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DERECHO
PROCESAL
PENAL
Un enfoque doctrinario
y jurisprudencial
TOMO II
DERECHO PROCESAL PENAL.
UN ENFOQUE DOCTRINARIO Y
JURISPRUDENCIAL
TOMO II
PRIMERA EDICIÓN
MAYO 2015
6,140 ejemplares
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. N° 822
DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hidalgo Rivero
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Gabriela Córdova Torres
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Víctor Jimmy Arbulú Martínez
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Derecho Procesal Penal
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Víctor Jimmy Arbulú Martínez
Si bien se le sujeta al actor civil a que solo persiga la reparación, esta de-
viene de la determinación de culpabilidad del agente, por lo que puede escla-
recer con toda amplitud los hechos delictuosos en tanto sean relevantes para la
imputación de la responsabilidad civil, así como el conjunto de circunstancias
que influyan en su apreciación. Está prohibido de calificar el delito.
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Derecho Procesal Penal
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Víctor Jimmy Arbulú Martínez
El Código Procesal Penal chileno (1999), cuyo artículo 3387 al final reza:
“Por último se otorgará al acusado la palabra para que manifestare lo que esti-
mare conveniente. A continuación se declarará cerrado el debate”.
En Argentina, se ha seguido la fórmula del Código Procesal Penal de la
Nación (1987) que en su artículo 393 en lo pertinente dice que: “En último tér-
mino el presidente preguntará al imputado si tiene algo que manifestar, convo-
cará a las partes a audiencia para la lectura de la sentencia y cerrará el debate”.
El otorgamiento de la última palabra al acusado al llegarse al final del de-
bate oral, se inserta sin mayor esfuerzo en el derecho “de audiencia” o a “ser
oído” en el proceso, aquí, el penal(228). En la experiencia vemos que en los jui-
cios hay un afán de decir algo por los acusados, y se les recomienda que lo ha-
gan por intermedio de su abogado, porque existe el momento en el que pueden
decir algo libremente, sin ser sometidos a interrogatorios. En esta apreciación
esta también el reconocimiento del inculpado como persona y no como obje-
to de la investigación(229).
La defensa material no se trata de una cabal “declaración” como lo ha se-
ñalado la jurisprudencia comparada como la de la Corte Suprema de Justicia
de Costa Rica, al sentenciar que: “Estas manifestaciones se quieren espontá-
neas y libres por parte del acusado, sin la presión y formalidad de la intima-
ción de los cargos y de la eventual confrontación de su dicho en un interroga-
torio por las partes intervinientes, es decir, se quiere que sean manifestaciones
fuera del periodo de prueba, una vez emitidas las conclusiones de las partes y
finalizada ‘la escena’ del debate, pues solo en esta dimensión se comprende el
significado que poseen para la defensa material del imputado (...)”(230).
En el NCPP concluido los alegatos se le concederá la palabra para que ex-
ponga lo que estime a su favor. Entonces este alegato tendrá que ser parte de
la valoración que hará el juzgador al momento de resolver, pues si se le con-
sidera como un rito más, sin efectos procesales no tiene ningún sentido que
se le otorgue este derecho. Además la forma como se le ha estructurado en el
NCPP, es ponerle un tiempo que no tendría mayor relevancia, puesto que un
juicio oral debe tener un control de los tiempos tratando de buscar un punto
medio que no afecta el derecho a la defensa, entonces la limitación de tiem-
pos no solo debe ser para el acusado sino debe contemplarse para los alegatos
(228) BERTOLINO, Pedro J. “El derecho a la “última palabra” en el juicio penal oral”. En: El derecho al
proceso judicial. Temis, Bogotá, 2003, p. 41.
(229) Ídem.
(230) Ibídem, p. 43.
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orales tanto del fiscal como de las defensas técnicas. En el artículo 391.1 se
fija que si el acusado no cumple con la limitación se le pondrá llamar la aten-
ción y requerirlo para que concrete su exposición. Igualmente como no hay
regla tasada para fijar el tiempo, este tiene que guardar relación con la natura-
leza del delito imputado y la solicitud de pena, por ejemplo, en un caso donde
el acusado enfrente una pena de cadena perpetua.
Si el acusado incumple la limitación de tiempo el juzgador deberá dar
por terminada la exposición y en caso grave se le desalojará de la sala de au-
diencias (art. 321.2). En realidad cuando el comportamiento del acusado alte-
re el orden que se debe seguir en una sala de audiencias el juzgador con base
en el control disciplinario puede ordenar que se le desaloje al acusado, y esto
se aplica a cualquiera que altere el normal desenvolvimiento de la audiencia,
y además es una repetición del numeral 4 del artículo 364. Este artículo versa
sobre el poder disciplinario de los jueces frene a todos los sujetos procesales
y personas que asistan a una audiencia.
Nos parece que este artículo es deficiente en su redacción y en todo caso
debió establecer algunas pautas para poder darle contenido a lo que se consi-
dera “útil a su defensa” omisión que se advierte. Además establecer algunas
reglas de valoración de este alegato oral, de tal forma que tenga algún sentido
que un acusado exponga hechos a su favor.
La defensa material es una especie de alegatos sobre hechos y si bien en
la medida que el imputado es un lego en derecho por la experiencia judicial se
advierte que no aporta mucho. Habría que establecer algunas reglas simples
que puedan ser trasmitidas por el abogado o desde la judicatura para permitir
que este acto sea útil y relevante en el proceso, garantizando verdaderamente
el derecho a la defensa. Valgan verdades, este alegato en el viejo procedimien-
to se instrumentaliza para poder manejar los plazos de emisión de sentencia,
desvirtuando el sentido de esta institución.
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