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La constatación de que finalmente llegará en libro como otros de su autoría están inmersos
el transcurso del 20081 la publicación en caste- en cierta situación paradojal consistente en
llano de Translated Woman: Crossing the Border presentar no sólo la historia de vida que explo-
with Esperanza’s Store, realizado por Ruth Behar ró, de ese “otro” con el cual se relaciona, sino
(profesora e investigadora de la Universidad de también ofrecer situaciones e interpretaciones
Michigan), ha sido el motivo para iniciar la re- concernientes a su propia historia, lo cual des-
seña de este libro, el cual ha recibido en el año de la antropología tradicional resulta una espe-
de su primera edición en inglés la mención de cie de “tabú”. Frente a esta mirada unilateral de
“Notable Book” por el New York Times y la la antropología, la autora se revela.
mención “Victor Turner Prize for Etnographic Precisamente, en este libro Behar nos intro-
Writing” por la Society for Human Anthropo- duce en la historia de vida de una vendedora
logy un año después. ambulante mexicana, Esperanza, la cual vive
Ruth Behar ha desarrollado un extenso tra- en el pueblo de Mexquitic, cerca de San Luis
bajo en el campo de los estudios etnográficos, de de Potosí en México, muy próximo a la fron-
la escritura creativa y literaria. Su formación ini- tera con EEUU. El concepto de frontera que
cial estuvo enmarcada en el campo de la antro- Behar retoma de la escritora Gloria Anzaldúa
pología, sin embargo, luego de la investigación será clave en su texto. En este sentido, comien-
que se presenta en este libro, es mejor conocida za por entender que la relación entre quien
por su papel en la construcción de una etnogra- cuenta una historia y quien la escucha implica
fía feminista que se sitúa tomando elementos de siempre una posición que estará signada por si-
distintas fuentes, recuperando a través de la es- tuaciones completamente diferentes. Esperan-
critura personalizada referentes teóricos que se za, como muchas otras mujeres que viven en el
encuadran en las historias de vida y sus críticas, México rural pertenece a una de las posiciones
en las escrituras feministas acerca de autobio- más bajas de su sociedad. La frontera que las
grafía de mujeres e historias orales, en los es- separa, que traspasa la etnógrafa para oír y gra-
critos de los chicanos que critican los discursos bar las historias de Esperanza, se vincula con
válidos para la antropología. De modo tal, que las desigualdades estructurales que distancian y
la autora toma distancia respecto, por un lado, atraviesan la vida de ambas puesto que, como
a la antropología feminista centrada en cuestio- indica el título del libro, la historia de Esperan-
nes de género y, por el otro, a posturas como za traspasa la frontera mexicana hacia EEUU.
la desarrollada en Writing Culture (1984) por Behar avanzando sobre el sentido en que se
James Clifford y George Marcus según la cual construye dicha frontera, subraya el lugar asig-
las mujeres no tuvieron un papel importante en nado a cada una, mostrando como se encuen-
el desarrollo de la etnografía. tra a tal punto confinada Esperanza a uno de
En la “Nota a la edición del décimo aniver- los lados de esa frontera, pero más allá de él
sario en inglés”, Behar plantea que tanto este existe otro, EEUU, donde sólo puede arribar
folclóricos, su visión religiosa del mundo, sus México, para la cual no habla náhuatl ni traba-
creencias en las curaciones y en el culto de Pan- ja con artesanías, por lo tanto queda excluida
cho Villa. La última parte, denominada mojada de los programas del Instituto Nacional Indi-
literaria versa sobre contradicciones que se pre- genista (INI), convirtiéndose en “visiblemente
sentan en el proceso de elaboración del libro, indígena e invisiblemente india”2). El éxito en
la negociación acerca de su uso público, puesto el sistema universitario la había convertido en
que Esperanza no quería que su historia fuese una mujer incapaz de traducirse a sí misma: “se
conocida por la gente de su pueblo, aunque sí estuvo escondiendo tras la historia de vida de
por sus hijos, quiénes estuvieron presentes en otra mujer” (p. 380), que además le posibilita-
las conversaciones mantenidas con Behar. Asi- ba reencontrarse con cuestiones de su pasado
mismo, la autora enfatiza cómo la frontera y la y presente.
situación del cruce de frontera, también la lle- Lo más relevante de esta biografía es que la
vó a replantearse la noción de trabajo de campo autora cuestiona como en las discusiones sobre
antropológico tradicional de la antropología escritura etnográfica se dice poco o se excluye
moderna, en la cual el antropólogo “asumía un lo concerniente a como asumimos “la autori-
papel heroico” (p. 334), distanciándose de los dad para opinar y crear textos” (p. 383). Ni
“otros”. Ironizando sobre este rol tradicional, Geertz ni Clifford3 señalan que la autoridad
Behar descubre que la frontera le devuelve a la etnográfica no es algo dado al nacer sino que se
etnógrafa una imagen de sí misma en una posi- consigue, se alcanza con un “proceso de auto-
ción privilegiada (por clase, nacionalidad) con negación y traición” (idem), negando orígenes
respecto a su informante. Finalmente, el últi- de nacionalidad, clase social, etc., para man-
mo capítulo da cuenta de la autobiografía de la tener la identidad social de la que se goza en
autora, titulada “la biografía en la sombra”. Re- el sistema universitario. Asimismo afirma que
sulta importante destacar este capítulo, ya que ninguno de estos autores al hablar de autoría
a través de su propia biografía Behar halla un etnográfica se cuestiona acerca de como esta
modo de acercarse a la historia de Esperanza, a autoridad etnográfica depende de cuestiones
la manera de escribir sus textos y a encontrar tales como el género, la ascendencia sociohistó-
también su propia identidad personal como rica, los orígenes sociales, entre otros, “o en los
mestiza y a pensar como estuvo cruzando fron- últimos tiempos, las diásporas sociales de los
teras sin saberlo, antes de conocer a Esperanza, antropólogos que escriben los libros” (idem).
fronteras para alcanzar su posición. Behar se afirma como parte de una mino-
La biografía de su sombra hace referencia ría social (mestiza, gringa postiza) que reclama
a su propia práctica lectora (que fue incenti- el derecho de apoderarse de esa marginalidad:
vada por su madre), el enojo de su padre por tomar el lugar entre los etnógrafos que no se
irse a la universidad; su inseguridad por la in- sienten cómodos ante esa supuesta tradicional
clusión en la universidad en calidad de “his- autoría y que son ubicados en la situación de un
pánica” (como minoría social) y su angustia al “otro”, que se deslizan y se sitúan “en la inter-
confirmar esa verdad. Su identidad de mujer sección de sistemas que tratan de la diferencia”
judío-cubana emigrada a Estados Unidos sir- (p. 385). De este modo, plantea que aquello
vió tanto para excluirla como para incluirla en concerniente a la propia identidad personal
el ámbito académico (en cierto modo, muy que se reprime o se oculta o no se sabe en la
similar a la inclusión y exclusión que vive Es- formación académica, conlleva a una “ignoran-
peranza desde la perspectiva hegemónica de cia sancionada”, frente a la cual la autora desde
Recebida em 31/03/2008
Aceita para publicação em 12/11/2008