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Las Economías Latinoamericanas, 1929-1939

Generalmente se ha tomado la crisis el ’29 como el momento de cambio de un sistema


basado en el crecimiento hacia afuera, basado en la exportación, a uno basado en el
crecimiento hacia adentro basado en la ISI, lectura compartida tanto por estructuralistas,
que valoran el proceso como positivo, como también por los neocon que lo definen como
el extravió del camino de los países de América Latina.
Si bien el modelo volcado hacia afuera se vio afectado, sobrevivió en toda la región y el
comercio exterior jugo un papel fundamental en la salida final de la crisis, y no fue, hasta
entrada la década del ’40 y durante el ’50, cuando las naciones de la región rechacen el
modelo de crecimiento hacia afuera, lo que no hiso que algunos se mantuvieran por esta
senda.

De la primera guerra a la depresión del ‘29


Desde comienzo de siglo XX el modelo basado en la exportación había dado signos de
cambio, sectores no exportadores, como el manufacturero empezaron a pulular desde esta
fecha en Argentina, Brasil, Chile y México, con el fin de satisfacer la demanda local, a
pesar de que no hay un vuelco virtuoso de los sectores exportadores hacia la industria en
escala considerable, y en otros casos, como Cuba, la experiencia es nula.
El modelo también dependía en gran medida del acceso libre a mercado de factores y
bienes, que el estallido de la Gran Guerra ayudó a desplegar; la guerra también sepulta el
modelo de equilibrio iniciado con el fin de las guerras napoleónicas y desarrollado a lo
largo del siglo XIX, con Inglaterra como centro de poder, al que se suman, en los últimos
años del siglo Francia, EEUU y el Imperio Alemán; el modelo de la pos guerra es
sumamente inestable, delicado y expuesto al colapso económico en tanto al comercio
como los flujos comerciales.
La primera baja de la guerra fue la caída del patrón oro y el movimiento de capitales. La
convertibilidad fue suspendida en los países beligerantes, se cancelaron nuevas emisiones
de capital y los antiguos prestamos fueron reclamados, medidas que afectaron, por su
dependencia y relación con el capital y la finanza internacional, a Brasil y Argentina.
La guerra europea también produjo el cese de las inversiones de capital directas
provenientes de Europa, mientras que este espacio era ahora ocupado cada ves con mas
peso por los EEUU, y desde la década del ’20 con la llegada de la banca norteamericana.
La caída de la demanda de bienes de exportación, el cese de los flujos de capitales y las
exigencias de pago de deuda produjeron una rápida contracción de importaciones que
llevo a la caída de la recaudación arancelaria y que se tradujo en crisis fiscal.
Estos efectos no fueron tan acusados en los países ligados a la producción de metales y
petróleo, ya que la guerra los volvió bienes estratégicos y por tanto su precio y demanda
se vieron incrementados, así los países volcados a estas producciones se vieron
beneficiados por la coyuntura de guerra.
Los intentos de restaurar el patrón oro se vio dificultado en la década del ’20 por el acenso
ya inevitable de los EEUU como potencia mundial; el excedente de bienes y servicios
que este presentaba en la nueva dinámica comercial respecto a A.L. mientras que Nueva
York desplazaba a Londres como centro financiero mundial; las republicas mas pequeñas
debieron ceder el control de sus aduanas a los EEUU para asegurar el rápido pago de las
deudas.
En la década del ’20 también se presentaron problemas de precios en ciertos productos
como el azúcar que llevaron al deterioro de los términos de intercambio para muchos
países y como resultado los países de la región fracasaron en ajustar sus sectores
productivos vinculados al mercado externo, sino que también su dependencia de la
exportación de materias primas aumentó. Esta problemática tiene una serie de
explicaciones, primero la inestabilidad, pero también la tendencia a la baja del valor de
las materias primas durante toda la década, y segundo lugar que durante la guerra y los
primeros años de posguerra se había sobre invertido en explotación de minerales y
petróleo lo que ponía en riesgo por saturación el mercado mundial de dichos recursos.
A fines de los años ’20 la industria se había desarrollado en algunas naciones grandes;
este fenómeno nace antes de la guerra y es motivado por la oportunidad que el mercado
local ofrece al reconocer segmentos de mercado insatisfechos y generalmente ligados al
consumo de bienes perecederos (textiles, alimentos elaborados y bebidas) y que
competían gracias a los aranceles impuestos al importado; en la posguerra el interés por
desarrollar estos sectores de la economía son mas claros, a pesar que el modelo de
crecimiento general para la década del ’20 se base en la exportación primaria.

La depresión del ‘29


Con la quiebra de Wall Street se produjo la caída de valor de activos financieros, se redujo
la demanda de productos y se exigió el pago de deuda. El valor unitario de las materias
primas se desplomó un 50/100, también cayeron los precios de las importaciones,
producto de la caída de la demanda y la caída de los costos, pero no tan deprisa y por
debajo de los productos que los países de la región exportaban; los países mas afectados
en volumen fueron Chile, Bolivia y México ya que los metales dominaban la totalidad de
las exportaciones y ante la crisis se buscara agotar el stock antes que alentar la producción.
El segundo grupo se componía por Argentina, Brasil, Ecuador, Perú y toda América
Central, se caracterizaba por la producción de materias primas agrícolas y de alimentos,
donde la crisis fue mas matizada, ya que su demanda no podía satisfacerse con el stock
existente. Un tercer grupo de países experimentó un descenso muy pequeño, dentro de
los que destaca Colombia y el colapso del plan brasileño de valorización del café,
Venezuela tuvo una caída modesta de sus exportaciones de crudo, mientras que la
Domincana, dominada por el azúcar experimento un crecimiento modesto durante toda la
crisis.
La combinación de precios de exportación decrecientes y el descenso de los volúmenes
de exportación provocó una caída vertical del poder de compra de las exportaciones
durante los peores años de la depresión. Solo el interés de demanda de deuda externa tanto
publica como privada se mantuvo constante, lo que produjo el aumento de la carga fiscal
y de la balanza de pagos. Así el alza de la carga real de los servicios de deuda afectó a la
fiscalidad de los estados de la región ejerciendo gran peso sobre el gasto público.
En este contexto la mayoría de las repúblicas de la región sufrieron cambios de gobierno,
con la excepción de la Venezuela de Gómez que se mantuvo en el poder desde 1908 hasta
1935, y México donde el PRI se mantuvo en el poder.
Las dificultades financieras se agravaron producto que en 1931 se interrumpió la llegada
de créditos ya que el pago de capital, por primera vez, supero al de inversión desde 1920
y el flujo se mantuvo negativo incluso hasta 1954.

Estabilización en corto plazo


El impacto externo asociado a la depresión de los ’30 creó dos desequilibrios que los
dirigentes de las naciones tuvieron que afrontar: el primero, el colapso por el derrumbe
del volumen de exportaciones y la caída del flujo de capitales; el segundo, el desajuste
interno creado por la contracción fiscal producto de la caída de la recaudación arancelaria.
La restauración del patrón oro de la década del ’20 fue abandonada ya que se mostro
como un sistema inviable para mitigar la crisis, apareció la devaluación como herramienta
útil y para finales de 1930 cinco países, entre ellos Brasil y Argentina ya habían
devaluado; la salida del patrón oro por parte de EEUU y Gran Bretaña terminó por
decantar a la región centroamericana en favor del dólar norteamericano, otras,
fundamentalmente en el cono sur intentaron establecer la paridad cambiaria con la libra
esterlina.
Para 1932 el equilibrio externo había sido casi restaurado, pero a un nivel mucho mas
bajo de exportaciones e importaciones; el equilibrio externo quedo limitado por la oferta
de divisas mientras que el interno fue manejado según la capacidad y voluntad de emitir
moneda; esta nueva dinámica, nacida con el abandono del patrón oro y la adopción del
control de tipo de cambio trazó la división entre ajuste externo e interno.

La recuperación de la Depresión
Las políticas de cara a la crisis buscaban acomodar el equilibrio interno y externo a corto
plazo, pero también tuvieron consecuencias a largo plazo en países donde afectaron de
manera permanente los precios relativos.
El sector favorecido por la coyuntura de crisis fue el no exportador, más que el exportador,
fundamentalmente por las políticas arancelarias y la devaluación de las monedas
nacionales; este sector se componía por todos los sectores en condición de producir para
sustitución de importaciones (ISI), pero también en los años ’20 muchos países
importaban productos agrícolas que se podían producir en el país, así nace la agricultura
por sustitución de importaciones (ASI).

El contexto internacional y el sector exportador


La recuperación del sector en términos de volúmenes y precios contribuyo al aumento de
la capacidad de importar a partir de 1932; pero esta recuperación no es simplemente el
retorno al sistema de intercambios existente antes de 1929, al contrario, el contexto de la
década del ’30 impacto de manera diferente en los países de la región.
El principal cambio en el plano internacional fue el fortalecimiento del proteccionismo,
en 1930 EEUU gravó las exportaciones de Latinoamérica, mientras que Reino Unido se
refugio en su imperio por medio de la Conferencia de Ottawa en 1932 e impuso aranceles
discriminatorios a la región en general.
Pese a este viraje, el comercio mundial creció desde 1932 hasta la nueva depresión
norteamericana de 1938 y el estallido de la guerra al año siguiente. Argentina entre
1932/37 se presenta como caso excepcional con un aumento de su volumen de
exportación en el orden del 30%, el resto de las naciones aumento en el orden del 35%
mientras que México llegó al 53%.
Tres factores explican este comportamiento: en primer lugar la declinación de los
dirigentes a la preservación del sector exportador tradicional por medio de un sistema que
iba desde la depreciación del tipo de cambio hasta la moratoria de la deuda. El segundo
punto fue la alteración de los términos netos de intercambios a partir de 1932. El tercero
fue la lotería de mercancías que se produjo un numero de ganadores de las listaras
americanas de exportaciones en los años treinta.

La recuperación de la economía no exportadora


El cambio de precios relativos que afectaba a los bienes de importación y no solo a los
manufacturados, surgió por tres razones, la primera el uso de aranceles específicos en la
región a medida que los precios de exportación se caían. Estos incrementos estuvieron en
muchos casos dirigidos a elevar los ingresos fiscales, pero también actuaron como control
a la importación. La segunda razón para la alteración de los precios relativos fue la
depreciación del tipo de cambio, volviendo la política cambiaria para favorecer los bienes
producidos dentro de las naciones; la tercera razón viene derivada del control de los
precios relativos.
Estos factores se combinaron para favorecer el desarrollo de las manufacturas donde
había una incipiente pero existente industrialización, fundamentalmente en los países
donde existía esta capacidad desde antes de 1929. Argentina es el caso más notorio, había
desarrollado de manera constante su base industrial aprovechando el contexto de los años
’20; más pobre, Brasil entra en el mismo ciclo, mientras que México había desarrollado
cierto aparato industrial durante el porfiriato, estancada en el periodo revolucionario y
reanudada en la década del ’20. Desarrollo similar se ve en Chile, Perú y Venezuela, estas
seis naciones eran las mejor situadas para aprovechar las condiciones excepcionales
creadas para la manufactura local, donde se destaca la Argentina en términos de su
participación del sector industrial en el PBI con el casi 23%.
Este proceso trajo consigo cambios importantes en la composición de la producción
industrial de estos países; los textiles y alimentos continuaron siendo las ramas más
importantes de las manufacturas, pero también aparecen nuevos sectores tales como la
química, metales y papel, al momento que el propio sistema industrial se complejizo
generando relaciones entre diferentes ramas industriales.
Los problemas que el sector industrial experimento vinieron derivados de las celosas
políticas de protección arancelaria, lo que se tradujo en el estancamiento técnico que
permitiera competir con el mercado exportador; la baja productividad, otra de las
dificultades, es producto de la falta de trabajo cualificado, escaso acceso al crédito y el
uso de maquinaria anticuada. Estas problemáticas se tradujeron a final de la década en la
intervención del estado en motivar ciertas transformaciones en el aparato productivo,
generalmente indirecta. Los cambios en los precios relativos a los bienes nacionales y
extranjeros favorecieron también la agricultura por sustitución de importaciones, tuvo un
gran desarrollo en la región del Caribe, producto de la demanda de alimentos importados
para alimentar al proletariado rural y las poblaciones urbanas; los cambios en los términos
de intercambio favorecieron que se empiece a producir estos recursos en patria. Estos
cambios tanto en el plano industrial como de la agricultura favorecieron el desarrollo de
las infraestructuras tales como las rutas, los aeropuertos y el ferrocarril.

Las Economías Latinoamericanas entre 1939-1950


En los años treinta el funcionamiento de las economías latinoamericanas se basaba en la
exportación de bienes primarios, aunque la industria se había desarrollado de manera
considerable en relación al PBI; la economía política logro equilibrar la exportación
agropecuaria con la producción industrial, la primera proveía de divisas para el proceso
industrial. En los años ’50 el modelo ISI entro en una fuerte contradicción, donde las
exportaciones fueron marginadas acarreando la necesidad de divisas.

La segunda guerra mundial


Según Lewis entre 1918-1939 encontramos para la región una época de dislocación: la
primera guerra cataliza el desplazamiento de un viejo sistema basado en el patrón oro y
las finanzas londinenses por uno nuevo donde los EEUU ocupan la centralidad. La
mentalidad de la época solo podía pensar en restaurar el viejo equilibrio, pero la situación
presentaba ahora un mercado financiero mas amplio e inestable, sistema que colapsara
con el crack del ’29; así, la década siguiente será de políticas proteccionistas y de control
cambiario que llevara a un crecimiento económico y comercial menos vertiginoso.
Así y todo no fue para Latinoamérica un periodo de crisis, sino, puntualmente en los ’30,
pueden entenderse como un periodo de crecimiento significativo, con el ISI como
vanguardia y la intervención del Estado en materia económica que dieron forma a un
nuevo modelo de crecimiento.
El estallido de la guerra en septiembre de 1939 las naciones latinoamericanas se
enfrentaron no solo a problemas legales y políticos comunes, pero también económicos
(mercados financieros, exportación, suministros). Hacia 1940 con el ingreso de Italia y la
expansión de Alemania el mercado europeo continental se cerró y casi el 30/100 de las
exportaciones de la región se vieron detenidas, mientras que Inglaterra importaba los
recursos mínimos y necesarios en libras esterlinas; las exportaciones desde la isla también
comenzaron a caer desde 1941, apoyados por los aranceles y los precios en alza. El
problema para América Latina era ahora la acumulación de grandes excedentes
exportables que se depreciaban; los países mas afectados fueron EEUU y Brasil, este
segundo por la caída de la demanda de café, Argentina perdió casi el 40/100 de su
mercado comprador y en Chile los excedentes agrícolas y mineros se acopiaron.
A esta situación intento sacar provecho Japón importando materias primas a bajo costo:
firmó pacto con Argentina en 1940 y Uruguay, firmó convenio petrolero con México y
compra de minerales a Chile, algodón a Perú y Brasil; el Imperio asiático era también
incapaz de proveer los productos que la región demandaba, mientras que la tensión
creciente con EEUU llevo al congelamiento de las relaciones hacia finales de 1941.
Esta última potencia intento limitar el envío de recursos a la Europa dominada por el Eje
creando instituciones tales como CAIAEF y la Compañía de Reserva del Caucho y la de
Metales; la coyuntura de guerra llevó que las relaciones entre América Latina y los EEUU
crecieran y donde el balance comercial será negativo para los primeros: la defensa del
hemisferio tenía fundamentos tanto económicos como políticos y militares. El ataque a
Pearl Harbor llevo a que los mercados del eje se alejen aún más de Latinoamérica, solo
los países del cono sur se mantuvieron distantes a estas medidas por parte de EEUU.
La demanda estadounidense comenzó a mover los excedentes acumulados de México,
Brasil, Chile, Argentina y Perú y se presentó ahora la amenaza de que la oferta supere a
la demanda; también se establecieron vínculos financieros para estimular la explotación
de recursos estratégicos fundamentalmente con Brasil y México.
Argentina aprovecho la coyuntura de necesidad de Gran Bretaña de carnes y productos
agropecuarios para la población civil y los ejércitos involucrados; en junio de 1943 un
golpe militar llevara al proceso pone a Perón, dos años mas tarde como presidente, a pesar
de la reprobación de Inglaterra, los vínculos no se rompieron; si bien Inglaterra sabia que
su esfuerzo militar estaba en cierto grado condicionado por los productos argentinos, en
cambio, EEUU revocó todas las restricciones en marzo de 1945 cuando el país le declaro
la guerra a Japón y Alemania.
¿Qué significo entonces la segunda guerra mundial para el proceso de transición
económica? Después de la primera guerra y la depresión del ’29 representó otro golpe
para el modelo basado en las exportaciones, pero también que tuvieron un carácter
acumulativo. Sin embargo, es paradójico que no aumento la autonomía latinoamericana,
por el contrario, acentuó cada vez mas la influencia de EEUU, fundamentalmente con
México y Brasil, mientras que Argentina resistió la expansión de la influencia y presencia
de EEUU.
El aumento de la influencia de EEUU se convino con una creciente injerencia de los
Estados en sus respectivas economías; en gran parte de la región los intereses del sector
privado comenzaron a estar mas ligados a los del gobierno de manera similar a como
sucedió en EEUU donde el gobierno coopto los líderes de las empresas para planificar y
ejecutar nuevos proyectos. El efecto mas notorio de la guerra fue el crecimiento de las
exportaciones en respuesta a la creciente demanda de productos primarios (4/100
interanual). La industria veía la operación de fuerzas contradictorias.

Las consecuencias de la guerra


Mientras que el periodo de entreguerras indica las necesidades de un cambio en el sistema
internacional ya que estas eran débiles y conflictivas; EEUU luego de la guerra era ahora
el escenario de la economía mundial y los políticos de esta nación sabían que cambios
eran necesarios para reconstruir la economía internacional. Primero, había que completar
el desmantelamiento de los controles establecidos durante la década del ’30 y que habían
aumentado durante la guerra, lo que implicaba un cambio en el proteccionismo; segundo,
la inflación debía ahora se controlada.
El convenio de Bretton Woods de 1944 establecía un sistema de cambios estables y una
oferta constante de capitales a largo plazo para fines productivos; la creación del FMI y
el BM establecieron el “patrón cambio oro” y se estableció al dólar como divisa de cambio
internacional.
En 1947 se lanzó el Plan Marshall para la reconstrucción en cuatro años de Europa, a
cambio de elevar la productividad y rebajar las barreras aduaneras y la inflación, mientras
que Latinoamérica nunca recibió un programa crediticio en condiciones similares. La
inversión en la región crece en la coyuntura de la guerra de Corea, cuando la potencia
intenta controlar recursos estratégicos tales como los minerales, pero la región no era un
punto de interés ni en términos económicos ni políticos.
Después de la guerra el cambio de las pautas comerciales hiso que la participación del
mercado europeo se reduzca para las exportaciones americanas, al momento que también
se contrajeron las relaciones comerciales dentro de la región; la potencia del norte ahora
bregaba por desarmar el intervencionismo estatal que había alentado durante la guerra
(Acta Económica de las Américas) y condeno el nacionalismo económico; entre 1945 y
1948 la región espero esperanzada una ayuda sustancial de su economía por parte de
EEUU similar al modelo adoptado para Europa.

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