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El gen Quijote: hechizando el cerebro del alumno

Carlos Dulanto

Resumen ejecutivo

El desarrollo de una nueva cultura educativa nos presenta nuevos retos


docentes. El más grande es la mutación de la pedagogía tradicional, y los
esquemas arcaicos del aprendizaje escolar y universitario. Este reto involucra
el desarrollo de nuevas y mejores formas de llegara nuestros alumnos, y con
ello desarrollar sus mentes, hechizarlas y motivarlas a que construyan
conocimientos.

Es inevitable pensar que la tarea es titánica y por demás optimista, sin


embargo no se logrará sin un verdadero propósito, sin un compromiso de dejar
de lado nuestros mas profundos conocimientos metodológicos para vernos
desnudos frente al universo de nuevas ideas t contextos a conocer.

Es así que la liberación de mente, la mutación de nuestra propia conducta


como docentes, nos despierta un gen importante dentro de nuestro universo de
ideas: el gen quijote, el gen del arriesgarse. Sí, es en el arriesgarse donde los
docentes perdemos la comodidad de lo aprendido para construir mejores
caminos para nuevos alumnos y nuevas necesidades pedagógicas. Es con
este gen que competiremos frente a la demanda tecnológica de la atención del
alumno. Es con este gen que podremos hechizar mentes.

La construcción de conocimiento es una tare difícil, no se trata de rellenar las


neuronas con mas información, se trata de motivar al alumno ha combinar
información, para descubrir nuevas hipótesis, preguntarse sobre todo y dejar
que las respuestas naden en su mente, descubriendo bosques de
conocimientos y no árboles de dogmas.

El Desarrollo del gen Quijote busca construir contextos, realidades en donde la


información sea vista desde muchos puntos de vista. Donde la docencia se
convierte en una gran metáfora.

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El gen Quijote: hechizando el cerebro del alumno

Carlos Dulanto Sandoval.

Negociando Conocimiento: La magia de las nuevas ideas


Cada vez que un maestro traspasa el umbral del aula, puede sentir aquellas
miradas que lo huelen, que esperan ansiosos la primera palabra para formarse
la imagen compacta de quién es aquel ser que los formará, educará, o quizás
no llegue a ellos. La tensión o el nerviosismo son parte natural de ese proceso,
cada inicio de semestre o año, que determina el rumbo de la relación vínculo
profesor alumno.

Se me ha pedido en este ensayo, reflexione sobre las ideas acerca del


desarrollo de la mente humana y cómo hechizar el cerebro de los alumnos.
Quisiera empezar diciendo que soy una herramienta de mí mismo, y que si algo
he aprendido de autores como Bruner, es a negociar con mi entorno para hallar
mi propio conocimiento. Lo que equivale a que me dejaré llevar por mis propias
posturas, y que no haré una repetición verborréica de las ideas de otros
autores, sino que preguntándome trataré de conocer la realidad del primer
párrafo. En pocas palabras voy a negociar con las ideas de ustedes mis
colegas docentes, buscando las mías.

Demos rienda suelta a este ensayo.

“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”* y es durísimo verlo,


sentir que nada ha cambiado, que las aulas siguen soportando a los mismos
profesores férreos en una educación unilateral, (diría exagerando o quizás más
cerca de la realidad), una educación Neardenthal, instituida con el único
objetivo de crear sistemas de pensamientos en masa. Seres humanos que
piensan igual, que se convierten en juguetes franceses*, que le ponen techo al
desarrollo de la inteligencia.

Ver al dinosaurio de la educación mesozoica como impulsador de nuevas


mentes para el futuro es triste, y para muchos desalentador. Un dinosaurio
lento, ciego y sin ganas de levantarse. Es el único dinosaurio que aun no se
extingue, que aun persiste y desea seguir devorando la creatividad de los
estudiantes, expulsando mentes sin ninguna característica particular.

Podríamos decir que bajo un panorama tan lerdo y estático el desarrollo de la


mente pasa a ser una involución de sus propias capacidades, que este
subdesarrollo uni-focal va en contra de todas las capacidades que poseemos
para formar nuestras propias realidades, nuestros propios conocimientos y por
consecuencia el de nuestros alumnos.

*
Cuento breve “Dinosaurio” de Augusto Monterroso.
*
Juguetes que condicionan y crean pensamientos nucleares, sobre la función de los niños como futuros
consumidores.

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Quisiera contar que al iniciar el presente ensayo, se me vino a la mente el
segundo cuento más corto del mundo: “Dinosaurio”, y descubrí una asociación
infinita entre éste y el de desarrollo mental, que siempre es asistido desde el
exterior. Y creo no haberme equivocado. Ya que como bien dice el cuento
(tácitamente) alguien se despertó, símbolo de activación, signo de admiración
que busca reinterpretar los mismos datos que un mismo estimulo nos da. La
realidad social nos enseña a interpretar el lenguaje y con esto, el desarrollo de
nuestra mente. Somos docentes y conocer que despierta nuestra mente es el
paso mas importante para el desarrollo de la misma, despertar cada una de las
conexiones neuronales de nuestros alumnos, es un reto que implica el
conocimiento del lenguaje que es una herramienta maravillosa, una
herramienta que puede ayudarnos a que mañana al despertar dejemos de ver
al dinosaurio de la educación arcaica.

Los alumnos de hoy son personas con múltiples habilidades, tienen un gran
dominio del entorno virtual y el ser multitaskings, los favorece en un mercado
que desea rapidez y eficiencia. Aquellas cabecitas que vemos diariamente en
el aula, ya no pertenecen a nuestra generación, son chicos que viven el día a
día no planean mas allá de un corto periodo y buscan ser felices de otros
modos. Pero también, gracias a la tecnología y la virtualización de las
relaciones interpersonales, han desarrollado carencias emocionales que exigen
atención inmediata. La familia en su afán de satisfacer necesidades mucho
más físicas que psicológicas han llevado a los jóvenes a resolver sus
problemas entre ellos, creando un círculo vicioso. Es así que, el docente se
convierte en un factor de humanización, de espiritualizador de la educación.
Debe pasar de la enseñanza a la provocación y es allí en donde comienza una
nueva aventura docente y una nueva negociación de conocimientos.

Esto implica indefectiblemente que nazcan nuevos significados, nuevas


posturas y que broten nuevas ideas, y se creen realidades. Implica despertar
nuestro Gen Quijote.

La única constante es el cambio y eso mismo nos hace evolucionar


mentalmente, nos lleva a la creación de nuevas y mejores herramientas
capaces de poner a prueba nuestro intelecto, en búsqueda de mejores
soluciones. La realidad se reinventa a cada segundo y busca conexiones que le
permitan fusiones sostenidas en nuevas ideas. Así la cultura y nuestras mentes
negocian y renegocian significados, mutando nuestros estilos de pensamiento y
desarrollando nuestras mentes con cada paso. Parece lógico pero en la
educación, en las aulas no se da. No se negocia solo se transmite.

Es justamente la implicancia de lo externo, de la relación entre la mente y el


contexto, entre el docente que se arriesga e intenta hechizar a sus alumnos
con su misma cultura, lenguaje, la que nos da un equilibrio como especie, un
equilibrio que paradójicamente genera caos, y con este, en nuestras mentes,
nuevos conocimientos.

Despertar nuestro Gen quijote involucra arriesgarse, lanzarse a romper con la


comodidad de clases creadas y expuestas hace mas de 2 o 3 o 15 años,

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pensando que la ciencia no cambia, que las matemáticas siempre serán las
mimas, y eso es mentira. Somos la especie más extraña que existe y por lo
tanto un aprendizaje que no incluya el entorno sería impensable, es por ello
que cada ciencia siempre será diferente según nuestro entorno. Es importante
entender entonces, que nuestro cerebro y nuestra mente necesitan de
herramientas externas que complementen nuestras deficiencias, y afrontemos
de una vez por todas que no somos bases de datos, sino creadores de
realidades.

¿Cómo crear realidades?


El primer paso es observándolas, en nosotros mismos, es olvidando nuestros
títulos y volcándonos en nuestros más profundos recuerdos de magia y
fantasías. Es volver a ser seres humanos y no “el profesor” divinidad de
conocimientos. Solo así el gen quijote, genoma de la creatividad podrá fruir y
crear. Debemos investigar alimentando nuestra curiosidad por las nuevas
pasiones de nuestros alumnos y sus mundos, viendo sus dibujos, sus series,
sus películas, aunque estas nos escandalicen busquemos el clic de estas para
entrar en un mundo nuevo, en donde nuestra información les sea útil. Solo así
nos ganaremos la confianza de nuestros alumnos y por consiguiente confiarán
en lo que dictamos.

Es en esa creación de realidades donde las posturas que tengamos frente a un


referente inmediato se expanden fusionando información entre personas que
saben y no saben. Es más, en estos momentos este ensayo plantea (espero
como autor) una interesante lectura, que mi lenguaje ha llevado por un hilo
conductor capaz de formar, (en quien me lee), una idea de lo que me motiva y
lo que intento expresar. Es así que el entorno nos asiste, nos invita a conocer,
probándonos diariamente a pensar, a preguntarnos, a reflexionar, y con ello
aprendemos pero sobretodo analizamos si lo que estamos negociando es
adecuado o no. Un diálogo entre la cultura y mi Yo.

Me gustaría centrar algunas ideas para entender la importancia de crear


realidades:

La primera gran idea se relaciona con que las realidades se venden como
exocerebros a todos aquellos postores, que habidos de un mejor desarrollo
intelectual, de una perfectibilidad, entran en contacto y se involucran en la
difícil, pero gratificante tarea de saber. Lo que quiere decir que nosotros
sabemos y crecemos en base a la interacción física e intelectual con nuestro
entorno.

La segunda gran idea, es que este acto esquizofrénico de negociar con


diferentes realidades nos prepara para la vida. Nos inserta en nuestra
propia cultura y en la de los demás. Cómo plantea Vygotsky “ese desarrollo de
nuestra inteligencia tiene un límite que corre en medida que la cultura se
extiende”, lo que quiere decir que somos capaces de renegociar nuestra
cultura, siempre y cuando estemos preparados emocionalmente para ello.

De esta manera cualquier aprendizaje se conectará con el desarrollo hacia


la tolerancia de la frustración contextual. Creando un mercado de

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conocimientos que crecen paralelamente con una inteligencia emocional
saludable, derrocando ciertas distorsiones cognitivas que atrapan a los nuevos
aprendizajes en un laberinto sin salida.

Creo además (habiendo hecho mi metacognición) que un ser humano sin


interrelación cultural con su entorno, se convierte en un parásito que
absorbe, pero no provee de experiencias (parasitismo egocentrista) a esta gran
sociedad de redes culturales, llamada sociedad de conocimiento. Por ello el
docente debe construir ambientes creativos en donde los alumnos
experimenten y creen su propia mirada, rompiendo con la linealidad de la
respuesta correcta y aperturándose a la construcción de preguntas.

Que duda cabe, que esta relación entre nuestro mundo mental y el mundo
físico, cultural nos han llevado como especie a la superación de nuestras
propias capacidades biológicas, fortaleciéndonos con herramientas capaces de
permitirnos una evolución social de manera sostenible e inimaginable.

¿Cómo no abanderar entonces una idea crónicamente positiva que nace del
fondo mismo de la necesidad humana y que pretende una mejor creación de
significados? Sería insano e involutivo. La mente posee un alimento
vitaminizador: el otro y su entorno, así como los alumnos de un profesor
provocador de experiencias, más que un facilitador de datos.

Continuo:
¿Olvida usted algo? - ¡Ojala!* y eso le grito a la educación con todas mis
ganas. Le grito la ceguera y la parcimonia de no preparar a los alumnos para la
vida, y si para un examen de admisión o para competir con una máquina
procesadora de datos, olvidando el desarrollo de las habilidades amplificadoras
de conocimiento. Bruner, Vygotsky y Piaget (indistintamente) propusieron el
desarrollo de una educación basada en significados. En construcciones en
relación a los exocerebros, en la alimentación de las esferas fenomenológicas
de los niños, y en el desarrollo del conocimiento de afuera hacia adentro, en
donde preguntarse es símbolo de aprendizaje. En donde la pregunta es más
importante que la respuesta.

La realidad de la educación actual nos insita a recordar que es justamente la


autorreflexión lo que nos hizo y hace evolucionar, entonces ¿con qué animo el
sistema educativo promueve un sistema de respuestas y no un sistema basado
en la curiosidad y la pregunta? Y espero que el cuento más corto del mundo
me responda: ¿olvido usted algo? Y le respondo a la educación nuevamente:
¡Ojala!.

Bruner me hace pensar en la fórmula más exquisita para contemplar una


educación mucho más idónea a nuestras capacidades mentales: el desarrollo
de los estilos de pensamientos según los juegos y con ello el hechizo de las
mentes de los alumnos. Es en estos últimos en los cuales un alumno puede
encontrar su propio “yo” en relación con su cultura, su entorno, que le permita
desarrollar un distanciamiento de los demás para absorbe y devolver con una

*
Cuento breve “el Emigrante” de Augusto Monterroso

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especie de feedback biológico y psíquico lo que el entorno le dio, y que el
regresa en pos de una evolución compartida. Es evidente que nuestro entorno
condiciona nuestros pensamientos y nos hace ver y sentir las cosas no como
son, sino como somos nosotros en relación a las mismas, allí esta lo esencial
en el proceso de intercambio de información, mejor dicho en la negociación de
percepciones y la creación cultural.

La educación no enseña a pensar y por ende tampoco enseña a pensar para


aprender, sino a asentir y consentir como verdad lo que la instrucción requiera.
No se enseña a realizar hipótesis, a profundizar en nosotros mismos y
encontrar diversos caminos. Nos podan el bosque para que solo miremos el
árbol. Si me permiten quisiera dar una opinión sobre este asunto, ya que en
esta reflexión, sobre cómo la cultura afecta nuestro desarrollo mental y por
ende la educación, traigo a mi mente algunas posturas cognitivas que podrían
aportar medianamente.

La incursión de la cultura y la experiencia en pos de la construcción de


realidades es vital en el desarrollo cognitivo del estudiante, ya que para
aprender a pensar, y para saber pensar para aprender, debemos conocer los
conceptos y teorías que nos permitirán avanzar en el campo del estudio. Es
aquí, en donde la psicología cognitiva ha puesto en manifiesto que la
inteligencia es una capacidad fundamentalmente dinámica y flexible, por
consiguiente, es sobre todo, una capacidad para pensar y aprender gracias a
nuestro entorno. Como toda capacidad es potenciable siguiendo programas y
estrategias adecuados para desarrollar esa flexibilidad del ser humano,
mediante la cual, pueda resolver problemas. No es extraño, entonces, que
estudiosos como Sternberg (1983) se hayan proyectado considerando que los
programas de intervención deberían orientarse tanto al desarrollo intelectual
cómo al desarrollo de la motivación de los estudiantes. Debemos resaltar la
idea de este último autor, quien precisa que la enseñanza de una escuela debe
estar aunada con la experiencia, con los comportamientos en la vida real.
Justicia (1999) apoya lo anterior, promoviendo el factor de mayor preparación,
profundizando en la creatividad y en el número de estrategias para alcanzar un
óptimo resultado. Los factores ambientales con la inteligencia del individuo no
se separan, ni se juntan, simplemente, son en ellas, dos individualidades que
se unen sin dejar de ser individualidades en el hombre; Maclure (1998) dijo que
el Homo Sapiens pude pensar sin que se le haya enseñado formalmente a
hacerlo. Pensar es como respirar. La vida cotidiana depende de la capacidad
de pensar. Y creemos, humildemente, que no se equivocaba.

Es importante detenernos a observar un poco más este panorama y darnos


cuenta que la actuación del docente en la educación va mas allá de la
transmisión de información, el debe estar preparado para la modificación del
intelecto del alumno, y saber como guiarlo. La modificabilidad va de la mano
con la instrucción y se trasforma en el vehículo para el cambio de la capacidad
intelectual del individuo. Eso no hace más que confirmar la importancia que
Bruner le da a la cultura, y así también la cultura de los docentes ha de estar
desarrollada y evolutivamente activa.

6
De Bono (1973), manifiesta que durante el tiempo se han aceptado diversas
teorías que no promueven un pensamiento diferente, un pensamiento con
autocrítica, análisis y creatividad ante los problemas y esto debido a la falta de
interés por experimentar en las aulas.

No hace falta decir que el contacto con la realidad, con la vida real de los
alumnos y la relación con ese factor de transacción de cultura genera mejores y
adecuados estilos de pensamiento, promueve la creatividad, y un mejor
sistema pedagógico, en donde la calle y la teoría se convierten en una
pregunta dentro de los alumnos, y a sus respuestas en futuras y exquisitas
elucubraciones intelectuales. Cómo enseñarle a pensar a un niño, a un joven o
aun adulto, creo que la mejor manera es buscando en su vida, la misma teoría
de los libros. Hurguemos en su cultura personal, abramos caminos en los
cuales se enseñe a pensar y no tanto en el almacenamiento inútil. La magia de
las nuevas ideas se encuentra en la conexión constante del ser, y el no ser
nosotros mismos.

Mi reflexión llega a su fin, intercambiando pensamientos con las lecturas de


Bruner, Peirce, Piaget, De bono, Vygotsky, Freud, Feurestein, Sternberg entre
otros que han preparado en mí un conocimiento, una postura, una negociación,
que creo cualquier profesor agradecería: me han hecho pensar en el otro, en
mi alumno y su cultura, y eso es más que suficiente.

Para terminar, puedo preguntarme: ¿construir entornos me ayudará a educar y


construir mentes?
Respondo:... ¡despierto, y ya no veo al dinosaurio!

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