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¿Qué es un órgano diana? Seguramente has escuchado varias veces esta terminología y aún no
conoces su definición. Lo cierto es que en el ámbito medicinal el concepto de órgano
diana representa un papel fundamental, sobre todo en las afecciones y funciones del sistema
endocrino. Si deseas conocer qué es un órgano diana, sigue leyendo este artículo de eSalud
donde te explicamos detalladamente todo lo que necesitas saber.
Se consideran órganos diana a los tejidos del cuerpo humano que reaccionan a un estímulo
interno o externo. Si bien todos los órganos son diana, no todos los órganos responden al
mismo estímulo. En endocrinología la definición de órgano diana está asociada a los órganos
que tienen la capacidad de reaccionar a un estímulo específico como, por ejemplo, la
producción de ciertas hormonas que genera un funcionamiento o acción determinada por
parte de ciertos órganos. Es decir, las hormonas se secretan, algunos órganos asociados a estas
sustancias reaccionan y partir de ello se consideran órganos diana de esa hormona.
Un buen ejemplo para entender el concepto de órgano diana es lo que ocurre en el cuerpo
femenino cuando la hipófisis o los ovarios secretan la hormona oxitocina en una mujer
embarazada. ¿Qué ocurre? El útero reacciona activando las contracciones para que el parto
sea posible. En este caso, el útero es un órgano diana de esta hormona, pues reacciona a su
estímulo.
Sin embargo, siguiendo con el ejemplo de la oxitocina, el útero no es el único órgano diana de
esta hormona. Resulta que las mamas también reaccionan al estímulo de la oxitocina, pues
esta hormona es la responsable de estimular las células que rodean los alveolos y dichas
células responden contrayéndose para la posible y correcta expulsión de la lactancia materna.
Dicho esto, queda clara la importancia de entender que todos los órganos son diana, pero
reaccionan a distintos estímulos. En otras áreas de la medicina también se maneja el
concepto de órgano diana de la misma forma, por ejemplo, en radioterapia se conoce como
órgano diana al tejido que recibe la radiación como tratamiento de una enfermedad. En este
caso el estímulo es la radiación y la respuesta del órgano la reacción.
Si bien los órganos pueden responder a estímulos internos para cumplir con su correcta
función, también es posible que un órgano sea diana por una enfermedad, es decir, que
responda al estímulo de un agente tóxico enfermándose o dejando de funcionar normalmente.
En este sentido, vale la pena explicar que existen ciertos tóxicos que tienen influencia
negativa en ciertos órganos del cuerpo, por ejemplo, los pulmones son órgano diana del cloro,
amoníaco, monóxido de carbono y cualquier tipo de humo. El cerebro reacciona al estímulo
del plomo, mercurio y disolventes plaguicidas. Asimismo, existen enfermedades que afectan a
órganos diana específicos. Un ejemplo de ello, es el cáncer, pues cada tipo de cáncer tiene su
órgano diana.
La diabetes, si bien es causada por un mal funcionamiento del páncreas (descubre cómo
funciona) y un mal uso de la hormona insulina, es una condición degenerativa, es decir, que a
lo largo del tiempo va afectando el funcionamiento de otros tejidos del cuerpo.
Por lo tanto, sería un error considerar que el único órgano diana de la diabetes es el
páncreas. Por el contrario, el corazón, la vista, el cerebro, el sistema nervioso y las encías
forman parte de los órganos diana vinculados a una diabetes mal controlada o no tratada. Así
como la diabetes, cualquier enfermedad puede tener uno o más órganos diana.
¿Estímulos externos?
Sí, es posible que un órgano reaccione a un estímulo externo, por ejemplo, el consumo de
alcohol tiene como órgano diana al hígado, tejido que reacciona ante el consumo
metabolizando la carga de alcohol de la bebida. No obstante, el consumo excesivo de alcohol
estimula de tal manera la función hepática que termina afectando al órgano diana, causando
condiciones como el hígado graso y la cirrosis hepática alcohólica. Por lo tanto, hay estímulos
que pueden convertirse en negativos cuando son constantes y tóxicos.
Descripción general
La hipertensión pulmonar es un tipo de presión arterial alta que afecta a las arterias de los
pulmones y al lado derecho del corazón.
En una forma de hipertensión pulmonar, las pequeñas arterias de los pulmones, denominadas
«arteriolas pulmonares» y los capilares se estrechan, bloquean o destruyen. Esto dificulta el
flujo de la sangre a los pulmones y eleva la presión arterial en las arterias pulmonares. A
medida que aumenta la presión, la cavidad inferior derecha del corazón (ventrículo derecho)
debe trabajar más para bombear sangre a los pulmones, lo que finalmente causa que el
músculo cardíaco se debilite y falle.
Síntomas
Los signos y síntomas de la hipertensión pulmonar en sus etapas iniciales podrían no ser
evidentes durante meses o incluso años. A medida que la enfermedad progresa, los síntomas
empeoran.
Dificultad para respirar (disnea), en un inicio mientras haces ejercicio y con el tiempo
durante el descanso
Fatiga
Hinchazón (edema) en los tobillos, las piernas y, con el tiempo, en el abdomen (ascitis)
Causas
El corazón tiene cuatro cavidades, de las cuales dos son superiores (aurículas) y dos son
inferiores (ventrículos). Cada vez que la sangre pasa por el corazón, la cavidad derecha inferior
(ventrículo derecho) bombea sangre a los pulmones a través de un vaso sanguíneo grande
(arteria pulmonar).
En los pulmones, la sangre elimina el dióxido de carbono y toma el oxígeno. Luego, la sangre
rica en oxígeno fluye a través de los vasos sanguíneos en los pulmones (arterias pulmonares,
capilares y venas) hacia la parte izquierda del corazón. Por lo general, la sangre fluye
fácilmente a través de los vasos que se encuentran en los pulmones, por lo que la presión
arterial es usualmente más baja en esa zona.
Estos cambios en las arterias pulmonares pueden reducir o bloquear el flujo de sangre a través
de los vasos sanguíneos. Esto dificulta el flujo de la sangre, lo cual eleva la presión arterial en
las arterias pulmonares.
Hipertensión pulmonar
La mutación de un gen específico que puede hacer que las familias tengan
hipertensión pulmonar, también denominada «hipertensión arterial pulmonar
hereditaria»
Grupo 2: Hipertensión pulmonar causada por enfermedad cardíaca del lado izquierdo
Grupo 5: Hipertensión pulmonar asociada a otras afecciones que tienen motivos poco claros
de por qué se produce la hipertensión pulmonar
Trastornos de la sangre
Este orificio en el corazón hace que la sangre circule en el corazón de forma anormal. La sangre
que transporta oxígeno (sangre roja) se mezcla con la sangre con poco oxígeno (sangre azul).
La sangre vuelve entonces a los pulmones en lugar de ir al resto del cuerpo, aumenta la
presión en las arterias pulmonares y causa hipertensión pulmonar.
Factores de riesgo
Tienes sobrepeso
Complicaciones
La hipertensión pulmonar puede ocasionar una serie de complicaciones, entre ellas:
La hipertensión pulmonar hace más probable que padezcas coágulos en las arterias pequeñas
de los pulmones, que es peligroso si ya tienes vasos sanguíneos estrechados o bloqueados.
Arritmia. Los latidos del corazón irregulares (arritmias) de las cavidades superiores o
inferiores del corazón son complicaciones de la hipertensión pulmonar. Estas pueden
llevar a palpitaciones, mareos o desmayos, y pueden ser mortales.
La vena porta recibe sangre de todo el intestino, del bazo, del páncreas y de la vesícula
biliar, y la lleva al hígado. Después de entrar en el hígado, la vena se bifurca en la rama
derecha y la rama izquierda y, posteriormente, en pequeños canales que atraviesan el
hígado. Cuando la sangre sale del hígado, fluye de regreso a la circulación general a
través de la vena hepática.
La vena porta recibe sangre de todo el intestino, del bazo, del páncreas y de la
vesícula biliar, y la lleva al hígado. Después de entrar en el hígado, la vena porta se
bifurca en la rama derecha y la rama izquierda y, posteriormente, en pequeños
canales que atraviesan el hígado. Cuando la sangre sale del hígado, fluye de
regreso a la circulación general a través de la vena hepática.
Existen dos factores que aumentan la presión en los vasos sanguíneos del sistema
portal:
El aumento de la presión en los vasos portales puede ocasionar que se filtre desde la
superficie del hígado y del intestino un líquido que contiene proteínas (ascítico) y que
se acumule dentro del abdomen. Esta afección se denomina ascitis.
Síntomas
La hipertensión portal por sí misma no causa síntomas, pero sí lo hacen algunas de sus
consecuencias. Si se acumula una gran cantidad de líquido en el abdomen, este se
distiende a veces lo suficiente como para que se note y otras lo bastante como para
que aparezca tenso y muy abultado. Esta distensión puede ser incómoda o dolorosa. El
aumento del volumen del bazo causa una vaga sensación de malestar en la parte
superior izquierda del abdomen.
Las venas varicosas en el esófago y el estómago sangran con facilidad y, a veces, de
forma masiva. Entonces, se puede vomitar sangre o material oscuro que se asemeja a
los posos del café. Las heces pueden ser oscuras y alquitranadas. Con mucha menos
frecuencia sangran también las venas varicosas del recto. Por ello puede aparecer
sangre en las heces. El sangrado de estas venas puede producir la muerte.
Los vasos colaterales pueden ser visibles en la piel del abdomen o alrededor del recto.
Cuando las sustancias que normalmente son eliminadas por el hígado pasan a la
circulación general y llegan al cerebro, pueden causar confusión o somnolencia
(encefalopatía hepática). Como la mayoría de las personas con hipertensión portal
tienen además una disfunción hepática grave, pueden presentar síntomas propios de
la insuficiencia hepática, como la tendencia al sangrado.
Diagnóstico
Evaluación médica
El médico puede sospechar la encefalopatía hepática por sus síntomas (por ejemplo,
confusión), pero pueden ser necesarios análisis de sangre y pruebas diseñadas para
evaluar la función mental.
Tratamiento
Control de la hemorragia
Los médicos monitorizan regularmente a las personas que han tenido sangrado de las
várices porque el sangrado puede reaparecer.
Derivación portosistémica
Trasplante de hígado
En algunos casos se requiere un trasplante de hígado.
Estar deshidratado
Síntomas
Los síntomas son los propios del deterioro de la función cerebral, especialmente
pérdida del estado de atención y alerta y confusión. En las primeras etapas, aparecen
cambios sutiles en el pensamiento lógico, en la personalidad y en el comportamiento.
El estado de ánimo puede cambiar y se pierde capacidad de raciocinio. Los patrones
normales del sueño se pueden ver alterados. Otros síntomas pueden ser la depresión,
la ansiedad o la irascibilidad. Pueden tener problemas para concentrarse.
A medida que progresa el trastorno, no se pueden mantener las manos quietas cuando
se estiran los brazos, lo que resulta en un movimiento de aleteo brusco de las manos
(asterixis). Los músculos pueden presentar sacudidas de forma involuntaria o tras la
exposición a un ruido repentino, luz, movimiento u otro estímulo. Estas sacudidas se
llaman mioclonías. También suele aparecer somnolencia y confusión, y los
movimientos y el habla se vuelven más lentos. La desorientación es un rasgo
frecuente. Con menos frecuencia, se presentan agitación y nerviosismo. Finalmente, a
medida que la función hepática sigue deteriorándose, se puede perder el
conocimiento y entrar en coma. El coma suele tener consecuencias mortales, a pesar
del tratamiento.
Diagnóstico
Evaluación médica
Análisis de sangre
Los médicos pueden hacer pruebas del estado mental para valorar los cambios sutiles
que se producen en las primeras etapas de la encefalopatía hepática. También puede
realizarse una electroencefalografía (EEG). La EEG puede detectar anormalidades en la
actividad cerebral, pero no puede distinguir la encefalopatía hepática de otras posibles
causas.
Tratamiento
También trata de eliminar las sustancias tóxicas del intestino debido a que pueden
contribuir a la encefalopatía. Puede utilizar una o más de las siguientes medidas: