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Universidad Pontificia Javeriana


Simón Martínez López
Moral fundamental
Alberto Múnera, S.J.
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TEMA 2: LA REVELACIÓN DE DIOS: DEI VERBUM
RELACIÓN ENTRE ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO

La Dei Verbum es una constitución dogmática tiene como tema central el acontecimiento
fundante de la fe cristiana: la revelación que Dios ha realizado en la historia, por ello la
constitución expone una doctrina genuina sobre la divina revelación y su transmisión en todo
el mundo.

Dios en su historia solo ha revelado dos cosas: quién es Él y cuál es el plan que Él mismo diseñó
para la humanidad: que los seres humanos por medio de Cristo tienen acceso a la trinidad,
participan de la naturaleza divina y pueden ser divinizados: siendo todo esto una
manifestación de Amor. Por esta afirmación se pone en duda la revelación de Dios en la ley de
Moisés y de Jesús en el AT Y el NT.

En primera instancia, Dios se revela por hechos que han sido interpretados. Dios se ha
revelado con hechos y palabras durante muchos siglos, en la historia de Israel y
posteriormente en la vida de Jesús. Esta manifestación fue interpretada en palabras de
quienes experimentaron esos acontecimientos y los interpretaron como manifestaciones y
comunicaciones de Dios, hasta consignarlo en lo que conocemos como sagradas escrituras.

Sin embargo, es necesario aclarar que la revelación de Dios en el Antiguo Testamento es


preparatoria de la revelación absoluta de Cristo. Según Rahner la revelación se da en dos
clases. Informal: aquella manifestación que llega a todo ser humano a través de la historia y
formal, la que sucede en un periodo preciso de la historia y allí termina. En el AT encontramos
una revelación preparatoria a la más grande que es la de Jesucristo: Dios revelado
humanamente.

En este sentido, el pecado es entendido en el catolicismo como la carencia o ausencia de la


vida divina del ser humano, y por ello, los seres humanos estamos llamados a dejar el pecado,
es decir, acercarnos a nuestra divinización según el plan de Dios.

Por lo anterior, es preciso afirmar que, la fe cristiana es la acogida de y adhesión de la persona


a Cristo. En este punto no puede entenderse la fe como una aceptación de verdades, sino,
como una experiencia vital de encuentro con Jesucristo. Es una respuesta personal y
existencial a la entrega que Dios nos hace de sí mismo y que se convierte en entrega amorosa.
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Todos los cristianos podemos llegar a conocer a Dios y contemplar sus maravillas, por
conocimiento natural de Dios. Dios sólo revela lo que no es accesible al conocimiento natural
humano como son Él mismo y su plan de la divinización humana. Sin embargo, los asuntos
pertinentes a su intimidad, solo podemos acercarnos a ellos por que él nos lo concede, tal
como su plan de salvación en la persona de Jesús.

Según la doctrina tradicional del cristianismo, toda persona puede llegar a conocer a Dios al
contemplar las maravillas que descubre en el cosmos y en el mismo ser humano. Esto lo llama
conocimiento “natural” de Dios. Más aún: nada de lo que el ser humano puede conocer de
Dios por medio de su conocimiento “natural”, requiere revelación.

La Tradición viva que proviene de los Apóstoles, se ha mantenido, se mantiene y se seguirá


manteniendo y progresando a través de los siglos con la asistencia del Espíritu Santo, la
Tradición de la Iglesia y cómo ella no es fuente de revelación independiente de la Sagrada
Escritura. Los textos de la Sagrada Escritura como la Tradición de la Iglesia provienen de los
Apóstoles. La Sagrada Escritura consignó por escrito lo recibido, mientras que la Tradición se
fue transmitiendo de generación en generación. Esto determina que “la Iglesia no deriva
solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas. Por eso se
han de recibir y venerar ambas con un mismo espíritu de piedad”. (DV9).

El Concilio decidió clarificar el asunto y mantener el valor de la Sagrada Escritura y de la


Tradición, pero no como fuentes independientes de la Revelación sino como una única fuente
con dos vertientes: “La Sagrada Tradición, pues, y la Sagrada Escritura constituyen un solo
depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia”.

Para lograr una correcta interpretación de la Sagrada Escritura es necesario valerse de la


exégesis. Todo esto llevó al Concilio en la Constitución Dei Verbum a decir que no cualquier
persona sin conocimientos de exégesis está en condiciones de interpretar la Biblia, teniendo
presentes los géneros literarios, los contextos y las intenciones escriturísticas de cada uno de
los autores de los textos. Un punto que debe quedar claro, partiendo desde la exegesis hasta
llegar a la teología, es que, la Revelación de Dios consignada en el Antiguo Testamento es
preparatoria de la plena, total y definitiva Revelación acaecida en Cristo. Por ser preparación
de la realización de este excepcional acontecimiento de la salvación en Cristo, preanunciada,
narrada y explicada por los autores sagrados, el Concilio reconoce que los libros del Antiguo
Testamento inspirados por Dios mismo a sus autores son verdadera palabra de Dios y
conservan un valor perenne (DV 14).
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• Asumimos que "esta historia categorial de la revelación en ambos testamentos puede y debe concebirse como
interpretación válida de la comunicación trascendental de Dios al mismo hombre y como tematización de la historia
categorial general de esta comunicación" (p. 194).
• Se trata de la propia interpretación de aquella realidad que está constituida por la propia comunicación personal de Dios, o
sea, por Dios mismo” (p. 195).
• La R Si ésta se interpreta históricamente, entonces es Dios el que se interpreta a sí mismo en la historia, y los portadores
históricos concretos de tal autointerpretación están en sentido auténtico autorizados por Dios.
• sa autointerpretación no es un suceso accesorio, sino un elemento histórico esencial en esta trascendentalidad sobrenatural,
la cual está constituida por la propia comunicación de Dios". (p. 195).
• Afirmamos que Dios ha querido libremente interpelar a la humanidad en una propia comunicación personal que
acontece en la historia normal de algunos seres humanos (los profetas) cuando autointerpretan su trascendentalidad
sobrenatural religiosa. Pero no puede darse demostración de la verdad de esta revelación.
• Características: Suficiente continuidad y nexo referencial causal, una legitimación por cierta fenomenología histórica
extraordinaria ("milagros"), la destinación a muchos, la agrupación de interpretaciones particulares, su forma
intersubjetivada.
• La Constitución dogmática Dei Verbum: Pero sorpresivamente los Obispos dicen que Dios en la historia sólo ha
revelado dos asuntos: quién es Él y cuál es el plan que Él mismo diseñó para la humanidad. Y esto lo dicen en una sola
frase: “Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a Sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los
hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la
naturaleza divina” (DV 2). Esta frase del documento descarta quePorque el ser humano no puede conocer la intimidad
de Dios dado que Él es el misterio absoluto e inalcanzable ni puede conocer cuáles son sus designios, si Él no nos
comunica lo uno y lo otro. Más aún, repitiendo lo que había afirmado al respecto el Concilio Vaticano I en su
Constitución Dei Filius, Dios no necesita revelar aquello que el ser humano por su propio conocimiento puede conocer
(DV 6).
• La tendencia actual de la Teología que quiere ser fiel al Concilio (DV 2), piensa que la Ley de Moisés no fue revelada y
que tampoco en el Nuevo Testamento Cristo reveló leyes. 2. Dios se reveló primeramente por hechos interpretados
por las palabras
• Existen dos clases de revelación de Dios según la Teología católica: una manifestación implícita, que según Rahner le
llega a todo ser humano a través la historia de la humanidad. Esta revelación ocurre en cada persona en la medida en
que con su conciencia capta el bien que debe hacer y el mal que debe rechazar, de manera que si con su libertad hace
el bien, puede aunque no lo sepa, participar de la vida de Dios, divinizarse. La revelación formal y explícita de Dios
sucede, en cambio, en un período preciso de la historia, y allí termina.
• 3. La revelación de Dios en el Antiguo Testamento es preparatoria de la revelación plena, absoluta y definitiva en la
persona del Señor Jesucristo
• El numeral 4 del documento sintetiza la afirmación fundamental del cristianismo y que se encuentra en la Carta a los
Hebreos: que Dios-Padre habló al pueblo de Israel de muchas maneras por medio de los Profetas pero que finalmente
nos habló por su Hijo (Heb 1, 1
• 4. Dios sólo revela lo que no es accesible al conocimiento natural humano como son Él mismo y su plan de la
divinización humana
• La fe cristiana, respuesta a la revelación explícita de Dios es la acogida de y adhesión a la persona a Cristo
• Para profesar esta fe es necesaria la gracia de Dios, que proviene y ayuda, y los auxilios internos del Espíritu Santo, el cual
mueve el corazón y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da ‘a todos la suavidad en el aceptar y creer la verdad’. Y
para que la inteligencia de la revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por
medio de sus dones”. (DV 5).
• 5. La Sagrada Escritura tiene que ser interpretada con la utilización de la exégesis
numeral 12 de la Constitución Dogmática Dei Verbum como obligatorio para los fieles católicos. Esto nos hace ver que muchas
veces la utilización de los textos bíblicos por parte de catequistas, predicadores, directores de grupos piadosos, profesores de
religión y otros personajes (incluso en documentos oficiales de la jerarquía eclesiástica) no es acorde con lo establecido por el
Concilio. Y en ocasiones resultan graves consecuencias de esto, como atribuir a revelación directa de Dios algunas leyes o
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conceptos expresados por los autores bíblicos, correspondientes a sus épocas pero no aplicables o normativos para toda la
comunidad católica.
6. La Revelación de Dios consignada en el Antiguo Testamento es preparatoria de la plena, total y definitiva Revelación acaecida
en Cristo
El Concilio hace ver insistentemente que el plan de revelación y salvación por parte de Dios, lo que en cristiano llamamos la
“economía” divina, en el Antiguo Testamento “estaba ordenada, sobre todo, para preparar, anunciar proféticamente y significar
con diversas figuras la venida de Cristo redentor universal y la del Reino Mesiánico”. (DV 15).
• Bases racionales y razonables de nuestra revelación: El cristianismo se presenta como una religión surgida de una
revelación categorial, concreta, histórica de Dios, a la que consideramos "oficial".Es perfectamente racional y razonable
suponer que Dios existe, que se puede comunicar al ser humano en la historia, que su comunicación pueda ocurrir a
través de experiencias religiosas individuales y colectivas

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