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El lenguaje, nuestra mejor forma de expresión.

Todo animal es capaz de comunicarse con su entorno gracias a sus sentidos:


olfato, vista, oído, tacto y gusto. En el hombre esta capacidad aumenta por dos
facultades fundamentales: la inteligencia y el lenguaje. La inteligencia supone una
toma de conciencia de todas las circunstancias que están alrededor del hecho
comunicativo, tales como porque y como se produce, que consecuencias se
derivan de él y donde tiene lugar. El lenguaje permite una voluntad de
comunicación, ya que el hombre tiene plena conciencia del acto que se está
desarrollando. Es decir, desde la antigüedad el hombre ha tenido esa necesidad y
capacidad de comunicarse, ya que surge un interés por expresar todas nuestras
ideas y conocimientos para así lograr fortalecer nuestras relaciones
interpersonales. Por ende las habilidades del lenguaje; como son el habla, la
escritura, el escuchar y leer, juegan un papel muy importante en las competencias
comunicativas de cada individuo, dado de que con esta nos ayuda a
desenvolvernos en la sociedad, y así ir adquiriendo herramientas y experiencias,
para el respectivo despliegue de las competencias de cada ser. Nuestra
interacción comunicativa ante la sociedad debe ser clara, precisa y oportuna para
poder establecer una efectiva comunicación en los diferentes contextos que se
nos presenten. Está claro, entonces, que la competencia comunicativa no se limita
a la competencia gramatical o al conocimiento semiológico de una lengua. Por lo
tanto, la competencia comunicativa se da por la adquisición y desarrollo de una
serie de habilidades y de saber situarse en el contexto comunicativo especifico,
así como dijo el sociolingüista DELL HYMES:

“La competencia comunicativa es una capacidad que comprende no sólo la


habilidad lingüística, gramatical, de producir frases bien construidas y de saber
interpretar y emitir juicios sobre frases producidas por el hablante-oyente O por
otros; sino que, necesariamente constará por un lado de una serie de habilidades
extralingüísticas interrelacionadas, sociales y semióticas, y por el otro, de una
habilidad lingüística polifacética y multiforme”.

Por otra parte el ser humano tiene una serie de habilidades y conocimientos
subyacentes que hace posible su actuación en los intercambios sociales, Una de
las competencias esenciales para abordar todas las situaciones de nuestro
entorno es la comunicativa. Si no nos comunicamos no podemos acceder a los
diversos campos del saber ni tenemos posibilidades de ser exitosos en las
relaciones con el conocimiento, con los demás, ni con nuestro entorno. “La
competencia comunicativa es el término más general para la capacidad
comunicativa de una persona, capacidad que abarca tanto el conocimiento de la
lengua como la habilidad para utilizarla. La adquisición de tal competencia está
mediada por la experiencia social, las necesidades y motivaciones, y la acción,
que es a la vez una fuente renovada de motivaciones, necesidades y
experiencias” (CARLOS ANDRÉS ARANGO).

Por otro lado, en nuestra condición de seres sociales, las personas necesitamos
comunicarnos. La comunicación permite transmitir información e intercambiar o
compartir ideas, lo que enriquece la experiencia humana. La comunicación es de
vital importancia para desarrollar nuestras potencialidades. Los seres humanos
somos los únicos que al comunicarnos adoptamos una postura expresiva, lo que
está cargada con elementos emocionales y estos aplican un grado de subjetividad.
Es así, que cuando interactuamos nuestras palabras tienen una serie de
componentes afectivos y ello nos permite desenvolvernos dentro del mundo y la
sociedad. Además es importante resaltar que sin comunicación no existiera la
sociedad, ya que este es un elemento muy importante en la vida social porque le
permite al hombre intercambiar información ya sea en dicho entorno o en
diferentes grupos sociales. También es importante porque nos permite interactuar
en diferentes hechos de nuestra vida cotidiana, que nos permite conocer los
problemas, las emociones y sensaciones de cada de cada ser

Como ya hemos visto la lengua es el principal sistema de comunicación humana,


nosotros al comunicarnos no siempre la empleamos de la misma manera, porque
intuitivamente sabemos que tiene muchas posibilidades y las utilizamos según la
finalidad que pretendamos en cada momento. Al estudiar las funciones del
lenguaje descubrimos que elemento. De entre los muchos que participan en la
comunicación, es el fundamental. Dentro de las funciones de la lengua se puede
distinguir la función expresiva, el cual trata de que el lenguaje posea la capacidad
de expresar las emociones y sentimientos del emisor, otra función es la
referencial; esta es la que se ocupa del contenido y del contexto de la
comunicación. Por otro lado encontramos la función fáctica, que sirve para indicar
que la conversación no se ha interrumpido y para comprobar el perfecto
funcionamiento del canal. Otra importante función es la metalingüística, que se
utiliza en la lengua para hablar de la lengua, y por ultimo encontramos una función
poética, en donde esta se preocupa por la forma del mensaje y por la lengua en sí
misma.

Hasta aquí hemos considerado la comunicación verbal, que es la modalidad


predominante. Pero sin duda también existe la llamada comunicación no verbal.
Esta comprende los gestos que empleamos a diario para expresar diferentes
sentimientos o estados de ánimo. Este tipo de comunicación se ha empezado a
estudiar con cierta rigurosidad hace apenas algunas décadas. El componente
verbal se utiliza para transmitir información concreta, objetiva, “lo que se puede
poner en palabras”, en tanto que el no verbal es el que da cuenta de estados
anímicos y actitudes personales. Los gestos de cariño y también los de
desaprobación influyen sobre nuestro comportamiento y nos van forjando como
individuos.

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