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DE ANTIOQUIA
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Corona, Bajo Putumayo, elaborada en fibra vegetal y plumas de guacamayo.
Colección de Antropología Museo Universidad de Antioquia. Esta colección tuvo sus orígenes en 1943,
gracias al trabajo del profesor Graciliano Arcila Vélez.
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Contenido 314
octubre - diciembre 2013 Portada: Atlas. Óscar Saldarriaga
4 Minúsculas
En predios de la quimera
Especial
Nicolás Gómez Dávila
El reaccionario auténtico
15 Nicolás Gómez Dávila
El amanecer y el deseo
41 Felipe Restrepo David
Cuento
46 Zancudos y galaxias
Juan Fernando Merino
Ensayo
Visiones de caníbales (2A parte)
53 Ándres García Londoño
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Libros
Lo que no tiene nombre o
89 el éxito a toda costa
Asbel López
Arquitectura
La transformación urbana de Medellín:
94 el tranvía de Ayacucho
Luis Fernando González Escobar
El sombrero de Beuys
102 Plástica
Rojo como el deseo
Sol Astrid Giraldo
La mirada de Ulises
Cine
Centenario de Burt Lancaster
111 El gigante frágil
Juan Carlos González A.
Entrevista
61 Ana sin partitura
Ana Cristina Restrepo Jiménez Reseñas
Fragmentos a su imán 116 • Payday 2. Llevando el esquema de las
heist movies al terreno interactivo
Deivis Cortés
Ensayo • Los escogidos, memoria poética de un río
Heaney y sus amigos Joaquín Arango
67 Juan Fernando Gutiérrez
Poesía
Seamus Heaney
72 Traducciones de Simón Andrés Villegas
Crítica
Una taxonomía para los objetos
78 Carlos Andrés Salazar
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minúsculas
ISSN: 0120-2367
Fundador:
Alfonso Mora Naranjo
Rector:
Alberto Uribe Correa
Vicerrector general:
John Jairo Arboleda
Secretario general:
Luquegi Gil Neira
Director: A la medida
Elkin Restrepo
Asistente de dirección: Paloma Pérez Sastre
Janeth Posada Franco
Diseñadora:
Luisa Santa Pleno de existencia
Auxiliar administrativa: para la intimidad y sus ritos…
Ana Fernanda Durango Burgos
Fernando Arrabal, Clítoris
Corrector:
Diego García Sierra
E
Comité editorial: l año pasado, por esta
Jairo Alarcón, Carlos Arturo Fernández,
Patricia Nieto, Juan Carlos Orrego, época, escribí una mi-
César Ospina, Margarita Gaviria, núscula sobre la ablación
Luz María Restrepo, Alonso de clítoris y otras castraciones
Sepúlveda, Nora Eugenia Restrepo,
Carlos Vásquez. simbólicas. Hoy vuelvo sobre el
tema, impulsada por la historia
Impresión: Imprenta Universidad
de Antioquia, Medellín, Colombia que hace poco le oí a una tera-
Correspondencia y suscripciones: peuta conocida:
Departamento de Publicaciones,
Universidad de Antioquia
Bloque 28, oficina 233, La paciente era una mu-
Ciudad Universitaria jer joven. Llegó remitida por
Calle 67 N.o 53-108
Apartado 1226, Medellín, Colombia un médico para que le hicie-
Tel.: (574) 219 50 10, 219 50 14 ra drenaje linfático por moles-
Fax: (574) 219 50 12 tias en el abdomen después de
revudea@quimbaya.udea.edu.co
varias cirugías estéticas: senos,
Página web: nariz, labios, abdomen, nalgas y
www.udea.edu.co/revistaudea
Versión digital
“vulvoplastia”. A su compañe-
www.latam-studies.com ro, o sea, su apoderado o su... ni
http://oceanodigital.oceano.com/ sé cómo llamarlo: el proveedor
Publicación indexada en: MLA,
Ulrich’s, Clase de sus gastos, le gustaba verle el
Canje: Sistema de Bibliotecas, clítoris cuando estaba desnuda,
Universidad de Antioquia y le hizo recortar los labios vagi-
Bloque 8, Ciudad Universitaria
E-mail: canjebc@caribe.udea.edu.co nales. Las molestias después de
Licencia del Ministerio de Gobierno la cirugía eran una tortura por
N.o 00238
el roce con todo: la ropa interior
La Revista Universidad de y la ropa tan pegada que usa.
Antioquia no se hace responsable Hablar de esto es como hablar
de los conceptos y opiniones
emitidos en los artículos, los cuales de las mujeres de la mafia y to-
son responsabilidad exclusiva de dos los días se ven esas cosas…
los autores.
4
Esa forma tan extravagante resulta divertida y, cuando les de una pulsión que no se detie-
de “plastia” —como si las otras gusta, la sacan de paseo y así va ne en la integridad del otro, y
no lo fueran— le faltaba a mi la cosa”, dice Dorothy Parker en castrada para siempre. Perdido
repertorio. El relato me produ- Una rubia imponente. Con tal de el placer, la única función del ór-
jo rechazo e indignación, pero resultar divertidas, se quitan o se gano diminuto, garantizado el
también, y extrañamente, piedad ponen lo que sea en el cuerpo o sufrimiento. Esta será la marca
frente al padecimiento de esa en el alma. Y lo hacen por amor de posesión del dueño, la misma
mujer atormentada. Usar la ciru- —qué va uno a saber—, por de- del hierro de su ganado.
gía para solucionar un problema bilidad, por dinero o por amor al Es ofensivo, pero viéndolo
funcional, reconstruir un daño o dinero. Atrapadas en el consu- bien, nada que disuene con la
corregir un defecto físico es una mo, no se dan cuenta de que la soberbia que campea en un país
forma loable del alivio y la cura; mercancía son ellas mismas y de donde escasea el aprecio por la
pero rediseñar un cuerpo con que lo consumido, incluidas las vida. Él será la envidia de to-
parámetros raciales ajenos, con cirugías, no es más que la ma- dos: posee una mujer a la me-
el fin de borrar los rastros indí- teria prima para la autofabrica- dida de su deseo. Me falta un
genas o negroides, es algo que ción de un producto “bello”, un dato: fue una mujer quien prac-
lesiona la identidad y la cultura. objeto que él posee, modifica, ticó la cirugía.
Otro asunto es castrar, porque abusa y luego descarta. Pero los
significa degradación y despojo desechos envejecen mal, y, como sastreperez@gmail.com
Profesora de la Universidad
—de la dignidad, en primer lu- Hazel Morse, la rubia de Parker,
de Antioquia
gar—. Una vez reducida, la presa perdidas en adicciones, delirios,
queda a merced de su dueño. manías, depresiones.
Ellas lo hacen gustosas e in- Sé que mis palabras son du-
conscientes, hipnotizadas por la ras y que podrían usarse para
fantasía del estereotipo refor- demostrar cuánto competi-
zado por los medios: la modelo mos y nos odiamos las mujeres;
más “bella”, la más deseada por pero aunque me siento incómo-
todos. Ser como ella a cualquier da e incapaz de mirar a la cara a
precio. En una sala de espera oí quien se cubre con una másca-
hablar a una mujer, muy ufana, ra, no es a ellas a quienes dirijo
sobre su fascinación por estar en mi enojo. Sino hacia aquello que
una mesa de cirugía recibien- valida y tolera tantas formas de
do anestesia; decía que no veía la agresión; a veces hasta con argu-
hora de volverlo a hacer. Como mentos de la “cultura”.
ella hay en Colombia infinidad Al menos para las de mi
de rubias postizas de pelo plan- edad, es inevitable asociar los Muertes cotidianas
chado, forradas en cebra, culebra, genitales femeninos en su con-
leopardo o cocodrilo; hembras junto con palabras como capullo, Andrés García Londoño
en serie que, si no fuera por la nido y cueva y, sobre todo, con la
U
huella digital, podrían prestarse metáfora floral que compara los na de las consecuencias
los documentos de identificación labios con los pétalos, cuya fun- de vivir entre los trópi-
unas a otras para suplantarse en ción es proteger el órgano más cos es que la naturaleza
bancos o aeropuertos. delicado, el pistilo. Cortar los nos brinda una imagen donde la
A esas hipermujeres las ve- labios para descubrir el clítoris muerte está mucho más ausente
mos a diario montadas en ca- significa despojar a su dueña de que en otras partes del planeta.
mionetas, desempeñando el aquello que resguarda y cuida lo La vida parece la condición
mismo papel de la camioneta: más íntimo: desnudar más allá dominante del paisaje, natural,
adornarlo a él. “A los hombres del desnudo. Obsceno. Ella que- casi eterna. No importa el día
les gusta una mujer cuando les da inerme, sin piel, al servicio cuando salgamos a caminar,
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eso no afectará nuestra vida co- interesaba más en las letras que
tidiana, más allá de que quizá en el cine. La motivación, sin
miremos con otros ojos el polvo embargo, seguían siendo los po-
acumulado en nuestro hogar. Y bladores Inuit. Le parecía que
sin embargo, la contemplación su lucha por sobrevivir mos-
del paisaje sí puede generar toda traba una poética combinación
una serie de reflexiones en quien de la rudeza salvaje del hombre
lo experimenta, algo de lo cual hijo de la naturaleza y la nobleza
este artículo mismo es una prue- propia del ser humano. Cuando
ba. Esto no solo es una muestra Mackenzie observó el gran in-
de nuestra naturaleza visual sino terés que estas gentes le suscita-
también de la escala en que nos ban a su ingeniero, le sugirió que
ubicamos en el mundo: aquello Un paraíso blanco se llevara una cámara de cine y
que consideramos que está en plasmara sus impresiones con
nuestra misma escala nos afecta Ignacio Piedrahíta esta nueva técnica.
más que aquello que sucede a un Flaherty le hizo caso y se
H
nivel microscópico o macroscó- ace cien años, un compró una pequeña cámara
pico, como las estrellas. Si el sol empresario ferroviario portátil, y esta vez se marchó a
fuera humano se encontraría en de apellido Mackenzie una expedición que ya no tenía
la treintena, poco antes de llegar se propuso explorar los terri- como objeto las minas de hie-
a la mitad de su posible espe- torios del noreste de Canadá. rro sino las costumbres primiti-
ranza de vida, pues si no suce- Pretendía no solo establecer allí vas de aquel paraíso blanco. Por
de nada inesperado, un día no nuevas rutas comerciales para primera vez no regresaba con
demasiado lejano en una esca- sus trenes, sino además fundar muestras de minerales en sus
la cósmica, más o menos den- minas en posibles yacimientos manos, sino con 30 mil pies de
tro de seis mil millones de años, de hierro. Con ese fin buscó película listos para revelar. Lo
el sol mismo morirá. ¿A quién un geólogo que se internara en que ocurrió en la sala de edición
miraría él si tuviera conciencia? aquellas tierras gélidas, y dio en Toronto es una de esas anéc-
Quién sabe, así como quién sabe con un joven norteamericano dotas que parecen inventadas
a quién mirarían nuestras célu- recién graduado llamado Robert para mayor grandeza de sus pro-
las. Lo que sí es seguro es que Flaherty. Una década después, tagonistas: una colilla de cigarri-
de tener ojos o conciencia el sol este último no sería ya el inge- llo cayó sobre los negativos y los
miraría a alguien, a quien fuera, niero que empezaba una carrera consumió en cuestión de segun-
átomo, flor o nebulosa, para no en la prospección de minerales, dos. La copia final, sin embargo,
sentirse solo o sin sentido, sino sino el célebre director de la sobrevivió, pero Flaherty no es-
parte integral del gran ciclo… película Nanuk, el esquimal, uno taba contento. Decía que las se-
Y luego de mirar, olvidaría, para de los hitos más importantes de cuencias filmadas no conseguían
poder brillar un día más. la historia del cine documental. contar una historia que pudiera
El cambio en el destino de entusiasmar al público.
agarlon@hotmail.com Flaherty estuvo marcado por las El joven director, en vez de
costumbres de los pueblos na- renunciar a un cine que hacía
tivos. A medida que cartogra- intuitivamente y regresar a la
fiaba la zona, hizo amigos entre certeza de su ingeniería de mi-
los esquimales y recogió sus nas, consiguió financiación de
historias, pensando que luego una empresa francesa de pieles y
esas notas podrían convertirse partió de nuevo para los terri-
en una novela. Flaherty esta- torios Inuit, con el fin de filmar
ba recién casado con una es- otra vez todo lo que ya había
critora, y en su tiempo libre se filmado. En esta ocasión, como
E
nista no podía ser sino uno, la trama, era el romanticismo de rnán Cirianni es ya de por
agreste naturaleza de la hela- Flaherty el ingrediente que ne- sí un ser humano com-
da tundra. Con el fin de ha- cesitaba su película. Agregando plejo, que posee múltiples
cer más interesante el drama de drama a sus imágenes docu- identidades nacionales: una ar-
Nanuk, Flaherty hizo casting y mentales, el material no deja- gentina, por nacimiento y por es-
usó la puesta en escena en cier- ba de ser verdadero, sino que se tar viviendo en Argentina, ahora,
tos pasajes. Por ejemplo, hay un convertía en una manera más en su etapa de adultez; una
momento en el que Nanuk y su poderosa de narrar lo real. Sin mexicana porque sus padres, an-
familia se arriesgan a morir si embargo, no se trataba de cual- tiguos militantes del movimiento
no encuentran donde pasar la quier asunto dramático, sino revolucionario Montoneros,
noche y, por fortuna, hallan un del problema único y más pro- tuvieron que migrar en la dé-
iglú abandonado que los salva fundo de la existencia, la lucha cada de los setenta a ese país, y,
de la tragedia. Dicho iglú, ade- por sobrevivir que siempre cau- finalmente, una europea (para
más de haber sido puesto allí tivó al autor y que lo acompa- más señas italiana), gracias a
para dichos fines dramáticos, ñaría en sus mejores películas. sus antepasados que migraron a
estaba además cortado por la Con Nanuk, Flaherty le mos- Argentina; aunque, siendo más
mitad, de manera que la cámara traba al mundo que, más allá de o menos honesto, el europeo en
pudiera filmar como si estuviera todas las luchas del hombre ci- Ernán Cirianni se le nota más
en su interior. vilizado, solo la que lo enfrenta bien poco, escondido entre ese
Aun así, con puestas en es- a la fuerza de la naturaleza es la acento de crianza mexicano y su
cena y secuencias actuadas, la que puede mostrar su verdade- recuperado dejo porteño.
gran lucha de Nanuk por sobre- ra medida. Este caleidoscopio que es
vivir cautiva al público de una Ernán Cirianni cuenta con otros
manera que genera a la vez ad- agromena@gmail.com espejos, como que es trotskista
miración y ternura. El frío per- acérrimo, defensor de las cau-
manente, la búsqueda continua sas revolucionarias a favor de
de comida y los pocos recursos la pronta llegada al poder del
que el nativo tiene a su alrede- proletariado, presente siempre
dor constituyen la forma más en los mítines de los diferen-
pura y original de las relacio- tes movimientos de izquierda
nes del hombre y la naturaleza. en Argentina y crítico acérrimo
Basta ver a Nanuk muerto de de la oposición de centro y, por
risa después de pasar por las supuesto, de derecha (más aún,
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llega a tener la autoridad moral, Tipos normales que casi lle- poco ceremonioso. Mientras
que su trotskismo parece darle, gan a los 40, divorciados, con unos dibujantes miedosos usan
para criticar a “apáticos” e “indi- un hijo, que viven en lo de su reglas y compás, limpian la hoja
ferentes” a la causa como, según madre, que tienen un trabajo sin constantemente, borran con cui-
él, los anarquistas). futuro, que toman pastillas para dado y hasta “peinan” el tra-
Tiene un hijo, está divorcia- dormir y toman pastillas para zo, Ernán Cirianni es capaz de
do, parece estar medicado, es ba- comenzar el día feliz. dibujar sobre cualquier papel
rrigón, bajito, feo y, para colmo arrugado y con el lapicero que
de males, es hincha de Huracán, Ese es nuestro hombre, un esté más cerca de su mano. Eso
un equipo que en la liga de fút- tipo “normal”, que dibuja con siempre será gratificante que
bol de Argentina parece más un desparpajo enorme, en una suceda en el mundo de la his-
bien un vientecito de costado, un soltura de mano que da envidia torieta: autores que bajen del pe-
poco molesto pero inofensivo. por la forma como va constru- destal esa narración con dibujos
Todo esto, y mucho más, co- yendo la narración en el cómic y y la pongan en su verdadero si-
nozco de Ernán Cirianni porque por la velocidad con que lo hace. tio, en el sitio que le pertenece,
he leído sus libros: Grosso mal Así es su historieta, el asunto al nivel de un tipo normal.
(Editorial Loco Rabia, Buenos estético aumenta la neurosis la-
Aires, 2009) y Algo imposible tente en los personajes y lo que truchafrita@hotmail.com
(Ediciones Noviembre, Buenos van contando. Esos “muñequi-
Aires, 2012), porque le he segui- tos” que dibuja Cirianni pare-
do la pista por algunos años en cen temblar de autocompasión
revistas latinoamericanas de có- cuando comentan su falta de
mics y en su propia publicación: amor, de sexo, de fama y fortu-
Cábula, que reúne algunas de sus na, la miserable vida del outsider.
historietas con las de otros auto- Pero también palpitan de ra-
res latinoamericanos e, incluso, bia cuando son poseídos por
del orden mundial. Además por esa conciencia de clase, cuando
su blog de cómics: decomome- hay que defender al proletaria-
hicericoyfamoso.blogspot.com. do, cuando es necesario derrocar
A pesar de tantos matices a los tiranos y déspotas que go-
que posee nuestro autor, que, biernan en todas las naciones de
valga la pena decir de una vez, este mundo injusto. Esta vida
es también su personaje en his- Eso sí, el lector siempre ten- Luis Fernando Mejía
torietas (por lo menos así lo he drá algo divertido cuando lea
podido entender yo como lec- sus historietas. De la misera- Vengo de no sé dónde,
tor), Cirianni parece tener una ble vida pasa a las justificaciones Soy no sé quién,
vida miserable. En Algo imposi- más insólitas, a veces ayuda- Muero no sé cuándo,
ble, que es una larga y divertida do por teóricos de la política, el Voy a no sé dónde,
charla entre dos personajes (uno arte, la ciencia, el sicoanálisis, Me asombro de estar tan alegre.
de ellos es Ernán, por supuesto) por las citas de la literatura, la Martinus von Biberach
acerca de un montón de temas poesía o la filosofía. Un brebaje
“
que pasan por la medicación en cómic que da aliento al lec- Sólo se vive una vez” es una
con pastillas, poder tener por fin tor pero, sobre todo, da sonrisas sentencia que todos hemos
sexo, hacer o no ejercicio físi- y, en muchos casos, carcajadas escuchado de quienes inci-
co, las posibles visitas al sicólogo (algo impagable en este mun- tan al aprovechamiento óptimo
(¿o será siquiatra?), el instin- do muchas veces triste, apático y del tiempo y de las circunstan-
to, el animal salvaje, etc., Ernán mediocre). cias. Sin embargo, está probado
Cirianni nos devela que es un Es un dibujo poco usual el de que los gatos poseen siete
tipo normal: Cirianni y, más interesante aún, vidas, y los creyentes budistas e
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a Woody Allen: “sólo se vive una adolescencia” de la cual se ha- que había dado en la Casa del
vez, pero una vez es más que su- blaba en otro poema. Lago, en la UNAM, en 1965, y
ficiente si se hace bien”. Aunque Pero no fue solo que esa poe- que resume su visión de mun-
puede sobrar la expresión “si se sía se acomodara como anillo al do. Tal vez no es una propuesta
hace bien”. dedo a mi desesperanza juve- novedosa: lo que hace allí Mutis
nil. Había algo más que poco a es adherirse a la “filosofía” de
lfmejia@udea.edu.co poco iba comprendiendo: “Esta Conrad y de Pessoa. Sin em-
noche ha vuelto la lluvia sobre bargo, es mucho lo que le debo
los cafetales. /Sobre las hojas de a ese texto: me ayudó a superar
plátano, /sobre las altas ramas de en forma definitiva una culposa
los cámbulos, / ha vuelto a llover simpatía que entonces tenía por
esta noche un agua persistente y cierta izquierda radical. “Pero
vastísima/ que crece las acequias lo que define su condición so-
y comienza a henchir los ríos/ bre la tierra es el rechazo a toda
que gimen con su nocturna car- esperanza más allá de los más
ga de lodos vegetales. /La llu- breves límites de los sentidos,
via sobre el zinc de los tejados / de las más leves conquistas del
canta su presencia y me aleja del espíritu”.
sueño /hasta dejarme en un cre- Ese mismo año —había
cer de las aguas sin sosiego, / en empezado a trabajar como li-
la noche fresquísima que cho- brero en la librería Nacional—
El Mutis que yo leí rrea /por entre la bóveda de los descubrí jubiloso a Caravansary,
Luis Fernando Afanador cafetos /y escurre por el enfer- editado por el Fondo de Cultura
mo tronco de los balsos gigan- Económica. Allí, en un bre-
tes”. La lluvia de ese nocturno ve texto titulado “La nieve del
H
umberto Villa me ha- me devolvía inmediatamente a Almirante”, me encontré con la
bló por primera vez de Altamira, la finca cafetera de mi primera semblanza de Maqroll
Álvaro Mutis y, antes padre. A un pasado que estaba El Gaviero: “Una tabla de ma-
de perderse en la bruma de la en mí y el cual yo no creía que dera, sobre la entrada, tenía el
delincuencia, me regaló Summa tuviera un valor literario. Mis nombre del lugar en letras ro-
de Maqroll El Gaviero, en la cafetales, mis paseos al salto, mis jas, ya desteñidas: ‘La nieve del
edición de Seix Barral, de cará- primas, también eran un paraí- Almirante’. Al tendero se le
tula azul, preciosa, con prólogo so. La poesía de Mutis fue mi conocía como El Gaviero y se
de Juan Gustavo Cobo Borda, “magdalena” en una época en la ignoraba por completo su origen
que aún conservo. Era el final que, por cierto, había empezado y su pasado. La barba hirsuta y
de la década de los setenta. No a leer a Proust sin entenderlo. entrecana le cubría buena par-
sé cuántas veces leí y releí ese En 1981, la Biblioteca te del rostro. Caminaba apoya-
libro. Lo cargaba en la mochila. Básica de Colcultura publicó do en una muleta improvisada
Lo quería comentar con todo Poesía y prosa de Álvaro Mutis, con tallos rojos de bambú. En
el que se me atravesaba. “¡Oh una edición a cargo de su hijo la pierna derecha le supura-
Señor! recibe las preces de este Santiago. Allí leí “La muer- ba continuamente una llaga
avizor suplicante y concédele la te del estratega”, ese bello re- fétida irisada, de la que nun-
gracia de morir envuelto en el lato que cuenta una historia de ca hacía caso”. Hay otros textos
polvo de las ciudades, recostado amor en los últimos días de la claves sobre El Gaviero —“En
en las graderías de una casa caída de Bizancio; “Diario de los esteros” y “Cocora”— pero
infame e iluminado por todas Lecumberri”, el testimonio de Caravansary es fundamental-
las estrellas del firmamento”. su estancia en prisión —para mente un libro de encuentros
Yo también quería morir así. algunos su mejor obra— y “La con la muerte —y por eso
O, al menos, salir de “la furiosa desesperanza”, una conferencia mismo altamente erótico—,
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en predios de
la quimera
Nicolás
Gómez
Dávila
El reaccionario
auténtico
L
a existencia del reaccionario auténtico suele escandalizar al
Nicolás progresista. Su presencia vagamente lo incomoda. Ante la
Gómez actitud reaccionaria, el progresista siente un ligero menos-
Dávila* precio, acompañado de sorpresa y desasosiego.
Para aplacar sus recelos, el progresista acostumbra interpretar
esa actitud intempestiva y chocante como disfraz de intereses o
como síntoma de estulticia; pero solos, el periodista, el político y
el tonto no se azoran, secretamente, ante la tenacidad con que las
más altas inteligencias de Occidente, desde hace ciento cincuenta
años, acumulan objeciones contra el mundo moderno. Un desdén
complaciente no parece, en efecto, la contestación adecuada a una
actitud donde puede hermanarse un Goethe con un Dostoievski.
Pero si todas las tesis del reaccionario sorprenden al progresis-
ta, la mera postura reaccionaria lo desconcierta. Que el reaccionario
proteste contra la sociedad progresista, la juzgue, y la condene, pero
que se resigne, sin embargo, a su actual monopolio de la historia, le
parece una posición extravagante.
El progresista radical, por una parte, no comprende cómo el
reaccionario condena un hecho que admite, y el progresista liberal,
por otra, no entiende cómo admite un hecho que condena.
El primero le exige que renuncie a condenar si reconoce que
el hecho es necesario, y el segundo que no se limite a abstenerse si
confiesa que el hecho es reprobable. Aquel lo conmina a rendirse,
este a actuar. Ambos censuran su pasiva lealtad a la derrota.
*
Este artículo fue publicado por primera vez en el número 240 de la Revista
Universidad de Antioquia.
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que su razón postula, puesto que la libertad Pero si la historia no es un sistema abs-
la crea; y como su libertad también engen- tracto que germina bajo leyes implacables,
dra las causas que defiende, ningún hecho tampoco es el dócil alimento de la locura
puede primar sobre el derecho que la liber- humana. La antojadiza y gratuita voluntad
tad establece. del hombre no es su rector supremo. Los
El acto revolucionario condensa la hechos no se amoldan, como una pasta vis-
obligación ética del progresista liberal, cosa y plástica, entre dedos afanosos.
porque romper lo que la estorba es el acto En efecto, la historia no resulta de una
esencial de la libertad que se realiza. La his- necesidad impersonal, ni del capricho hu-
toria es una materia inerte que labra una mano, sino de una dialéctica de la volun-
voluntad soberana. tad donde la opción libre se desenvuelve en
Para el progresista liberal, pues, resig- consecuencias necesarias.
narse a la historia es una actitud inmoral y La historia no se desarrolla como un
estulta. Es estulta porque la historia es li- proceso dialéctico único y autónomo, que
bertad; inmoral porque la libertad es nues- prolonga en dialéctica vital la dialéctica de
tra esencia. la naturaleza inanimada, sino en un plura-
El reaccionario, sin embargo, es el es- lismo de procesos dialécticos, numerosos
tulto que asume la vanidad de condenar la como los actos libres y atados a la diversi-
historia, y la inmoralidad de resignarse a dad de sus suelos carnales.
ella. Si la libertad es el acto creador de la
Progresismo radical y progresismo li- historia, si cada acto libre engendra una
beral elaboran visiones parciales. La his- historia nueva, el libre acto creador se pro-
toria no es necesidad, ni libertad, sino su yecta sobre el mundo en un proceso irrevo-
integración flexible. cable. La libertad secreta la historia como
La historia, en efecto, no es un mons- una araña metafísica la geometría de su tela.
truo divino. La polvareda humana no pa- La libertad, en efecto, se aliena en el
rece levantarse como bajo el hálito de una mismo gesto en que se asume, porque el
bestia sagrada; las épocas no parecen orde- acto libre posee una estructura coherente,
narse como estadios en la embriogenia de una organización interna, una proliferación
un animal metafísico; los hechos no se im- normal de secuelas. El acto se despliega, se
brican los unos con los otros como escamas dilata, se expande en consecuencias nece-
de un pez celeste. sarias, de manera acorde con su carácter
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En los parajes sombríos de la
reaccionario, no es, sin embargo, dialécti-
ca de la voluntad inmanente, sino aventura historia, el hombre debe resignarse
temporal entre el hombre y lo que lo tras-
ciende. Sus obras son trazas; sobre la arena
revuelta, el cuerpo del hombre y el cuerpo a mirar con paciencia las soberbias
del ángel. La historia del reaccionario es un
jirón, rasgado por la libertad del hombre, humanas.
que oscila al soplo del destino.
El reaccionario no puede callar, porque
su libertad no es meramente el asilo donde reaccionario no aclama lo que ha de traer
el hombre escapa al tráfago que lo aturde, y el alba próxima, ni se aferra a las últimas
adonde se refugia para asumirse a sí mismo. sombras de la noche. Su morada se levanta
En el acto libre el reaccionario no toma, tan en ese espacio luminoso donde las esencias
solo, posesión de su esencia. lo interpelan con sus presencias inmortales.
La libertad no es una posibilidad abs- El reaccionario escapa a la servidum-
tracta de elegir entre bienes conocidos, sino bre de la historia, porque persigue en la sel-
la concreta condición dentro de la cual no va humana la huella de pasos divinos. Los
es otorgada la posesión de su esencia. hombres y los hechos son, para el reaccio-
La libertad no es una posibilidad abs- nario, la carne servil y mortal que alientan
tracta de elegir entre los bienes conocidos, soplos tramontanos.
sino la concreta condición dentro de la cual Ser reaccionario es defender causas
nos es otorgada la posesión de nuevos bie- que no ruedan sobre el tablero de la histo-
nes. La libertad no es instancia que falle ria, causas que no importa perder.
pleitos entre instintos, sino la montaña des- Ser reaccionario es saber que solo des-
de la cual el hombre contempla la ascensión cubrimos lo que creemos inventar; es ad-
de nuevas estrellas, entre el polvo luminoso mitir que nuestra imaginación no crea, sino
del cielo estrellado. que desnuda blandos cuerpos.
La libertad coloca al hombre entre pro- Ser reaccionario no es abrazar determi-
hibiciones que no son físicas e imperativos nadas causas, ni abogar por determinados
que no son vitales. El instante libre disipa fines, sino someter nuestra voluntad a la
la vana claridad del día, para que se yerga, necesidad que no constriñe, rendir nues-
sobre el horizonte del alma, el inmóvil uni- tra libertad a la exigencia que no com-
verso que desliza sus luces transeúntes so- pele; es encontrar las evidencias que nos
bre el temblor de nuestra carne. guían adormecidas a la orilla de estanques
Si el progresista se vierte hacia el futu- milenarios.
ro, y el conservador hacia el pasado, el reac- El reaccionario no es el soñador nostál-
cionario no mide sus anhelos con la histo- gico de pasados abolidos, sino el cazador de
ria de ayer o con la historia de mañana. El sombras sagradas sobre las colinas eternas.
La estética,
el escolio
y el ensayo
Cierta cortesía intelectual nos hace preferir la palabra ambigua.
El vocablo unívoco somete el universo a su arbitraria rigidez.
Nicolás Gómez Dávila
S
i, como sostiene el narrador y ensayista argentino
Ricardo Piglia, cada autor escribe para averiguar
Efrén qué es la literatura, en la obra de Nicolás Gómez
Giraldo Dávila encontramos una indagación en los límites de
la escritura. Un hecho que, en ocasiones, mientras se
está en la búsqueda solitaria de la expresión sintética
y exacta, bordea el trato con el silencio. La tradición
autocrítica, orientada a la revisión de las condiciones
de posibilidad para el pensamiento y la escritura, en-
cuentra en Gómez Dávila una expresión radical, pro-
pia de la forma breve contemporánea, que en su acción
de despojamiento acaba por anular la posibilidad de
una forma exhaustiva y total. Si bien en alguna parte
el escoliasta dice que no compone ideas, sino gestos,
“ademanes hacia ellas”, este carácter distanciado pos-
tula una escritura evasiva, así como la necesidad de que
autor y lector compartan los terrenos de una referencia
siempre elíptica. En definitiva, “sólo la alusión evoca
presencias concretas”.
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Una de las pruebas de que la dedica- cincuenta causaron estos textos agresivos,
ción exclusiva a la escritura de fragmentos escritos con un arte nunca antes visto en
acaba en una postura radical ante el lengua- la literatura del país, acostumbrada al di-
je es que, después de la publicación inad- tirambo y a la efusión poética sensiblera.
vertida de sus dos primeros libros (Textos Incluso, en el panorama crítico nacional, el
I y Notas), el autor renunció a la forma reaccionarismo político de los textos debió
ensayística compuesta de varios párrafos ser escandaloso aun para los conservadores,
que desarrollan ideas, y se empezó a incli- a quienes el mismo Gómez Dávila carac-
nar por modestas notas a las que después terizó como simples liberales “maltratados
agrupó bajo la designación de “escolios”. por la democracia”. Solo en 1977 aparecie-
Los escolios de Gómez Dávila son textos ron ya en libro los Escolios a un texto implí-
de dos o tres renglones en los que el autor cito, título que, usado el resto de su vida por
concentra su pensamiento reaccionario y Gómez Dávila, resalta el carácter parasita-
católico, glosa a un único “texto implícito”. rio de la forma elegida. Luego, los títulos de
Un trabajo que, pese a la aceptación de su las colecciones siguientes optaron por adje-
propia insignificancia, visto en su conjun- tivos que acentúan la idea de continuidad,
to, es espléndido en su minuciosa y acotada proceso y proyecto: Nuevos escolios a un texto
organización verbal. Quedan, más allá de implícito, Escolios nuevos y Sucesivos escolios a
las diferencias con el pensamiento allí ex- un texto implícito.
presado, el asombro ante los movimientos El escolio es una forma muy antigua y,
lógicos y las paradojas que se expresan en según el Diccionario de la Real Academia,
esas breves piezas, quizás el mejor ejemplo es “una nota que se pone en un texto para
de concisión y minimalismo formal de la explicarlo”. El término viene del latín scho-
literatura colombiana, la excepción en una lium, y este, a su vez, procede del griego
tradición ampulosa y simuladora. σχόλιον, que significa comentario o glosa.
La fortuna de estos extraños textos Por lo tanto, el proyecto de Gómez Dávila
fue desigual, luego de que se publicaron parece trazarse el simple propósito de ex-
por primera vez en la revista Mito en 1955. plicar o hacer notas marginales a una es-
Desde el inicio, no se supo muy bien en qué pecie de texto subyacente. Los críticos e
territorio ideológico y literario ubicarlos. historiadores y los analistas del escritor se
Por un lado, se trataba de textos que juz- han preguntado en repetidas ocasiones qué
gaban con acritud los valores de la cultura significa ese “texto implícito”, aludido enig-
moderna y contemporánea, pero que, por máticamente en los títulos. “Amanuense de
su misma singularidad, confesaban la per- siglos, solo compongo un centón reaccio-
tenencia a su tiempo, una época que, como nario” escribió, aludiendo a su propia tarea.
la segunda mitad del siglo xx, fue de in- Para algunos, la explicación es ideológica:
terrogaciones y cuestionamientos autocrí- el texto implícito es la concepción reac-
ticos. Algo que, como recordarían después cionaria y católica preconciliar de la vida y
los académicos que se ocuparon de su obra, de la historia, ante la que solo cabría una
confirma el hecho de que el pensamiento sumisión autoral completa. Una axiología
reaccionario es el primer crítico de la mo- ante la que el escritor, un reaccionario ex-
dernidad. Por otro lado, mientras suscribía traviado en tiempos en los que nada merece
su pertenencia a una especie de literatura ser conservado, solo comenta fragmentaria-
dominada por la aspiración reflexiva, se ha- mente los postulados de una unidad moral
cían notables la imaginación y los giros que y espiritual preexistente e incontrovertible,
atraen la atención hacia el ingenio, la preci- accesible apenas con trozos de lenguaje. Un
sión y la contundencia idiomática. mundo que vive entre escombros, y del cual
Se puede imaginar el asombro que el escoliasta es como un escribano que ve
en la Colombia de mediados de los años con dificultad en el ocaso. “El fragmento
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organicidad de un pensamiento enfrentado atrae las simpatías que, aunque divergentes,
a la multiplicidad de los fragmentos en que siempre se ven concitadas por una singula-
encuentra realización. ridad expresiva.
Y es que la mayoría de los escolios, no- Pese a lo anterior, no se trata de que,
tas y ensayos postulan una afiliación irres- como señaló Boris Groys, la búsqueda de
tricta con todo aquello que la misma mo- novedad sea inescapable, puesto que el mis-
dernidad y la cultura de lo nuevo rechazan. mo hecho de renunciar a la novedad en el
No obstante, la forma, la torsión lógica y los contexto contemporáneo es ya de por sí una
extraordinarios giros conceptuales no pare- novedad. Se trata más bien de que, a fuerza
cen encajar en una concepción conservado- de profundizar en las formas de expresar la
ra de la escritura. Ya se sabía que la revo- tradición, la religiosidad o el pensamiento
lución política podía engendrar posiciones reaccionario, se haga una exploración de lí-
estéticas reaccionarias, pero poco se sabe mites que trastoca la idea religiosa, conser-
sobre posiciones políticas auténticamente vadora o reaccionaria que podamos tener
reaccionarias que pudieran apuntar hacia en la cabeza. Tal vez sea este el sentido que
una concepción vanguardista de la escri- podamos hallar en el título del texto que es-
tura. En otras palabras, el lugar común, el cribió Volpi a propósito de Gómez Dávila:
conservadurismo, el estatismo y el mante- El solitario de Dios. Se trata de una expe-
nimiento de las estructuras de clase acaban riencia única, que no admite imitaciones
siendo objeto de defensa, y las nociones de o adscripciones. Así como “ninguna idea
revolución, cambio e innovación reciben que necesita apoyo lo merece”, “toda fe” “se
sus dardos, aunque las propias búsquedas pierde frecuentando correligionarios”.
formales del autor ostentan una singula- En Gómez Dávila, la teología es
ridad extrema en cada ejecución. En este compleja y, pese a la firme adscripción al
punto, se debe recordar que el estudio aten- catolicismo, no está exenta de conflictos.
to de la tradición puede traer consigo las Además de su crítica a la Iglesia surgida
más impensadas trasgresiones, si se atien- del Concilio Vaticano II, debe recordarse
de al compromiso extremo que exige cada que su principal blanco de ataque son los
texto construido por el escritor. De hecho, católicos mismos, que intentan conciliar el
nadie podría decir que los escolios se pa- escandaloso mensaje de la salvación con el
recen entre sí, pese a que algunos recursos uniforme mundo moderno. Un fragmento
(paralelismos, usos estéticos de la negación) marca el corazón de esa presencia de Cristo
sean empleados con alguna regularidad. en la obra del escoliasta: “El hombre solo
Como afirmó alguna vez Fernando es importante si es verdad que un Dios ha
Savater, la afición de varios lectores a la muerto por él”.
obra de Gómez Dávila (sean progresistas Además de las compilaciones que re-
o reaccionarios) radicaría, independiente- cogen sus escolios pacientemente labrados
mente de la adhesión que susciten sus ideas, durante más de medio siglo, Gómez Dávila
para él discutibles, en el hecho de que todos publicó dos libros de ensayos de extensión
tenemos simpatía por “un gran odioso”. De mayor (comparativamente con sus escolios,
hecho, muchas de las lecturas no religiosas pues ninguno de los ensayos de estos libros
de los textos de Gómez Dávila privilegian tiene extensión superior a dos páginas): los
su sentido del humor, su altanería y su ca- volúmenes Notas y Textos I. Estos libros,
pacidad para cristalizar, siempre en un texto aparecidos en la década de los cincuenta,
lapidario, la injuria más lacerante. Es claro contienen ya el germen de la concentración
que la actitud de Gómez Dávila hacia los y la eficacia que se ve en los escolios. Y, al ser
ídolos de la modernidad (la igualdad, la de- apuestas literarias donde el aforismo y la fra-
mocracia, el progreso) solo puede revestir se sentenciosa aún no se han independizado
un carácter sardónico, que paradójicamente de su contexto, se constituyen en el ámbito
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Como afirmó alguna vez Fernando
Dios, la democracia, la escritura, el erotis-
mo. La diferencia está en que Notas opta Savater, la afición de varios lectores
por una estructuración más fragmentaria
de los textos, esta vez entregados comple-
tamente a la deriva de la estética notística a la obra de Gómez Dávila […]
y que los Escolios llevarán hasta el extremo
de la economía de medios, hasta ser verda- radicaría, independientemente de
deras fulminaciones verbales, ráfagas en las
que las palabras brillan con una intensa, y la adhesión que susciten sus ideas,
efímera, luz.
Como muchos de los ensayistas y afo-
ristas, Gómez Dávila tiene en la vida y en
para él discutibles, en el hecho de
el cuestionamiento de la manera en que vi-
vimos algunos de sus motivos fundamen- que todos tenemos simpatía por “
tales. Por momentos, el escolio hace una
descalificación total y hunde en el fango el un gran odioso”.
prestigio del comportamiento humano, en
una manera que recuerda al peor de los ni- salida en la dignidad, la reflexión y el re-
hilismos: “Humano es el adjetivo que sirve conocimiento de las limitaciones humanas,
para disculpar cualquier vileza”. Aunque la como cuando afirma que “la serenidad es el
humanidad no parece ser objeto de desca- fruto de la incertidumbre aceptada”.
lificación, la manera de asociar con lo hu- Los escolios y notas se caracterizan por
mano un acto decididamente deshonroso hacer un cuestionamiento que se sirve de
dice mucho sobre el modo en que los seres la definición negativa como la estrategia
humanos se conciben a sí mismos. En cier- más importante, pues es la que finalmen-
tos casos, la fustigación puede adquirir un te desconcierta al lector, quien espera una
carácter crítico que cobra vigencia a la luz confirmación, no una denegación. Y es allí,
de nuestras preocupaciones más recientes, en esta torsión impredecible de la doxa,
como aquellas surgidas a propósito de las donde se da el efecto estético del escolio,
relaciones abusivas que hemos llegado a su violencia sobre la mecánica aseverativa
tener con la naturaleza: “Para excusar sus del discurso. Como vimos en los ejemplos
atentados contra el mundo, el hombre re- anteriores, el blanco ideal son las flaquezas
solvió que la materia es inerte”. individuales. Aunque también tienen a la
En otros casos, arremete contra los cultura moderna como la diana para dis-
vicios y las limitaciones de la propia hu- paros que, a veces, en su misma amargura,
manidad: “Envejecer es catástrofe del se tornan hilarantes: “La vida del moderno
cuerpo que nuestra cobardía convierte en se mueve entre dos polos; negocio y coito”.
catástrofe del alma”. El giro está en lo que “Todo, en un momento dado, depende del
Barthes, al comentar las máximas de La mayor o menor poder de los imbéciles”. La
Rochefoucauld, llamó alguna vez la “iden- banalización, en tal caso, sirve para deve-
tificación deceptiva”, es decir, una opera- lar. Así, por ejemplo, la crítica trastoca la
ción de definición que acaba en negación perspectiva evolucionista, convertida en
radical y en revelación de la otra cara de lugar común cuando nos referimos a nues-
las cosas: “Acostumbramos llamar perfec- tra época: “La palabra progreso designa una
cionamiento moral el no darnos cuenta de acumulación creciente de técnicas eficaces
que cambiamos de vicio”. La inversión se y de opiniones obtusas”. Los dos comple-
opera, entonces, sin que apenas lo notemos. mentos directos, que la disyunción proyecta
Pero, a pesar del pesimismo imperante, en como semejantes o equivalentes, sorpren-
algunos de los textos se puede advertir una den cuando se plantean como oposición
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la oportunidad de redención ofrecida por pagamos porque nos parezca justo saldar
el arte y la literatura. Dos trasuntos que, a deudas, sino para encontrar más fácilmente
riesgo de simplificar, podrían recogerse en alguien que nos preste”. El desenmascara-
un par de escolios: “La inteligencia aísla, la miento, en este caso, está encapsulado en el
estupidez congrega”. “La poesía no tiene giro que muestra cuál es el verdadero móvil
sitio en el mundo. Es un resplandor que se de un sentimiento tenido por noble y des-
filtra por sus grietas”. interesado, pero que, por su analogía con el
Si bien la obra de Gómez Dávila se mundo del interés material por excelencia
ocupa de la política, la historia y las ideo- (el del comercio), acaba revelando el verda-
logías en general, la democracia, uno de los dero móvil de la gratitud. Esta idea de des-
bastiones modernos, es el objetivo al que enmascaramiento, propuesta por Roland
más apuntan sus dardos. En ocasiones, la Barthes en su ensayo sobre las Máximas,
injuria parte del arsenal teológico, al que se relaciona con Gómez Dávila y ayuda a
curiosamente usa en sentido inverso, como entender varias de las orientaciones de sus
cuando dice que la razón, el progreso y la notas y escolios. A veces, la negación en-
justicia “son las virtudes teologales del ton- cubre una dentellada en la afirmación que
to”. En otras, la democracia parece ser el la complementa: “No todo profesor es es-
terreno abonado para el surgimiento de túpido, pero todo estúpido es profesor”. A
los peores vicios, ya que “errar es humano, veces, una afirmación aparentemente ino-
mentir, democrático”. Aunque, la mayoría cua lleva a un ataque feroz: “El futuro es
de las veces, lo que parece criticar es el gre- fastidioso, porque allí nada impide que el
garismo y la supresión de las singularida- imbécil aposente sus sueños”.
des, efectos tal vez secundarios de la demo- Por último, señalemos que, entre tanta
cracia: “El pueblo no elige a quien lo cura reprobación, hay una preocupación temáti-
sino a quien lo droga”. “El número de so- ca en los textos de Gómez Dávila (especial-
luciones atrevidas que un político propone mente en su libro de notas y sus escolios), la
crece con la estupidez de los oyentes”. De cual constituye una especie de oasis afirma-
hecho, lo único que parece redimirla (su tivo entre tanta negación, de manera similar
inclinación popular) acaba por ser un valor a como ocurre con el erotismo. Se trata del
que no es suyo, sino que lo hurtó de otro arte y la literatura, prácticas sobre las que
sistema, el de la aristocracia, con la cual hace varias consideraciones, casi siempre de
Gómez Dávila habría de mostrar sus sim- encomio. En especial, sobresalen aquellos
patías ya desde Notas: “El amor al pueblo es fragmentos que postulan una poética del si-
vocación del aristócrata. El demócrata no lencio y la distancia, señalan la escritura de
lo ama sino en período electoral”. formas breves como destino ético-estético y
En este punto, conviene señalar que expresan una fe permanente en la experien-
la vocación de géneros como la máxima, el cia estética y creativa. En la era democrá-
aforismo y el escolio es la del desenmas- tica —parece decir Gómez Dávila—, arte,
caramiento: mostrar el revés de las cosas, creación, literatura, experiencia estética y
a través de un proceso de asociación de- belleza son las únicas posibilidades, si ex-
cepcionante, es decir, intentar definir algo ceptuamos la experiencia de la fe.
a través de una afirmación que encubre una Sobre la comunicación literaria, encon-
negación de lo evidente o aparente y que, tramos imágenes como aquella que reza:
una vez captada por el lector, provoca en “Las frases son piedrecillas que el escritor
este el asombro, la risa o la amargura. En arroja en el alma del lector. El diámetro de
una de las máximas de La Rochefoucauld las ondas concéntricas que desplazan de-
podemos leer que “el agradecimiento es pende de las dimensiones del estanque”. En
como la buena fe de los comerciantes: esos casos, la lectura, uno de los grandes tó-
mantiene en vida el comercio; nosotros no picos de los mejores ensayistas colombianos
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El reaccionario
que abolió
el progreso
A
partir de 1977, cuando fui editor de los Escolios
Juan
a un texto implícito (Instituto Colombiano de
Gustavo
Cobo Cultura), y más tarde, en 1992, cuando también
Borda fui editor de los Sucesivos escolios a un texto (Instituto
Caro y Cuervo), di una alegre batalla al escribir sobre
Nicolás Gómez Dávila en varias ocasiones. Revistas
efímeras, libros inencontrables, los he pasado a limpio
y ordenado de nuevo. He sentido similar y gozosa com-
placencia: la de solo creer en ellos, mientras todo el en-
torno se hace aún más ocurso. Fósforos encendidos en
la penumbra, a medida que se apagan las luces.
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Este libro subversivo, en el sentido formas de la incomprensión, pero las cua-
de que “el libro más subversivo de nues- les, apenas leídas, siempre producen algo.
tro tiempo sería una recopilación de viejos ¿Irritación, reconocimiento? Y esto debido
proverbios”, disecciona, en primer término, a que habla como nadie lo había hecho an-
la trinidad democrática —individualismo, tes entre nosotros: sin concesiones.
nacionalismo y colectivismo—, hipóstasis El aristocratismo que se desprende de
del egoísmo, y, finalmente, toda una con- ellas no solo es obsoleto sino además gro-
cepción progresista de la historia. tesco, en el significado primario de dicha
Es el pensamiento conservador en su palabra: ¿Con quién compararlo? ¿Qué
mejor expresión, ya que Gómez Dávila sentido tiene hoy en día alguien que año-
tiene el coraje suficiente para señalar todo ra el equilibrio entre un pontífice romano
cuanto desprecia. Solo que esto, en de- y un emperador germánico; alguien que
finitiva, no es mucho, ya que se trata del solo se reconoce en Tucídides, Montaigne
mismo adversario bajo sucesivos disfraces. y Burckhardt? Pero este sustrato es la base
Lúcido e impotente, reconoce que solo de imprescindible para escribir un libro así. Un
causas perdidas se puede ser partidario, libro que no solo pulveriza las mentiras que
pero lo que importa, en su caso, no es el nos rodean: la izquierda, la derecha, la polí-
rigor de una doctrina sino lo flexible de tica, la Iglesia, la educación, la técnica, sino
una actitud. Así, su prosa, como no in- que va más allá, mediante una cura radical
tenta persuadir, resulta desdeñosa y exacta del escepticismo, para depararnos la alegría
ofreciendo todas las garantías: “La ventaja de la inteligencia. De seguro, este último
del aforismo sobre el sistema es la facili- antídoto no será suficiente, pero mientras
dad con que se demuestra su insuficiencia. llega el momento de desaparecer, con dig-
Entre pocas palabras es tan difícil escon- nidad, bien vale la pena disfrutarlo.
derse como entre pocos árboles”. Lo que Cuando se conocieron, a su pesar, las
sí perturba, en cambio, es el timbre de su primeras Notas suyas, en 1954, Hernando
voz: alguien asiste a un entierro y formula Téllez habló de los moralistas franceses.
algunas observaciones sobre el cadáver. Si Ahora esto ya no es posible. Un libro así
miramos mejor, vemos cómo el cadáver no carece de parangón. No forma parte de la
es sólo el de estas repúblicas, cuya historia literatura, aunque se exprese en estos tér-
debería escribirse sin desprecio pero sí con minos: “El poeta no traduce una visión en
ironía, sino el de toda una civilización cu- palabras. Su visión se elabora en ellas. El
yos orígenes se encuentran en una alianza poeta descubre lo que quiere decir dicién-
de terratenientes y obispos y sus postrime- dolo. La poesía es una retórica victoriosa”.
rías en un insípido paraíso suburbano: la Aun cuando parezca un libro histórico o
civilización occidental. filosófico, es, en verdad, un libro religioso:
Como lo anterior parece apocalíptico, “Nuestra última esperanza está en la injus-
bien vale la pena aclarar que no hay un libro ticia de Dios”. En definitiva, las reflexio-
más sobrio que este, ya que un humor, más nes de un pensador: “Cuando el amor ad-
incisivo aún que la propia crítica, lo recorre quiere su madurez perfecta, la impudicia
en todo momento: “Denigrar del progreso es la única expresión suficiente”: es esto y
es demasiado fácil. Aspiro a la cátedra del algo más. Y aun cuando el mismo Gómez
metódico atraso”. Así, no incurre en el mal Dávila anote que citar a un autor no es más
gusto de ofrecer soluciones, ya que literal- que incapacidad de asimilarlo, él continúa
mente nos ahogamos en ellas. Se limita a trabajando en su obra (ver Eco, Bogotá,
trazar, ante un auditorio de clase media No. 210, abril de 1979) con mirada más
—el auditorio de nuestro tiempo—, algunas descarnada.
frases que se disipan apenas las pronuncia. Nicolás Gómez Dávila pudo vivir en
Frases que podemos aceptar o rechazar, dos Bogotá en el siglo xx, pero una de sus patrias
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A muy pocos valores se aferró. A la
era el siglo xviii francés. Amabilidad, dul-
zura, politesse, esprit, cinismo. En tiempo de
Richelieu y Mazarino, con buen humor y
fe inquebrantable en la injusticia de
escepticismos, no era posible ni equivocar-
se ni aburrirse. La bellísima duquesa de La Dios, que habrá de perdonarnos, y al
Valiere recibe la declaración tardía de un
amigo enamorado. Y asombrada responde:
“¡Dios mío! ¿Por qué no me lo dijo? Me
milagro casual de la poesía, que no
habría tenido, como todos los demás”.
Representaban un papel, conscientes tiene razón de ser, se da porque sí.
de él, y al final de esa sucesión de máscaras
los acechaba el bostezo del tedio o la or-
gía de sangre de la revolución. Pero, entre- un simple mercado que ponía la vulgaridad
tanto, era grato vivir, y las máximas de los al alcance de todos. De ahí los sarcasmos de
moralistas proponían un nuevo catecismo. Gómez Dávila contra tantos ídolos:
Decía La Rochefoucauld: “Hay pocas mu-
Civilización es todo lo que la universi-
jeres honestas que no estén cansadas de su
dad no puede enseñar.
oficio”. Asistemáticos, personales, Jouberts,
Chamfort, combinaban el desdén aristo- Cada día resulta más fácil saber lo que
crático con el afán de indagar en sí mismos, debemos despreciar: lo que el moderno
como quien mira un abismo ajeno. admira y el periodismo elogia.
No buscaban tanto el escándalo ira-
cundo de la fe, como Pascal, sino el reposa- El demócrata compulsa como tex-
do encanto de un hombre que divaga entre tos sacros las encuestas sobre opinión
amadas sombras seculares, despojado ya de pública.
las rudas vestimentas diarias, como lo ex-
presó Maquiavelo, y esto en una torre or- Pero no debemos circunscribirnos solo
nada de sentencias clásicas, como lo hizo a los paradigmas extranjeros. En uno de
Montaigne. los pocos escolios autobiográficos, Gómez
Otra de las suscitaciones de los Escolios Dávila dijo: “Canónigo obscurantista del
de Gómez Dávila, quién lo duda, sería la viejo capítulo metropolitano de Santa Fe
del hombre que, demente entre papeles, de Bogotá, agria beata bogotana, rudo ha-
dejó un inconcluso manuscrito, subtitulado cendado sabanero, somos de la misma ralea.
Transvaloración de todos los valores. En una Con mis actuales compatriotas solo com-
de sus partes escribió: “La humanidad no parto pasaporte”.
representa una evolución hacia algo más Por ello, muy consciente de cómo nin-
fuerte, o más alto, al modo como hoy se gún trabajo deshonra, pero todos degradan,
cree eso. El progreso es meramente una y de cómo la vida activa animaliza, se re-
idea moderna, es decir, una idea falsa. El fugió en su biblioteca, sabedor de cómo la
europeo de hoy sigue estando, en su valor, auténtica lectura es evasión, la otra, oficio y
profundamente por debajo del europeo del escalafón. Biblioteca que hoy nos es accesi-
Renacimiento”. ble en su totalidad en la Luis Ángel Arango.
Se trata, por supuesto, de Nietzsche, Allí repasó las verdades eternas: “La
y así el arco de sus afinidades podría abar- clave del universo es una evidencia trivial: no
car de Joseph Maistre a Baudelaire, de existe técnica para la producción del valor”.
Burckhardt y T.S. Eliot a Cioran y Ernst A muy pocos valores se aferró. A la fe
Jünger. Todos de algún modo compartían inquebrantable en la injusticia de Dios, que
una convicción: el mundo moderno no era, habrá de perdonarnos, y al milagro casual
ni mucho menos, la utopía realizada. Era de la poesía, que no tiene razón de ser, se da
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La vejez lúcida se rinde al desdén.
predilectos, Montaigne y Burckhardt, traían
Esa “indiferencia postrera” encuentra
ecos de un orbe ya disgregado y carente de
una feroz negativa. Y la halla en:
horizonte. La tradición occidental. El pen-
samiento reaccionario en su mejor expre-
El deseo, el deseo que fracasa, el deseo que sión, indiferente a la aceptación pero activo
tiene por destino fracasar, el deseo que la en el rechazo. Lo vio mejor que nadie José
vida sofoca y resucita, el deseo inmortal Miguel Oviedo cuando concluyó su Breve
que nos tortura, es nuestra clandestina historia del ensayo hispanoamericano (1991)
facultad de percibir la inexistente perfec- con este “ilustre desconocido” y este “epita-
ción del mundo: la perfección que escapa al fio de la cultura moderna”.
vuelo del deseo, pero que la dura tensión de Este tranquilo apocalipsis lograba apa-
sus alas delata y manifiesta. gar muchas mentiras demagógicas. Nos
recuerda que el mundo moderno no es la
Como todo pensar llevado a su extre- utopía realizada: es un simple mercado que
mo, el aforismo, el ceñir el abismo, se hun- ha puesto la vulgaridad al alcance de todos.
de en la poesía. Nietzsche se transmuta en Aferrarnos al partido, que no lo es, de
Dionisio y danza. Gómez Dávila concluye los adictos a Gómez Dávila puede propor-
Textos así: “Es en lo voluble, en la mudan- cionarnos firmes bases: la de que existe un
za, en la blanda carne amenazada, donde el ademán irreverente y un juicio sin contem-
hombre halla el firme suelo de sus sueños”. placiones para sobrevivir en el desierto. Para
Para castigar aún más al idioma, para saber que el que enseña termina creyendo
cortarle el amaneramiento de viejas pa- que sabe, para hablar con firmeza y sonreír
labras vacías, hubo que esperar muchos compasivo. Traducido al alemán, al francés
años, de 1959 a 1977, a los dos sólidos y al italiano, en la editorial Adelphi, sus
volúmenes que el Instituto Colombiano Escolios en fotocopia, en internet y en redes
de Cultura editó en casi mil páginas y a sociales, fortalecen a los jóvenes en una re-
solo $50 por tomo. Fue una divertida iro- beldía sin contemplaciones. Con su habano
nía. Gómez Dávila, que no podía creer en y su gusto por el diálogo, Nicolás Gómez,
la cultura difundida por el Estado, alcanzó que manejaba él mismo su Renault 4, debe
a ver cómo sus urticantes diatribas circula- sentirse reconfortado. Sigue pensando: “No
ban y se divulgaban. Se citaban, irritaban y pretendamos el acierto. Contentémonos
hacían sonreír. con el error inteligente”.
Periodismo es escribir exclusivamente
para los demás.
Nicolás Gómez Dávila:
El solitario de la calle 76
El Segundo Concilio Vaticano parece La casa, en medio del tráfico cada día más
menos una asamblea episcopal que un fastidioso de la carrera 11, ha quedado allí,
conciliábulo de manufactureros asusta- protegida por la barrera de su antejardín y
dos porque perdieron la clientela. sobre todo por el silencio propio que la en-
vuelve. Como si estuviese deshabitada, no
Más que de marxistas apóstatas, nues- se ve gente que entre o salga de ella.
tro tiempo está lleno de marxistas La anterior suposición se refuerza si al-
cansados. guien se acerca a sus sólidos muros, atravie-
sa el ancho portalón de madera, y se interna
Decir que Nicolás Gómez tenía razón en la penumbra donde antiguos bargueños
no tiene hoy ninguna gracia. Los Escolios se y cuadros coloniales conviven en paz. La
poblaban de alusiones a una actualidad, tan nota imprevista, mirando por los vidrios
superficial como todas, pero seguían insta- que dan al jardín interior: un carro negro
lados en un castillo donde sus pensadores y largo, de los de antes, deshaciéndose con
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Picoteo aquí y allá. Dice Il tempo: Ahora los muchachos en Colombia
“Sea por el estilo, sea por la inteligen- vuelcan en sus computadores la totalidad
cia, Gómez Dávila se impone como uno de estos Escolios, y los leen y los reordenan,
de los grandes maestros del pensamien- subtitulándolos según sus intereses. Por su
to fragmentario, como fueron Pascal, La parte, Benjamín Villegas, luego del suceso
Rochefoucauld, Rivarol, Kraus, Cioran, que fue la selección de sus Escolios (2001),
delante de los cuales no aparece de ningún edita Textos I: allí donde la reflexión de la
modo disminuido”. prosa comienza a liberarse de las cadenas
Añade el Secolo d’Italia: “La sabiduría previsibles del pensar y se condensa en la
y grandeza del pensamiento de Gómez llama fría, irrefutable por poética, del afo-
Dávila, por tantos años recluido en su bi- rismo. Carrera 11 # 76-16.
blioteca de Babel, ha observado en profun- Abro la verja, subo los escalones, toco
didad el ethos del Universo”. el timbre. “Bienvenido, don Juan Gustavo”,
Se asombran todos de que un bogota- y la voz comienza a desgranar su sabiduría:
no, hijo de un comerciante de telas, educado
Cuando el diálogo es el último recurso,
por los benedictinos en París, y quien jamás
la situación ya no tiene remedio.
pasó por la universidad, se haya refugiado
en su casa Tudor de la calle 76, rodeado de O aprendemos de la tragedia griega a
30.000 volúmenes. Desdeñó las embajadas leer la historia humana, o no aprende-
de París y Londres, y se limitó, aparente- mos nunca a leerla.
mente, a leer, pensar y escribir, dentro de
un reducido círculo de amigos: “Vivir con Quien cita a un autor muestra que fue
lucidez una vida sencilla, callada, discreta, incapaz de asimilárselo.
entre libros inteligentes, amando a unos
pocos seres”. Tal su ideal. Gracias, don Nicolás, pero en realidad
Pero detrás de esa existencia sosegada me gusta citarlo a usted.
iba a estallar un volcán arrasador en con-
tra de todas las mentiras que nos paralizan. Noticias de Gómez Dávila
Aquella, por ejemplo, de producir, acumular Siguen llegando noticias del singular orbe
y consumir dentro de la lógica perversa de que configura los Escolios de Nicolás Gómez
un progreso aparente que ensució lo sagra- Dávila. Ahora los tenemos como Scholia to
do, arruinó la naturaleza y creyó estúpido an implicit text. Bilingual selected edition,
que las catedrales habían sido construidas con selección de Emilia Gómez, traducción
para incrementar el turismo. de Roberto Pinzón y prólogo de Till Kinzel.
Cómo se reiría con su puro en la mano, Lo publicó Villegas Editores en el 2013.
Nicolás Gómez Dávila, al saber que Unità Inician su aventura en inglés como
le agradece por “su desesperación, por su en 2006 lo hicieron en polaco. Pero es en
honesta filosofía”. Alemania donde varias ediciones (1987,
Primero fue en Alemania. Ahora es 1992, 1994 y 2003) dan cuenta de una re-
Italia. España, en las ediciones Altera de cepción entusiasta a las cuales se añade en
Barcelona, lo publicó también. Síntesis de 2005 la traducción de sus Notas al alemán.
esos Escolios a un texto implícito (1977) y En 2001 salieron en italiano y en 2003
Sucesivos escolios a un texto implícito (1992) y 2005 en francés. Hay también una edi-
cuyas pruebas le llevaba después de las nue- ción en España, saludada con entusias-
ve de la noche, para conversar, ahí sí, de lo mo por Fernando Savater. De muy pocos
divino y lo humano, mientras el silencio pensadores colombianos puede registrarse
se ahondaba en afable gentileza. “Tache, igual número de versiones en tan diversas
tache, don Juan Gustavo, que uno escribe lenguas. En todos estos volúmenes, pró-
tantas bobadas”. logos, reseñas bibliográficas, debates, se
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N i c o l á s Gómez Dávila:
el necesario
pensamiento
de derechas
C
on Nicolás Gómez Dávila podemos decir, aun
Darío
cuando suene a pleonasmo, que el origen de su
Ruiz pensamiento es el origen del pensamiento. La fi-
Gómez losofía, recuerda Roberto Calasso, siempre parte de cero.
Quien se ha hecho a sí mismo sujeto pensante es porque
se ha reconocido en un itinerario de preguntas que el pro-
ceso de pensar irá deshilvanando en la medida en que el
pensamiento no es lineal y surge cuando surge el interro-
gante, la vacilación que conmueve o afirma lo pensado. El
proceso de Gómez Dávila es en este sentido un proceso de
aproximaciones y tanteos, de contradicciones y aporías no
resueltas, lo que lo llevará a exponerlas, pues quien expone
está diciéndonos que su duda debe ser nuestra duda, ya
que exponer es desencajar, demoler, rehuir el halago de la
certidumbre, la pedagogía de esas filosofías que tratarán,
anticipadamente, de convencernos de que hay salvación.
La biblioteca se convierte entonces no en ese peso
muerto que remitiría a una apolillada erudición, sino que
se transforma en una referencia viva y candente de aquello
que se busca: de la intuición se pasa a la profundización
de los interrogantes en un proceso de encontrar puntos
de arranque, constataciones o equivocaciones, gracias a las
cuales cada texto recuperado adquiere una inesperada vi-
gencia. El rastro de un pensamiento que de sopetón vie-
ne a iluminar las sombras del presente es ya un resquicio
que se abre en textos clausurados por el conformismo y
la desidia. Recordemos a este respecto la tarea mayúscula
de Giorgio Colli sacando a la luz el conocimiento vivo
de una tradición necesaria que la pereza académica había
olvidado. El escolio como la idea de un texto que se escri-
be al margen de los textos canónicos remite a la imagen
del palimpsesto, a esa glosa que nace de una observación
soberana y que intenta agregar nuevos significados a los
significados primordiales del origen.
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Se sitúa en este punto la discusión Dios de Gómez Dávila es el Dios de San
sobre el supuesto anacronismo del pensa- Agustín, de Santo Tomás, de Abelardo, de
miento de Gómez Dávila, enfocada, claro San Isidoro de Sevilla, ese Dios que está
está, desde la óptica de un supuesto pen- como artífice de la poesía del románico,
samiento progresista de izquierdas y, sobre de lo sublime del gótico, ese Dios que res-
todo, desde el punto de vista del marxismo- ponde con la magnificencia del barroco a
leninismo bajo la idea de Marx de que si la torturada austeridad del puritanismo
la filosofía se contentó con ser una mera protestante. Es aquí donde el pensamiento
explicación de la realidad, ahora debe tratar de Gómez Dávila hace más afirmativo su
de transformar el mundo a partir de la revo- nexo necesario con esta herencia sin la cual
lución proletaria. Con lo cual, y de manera no podría explicarse la filosofía moderna,
tajante para la filosofía, ya no existe el indi- la noción del individuo como indagación
viduo, el sujeto que piensa bajo su responsa- permanente sobre el ser y el existir, sobre
bilidad, y, simplemente, se pone al servicio las paradojas de la virtud y la tarea de la
de la praxis política. Solamente el realismo poesía como posibilidad de rescate de las
mágico podría explicar el hecho de que aún imágenes perdidas. O sea, sobre la necesi-
hoy en Colombia este marxologismo haga dad de la belleza como presencia viva del
presencia, ya degradado hasta lo caricatu- espíritu. ¿No es el concepto de “la noche
resco, como el argumento de juicio desde el oscura” de San Juan, como el adentrarse en
cual se juzga a un hombre y un pensamiento uno mismo, el asomarse primero a nuestras
calificándolo de reaccionario o de revolucio- profundidades, lo que plantea la individua-
nario y decretando el silencio sobre lo que lidad del conocimiento?
el activismo político califica de reacciona- Cabe aquí la necesidad de un rigor se-
rio. En este sentido, la crítica que Gómez mántico para no identificar este catolicismo
Dávila hace del comunismo es, entonces, la con las perversiones a que lo sometió el ul-
crítica a una idea sobre la realidad social de- tramontanismo, la beligerancia del clero por
gradada rápidamente en dogma intolerante, encima de las doctrinas de la Iglesia y cuya
en refugio de activistas sin imaginación que nefasta influencia propagó la abominable
pretendieron, a través de la lucha armada, idea de que mantener en la ignorancia a los
darle una supuesta lógica a la Historia y una fieles —curiosamente algo similar a lo que
respuesta definitiva a las preguntas eternas después propugnarían los regímenes comu-
del ser humano mediante la panacea de una nistas— era preservarlos de caer en el error,
supuesta sociedad sin clases. en los peligros de la cultura. Nada tiene que
¿No han hecho una crítica demole- ver el catolicismo de las grandes preguntas
dora del comunismo, a partir de dolorosas y los grandes desafíos con esta perversión
experiencias personales, pensadores como ideológica que, curiosamente, renueva en
Merleau-Ponty, Camus, Koestler, Cioran, nuestros días el dogmatismo comunista con
Milosz o Todorov? Colocar a Dios en el su odio a lo que considera el subjetivismo
centro de su pensamiento constituye, fren- pequeño burgués. Y nada tiene que ver el ca-
te a ese “progresismo” que pretendía ha- tolicismo de Gómez Dávila con la derecha
cer tabula rasa de la herencia cultural de fascista de la acción francesa pero sí con el
Occidente, la restitución de la metáfora pensamiento de Pascal y con el catolicismo
primordial de la cultura occidental a través que desde el siglo xix se convierte en réplica
del cristianismo, como oposición radical al al materialismo científico, al materialismo
intento de destruir la noción del individuo marxista y, sobre todo, al nihilismo. Cuando
como sujeto responsable, la destrucción Gómez Dávila declara que “el catolicismo
de lo sagrado como construcción necesa- es mi patria”, se está refiriendo claramente
ria de la relación del hombre con la tierra a esta tradición donde, frente a la muerte
y el cosmos y generadora de una ética. El de Dios como condición de lo moderno, se
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cierran los caminos a la esperanza del ser encarnados por la pseudointelectualidad,
humano reducido a teorías abstractas, abo- van adoptando en el tiempo diferentes
cado al holocausto irremediablemente. rostros, pero la inquina, la animosidad del
El catolicismo es la universalidad —ser mediocre siempre son las mismas. Ante
católico y romano en una comunión— con- ideólogos de ocasión, cronistas amables, o
cedida al alma de todo ser, que no diferencia sea, nuestro cuadro intelectual de siempre, la
ricos de pobres, que le concede al más olvida- cólera moral ha sido desconocida, la ira del
do de los seres humanos la comunión en una ofendido ante la medianía. Gómez Dávila
participación renovada y permanente, mien- es heredero de la cólera de un León Bloy,
tras que el marxismo solo tiene en cuenta a del catolicismo sublime de Charles Peguy,
la clase obrera como una clase internacional, incendiarios defensores de la fe católica, de
y únicamente reconoce en el proletario a una la reivindicación de Dios frente al caos or-
identidad que es política pero no humana. ganizado de los anarquistas y revoluciona-
El catolicismo es la única religión donde rios, de los defensores de una ciencia atea,
conviven los extremos de la ortodoxia y la caminos hacia el gregarismo, hacia la sumi-
heterodoxia, el desafío del blasfemo y la sen- sión, hacia los pogrom.
sualidad del amor a Dios, como en la Santa El señalamiento de que Gómez Dávila
Teresa de Ávila de Bernini. Gómez Dávila es ajeno a las circunstancias sociales y polí-
se reconoce entonces en este individualismo ticas de su tiempo no es cierto, desde luego,
que desde Abelardo hasta Montaigne levan- y está basado en la desgastada idea marxó-
ta los ojos al cielo y pregunta por el rostro de loga de que el pensador, como ser histórico,
Dios. Es aquí donde se puede pregonar un debe hacer parte de la acción política y no
concepto de aristocracia referido al elegido sustraerse a pensar, solamente. Combatir
que sabe llevar hasta sus últimas consecuen- el fanatismo religioso, el ultramontanismo
cias el itinerario de preguntas que lo ha lan- clerical que llenó de cementerios la geo-
zado para siempre a adentrarse en la noche grafía del país, fue una tarea que su pen-
oscura que supone todo proceso de conoci- samiento llevó a cabo recordando siempre
miento. Y el elegido es aquel que frente a la la vigencia de este catolicismo capaz, como
vulgaridad reinante sabe que la prudencia y en León Bloy, de criticar abiertamente al
la modestia son los mejores argumentos para Papa León XIII, y lo continuó haciendo
no caer en distracciones que lo aparten de frente a las perversiones que su lucidez le
ese estar en sí mismo. permitió detectar a tiempo en el revolu-
No hay que olvidar que con la incorpo- cionarismo comunista y su idea de lucha
ración de un yo que se define moralmente armada, en las falsedades de textos doctri-
irrumpen las pasiones tristes como la envi- narios donde se disfrazaba una descono-
dia, el rencor, pero también la compasión, cida y aterradora capacidad de justificar el
la piedad, límites, fronteras, extramuros del terrorismo como parte de las estrategias de
alma. “La tolerancia, la benevolencia —seña- guerra. Recordemos la energía moral de un
la Gómez Dávila—, la simpatía indiferente, Jacques Maritain condenando abiertamen-
la amplitud y la plasticidad de la inteli- te cualquier totalitarismo. “Actuar sobre la
gencia, quizás impliquen una lamentable Historia —nos recuerda Gómez Dávila—
degradación del carácter”. Es la reacción no es tanto modificar acontecimientos
lógica de un gran espíritu ante la medianía prácticos como acuñar en un gesto, en una
que acecha. Precisamente, E. R. Curtius re- obra, en un libro, un significado eterno”.
cuerda que lo propio del odio español hacia Feliz coincidencia con la concepción que
la inteligencia se da como “aristofobia”. El Walter Benjamin tiene de la historia: “sal-
gracejo, el chiste malintencionado, muestras var un recuerdo que está en peligro”.
de la supuesta ingeniosidad de los infiernos Confundir la filosofía con la activi-
municipales, armas de los espíritus menores dad académica de los llamados filósofos es
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El amanecer
y el deseo
A Eufrasio Guzmán
A
l morir, alrededor de 30 mil libros componían
Felipe el mundo de Nicolás Gómez Dávila (1913-
Restrepo 1994). Una biblioteca tan grande como la que
David durante su vida reunió Alfonso Reyes; y si para este
era su “capilla alfonsina”, para Gómez Dávila era su
santuario, el lugar de sus peregrinajes. Una biblioteca
hecha durante más de sesenta años, con lo selecto de
la cultura europea; y cada autor en su lengua original:
no creía en las traducciones. ¡Cómo se lamentaba de no
haber aprendido ruso para conocer a Tolstoi!, aunque
en sus últimos años estudiaba danés para entrar en los
misterios de Kierkegaard.
En algunas fotografías uno lo puede ver al lado de
inmensos y casi doblados estantes, como frutos madu-
ros listos para desprenderse; al frente, su calentador y
una larga sábana, que protegen sus piernas de garza. Y
esa mirada de animal inofensivo, un tanto sonriente,
solazado en sí mismo, acurrucado, en paz. Tranquilo:
de sí y consigo mismo. Y una luz suficiente, como ilu-
minando lo preciso en ese recinto; ni resplandor ni pe-
numbra; puro equilibrio de lo apacible, acaso de lo te-
nue. Y entre las preferencias de lector, siempre Grecia:
El mejor libro de aventuras marítimas es la Odisea,
el mejor libro de aventuras terrestres es la Anábasis
(Nuevos escolios I).
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aparece una tormenta silenciosa, como esas del abismo, sin miedo ni vértigo, solo por
que sin anunciarse ya lo arrasan todo. He desafío, mirando de frente al vacío. Ahí está
ahí el verdadero movimiento. Libros que el guerrero y su sangre rebelde.
como ríos llevan a diferentes cauces, a pro-
Mejor no ser nunca nadie, mejor no
fundidades que se han intuido en esas co-
ser nunca nada que matar en noso-
rrientes de negros barros. Barros que son el
tros el deseo, que extinguir nuestra sed
fondo de la propia alma.
(Notas).
Leer sin comprometerse no es más
Una sed que anhela aguas abundan-
que una futilidad laboriosa. Todo libro
tes y hondas, aunque solo logre oír un leve
debe tener para nosotros la faz inde-
rumor de agua; y no importa que esa sed
terminada de un destino y toda lectura
no llegue al oasis, sola en su desierto pue-
debe dejarnos más ricos o más pobres,
de presentir esa humedad que la insufla de
más dichosos o más tristes, más segu-
ánimo, de viento para continuar, pues toda
ros o más inciertos, pero nunca intac-
sed jala con más sed. Y tampoco importa el
tos […] Todo libro que no encuentra
tamaño; cuando el deseo vive, aunque sea
nuestra secreta carne, desnuda, irritada
de sí mismo, ya hay un principio, un partir,
y sangrante, es un mero refugio transi-
y cualquier horizonte puede vislumbrarse al
torio (Notas).
dar el primer paso.
Esa intensidad en la lectura es la acti-
De lo importante no hay pruebas sino
tud esencial en Gómez Dávila: el deseo. La
testimonios (Notas).
fuerza con que se camina, se ama, se perma-
nece y se arriesga es la verdadera medida del Así, nuestro cuerpo es narración, rela-
alma y del cuerpo. El deseo es el origen de to de las emociones de los días; y cualquier
las ideas, de las emociones, y no escatima ni pensamiento que pretenda ser palabra de
da treguas, no mezquina ni espera. Entrega ese deseo solamente puede vibrar con la
cuanto tiene en sus manos a cambio de sangre; que transpira ante el quejido ahoga-
nada; se rinde sin promesas, y puede agotar- do; que se oculta y se templa ante el sollozo.
se en su propio presente sin volver al pasado Esa, nuestra realidad: “Carne del mundo,
ni desesperar por futuros hechos de humo; donde la carne resucita” (Textos). Cuerpo
es el ímpetu y el vigor con que se nos lanza: sensual y erótico que es soberano de sí, sin
solo dependerá de nosotros el tiempo que restricciones.
seamos capaces de permanecer en ese vuelo.
Proclamarnos autónomos es no que-
Es la vida la que vibra y bulle en ese
rer más amos que el vientre y el sexo
querer que no duda de sí: “Toda verdad va
(Nuevos escolios I).
de la carne a la carne” (Escolios I). El de-
seo se siente ansioso, corriendo y gritan- Aunque esa servidumbre del deseo ja-
do, a pleno sol; porque así, y solo así, es la más es el exceso que irrita y agota hasta la
alegría de la piel desbordada. Es volcánico, repetición tediosa. Se trata de la sensuali-
sofocante e impulsivo. De otra manera no dad griega que Gómez Dávila creía, con fe
hubiera podido ser ese mundo de libros espiritual, como la más alta expresión del
de Gómez Dávila: al interior, en el cuerpo cuerpo: una ética de la vida en busca de la
quieto y sereno, estallaba el fuego. armonía y del equilibrio, musicalidad del
No era movimiento para solo agitarse, gesto amoroso.
como quien da vueltas en un cansancio in-
Que ese cuerpo que duerme abando-
finito, sino para elevarse y encontrar sen-
nado junto al nuestro y esa dulce cur-
tido, y, sobre todo, para hallar placer, para
va que nace en la nuca y fluye hasta el
colmar la pasión que brinca latiendo en los
ojos; es el juego del que salta en los bordes vientre no perezcan (Notas).
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Una poesía y unas ideas que se fecun- La escritura de Gómez Dávila quiere
dan en el pensar pero que solo a través del
cuerpo se hacen forma filosófica; de otra ser sencilla pero impredecible;
manera no habría más que aridez, inferti-
lidad. Un pensador que, en realidad, es un construida con palabras comunes
artista:
La mano que no supo acariciar no sabe
que dibujan otros mundos más allá
escribir (Nuevos escolios I).
de los que trazan.
Y en ese gesto de acariciar que es el
escribir, hay un estado ineludible: “Las pa-
labras llegan un día a las manos del escri- erudito; y con una tensión racional que sabe
tor paciente como bandadas de palomas” que la claridad es la prueba irrefutable de la
(Notas). Pero un esperar que es vivir, y vivir madurez de las ideas.
es el corazón mismo del pensar. La palabra Y fue esa poética de la brevedad la que
se forja, única e irremplazable, en una invi- lo llevó, precisamente, al escolio: “La vida
sibilidad que luego lo sustentará todo, y de escribe sus mejores textos en apéndices y
la que se verá esa dura punta de diamante márgenes” (Sucesivos escolios). Lo implícito
que es el aforismo. es la vida misma, la biblioteca que también
Así, no hay desarrollo sino resultado, hace parte del cuerpo y del alma. Escribir
pero solo como sugerencia y alusión. Ese los escolios es creer en la humildad, en el
es el estilo conciso, contenido y elíptico de fragmento, en la realidad inconstante que
su prosa que puede mostrar, de una idea, completamos con la imaginación; no es sa-
su parte más madura o apenas su inicio: el berse menos sino pequeño; y en esa peque-
resultado, entonces, es aquí un final pero ñez no andar atrás de la vida; más bien, es
también un origen. La brevedad es como ubicarse a su lado, y caminar paralelo a ella.
esa imagen de las poternas con las que tan- El escoliasta se permite sus secretos
to se identificaba Gómez Dávila; esas puer- porque, al fin y al cabo, de ellos está he-
tecitas en las esquinas, o en los lugares más cho; sus textos también son sus silencios.
inesperados, que comunican, como atajos, a Es pretender tener un volumen bajo, una
otros cuartos o a otras salidas. modulación delicada pero nunca vacilante
Una brevedad que es consideración y (acaso como el epistológrafo, el diarista o
respeto: no cansar con lo prolijo, no llevar el reseñista). En todo caso, una escritura sin
hasta el hastío; detenerse antes, tal como lo más: “Literatura es todo lo que está escrito
hace el deseo, que rodea como animal aten- con talento” (Sucesivos escolios). En la que se
to y quieto, para después atravesar los ca- ha entregado todo, cuando es verdadera; y
minos inusitados. Las poternas se abren no que por eso jamás podría mentir, ni siquie-
solo al que sabe esperar sino al que sabe ver; ra cuando calla. Entre su paciencia, su len-
y, sobre todo, se cierran rápidamente ante titud, su madurez, el escolio es uno de los
aquel que no se atreve. Por eso, la escritura registros del solitario:
de Gómez Dávila quiere ser sencilla pero
Humildemente acepto que me circun-
impredecible; construida con palabras co-
de un ancho silencio; pero haced, Dios
munes que dibujan otros mundos más allá
mío, que las palabras pueblen mi so-
de los que trazan.
ledad y labren en ella sus ricas mieles
Además, una escritura que se empe-
(Notas).
cina en mantener su temperatura con los
matices de un tono que va de lo irónico a Pero la paradoja reside en que, en este
lo trascendental; con un perfecto control de tipo de prosa, la personalidad del que escri-
la gramática, que es más de artesano que de be no podría separarse de su propia palabra,
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Cuento
Zancudos
y galaxias Ilustración: Tobías
G
lenda Millhouser llegó a la Casa del Arrayán
Juan un miércoles de principios de junio poco des-
Fernando pués de las campanadas de medianoche. Yo es-
Merino taba despierto, de nuevo desvelado como tantas y tantas
veces durante aquellos primeros días en Tepoztlán, y
desde el balcón de mi cuarto presencié atónito su des-
embarco en el patio del hostal. Porque se trataba de un
desembarco en toda regla: en una época en que las per-
sonas viajaban cada vez más livianas, con una maleta,
dos a lo sumo, a veces solo una mochila, Glenda parecía
haber llegado con la casa a cuestas. De la camioneta de
mudanzas que la trajo desde el aeropuerto de Ciudad
de México vi salir maletas, maletines y cajas de dis-
tintos tamaños, así como un enorme y vetusto baúl y
un tubo de cartón como los que usan los pintores para
transportar lienzos, pero mucho más ancho y al menos
el triple de largo de los que yo había visto.
Miguel Ángel, el propietario del hostal, me conta-
ría la mañana siguiente que Glenda era una astrónoma
irlandesa —joven, atractiva y melancólica a juzgar por
las fotos en Google— que venía con la intención de
quedarse en el lugar una temporada larga, y que el tubo
aquel contenía una sección de un telescopio de buen
diámetro que traía desarmado.
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*
La Casa del Arrayán era una propiedad de dos hectáreas y media en el sector
noroccidental de Tepoztlán —muy cerca de la carretera que va de Cuernavaca
a Taxco—, que albergaba tres casonas variopintas de muy diversos estilos, colo-
res y materiales, un jardín en forma de diamante con un estanque pequeño en
el medio, dos patios, un huerto de plantas comestibles, medicinales y aromáti-
cas y, desde luego, un arrayán alto y frondoso.
Miguel Ángel Toledo, el propietario y administrador del sitio, era un ento-
mólogo de unos sesenta y cinco años, oficialmente retirado tiempo atrás aun-
que seguía escribiendo para revistas especializadas y conduciendo investiga-
ciones para un laboratorio de Minnesota (en aquel entonces sobre las larvas de
los zancudos). De joven había viajado extensamente, por muchos países, y para
él y los amigos que lo visitaban de distintas partes del mundo se reservaba una
de las tres casas, Villa Magnolia. Para alquilar contaba con cinco habitaciones
en Villa Caracol, donde estaba alojado yo —la más grande y antigua de las tres
construcciones— y con seis en Villa Fragata, de las cuales Glenda había reser-
vado las dos del piso superior, más la buhardilla, donde instalaría el telescopio.
Yo me había retirado a la Casa del Arrayán por un par de meses para leer
y reposar, tratar de terminar mi segunda novela y escapar por un tiempo del es-
truendo y la contaminación desesperantes del D.F. Y si he de ser franco, sobre
todo para escapar de los lugares en los cuales había transcurrido una relación
de pareja que se fue al carajo al cabo de año y medio.
Por su parte, Glenda llegaba a Tepoztlán por tiempo indefinido y para es-
capar de algo muchísimo más complejo y doloroso, como me enteraría después.
*
Durante las primeras semanas de aquel verano la vida transcurría lenta y plácida
en la Casa del Arrayán. Llegaban y se iban los huéspedes de Ciudad de México
que venían por el fin de semana, los mochileros que se quedaban cuatro o cinco
días y los visitantes que venían atraídos por la celebridad de Tepoztlán como
lugar de convergencia de fuerzas cósmicas o para aprender del conocimiento
ancestral de los indígenas de la zona sobre las plantas y sus efectos para curar
y dañar. Los únicos que continuábamos allí día tras día, semana tras semana,
éramos Miguel Ángel, Glenda y yo, cada cual en lo suyo. Nos limitábamos a
saludos breves y a un intercambio mínimo de palabras. A veces hasta se pensa-
ría que tratábamos de evitarnos. Y ni siquiera teníamos la disculpa del idioma,
pues tanto Miguel Ángel como yo habíamos vivido en países de habla inglesa.
No dejaba de ser una situación curiosa: mientras que Glenda se encerraba
con su telescopio en la buhardilla a explorar durante horas galaxias lejanas y pla-
netas desaparecidos y Miguel Ángel se encerraba en el laboratorio del sótano a
indagar el comportamiento de los zancudos y su prole, desde mi cuarto del tercer
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Hasta que una vez coincidimos los tres por
casualidad en el bar El Mango de la plaza
Velarde. No hubo más remedio que sentarnos a
la misma mesa y hablar de cada cual.
En un principio nada profundo ni revelador, por
supuesto; poco más que las coordenadas básicas.
*
La víspera de mi regreso a Ciudad de México para reiniciar mis labores en
la Universidad Autónoma, Glenda se apareció en la Casa del Arrayán con el
tercero de los perros callejeros. Desde luego, la tempestad se veía venir y esta
vez el enfrentamiento entre ella y Miguel Ángel iba a ser tremendo.
Cuatro días atrás Glenda había llegado hacia el final de la tarde con un
cachorro enclenque y enfermo que encontró vagando en busca de comida
cerca de la Plaza Central de Mercado. Miguel Ángel volvió a casa cuando
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Glenda se apareció en la Casa del Arrayán con el
tercero de los perros callejeros. Desde luego, la
tempestad se veía venir y esta vez el enfrentamiento
entre ella y Miguel Ángel iba a ser tremendo.
*
—Te voy a decir una cosa: yo en la vida he perdido mucho, muchísimo, pero ya
nadie me va a quitar nada más, mucho menos Miguel Ángel. Por más que lo
intente no va a lograr apartarme de los seres que más me necesitan, de los más
vulnerables, de los únicos que me aman sin condiciones. ¿Y sabes otra cosa?; si
es necesario, voy a tomar medidas extremas. Quiero que entiendas algo: esos
*
Cuando regresé de visita a mediados de noviembre, Glenda había contratado a
Dorotea, una joven indígena de Tlayacapan, para que se encargara de la cocina
principal de la Casa del Arrayán y le ayudara con el cuidado de seis perros
adultos y cuatro cachorritos, de las dos gatas, Julieta y Matilda, y de un estorni-
no de nombre Freddy cuya ala rota comenzaba a sanar. Miguel Ángel también
parecía estar sanando, aunque muy lentamente, de una enfermedad de origen
desconocido —los médicos no se ponían de acuerdo— que había comenzado
a afectarlo unos meses atrás. Aún no estaba en condiciones de levantarse de la
cama, así que Glenda se encargaba de servirle las comidas que Dorotea prepa-
raba con esmero, de traer y llevar su correo, de administrarle las medicinas y de
ayudarle con los trámites legales para el traspaso de la propiedad a su nombre.
Porque se iba cumpliendo el designio inexorable de la irlandesa y la Casa del
Arrayán ya no era hostal y ya no admitía huéspedes. En su transformación,
modernización y compra había invertido Glenda buena parte del importe del
Premio Internacional de Astronomía Blitzer, que le había sido otorgado por el
conjunto de sus investigaciones sobre el cinturón de asteroides.
En vista de los serios quebrantos de salud de Miguel Ángel y de la gra-
vedad de su bancarrota, Glenda había dispuesto que no le faltara nada y que
no tuviera que preocuparse de nada: en cuanto pudiese volver a caminar, se
le permitiría el uso del primer piso de Villa Magnolia, así como del sótano,
si es que acaso tenía ánimos para continuar con sus investigaciones. También
tendría aseguradas las tres comidas diarias, uso ilimitado del Internet y la pre-
rrogativa de elegir el nombre para el refugio de animales que Glenda siempre
había soñado tener.
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Ensayo
(2ª parte)
Visiones de caníbales
Los caníbales americanos: entre
los imaginarios de la Antigüedad
y el interés económico
Creo que es más bárbaro comerse a un hombre vivo que comérselo
muerto; desgarrar por medio de suplicios y tormentos un cuerpo
Andrés todavía lleno de vida, asarlo lentamente, y echarlo luego a los perros
García o a los cerdos; esto, no sólo lo hemos leído, sino que lo hemos visto
Londoño recientemente, y no es que se tratara de antiguos enemigos, sino de
vecinos y conciudadanos, con la agravante circunstancia de que para
la comisión de tal horror sirvieron de pretexto la piedad y la religión.
Esto es más bárbaro que asar el cuerpo de un hombre y comérselo,
después de muerto (Montaigne, “De los caníbales”).
C
omencemos por aclarar un punto. Ruggero
Deodato, el director de la película Cannibal
Holocaust, a la cual se hizo referencia en la
primera parte de este ensayo (Revista Universidad de
Antioquia, N.° 313, pp. 49-55), tiene razón en un punto,
pero es una razón tan a medias que es realmente una
mentira: los verdaderos yanomamo, aquellos que habi-
tan en la frontera entre Colombia y Venezuela, pertene-
cen a uno de los pocos grupos humanos que conservan
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prácticas antropófagas, mas no son caníba- más allá de las tierras por él conocidas: una
les como concibe ese hecho la imaginación noción legada por autores como Heródoto,
popular o como los muestra la película de Homero, San Agustín, San Isidoro de
Deodato: son endocaníbales funerarios. Un Sevilla y Marco Polo, entre muchos otros.
matiz que es muy importante precisar. El principal de ellos en la creación del ima-
El canibalismo, uno de los primeros ginario antropófago fue Heródoto, quien
neologismos que surgieron del encuentro acusó a los habitantes de las tierras que hoy
de Colón con el Nuevo Mundo, ha esta- corresponderían a Ucrania, Alemania o po-
do principalmente asociado al consumo siblemente los países bálticos (muy al norte
de carne humana luego del asesinato de la de Grecia, en todo caso)2 de ser comedores
víctima. Y eso no lo hacen los yanomamo, de hombres.
aunque sí sean un pueblo de guerreros, en La primera mención de la palabra ca-
lucha constante con otras comunidades. La níbal se da el día 26 de noviembre de 1492,
costumbre antropófaga que tienen los ya- en el Diario de a bordo de Colón:
nomamo es consumir los restos triturados
Toda la gente que hasta hoy ha
de los huesos de sus parientes fallecidos,
hallado dice que tiene grandísimo te-
mezclados en una sopa luego de la crema-
mor de los Caniba o Canima, y dicen
ción, con el fin de terminar de liberar el
que viven en esta isla de Bohío, la cual
alma (mi amo) del cuerpo y ayudar a res-
debe ser muy grande, según le parece y
tablecer el equilibrio en la aldea luego de
cree que van a tomar a aquellos a sus
una muerte, por medio de una comunión
tierras y casas, como sean muy cobar-
colectiva (Woznicki, 1998).1
des y no saber de armas. Y a esta causa
El endocanibalismo funerario, a pesar
le parecía que aquellos indios que traía
de su exotismo, dista mucho de la acusa-
no suelen poblarse a la costa de la mar,
ción de canibalismo que los europeos hi-
por ser vecinos a esta tierra, los cuales
cieron a los indígenas y que sirvió de pre-
dice que después que le vieron tomar la
texto para su esclavización. Incluso en el
vuelta de esta tierra no podían hablar
código legal contemporáneo, alguien que
temiendo que los habían de comer, y
consuma un cadáver no puede ser acusado
no les podía quitar el temor, y decían
sino de profanarlo. Por eso este ensayo in-
que no tenían sino un ojo y la cara de
siste en la necesidad de encontrar “el punto
perro, y creía el Almirante que men-
justo”. No se trata de negar la presencia del
tían, y sentía el Almirante que debían
canibalismo, sino de especificar sus lími-
de ser del señorío del Gran Can, que
tes. Y ello no es algo que pueda darse por
los cautivaban (C. Colón).
sentado. La antropofagia que, con contadas
excepciones, suelen describir las crónicas Como puede apreciarse, Colón deja
de la conquista es el canibalismo homicida, ver su múltiple deuda en un solo párrafo: a
aquel donde se entremezclan tres pecados Heródoto, con la mención a los comedores
capitales del imaginario cristiano: asesina- de hombres, a Homero, con la referencia a
to, gula y lujuria. Una antropofagia muy es- los cíclopes, a San Agustín y San Isidoro de
pecífica, con nociones que fueron sembra- Sevilla, con la mención de los cinocéfalos,3
das y consolidadas desde la Antigüedad, y a Marco Polo, con la idea de que los ca-
pues ha sido una de las estrategias más níbales deben ser soldados del Gran Can.
repetidas para deshumanizar a otro pueblo, Poco después, y muy convenientemente
ya que se suele considerar que los humanos para sus fines, el Almirante les creerá a los
que se comen a otros son “menos huma- indígenas sobre la existencia de los caníba-
nos” (Pagden, 1986: 81). les, pero por ahora es preciso fijarse en la
Al llegar a América, el hombre europeo fecha: apenas un mes y medio después de
vino con una noción de lo que podía esperar llegado a un lugar donde los nativos hablan
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El Almirante, después de haberse
una lengua con la cual los idiomas europeos
mantenido escéptico, finalmente creyó
no comparten una sola raíz común, Colón
en el relato indígena de los caníbales
ya entiende todo lo que le dicen los indí-
y para el 26 de diciembre ya habla de
genas sobre sus vecinos antropófagos. ¿Con
su destrucción. El 13 de enero de 1493
qué los entiende? ¿No será con su imagi-
—después del primer combate en que
nación, alimentada por las lecturas previas
derramaron los españoles sangre indí-
que trae a América en su memoria? Las
gena— ya es capaz de distinguir a los
múltiples referencias parecen atestiguarlo,
caníbales por su apariencia física: lee
pues hoy sabemos que no hay pueblos con
en el cuerpo de un aborigen los signos
un solo ojo en el Caribe, y es difícil dar fe a
de la amenaza: es feo, parece fiero, está
la hipótesis contraria, esto es, que los indí-
pintado y armado como un guerrero,
genas hubieran leído La Odisea.
por lo que concluye: “devía ser de los
Lucian Boia, en su libro Entre el ángel
caníbales que comen los hombres”.
y la bestia, afirma: “Los modelos antiguos
Aún en su cuarto viaje seguirá siendo
desempeñaron un papel determinante en
un “experto” en reconocer caníbales al
la época de los grandes descubrimientos, y
rompe: “Otra gente fallé, que comían
constituyen una prueba brillante de la fuer-
hombres: la deformidad de su gesto lo
za del imaginario: del siglo quince al die-
dice” (2008: 61).
ciocho, sabios griegos que habían muerto
hacía dos mil años dirigieron las explora- Es decir, el primer punto para ser defi-
ciones” (1997: 79). A lo que más adelante nido como caníbal es la propia apariencia.
agrega: “América lo heredaba todo, el nom- Al contemplar la desnudez de los amerin-
bre y las peculiaridades de los indios y tam- dios, observar la diferencia física y preten-
bién la fértil colección de rasgos, cualidades der convertirlos en herederos de las des-
y defectos atribuidos por los griegos y ro- cripciones de Heródoto, al mismo tiempo
manos a los bárbaros, los pueblos diferentes que sin poder comunicarse por la distancia
que habitaban los confines del mundo” (80). entre las lenguas, ¿qué podían encontrar
La tesis del libro Entre el ángel y la bes- los primeros exploradores europeos en sus
tia es particularmente importante para en- congéneres americanos sino una proyec-
tender el surgimiento del caníbal americano. ción de sus propias represiones y tabúes?
En un análisis de los imaginarios sobre la El hecho de que la acusación de caniba-
alteridad radical desde la Antigüedad has- lismo surja antes de haber visto una sola
ta el presente —es decir, desde los bárbaros prueba de ella es un punto a favor de man-
a los extraterrestres—, Boia demuestra que tener un saludable escepticismo cada vez
la imaginación de una alteridad radical ha que se diga que en las casas de una aldea
sido una constante de la historia europea y masacrada los conquistadores han encon-
luego americana, que corresponde fielmente trado tiras de carne humana colgando al
a la proyección de los deseos y miedos de sol. ¿Cómo saben de qué son? ¿Se los dice
una forma de ser humano distinta a la que su aspecto? Incluso en el improbable caso
representa cada sociedad. Así, surgen fra- de que las tiras conserven su forma origi-
ses como: “Desnudez/ libertad sexual/ ca- nal, hay que recordar que no sería la prime-
nibalismo: esta famosa tríada se instaló de ra vez que un brazo de mono se confunde
forma duradera en el Nuevo Mundo” (82). con uno humano, sobre todo después de
O: “América se percibía como un espacio de despellejarlo, y más cuando no se está ha-
libertad. Para lo peor y para lo mejor” (83). bituado al animal. La única forma de des-
La marca de lo diferente es el primer pejar las dudas sería que se hubiera visto el
indicador de canibalismo. Para seguir con acto de asesinato o al menos los cadáveres
la historia de Colón donde la dejamos, se- humanos, pero incluso un hecho sospecho-
gún como la relata Jáuregui: so, por ejemplo, carne secándose al sol, es
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un tabú no menos sólido que en nuestra Cieza de León dice textualmente: “Todos
propia cultura. los naturales de esta región comen carne
En el caso de otras culturas latinoa- humana, y no se perdonan en este caso,
mericanas, las versiones son con frecuencia porque en tomándose unos a otros (como
contradictorias y no permiten hacer afirma- no sean naturales de un propio pueblo) se
ciones concluyentes. Un caso es la leyenda comen” (Cieza de León, 2005: 39). Más
de que a Valdivia los mapuches lo mataron adelante ejemplifica el caso con algo que le
cercenándolo a pedazos que se comían ante sucedió a un compañero, quien encontró a
sus propios ojos, o de que Lautaro lo tortu- un indio con varias mujeres:
ró por tres días y luego se comió su corazón,
Y como el licenciado Juan de
pero en otras versiones la muerte del con-
Vadillo lo viese de aquella suerte, pre-
quistador se produce dándole a beber el oro
guntóle que para qué había traído mu-
fundido que los españoles anhelaban.
jer que tenía de la mano, y mirándole al
La duda persiste en otros textos, como
rostro el indio, respondió mansamente,
los que se refieren a los tupibamba en Brasil,
que para comerla, y que si él no hubie-
quizá el supuesto pueblo caníbal que mejor
ra venido lo hubiera ya hecho. Vadillo
se apega a la lectura clásica de los comedo-
oído esto, mostrando espantarse le dijo,
res de hombres. Uno de los problemas es,
¿pues cómo siendo tu mujer la has de
precisamente, que se apegue tanto al mito
comer? El cacique alzando la voz tornó
clásico. Como afirma Arens, es muy difícil
a responder diciendo, mira, mira, y aun
separar qué surgió realmente del relato de
al hijo que pariere tengo también de
Staden, marinero supuestamente captura-
comer (41-42).
do por los tupibamba, y qué es producto de
la “mejora” ilustrada del texto por el doctor Las acusaciones incluyen un episodio
John Dryanger, quien transcribió el relato. que bien podría inscribirse en el humor
Arens critica las numerosas conversaciones escatológico:
que transcribe Staden desde el primer día
Porque entiendan los trabajos que
de su captura, a pesar de que pasó menos
se pasan en los descubrimientos, los
de un año con los indígenas, mientras que
que esto leyeren, quiero contar lo que
se muestra incapaz de comunicarse con
aconteció en este pueblo, al tiempo que
un francés que visita el campamento. Ello
entramos en él con el licenciado Juan
indica que muchas de esas conversaciones
de Vadillo, y es que como tenían al-
son reconstrucciones nada fieles, incluyen-
zados los mantenimientos en algunas
do posiblemente el diálogo final del cautivo
partes no hallábamos maíz, ni otra cosa
que será sacrificado y que es repetida con
para comer, y carne había más de un
variaciones en las cartas de un sacerdote
año que no la comíamos, si no era de
portugués a De las Casas y en los relatos de
los caballos que se morían, o de algunos
los franceses Thévet y Léry.
perros, ni aun sal no teníamos, tanta era
Es decir, hace falta una verificación
la miseria que pasábamos. Y saliendo
independiente de todos los relatos de su-
veinte y cinco o treinta soldados, fue-
puestos caníbales. Ello resulta particular-
ron a ranchear o por decirlo más claro
mente importante con el caso de Cieza de
a robar lo que pudiesen hallar, y junto
León cuando habla de los habitantes de
con el río grande dieron en cierta gen-
Antioquia y del Cauca en Colombia, en las
te que estaba huida, por no ser vistos
que quizá son las más abiertas descripcio-
ni presos de nosotros, adonde hallaron
nes de canibalismo gastronómico en toda
una olla grande llena de carne cocida, y
la literatura colonial hispánica. Tan impor-
tanta hambre llevaban, que no miraron
tantes son que bien vale la pena reproducir
en más de comer, creyendo que la carne
estos “testimonios” en forma más extensa.
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Partidos estos cuatro cristianos,
nativas, es preciso decir que componen la
dende a pocos días sucedió tal tiempo
mayoría de las 993 lenguas que se hablan
de fríos y tempestades, que los indios
hoy en América (Ethnologue, s.f.) y lo más
no podían arrancar las raíces, y de los
probable es que antes de la llegada española
cañales en que pescaban ya no había
fueran muchas más.
provecho ninguno, y como las casas
Por todo ello, en este ensayo se ha pre-
eran tan desabrigadas, comenzóse a
tendido que, sin negar las costumbres de
morir la gente, y cinco cristianos que
muchos pueblos nativos, o incluso la cruel-
estaban en el rancho en la costa llega-
dad de algunas prácticas en grupos parti-
ron a tal extremo, que se comieron los
culares, el estudio del canibalismo debe ser
unos a los otros, hasta que quedó uno
específico para el caso de cada cultura, lo
solo, que por ser solo no hubo quien
que implica luchar contra imaginarios he-
lo comiese. Los nombres de ellos son
redados de una época cuya diferencia bá-
éstos: Sierra, Diego López, Corral,
sica, incluso legalmente, era entre “indios
Palacios, Gonzalo Ruiz. De este caso
caníbales” e “indios pacíficos”. El estudio
se alteraron tanto los indios, y hubo
del canibalismo requiere un esfuerzo es-
entre ellos tan gran escándalo, que sin
pecial, porque es una práctica extrema que
duda si al principio ellos lo vieran, los
implica una respuesta emocional donde se
mataran, y todos nos viéramos en gran-
mezclan la curiosidad y el escándalo. Por
de trabajo (Cabeza de Vaca, 1984: 75).
ello debe asumirse un escepticismo mayor
El viaje de Cabeza de Vaca ofrece un que aquel con que se investigan otras prác-
fuerte argumento contra la idea de que el ticas, incluso en lo relacionado con asumir
canibalismo era algo habitual en toda la la veracidad, sin mayores evidencias, de tes-
América precolombina. Antes que ello, se- timonios tan recientes como el de Tobias
ría interesante preguntarse en qué medida Schneebaum entre los harakmbut del Perú
esas generalizaciones fáciles surgen de se- y los asmat de Nueva Guinea. Además, es
guir pensando en los grupos indígenas des- preciso, más que en casi cualquier otro as-
de un punto de vista racial y no cultural. Es pecto del estudio cultural, mantener todas
decir, hasta qué punto se sigue hablando de las posibilidades abiertas y marcar clara-
“los indígenas” o “los amerindios” en lugar mente los matices, como demuestra el caso
de los aztecas, los mayas, los arahuacos, los de los yanomamo. Solo así se evitará que,
chibchas o los mapuches. O incluso de “los como sucedió a veces en la Colonia, la acu-
indígenas toltecas” o “los indígenas cari- sación de canibalismo se vuelva prueba en
bes”, puesto que no hablamos de “los blan- sí misma y nuble los infinitos matices de la
cos franceses” o “los blancos alemanes”,6 multiforme realidad americana.
sino que consideramos que lo que caracte-
riza a ambos grupos es lo cultural antes que
lo racial. Andrés García Londoño (Colombia-Venezuela)
La situación de la América preco- Autor de los libros de cuentos Los exiliados de la arena
lombina era tan dispareja, desde el punto (2001) y Relatos híbridos (2009), así como del ensayo
de vista de la unicidad cultural, como la El caballo de Ulises: una reflexión sobre la utilidad de la
literatura en nuestra época (2006), además de relatos
que existía en Asia o Europa. Aunque los en diversas antologías. Ha publicado ensayos, rese-
cálculos del número de habitantes nativos ñas y cuentos en la Revista Universidad de Antioquia,
anterior a la llegada de Colón varían enor- el Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la
memente —entre ocho y trescientos mi- República, La Nave, El Malpensante y Odradek, el cuen-
to, entre otros medios. Es graduado de Comunicación
llones—, lo más probable es que no bajara
Social-Periodismo de la Universidad de Antioquia, con
de cincuenta millones de habitantes, lo que un magíster en artes de la Universidad de Pensilvania,
la aproximaría a la población europea de institución donde actualmente cursa un doctorado en
la época. En cuanto al número de lenguas Estudios Hispanos.
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Entrevista
Ana sin
partitura
Drifting, dreaming
In an azure mood
Drifting, dreaming
In an azure mood.
Duke Ellington
Canta Ella Fitzgerald
A
na María Orduz no improvisa. Ella es
Ana
una partitura ya escrita, un programa de
Cristina
Restrepo mano delicadamente diseñado. Es un
Jiménez plan preestablecido… o, por lo menos, eso es lo
que ella quiere creer.
Sus tenis hacen juego con el collar de perlas
que baja hasta su escote, así como sus jeans des-
teñidos con el negro brillante del piano Steinway
& Sons que está a punto de tocar.
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Ana luce un anillo de plata en cada mano, y marcada inclinación por la música clásica. Ana
se despoja de ellos frente al teclado. Sus dedos no recuerda que en alguna oportunidad quiso for-
son largos pero sí muy delgados. De sus manos fi- mar un grupo de rock, pero sus profesores no se
nas, pequeñas, ha aprendido a “no tocar duro”, en lo permitieron.
especial las obras grandes, con mucho forte, que Su tercer piano fue un acústico vertical japo-
fatigan en exceso. nés, en el cual practica esporádicamente.
Entramos en un salón del segundo piso del El cuarto, su piano adorado, es un Steinway
bloque de Música de la Universidad de Antioquia: B de cola.
Ana se prepara en un piano de cola que permane- El instrumento permanecía guardado en un
ce al lado de otros dos verticales. salón de percusión de la Universidad de Iowa,
Mientras interpreta sin partitura el Pasillo donde Ana estudió el posgrado. El piano, que ha-
número 2, de Adolfo Mejía, observo por la ven- bía llegado a ese campus en 1970, sufrió daños
tana —“protegida” por una rejilla de gallinero— en una inundación de la cual no fue rescatado
una acacia toluense y un palo de mango, la potente a tiempo y sus patas quedaron bajo el agua (el
Naturaleza de hermosura divina, a la cual le cantaba arpa, intacta). Después de un tiempo en una sala
Hölderlin… un paisaje mínimo que parece trans- especial con control de humedad y con un trata-
formarse con el efecto evocador de Ana al piano. miento para que la madera volviera a su estado
Ana María Orduz Espinal, pianista y profe- original, la universidad decidió venderlo en una
sora de las universidades de Antioquia y Eafit, ha subasta silenciosa. Y Ana se lo ganó.
ofrecido recitales en Estados Unidos (California, Antes de participar en la subasta, se había
Memphis, Nueva York), Italia, Chile, Malasia y asesorado con el lutier Mario Donadío, quien le
Colombia. prometió “organizar” el instrumento.
“Es un piano absolutamente maravilloso, con
Cuatro pianos, una historia una sonoridad excelente, una pulsación increíble.
Ana estudió en el Instituto Musical Diego Responde a todo. Me siento muy afortunada,
Echavarría Misas (IMDEM) de Medellín. muy pocas personas tienen un instrumento tan
Aunque desde niña se sentía atraída por la sono- bueno”, cuenta la pianista, quien se reserva el pre-
ridad monumental del piano, su primer instru- cio (solo dice que el instrumento nuevo cuesta
mento fue el violín. USD 80.000. Ella pagó menos de la mitad de ese
Todo cambió una tarde cuando, al llegar a su valor). Cinco personas ofrecieron dinero por ese
casa, encontró una pianola antigua que sus padres piano, la segunda mejor oferta fue tan solo cien
le habían comprado a un hermano cristiano, co- dólares inferior a la de Ana María, según le reveló
leccionista de instrumentos e intérprete de órga- el encargado de la subasta.
no en la Catedral Metropolitana. El piano permanece en el área social de su
Esa pianola sería remplazada por un piano de casa, la misma de sus padres.
una marca china, ideal para una joven aprendiz.
“En el IMDEM había una presión muy Ciudad, blues y jazz
grande para ser bueno en todo —evoca la pianis- Andrés Posada, maestro de Ana María en el co-
ta—, había unas competencias tácitas de quien legio y en la Universidad Eafit, recuerda: “Ella
leyera mejor, quien aprendiera más rápido, pero era buena estudiante: siempre inquieta, llena de
nunca fueron negativas. Yo era la única pianista preguntas, interesada por la música, buena para la
de mi grupo”. armonía y el contrapunto”.
A los trece años se enamoró de su profesor, El compositor dice que se caracterizaba por
Javier Franco: “Estudiaba como loca para que me ser “divertida, alegre, risueña y llena de vitalidad”.
diera un besito en la cabeza”. Entonces formalizó Y aclara que ahora es igual o mejor.
su relación con el piano. Reconoce en Ana a “una gran pianista y pe-
A pesar de que en su familia no había intér- dagoga; su talento para el instrumento ha sido
pretes de instrumentos, siempre hubo sensibili- complementado sabiamente por su particular in-
dad musical. El colegio moldeó su gusto con una terés y curiosidad por la teoría musical”.
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tienen mucho que ofrecer, para la experiencia
creativa es importante visitar muchas formas de
oír, tocar, entender la música. Ha sido difícil ha-
cer el salto, todavía no me rindo: un estudiante
me va a enseñar a tocar tumbao.
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favoritos, mi gran amor, es el que más disfruto al
tocar, enseñar y escuchar, me parece que es fas-
cinante, absolutamente hermoso e interesante. Si
uno lo visita y revisita siempre está descubriendo
cosas nuevas. Me gusta Prokofiev, otro gran amor.
Nunca toqué mucha música latinoamericana, es-
toy empezando a explorarla con compositores co-
lombianos: Carlos Vieco y Adolfo Mejía, que tiene
unos pasillos absolutamente hermosos para piano.
De los clásicos, Haydn, Mozart y Beethoven.
Instrumentos
Vienesa, disfruto enseñando a [Alban] Berg,
[Anton] Webern, porque así los conozco de una
manera más profunda, son muy densos, necesi-
tan un poco más de conocimiento. con historia
Intérpretes… La Universidad de Antioquia ha sido poco
A.M.O.: De los que están vivos me gustan rigurosa en el registro de la historia de sus
muchísimo Martha Argerich, pienso que es uno instrumentos; el inventario solo incluye un
de los personajes más importantes del piano; número de identificación y la persona a
András Schiff; [Murray] Perahia, me parece que cargo. El propósito actual es que cada pia-
es un poeta; [Pierre-Laurent] Aimard es genial, no de cola del Alma Máter cuente con una
especialmente para Debussy y música contempo- placa que cuente su historia.
ránea, como [Oliver] Messiaen, me gusta mucho Ana María Orduz respondió parte
pero no todo. El pianismo de Artur Schnabel de esta entrevista en un piano Steinway
me encanta. De los famosísimos, están [Evgeny & Sons de los años sesenta (cotizado en
Igorevich] Kissin, muy sólido, un niño prodigio 70 mil dólares en el mercado america-
de los setentas; y [Daniel] Barenboim, muy buen no). Entre el rector y la decanatura apor-
pianista y director. taron los fondos para que el lutier Mario
Donadío lo rescatara: “Quedó como uno
Es casi imposible hablar de Barenboim sin de los mejores pianos de la ciudad”, asegu-
pensar en los dones. ¿Aquello del músico “pri- ra la pianista.
vilegiado” con el oído absoluto será cierto? La universidad tiene varios pianos en
A.M.O.: Aquí hay un poco de tabú con res- sus diversos escenarios. “No se trata solo
pecto a lo del oído absoluto. Lo único que da el de tenerlos sino de mantenerlos”, concluye
oído absoluto es el reconocimiento inmediato Orduz.
En la academia formas músicos. ¿Es posi- Ya a punto de verla partir para clase, noto
ble formar audiencias? un brillo singular en los ojos de la pianista. No es
A.M.O.: Soy la directora artística de una una alusión poética: es el reflejo desordenado de
serie de conciertos en el Pequeño Teatro, para los haces de luz exterior sobre sus lentes de con-
formar audiencias en un espacio distinto al de la tacto (para el astigmatismo y la miopía). Detesta
universidad. Formar audiencias no es fácil, espe- las gafas que le impiden ver la totalidad del plano
cialmente en la música clásica. Pero no es impo- en el cual se desplaza.
sible. La estrategia que estoy utilizando es poner Con la voz ronca —sensual huella de un res-
a tocar mucho a los estudiantes y que inviten a friado pasajero—, Ana se niega a la prueba máxi-
toda la familia: si uno permea a los jóvenes se vive ma: cantar. “Tengo la voz de mi mamá, un timbre
la música de una manera más cercana. Sí me pre- de tarro”. Solo lo hace en privado, después de ha-
ocupa, pero tengo esperanzas. La música clásica ber participado en coros durante muchos años:
es tan fascinante que la mayoría de la gente que “Estaba ahí para afinar a las contraltos”.
no la disfruta es porque no la entiende. Es muy Mientras recuerdo las palabras de Ana, vuel-
difícil competir con la música popular contem- vo a un escrito de Walter Benjamin: “Hoy en día,
poránea, que es muy simple; las personas tienen nadie debe empecinarse en aquello que ‘sabe ha-
estándares auditivos muy distintos: para pasar de cer’. En la improvisación reside la fuerza. Todos
un reggaetón a Ravel, es un camino muy largo. La los golpes decisivos habrán de asestarse como sin
música clásica no ha sido de masas, ¡aunque Lang querer”.
Lang llenó el estadio de China! Ana María Orduz no es la partitura inmuta-
ble, ni el modelo clásico, sujeto al canon, que cree
En lo pedagógico, ¿qué queda de tus ser. Que dice ser.
maestros? ♫ No. Tal vez, no lo es. ♪
A.M.O.: Es una pregunta muy compleja. Lo
más importante en la música, más que las univer-
sidades, son las personas que lo han tocado a uno Ana Cristina Restrepo Jiménez (Colombia)
en su trayectoria. Por ejemplo, Cecilia Espinosa Periodista independiente y profesora de la Universidad
ha sido una figura muy importante para mí, una Eafit.
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Fragmentos
a su imán
HEANEY
y sus amigos
S
i no fuera porque Derek Walcott nació vein-
titrés días después de terminado 1929, ten-
Juan
Fernando dríamos un grupo de cuatro poetas amigos
Gutiérrez que representarían, cada uno, por nacimiento,
una década del siglo xx, consecutivas las cuatro.
Miłosz, el polaco, profesor de la Universidad de
California, en Berkeley, vino al mundo el 30 de
junio de 1911. Walcott, el caribeño, ya mencio-
nado, profesor de Harvard, vio la luz en enero de
1930. Heaney, el irlandés, profesor de Oxford,
nació en abril de 1939. Y Brodsky, el ruso del
grupo, profesor de Michigan, llegó a la vida en
1940.
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Con la reciente muerte de Seamus Heaney, recuerda, seguramente, su amistad, igual que su
estas palabras son un homenaje a la poesía y a la poesía. Y la amistad es la ruta de esta historia.
amistad. Heaney y sus amigos, el ruso (muerto en Heaney y tres de sus amigos. Heaney y los ras-
1996), el polaco (fallecido en 2004) y el antillano gos que tiene su obra en común con la obra de
(el único vivo de los amigos), permiten reconocer esos amigos. Porque, como se puede decir a par-
bellas cualidades en grandes poetas, porque los tir de algo ya dicho largamente, dime con quién
cuatro lo fueron, con obras que han enriquecido conversas, a quién visitas y lees, a quién quieres y
las literaturas inglesa, polaca y rusa, si hablamos admiras, y te diré de qué hablas y de qué escribes.
de lenguas. Pero también la tradición del Caribe Pero antes de comenzar a hablar de Heaney
y las tradiciones americana y europea. Y, por en- y de Miłosz, de Heaney y de Walcott, y de
cima de todo, han ampliado el lugar de la poesía, Heaney y de Brodsky, quiero imaginar una cita
demostrando que las palabras siguen disponibles en Nueva York donde Heaney visita a Brodsky
para decir verdades de manera bella y conmove- y se encuentra con Walcott (se han registrado
dora, por terribles que sean esas verdades. algunas). En un apartamento están los tres, ha-
Heaney, porque es él el protagonista de blando de Auden, poeta al que admiran. Elogian
esta historia (pero también sus amigos), nació su perfección métrica y su capacidad de escribir
en Irlanda del Norte, en el Condado de Derry. poemas modernos, hablando de carros y de se-
Estudió literatura y fue testigo de las disputas en- máforos como si Keats hablara de dioses grie-
tre el sur y el norte, entre protestantes y católicos, gos o Milton del paraíso perdido. Joseph fuma.
y en muchos de sus poemas quedaron registradas Seamus y Derek se ríen de alguna ocurrencia del
estas realidades de su país. Católico. Admirador ruso. Tocan la puerta. Alguien abre y es Miłosz,
de Yeats, el poeta más famoso de su país. Vivió en con algunas gotas de lluvia en su chaqueta. El re-
Dublín, donde murió. Sus últimas palabras, como cién llegado se une a la conversación, luego de
lo registraron muchos medios de comunicación algunos saludos emotivos. Poco a poco, Derek y
del mundo, fueron para su esposa Marie: “Noli Seamus se percatan de que han pasado dos años
timere”. En latín. “No tengas miedo”. desde la muerte del que ha llegado. Y, si esto es
A Marie le dedicó bellos poemas, como uno así, también han pasado diez años desde la muer-
en donde ambos corren por una estación del me- te de Joseph, quien los hace reír en ese instan-
tro de Londres para llegar a un concierto, mien- te. No temen. No es momento de pensar en eso.
tras caen los botones de la chaqueta de ella. Al Pero sí en otro vodka, que Joseph sirve con una
final del poema, Seamus nos cuenta cómo él, de mueca de ternura y de éxtasis.
la misma manera que Hansel, regresa recogien-
do cada botón, y nos hace saber que está atento La ética (Heaney más Miłosz)
por si los pasos de Marie lo siguen, pero “antes Heaney llegó a decir, en algunos momentos, que
muerto que mirar atrás”, recordando el mito de Czesław Miłosz fue el poeta más representativo
Orfeo y Eurídice. Es un homenaje al amor. No del siglo pasado. Como argumento declaraba, en
mira hacia atrás, mientras su amada lo sigue. Y ensayos y entrevistas, que Miłosz vivió muchos de
este poema, si se quiere, remite a sus últimas pa- los momentos más significativos del siglo, descri-
labras para Marie. Sigue. “No tengas miedo”. No biéndolos con una poesía de gran profundidad y
mires atrás. Sigue que yo, ten fe en mis palabras, belleza. En un retrato hecho y publicado en la re-
seguiré tus pasos. vista Letras Libres, Seamus escribe que uno de los
El amor ocupa buena parte de su páginas. fantasmas constantes en la obra de Miłosz es “el
Pero también la realidad cotidiana, la misma poe- sintagma ‘el siglo’”. El siglo donde la poesía privi-
sía y algunos hechos de la historia de Irlanda en legió la subjetividad al extremo, con un lujoso río
el siglo xx. Y la amistad, predecible en un hombre de quejidos y de miserias personales —de los mis-
que se destacó por su generosidad, su amabilidad mos poetas—, en libros y libros y libros (y él nunca
y su gusto por el diálogo. En muchos lugares se sucumbió ante esto, a pesar de las cosas vividas).
recuerdan su sonrisa, su aspecto de hombre sabio, La visión del mundo que Miłosz expresa en
sus palabras sobre otros poetas y sus consejos. Se sus poemas es clara, y se rige por un principio: no
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Seamus escribió en muchas
exagerar. El poeta polaco trató en sus ensayos y
poemas los asuntos del hombre del siglo, el mis- ocasiones poemas para analizar
mo hombre de siempre: sus delirios, sus miedos,
sus creencias, sus odios, sus pasiones, sus guerras,
sus envidias, sus soledades. En otras palabras, to-
y amplificar la realidad de Irlanda
madas de uno de sus poemas: su “extravagante
naturaleza”. Miłosz describe, verso a verso, todas del Norte […]. Pero siempre
estas acciones, con cada uno de sus resultados
monstruosos o bellos. En la voz de Heaney, su tuvo claro que, por encima de
amigo Czesław reconoce en sus poemas la im-
predecible naturaleza del hombre, pero, aun con cualquier situación política,
esta verdad, deja presente una verdad más necesa-
ria: a pesar de las circunstancias, existe un “man- está la poesía desnuda, sola
dato inmemorial que nos conmina a la firmeza
moral y de espíritu”.
Esta misma sombra ética respira en la poesía
y a ciegas ante el mundo, sin
de Seamus Heaney. Para el poeta irlandés existía
un compromiso espiritual con su realidad, sin que obligaciones ni banderas ni
esto significara olvidarse de que la poesía es hija
de la fantasía, como lo planteó Miłosz. A propó- proclamas.
sito de esto, es preciso recordar una entrevista con
Heaney para un documental del canal Film & al que le gustaba llamarse a sí mismo “Poeta”. Sin
Art. El escritor explica que la responsabilidad del más. Además, supo desde siempre, desde sus dis-
poeta es amplificar y analizar la “música de lo que tantes años juveniles, que lo único a lo que quería
sucede”, “la mejor música del mundo”, palabras dedicarse era a su fe en las palabras, por lo que fue
tomadas de una historia clásica irlandesa. Y, en esa acusado y condenado en su país, y luego expulsado.
misma respuesta, recuerda que aunque debe existir Estuvo temporalmente en Europa hasta encontrar
este compromiso con lo real, también está la otra su residencia definitiva en Estados Unidos, donde
música: “la música de las sirenas (…) la música de se convirtió en un poeta admirado y leído, y en un
lo que podría suceder y la música del deseo”. compañero y maestro maravilloso de otros poetas.
Seamus escribió en muchas ocasiones poe- Pocos hombres y poetas han tenido una
mas para analizar y amplificar la realidad de creencia casi sagrada, a ciegas e inmodificable, en
Irlanda del Norte, que se parece a otras realidades el poder de las palabras, como la que tuvo Brodsky.
de la Tierra. Pero siempre tuvo claro que, por en- En un texto escrito por Seamus tras la muerte
cima de cualquier situación política, está la poesía repentina de Joseph se lee: lo que más apreciaba
desnuda, sola y a ciegas ante el mundo, sin obli- en la poesía era “la capacidad del lenguaje para
gaciones ni banderas ni proclamas. En la misma ir más rápido y más lejos de lo esperado”. Y jus-
línea de su maestro y amigo polaco Czesław, es- tamente este rasgo lo comparte Heaney con él.
tuvo seguro de que la poesía solo se debía a su No es gratuito que en el artículo ya menciona-
magnífica libertad, sustentada en la empresa de do el poeta irlandés recuerde que cada encuentro
cavar (para usar un verbo que es un lugar común con su amigo polaco era una “renovación de la
cuando se habla de su obra), cavar en el lenguaje creencia en las posibilidades de la poesía”. Joseph
y nombrar el mundo. siempre fue firme con sus apreciaciones: la pala-
bra es el fuego necesario, y solo la lengua puede
La fe (Heaney más Brodsky) abrirnos otras realidades y darnos explicaciones
Muchos lectores ya conocerán la repetida mitolo- de lo incomprensible.
gía de anécdotas en torno a Joseph Brodsky, poeta Ese poder de las palabras y el lenguaje es re-
ruso que murió en Nueva York. Brodsky, como ya conocible en los mejores poemas de Heaney. Él,
lo recordó una gran poeta polaca, era un hombre de la misma manera que su amigo ruso, evidenció
la necesidad de conocer la cocina (palabra usada El escritor David Huerta, en una entrevista
por Seamus) de la poesía. Existe la técnica y es con el poeta, comienza su escrito con una frase de
necesaria para lograr que el lenguaje se abra y se Brodsky: Derek “es el hombre gracias al cual vive
exprese con grandeza, según el pensamiento de el idioma inglés”. Las palabras del ruso son enfá-
Joseph. Tal como sucede en la poesía de Heaney: ticas con un solo propósito: recordar las labores
poemas donde lo maravilloso ocurre entre lo ru- que los versos de Walcott han hecho por el inglés
dimentario, y donde se avistan campos nuevos en las últimas décadas. Sus cadencias, sus colores,
para el entendimiento. Todo posible gracias a la sus mezclas, sus referencias, todo proveniente de
fe en las palabras, al conocimiento y el respeto la música del mar y del aire del Caribe. Todo esto
por la tradición y el oficio. —bien ejecutado y con un talento grandioso con
Para Joseph, la poesía debía engrandecer el las palabras— ha derivado en un enriquecimien-
lenguaje. Este hombre, que dividía sus años entre to del idioma. Los mejores libros de Walcott le
Nueva York y Venecia, creía que el poema —esto han regalado al mundo, como lo hicieron con sus
lo dice Heaney en unos versos elegíacos dedica- obras Shakespeare o Dickinson, un inglés reno-
dos a su amigo— debía medir “el dolor y la ra- vado. Brillante y furioso. Mágico. Como el mar,
zón”. El ruso tenía la convicción que poseen mu- su mar en Santa Lucía.
chos hombres y mujeres en su interior, aunque no Seamus y Derek son poetas sinfónicos. En
sean dedicados lectores de versos: que la poesía es sus lenguajes habitan muchas voces. Y una buena
un argumento contra la degradación de los com- definición de esta empresa son dos versos muy ci-
portamientos humanos. Seamus lo compartió y tados de Walcott, pertenecientes al poema Goleta
lo elogió, y lo practicó en su obra, dejándonos Flight (también citados por Huerta). En dos líneas
duraderas lecciones sobre nuestros sentimientos el poeta da las claves que han llevado a muchos
y razones, nuestras acciones y dudas. hombres y mujeres a escribir poemas grandiosos:
la multiplicidad de voces, la memoria de la sangre
La furia (Heaney más Walcott) y el eco de otros. “Hay en mí del holandés, del ne-
Derek Walcott, un negro de ojos claros nacido gro y del inglés / Y: o soy nadie o soy una nación”.
en el Caribe, ganó el Premio Nobel en 1992. Y, más que una nación, la poesía de Derek es una
Cuando esto ocurrió, fue unánime y recurrente Literatura, en mayúscula, como quería Pessoa y lo
una opinión: con el galardón se destacaba a uno dejó expresado en su Libro del desasosiego.
de los mejores de la lengua inglesa, en lo que el “La gramática es una forma de historia”,
mundo lleva de mundo y la literatura es literatu- escribió Walcott en un ensayo sobre el ami-
ra. Entre las muchas grandezas que elogian sus go Joseph. Palabras perfectas también para su
críticos y lectores, está el perfecto dominio de la obra y la del amigo irlandés de ambos, el que-
narración poética, que lo ha llevado a revivir la rido Seamus. Lo importante en la poesía son las
épica en nuestros días, con libros emblemáticos palabras, lo que ellas dicen en una combinación
como Omeros. Igualmente admiran la textura de única y que de otra manera no lo dirían. Por lo
su lenguaje, que le ha impreso al inglés los ritmos que Walcott consignó en el mismo ensayo que
y los colores de las Antillas. Brodsky busca que “la acción crezca a partir de la
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sílaba”. Lo que han hecho los poetas más ejem- Trata de recordar con precisión algunas líneas de
plares, internarse en el lenguaje y desde el cora- su amigo ruso. No sabe por qué se le vienen a la
zón más profundo de este inaugurar un universo mente, pero ahí están:
y levantar ante los lectores una acción magnífi-
Death be not proud, though some have called thee
ca. Porque de esos hombres, incluidos nuestros
/ Mighty and dreadfull…
amigos, se puede decir lo siguiente, tomado del
mismo texto anterior: un hombre que “mastica y (No seas, muerte, orgullosa, aunque algunos
digiere el pasado de manera audible”. te hayan / llamado poderosa y atroz…)
Postscript
Hay un poema de Seamus titulado “Postscript”. Es la música de las palabras asaltando a un
En él, el poeta describe un paseo al lado de aguas lector, la música de su amigo de “inteligencia casi
“color gris pizarra”. Inspirado por este poema, sublime”, como él lo ha llamado.
imagino un nuevo encuentro de estos cuatro ami- Me aventuro a pensar que Czesław, en un
gos. Seamus, Derek, Joseph y Czesław ocupan un breve silencio con sus amigos, se encuentra ante
carro tal como se menciona en los versos. Es el una realidad magnífica: es parte, junto con otros
otoño de 1995, y Seamus será el Premio Nobel de tres hombres, de un lugar en el que podría suce-
ese año. La casualidad los tiene en tierras irlande- der un poema que ha leído y lo ha emocionado.
sas, y viajan hacia algún lugar que los cuatro de- Czesław, en compañía de otros cuatro hombres,
sean ver. El viento va y viene, y danza, como en el está ahí, en el “lugar del poema”, y sabe que la
poema, en una lucha asombrosa con la luz. Quien realidad no es la misma. Nunca. La luz no es la
conduce es Andrew, un periodista joven, gradua- misma (aunque parezca), ni el viento ni los cis-
do en Londres y editor de revistas académicas. nes ni la agitación de sus alas. Pero el poema lo-
Me aventuro a pensar que Seamus, en un gra reunir muchos momentos distintos, del ayer
instante de silencio en el carro, cree que aquel y del futuro, para recordarnos una lección: con
fragmento del día merece un “Gracias”. Llega a la poesía no se puede detener la historia, como
su mente el primer verso del poema “Don” de lo ha dicho el francés George Steiner, pero sí
Miłosz: “Qué día tan feliz”. Y el resto, como en comprenderla.
el poema, es enumerar las maravillas que da la Me aventuro a pensar que el conductor de
jornada: levantarse, ver la niebla, escuchar pá- turno, Andrew, intenta imaginar, en el momento
jaros y exclamar que no hay nada en la tierra de silencio, qué pasará por la mente de cada uno
que se desee tener, ni alguien que valga “la pena de los viajeros. ¿Un verso? ¿Una mujer? ¿Una
envidiar”. canción? Y, con una sonrisa, se dice a sí mismo
Me aventuro a pensar que Joseph, en el mis- que el único pensamiento deleznable podría ser
mo instante de silencio, convoca a su cabeza ver- el suyo, pero la felicidad más ardiente también.
sos de Derek, porque el agua y el viento le han Felicidad por servir a esos amigos que hablan y
recordado la música de su amigo. Se recuerda a sí han escrito cosas emocionantes, y que minutos
mismo las líneas en las que Derek hace hablar a más tarde se reirán de un mal chiste irlandés
un hombre de mar, quien exclama que ve, de re- mientras él los conduce a la noche, dejando atrás
pente, a un hombre parecido a él, quien llora “por un crepúsculo de fuego.
las casas, las calles, por toda esta isla de mierda”.
Aunque no son las aguas del Caribe, estas aguas
Juan Fernando Gutiérrez (Colombia)
le reviven a aquel hombre, y su voz declarando Periodista de la Universidad de Antioquia. Graduado con
que escribirá algo de todo lo que ve, y que cuan- la tesis Palabras Maestras, multimedia sobre la vida y obra
do lo haga “cada verso estará empapado en sal”, del poeta José Manuel Arango, que recibió el primer puesto
y entonces su “lenguaje ordinario será el viento”. en el Premio a la Investigación Universitaria 2010, catego-
ría Ciencias Sociales y Humanas de esta misma universidad.
Me aventuro a pensar que Derek, cuando sus Desde el 2011 es el coordinador del área de Comunicaciones
compañeros observan el paisaje en silencio, mira del Museo Universidad de Antioquia (MUUA) y editor de la
a Joseph, quien va a su lado en la parte de atrás. revista Códice.
EXTRAÑA FRUTA
Yace aquí su cabeza, como desenterrada calabaza.
Cara oval, piel de ciruela, piedras de ciruela por dientes.
Desataron el helecho mojado de su pelo
Y mostraron su rizo,
Dejaron al viento su belleza de tantos años.
Cuerpo de sebo, tesoro que ya fue:
Su rota nariz es oscura como tierra de turba,
Y sus ojos vacíos como las aguas viejas de las casas.
Diodoro Sículo sintió
La calma creciente ante las cosas de siempre:
Muerta, olvidada, anónima, terrible
Niña decapitada, contemplando el hacha
Y la bendición, contemplando
Lo que comenzaba a vivir como reverencia.
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Heaney
Poesía
POSDATA
Y algún tiempo lleva al tiempo dirigirse
Adentro al condado de Clare, al lado de la costa de Flaggy,
En septiembre o en octubre, cuando el viento
Y la luz mutuamente se golpean
De modo que en algún lugar el mar se enfurece
Con espumas y fulgores, y en el campo entre las piedras
El rostro de un lago plateado de pizarra destella
Por el relámpago aterrado de una bandada de cisnes,
Sus plumas erizadas y violentas, blanco entre blanco,
Sus altas y como testarudas cabezas
Escondidas o erguidas o desesperadas bajo el agua.
Sin sentido pensar que te detendrás y observarás
Más profundo. No estás ni aquí ni allá,
Una prisa en la que cosas conocidas y raras se suceden
Como grandes y suaves sacudidas que toman el carro de lado
Y atrapan el corazón de repente y entre un soplo lo abren.
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Heaney
EL METRO
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Heaney
Y se la bebió, y luego volvió
Sobre la tierra a hurgarla, cargando
Terrones sobre su hombro, yendo y yendo
Abajo por la buena tierra. Cavando.7
Notas:
1
El metro de Londres es subterráneo.
2
La mayoría de los críticos concuerdan en que estos dos últimos versos pueden hacer referencia
al mito de Pan y la ninfa Siringa, narrado por Ovidio en sus Metamorfosis: aquel, furiosamente
enamorado de esta, decide correr en su persecución; la ninfa, viéndose acorralada, a la orilla de un
río, es transformada en junco por intercesión de sus hermanas.
3
El Royal Albert Hall es un teatro y salón de conciertos de Londres, uno de los más emblemáti-
cos, ubicado en el corazón de la ciudad.
4
Cada verano, en el Albert Hall, se presentan los Proms: conciertos orquestales de música clásica.
5
En el cuento de Grimm, Hansel, enterado de que sus padres piensan abandonarlos, a él y a
su hermana, en el bosque, decide recoger tantas piedritas blancas como le quepan en la mano.
Mientras son llevados al bosque, Hansel va soltando las piedritas por el camino. Abandonados en
la noche, los dos niños siguen el rastro de las piedritas, que brillan bajo la luna, y regresan así a casa.
6
Orfeo, en el mito griego, baja al Inframundo por el alma de su esposa Eurídice. El dios de los
muertos, conmovido por la música de Orfeo, le permite irse con su mujer, con la condición de que
Orfeo vaya al frente y no vuelva los ojos atrás sino hasta estar de regreso en la tierra.
7
Los pantanos han sido usados históricamente en Irlanda como fuentes de combustible. De este
modo, la turba, la tierra más profunda y rica en nutrientes, es extraída y quemada en el fuego. El
Toner’s bog puede hacer referencia a un pantano propiedad de una familia irlandesa, los Toner, de
antigua tradición. Así que en el poema se descubren dos formas distintas de trabajar la tierra: el
cavar para sembrar las papas y el cavar para extraer la turba, representadas por el padre y el abuelo,
respectivamente.
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Crítica
En una cita que Claude Lévi-Strauss hace lo sostiene Diego Lawler: “los artefactos técnicos
del etnógrafo Arnold van Gennep, este confirma son tratados como textos que tienen que ser leí-
que “una sociedad ordenada clasifica no sólo a sus dos, esto es, textos escritos por la pluma de di-
miembros humanos, sino también a los objetos y señadores y productores para ser descifrados por
a los seres de la naturaleza, unas veces según sus las interpretaciones de sus potenciales usuarios y
dominantes psíquicas, otras veces según su uti- compradores” (2003: 52).
lidad alimenticia, agraria, industrial, productora Un ejemplo de lo anterior procede de un tex-
o consumidora” (2009: 235). Según esto, y si lo to inusitado y merece una consideración profun-
pensamos de manera detenida, podríamos propo- da descubrir de qué manera se asocia con nuestro
ner una taxonomía de un objeto como las tarjetas asunto.
plásticas, fijando su distribución al momento en En medio de su tortuoso y anhelado regreso
que estas aparecen en nuestra vida —sumergién- a Ítaca, Ulises, estando en casa de Hades, tiene
donos, de un modo cada vez más profundo, en un encuentro providencial con Tiresias, el famo-
una vida dictada por las leyes del gasto y el con- so adivino ciego para quien no hay nada oculto.
sumo—. La lista es larga. Deberíamos empezar, En la conversación que sostienen, Tiresias le hace
siendo rigurosos con el orden, por los caramelos, a Ulises algunas advertencias y señala, a renglón
el carné del colegio, las credenciales, las posta- seguido, que no existe otra forma de apaciguar
les, las sim cards, las tarjetas amarillas o las rojas, a Poseidón que la de ir hasta el lugar donde el
la licencia de conducción, la cédula, las tarjetas dios no puede ejercer su poder, para ofrecer allí
de invitación, las tarjetas de millas o de puntos y los sacrificios debidos. Ahora bien, la pregunta
hasta los recordatorios fúnebres o los obituarios. por la extensión geográfica de los dominios de
Pero este tipo de especulaciones no suelen Poseidón es la misma que podría plantearse con
ser productivas. Será mejor, entonces, tomar de respecto a cómo identificar la frontera que separa
todo el espectro aquellos objetos que gozan de un a una civilización de otra. De esta forma, el gran
particular interés para la ciencia y la tecnología adivino griego no tendrá reparo en demostrar que
y cuya participación es tan clara en la vida social es posible establecer dichos límites a través no de
que no cabe ninguna duda acerca de sus rasgos. la geografía, sino del nombre y el uso que cada
Los estudiosos nos hacen saber que los artefactos cultura le otorga a sus artefactos. La siguiente es
técnicos y las herramientas tienen un rasgo par- la indicación que le da Tiresias a Ulises para re-
ticular: que, sin excepción, han pasado primero conocer dicho límite:
por la mente de un diseñador, de un ser humano
Toma al punto en tus manos un remo y
que los imagina, los forja, los materializa y cuya
emprende el camino hasta hallar unos hom-
manipulación, luego, estará sujeta a las conside-
bres que ignoren el mar y no coman alimento
raciones de los usuarios. Más allá de eso, y como
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Más que sentirse en casa, es sentirse con los objetos, con
los artefactos que hemos dejado y que a nuestra vuelta son a
quienes corresponde recordarnos quiénes o cómo somos, qué
gestos nos definen.
evolución de los seres humanos ha estado supedi- aquél. Así pues, incluso un recién nacido po-
tada, y aun motivada, por el uso de artefactos téc- see este rico legado, y está hecho para asimilar
nicos, una de las más sugerentes tiene que ver con más y contribuir a su vez a esa larga corriente
la forma como “la sinergia operatoria del útil y del (2012: 53).
gesto supone la existencia de una memoria en la
cual se inscribe el programa del comportamiento” Para muchas personas fue realmente com-
(Leroi-Gourhan, 1971: 233). Es necesario consi- plicado asimilar el uso de un dispositivo como el
derar, por tanto, que entre los artefactos propues- mouse, cuya historia, por demás interesante, está
tos por Tiresias en su afán por brindar ayuda a ligada a uno de los desarrolladores de artefactos
Ulises, más que una diferencia en la designación, modernos más famoso: Steve Jobs (Gladwell,
encontramos una marcada distancia en el gesto 2011). Fue Steve Jobs, mediante sus modificacio-
necesario para que el uso de dicha herramienta nes al artefacto original, concebido por Douglas
se adecúe a las necesidades de una sociedad es- Engelbart y desarrollado por Xerox PARC, quien
pecífica. Dichos gestos, por supuesto, afectan el introdujo un gesto que ahora es común a todos
programa que está disponible en la memoria para los usuarios de los computadores. Y definitiva-
propiciar su uso. Por ejemplo, ¿quién dentro de mente, confirmando así la propuesta de David
los centros urbanos de Antioquia sabe utilizar de Brooks, el mouse es mucho más fácil de usar para
manera eficiente el hacha “que nuestros mayores los niños que para los adultos. No muy lejos de
nos dejaron por herencia”? Prácticamente nadie este ejemplo se encuentra la actual masificación
lo sabe y es que ese gesto en particular desapare- de las pantallas táctiles.
ció hace mucho de nuestra memoria; ha sido ne- La historia del mouse demuestra que un ar-
cesario reprogramar los gestos en beneficio de un tefacto no surge de la nada y que, más allá de los
mundo en el que las civilizaciones se confunden. créditos que se puede llevar cualquier persona
El gesto necesario para propulsar una barca por su creación, la influencia de la sociedad en el
es muy diferente al que demanda hacer surcos en desarrollo y manejo de este es una fuerza inma-
la tierra. Desarrollar la técnica necesaria en am- nente. Para el desarrollo de herramientas como el
bos gestos exige un aprendizaje que cada comu- bieldo, el remo o el mouse es necesaria la coope-
nidad ha construido por décadas. Como sucede ración de toda una comunidad. Se requiere de su
en el caso del conocimiento botánico que las co- capacidad de observación, de su disposición para
munidades indígenas traspasan de generación en asumir el compromiso de llevar a última instancia
generación. David Brooks señala, con respecto a el proyecto, se necesita de un trabajo multidisci-
este punto, que: plinario. Es necesario, en la mayoría de los casos,
construir las herramientas que servirán para la
El cerebro se adapta al río de conoci-
fabricación de los artefactos; incluso hasta para el
mientos y sus muchos afluentes y corrientes, y
más simple de ellos:
existe como criatura de ese río igual que existe
una trucha en un riachuelo. Nuestros pensa- Para fabricar una herramienta talla-
mientos están profundamente moldeados en da eficaz, no basta con golpear contra una
este largo flujo histórico, y ninguno de noso- piedra hasta que eso salga; nos hemos dado
tros existe, por su propio esfuerzo, aislado de bien cuenta de ello el día que intentamos
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E
n un almacén de la pequeña lo-
Jacobo calidad italiana de Pordenone
Cardona fue encontrada en agosto de
Echeverri 2013 la película inacabada Too much
Johnson. Nada menos que la ópera pri-
ma de Orson Welles, una pieza roda-
da por el director norteamericano tres
años antes de filmar El ciudadano Kane
(1941) como parte de los preludios de
una obra de teatro. La película, que
todos daban por perdida, y que según
Welles pereció en el incendio de su
casa de Madrid, apareció de forma in-
sólita en un poblado que se caracteriza
por su pequeño festival de cine mudo.
Si la mayor parte de las películas del
período silente se han perdido, estamos
ante la continua posibilidad de experi-
mentar los cruces y desencuentros más
apasionantes. La bisnieta de Georges
Mèliés, por ejemplo, encontró películas
del genio francés en un gallinero belga.
Pero hay más. Podríamos empezar una
historia similar de la siguiente manera:
En 1981, Derek, el tímido y pelirrojo
jardinero temporal del sanatorio men-
tal Kikemark Sykehus de Oslo, busca
en el armario del conserje unas tijeras
para podar rosales. Al retirar un par
de cajas metálicas llenas de tornillos y
tuercas, descubre al fondo de la parte
superior varias latas de películas de 35
mm llenas de polvo. Con cuidado las
saca y las deja en el piso.
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Todas las latas están rotuladas con un nom- coleccionistas. El encuentro con lo que se creía
bre escrito en danés. El jardinero no duda en perdido o, lo que es más emocionante, aquello
informar acerca del descubrimiento a su supe- que se halla y no se sabía que había existido, hace
rior. Las latas son enviadas al Instituto de Cine parte de una de las experiencias más placenteras y
Noruego y después de tres años se da a conocer la a la vez más escasas en la historia de amor entre el
noticia. Los rollos de celuloide contienen una co- ser humano y los objetos, sobre todo cuanto más
pia del primer montaje de la película, del original, nos adentramos en los vericuetos hipermediales
sin censuras ni recortes, y en perfecto estado, de la de una época que se recrea en el eco virtual de
obra maestra de Carl Dreyer, La pasión de Juana de una consistencia opaca. La casualidad, lo fortui-
Arco (1928). Hasta aquel momento todo era parte to, la coincidencia o lo accidental del reencuentro
de la leyenda: una pieza cinematográfica sobre el acrecientan el deslumbramiento. Y, tal vez por
proceso judicial que se llevó a cabo en contra de eso, este ajuste de cuentas entre tiempo y olvido
la santa heroína francesa, una joya del cine mudo se resuelve en la literatura con un subgénero, el
en la que actuó Antonin Artaud y en la que des- del manuscrito hallado, una suerte de compendio
lumbró con su representación de pucelle d’Orléans de elementos narrativos que rozan lo detectivesco
la francesa María Falconetti, quien años después y lo mágico. Este artificio literario apela a la ex-
de la ocupación nazi huyera a Buenos Aires, don- cepcionalidad del presunto manuscrito, tratado,
de terminaría sus días como maestra de canto y libro o pergamino, para incrementar el interés o
baile. Después de su estreno en Copenhague y su mérito de lo contado.
exhibición en Francia, en 1928, la película em- De los manuscritos hallados, la pieza funda-
pieza a desparecer. Las presiones del arzobispo de cional de la novela moderna, El ingenioso hidalgo
París y la censura impuesta en Gran Bretaña por don Quijote de la Mancha, se erige como el tratado
la forma en que son representados los ingleses, más audaz y provocador a la hora de llevarse por
obligan a los productores a editarla, a pesar de delante, entre pitos y zarpazos, cualquier separa-
las resistencias de su realizador. Después de este ción ontológica entre realidad y ficción, además
primer contratiempo, el negativo de la película se de ampliar la perspectiva que permita fijar a los
pierde durante un incendio en los estudios UFA egomaníacos escritores metaficcionales (enfants
de Berlín. Dreyer sucumbe a la desolación de una terribles cincuentenarios), tipo Bret Easton Ellis,
obra destruida y mancillada y muere en 1968, tras como simples escribientes de telepronter. La no-
rodar unas pocas películas más en las que no dejó vela coral de Miguel de Cervantes Saavedra, en
de preguntarse, con lucidez y melancolía, por el la que lo narrado hace parte de la transcripción,
miedo, la locura y la fe. Pero, ¿cómo llegó la pe- comentada y modificada, de un manuscrito origi-
lícula al sanatorio mental en un país donde ja- nal escrito en árabe, allana el camino que tomará
más fue exhibida? ¿Qué hacía en el armario del El nombre de la rosa, una copia de un manuscrito
conserje? del siglo xiv que cayó en las manos de Umberto
La belleza del misterio que entraña un en- Eco, en el cual se alude, paradójicamente, al libro
cuentro imprevisto depende, sin lugar a dudas, II de la Poética de Aristóteles, obra desaparecida
de la singularidad del objeto extraviado y de las en la Edad Media.
particulares condiciones en que es hallado. No es Otros tantos manuscritos dejan entrever el
lo mismo encontrar una carta de Oscar Wilde en carácter de objeto extraviado a partir del título.
un viejo guardarropa que los poemas o novelas Escritos que el azar ha puesto en las manos de un
archivados en el disco duro del computador de lector desconocido o anónimo, el único transcrip-
Roberto Bolaño. La carta, que puede ser subasta- tor verdadero de unas imágenes que desbordan el
da en miles de libras, posee un aura intransferible juego de lecturas entre el autor, el ser ficticio que
que nunca podrá ser alcanzada por la brillante lo escribió y el personaje o confidente que lee. El
edición amarilla de Anagrama. La condición ma- manuscrito encontrado en una botella que tanto
terial de ese objeto —ese y no otro—, más que impresionó a Poe, esa crónica en primera persona
su propio contenido, es lo que produce, la mayo- del trayecto errático y onírico de un gigantesco
ría de las veces, tanta algarabía entre fanáticos y barco ocupado por una tripulación arruinada por
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La belleza del misterio
los cataclismos delicados del tiempo que ya nadie
cuenta con los dedos o los calendarios, comporta que entraña un encuentro
la complicidad del lector que debe reconocer las
claves del imaginario asociado a los mensajes en- imprevisto depende, sin lugar
viados desde islas solitarias por náufragos espe-
ranzados, y que hoy en día podría imponerse como a dudas, de la singularidad
un nuevo subgénero, tanto de los mensajes reales
hallados en playas de California o Marruecos, del objeto extraviado y de las
como de aquellos recibidos y respondidos aleato-
riamente por viajeros intrépidos que lúdicamente
lanzan botellas al mar con mensajes que ponen a
particulares condiciones en
prueba la longitud de los hilos que unen a los se-
res humanos con más rigor romántico que los en-
que es hallado. No es lo mismo
cuentros casuales por Facebook. Tal vez también
tengan su espacio en este apartado las cartas que encontrar una carta de Oscar
llegan décadas después a sus destinatarios, esas
postales intercontinentales destinadas a países Wilde en un viejo guardarropa
ya desparecidos o esos reclamos jurisdiccionales
suscitados por la Revolución Francesa que nadie que los poemas o novelas
sabe cómo responder mediante un e-mail.
El manuscrito hallado en el bolsillo, des- archivados en el disco duro del
cubrimiento que hace Cortázar de la puesta en
juego de las coincidencias a modo de ceremonias computador de Roberto Bolaño.
eróticas en el metro de París, donde “cada esta-
ción era una trama diferente del futuro”, o enla-
ces de una gran cadena en la que el hombre que entenderse lo que el autor del libro quería decir o
escribió el texto podía hallar a la mujer necesaria, quería ocultar. Abordajes en líneas no numeradas,
aquella que eligiera las sendas topográficas de su parajes abisales.
itinerario secreto, se convierte en comentario ur- Por otro lado, la obra de Enrique Vila-Matas
bano de los desencuentros oceánicos y proyección constituiría una variante de este subgénero, por
literaria del espacio-tiempo cuántico, donde todo decir lo menos, pues su ambición metaliteraria ha
lo que nos pasa ya está escrito de antemano. No derivado en todo tipo de indagaciones estilísticas,
hay elecciones, y si las hay, obedecen a un diseño desde la autoficción hasta las memorias o diarios
superior, ineludible. El doble juego del manuscri- falsos de otros escritores como Virginia Woolf,
to que Cortázar encuentra en el bolsillo hace del Franz Kafka o Sergio Pitol. Y si eso es poco, ¿por
lector una pieza más del entramado que lo con- qué no pensar en la precocidad literaria, un si-
voca a realizarse en la lectura, a asumir su senda. glo antes de Rimbaud, de Thomas Chatterton,
Aquel otro manuscrito encontrado en el suicida a los diecisiete, que compuso la égloga
libro de Joseph Conrad, tira de papel donde Eleonure y Juga, haciéndola pasar con notable éxi-
Borges leyó “El mundo es unas cuantas tiernas to por un manuscrito del siglo xv? Su presunto
imprecisiones/El río, el primer río. El hombre, autor, el monje medieval Thomas Rowley, fue uno
el primer hombre”, hace de los libros un extenso de los primeros heterónimos de la historia.
diagrama, más indefinido que los bordes del mar En el campo del cine puede hablarse tam-
y menos señalizado que la estación Châtelet-Les bién de un artificio similar al literario, aunque
Halles del metro de París. Un plano compuesto menos sofisticado, el found footage (metraje en-
de partes disímiles que puede leerse con todas las contrado), subgénero con tintes autorales de
fotografías, versos, listas y fórmulas médicas que raigambre posmoderna en el que se recurre a la
los lectores en todo el mundo han dejado olvi- supuesta veracidad de la película hallada para
dados entre sus hojas. Misivas donde termina de potenciar los atributos de su contenido. Estos
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aventura. El capítulo Cigarette Burns, dirigido americano, el mismo que se ufanaba de decir ante
por John Carpenter, de la serie Masters of Horror el Comité de Actividades Antinorteamericanas
(2005-2007), trata sobre un tipo que intenta en- “soy John Ford. Hago westerns”. Incluso algunos
contrar La fin absolue du monde, una película que llegaron a afirmar que la desaparición de la pe-
lleva asociada una larga lista de crímenes y que, lícula de los archivos de la Fox fue premeditada.
según se cuenta, fue destruida después de que su Como deliberado fue el robo de las bobinas origi-
primera proyección desencadenara una ola de nales de Invasión (Hugo Santiago, 1969), película
asesinatos. vanguardista de ciencia ficción escrita por Jorge
La novela de Ramsey Campbell, Imágenes Luis Borges y Adolfo Bioy Casares que terminó
malditas, desarrolla una idea similar, pero en esta reflejando el estado de opresión y paranoia de la
ocasión se trata de una producción que supues- sociedad argentina tras el golpe militar de 1976.
tamente nunca ha sido vista, La torre del miedo, Prohibida, proscrita y desaparecida, en 2004 se
una película interpretada por Boris Karloff y descubre una copia en 35 mm que permitió de
Bela Lugosi. nuevo su divulgación.
La realidad histórica, la cotidiana y veraz, sin La recuperación de fragmentos también es
embargo, está exenta de tales excesos y, como en motivo de alegría para los detectives de películas.
al caso de La pasión de Juana de Arco, los descu- Metropolis (Fritz Lang, 1927), la obra más cara
brimientos de cintas suelen abarcar requiebres del cine mudo, fue estrenada en 1927 con una
paradójicos, tan solo evidentes para quienes se- versión de 157 minutos que luego se perdió. Los
pan hurgar más allá de los ajustes burocráticos. montajes posteriores tuvieron un 25% menos que
En 2009, Steve Russell, director del Archivo el metraje original. Este hecho la convirtió en una
Cinematográfico de Nueva Zelanda, informó a de las películas más buscadas de la historia, hasta
sus colegas en Los Ángeles sobre decenas de pe- que en 2008 se encontró una copia completa en
lículas estadounidenses que databan de las déca- la colección privada del Museo del Cine Pablo
das de los años diez y veinte y que habían sido Ducrós Hicken, de Buenos Aires. En ella apare-
abandonadas por los productores, pues los estu- cen imágenes imprescindibles para la compren-
dios consideraron que el flete de regreso era muy sión total del filme. ¿Pero cómo llegó esta copia
caro. Entre las películas se encontraba Upstream, a Argentina? Simple, por mar. La llevó en 1928
la última película muda de John Ford, una sin- Adolfo Z. Wilson, director de la distribuidora
gular producción de una hora de duración en la Terra. Los amantes del cine bailan en una pata
que se narra la crisis de identidad sexual de un con lo que consideran el santo grial de las pelícu-
actor. La película, que no figura en la biografía las perdidas, un patrimonio de la humanidad, la
del director, se erige como el único acercamien- joya de la corona del expresionismo alemán.
to al tema de la homosexualidad de quien se ca- Pero si los sorpresivos encuentros de pelícu-
racterizó por proyectar la imagen del tipo duro las del período mudo causan alborozo y regocijo
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Libros
L
Asbel eyendo el libro de Piedad
López Bonnett sobre el suicidio de
su hijo Daniel sentí una inten-
sa solidaridad y respeto hacia el dolor
que causó la enfermedad mental y la
muerte trágica del joven en sus padres
y hermanas. La escritora ha demostra-
do un gran coraje al publicar el relato
de esa experiencia extrema. Lo que no
tiene nombre, en este sentido, me con-
movió como hace mucho tiempo no lo
hacía una obra literaria.
Ir a contenido >> 89
Pero el libro también me produjo cierto ma- personal, construirse en la libertad (Robert Laffont,
lestar. El pasaje al que me refiero es el momento 2013). El punto de partida de este modo de pen-
en que la familia debe decidir si lo alienta o no a samiento es la idea moderna de “potencialidad”.
regresar a Bogotá en lugar de seguir estudiando
en la Universidad de Columbia. Soy una promesa de posibilidades
El episodio se remonta a octubre de 2010, La modernidad constituye una extraordinaria
dos meses después de ingresar en esa universi- liberación de energía. En la medida en que los
dad y siete meses antes del desenlace fatal. Es una puestos en las sociedades democráticas no están
decisión muy difícil porque Daniel ha batallado fijados de antemano por títulos de nobleza, cual-
muy duro para llegar ahí. Pero al mismo tiem- quiera puede, en teoría, aspirar a un destino ex-
po padece nuevas visiones paranoicas y se torna cepcional. Para ello, por supuesto, hay que contar
evidente que la enfermedad mental, que parecía con las dotes necesarias. Aquí es donde intervie-
controlada, no lo está. ne la idea de potencialidad. Uno de los primeros
en evocar esta noción es Heidegger.
En octubre, el dilema de la familia es
El filósofo alemán acuñó una bella fórmu-
atroz: ¿debe Daniel regresar a casa? Yo opi-
la: “El hombre es una promesa de posibilidades”.
no que no es del caso que vuelva, acobardado,
Ahora bien, quien dice promesa, dice también
triste, vencido, después de una batalla de un
compromiso. Michel Lacroix lo explica en estos
año para llegar a donde está, a vivir como un
términos:
hijo de familia, a ser maestro de adolescentes,
a resignarse a no hacer un estudio de posgra- Lo propio de una promesa es que hay
do. Ni siquiera le planteamos esa posibilidad. que cumplirla. Tengo por tanto el deber de
hacer fructificar mis posibilidades, tengo la
Estamos ante el dilema de una profesora que
obligación de utilizar mi potencial. Heidegger
lleva treinta años enseñando literatura en una
consideraba con razón que este reajuste sobre
universidad y que no concibe que su hijo pueda
sí mismo constituye una de las marcas carac-
ser profesor de arte en un colegio. ¿Por qué una
terísticas de la modernidad.
escritora que ha dedicado la mitad de su vida a
la educación considera que fijarse como destino ¿Cuál es la “promesa de posibilidades” de
“enseñar a jóvenes” constituye una derrota y un Daniel? Su entorno piensa que es un artista. Por
motivo de tristeza? eso sorprende a muchos que, cuando puede irse
La narradora también se expresa con desdén a estudiar a la Universidad de Columbia, no
sobre los hijos que viven con los padres cuando ya escoge Arte sino Administración Artística. O
son mayores y considera imperativo obtener un que se pase de Bellas Artes a Arquitectura en la
diploma de posgrado en una universidad presti- Universidad de los Andes. Esas decisiones son
giosa norteamericana. percibidas como una manera de eludir su poten-
¿Cuál es el origen de esta forma de pensa- cial. La madre aspira en cambio que su hijo se
miento que solo considera un camino, es decir, ser entregue de lleno a la pintura y logre “enfrentarse
profesor pero universitario, estudiar un posgrado con su talento”.
pero en Estados Unidos, vivir con los papás pero La narradora “fantasea” con que algún día
hasta cierta edad? ¿Por qué esta jerarquización? partirá con su hijo a “vivir a la playa, a una casa
Porque la narradora es profunda y devota- hermosa pero dotada sólo con lo esencial, don-
mente moderna. de él no tendrá que pensar en arquitectura ni en
Muy probablemente como usted y yo. Así nada que se le parezca, sólo se dedicará a pintar
es, todos, en grados distintos, tenemos algo de mientras yo escribo mis poemas y mis novelas”.
Piedad Bonnett. Cada uno porta consigo las ideas Así se lo dice al joven después de que este sufre
que ella predica. Denominaré a ese discurso “la una dramática crisis psicótica.
búsqueda de la excelencia a toda costa” siguien- Por desgracia, Daniel se suicidará el 14 de
do la terminología del filósofo francés Michel mayo de 2011 lanzándose de un quinto piso en
Lacroix en su libro Filosofía de la realización Nueva York. La madre emprende entonces la
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suerte de tiranía de la excelencia que está en
indagación sobre las causas que puedan explicar
el extremo opuesto de los pensamientos limi-
la tragedia. Necesita argumentos y explicaciones
tantes ya que invita a lo “ilimitado” pero sus
para no sentirse desamparada ante el descomu-
repercusiones, al final de cuentas, son igual de
nal drama.
nocivas. Bajo su influencia, la realización per-
sonal deja de ser una mera invitación que se le
El individuo, entre lo limitado
hace al individuo. No es solamente una pro-
y lo ilimitado
mesa que se le hace. No es solamente un dere-
El punto de partida de la indagación de Piedad
cho que se le garantiza sino que toma el cariz
Bonnett es que Daniel “tiene talento y es intelec-
desagradable de una conminación. Adquiere la
tualmente brillante”. ¿Tiene razón en pensar ella
forma imperiosa del “hay que”. “Tienes impe-
de este modo? Por supuesto que sí. Es deber de
rativamente que realizarte”.
los padres mostrar una gran confianza en las ap-
titudes de los hijos. De esta manera multiplican Daniel duda de su talento. “Siente miedo
las oportunidades de éxito. Este respaldo es fun- a su propia potencia”, escribe la narradora. Su
damental para luchar contra aquello que Lacroix universo, al mismo tiempo, está plagado de “hay
considera el escollo mayor para la realización per- que”: hay que perseverar en el Arte; hay que huir-
sonal: la “represión de la motivación”, es decir, en- le a la arquitectura y a todo lo que se le parezca;
cadenar las aspiraciones personales, prohibirse a hay que ser artista; hay que dejar obra; hay que
sí mismo soñar, operar una suerte de autocensura ser profesor universitario; hay que devengar un
a los propios gustos y pasiones. buen sueldo; hay que especializarse; hay que irse
Pero la idea de potencialidad también pue- de Colombia, país de incertidumbres; hay que
de causar estragos. Hay un reverso de la medalla. quedarse a vivir en Nueva York, ciudad plural;
El problema con esta noción son los excesos a hay que hacer una maestría en una universidad
los que pueda dar pie. A este propósito Lacroix de alto nivel de Estados Unidos como las dos
apunta lo siguiente: hermanas y varios compañeros del colegio y de
la universidad.
Existe el riesgo de fijar en el espíritu de
La Universidad de Columbia, especie de
los individuos la idea quimérica de que po-
“Catedral de la Excelencia”, forma parte de lo que
seen recursos ilimitados y que por lo tanto la
la narradora llama “los caminos trazados por una
perfección está a su alcance. A este respecto
sociedad que determina cuáles son las formas de
es revelador que el eslogan del movimiento
éxito”. Los esfuerzos para llegar allá son enormes
del potencial humano en el decenio de 1950
pero es el precio que hay que pagar para evitar que
era un versículo del Génesis: “Seréis como
ante la “insufrible amenaza del examen público”,
los dioses”. Esta auto-celebración, esta auto-
Daniel carezca de un atuendo digno de mostrar.
divinización, halaga nuestros fantasmas pero
también produce efectos colaterales. Estas
ideas tienen un costo psicológico que se tra-
Los atletas de la realización personal
El telón de fondo de la postura que jerarquiza
duce muy a menudo en una presión sobre
de esta manera los destinos es el elitismo. En el
el individuo. “Debes alcanzar la excelencia”.
libro da la impresión, por momentos, de que para
“Tienes inmensas posibilidades: no tienes por
realizarse en Colombia hay que gravitar en torno
tanto derecho a dejarlas sin cultivar, como un
a la órbita de los Andes, ya sea trabajando en la
terreno baldío”. Hay inclusive una frase muy
universidad como la narradora, su hermana, su
conocida y a la moda: “Podrías disfrutar una
cuñado y muchos de sus amigos, o habiendo es-
vida intensa, rica y creativa pero estás vege-
tudiado en ella, como el marido y los tres hijos.
tando en la mediocridad”. Es una frase am-
Pero no se trata de denunciar aquí un elitis-
bigua, insidiosa, perversa, que nos hace pasar
mo típicamente colombiano, propio de una clase
del calor al frío, ya que subraya a la vez nues-
media acomodada bogotana, sino de inscribir el
tra riqueza y nuestra insuficiencia. Esta frase
fenómeno dentro de la historia del pensamien-
en forma de double bind pone en juego una
to moderno. Concretamente lo que ha ocurrido
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En el siglo xix, el individuo estaba pre-
El aplauso
ocupado, incluso obsesionado, por la oposi-
Quisiera terminar con una anécdota de Daniel en
ción entre Bien y Mal, y esta última estaba
el colegio donde fue profesor. Para ello, no voy a
ligada a menudo a la figura del “pecado de
recurrir al libro, donde se menciona muy breve-
la carne”. El individuo temía cometer trans-
mente, sino al relato que hizo Piedad Bonnett du-
gresiones, vivía bajo el temor de franquear
rante la presentación de la obra en compañía del
la línea roja de las prohibiciones sexuales y
escritor Héctor Abad Faciolince en la Fundación
se debatía con un lancinante sentimiento de
Gimnasio Moderno. En el video puesto en línea,
culpabilidad. La situación psíquica del indi-
el momento más conmovedor fue precisamente
viduo del siglo xxi es muy diferente. El in-
cuando ella evocó el episodio.
dividuo actual no teme tanto transgredir las
prohibiciones como no estar a la altura de las Daniel fue maestro en un colegio y lo
exigencias, a veces exorbitantes, que se impo- hizo muy bien. Maestro de niños, maestro de
ne a sí mismo. Por lo general, tiende a fijar la arte. Lo querían mucho. El día que yo fui a
barra de lo exigible a un nivel exageradamen- ese colegio —él todavía no se había matado,
te elevado. Es un ser atormentado por la idea fue unos meses antes— yo les dije: “Estoy
de permanecer por debajo de sus posibilida- muy contenta de estar aquí porque mi hijo fue
des, por dejar sin explotar su potencial, por profesor en este colegio”. Yo fui invitada como
vegetar en el registro de lo “limitado” cuan- escritora pero no como la mamá de Daniel.
do resuena en torno suyo el llamado de lo Y los muchachos que estaban ahí, que eran
“ilimitado”. El individuo moderno teme no de décimo y once, me preguntaron: “¿Cómo
lograr estar a la altura de la imagen ideal de se llama tu hijo?” Y yo dije: “Mi hijo se llama
un hombre capaz, siempre joven, siempre en Daniel Segura”. Y todos irrumpieron en un
forma, optimista, positivo, “al máximo”, dis- aplauso tremendo. Y a mí me dio una emoción
puesto a enfrentar todos los retos profesiona- tremenda. Él ya estaba en los Estados Unidos.
les. Es un hombre que se siente espiado, in- Yo le dije: “Lindo, fui a tu colegio y todo el
terpelado, juzgado por un yo absoluto que se mundo aplaudió cuando oyó tu nombre (so-
levanta por encima de él como una suerte de llozos) Y él me dijo: “Ay, mamá, qué boleta”.
Comendador. Antes, la oposición Bien/Mal
Héctor Abad interviene para precisar que
era predominante. Hoy, ha sido reemplaza-
ella escribe en el libro “Qué oso”. Entonces ella
da por la oposición Excelencia/Mediocridad.
se corrige: “¡Qué oso, mamá, qué oso!”.
Antes, el hombre se preguntaba: ¿cómo esca-
El aplauso de los adolescentes —espontáneo
par a la culpabilidad? En cambio el hombre
y sincero como solo puede venir de ellos— fue
actual se pregunta: ¿cómo huir a una vida
tal vez el mayor reconocimiento social que tuvo
mediocre?
Daniel en vida. Su mayor logro puede estar en
El enemigo de los padres de hoy es la ideo- la acción modesta que llevó a cabo durante al-
logía de la superación personal. El lema de nues- gún tiempo enseñando a jóvenes antes de viajar
tro escudo familiar reza: “No serás un mediocre, a Estados Unidos. El amor por el arte que pudo
hijo mío”. Nuestro purgatorio es la tiranía de la haber despertado en algunos de ellos constituye
excelencia. Nuestro cepo es pensar que hay un quizá su mayor legado. Las lecciones que impar-
estilo de vida superior a los demás. La voz de la tió tal vez fructifiquen en algunos de los que le
época es tan ruidosa y omnipresente a este res- expresaron tanto cariño y admiración delante de
pecto que puede silenciar la legítima aspiración su madre en esa ocasión.
de los muchachos. De ahí mi interés en Lo que no De ser así, sería la consagración póstuma del
tiene nombre: porque la narradora expresa el dis- profesor Daniel Segura.
curso dominante de una manera transparente, en
Asbel López (Colombia)
cierto modo ingenua y en todo caso con escasa Cali, 1966. Periodista en Radio Francia Internacional (París)
autocrítica. desde 1994.
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Arquitectura
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Faltaría más poner en cuestión todo lo materia-
lizado, no importa que una biblioteca se desmo-
rone por aquí, otras se desfonden por allá, algún
colegio amenace peligro, las paredes y cielorrasos
de otro se deterioren o se vuelvan añicos, en fin,
son cosas de los materiales y los constructores,
no de la arquitectura y los arquitectos, como mu-
chos cínicamente argumentan. Además, a quién
le importa que para construir una biblioteca se
tuvieran que demoler algunas casas y desplazar
sus habitantes, o que para construir un parque se
demolieran otras tantas viviendas, se pagaran a
precios inferiores las propiedades, y sus habitan-
tes tuvieran que salir de sus lugares tradicionales
o que habían configurado con gran esfuerzo, pues
al fin y al cabo son cosas del progreso y el futuro
urbano, donde no cabe preguntar por lo que fue,
lo que estaba allí, el inexorable pasado que debe
ser sepultado.
Ahora, esa aplastante visión futurista, con
todo su esplendor y parafernalia, se vuelca so-
bre la histórica calle Ayacucho. Las imágenes
“renderizadas”, ese nuevo y siempre conveniente
instrumento de representación y prefiguración,
nos muestran la manera limpia, silenciosa y sos-
tenible con que nos movilizaremos por una calle multiplicados. Me pregunto por otras cosas más
recuperada paisajísticamente para la ciudad. Las prosaicas en torno a la historia, la memoria o el
figuras simiescas que representan los habitantes- paisaje urbano que, para la gran mayoría de los
pasajeros se mueven ordenadamente por las asép- planificadores, urbanistas, arquitectos y cons-
ticas estaciones, mientras los vehículos del tranvía tructores, son cosas menores, sin importancia o
van desde el centro de la ciudad la estación San prescindibles.
Antonio de la línea A del Metro de la ciudad El problema de la ciudad no es que se trans-
hasta las estaciones Miraflores y Oriental, donde forme sino cómo lo hace. Esa condición funda-
los pasajeros se trasladan hacia los metrocables mental la cualifica o da al traste con ella. Pues
que los llevan a los barrios que cuelgan de las la- a la tristeza y las implicaciones históricas de lo
deras del cerro Pan de Azúcar, ya por el Trece de que desaparece se suma, muchas de las veces, la
Noviembre o ya por aquel famoso barrio de La pobreza de lo nuevo que se construye. Una acción
Sierra. que siendo una vez podría pasar desapercibida
Nadie dudaría de todas las bondades que pero repetida con constancia multiplica la des-
muestran esas imágenes. Pero la realidad es su- memoria y la fealdad urbana.
cia y dolorosa. Para hacer esas obras soñadas, Ayacucho, nombre con que se designó esta
imaginadas y representadas hay que intervenir, calle en el siglo xix, como tantas otras de la villa
demoler, excavar, congestionar, contaminar y, en decimonónica, en recuerdo de una de las batallas
fin, cambiar el paisaje urbano, para crear esa otra independentistas de las repúblicas bolivarianas,
ciudad deseada. ¿A qué costo? No hablo sólo de fue un eje fundamental debido a que su prolon-
los valores económicos que ya están previstos y gación, más allá del antiguo convento de los fran-
cubiertos por los empréstitos de algún gobierno ciscanos hoy el Paraninfo de la Universidad
extranjero y sus empresas interesadas, cuyos di- de Antioquia, determinó el crecimiento urba-
neros salen pero retornarán convenientemente no hacia el oriente. En un principio fue una vía
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Para hacer esas obras soñadas, la movilidad urbana. Cuando cercenen
la fachada para ampliar la sección vial
imaginadas y representadas hay de la calle, en el escenario menos malo,
o cuando la demuelan, lo más factible,
que intervenir, demoler, excavar, el olvido del progreso se apoderará del
que un día fuera el mundo cotidiano
congestionar, contaminar y, en fin, de don Luis Horacio. La ciudad esta-
rá feliz, ensimismada en su vértigo de
cambiar el paisaje urbano, para crear progreso, con la convicción de que ha
mejorado a pesar de que ha destruido
esa otra ciudad deseada. el microcosmos de sus habitantes; ¿y
quién o cómo reconstruirá ese acumu-
lado de días y de espacios de cotidia-
nidad en un apartamento impersonal, frío, minúsculo en el que como
compensación tal vez se trasladará a don Luis Horacio? Se celebrará el
cambio de su paisaje urbano y se sepultarán los encantos del hábitat de
muchos habitantes, que deberán reconstruir sus vidas y rumiar recuer-
dos en otros entornos menos placenteros, pero ¿a quién le importará?
La gran paradoja es que con las obras del nuevo tranvía se de-
muele la ciudad del siglo xx y se redescubren algunos vestigios de la
ciudad de fines del siglo xix. En una esquina calle Ayacucho con
Villa, debajo de dos casas derruidas para darle espacio a la plaza
de una de las estaciones, se encontraron por accidente unas eviden-
cias de obras construidas en ladrillo. Silenciosos, los contratistas de
la demolición apresuraban el trabajo para vender todo el material que
Rojo
como el deseo
La exposición Desidium de la artista Adriana Marmorek
en el Museo Universitario de la Universidad de Antioquia es
una incursión inédita en el imaginario del placer.
E
Sol l oscuro objeto del deseo es oscuro y
Astrid es objeto… como lo es la mujer en un
Giraldo imaginario patriarcal. Por eso la exposi-
ción Desidium1 de la artista bogotana Adriana
Marmorek plantea una significativa transgresión.
Marmorek hurta la representación del deseo a
quien ha sido milenariamente autorizado a de-
tentarla, llevándolo a la palestra pública desde
su perspectiva de mujer. Y este gesto no es de
poca trascendencia. Aunque la artista no tiene
una postura abiertamente crítica ni realiza una
contragramática del deseo como la que han em-
prendido algunas artistas de la escena internacio-
nal como Lynda Benglis, Cosey F. Tutti, Barbara
U
na fecha y una ciudad difíciles de
Juan olvidar: Washington, 28 de agosto
Carlos de 1963. La “marcha por el trabajo
González y la libertad” reunió a más de 250.000 per-
A. sonas que luchaban por la protección de los
derechos civiles y que ese día escucharon a
Martin Luther King Jr. pronunciando un
discurso ya mítico llamado “I have a dream”.
Entre los oradores de esa jornada estuvo
un hombre de 49 años, caucásico, de ojos
azules, 1.85 metros de estatura y aspecto de
estrella de cine. Se dirigió a la concurrencia
para dar un breve discurso. Algunas de sus
palabras ese día expresaban que:
tendencia, pero pocos tuvieron tanto éxi- nómina así pocas veces se ve en la vida). En
to como Lancaster y su HHL, que, como este filme, que fue un fracaso de taquilla al
anécdota de verdad curiosa, estuvieron a momento de su estreno, nos metemos en
punto de asumir la gerencia de la MGM. los senderos más oscuros del alma de dos
Para 1957, el 58% de las películas rea- personajes consumidos por la ambición y
lizadas por los ocho grandes estudios prin- la falta de escrúpulos: un todopoderoso co-
cipales fueron producciones independien- lumnista del espectáculo (interpretado por
tes, un panorama que anunciaba el colapso Burt Lancaster) y un obsecuente agente
inminente del “sistema de estudios”. HHL de prensa (un magnífico Tony Curtis). Lo
fue una buena muestra de lo que se podía que veremos es una de las declaraciones
hacer y financiar por fuera de las fronteras más poderosas y pesimistas que ha hecho
rígidas de la industria. Además de filmes el cine sobre el trasfondo de la información
protagonizados por Lancaster, como Mesas periodística y la manipulación a la que es
separadas (Separate Tables, 1958) y The sometida. Película neoyorquina hasta la
Unforgiven (1960), ellos fueron los produc- médula, necesitaba de una ciudad hostil
tores de Marty (1955), esa pequeña película para mostrarnos las fieras que se adapta-
con guión del genial Paddy Chayefsky que ron a vivir ahí. El personaje del periodista
ganaría simultáneamente el premio Oscar J. J. Hunsecker, al que Lancaster da vida, es
a la mejor película y la Palma de oro en un titiritero lleno de soberbia y consciente
Cannes. También produjeron Sweet Smell de su poder y de su capacidad de destruir
of Success (1957), una joya dirigida por el carreras y vidas. Su enorme presencia, más
inglés Alexander Mackendrick con guión que respeto, infunde miedo. Lancaster no
de Ernest Lehman y Clifford Odets, cine- se ríe nunca en ese filme.
matografía del maestro James Wong Howe Solo se le vio reírse una vez en su aus-
y banda sonora de Elmer Bernstein (una picioso debut en el cine, once años antes, en