de Borbón” lo aquí casualmente descubrí, y leido ya, me place
comunicarte lo sumamente interesante que considero tal obra…que después de
muchos años me ha incitado a leer de nuevo al elusivo Hermético Maestro.
En cierto modo este hallazgo a tus páginas debo. Un cordial saludo.

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1. Saulo Ruiz
16 marzo, 2017 a las 23:17

Me alegro mucho Manuel, ese era el principal objetivo, llamar la atención


sobre la interesante obra de Corzo. En cuanto a Fulcanelli, es un autor que hay que
releer cada cierto tiempo. Por lo general, soy más de las obras que de los autores, por
lo que nunca me había preocupado en demasía de los pormenores de la vida de
Fulcanelli, así como de tantos otros. Pero es cierto que ayudan a contextualizar su
obra y sus derivaciones.

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4. Silvestre
4 mayo, 2017 a las 19:51

Sal+dos, desde mi primer libro el misterio de las catedrales acepte el


anonimato de fulcanelli y ademas el libro me lo dejo un amigo y es verdad que la
tradición dice que la alquimia te elige y pone en tus manos el libro que hará que te
enamores de la piedra y la busques y la sueñes y dobles la rodilla para que se te
descubra humildemente tal como es la primera vez–fulcanelli nadie sabe quien pueda
ser porque no es a el a quien has de buscar y es lo que constantemente le decía a mi
amigo y juntos hemos avanzado hasta ser hermanos de la alquimia completando
todos los pasos que se tenían que dar en la Espina Dorsal del Cuerpo
Columnas de los Templos que fulcanelli admiraba tanto…continura…

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1. Saulo Ruiz
4 mayo, 2017 a las 20:51

Totalmente de acuerdo, lo importante son las obras y, en cierta forma, solo


aquellos que ya llevan dentro una idea son capaces de extraerla.El libro es la retorta y
el estudio la llama que alimenta el proceso.

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2. manuel
8 noviembre, 2017 a las 18:39

Hola te saluda Manuel de ecuador, vi tu comentario y por lo mismo escribo,


sabes algo sobre la verdadera piedra filosofal , para ti es física o es espiritual, muchos
usan el spiritu mundi, pero, el verdadero spiritu mundi es otro. que eleva esas
columna por medio de un artificio, que no todos conocen.

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5. Silvestre
14 junio, 2017 a las 16:07

sal+dos, Saulo el mes pasado pase por Sevilla y no podía irme sin pasar por
la Caridad, compre la Guía y en mí casa la he leído y también la Web…la sorpresa fue
mayúscula porque en el 2002, compre el libro “Finis Glorae Mundi” y no aparecía el
nombre de Miguel Mañara por ningún sitio, toda la gloria para Valdés Leal…
Fulcanelli comienza el tratado “Finis Glorae Mundi”-El hospital de la Santa Caridad de
Sevilla conserva un muy curioso cuadro de Juan de Valdés Leal,que no dudaríamos en
calificar como filosófico…Los artistas españoles y especialmente Juan de Valdés Leal
transmitieron los secretos de la obra a través de temas religiosos y, más raramente,
picarescos. Finis Gloriae Mundi representa, sin duda alguna al respecto, el mensaje
más acabado de la escuela hermética sevillana…Si el cuadro de Valdés Leal tiene un
sentido muy preciso…la elección de los personajes implica una advertencia de las más
ocultas que hubiera sido…Vemos a un obispo, a un caballero que, como atestigua la
bandera que lo cubre, perteneció a una de las órdenes religiosas militares, Calatrava,
San Juan o Santiago…y a un hombre sin atributos particulares…Se trata de las tres
maestrías necesarias al obrero en la conducta del arte, la del ars sacer, la de la
iniciación caballeresca o ars regis, finalmente la del compagnon realizado o
magisterio. Con esta elección Juan de Valdés Leal sugiere que, a una mayor escala, los
procesos alquímicos se aplican a las sociedades humanas….en cuanto a la lectura
alquímica que debe hacerse de él; si lo interpretamos así aparece entonces como una
obra mayor del filósofo químico que seguramente fue Juan de Valdés Leal…¿¿¿…
Fulcanelli fue a Sevilla a ver el hospital de la Santa Caridad…???..¿¿¿…hizo el tratado
con una fotografía del cuadro…???…de sobras sabemos lo meticuloso que era con el
Arte Sagrado…
sí hubiera empezado el tratado de esta manera…
Miguel Mañara quiso, decorar la capilla dejando un mensaje muy claro a los fieles. , Y
para hacerlo encargó cuadros de inestimable valor a grandes autores de la época;
Juan de Valdés Leal, Murillo, y Roldán. La lectura iconográfica de la capilla se divide en
3 partes esenciales: la primera zona del bajo coro con los llamados “Jeroglíficos de la
Muerte” que transmiten el mensaje de la fugacidad de la vida. La segunda con las
obras de misericordia. La tercera nos habla de la importancia de la humildad…-Es
necesario señalar que casi todas las obras de la iglesia, ya sean retablos, esculturas o
pinturas, forman parte de un programa iconografico ideado por Miguel Mañara…la
reflexión de la imagen ideada por Miguel Mañara, comienza en el “sotocoro”,donde
sus paredes laterales se disponen las pinturas que representan “los jeroglíficos de las
postrimerías” ( “In Ictu Oculi”,“Finis Gloriae Mundi,-Mañara pidio a Valdés Leal que le
representase a él mismo muerto en la pintura y por ello ha de ser el caballero que
yace a la izquierda , envuelto en su hábito de la Orden de Calatrava”….Estás pinturas
fueron encargadas a Juan de Valdés Leal,-por MIGUEL MAÑARA, QUIEN FUE SIN DUDA
EL INSPIRADOR DE SU CONTENIDO….
( Guia de la Santa Caridad, texto de Enrique Valdivieso.)
y creo que por todos estos errores este tratado no está hecho por la misma mano que
El Misterio de las Catedrales y Las Moradas Filosofales y por supuesto que nunca
estuvo Fulcanelli en Sevilla…
gracias Saulo por adelantado

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1. Saulo Ruiz
14 junio, 2017 a las 21:36

Buenas Silvestre. Es cierto que diferentes fuentes citan un tratado inédito de


Fulcanelli titulado Finis gloriae mundi, como el cuadro de Valdés Leal. Por otro lado, la
iglesia de San Jorge del Hospital de la Caridad está repleta de contenido hermético. No
obstante, tal y como supones, el libro publicado recientemente con dicho título no
debe corresponder con el original de Fulcanelli (por muchas cuestiones).

Respecto a la estancia de Fulcanelli en Sevilla, habría que tener en cuenta que


Fulcanelli nombra muy pocas ciudades en sus obras, y sin embargo lo hace con Sevilla
al mencionar al San Cristóbal de la catedral. Sí es posible que visitase la ciudad a
principios del siglo XX, con independencia de los enigmas que más tarde dejara
Canseliet. Curiosamente, Sevilla es una ciudad que aparece muchas veces en el
misterioso entorno de Fulcanelli, y ha acogido a algunos de sus discípulos más
directos, hasta el presente.

En cuanto a Mañara y Valdés Leal. Los escritos de Mañara no parecen demasiado


herméticos. Sin embargo, las pinturas de Valdés Leal sí que son muy jeroglíficas y su
padrastro, Pedro de Silva, es denominado alquimista o platero por la documentación.
La pintura sevillana del barroco es rica en enigmas filosóficos y uno de los maestros
de Valdés Leal, Herrera el Viejo, también es reconocible por sus gustos herméticos. Es
muy probable que el diseño general de la iglesia fuera dirigido por Mañara pero que
Valdés Leal dejara su impronta.

Un saludo

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6. Silvestre
15 junio, 2017 a las 15:21

Sal+dos…Saulo, con está platica lo doy por terminado y gracias por tú buen
corazón y aguantarme.
.-“Finis Gloria Mundi”…como Simbologia también se puede imaginar …
.-”Osiris pesando los Corazones de las Almas de los tres Muertos”
…-Dios, tiene un plan para todo ser viviente…que nadie se imagina lo que puede ser:
.-La Iniciación de la Via Humeda: Mercurio, Azufre, Sal.-Mercurio de los Filósofos,
Azufre de los Filósofos, Sal de los Filósofos.
(más larga, llena de tratados oscuros, símbolos, y poca ayuda de los maestros por
temor a Dios de su revelación,)-(muchos sopladores)
.-La Iniciación de la Via Seca: La Piedra, La Piedra de los Filósofos, La Piedra Filosofal,.-
(Cristo)
(más corta, también conocida “de los Pastores”, pocos tratados pero muy buenos y
“como un juego del escondite para encontrarla” y “con la primera ya tienes dos que
es el Fuego para Cocerla”.)
.-El Consejo de los maestros lara las dos Vias: Ora, Lee, Lee, Relee, Ora…pídeselo a
Dios y te lo concedera por caridad…
.—Citas del Venerable Miguel Mañara:
.-Para seguir a Cristo y acompañarle hasta la Cruz hay que despojarse de los lujos y
vanidades del mundo.
.-Señor Jesucristo, danos a beber de tu agua viva, fuente de vida eterna. Danos a
beber el Cáliz de tu Pasión para compartir tu Muerte y Resurrección.
.-Señor Jesucristo, Pan Vivo bajado del Cielo, danos diligencia para alimentar a los
hambrientos y danos hambre del Sacramento de tu Cuerpo y tu Sangre, sacrificio y
presencia, prenda de la Gloria futura. Concédenos la gracia de amarte, desearte,
adorarte y recibirte en el Santísimo Sacramento del Altar, y que el don de tu
Sacramento aumente en nosotros la virtud de la caridad.
.-“Libre albedrío tienes, elige, que para coronar Dios tus obras y para que tengan
mérito, te pone en libertad: elige, porque has de morir y al salir tu alma de ese tu
cuerpo, en que ahora habita, le tomarán estrecha cuenta de los pasos que ha dado en
estos Montes, que todos te los tienen contados y ellos te llevarán al fin donde se
encaminaron. Quiera la gran misericordia de Dios y su paternal piedad, vayan a parar
a Él mismo adonde descanses, Amén.” (Discurso de la Verdad).

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7. Silvestre
15 junio, 2017 a las 15:22

-.Miguel Mañara nació en el seno de una familia aristócrata, recibió desde la


infancia la educación propia, entrando con sólo ocho años a la Orden de Calatrava y a
los diez años al estado de Caballero. Cumplidos los trece años y tras fallecer sus
hermanos mayores, pasa a ser heredero del mayorazgo, su existencia en la primera
parte de su vida estuvo condicionada por su clase social, y él mismo llegó a confesar
en su madurez que llevó una vida en la que el mundo y sus deleites interesaron por
encima de cualquier inquietud espiritual. En 1648, contrajo matrimonio y en años
sucesivos ocupó cargos principales en el gobierno de la ciudad. Una fecha crucial
cambió por completo la trayectoria de la existencia, en el año 1661 falleció su esposa
Jeronima y está circunstancia afecto intensamente su espíritu, parece como si un
designio divino hubiera señalado la frontera entre dicha fecha y su vida posterior, ya
que a partir de ese momento hubo un antes y un después, sufrió una profunda
transformación, imbuyéndose en una intensa espiritualidad, ya que desde entonces,
como si una luz hubiera inundado su alma, retirándose como ermitaño a la sierra de
Ronda. Después de varios meses transcurridos en soledad, templado por la práctica
de ascetismo, volvió a Sevilla como hombre profundamente renovado, dispuesto a
llevar a cabo una labor grata a Dios y a satisfacer las exigencias de su conciencia, que
su salvación sólo se obtendría entregando su vida a los demás, a través de las obras
de misericordia, renunció a los privilegios que le concedía su alta condición social y
entrego su fortuna a los menesterosos, Mañara tenía solo 34 años en el momento de
su conversión. En aquel tiempo descubrió el trabajo silencioso y humilde llevado a
cabo por la Hermandad de la Santa Caridad e insistió para ser acogido como hermano.
Consciente de las penurias y dificultades de los más humildes empezó a proponer
fórmulas para el auxilio de los desheredados que, si bien compartidas por los demás
hermanos, no eran realizables con los medios de la hermandad. Elegido Hermano
Mayor en 1663, cargo que ostentaría hasta la muerte, promovió primero el hospicio y
finalmente el hospital de la Santa Caridad. Gracias a su humildad, determinación y
gran capacidad, Miguel Maraña le dio un gran impulso al trabajo de la Hermandad
redactando un nuevo reglamento y construyendo la iglesia de San Jorge y tres salas
más para el hospital; convirtiéndose en el refundador de la hermandad de la Santa
Caridad, “Una de las obras de caridad repetidas casi a diario por Miguel Mañara era la
de recoger a los mendigos enfermos de la calles sevillanas y llevarlos a cuestas,
embozados en su capa, hasta el Hospital de la Santa Caridad, donde quedaban
asilados y atendidos. Los últimos momentos de su existencia en 1667 decidió
abandonar su espléndida residencia para pasar a vivir en una modesta casa en las
proximidades del Hospital, pensaba que así podría estar más a disposición dude las
necesidades que la nueva edificación y sus funciones le iban demandando, su celo y
entrega aumentaron cuando en 1674 decidió vivir en el propio edificio como un
asilado más, para ello habilitó unas humildes habitaciones dispuestas sobre la
sacristía de la iglesia. Allí despojado de todo bienestar y entregado en cuerpo y alma a
la tarea del buen funcionamiento del Hospital, murió el 9 de mayo de 1679.

RESPONDER

1. Saulo Ruiz
15 junio, 2017 a las 20:57

Gracias por la reseña, Silvestre. Dejo aquí el enlace a la obra de Mañara,


que veo que conoces bien, por si alguien la quiere consultar.
http://www.santa-caridad.es/wp-content/uploads/2016/01/discurso-de-la-verdad-
web.pdf
Un cordial saludo
Saulo

RESPONDER

8. Javier Corzo
15 agosto, 2017 a las 14:25

De los comentarios de Silvestre ni siquiera me queda claro que haya leído


mi trabajo sobre Fulcanelli. Por supuesto, es seguro que no conoce mi libro sobre
Mañara donde creo que se responde a alguna de sus cuestiones.

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1. koko
21 abril, 2018 a las 21:42

¿por qué no respetas el anonimato de alguien que así lo quiere?

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9. Adrian
29 enero, 2018 a las 3:52

Muy probable que Fulcanelli sea Canseliet padre o hijo – Ful can(s)elli(et) o
Julien Champagne; la verdad no esta muy lejos del circulo Canseliet Champagne – lo
demás pareciera un mito conveniente a Eugenie para poder seguir escribiendo sobre
alquimia y darle cierta autoridad, independientemente de que, si lo que dice guarda
alguna verda o no, hasta ahora no hay persona que haya descifrado sus textos. Muy
interesante lo que ud trata. slds

RESPONDER

10.Lério
5 marzo, 2018 a las 15:56

“A partir de entonces Canseliet sí sería consciente de quién había sido


Fulcanelli…” Mas Canseliet muito antes disso conhecia a identidade do alquimista pois
presenciara a transmutação alquímica por ele efetuada na época da publicação dos
dos livros…

RESPONDER

1. Saulo Ruiz
5 marzo, 2018 a las 16:38

Según el estudio, Javier Corzo da a entender que Canseliet lo conocía a nivel


personal en aquella primera época de la famosa transmutación, pero por entonces
desconocía su identidad como personaje público y su verdadero nombre. Es una
deducción de Corzo derivada de los pocos y oscuros datos que hay sobre la relación
entre ambos.
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