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“PRIVILEGIO Y RESPONSABILIDADES QUE ACOMPAÑAN

AL CREYENTE”
Por Ps. Jhon Espitia

Un sermón preparado para predicar el Domingo, 29 de septiembre


de 2019 en la iglesia bíblica de Zipaquirá
“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al
amor y a las buenas obras; 25 no dejando de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre,
sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel
día se acerca” (Hebreos 10:24-25)

¿Asiste usted a la iglesia? Y si no lo hace ¿Cuál es la razón por la que no lo hace? Esta
es la pregunta que todo ministro debe hacer a su feligresía cuando es irregular en la
asistencia a los cultos. Como también es deber de aquellos que no lo hacen responder o dar
una razón de porque no lo hacen.

Se ha vuelto normal el ver algunas sillas vacías los domingos o a mitad de semana en
la capilla o lugar de reunión. Todo esto ocurre comúnmente sin justificación alguna, ya que
la gran mayoría de los ausentes no acostumbran a llamar a los líderes para decirles que no
van a reunirse. Pero ¿Por qué será que ocurre esto? ¿tendrán una justificación valida? o
¿temerán ser exhortados o reprendidos? Creo que cada uno de nosotros tendrá una
respuesta a cada una de estas preguntas.

El ausentarnos o aislarnos de la comunidad de los santos es una costumbre tan antigua


como lo es la iglesia. Como podemos ver en nuestro texto los Apóstoles y pastores de la
iglesia primitiva, tuvieron la desventura de enfrentarse ante tal problemática de la misma
manera que tenemos que enfrentarla hoy. Hermanos ausentes, personas que se fueron pero
que nunca supimos por qué, o personas que asisten de manera irregular a la iglesia.

Este tipo de conducta desordenada solo tiene una razón. “Una distorsión de Cristo y
de su obra salvadora”. Desde el versículo 1 de este capítulo, el autor ha mostrado la
superioridad de Cristo sobre los sacrificios y el sacerdocio del AT. Cristo como sacrificio si
pudo limpiar los pecados del pueblo con una sola ofrenda (v.14). Como inmobiliario y sumo
sacerdote nos abrió una vez y para siempre un camino o acceso al trono de la gracia.

Cuando entendemos lo que Cristo es y lo que Cristo hizo podremos entender que Dios
por medio de su Hijo nos dio libertad, pero también nos dio responsabilidades.
I. Primero, el privilegio que acompañan al creyente.
El escritor sagrado inspirado por el Espíritu Santo nos dice cuál es el privilegio que
tenemos en el nuevo pacto por medio de Cristo.
“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar
Santísimo por la sangre de Jesucristo,” (Heb 10:19)

“Tenemos libertad para entrar al lugar santísimo”. Debemos recordar que la


audiencia a la que se está dirigiendo el autor sagrado eran hebreos que se convirtieron
al cristianismo y que ellos estaban familiarizados con el lenguaje que el autor estaba
utilizando. Este lenguaje está relacionado con el tabernáculo y el templo que era el
lugar donde en el antiguo pacto moraba la presencia de Dios. Este lugar estaba
dividido en el lugar santo y el lugar santísimo. Al lugar santísimos solo tenía acceso el
sumo-sacerdote y lo hacia una vez al año para presentar ofrenda o sacrificios por él y
por el pecado del pueblo. Como podemos ver, bajo la ley mosaica era restringido el
paso al pueblo para llegar al lugar santísimo, pero el escritor a los hebreos nos dice
que ahora en el nuevo pacto, con la llegada del Mesías el pueblo tenía y tiene acceso o
libertad para entrar al lugar santísimo; entiéndase a la presencia de Dios, solo que para
llegar allá se tiene que hacer por medio de Cristo, ya que él es tanto el sacrificio, como
el gran sumo sacerdote sobre la casa de Dios. Él es el nuevo camino, fue él el que nos
abrió un nuevo camino ofreciendo su cuerpo como sacrificio (v.20)

II. Segundo, las responsabilidades que acompañan al creyente.

El escritor sagrado nos da cuatro responsabilidades que hemos de considerar:


1. Acercarnos a Dios. (Vs.22): Es un deber de aquello que
2. La de mantenernos firmes.
3. Considerarnos los unos a los otros.
4. Congregarnos

PRIMERO, ¿CUÁL ES LA LIBERTAD QUE POSEEMOS?

El escritor a los hebreos nos dice que tenemos libertad para entrar al lugar santísimo (v.19).
Esto significa que tenemos libertad para entrar a la presencia de Dios. En el viejo pacto era
necesario la intervención del sacerdocio para que el pueblo pudiera tener acceso de manera
indirecta a Dios, pero el creyente del nuevo pacto, tiene acceso directo ante la presencia de
Dios y esto por causa de la sangre de Cristo de su sacrificio y de su intervención como sumo
sacerdote (vv.19-21).

En la antigüedad no había tal libertad, pero el creyente en el nuevo pacto, puede por medio de
Jesucristo acercarse a la presencia de Dios.

Esta ya es una convocatoria divina para estar reunidos con Dios. Todo aquel que ha
experimentado salvación

SEGUNDO, ¿CUALES SON NUESTRAS RESPOSABILIDADES O DEBERES?

No solo son responsabilidades, sino que a la vez son privilegios que tenemos por el sacrificio
hecho por cristo. Muchas responsabilidades, son también privilegios.

Esto nos muestra que nuestro Dios quiere que tengamos libertad.

---- Dejando- en el idioma original griego es la palabra “enkataléipo” y significa: “dejar atrás,
desertar, desamparar, etc.” (Diccionario Hebreo-Griego Strong)
---- Congregarnos- en el idioma original griego es la palabra “episunagoque” y significa:
“reunión cristiana para adoración, congregar, reunión, un reunir juntamente, reunir juntos.”
(Diccionario Hebreo-Griego Vine)
Podemos decir que: “no hay que dejar atrás este mandato de congregarnos”, “al no congregar
estamos desamparando a la congregación”, “no debemos dejar de reunirnos con otros
cristianos para adorar a Dios.”
---- Costumbre- ethos (ἔθος, G1485), denota: (a) costumbre, un uso, prescrito por ley, un rito
o ceremonia (b) una costumbre, hábito, manera.
1. Dios quiere que seamos diligentes en la asistencia a la iglesia –“no dejando de
congregarnos”
2. Dios quiere que vivamos en comunidad.
3. Dios quiere que desechemos la costumbre de abandonar la asistencia a la iglesia.
Conclusión:
“Algunos están faltando a las reuniones, y eso no está bien. Reunámonos para animarnos
unos a otros y con mayor razón ahora que vemos que se acerca el día.”
“No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino animémonos unos a
otros; y tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca.”
Entonces, congregarte es una muestra de amor hacia tus hermanos. Al congregarte estas
demostrando cuanto amas a los hermanos. Si no estás congregando fielmente, pregúntate
esto: ¿Estás amando a tus hermanos? No puedes decir que amas a tus hermanos, y sin
embargo no tienes ningún deseo de congregar con tus hermanos. No puedes decir que amas a
Dios, y sin embargo no tienen ningún deseo de congregar con aquellos que Dios ama.

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