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Diccionarios escolares: control de significados y

concepciones del mundo

Materia: Dialectología Hispanoamericana


Cátedra: Acuña
Comisión de práctico: Lila Petrella
Integrantes: Santagata, María Lucía
Zadoná, Mailén

1
Índice

Resumen…………………………………………………………………………3
Introducción……………………………………………………………………. 3-5
Metodología…………………………………………………………………….. 5
Marco teórico…………………………………………………………………….5-6
Análisis……………………………………………………………………………6-12
Conclusiones……………………………………………………………………12-14
Bibliografía……………………………………………………………………….15
Anexo…………………………………………………………………………….. 16-18

2
"es tan importante para el diccionario la verdad
del significado como la valoración social
del uso del vocablo" (Lara, 2001: 1)

1. Resumen

En este trabajo, abordamos la noción de cambio lingüístico a partir de una serie


de palabras en distintos diccionarios que abarcan las décadas de 1960 hasta la
actualidad. Consideramos a los diccionarios escolares mecanismos de imposición
simbólica cuya finalidad es tanto disciplinaria como normativa. En este sentido, el
cambio lingüístico al nivel del significado es esencial ya que detrás del “hablar bien” se
encuentran normas de comportamiento y modos de organizar y de interpretar el mundo
que nos rodea. Concluiremos con una breve reflexión acerca de las la existencia -o no-
de políticas lingüísticas para luego sintetizar las estrategias utilizadas por los
diccionarios escolares para controlar el significado de las palabras.

2. Introducción

Nos proponemos analizar las concepciones del cambio lingüístico en el nivel del
significado y el modo en que los diccionarios escolares pretenden delimitar el estándar
de una lengua, entendido como un conjunto de definiciones con un significado fijo que
están respaldadas y legitimadas por una fuente autorizada. Los diccionarios escolares
“adoptan un tono dogmático y fundamentan la elección normativa en un juicio valorativo
indiscutible (“hablar bien”), que es lo que sustenta, en última instancia, la razón
gramatical” (Arnoux 2008: 261).
El estudio del cambio lingüístico a nivel semántico en los diccionarios escolares
es fructífero sobre el análisis de la ideología. Consideramos al diccionario como una
herramienta discursiva y política que es, muchas veces, “transmitido de generación en
generación y adoptado de modo no consciente y acrítico” (Raiter, 2008: 53). Los
diccionarios son medios a través de los cuales se realizan intercambios de imaginarios
ideológicos que determinan ciertos valores.
Pensamos que el cambio lingüístico debe ser estudiado no sólo a nivel fonético

3
sino en relación con el significado. En este sentido, el cambio está motivado por la
tensión en la disputa y apropiación de los distintos significados. El signo es ideológico y
representa la arena de la lucha de clases (Voloshinov, 1992). La estabilización de un
significado, entonces, es el resultado de una negociación o imposición de las relaciones
de fuerzas que existen en el interior de una sociedad. Siguiendo a Voloshinov (1992),
“la clase dominante busca adjudicar al signo ideológico un carácter eterno por encima
de las clases sociales” (pp. 49-50), eliminando así cualquier otra valoración que no
responda a los intereses de la clase. Pensamos que la lengua estándar no sólo implica
"la normativa" sino también decisiones y programas políticos que la sustenten.
En este sentido, la construcción de la normativa escolar es un acto político e
ideológico. Consideramos -por ejemplo- que la aprobación y promulgación de la Ley
26.618, conocida como “Ley de Matrimonio Igualitario” (2010), es un hecho muy
relevante para evaluar la existencia o no de políticas lingüísticas en relación con los
diccionarios escolares. La Ley avala y respalda legalmente a las parejas homosexuales
que quieran contraer matrimonio. Al mismo tiempo, construye un discurso a partir de
una ideología que entra en conflicto con ideologías religiosas y homofóbicas. La ley es
un texto que instaura y desplaza a una ideología dominante a partir de una lucha
simbólica. La aprobación de la Ley, entonces, da lugar a una tensión en el significado
de ciertos términos relacionados con la concepción de familia, desplazando a discursos
dominantes previos. Esta lucha simbólica, debería marcar un quiebre importante en el
significado de las palabras de nuestro corpus.
El mismo, está compuesto por una serie de palabras relacionadas
semánticamente con matrimonio y familia extraídas de diccionarios escolares que
comprenden las décadas que van desde 1960 hasta la actualidad. Las palabras que se
analizarán a continuación son: matrimonio, cónyuge, concubino/a, esposa/o,
homosexual y familia. Consideramos que estas palabras forman parte de aquellos
signos de una lengua sensibles a ser permeados por visiones moralizantes, religiosas y
políticas. Por eso, es esperable que nos encontremos, en los distintos diccionarios
analizados, con situaciones de cambio lingüístico acorde al contexto -político, religioso,
entre otros.- de cada década.
De existir una política lingüística estatal direccionada a la confección de

4
diccionarios escolares, la ruptura mayor en el significado de las palabras elegidas se
esperaría a partir de 2010: la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario no podría
pasarse por alto, pues cambia las bases de lo que tradicionalmente definía matrimonio,
familia y todas las palabras asociadas.

3. Metodología

En primer lugar, decidimos el campo semántico a estudiar, acorde a nuestros.


Resultó seleccionado el que consideramos más permeable a la valorización
moralizante de la clase dominante. Una vez elegido, aplicamos un recorte acorde a la
extensión del trabajo teniendo en cuenta la representatividad de los términos del
corpus.
Luego, seleccionamos una serie de diccionarios escolares que abarcan los
últimos cincuenta años. Reducimos la cantidad a uno por década y a partir de ahí
realizamos la búsqueda de las palabras.
Decidimos sumar, a modo de comparación, el diccionario online de la RAE 2014.
La RAE aparece, en todos los diccionarios consultados, como el respaldo que utilizaron
para la confección de los mismos.

4. Marco teórico

Utilizamos el concepto de lengua estándar que desarrolla Raiter (2003). Desde


esta perspectiva, “el idioma1 constituye algo abstracto, definido por alguna autoridad
política y/o académica, que los hablantes no utilizan, salvo en textos (académicos)
especializados”, algo que “alguien dice que está bien (el idioma nacional)”. El “idioma
cambia cuando alguna Academia lo dispone”. Más adelante Raiter (2003), lo define
como la contracara del dialecto: “los dialectos no son estáticos, no son una herramienta
“pura” puesta a disposición neutral para que alguien la use. No se conserva en
diccionarios”.
En “El marxismo y la filosofía del lenguaje” (Voloshinov, 1992), se sostiene que

1
Raiter utiliza idioma como sinónimo de lengua estándar.

5
el signo no sólo existe como parte de la naturaleza, sino que refleja y refracta esta otra
realidad y por lo mismo puede distorsionarla o serle fiel (...) a todo signo pueden
aplicársele criterios de una valoración ideológica (...) Donde hay un signo, hay
ideología” (p.33). Más adelante, “todo signo ideológico no sólo aparece como un reflejo
(...) de la realidad, sino también como parte material de esta realidad (...) la realidad del
signo es totalmente objetiva y se presta para un método de estudio único, objetivo y
monista” (op.cit).
El significado es abordado teniendo en cuenta la definición desarrollada por la
Teoría de la descomposición léxica de Cruse (1990) que explica los significados de las
palabras en términos de unidades de significados más simples" (rasgos o componentes
semánticos)2. Estos rasgos permiten marcar la cercanía entre las palabras. En un
sentido más amplio, tendremos en cuenta que “el significado de los signos no se
mantiene constante, no está dado de una vez y para siempre (...) los signos no
“significan” aislados sino en el texto en el que aparecen, y a la vez como resultado de
toda la producción discursiva de determinados emisores, personas o instituciones”
(Zullo y Raiter, 2008: 33).
Al hablar de políticas lingüísticas, haremos referencia a “la forma en que una
comunidad plurilectal o plurilingüe se comporta y organiza lingüísticamente, realizando
elecciones en su conducta verbal, de manera consciente o inconsciente, siempre que
exista suficiente variación (opciones de uso lingüístico) para permitir una elección”
(Senz 2011: 372)

5. Análisis

A partir de los desplazamientos discursivos y políticos producidos por la


aprobación de la Ley 26.618, consideramos que es importante estudiar si estos
desplazamientos modificaron el significado de los términos en los diccionarios
escolares. Para ello, partiremos de la hipótesis de que en los diccionarios escolares el
cambio lingüístico, en el nivel semántico, es un proceso político y depende de

2
Ejemplo: familia: hombre + mujer + hijos + hogar compartido

6
decisiones conscientes por parte de quienes ejercen la ideología dominante.
Antes de comenzar el análisis, tenemos en cuenta las consideraciones de
Althusser (1971) en relación con la escuela como un aparato estatal “que funciona
mediante la ideología” (p.26) y que está siempre unificada bajo la ideología de una
clase dominante. De esa manera, no podemos ignorar que la enseñanza de la lengua
estándar es ideológica por estar inserta en uno de los Aparatos Ideológicos del Estado
(AIE) en el cual los individuos tienen un contacto temprano, obligatorio y muy
prolongado. Por lo tanto, la enseñanza de la lengua en la primaria está legitimada por
las “instituciones que tienen el monopolio del discurso moral, la Iglesia y la familia”
(Arnoux, 2008: 287).
En la escuela primaria se le “inculca (al niño) habilidades recubiertas por la
ideología dominante” (Althusser 1971: 36). Una de estas habilidades es el correcto uso
de la lengua, en otras palabras, la lengua estándar. En este sentido, los diccionarios
surgen como un “requerimiento pedagógico” con una función disciplinaria en los que se
borra el carácter de signo ideológico, neutralizando. Esta neutralización está
respaldada por una autoridad que limita el significado de una o unas definiciones
posibles anulando la polisemia creativa inherente al lenguaje. Así, se genera una idea
(falsa) de objetividad, dando la sensación de que la lengua estándar no es atravesada
por el contexto político, social o histórico.
Cuando nos enfrentamos al relevamiento de datos, nos encontramos con tres
casos diferentes:
● definiciones de palabras que se han mantenido estáticas durante cincuenta años
(cónyuge y esposa/o)
● cambios en las definiciones (familia, matrimonio, homosexual y concubina)
● ausencia de la palabra (homosexual en el diccionario de 1980, concubino en el
diccionario de 1970)

En el primer caso, encontramos que las definiciones de ambas palabras no


están revestidas de carga moralizante. Así, definen cónyuge como marido o mujer
respectivamente y esposo/a como persona casada. En ninguna de las dos definiciones
se alude al carácter religioso o legal de la unión. No estamos frente a casos de cambio

7
lingüístico.

En cuanto al segundo grupo de palabras listadas, las definiciones que se dan de


la palabra homosexual en el diccionario del 2000, 1990 y RAE 2014 son encabezadas
por “dicho”, “se dice” o “dícese”. Es válido observar que, en estas definiciones, la
homosexualidad o el ser homosexual se presenta, no como una forma de identidad
sexual sino como una predicación (impersonal) que se realiza sobre alguien. Resulta
complejo reponer el sujeto que enuncia3. Si bien, este sujeto aparece borrado por el
uso del impersonal, el verbo decir requiere de un sujeto agente que diga algo. En este
sentido, encontramos una contradicción entre el pretendido carácter neutral y la
existencia de una voz que se filtra a través de este verbo. Asimismo, el enunciador no
es un hombre común, típico sino un tipo (Lukács, 1965) “que ha superado, por su saber
y su poder, el lugar de los hombres y las mujeres comunes (...) para estar por encima
de ellos” (Zullo y Raiter, 2008: 30). El emisor de las definiciones no tiene rostro y se
presenta como una “no persona” que, sin embargo, emite un juicio de valor que
construye una jerarquía: lo dicho de no alcanza a ser una identidad sexual, no es un
hecho del mundo real. Por otro lado, en 1960 y en 1970, se define homosexual como
“quien tiene el mismo sexo que el otro”. Esta definición delimita el término
descomponiéndolo morfológicamente y construyendo el significado a partir de sus
componentes. La unión entre los signos sexual y homo (que refiere a una igualdad)
tiene como resultado de sexo igual. De esta forma, logra evitar cualquier referencia a
identidades u orientaciones sexuales, que podrían entrar en conflicto con la ideología
dominante, pero también evita suprimir el término. Así, cualquier búsqueda que se
pudiera realizar en estos diccionarios de la palabra homosexual daría un resultado
pretendidamente “neutro” que satisfaría las dudas de quien consulta. Esta forma de
definir también reviste un carácter ideológico y un recorte en el significado y puede
pensarse como una estrategia que aborda el diccionario para componer significados.
Con respecto a la palabra matrimonio, los cambios que observamos se

3
El concepto de sujeto de enunciación es abordado a partir de Sigal y Verón (1985). Los autores
consideran que “el mecanismo o dispositivo de enunciación forma parte del significado de un discurso.
Por lo tanto, “la forma en la que se constituyen los lugares simbólicos no sólo es en sí significativa sino
que estará íntimamente relacionada con el sentido que tomen otras construcciones, o términos” (Raiter y
Zullo, 2008: 31)

8
relacionan con la calidad de la unión: legal o religiosa. En los diccionarios de 1960,
1980 y 2012, matrimonio es definido, únicamente, desde un aspecto legal. En el
diccionario del 2000 aparecen ambas definiciones, una legal y otra religiosa: “en la
religión católica sacramento por la que un hombre y una mujer se unen con ese mismo
fin”. En el mismo sentido, aparece definido en el diccionario de 1970: “sacramento4
mediante el cual se celebra solemnemente esta unión con carácter religioso”. Ambas
definiciones refieren a una religión: la católica. Definir una palabra desde una única
religión es definirla desde una única ideología. Si consideramos que el signo sólo
puede determinarse por lo que no es, entonces matrimonio, definido como un
sacramento cristiano, excluye la existencia del matrimonio en otras religiones. Esto
resulta aún más significativo si se tiene en cuenta que la religión católica está reforzada
por nuestra Constitución Nacional donde se instituye explícitamente como religión
oficial en el artículo número dos5.
El cambio lingüístico en la palabra familia se observa en dos sentidos. El primero
se refiere a la presencia o no de una “autoridad” que tutele a la familia: “gente que vive
en una casa bajo una misma autoridad” (1970 y 1980). No se hace referencia a quién
ejerce la autoridad pero sí es claro que una familia debe organizarse a partir de una
estructura jerárquica. Según Althusser (1971), la familia representa otro de los AIE
(p.25). Como tal, adiestra a sus miembros bajo los intereses de la clase dominante, no
solo mediante la inyección de la ideología de dicha clase, sino también con el uso de la
violencia simbólica (p.27): hablamos de sanciones, exclusiones, prohibiciones, etc. Ésto
no podría llevarse a cabo sin, por un lado, una autoridad que imparta estas formas de
dominación y, por otro lado, sin una estructura jerárquica que avale esta relación de
poder. Al situar estos dos diccionarios en contexto, se corresponden con la última
dictadura militar en Argentina6.
El segundo sentido en que la palabra es definida, tiene en cuenta la calidad del
vínculo de las personas que se integran o no en la familia: matrimonio e hijos (2012),
padres e hijos (2000), personas emparentadas (1990) y personas que viven juntas
4
Acto característico de la religión cristiana.
5
Artículo 2º.- El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano (versión online de la
Constitución de la República Argentina en http://infoleg.mecon.gov.ar)
6
La última dictadura militar en la Argentina, autodenominada como “Proceso de reorganización
nacional”, abarcó el período 1976-1983.

9
(1960), “personas emparentas que viven juntos” (RAE 2014). La definición de 1960 y
de la RAE 2014 del término, excluye a matrimonios divorciados ya que es condición
que la familia viva junta. Además el de RAE 2014 también excluye a familias
ensambladas de miembros no emparentados entre sí. En la definición del 2012, no se
incluye dentro del significado de la palabra parejas con hijos pero sin unión legal y/o
religiosa. Es relevante que, a pesar del desplazamiento que la Ley 26.618 ejerce en
contra de ideologías dominantes (católicas y conservadoras), no hay una política
lingüística concreta que pueda desplazar el significado de la palabra en los diccionarios
escolares.
Mientras que la Ley es una medida inclusiva, el significado de la palabra familia
sigue excluyendo los mismos signos que antaño. Raiter (2008) sostiene que “en toda
época las formas preferidas por las clases dominantes son las consideradas correctas
por toda la comunidad, esto solo se supera en momentos de cambio revolucionario en
los que otra forma se impone” (p. 17). Sin embargo, no hay un uso político (ni
ideológico) del diccionario escolar por parte del Estado Argentino, al menos en la última
década, ya que debería haberse reflejado, como cambio lingüístico, la aprobación de
la Ley 26.618. En efecto, pensamos que esto se debe a la relación que los diccionarios
escolares tienen, dentro del mercado editorial, con la RAE. Al ser la RAE la vara de
autoridad que mide la validez de las definiciones otorgadas por los diccionarios,
contradecirla sería arriesgarse a una pérdida de credibilidad.7
En el mismo sentido, Senz (2011) sostiene que la decisión de aplicar o no
políticas lingüísticas está atravesada por una serie de factores, uno de los cuales es
analizar “los conflictos que puedan derivarse de la confrontación entre las ideas y los
sistemas de valores de cada uno de los grupos8 en contacto”(p.272). Modificar el
significado de las palabras del corpus implicaría, además de mucho dinero, una serie
de negociaciones y disputas con sectores poderosos y conservadores de la sociedad.

7
Luis Fernando Lara realiza una crítica sobre este punto a la que consideramos útil hacer referencia:
7
“Como la Real Academia, las grandes casas editoriales que publican diccionarios y las universidades e
institutos de investigación que elaboran diccionarios, deberían hacerse cargo de la responsabilidad social
que les corresponde, asegurando la calidad de su información y buscando, con una comprensión
adecuada y profunda de la normatividad hispánica, la legitimidad social que pueden ganar frente a las
sociedades hispánicas” (LARA 2001:10)
8
Entendemos por “grupos en contacto” a las distintas clases -y a sus intereses- dentro de la sociedad.

10
De este modo, puede verse cómo la disputa del significado de una palabra implica -
siempre- una negociación entre los sectores que detentan el poder. En esa negociación
las partes ceden alguno de sus intereses en pos de otros.
Respecto a la palabra concubino/a, en los diccionarios de 1960 y 2000, se lista
solamente concubina. En 1960 se refiere a la mujer que “hace vida marital fuera de la
ley”. En 2000, “mujer que es la amante de un hombre”. En ambos casos, la flexión
masculina del término está anulada. Asimismo, se remarca la ilegalidad de la relación o
la no oficialidad de la misma. En 2000, se indica como sinónimo de concubina el
término “querida”, que coincide con la definición del diccionario de 2012 (“Concubina:
querida”). Consideramos altamente machista la forma de delimitar el significado de esta
palabra. No sólo se valora negativamente la palabra a partir de consideraciones sobre
la legalidad de la relación, sino que además hay un borramiento del término en
masculino. Si toda relación sexual/amorosa (como es la los/as concubinos/as) requiere
de dos partes para llevarse adelante, la supresión de concubino deja afuera al hombre
de toda posibilidad de vida “fuera de la ley” o inmoral, depositando en la mujer
cualquier responsabilidad al respecto. Por otro lado, en 2012 también se lista el término
concubinato como “cohabitación de un hombre y una mujer que no están casados”.
Concubinato aparece como entrada en 1990 (“convivencia de un hombre o una mujer
sin estar casados”) y bajo la misma entrada, la mención a concubino/a como sustantivo
relacionado. En estas definiciones desaparece el matiz machista, aunque en ninguna
de las dos se considera válido un concubinato de dos personas del mismo sexo,
relegando este tipo de relación solo a parejas heterosexuales.

Procedemos al análisis del tercer caso, en los que hay un borramiento de


ciertas palabras en los diccionarios consultados: nos referimos a homosexual (1980) y
concubino/a (1970 y 1980). Si consideramos que el signo tiene un referente externo
que existe en el mundo, el borramiento de un signo invisibiliza a su referente. Este caso
evidencia que el recorte ideológico aplicado sobre la lengua en la construcción de un
estándar selecciona significados por sobre otros. Además, excluye aquellos signos que
pueden atentar o ir en contra de la ideología dominante y de aquellos valores que la
sostiene. Asimismo, hay un control sobre el uso del lenguaje y, por lo tanto, un control

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sobre aquellas visiones del mundo que serán válidas. Estas omisiones de palabras
reflejan la concepción del mundo de alguien.
En Voloshinov (1992) leemos: “donde no hay signo no hay ideología” (32). En el
párrafo anterior, es claro que la ausencia de signo denota la fuerte presencia de la
ideología. La omisión del signo es una decisión política. Su borramiento refleja una
lucha ideológica que el diccionario prefiere ignorar. En este sentido, intenta ocultar su
ideología al mismo tiempo que oculta aquellas con las cuales discute. La omisión del
signo, entonces, deja en evidencia los mecanismos por lo cuales los diccionarios
escolares ejercen su poder simbólico.
Por citar un ejemplo, en el diccionario de la Academia Argentina de Letras,
palabras como “chupadero” o “desaparecido/a” no están listadas (Raiter 2007:140), a
pesar de tener una fuerte connotación en la historia reciente de nuestro país. Omitir
ciertas palabras en un diccionario es la forma de dejar fuera del relato posible a las
realidades o los conceptos que atenten contra el “relato oficial” de las clases
dominantes o contra la expectativa de mundo de esas clases.

Conclusiones

A partir del análisis, consideramos que nuestra hipótesis inicial ha sido


parcialmente comprobada. Analizamos diferentes estrategias que utilizan los
diccionarios para definir elementos que se incluirán (o no) dentro del significado de
ciertas palabras. Estas estrategias son, por ejemplo, la definición de los términos a
partir de una división componencial (homo + sexual= del mismo sexo) o bien de la
omisión del término. Estos elementos son ideológicos y son referentes externos del
signo. Mientras que algunas pocas palabras mantuvieron un significado estable, las
más permeables a caracterizaciones morales presentaron cambios, algunas veces
mínimos, otras veces más marcados, llegando incluso a situaciones extremas de
supresión de las palabras en los diccionarios.
Hemos comprobado cómo dichas supresiones coinciden con contextos de
dictadura militar, al igual que definiciones que hacían hincapié en cuestiones tales
como la autoridad (en familia) o lo sagrado (en matrimonio). Asimismo, se evidenció

12
que discursos tales como el del machismo y la heteronormatividad son reproducidos
mediante los diccionarios escolares e insertos así en la educación primaria,
perpetuando concepciones respecto al amor, la identidad y las relaciones humanas
contra las que movimientos feministas y LGBT9 luchan desde hace casi medio siglo. Es
claro cómo, en el significado de las palabras, hay un factor de lucha entre facetas de la
sociedad que no puede obviarse. Las clases dominantes monopolizan el significado en
pos de sus intereses y valores a partir del recorte que se realiza en la confección de
diccionarios
Esperábamos que, con la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario, se
diera una situación de cambio lingüístico que implicara una ruptura muy grande con las
concepciones previas. Sin embargo, en el relevamiento realizado en el diccionario
“Larousse Básico Escolar” de 2012, no vemos que se cumpla con la expectativa inicial.
Esto nos llevó a concluir que no hay políticas lingüísticas por parte del Estado
Argentino, en cuanto a diccionarios escolares se refiera.
Queda abierto el interrogante sobre la ausencia de políticas lingüísticas. Como
posibles respuestas, hemos considerado, por un lado, cuestiones de índole de mercado
lingüístico. Es decir, no seguir las definiciones pautadas por la RAE implica un desafío
a la fuente de autoridad. Los diccionarios son vistos como la mayor autoridad neutral en
una lengua. Si en los prólogos a los diccionarios se pone en foco el grado de apego
que se tuvo respecto a la RAE para confeccionar el diccionario como forma de
“validarlo”, cualquier política lingüística local entraría en contradicción con esto. Por otro
lado, la falta de políticas lingüísticas podría explicarse como una forma de mantener el
equilibrio entre los sectores dominantes.
Sin embargo, existen recortes y decisiones tomadas a la hora de seleccionar los
significados que se perpetúan en los diccionarios y, sobre todo, aquellos que sirven
para la instrucción del pueblo desde la educación primaria. Estas decisiones son
tomadas por los enunciadores sin rostro que ocupan lugares de poder. Así, imponen
implícitamente su ideología y su dominación de manera silenciosa y enmascarada a
través de los diccionarios.
Por ello, consideramos esencial abordar los diccionarios desde una perspectiva

9
Sigla que designa desde 1990 a las lesbianas, gays, bisexuales y transexuales.

13
crítica. Los diccionarios no son listados de palabras neutrales porque un signo es
ideológico y por lo tanto nunca objetivo.

14
Bibliografia

Althusser, (1971) Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado: Nueva Visión.


Arnoux, Elvira Narvaja (2008) Los discursos sobre la nación y el lenguaje en la
formación del Estado: Santiago Arcos.
Lara, Luis Fernando (2001) Los diccionarios contemporáneos del español y la
normatividad. Disponible en:
http://cvc.cervantes.es/obref/congresos/valladolid/ponencias/unidad_diversidad_del_es
panol/2_el_espanol_de_america/lara_l.htm
Senz, Silvia (2011) El dardo en la academia: Melusina.
Raiter, Alejandro (2007) Educación, cambio lingüístico y hegemonía. Disponible en:
http://bibliotecavirtual.unl.edu.ar:8180/publicaciones/bitstream/11185/2811/1/TEX_7_7_
2007_pag_133_145.pdf
Raiter, Alejandro (2003) Lenguaje y sentido común. Disponible en:
http://bibliotecavirtual.unl.edu.ar:8180/publicaciones/bitstream/11185/2762/1/TEX_3_3_
2003_pag_224_231.pdf
Voloshinov, Valentin Nikólaievich (1992) Marxismo y filosofía del lenguaje: Alianza
Zullo y Raiter (2008) Lingüística y Política: Biblos.

Diccionarios consultados:
Diccionario ilustrado de la Lengua castellana (1964): Sopena
Aristos nueva edición especial para el escolar argentino (1970): Sopena
Iter sopena diccionario ilustrado de la lengua española (1980): Sopena
Diccionario Acme de la Lengua Española (1996): Acme
Diccionario escolar Santillana de la Lengua Española (2000): Santillana
Larousse diccionario básico escolar (2012): Larousse
Diccionario de la Real Academia Española (2014). Disponible en:
http://www.rae.es/recursos/diccionarios/drae

15
Anexo

1960
familia: personas que viven juntas y están ligadas entre sí por vínculos de
parentesco/prole/parentela de una persona
matrimonio: unión legal de un hombre y una mujer para constituir hogar
cónyuge:cualquiera de los esposos respecto al otro
esposo/a: persona casada/ persona que ha contraído esponsales.
concubino: aparece concubinA mujer que hace vida marital fuera de la ley
homosexual: que tiene el mismo sexo que otro

1970
familia: gente que vive en una casa bajo una misma autoridad
matrimonio: unión legal de varón y mujer/ sacramento mediante el cual se celebra
solemnemente esta unión con carácter religiosos
cónyuge: cualquiera de los dos esposos con respecto del otro
esposo: persona casada, respecto de su cónyuge
concubinato/concubino: no existe
homosexual: que tiene mismo sexo en relación a otro

1980
familia: gente que vive en una casa bajo una autoridad
matrimonio: unión legal de varón y mujer
cónyuge: cualquiera de los esposos, respecto del otro
esposo/a: persona casada, respecto de su cónyuge
concubinato: no existe y tampoco concubino ni concubina
homosexual: no aparece

1990

familia: grupo de personas emparentadas entre sí


matrimonio: unión de hombre o mujer concretada legal o religiosamente

16
cónyuge: esposa o esposo respecto al otro
esposo/a: persona casada
concubino: no aparece
Concubinato: convivencia de un hombre o una mujer sin estar casado sustantivo
concubino/a
homosexual: dícese de la persona que tiene relaciones sexuales con otra de su mismo

2000
familia: grupo formado por los padres y sus hijos y también todos sus parientes
matrimonio: unión de un hombre y una mujer que se hace según la ley para vivir juntos
y formar una familia/ en la religión católica sacramento por la que un hombre y una
mujer se unen con ese mismo fin.
cónyuge: marido o esposa
esposo/a: persona con la que está casado alguien. Sinónimo: cónyuge
concubina: mujer que es la amante de un hombre. sinónimo: querida.
homosexual: se dice de la persona que se siente atraída por otra de su mismo sexo

2012:
familia: conjunto de un matrimonio con sus hijos y en general todas las personas unidas
por un parentesco
matrimonio: unión legìtima de hombre y mujer
cónyuge: esposa, esposo
esposo/a: persona casada
concubina: querida
concubinato: cohabitaciòn de un hombre y una mujer que no estàn casados.
homosexual: dícese de la persona que tiene afinidad sexual con los de su mismo sexo

RAE 2014
familia: grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntos.
matrimonio: unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o

17
formalidades legales.
cónyuge: marido y mujer respectivamente
esposo/a: persona casada
concubina: mujer que vive en concubinato
cuando busco concubino me salta concubina
homosexual: dicho de una persona que tiene tendencia a la homosexualidad/dicho de
una relación erótica: que tiene lugar entre individuos del mismo sexo/ perteneciente o
relativo a la homosexualidad

18

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