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¡Los pulmones!
No puedes ver tus pulmones, pero es fácil sentirlos cuando están en acción: ponte las manos en el
pecho e inspira muy profundamente. Sentirás cómo el pecho se hace ligeramente más grande. Ahora
exhala el aire (bota el aire) y siente cómo el pecho vuelve a su tamaño normal. ¡Acabas de sentir
toda la fuerza de tus pulmones!
Vistos de fuera, los pulmones son rosados y algo blandos, como una esponja. ¡Pero el interior
contiene lo realmente importante de los pulmones!
El corazón y los pulmones trabajan juntos y nunca descansan, ni siquiera cuando duermes. Cuando
respiras entra aire por la nariz y la boca. El cuerpo necesita oxígeno que está en el aire y que va a
los pulmones.
Medidas preventivas
El aire que respiramos posee, en muchas ocasiones, sustancias
contaminantes que pueden provocarnos enfermedades. El humo de los
coches y del tabaco es perjudicial para nuestro organismo. Por ello:
Aléjate del humo del cigarrillo.
Ventilar las habitaciones para que el aire se renueve.
Evitar los lugares cerrados, sobre todo si hay gente fumando.
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Para que el aire llegue hasta los pulmones y salga
luego de ellos, realizamos dos movimientos
respiratorios: inspiración (inhalar) y espiración
(exhalar).
Cuando inhalas llevas aires a los pulmones, el que
contiene oxigeno. Este gas pasa a través de la
delgada pared de los pulmones y a la sangre y es
transportado por todo el cuerpo. En este momento
tus pulmones se agrandan y se llenan de aire.
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Actividad 2: Escribe el nombre de cada estructura del sistema
respiratorio.