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La técnica del árbol de fallos nació en 1962 con su primera aplicación a la verificación de la
fiabilidad de diseño del cohete Minuteman. Posteriormente ha sido aplicada sobre todo
inicialmente en el campo nuclear y posteriormente en el campo químico, en estudios como el
de Rijmond. Los árboles de fallos constituyen una técnica ampliamente utilizada en los análisis
de riesgos debido a que proporcionan resultados tanto cualitativos como cuantitativos. En este
apartado se describe únicamente la técnica en su aplicación cualitativa.
Esta técnica consiste en un proceso deductivo basado en las leyes del Algebra de Boole, que
permite determinar la expresión de sucesos complejos estudiados en función de los fallos
básicos de los elementos que intervienen en él. De esta manera, se puede apreciar de forma
cualitativa, qué sucesos son menos probables porque requieren la ocurrencia simultánea de
numerosas causas.
SUCESO TOP: Ocupa la parte superior de la estructura lógica que representa el árbol de fallos.
Es el suceso complejo que se representa mediante un rectángulo. Tiene que estar claramente
definido condiciones.
SUCESOS INTERMEDIOS: Son los sucesos intermedios que son encontrados en el proceso
de descomposición y que a su vez pueden ser de nuevo descompuestos. Se representan en el
árbol de fallos en rectángulos.
La puerta AND se utiliza para indicar un «Y» lógico. Para que ocurra la salida lógica S es
necesario que ocurran conjuntamente las dos entradas lógicas e1 y e2.
AND OR