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Comencé a hablar desde el año de nacida motivada por la necesidad de comunicarme con
las personas a mi alrededor. La lectura fue más difícil de aprender, a los seis años era una
niña parlanchina, a la que se le dificultaba entender por qué esas letras en conjunto sonaban
de determinada manera formando una palabra que conocía oralmente pero de forma escriba
no lograba reconocer, no fue hasta tercero de secundaria que me tome en serio la lectura,
dándome cuenta de que me servía para leer historias y adentrarme en otros mundos. La
escritura se dio con el tiempo, empezando con el saber escribir mi nombre y
desarrollándose con la edad, con faltas de ortografía, sí, pero con entusiasmo cuando supe
que podía plasmar historias que se formaban en mi cabeza a través de las palabras.
3. Aprendizajes esperados
Describen un logro que define lo que se espera de cada estudiante. Le da concreción al
trabajo docente al hacer comprobable lo que los estudiantes pueden hacer, y constituye una
referencia para la planificación y evaluación en el aula.
Los seres humanos desde una edad temprana buscamos la manera de ser entendidos por
nuestro entorno y por entenderlo. Si los padres no estimulan al bebé a hablar, este seguirá
comunicándose por señas hasta que se vea en la necesidad de cambiar su forma de hablar
con el mundo. Al entrar a preescolar el infante entra en contacto con más infantes y con
adultos que no conocen sus gestos físicos, por lo que se ve obligado a intentar comunicarse
con claridad y de otra manera. Con forme va creciendo la sociedad va exigiendo más de él
con respecto a sus habilidades comunicativas y la lengua es la que lo ayuda a ser entendido.
Los docentes de todos los niveles de la educación obligatoria tienen que encontrar la
manera de que los estudiantes se tomen en serio su forma escrita y oral de comunicarse,
porque si el mundo de afuera no los entiende, tendrán problemas. Lo hace promoviendo la
lectura con historias que podrían interesar al estudiante según sus habilidades cognitivas,
haciendoles escribir textos que le servirán en sus próximos niveles académicos o en su vida
adulta y haciéndolos expresar opiniones ya sea por medio de participaciones, debates,
exposiciones o cosas más creativas como narraciones de cuentos, vídeos y/o programas de
radio según lo que le interese elaborar al alu
Mi docente ideal es, principalmente, uno al que le apasiona su materia y lo deja ver a cada
palabra que suelta durante la clase. Al que le interesa compartir su conocimiento y tiene
habilidades para comunicarse de manera entendible.
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Melissa Montserrat Leggs Nery
Al 17 de septiembre del 2019