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La ciencia de la semiótica
1 "La semiología es una parte de la lingüística, pues los objetos. sonidos. imágenes. gestos no
son accesibles sino a través de la lengua." Roland Barthes, Communications no IV. 1964.
2 Este lingüista belga distingue los "simples indicios" de los "hechos semiológicos" -inter-
comunlcacionales- desplazando a los primeros del campo semiótico, en Les langages et l e discours,
Presses Universitaires, Bruselas, 1943.
3 G. Mounin concibe la semiótica como distinta de la lingüística. aunque más extensa que ella
y complementaria. Sus objetos de estudio serían los sistemas de comunicación no lingüísticos: las
escrituras de los sordomudos, la telegrafía, las cifras horarias, las señalizaciones camineras. las
imágenes, la documentación técnica, etcétera. "Les systemes de communication non linguistlques
et leur place dans la vie du XXe sihcle", Bulletin de l a Sociéfé Lingrrlstique de Paris. 1968.
4 Umberto Eco. La estrrittura assente, Bompiani, 1968, constitiiye tln ejeniplo
los "semiólogos de la comunicación" y los "semiólogos de la sig-
nificación" pierde su sentido cuando se concluye que la semió-
tica no puede tener "objetos" sin tener objeto -aquí el singular
gramatical refiere al universal teórico-, y que éste refiere a
los modos de producción de la significación social - d e los cua-
les la comunicación interpersonal (lingüística o no) configura una
de sus tantas expresiones-, SUS formas de manifestación
y sus efectos. La semiótica no investiga un campo determina-
do como extensión fáctica o dominio empírico, sino una com-
prensión científica. No ex i S ten, e,ntonces, objetos semióticos
previos a su determinación teórica. El universo de los objetos y
hechos perceptibles es significativo, sí, pero para una teoría que
elabore científicamente el concepto estructurante de código -en
tanto matriz teórica que permita comprenderlos como tales- y no
limite la investigación a la formulación de algunos criterios ge-
nerales de f~rmalización.~
5 Juiia Kristeva define la semiótica como una elaboración de modelos o sistemas formales y
caracteriza su objeto colno una "axiomatización de los sistemas signiflcantes". en "La sémio-
tlque, science critique et/ou critique de la science". Théorie d'ensemble, Te1 Otrel, 1968.
6 El tkrmino "ideologfa" se refiere en este trabajo al objeto de la investigación semiótlca. y
no necesariamente a lo precientifico o paracientifico.
y, en el mejor de los casos, la utilización descontextualizada de1
pensamiento de Freud o de sectores del aporte lacaniano?
7 En particular l a teoría de la ideología propuesta por Luis Althusser: trabajos como su "Ideo-
logía y aparatos ideológicos de Estado" dan por descontada una teoría de lo irnaglnarlo que
facilita expresiones tales como "representaciones". "imágenes". etc.. sin hacer la meirc.
referencia a los contextos teóricos de los que surgen e incorporándolas a sus tesis Iniciales.
ductivos, se propone s u s interpretantes característicos. Su ob-
jeto incluye la investigación de sus mismos procesos de repro-
ducción en un consciente recorrido autoepistemológico. Por de-
finición, la semiótica no acepta, con respecto a la validez de sus
conceptos, legislaciones exteriores a las que surjan de su propio
campo: no le preocupa si su marcha es "continua" o "disconti-
nua", dado que ella, como "doctrina formal o cuasi necesaria de
los signos", en el lenguaje de Peirce, tiene que bucear por sí misma
en las determinaciones de su procesamiento ideológico-histórico,
de su permanencia positiva. Su propia historia demuestra que
en su dominio no hubo "rupturas" salvadoras sino olvidos selec-
tivos y sintomáticos que pudieron llevarla al borde de una amnesia
epistemológica. Pero toda marcha científica nos ofrece los signos
de alguna ceguera temporaria que la lleva luego, a partir de ha-
berse propuesto un proyecto, a detectar la determinación de las
coordenadas presentes y, consecuentemente, a rechazar todo jui-
cio exterior -extracientífico- acerca de sus propias verdades.
Armando Sercovich
Febrero de 1973
25 El recopilador de las obras de Peirce aclara que los párrafos numerados 274.7. 283-4. 292-4. son
de Syllabus. circa 1902. aún no publicado. y que 278.80 son de That Cathegorlcal and Hipothetical
Propositions are One in Essence. with Some Corine~ted Matters, ciica 1895; y. además. que los
párrafos numerados 281, 285, 297-302 son del Capitulo 2 de The Art of Reasoning. circa 1895,
mientras que 282. 286-91 Y 295-6 son de Tt~eShort Logic, circa 1893 (Nota de A. S.].
ulterior, de reproducir un girasol que gira de manera exactamente
similar hacia el sol, guardando el último el mismo poder repro-
ductor, el girasol se convertirá en un Representamen del sol. Pero
es el pensamiento el modo de representación primordial, si n o
es el único.
íconos
Símbolos.
26 El recopilador ha comentado que Peirce utiliza generalmente la palabra "Sema" para decisignos
Indlciales, los que sólo son subclases de los indices (Nota de A. S.).
27 "Sema" se utlliza en la actualidad en Ilngülstica, semiótica y otros campos teóricos con muy
diferente contenido conceptual (N. de la T.).
chos o cosas-, y su interpretante inmediato debe tener el n-iismo
carácter. Pero dado que cada elemento individual debe tener
caracteres, se desprende de ello que un lndice genuino puede
contener una Primeridad, y por lo tanto un ícono. como parte
constituyente del mismo. Todo elemento individual es un índice
degenerado de sus propios caracteres.
(Al (de A)
"A replicó a B que pensaba que C (su hermano) era
(B1 (de Bl
[con Al (de Al
más injusto con él (con B) que con su (de 6) amigo.*
(con C) (de Cl
30 Equivalentes en espaiiol. en el mismo orden: algún, cada, todo, ningún, cualquier, quienquiera.
todos, nadie. En latín en el original [N. de la T.).
31 Equivalentes en español. en el mismo orden: parte, algo, algulen. un. clerto, uno u otro, uno
adecuado, uno o alguno. En latín en el original [N. de la T.).
32 En es~añoi.en el niismo orden: todos salvo uno. uno o dos, urios oocos; casl todos, uno a l
uno no (N. de la T.).
clasificación deberían incluirse los adverbios de lugar, de tiempo.
etcétera. También correspondería incluir las palabras inglesas the
first, the last, the seventh, two thirds o f , thousands o f , etcétera.33
33 En espafiol, en el mismo orden: e l primero, e l óitimo, e l séptimo. dos terclos de, miles de
(N. de la T.).
Si un lógico tuviera que construir un lenguaje a novo --que es. en realidad. lo que tiene que
hacer casi siempre-, diría: neceslto preposiciones para expresar las relaciones temporales antes.
después. y al mismo tiempo; necesito preposiciones para expresar las relaciones espaciales
adyacente, contenlendo a, en contacto con, alineado con, cerca de. lelos de, a l a derecha de, a
la izquierda de, arrlba de, abalo de, delante de. detrás de, y también necesito preposiciones para
expresar situaciones de Ingreso y de salida de las precedentes. Para el resto. puedo arreglarme con
rnetsforas. S610 s l m l lenguaje debe ser usado por personas que están relacionadas de idéntica ma-
nera con alguna gran particularidad geogrhfica. como por ejemplo una cadena de montañas, el mar,
un gran río. etc., ser6 deseable poder contar con preposiciones que expresen situaciones conec-
tadas con dicha particularidad. tal como a través de, hacia e l mar. etc. Pero cuando examinamos
lenguajes exlstentes. parece que muchas de estas distinciones se han reservado a los gestos. Los
egipcios no tenían n i preposiciones n i demostrativos que se refieran especlficamente al Nilo.
Sólo los esquimales están tan inmersos en su medio que tienen demostrativos específlcos para
designar hacla e l mar, desde e l mar, a l norte, a l sur, a l este. etc. Pero. en general, al examinar
los casos o preposiciones de cualquier lenguaje. los encontramos de todo tipo, casuales las m i s
de las veces [N. de Ch. S. Pelrce).
'* La nomenclatura de la gramdtica, como la de la lógica, deriva principalmente del latín tardio,
habiendo sldo las palabras, a su vez, transferidas del grlego: el preflJo latlno traducla e l prefljo
griego y las raíces latinas traduclan las raices griegas. Pero en contraste con las palabras usadas
en lógica. que fueron escogidas con escrupuloso culdado, los gramaticos fueron excesivamente des-
cuidados. y ninguno de ellos l o h e tanto como Prisciano. La palabra inúicatlvo es una de las
creaciones de Prlsclano. Evidentemente, respondia a la intención de traducir e l concepto de Aris-
tdteles h o q a y ~ ~ ~ fi.
[apofántica (Nota de A. S.]]. Pero esta palabra es precisamente equivalente
a declaratlvo, tanto en lo que respecta a su significación como a las reglas de transferencia,
en las cuales la partícula de toma el lugar de dJro [apo (Nota de A. S.)]. como era usual en estas
5 3. La naturaleza de los Símbolos
299. Una progresión regular, por ejemplo uno, dos, tres, puede ser
señalada en los tres órdenes de signos: Icono, lndice, Símbolo. El
Icono no tiene conexión dinámica con el objeto que representa;
simplemente acontece con él que sus cualidades se asemejan a
las de ese objeto, y excitan sensaciones análogas en la mente
para la cual él es una semejanza. Pero, en realidad, está descm
nectado de ellos. El lndice está conectado físicamente con su
objeto; ambos constituyen un par orgánico, pero la mente inter-
pretante nada tiene que hacer con esta conexión, salvo tomar nota
d e ella después que ha sido establecida. El Símbolo está conec-
tado con su objeto en virtud de la idea de la mente utilizadora de
símbolos, sin la cual no habría tal conexión.
3 4. Signo
35 El verso original de Ernerson es: "Of thlne eye I am eyebeam" (N. de la T.).
36 Dictlonary ot Philosophy and Psychology, vol. 2, p. 527.. Véase supra. p. 45, nota 23 (Nota
d e A. S . ) .
5 5. indice 37
37 Dictlonary of Philosophy and Psychology, vol. 1, pp. 31-532. Véase supra, p. 45, nota 23
(Nota de A. S.].
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raciones precedentes podrían llevar al lector á suponer que los
índices se refieren exclusivamnte a los objetos de la experiencia
y que no podríamos utilizarlos en la matemática pura, porque ésta
se ocupa de creaciones puramente ideales, con total prescinden-
cia de su eventual materialización. Pero las construcciones ima-
ginarias del matemático, y aun los sueños, se aproximan a lo real
en la medida necesaria para tener un determinado grado de fijeza,
de resultas de lo cual pueden ser reconocidas e identificadas como
entes individuales. En suma: hay una forma degenerada de obser-
vación que está dirigida a las creaciones de nuestras propias men-
tes -usando la palabra observación en su sentido más amplio,
vale decir, implicando algún grado de fijeza y de cuasi-realidad en
e l objeto al cual trata de conformarse-. De acuerdo con ello, en-
contramos que los índices son absolutamente indispensables en
matemáticas; mientras esta verdad no fue aprehendida, falló todo
intento de reducir a reglas la lógica de las relaciones triádicas, ,y
otras de nivel aún más alto; en cambio, tan pronto como fue com-
prendida, el problema pudo ser resuelto. Las letras de uso común
en álgebra que no presentan peculiaridades son índices. También
lo son las letras A, B, C, etcétera, asignadas a una figura geomé-
trica. Los abogados y otros profesionales que se ven en la nece-
sidad de expresar algún asunto complicado con total precisión,
recurren a letras para distinguir a los entes individuales. Las letras,
cuando son usadas así, no son sino versiones mejoradas de los
pronombres relativos. Mientras que los pronombres demostrativos
y personales son, tal como se los usa generalmente, "índices ge-
nuinos", los pronombres relativos son "índices degenerados", dado
que, aunque en forma accidental e indirecta puedan referirse a
cosas existentes, ellos en realidad se refieren en forma directa,
y sólo necesitan referirse a las imáqenes mentales que las palabras
precedentes hayan creado.
38 Dlctionary of Philosophy and Psychology, vol. 2. p. 640. Véase supra, p. 45. nota 23 (Nota
de A. S.).
39 Ibidem, vol. 2. PP. 291-692. Véase nota precedente [Nota de A. S.).
40 "Aquello que pueda ser propuesto al conocimiento del Intelecto" [Nota de A.S.I.
41 Logos (Nota de A. S.).