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NIVEL AVANZADO

AUXILIAR EN
EMERGENCIAS
MÉDICAS
Conscientes de que todos somos responsables
por la preservación de la vida, y atentos
a las estadísticas que indican un creciente aumento
de accidentes en diferentes ámbitos,
en esta diplomatura nos proponemos desarrollar
todas las herramientas, conocimientos y destrezas
necesarias para el autocuidado de la salud
y la prevención de accidentes. EMERGENCIAS
PEDIÁTRICAS
AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

CONTENIDO
Paro cardiorrespiratorio
Insuficiencia respiratoria
Insuficiencia respiratoria aguda
Politraumatismos
Traumatismo de cráneo
Trauma de tórax
Trauma de abdomen
Quemaduras
Heridas de partes blandas
Intoxicaciones

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PARO CARDIORRESPIRATORIO
Los contenidos que se exponen en esta materia se basan fundamentalmente en las
Recomendaciones de Reanimación Cardiopulmonar del Consejo Europeo de Resucitación
(ERC) del 2005, y del Grupo Español de Reanimación Cardiopulmonar Pediátrica y Neonatal
del 2006.

Conceptos de paro cardiorrespiratorio y reanimación cardiopulmonar


El paro cardiorrespiratorio (PCR) se
define como la interrupción brusca,
generalmente inesperada y
potencialmente reversible de la
respiración espontánea y de la actividad
mecánica del corazón.
La reanimación o resucitación
cardiopulmonar (RCP) es el conjunto de
maniobras que tienen como objetivo
revertir el estado de PCR, sustituyendo
primero la ventilación y circulación
espontáneas e intentando restaurarlas
definitivamente después.

Reanimación cardiopulmonar avanzada


Técnicas y maniobras que incluye la RCP-A
1) Vía aérea: apertura instrumental y ventilación.
2) Masaje cardíaco (igual que en la RCP básica).
3) Vías de infusión y administración de fármacos y fluidos.
4) Diagnóstico y tratamiento de arritmias.

Se debe intentar que todas estas técnicas y maniobras se realicen simultáneamente.

1) VÍA AÉREA: APERTURA INSTRUMENTAL Y VENTILACIÓN


En los lactantes y niños, en los que la principal causa de PCR son las enfermedades
respiratorias, es fundamental asegurar una vía aérea permeable y una ventilación eficaz.
Es esencial disponer de todo el material preciso para optimizar la apertura de la vía aérea y la
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ventilación en las diferentes edades pediátricas.


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1.1. Apertura de la vía aérea


1.1.1. Apertura de la vía aérea, mediante la
maniobra frente-mentón, o si se trata de un
traumatizado intentar realizarla solo mediante
la maniobra de tracción o la elevación
mandibular pero si no es posible, también con
una cuidadosa maniobra frente-mentón, ya que
la ventilación es prioritaria.

1.1.2. Colocación de la cánula orofaríngea


La cánula orofaríngea impide que el paciente se trague la lengua. Para calcular el tamaño
adecuado, la cánula se colocará sobre la mejilla, debiendo elegir aquella cuya longitud sea igual
a la distancia entre los incisivos superiores y el ángulo mandibular.
La cánula orofaríngea no se debe utilizar en pacientes conscientes o agitados ya que puede
inducir al vómito, con el riesgo asociado de aspiración broncopulmonar.
La técnica de colocación se realizará de la siguiente manera:
En el lactante se introducirá directamente con la convexidad hacia arriba, utilizando un
depresor o la pala del laringoscopio para deprimir la lengua y evitar el desplazamiento de esta
hacia atrás. En el niño, se introducirá igual que en el adulto.
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1.1.3. Aspiración de secreciones


Se deben aspirar por el siguiente orden: boca, faringe (directamente y a través de la cánula), y
nariz. La presión del sistema de aspiración en los niños pequeños no debe superar los 80-120
mmHg.

1.2. Ventilación con bolsa y mascarilla


Previamente a la intubación se debe ventilar siempre con bolsa y mascarilla, con la
concentración de oxígeno lo más elevada posible.

1.2.1. Bolsa de ventilación o reanimación


Las bolsas de ventilación para RCP no deben tener válvula de sobrepresión. Asimismo, deben
disponer en la parte posterior de un dispositivo, donde se conectará una bolsa o tubo
reservorio, que a su vez se conectará a un caudalímetro a un flujo 15 l/min de oxígeno (FIO2
90%).

1.2.2. Mascarilla facial


La mascarilla adecuada es aquella que proporciona un sellado hermético en la cara, desde el
puente de la nariz hasta la hendidura de la barbilla, cubriendo la nariz y la boca. En los
lactantes menores de 6 meses se utilizarán mascarillas redondas; de los 6 a los 12 meses
pueden ser redondas o triangulares y a partir de esa edad deben ser triangulares. Deben ser
transparentes, para poder observar el color de los labios así como si se produce regurgitación
de contenido gástrico.

1.2.3. Técnica de ventilación con bolsa y mascarilla


a) Apertura de la vía aérea.
b) Introducir la cánula orofaríngea adecuada.
c) Elegir y colocar una mascarilla del tamaño apropiado, colocándola sobre la cara bien
ajustada.
d) Colocar los dedos de la mano izquierda de la siguiente forma: el pulgar sobre la zona
nasal de la mascarilla, el índice sobre la zona mentoniana y el resto de los dedos debajo
del mentón, manteniendo la elevación de la mandíbula. Con la otra mano manejaremos
la bolsa de reanimación, insuflando el volumen suficiente que permita movilizar el
tórax, debiendo evitarse la hiperventilación.
e) La frecuencia de ventilación variará de 12 a 20 resp/min, desde adolescentes a lactantes.
La ventilación con bolsa y mascarilla puede ser tan efectiva como la ventilación a través
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del tubo endotraqueal por periodos cortos de tiempo.


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1.3. Intubación endotraqueal


Durante la RCP, la intubación endotraqueal se efectuará por vía orotraqueal.

1.3.1. Selección del material esencial para la intubación endotraqueal


a) Tubo endotraqueal. El N° de tubo endotraqueal se expresa en milímetros. Siempre
se debe preparar un tubo de calibre inmediato superior y otro inferior, por si fueran
necesarios. En los lactantes y niños
menores de 8 años se utilizan
habitualmente tubos sin balón. En los
mayores de 8 años el balón se inflará con
el mínimo volumen necesario para que
no haya fuga aérea, evitando siempre que
la presión de inflado sobrepase los 20
cmH2O.
b) Palas del laringoscopio.

1.3.2. Secuencia de intubación endotraqueal


a) Ventilar con bolsa y mascarilla y oxígeno a la mayor concentración posible, intentando
conseguir una oxigenación adecuada antes de la intubación.
b) Monitorizar electrocardiograma (ECG) y pulsioximetría.
c) Intubación endotraqueal, vía orotraqueal. Si el paciente presenta un paro
cardiorrespiratorio, el masaje cardíaco no se debe interrumpir más de 30 segundos para
realizar la intubación.

2) MASAJE CARDÍACO
Se deben realizar 100 compresiones por
minuto con una relación masaje
cardíaco/ventilación de 15:2.
Si estamos ventilando con bolsa y mascarilla
debe haber sincronización del masaje cardiaco
con la ventilación, es decir, pararemos
momentáneamente de dar masaje cardiaco
mientras se dan las 2 ventilaciones.
Si el paciente está intubado no es necesaria la
sincronización entre el masaje y la ventilación.
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3) VÍAS DE INFUSIÓN Y ADMINISTRACIÓN DE FÁRMACOS Y FLUIDOS


3.1. Vías de infusión

3.2. Fármacos y fluidos


3.2.1. Fármacos
• Adrenalina. Es el principal medicamento a utilizar en la RCP-A, estando indicada en la
PCR con cualquier tipo de ritmo ECG. La dosis recomendada de adrenalina por vía
intravenosa e intraósea es de 0,01 mg/kg (0,1 ml/kg de la dilución al 1/10.000) y por vía
endotraqueal 10 veces mayor. Mientras el niño esté en PCR se repetirá la misma dosis
cada 3-5 min.
• Amiodarona. Es eficaz en el tratamiento de la fibrilación ventricular (FV) y taquicardia
ventricular (TV) sin pulso refractaria a tres choques eléctricos. La dosis recomendada es
de 5 mg/kg por vía intravenosa o intraósea, en bolo rápido, pudiéndose repetir cada 5
minutos, hasta una dosis total acumulativa máxima de 15 mg/kg.
• Bicarbonato sódico. Actualmente se recomienda su administración en los casos de
PCR prolongada (> 10 min) y en la acidosis metabólica documentada (pH < 7,10),
repitiendo la dosis cada 10 min. La dosis recomendada es de 1 mEq/kg diluido al 1/2 con
suero fisiológico, por vía intravenosa o intraósea. No se debe mezclar con adrenalina
porque esta última se inactiva en soluciones alcalinas.

Otros fármacos que a veces son necesarios utilizar durante la RCP son los siguientes:
• Lidocaína. Es menos eficaz que la amiodarona en el tratamiento de fibrilación
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ventricular y taquicardia ventricular sin pulso refractarias a la desfibrilación eléctrica,


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por lo que solo la indicaremos en el caso de no disponer de amiodarona. La dosis inicial


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recomendada es 1 mg/kg en bolo IV o IO y si es eficaz se continuará con una perfusión


de 20-50 mg/kg/min.
• Cloruro cálcico. En el momento actual sólo está indicado si hay una hipocalcemia,
hiperpotasemia o hipermagnesemia documentadas, siendo la dosis recomendada de 20
mg/kg, (0,2 ml/kg de cloruro cálcico al 10%, diluido a la mitad en suero fisiológico)
inyectándolo lentamente, en 10-20 segundos, por vía IV o IO.
• Atropina. En los casos de bradicardia secundaria a estimulación vagal y al bloqueo AV
completo, siendo la dosis recomendada de 0.02 mg/kg, con una dosis mínima de 0.1 mg
en los lactantes muy pequeños hasta un máximo de 1 mg de dosis total en los
adolescentes.
• Glucosa. Está indicada únicamente si hay hipoglucemia documentada. La dosis es de
0,5 a 1 g/kg (1-2 ml/kg de glucosa al 50%), diluida al 1/2 con agua bidestilada.

3.2.2. Líquidos
La expansión con líquidos en la PCR está indicada en 2 situaciones: la actividad eléctrica sin
pulso y la sospecha de PCR producida o acompañada por hipovolemia. Se administrarán
soluciones de cristaloides, como el suero salino fisiológico y el lactato de Ringer, en forma de
cargas o bolos de 20 ml/Kg tan rápidamente como sea posible, preferentemente en menos de
20 min, repitiéndose dichos bolos si es preciso.

4) DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE ARRITMIAS EN LA PCR


4.1. El diagnóstico del ritmo cardiaco durante la RCP pediátrica
Se puede realizar mediante la monitorización del ECG con las palas del desfibrilador o con
electrodos autoadhesivos conectados a un monitor de ECG o al desfibrilador. La
monitorización con las palas del desfibrilador es más rápida pero impide realizar
simultáneamente el masaje cardiaco, por lo que solo se utilizará para el diagnóstico inicial.

4.2. Las arritmias más frecuentes en la PCR en el niño


La asistolia es la arritmia más frecuente y de peor pronóstico. La AESP se puede producir por
hipovolemia, como puede ocurrir en los traumatizados graves y shock séptico o situaciones de
aumento brusco de la
presión intratorácica como el
neumotórax a tensión o el
taponamiento cardiaco.
Aunque con menor
frecuencia también se puede
presentar en el contexto de
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intoxicaciones,
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hiperpotasemia e hipotermia.
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La FV y la TV sin pulso, ocurre en un 10-20% de las


PCR, fundamentalmente en niños con cardiopatías
congénitas y en adolescentes. Sin embargo, su
pronóstico puede ser ostensiblemente mejor que el
de la asistolia si disponemos con rapidez de un
desfibrilador, ya sea manual o semiautomático.

4.3. Tratamiento de las arritmias en la RCP pediátrica


Las arritmias que provocan PCR pediátrica se dividen en 2 grupos:
 Ritmos desfibrilables: (FV y TV sin pulso) en los que es preciso realizar una
desfibrilación inmediata a la que se asociará amiodarona si no remite solo con
desfibrilación.
 Ritmos no desfibrilables: Asistolia, bradicardia grave, AESP, bloqueo completo.

Agradecemos al Grupo Español de RCP Pediátrica y neonatal su autorización para incluir en


este capítulo iconografía de dicho grupo.

5) RCP AVANZADA INTEGRADA / ALGORITMOS DE TRATAMIENTO DE LAS


ARRITMIAS
Si se trata de una
bradicardia con
importante
compromiso
hemodinámico, no
hay respuesta a la
ventilación con
oxígeno al 100% y la
frecuencia es < 60
lat/min el
tratamiento será el
mismo que el de la
asistolia. Si la
bradicardia persiste
o la respuesta es
solo transitoria
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aunque con pulso, se


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debe considerar iniciar una perfusión de adrenalina a comenzando con 0,1 µg/kg/min o de
isoproterenol a 0,01-0,5 µg/kg/min.
Una vez comprobado que se trata de un ritmo desfibrilable (fibrilación ventricular o
taquicardia ventricular) y no hay pulso palpable, se desarrollará el siguiente algoritmo:

INSUFICIENCIA RESPIRATORIA EN EL NIÑO


La insuficiencia respiratoria aguda (IRA) se define como la incapacidad del aparato
respiratorio para satisfacer las demandas metabólicas de oxigenación y eliminación de dióxido
de carbono (CO2) del organismo. Se acepta que existe IRA cuando la presión parcial de
oxígeno en sangre arterial (PaO2) es inferior a 60 mmHg con o sin presión parcial de dióxido
de carbono (PaCO2) superior a 50 mmHg, respirando aire ambiente y en un niño sin
enfermedad pulmonar previa.
La IRA es la causa más frecuente de riesgo vital en pacientes pediátricos. Diversas estadísticas
demuestran que el síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA) y la insuficiencia
respiratoria aguda hipoxémica son responsables del 2,7 y 4,4% del total de admisiones en una
Unidad de Cuidados Intensivos, y explican el 8-16% respectivamente del total de días en la
UCI.
El niño presenta una especial susceptibilidad al fracaso respiratorio debido a una serie de
peculiaridades anatómicas y funcionales, más acentuadas cuanto más pequeño es el niño, entre
las que se encuentran: disminución de la capacidad residual funcional (CRF), menor número
de unidades de intercambio (bronquiolos y alvéolos) y menor calibre de la vía aérea, menor
desarrollo de los músculos intercostales, caja torácica más delgada y por tanto menos
resistente, inmadurez del centro respiratorio y un alto consumo de O2, con un transporte
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dificultado por la existencia de hemoglobina fetal (con una P50 disminuida) y por la anemia
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fisiológica del lactante.


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Tipos de insuficiencia respiratoria en los niños


Se puede distinguir dos tipos de insuficiencia respiratoria: la tipo I y la II, aunque pueden
coexistir ambas (combinada).
La tipo I, también denominada no ventilatoria o insuficiencia ventilatoria normocápnica, está
caracterizada por una PaO2 baja, con una PaCO2 normal o baja, sin disminución significativa
del volumen minuto.
Las causas pueden ser:
- Desigualdad en la relación ventilación/perfusión (VA/QP):
 VA/QP<1: Perfusión de zonas no ventiladas. Por ejemplo, atelectasia, SDRA.
 VA/QP>1: Ventilación de zonas no perfundidas. Por ejemplo, embolia pulmonar.
- Cortocircuito derecho-izquierdo intrapulmonar: Perfusión de grandes áreas de alvéolos no
ventilados o hipoventilados.
- Disminución de la difusión alvéolo-capilar: Por espesamiento de la membrana alvéolo-capilar
o reducción de su superficie total. Por ejemplo, neumonía intersticial.

La tipo II, o insuficiencia ventilatoria o hipercápnica, se


caracteriza por la presencia de una PaO2 baja junto con una
PaCO2 elevada, con disminución del volumen minuto. Por
ejemplo, hipoventilación central.
- La combinada, con una PaO2 muy baja y una PaCO2
elevada. Por ejemplo, asma, bronquiolitis.

Etiología de la ira en el niño


La frecuencia de las causas específicas varía en función de la edad: en el neonato son más
frecuentes la enfermedad de membrana hialina, el síndrome de aspiración de meconio, las
malformaciones congénitas toracopulmonares, las cardiopatías y la persistencia de la
circulación fetal. En el lactante y hasta los dos años de vida, las neumonías, generalmente
víricas, las cardiopatías congénitas y los cuadros obstructivos, tanto altos como bajos, son las
causas más frecuentes.

INSUFICIENCIA RESPIRATORIA AGUDA


En el niño de más edad predominan las neumonías y las crisis asmáticas.
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Prácticamente todas las causas de insuficiencia respiratoria aguda pueden incluirse en alguno
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de los siguientes grupos:


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 Enfermedades del Sistema Nervioso Central: drogas, infecciones, postinfecciones,


alteraciones metabólicas, malformaciones, traumatismos.
 Enfermedades neuromusculares.
 Alteraciones de la función pulmonar: de la pared torácica o de la pleura.
 Alteraciones de las vías aéreas: superiores e inferiores.
 Alteraciones del parénquima pulmonar.
 Malformaciones pulmonares congénitas.
 Malformaciones vasculares pulmonares.

Clínica
Las manifestaciones clínicas de la IRA son muy variadas. Pueden estar relacionadas con la
enfermedad causal, con la hipercapnia y con la hipoxemia.
1) Síntomas dependientes de la hipoxemia
En la fase inicial aparecen taquipnea, taquicardia, hipertensión arterial mínima y
vasoconstricción periférica. Posteriormente se produce bradicardia, hipotensión, cianosis,
malestar, disminución de la función intelectual, desorientación, confusión, convulsiones y
coma.
La hipoxemia grave (PaO2 < 45 mm Hg) provoca hipertensión pulmonar, aumento del gasto
cardíaco, alteraciones funcionales del miocardio, de la función renal (tendencia a la retención
de sodio), del SNC (cefalea, letargia, somnolencia, convulsiones y lesión cerebral permanente)
y tendencia al metabolismo anaerobio con acidosis láctica.
Los efectos de la hipoxemia resultan del efecto compensatorio por acción indirecta sobre el
sistema nervioso vegetativo, a través de la secreción de catecolaminas (taquipnea, polipnea,
taquicardia, hipertensión pulmonar y poliglobulia) y de la acción directa, depresora, sobre los
órganos diana.

2) Síntomas dependientes de la hipercapnia


La hipercapnia aumenta la hipertensión pulmonar y contribuye a la sintomatología
neurológica, más relacionada con la hipoxemia, con la rapidez de la alteración de la PaCO2 y
respectiva acidosis, que con el nivel de PaCO2.

3) Síntomas dependientes de la localización de la alteración básica


En casos de IRA de origen neurológico y/o muscular, el niño alternará periodos de apnea e
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hiperpnea (respiración de Cheyne-Stokes) y tendrá respiraciones superficiales por disminución


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del esfuerzo respiratorio. Si el compromiso respiratorio se encuentra en vías aéreas superiores,


predominará el estridor inspiratorio y/o espiratorio, la afonía, la ronquera, la hiperextensión
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cervical y el tiraje supraesternal e intercostal. Cuando se afectan sobre todo las vías aéreas
inferiores habrá espiración alargada, sibilantes y tiraje subcostal, intercostal y supraesternal.
En los casos en que también se compromete el parénquima pulmonar aparecen crepitantes y
disminución del murmullo vesicular. Si existe derrame pleural habrá matidez e
hiperresonancia en caso de neumotórax.

4) Síntomas dependientes de la enfermedad causal


Las pruebas complementarias ayudarán a determinar el diagnóstico etiológico. En ningún
momento debemos retrasar el tratamiento de la IRA en espera de la realización y/o resultados
de dichas pruebas. Entre ellas se destacan:
 Hemograma y bioquímica básica.
 Saturación de O2 mediante pulsioximetría y gasometría arterial y/o venosa: Es
importante la valoración seriada de la gasometría para valorar el grado de gravedad y la
eficacia de las medidas terapéuticas. Los resultados de la gasometría deben siempre
interpretarse teniendo en cuenta la clínica.
 Radiografía anteroposterior y lateral de tórax: Se aconseja realizarla en casos de IRA
grave, cuando la evolución es tórpida, para el diagnóstico de complicaciones, tras la
intubación o inserción de catéteres venosos centrales, si fiebre alta, si sospecha de
neumotórax, neumomediatino, derrame pleural, cuerpo extraño, atelectasia, neumonía,
tumoración, etc. La Rx puede ser normal en casos de insuficiencia respiratoria de origen
central.
 Radiografía cervical anteroposterior y lateral: Ante sospecha de epiglotitis, cuerpos
extraños radiopacos, absceso retrofaríngeo, etc.
 Análisis del líquido pleural: En caso de derrame
pleural.
 Ultrasonografía: Para estudio de la función
diafragmática, de las vías aéreas, de la función
hemodinámica, de los derrames pleurales y de la
permeabilidad de los vasos sanguíneos.
 Tomografía computarizada (TAC) pulmonar:
Valoración de tumores, evaluación de vías
aéreas, estructuras vasculares, y diagnóstico
diferencial de abscesos pulmonares.
 Resonancia Magnética (RM): Valoración de
grandes vasos, anatomía cardíaca, etc.
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 Laringotraqueobroncoscopía, biopsia pulmonar, lavado broncopulmonar.


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Tratamiento
El tratamiento de la insuficiencia respiratoria debe dirigirse a la enfermedad causal, a las
alteraciones fisiopatológicas resultantes y al mantenimiento de una oxigenación tisular
compatible con la vida.

Medidas generales
1) Restaurar y mantener permeable la vía aérea
 Tubos nasofaríngeos, tubos orofaríngeos o intubación traqueal, cuando sea necesario.
 Fluidificación, aspiración de secreciones y fisioterapia respiratoria. Es importante
corregir la deshidratación y asegurar una buena humidificación.

2) Mantener una adecuada oxigenación


La oxigenoterapia está indicada siempre que se sospeche o
se compruebe la hipoxemia con cifras de PaO2 menor de
60 mmHg y SaO2 < 90%. El O2 puede administrarse
mediante medios sencillos [cánulas o gafas nasales,
mascarillas faciales (simples, tipo Venturi o de alto flujo
con reservorio, carpas, incubadoras y tiendas) o en casos de
IRA grave, mediante ventilación mecánica no invasiva
(VMNI) e invasiva (VM convencional, de alta frecuencia o
extracorpórea).
El objetivo es mantener una saturación de O2 > 94% (PaO2
> 80 mmHg), previniendo y reduciendo la hipoxia, aportando
una cantidad adecuada de O2 a los tejidos y disminuyendo el trabajo cardiopulmonar.
La ventilación mecánica convencional estaría indicada en casos de apnea espontánea o
inducida farmacológicamente y en insuficiencia respiratoria grave (trabajo respiratorio
importante, disminución del nivel de conciencia, hipoxemia, es decir, SaO2 < 90% con FiO2 >
0.6 e hipercapnia, pCO2 > 70 mmHg, con pH < 7.20). Habrá que valorar siempre previamente
la ventilación no invasiva.

3) Corregir la acidosis
 Respiratoria: Mejorando la ventilación con o sin ventilación mecánica.
 Metabólica: Mejorando la perfusión y oxigenación de los tejidos y administrando
bicarbonato si pH < 7.20 con una ventilación eficaz.
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4) Mantener un gasto cardiaco adecuado y evitar la anemia


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5) Tranquilizar al niño
Mantenerlo semiincorporado o sentado con la cabeza en posición neutra, sin sedarlo si está
respirando espontáneamente.

6) Mantener la temperatura corporal


Entre 36-37 °C, ya que la hipertermia e hipotermia, aumentan el consumo de oxígeno.

7) Mantener en ayuno
Evitar la distensión abdominal, para favorecer los movimientos respiratorios y evitar el riesgo
de aspiración. Se aconseja utilizar una sonda nasogástrica, salvo cuando se sospeche
obstrucción de la vía aérea superior.

Manejo de situaciones específicas


Aspiración de cuerpo extraño - Epiglotitis
Es un cuadro poco frecuente, pero muy grave. Se suele presentar en niños de 2 a 5 años. Se
debe a una infección bacteriana de los tejidos supraglóticos (más frecuente Haemophilus
influenzae tipo B).
 Clínica: Inicio brusco con fiebre alta, odinofagia, babeo, estridor, ansiedad, aspecto
séptico, sedestación en trípode.
 Diagnóstico: Por la clínica, Rx lateral cuello y visualización directa de la epiglotis
(siempre en condiciones de seguridad).
 Tratamiento:
- Medidas generales
- Corticoides nebulizados y sistémicos
- Adrenalina nebulizada
- Intubación, si no hay respuesta
- Cefalosporinas de amplio espectro

Laringitis aguda
Representa el caso más frecuente y típico de obstrucción de VAS. Se caracteriza por la
aparición brusca de disfonía, estridor y tos perruna; generalmente nocturna y sin fiebre.
La etiología puede ser vírica o de componente alérgico; a veces hay una predisposición
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individual y tendencia familiar. No precisa ninguna prueba complementaria para realizar el


diagnóstico.
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 Valoración de la gravedad según la Escala de Taussig-Westley.


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 Tratamiento recomendado:
- Medidas generales.
- En los casos leves, parece que la administración de humedad (nebulización de SSF
templado) no ha demostrado eficacia en estudios amplios. Los corticoides orales son un
recurso opcional.
- En los casos moderados se administra corticoides como antiinflamatorio:
Budesonida nebulizada a bajos flujos (4-6 L/min), inicialmente una megadosis de 2 mg;
se puede repetir a los 20-30 min si precisa, a dosis de 500 microgramos. Conseguimos
efecto inmediato, por acción tópica.
Dexametasona oral, es la elección según los estudios más recientes, por su acción
prolongada en una dosis única de 0,2-0,5 mg/kg. Evita el efecto rebote de
empeoramiento tras la administración de aerosolterapia.
- En los casos moderados-severos es de elección la adrenalina. Se debe administrar
nebulizada a bajos flujos. La dosis que se utiliza es de 0,1 mg/kg, con máximo de 5 mg.
Su máximo efecto se aprecia a los 20-30 min. Siempre debe asociarse dexametasona
oral como protectora del efecto rebote.
- En los casos
severos que no
responden,
siempre deben
ingresarse para
monitorización
más estrecha,
administración
de adrenalina y
corticoides
nebulizados a
demanda en
función de la
clínica, y
valorar incluso
la intubación en
situaciones
extremas.

- Se puede considerar, si está disponible, la administración de heliox en los casos


moderados. Se puede administrar solo o asociado a otras terapias (corticoides y
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adrenalina nebulizadas). Siempre se asociará a dexametasona oral.


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Reagudización del asma


Es el prototipo de cuadro obstructivo de vía aérea inferior (VAI). El manejo de las crisis y los
criterios de ingreso se recogen en el capítulo correspondiente.

POLITRAUMATISMOS
Introducción
El politraumatismo constituye una de las principales causas de morbimortalidad durante la
edad pediátrica, produciendo gran número de secuelas y discapacidades.
Definimos como paciente aquel que ha sufrido un accidente y en el que las lesiones involucran
dos o más órganos o uno o más sistemas.
A finales de los años ’80, para garantizar la adecuada formación del personal implicado a la
atención del Trauma se desarrollan en Estados Unidos los cursos Advanced Trauma Life
Support (ATLS) por el American College of Surgeons. Pusieron en marcha una sistemática
basada en la estratificación del riesgo de mortalidad que ha sido estudiada por más de 150.000
médicos, con múltiples sedes docentes repartidas por todo el mundo. En 1993, Alberto Iñón
desarrolló en Argentina el programa de cursos de Asistencia Inicial al Trauma Pediátrico
(AITP), adaptando la sistemática ATLS al mundo pediátrico.

Fases AITP
Esta sistematización se basa en realizar las actuaciones en función de la mortalidad inmediata.
Sus fases son:
 Evaluación inicial rápida y resucitación:
Regla de los ABC’s. No se debe pasar de
una letra a la siguiente hasta tenerla
controlada.
 Evaluación continua.
 Categorización y Triaje.
 Estabilización y transporte.
 Reevaluación permanente.
 Cuidados definitivos.

Es una sistematización que debe implicar a todos los equipos intra y extrahospitalarios, ya que
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de nada sirve una magnífica evaluación inicial si durante el traslado hemos producido una
lesión cervical irreversible. Es fundamental el trabajo en equipo, desde el celador al
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neurocirujano superespecializado.
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Siempre debe existir una persona que lidere el equipo de trauma para coordinar y evitar
errores en esa fase de gran estrés. Normalmente, dicha persona es un cirujano pediátrico.
(Este texto está organizado en función de los pasos que se deben dar, no puedes saltearte
ningún apartado sin haber realizado y controlado los previos).

Preliminares: inmovilización cervical


Lo primero siempre va a ser la inmovilización cervical bimanual. Ante todo politraumatismo
debe considerarse siempre que existe una lesión cervical, debiendo evitarse la potencial lesión
medular por una incorrecta manipulación. Por lo tanto, una persona del equipo de trauma
debe quedar inmovilizada sujetando el cuello hasta que se pueda realizar la sustitución por el
collarín Philadelphia.

A: ALERTA, VÍA AÉREA


La lesión en la vía aérea produce la muerte en cuestión de minutos.
Lo primero que hay que comprobar es:
 Un niño que llora presenta vía aérea permeable y buen nivel de alerta. (Una vez que la A
fue controlada, se pasa a la B).
 Un niño inconsciente requiere:
- Apertura de la vía aérea.
- Aspiración de secreciones.
- Intubación si no es capaz de respirar.
- Vía aérea quirúrgica, si no es posible la intubación.

Una vez asegurado que el paciente tiene una vía aérea permeable podemos pasar a la B.

B: BREATHING (VENTILACIÓN)
Como antes, si el niño llora, podemos dar por controlada la Ventilación.
El estado del niño nos puede dar una información sobre cómo realizar la ventilación; así si está
obnubilado supondremos una hipercapnia y si está intranquilo, una hipoxia. Como en todos
los pasos, debe realizarse una inspección, palpación, percusión y auscultación.
En este paso debemos realizar, si es necesario:
 Ventilación con Ambú provisto de reservorio con oxígeno a 10-15 l/min (máximo).
17

 Sondaje nasogástrico: la distensión gástrica dificulta la ventilación.


 Será orogástrico si sospechamos una lesión de base de cráneo (ojos de mapache,
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otolicuorrea o hematoma de Battle en la mastoides).


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Diagnosticar y tratar:
 Neumotórax: Puede ser simple, abierto o a tensión que es el más grave. Se detectaría
por una diferencia en la excursión del tórax, timpanismo y silencio auscultatorio. Se
debe colocar un drenaje en el segundo espacio intercostal, línea medio-clavicular.
 Hemotórax: Se diferencia del neumotórax en la percusión mate. Si produce dificultad
respiratoria, hay que colocar un tubo de tórax en el 5º espacio intercostal, línea medio
axilar.

C: CIRCULACIÓN
Es muy importante valorar el pulso, ya que nos aproxima la tensión arterial.
 Pulsos periféricos presentes: PAS >90 mm Hg.
 Pulsos centrales presentes y no periféricos: PAS = 50-90 mm Hg.
 No se palpa pulso central: PAS < 50 mm Hg.

Si se evidencia un sangrado importante, el control debe realizarse mediante compresión,


reservando el torniquete para casos desesperados y apuntando siempre la hora de colocación.
Se deben lograr un acceso vascular mediante dos vías periféricas. Si no es posible, se opta por
la vía intraósea (< 6 años en la cara anterointerna tibial, bajo la tuberosidad tibial; > 6 años 2
cm sobre el maleolo interno).
Es el momento de solicitar hemograma, bioquímica, coagulación y pruebas cruzadas para
transfusión.
Iniciar la resucitación hidroelectrolítica con lactato de Ringer a 20 ml/kg hasta lograr pulsos
periféricos. Tras dos bolos, debemos iniciar las transfusiones.
Cuando el paciente responde, se disminuye el ritmo de infusión. Si se inestabilizara
nuevamente esto indicaría una probable hemorragia activa.

D: DISABILITY (EVALUACIÓN NEUROLÓGICA)


Se trata de un estudio somero:
 Nivel de consciencia: normal, obnubilado o coma.
 Función pupilar: tamaño, simetría y reactividad.
 Una midriasis bilateral fija, implica un daño cerebral severo por anoxia.
18

 Una midriasis unilateral, implica un enclavamiento. Se debe avisar a neurocirugía.


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E: EXPOSICIÓN Y CONTROL AMBIENTAL


Desvestir completamente al paciente, cortando la ropa a tijera para hacer una visualización
rápida de lesiones groseras y el control de la hipotermia.
Realizar un segundo examen físico y una reevaluación continua. Debe ser sistemático, de
cabeza a los pies, realizando una historia clínica completa y una exploración. Es el momento de
la fijación definitiva de los dispositivos que hayan sido necesarios y de la petición de pruebas
diagnósticas.
Realizar la valoración neurológica en función de la escala de Glasgow y sustituir la
inmovilización bimanual por el collarín de Philadelphia e inmovilizador lateral (dama de
Elche).
Se deben pedir las tres radiografías básicas: Lateral de cuello, AP tórax y AP de pelvis.
En el tórax se deben fijar los tubos y, si es necesario, colocar uno en el 5° espacio, línea medio
axilar.
Se debe inmovilizar al paciente por las fracturas y los cuerpos extraños que pudiera presentar.
El sondaje vesical se realizará siempre que no haya signos de lesión uretral para lo cual el tacto
rectal es fundamental (un hematoma prostático contraindica el sondaje).
No debemos olvidarnos de revisar la espalda, para lo cual giraremos en bloque al paciente.

Categorización y triaje
El índice más
recomendado
es el ITP ya que
tiene valor
pronóstico.
Una
puntuación por
encima de 8
debe tener
mortalidad 0 (cero); por debajo aumenta progresivamente.

Transporte
Siempre se hace tras la estabilización y controlando la inmovilización. Hay que evitar el
traslado sin los medios necesarios, por el “buen samaritano” de turno. El traslado debe
realizarse en medios sanitarios, tras contactar con el hospital de destino y siempre en sentido
anterógrado.
19

Estas normas también valen para los traslados dentro del propio hospital, por ejemplo, a la
Página

sala de Rayos.
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TRAUMATISMO DE CRÁNEO
Definición
Es una lesión traumática que afecta los tejidos blandos de la cabeza y/o cara, el esqueleto
craneofacial o al encéfalo, independientemente de que presenten o no una afección
neurológica.

Epidemiología
Motivo de consulta frecuente en urgencias (3,5-5,2%) y la primera causa de muerte traumática
y discapacidad entre 1 y 14 años en países desarrollados.
Etiología: Las causas varían en las diferentes
edades pediátricas:
 Accidentes de tráfico (70%): Atropellos (4-8
años) o como ocupantes de vehículos o
conductores (adolescentes).
 El 30% restante son debidos a caídas desde
altura o con el inicio de la deambulación
principalmente en menores de 3 años. No
debemos olvidar los malos tratos que reciben
especialmente los lactantes y niños pequeños
(síndrome del niño sacudido).
Sexo: Son más frecuentes en niños que en niñas, con una relación 2/1.
Edad: Dos picos de incidencia, uno con el inicio de la deambulación y otro entre los 5-14 años,
debido a los accidentes de tráfico.

Conceptos
Lesión primaria: Producida en el momento del TCE, no modificable con el tratamiento, a
consecuencia del impacto directo o mecanismo de aceleración-desaceleración.
Lesión secundaria: Clínica más tardía debido a hipoxia, isquemia y aumentos de presión
intracraneal. Modificable con tratamiento (evitables).

Lesiones específicas del TCE:


Hematoma subgaleal: Colección de sangre entre el cuero cabelludo y los huesos craneales.
En los lactantes, pueden alcanzar gran tamaño causando anemia e hipovolemia.
Laceración de cuero cabelludo o scalp: Debido a heridas cortantes. Cursan con sangrado
20

profuso por la gran vascularización de este tejido.


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Fracturas:
 Fracturas lineales: Son las más frecuentes. Las de localización temporal, a nivel de
arteria meníngea media o bilaterales que cruzan el seno sagital, tienen mayor riesgo de
un hematoma epidural.
En menores de 3 años, puede aparecer quiste leptomeníngeo (interposición de
duramadre en los extremos de la fractura). Requieren seguimiento con controles
radiológicos durante al menos seis meses.
 Fracturas diastásicas: A nivel de suturas. Si cruzan un seno, pueden producir un
hematoma epidural.
 Fracturas con hundimiento: Requieren consulta con neurocirujano y su
tratamiento es quirúrgico, especialmente si es mayor de un centímetro.
 Fracturas de base de cráneo: Se producen frecuentemente tras recibir un golpe en
la parte posterior de cráneo, y son difíciles de evidenciar por medio de una radiografía
simple.
Producen signos clínicos tales como: hematoma periorbitario (ojos de mapache),
hemotímpano o hematoma retroauricular (signo de Battle). En casos severos puede
producirse la salida de líquido cefalorraquídeo (LCR) por las fosas nasales (rinorraquia)
o conducto auditivo externo (otorraquia).

Lesiones cerebrales: Producen alteración del nivel de conciencia, se clasifican en función de


la duración del mismo. La conmoción en lactantes y preescolares puede producir convulsiones
postraumáticas, somnolencia y vómitos.
En niños mayores es más frecuente la amnesia postraumática. El pronóstico es favorable.

21
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Colecciones hemáticas intracraneales:


 Hematoma epidural o extradural: Acúmulo hemático entre tabla interna de cráneo
y duramadre. Suele asociarse a fractura craneal. La localización más frecuente es
parieto-temporal por rotura de la arteria meníngea media. Puede presentar un intervalo
libre de síntomas (periodo lúcido) y posteriormente un rápido deterioro (disminución
progresiva del nivel de conciencia, midriasis ipsilateral y hemiparesia contralateral)
debido a herniación del lóbulo temporal y compresión del tronco del encéfalo. Urgencia
neuroquirúrgica.
- Tomografía computarizada (TAC): Forma de lente biconvexa.

 Hematoma subdural o intradural: Acúmulo hemático entre duramadre y corteza


cerebral debido a la ruptura de vasos venosos que disecan aracnoides. Clínica de
instauración brusca con disminución del nivel de consciencia y focalidad neurológica.
En niños sin historia de traumatismo reciente, sugiere malos tratos.
- Tomografía computarizada (TAC): Forma de semiluna (cóncavo-convexa).

 Hematoma intraparenquimatoso: Las manifestaciones clínicas dependen del área


lesionada y de la extensión, produciendo síntomas de hipertensión intracraneal si
alcanzan gran tamaño.
- Tomografía computarizada (TAC): Imágenes hiperdensas en tejido cerebral.

Alteración de la conciencia: Es frecuente en TCE severos.


Se manifiesta clínicamente con signos de hipertensión
intracraneal, cefalea, fotofobia, náuseas, vómitos y rigidez de
nuca. A veces puede existir un periodo libre de síntomas.
La tomografía computada muestra imágenes hiperdensas en
zonas de LCR.

Valoración en urgencias
1) Anamnesis
 Hora, lugar y mecanismo de producción del accidente.
 Pérdida de conciencia o amnesia y duración de las mismas.
 Vómitos y cefalea persistentes.
22

 Convulsiones (tipo, duración y medicación administrada).


 Enfermedad neurológica previa.
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 Medicación que toma el paciente o administrada durante el traslado.


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2) Exploración
En la valoración inicial es prioritario estabilizar al paciente siguiendo el ABCDE.
A: Vía aérea y control de columna cervical: Evitar la hiperextensión cervical.

B: Ventilación y oxigenación: Valorar lo siguiente:


 Patrón respiratorio: Nos aporta información sobre el nivel lesional.
 Frecuencia respiratoria, movimientos toraco-abdominales, simetría en la auscultación.

Es preciso asegurar una oxigenación adecuada con aporte de oxígeno.

C: Circulación y control de las hemorragias: El objetivo es conseguir una adecuada


perfusión tisular y cerebral, asegurando la normovolemia. Evitar el uso de soluciones
glucosadas y la restricción de líquidos. El suero de elección es el suero salino fisiológico (SSF) a
necesidades basales.
En situaciones de HTIC con inestabilidad hemodinámica, podemos emplear suero salino
hipertónico (SSH) 3% - 7% de 2 a 5 cc/kg en 15-20 minutos, produciendo un aumento de la
volemia y la disminución de PIC. El TCE por sí mismo no suele causar hipotensión, excepto en
neonatos y lactantes pequeños, por eso, ante signos de shock hipovolémico, se produce un
sangrado extracraneal.

D: Neurológica: Dependerá del área que se lesione y de la extensión de la misma. La


evaluación neurológica debe incluir:
Pupilas: Valorar la integridad de tronco cerebral (tamaño, simetría, reactividad a la luz).
23

Descartar la administración previa de fármacos como atropina, mórficos, etc..., que pueden
alterar el tamaño y la reactividad pupilar
Página

 Miosis reactiva: Lesión a nivel de diencéfalo.


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 Pupilas medias fijas: Lesión a nivel de mesencéfalo.


 Midriasis arreactiva unilateral: Lesión del III par craneal, es un signo de herniación
tentorial.
 Midriasis arreactiva bilateral: Lesión difusa por hipoxia, también puede ser secundaria a
la administración de atropina.
 Miosis bilateral: Lesión a nivel de la protuberancia o también puede deberse a la
administración de opiáceos.

Nivel de conciencia: Valora la capacidad funcional de la corteza cerebral. Es el mejor


indicador de forma aislada y con mayor valor predictivo de la disfunción neurológica. La escala
de medición más aceptada es la Escala de Coma de Glasgow. La respuesta motora tiene mayor
valor pronóstico.

E: Exploración general: Con el fin de objetivar lesiones asociadas.

Clasificación del TCE según escala de Glasgow


Esta escala neurológica fue diseñada en 1974 por Bryan Jennett y Graham Teasdale, miembros
del Instituto de Ciencias Neurológicas de la Universidad de Glasgow.
Se utiliza para evaluar de forma
rápida el nivel de conciencia de los
pacientes graves (traumatismo
craneoencefálico, ictus, hemorragia
intracraneal, etc.).
Se usa también como instrumento
de triaje y predictor pronóstico en
pacientes politraumatizados.

Clasificación:
TCE leve: Glasgow 13-15 (14-15)
TCE moderado: Glasgow 9-12
TCE grave: Glasgow < 8
24
Página
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Indicaciones:
RADIOGRAFÍA (RX) DE CRÁNEO: Es muy sensible para la detección de fracturas (94-99%).
Su uso limitado, ya que no es útil como prueba de cribado de lesión intracraneal (LIC). Se sabe
que la fractura aumenta el riesgo de LIC, sin embargo no existe fractura evidente en la mitad
de los casos de LIC.

< 2 años, asintomáticos y con exploración neurológica normal


 TCE significativo (> 1 metro altura, impacto de gran energía).
 Cefalohematoma de localización no frontal.
 Sospecha de maltrato.
 Portadores de válvulas de derivación ventrículoperitoneal.

Los lactantes y especialmente los niños menores de un año, presentan mayor probabilidad de
fractura y de lesión intracraneal con mínima sintomatología.
> 2 años, asintomáticos y con exploración neurológica normal.
 Sospecha de maltrato.
 Portadores de válvulas de derivación ventrículoperitoneal.

TAC: Prueba de elección para el diagnóstico y seguimiento del paciente con TCE moderado-
grave.
 Glasgow < 14 mantenido tras estabilización.
 Deterioro neurológico o focalidad neurológica.
 Clínica de HTIC o convulsiones.
 Vómitos o cefalea persistentes.
 Enfermedad intracraneal de base (quiste aracnoideo, VDVP).

Fractura craneal en <1 año. Valorar:


 Fractura con hundimiento, fractura de base de cráneo o
fractura diastásica.
 Fractura lineal que cruza zona vascular o fractura
25

bilateral.
 ¿Fractura lineal simple? Valorar individualmente.
Página
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Manejo del paciente con TCE en urgencias


Indicaciones de ingreso:
 Alteración de las constantes vitales.
 Fractura de cráneo.
 Sospecha de malos tratos o ausencia de testimonio fiable.
 Cambios en el nivel de conciencia, vómitos o cefalea o amnesia persistentes.
 Convulsiones, vértigo o meningismo.
 Pérdida de conciencia prolongada (> 5 minutos).
 Exploración neurológica con hallazgos dudosos.

26

El objetivo principal debe estar encaminado a evitar las lesiones secundarias debidas
principalmente a la hipoxia, hipotensión y los aumentos de la presión intracraneal, teniendo en
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cuenta que presión de perfusión cerebral (PPC) = presión arterial media (TAM) – PIC, dicha
presión, mantiene el flujo sanguíneo cerebral adecuado a las demandas metabólicas cerebrales.
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TCE leve (Glasgow 13-15)


Paciente sin pérdida de conciencia, menos de tres vómitos, exploración neurológica normal sin
amnesia postraumática, aunque puede presentar discreta cefalea, sin cefalohematoma ni
signos de fractura craneal: No precisa pruebas de imagen, y se le debe entregar a los padres
una hoja informativa y observación domiciliaria.
Si ha presentado pérdida de conciencia menor de 5 minutos, vómitos, amnesia postraumática
de corta duración o presenta signos neurológicos dudosos se debe observar al paciente durante
al menos 4-6 horas. Si persisten los síntomas, valorar la realización de TAC e ingresar a unidad
de observación:
 Aportar oxígeno.
 Canalizar vía periférica para sueroterapia y medicación.
 Si vómitos, colocar sonda nasogástrica para evitar broncoaspiración.
 Cabeza en línea media, centrada y si existe estabilidad hemodinámica, elevar la cabecera
30-45°.
 Controlar periódicamente las constantes vitales, Glasgow y pupilas.

TCE moderado (Glasgow 9-12)


Pacientes con una pérdida de conciencia > 5 minutos, tendencia al sueño, convulsiones
postraumáticas, amnesia persistente, signos de fractura de base de cráneo, politraumatizados
con TCE o pacientes con trauma facial importante.
Ingresar a una unidad de observación que disponga de monitorización adecuada y personal o a
una unidad de cuidados intermedios.

TCE grave (Glasgow < 8)


Se deben considerar casos severos aquellos TCE con un descenso brusco de dos o más puntos
en la Escala de Glasgow que no sea secundario a hipotensión, medicación, convulsiones, si
existe focalidad neurológica, fractura abierta, múltiple o la fractura con hundimiento palpable
y el TCE del niño maltratado. Estos pacientes tras una estabilización adecuada en la sala de
emergencia deben ingresar a una unidad de Cuidados Intensivos, ya que requieren una
monitorización muy estrecha y un seguimiento especializado.
La hiperventilación y la administración de manitol son medidas terapéuticas que no deben
utilizarse de forma profiláctica, quedando reservadas a situaciones de emergencia, en las que el
paciente presenta signos de HTIC. El manitol al 20% a dosis de 0,25 – 0,5 gr/kg se reserva
para situaciones de estabilidad hemodinámica, en caso contrario, es preferible utilizar el SSH 3
27

– 7% 2 – 5 cc/kg.
Página
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TRAUMA DE TÓRAX
Introducción
Es una patología poco frecuente en niños, pero se asocia a una mortalidad de un 20 a 30% y a
un alto índice de secuelas postraumáticas, debido a su frecuente asociación con trauma cráneo-
encefálico, siendo la segunda causa de muerte por traumatismo en la infancia.
Las diferencias más importantes entre el trauma torácico en niños en comparación con los
adultos son:
 Pueden cursar con escasos signos externos por lo que el diagnóstico precisa de un alto
28

índice de sospecha.
Página

 El tejido óseo en los niños es cartilaginoso y flexible, lo que hace más difícil su fractura.
AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

 Las fracturas costales son menos comunes en


niños, pero la contusión pulmonar casi dobla en
frecuencia a la presentada en los adultos, siendo la
presentación más frecuente del trauma torácico en
niños.
 La incidencia de neumotórax a tensión es mayor
en niños ya que el mediastino tiene una movilidad
mayor y se desplaza con mayor facilidad.

Síntomas
Los síntomas principales en el trauma torácico son dolor torácico, disnea, taquipnea, disfagia o
ronquera.

Tipos de traumas
Traumas torácicos con amenaza de muerte inmediata
Neumotórax a tensión y neumotórax abierto
1) Definición
El neumotórax a tensión es la introducción de aire entre las pleuras parietal y visceral durante
la inspiración y la falta de salida durante la espiración. Esta entrada puede ser interna por una
lesión de la pleura visceral o externa por lesión de la pleura parietal. A medida que el aire
penetra, el pulmón afecto se comprime y el mediastino se desplaza hacia el lado contrario del
neumotórax, comprometiendo la ventilación. El desplazamiento severo del mediastino puede
ocasionar un bloqueo del retorno venoso al corazón y fallo hemodinámico por parada cardíaca.
El neumotórax abierto se produce cuando en un traumatismo abierto el diámetro de la herida
es superior a los dos tercios del calibre de la tráquea, el aire tiene menor dificultad para
penetrar en la cavidad torácica por la herida que por la tráquea. El aumento progresivo de aire
en la cavidad pleural produce un colapso pulmonar y compromiso circulatorio como se ha
explicado en el neumotórax a tensión.

2) Causas frecuentes
Fractura costal, trauma penetrante y bullas congénitas.

3) Signos clínicos
 Inspección: Dificultad respiratoria e ingurgitación yugular. Presencia de herida en tórax.
29

 Palpación: Desplazamiento del choque de punta cardiaca.


 Percusión: Timpanismo en el hemitórax afectado.
Página

 Auscultación: Ausencia de ruidos respiratorios en hemitórax afectado.


AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

4) Signos radiológicos: Desviación de la tráquea al lado contralateral, hiperclaridad del lado


afecto, compresión pulmonar lado afecto.

Hemotórax masivo
1) Definición
Presencia de sangre en el espacio pleural, ocasionando la compresión del pulmón afecto y una
fisiopatología similar al neumotórax.

2) Causas frecuentes
Lesión de vasos sistémicos (vasos intercostales, arteria mamaria interna, etc.), lesión de
grandes vasos o lesión de parénquima pulmonar.

3) Signos clínicos
 Inspección y palpación similar al neumotórax.
 Percusión: Matidez torácica ipsilateral.
 Auscultación: Disminución de murmullo vesicular ipsilateral.
 Palidez, signos de hipovolemia.

4) Signos radiológicos: Derrame pleural del lado afecto, desviación mediastínica y traqueal al
lado contralateral.

Ruptura aórtica
1) Definición
Esta lesión es poco frecuente en los niños y siempre está asociada a un trauma tipo
desaceleración o choque, siendo altamente mortal ya que el 75% de los afectados no consiguen
llegar a Urgencias. La localización de esta lesión ocurre principalmente en la zona de la salida
de la subclavia izquierda donde la aorta descendente esta fija siendo afectada por la
desaceleración.

2) Signos clínicos
 Hipotensión, taquicardia y/o taquipnea.
 Disminución de la conciencia.
30

 Paraplejía.
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2) Signos radiológicos: Aumento de volumen mediastínico, prominencia del arco aórtico,


fractura de primera costilla o escápula, elevación del bronquio izquierdo, desviación del
esófago, efusión pleural izquierda

Taponamiento cardíaco
1) Definición
Compresión cardíaca como resultado de la efusión de sangre en el espacio pericárdico, causado
por un trauma penetrante o una lesión por desaceleración. Es poco frecuente en niños.
Esta patología impide el llenado adecuado y como consecuencia de ello ocasiona hipovolemia y
signos de congestión venosa.

2) Signos clínicos
 Inspección: Ingurgitación yugular (salvo en situación de shock hipovolémico).
 Auscultación: Ruidos cardíacos disminuidos.
 Pulso paradójico (difícil de evaluar en niños).
 Taquicardia e hipotensión.
 Aumento de la presión venosa central.

3) Signos radiológicos: Derrame pleural izquierdo, silueta cardíaca deformada.

Volet torácico o costal


1) Definición
Fractura de dos o más costillas
adyacentes en dos o más
localizaciones torácicas
produciendo un movimiento
paradójico al realizar la
respiración. Es una patología
poco frecuente, pero que se
asocia a lesiones
intraparenquimales y hemorragias pulmonares en niños.

2) Signos clínicos
31

 Inspección: Deformidad de la pared torácica, movimiento torácico discordante,


equimosis.
Página

 Palpación: Enfisema subcutáneo.


AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

2) Signos radiológicos: Fracturas costales múltiples, probabilidad alta de neumotórax o


hemotórax.

Traumas torácicos potencialmente mortales


Contusión pulmonar
1) Definición
Lesión del parénquima pulmonar resultante de
un trauma torácico directo, causando
hemorragia, edema y disfunción, siendo la
lesión más frecuente en los niños.
El examen físico y radiológico inicial puede ser
normal en estos pacientes, presentando
empeoramiento del cuadro clínico dentro de las
primeras 48 horas postraumatismo, pudiendo
desarrollar complicaciones letales.

2) Signos
Inicialmente normal, progresando dentro de las primeras 48 horas.

Lesión diafragmática
1) Definición
Lesión poco frecuente en niños producida por traumatismos penetrantes, produciéndose el
90% de ellos en el diafragma izquierdo. Asociado a traumatismo abdominal y pélvico, debe
sospecharse en cualquier trauma penetrante por debajo de la escápula o la línea mamaria.

2) Signos radiológicos: Cúpula gástrica intratorácica, elevación del hemidiafragma izquierdo,


punta de SNG por encima del diafragma.

Asfixia traumática
1) Definición
La asfixia que consiste en la presencia de cianosis cérvico-facial, hemorragias petequiales y
subconjuntivales, asociadas con trastornos de la conciencia y disfunción pulmonar; producida
por una súbita y brusca compresión antero-posterior del tórax contra la glotis cerrada,
ocasionando un aumento de la presión intratorácica y del flujo retrógrado de los vasos
yugulares con dilatación de los capilares y vénulas.
32
Página
AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

2) Signos clínicos
 Cianosis en región cérvico-facial (no concuerda con la coloración del resto del cuerpo).
 Petequias
 Hemorragias subconjuntivales.
 Trastorno de la conciencia poco duradero.
 Pérdida de la visión reversible.

Perforación esofágica
1) Definición
Lesión poco frecuente que ocurre como consecuencia de un trauma penetrante, presencia de
cuerpos extraños o lesión iatrogénica. La lesión del esófago cervical comúnmente lleva
asociada una lesión traqueal.
Los síntomas presentes en esta patología son: torticolis, salivación excesiva, hipo y disfagia.

2) Signos clínicos
 Enfisema subcutáneo
 Fiebre.
 Shock.
 Crujido mediastínico (Signo de Hamman).
 Signos peritoneales.

4) Signos radiológicos: Presencia de cuerpos extraños, neumotórax, derrama pleural,


neumomediastino.

Pruebas diagnósticas
Si bien la evaluación de un probable traumatismo torácico es principalmente clínica, y el
tratamiento no permite la demora ante una prueba diagnóstica, estas pueden orientar con
respecto al manejo adecuado de esta situación, así como permitir la localización y severidad
para un futuro tratamiento quirúrgico.

Las pruebas diagnósticas que se deben solicitar son:


33

 Hemograma completo: Nos brindara información acerca de los valores del


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hematocrito y la hemoglobina del paciente. El examen se deberá repetir


AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

aproximadamente a las 6 horas para evaluar situaciones de hemoconcentración por


shock hipovolémico.
 Gases arteriales: Se podrá evaluar la situación de equilibrio ácido/base del paciente
así como la saturación de oxígeno arterial y las diferentes presiones gaseosas para el
manejo y estabilización del paciente.
 Grupo sanguíneo, tipaje y screening: En caso de ser necesaria la transfusión
sanguínea, inclusive sin necesidad de pruebas cruzadas en caso de hemorragia masiva.
 ECG: Nos permitirá evaluar taquicardia sinusal o disminución del voltaje en las
derivaciones propias del taponamiento cardíaco.
 Radiografía de tórax: Es la prueba diagnóstica fundamental para la confirmación de
la sospecha clínica, si bien no permite una localización exacta de las lesiones, permite
actuar de forma rápida y eficaz en el manejo de urgencias del trauma.
 TAC/RMN: Permiten una mejor localización de las lesiones para un eventual manejo
quirúrgico luego de la estabilización del paciente. Han demostrado eficacia en las
lesiones diafragmáticas y de grandes vasos.
 Ecocardiograma: Útil ante la sospecha de un taponamiento pericárdico, permite
evaluar volumen de líquido intrapericárdico y sirve de guía para la pericardiocentesis.
Asimismo, ha demostrado cierta utilidad para el diagnóstico de rupturas diafragmáticas.
 Aortografía: Fundamental ante la sospecha de ruptura aórtica, se debe de realizar de
forma inmediata.

Tratamiento en urgencias
El manejo inicial del trauma torácico al ser una entidad asociada a otros tipos de trauma
generalmente será el manejo del paciente politraumatizado, sin embargo, en algunos tipos de
lesiones torácicas se tomaran medidas específicas que realizadas en forma rápida y eficaz
mejoraran el pronóstico del paciente.

Medidas iniciales
1) Manejo de vía aérea y oxigenoterapia
 Mantener la vía aérea permeable y comprobar respiración del paciente.
 Administrar oxígeno por cánula binasal o máscara de reservorio dependiendo del estado
de saturación del paciente medido por pulsoximetría.
 En caso de paro respiratorio, proceder a intubación teniendo en cuenta posible lesión de
vía aérea principal.
34

 Tener especial cuidado con la inmovilización de las fracturas ya que si bien alivia el
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dolor, puede contribuir a un deterioro de la capacidad ventilatoria del paciente.


AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

2) Analgesia
 Aplicar analgesia intravenosa con AINEs u opiáceos dependiendo de la magnitud del
dolor y estado de conciencia del paciente.
 La mejoría del dolor ayudara a una mejor ventilación en el paciente.
 Manejo de elección ante volet traumático no quirúrgico y la contusión pulmonar.

3) Hidratación
 Mantener hidratación con suero fisiológico o lactato de Ringer en caso de hipovolemia,
de acuerdo a edad y peso del paciente.
 Colocar dos vías intravenosas para evitar el colapso vascular en caso de hemotórax
importante o trauma vascular severo.
 Mantener volemia adecuada en caso de taponamiento, para vencer presión
intracardíaca.

4) Antibioterapia
En caso de trauma penetrante por cuerpo extraño, será necesario iniciar tratamiento
antibiótico para evitar infección de la herida o empiema post traumático.

5) Transfusiones sanguíneas
En caso de pérdida importante de sangre (lesión de grandes vasos, parénquima pulmonar…).

Medidas específicas para traumas torácicos con amenaza de muerte inmediata


1) Neumotórax a tensión, abierto y aspirativo
• Toracocentesis:
- Primera medida de urgencia ante neumotórax a tensión.
- A realizar con aguja fina a nivel del segundo espacio intercostal en la línea media
clavicular.
- Se entra perpendicularmente encima del borde superior del arco costal para evitar una
lesión de paquete vásculo nervioso costal.

• Tubo de toracostomía:
35

- Medida definitiva para el tratamiento de cualquier tipo de neumotórax.


- A colocar bajo anestesia local en el 4° o 5° espacio intercostal en la línea media axilar.
Página

- Drenaje hacia recipiente con 300 cc de agua al vacío.


AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

• Neumotórax abierto:
- Sellar la herida con una gasa húmeda o con vaselina pegada a la piel por tres de sus
cuatro lados de forma que permita la salida del aire pero no su entrada.
- Esto convierte el neumotórax abierto en un neumotórax simple.
- Luego se procede a colocación de tubo de toracostomía.

2) Hemotórax masivo
• Toracotomía:
- Medida de urgencia ante la obtención de sangre > 20 cc/kg en toracocentesis o por el
tubo de toracostomía en paciente inestable en shock hipovolémico y con riesgo de muerte.
- Se realiza la toracotomía exploradora para la realización de hemostasia.
- El fallo de la evacuación de grandes cantidades de sangre puede devenir en
complicaciones tales como empiema o fibrotórax.

3) Ruptura aórtica
• Toracotomía:
- Tratamiento quirúrgico de urgencia ante la ruptura de grandes vasos.

4) Taponamiento cardíaco
• Pericardiocentesis:
- Tratamiento de urgencia ante el taponamiento pericárdico en paciente inestable.
- Provee un alivio espectacular de los síntomas y confirma el diagnóstico.
- Medida sumamente peligrosa con riesgo de lesión cardíaca y coronarias, en caso de no
tratarse de taponamiento cardíaco.
- Evaluar la posibilidad de realizar una ventana pericárdica subxifoidea (preferentemente
en quirófano, salvo que las condiciones del paciente
sean sumamente inestables).

5) Volet torácico o costal


- Inmovilización del segmento inestable: Apoyo
manual, bolsas de arena, decúbito sobre el lado
afectado.
36

- Intubación y ventilación con presión positiva al


Página

final de la espiración, si la afectación es grave.


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Medidas específicas para traumas torácicos potencialmente mortales


1) Contusión pulmonar
- Oxígeno, restricción de líquidos.
- Intubación si saturación de O2 < 50% o PCO2 >40 mmHg o si hay patología pulmonar
previa, fallo renal o necesidad de traslado.

2) Lesión diafragmática
- Quirúrgico salvo lesión pequeña y/o localizada en hemidiafragma derecho (taponado por
el hígado).

3) Asfixia traumática
- Administración de oxígeno.
- Intubación en casos severos.
- Tratamiento de hipertensión endocraneal, si existe.

4) Perforación esofágica
- Reparación quirúrgica, si el diagnóstico es precoz.
- Drenaje mediastínico, esofagostomía y/o gastrostomía, si el diagnóstico es tardío.

Seguimiento
 El paciente debe permanecer hospitalizado en observación en caso de traumas leves, con
una monitorización de 6 horas, como mínimo.
 Realización de control radiográfico para observar la evolución tanto clínica como
radiológica.
 En caso de inestabilidad o falta de control del trauma se debe indicar una cirugía
urgente, con manejo de UCI posterior.

TRAUMA DE ABDOMEN
Introducción
El abdomen del niño sufre lesiones según distintos registros de trauma pediátrico, en un 13-
37

20% de los accidentes. La mayor concentración de órganos y la mayor elasticidad de la pared


abdominal hacen que las lesiones abdominales en el niño sean frecuentes y multiorgánicas.
Página
AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

La evaluación del traumatismo abdominal en el


niño presenta algunas dificultades ya que la
historia clínica del accidente puede ser difícil de
obtener y, además, traumatismos
aparentemente leves pueden acompañarse de
lesiones intraabdominales potencialmente
mortales.
La evaluación inicial del traumatismo abdominal
intenta determinar la necesidad o no de una
intervención quirúrgica urgente.

Diagnóstico
Tras realizar los pasos ABC de la evaluación inicial del niño traumatizado se debe efectuar una
exploración completa y cuidadosa del abdomen: pared anterior, lateral y posterior, tórax
inferior, pelvis, nalgas y periné; mediante inspección, auscultación y palpación.
Se sospechará un posible traumatismo abdominal si existen contusiones cutáneas, lesiones
producidas por el cinturón de seguridad, heridas, fracturas óseas regionales o ausencia de
peristaltismo intestinal.
En ausencia de traumatismo craneoencefálico, el signo característico del traumatismo
abdominal es el dolor a la palpación. El niño consciente que no tiene dolor en exploraciones
repetidas muy probablemente no tendrá lesiones internas. Pero si hay dolor a la palpación y
signos de shock se debe sospechar una posible fractura hepática o esplénica.
En ausencia de shock, el dolor abdominal a la palpación puede deberse a otras causas como
asociación de fracturas costales bajas, de la pelvis o de la columna lumbar; así como un
descenso progresivo del hematocrito también son signos sospechosos de una posible lesión
intraabdominal. La exploración clínica posee una sensibilidad y especificidad bajas cuando el
niño está inconsciente o si existen otras lesiones corporales asociadas, por lo que será
necesaria la utilización de exploraciones complementarias como la ecografía y el TAC
abdominal.

1) Radiografía simple de abdomen


Es de utilidad para valorar las estructuras óseas y la presencia de aire libre intraabdominal. Si
es normal, no se puede descartar la presencia de una lesión intraabdominal.

2) Ecografía abdominal
38

Su principal utilidad se basa en la capacidad para detectar líquido libre intraperitoneal.


En el niño se presenta una sensibilidad y especifidad superiores al 90% para el diagnóstico de
Página

hemoperitoneo. También permite explorar el espacio pleural y evaluar las lesiones de bazo,
hígado y riñones. Puede realizarse tantas veces como sea necesario sin necesidad de radiar ni
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trasladar al enfermo, siendo útil en el seguimiento del niño seleccionado para tratamiento
conservador.

3) Tomografía axial computarizada


La Tomografía Computarizada (TAC) posee una mayor sensibilidad y especificidad que la
ecografía, define con claridad la localización y la magnitud de las lesiones, y es muy útil para el
estudio del retroperitoneo. Está indicada en el paciente hemodinámicamente estable.

Tratamiento inicial
Asegurar la permeabilidad de la vía aérea y administrar oxígeno.
1) Vía venosa periférica
 Obtener una muestra de sangre para analítica: pruebas cruzadas, hemograma, estudio
de coagulación y bioquímica con amilasa incluida.
 Administrar una sobrecarga inicial de 20 ml/kg de lactato de Ringer o suero fisiológico.
Si no se consigue una vía venosa en menos de 90 segundos se debe canalizar una vía intraósea
tibial proximal, si el niño es menor de 7 años.

2) Sonda nasogástrica
 Facilita la descompresión gástrica.
 Permite el diagnóstico de la hemorragia digestiva alta.

Está contraindicada en presencia de signos de


fractura de la base del cráneo (salida de líquido
cefalorraquídeo por nariz u oídos, hematoma
periorbitario, otorragia o hematoma
mastoideo).
Si existe cualquiera de estos signos, la sonda se
introducirá por vía oral.

3) Sonda urinaria o cistostomía suprapúbica


 Permite el diagnóstico de la hematuria micro y macroscópica.
 Permite la monitorización de la diuresis, signo indirecto del flujo sanguíneo renal y, por
lo tanto, del volumen minuto cardíaco.
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Página

Está contraindicada por vía uretral si existen signos de rotura de la uretra (sangre en el meato
o hematoma escrotal o perineal).
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4) Pruebas radiológicas
Rx abdomen, ECO, TAC, etc.

El objetivo inicial de la reanimación es mantener una tensión arterial sistólica en cifras


superiores al 51 percentil según la edad (TAS = edad (años) x 2 + 70) y una diuresis > 1
ml/kg/h.
Sin embargo, no debe olvidarse que por encima de la normalización de la volemia, el objetivo
prioritario del tratamiento del shock hemorrágico es la búsqueda y el control quirúrgico precoz
del foco sangrante.
La aparición de hipotensión implica pérdidas sanguíneas superiores al 25-30% de la volemia.
El hematocrito es de poca ayuda en la evaluación inicial, ya que puede supra o infravalorar
pérdidas sanguíneas agudas importantes.
La indicación quirúrgica en el traumatismo abdominal vendría definida por la presentación de
inestabilidad hemodinámica, neumoperitoneo o rotura diafragmática traumática que obligaría
a la exploración en quirófano mediante laparotomía.
En el caso de rotura de víscera hueca el cierre simple del defecto o la derivación intestinal
mediante ostomía constituyen las técnicas de elección.
En el caso de lesión de víscera sólida (generalmente bazo o hígado) se puede realizar
empaquetamiento (el denominado “packing”) de la víscera afecta mediante compresas y
productos que favorecen la hemostasia.
Tras la estabilización, y en 24-72 horas, se realizará una 2da laparotomía de control. Puede
llegar a ser necesaria la esplenectomía o la resección parcial hepática, siendo excepcional esta
situación.
La laparoscopía es una técnica poco utilizada en niños. Permite la visualización directa de la
cavidad abdominal y de la lesión, reduciendo el número de laparotomías innecesarias. Posee
una sensibilidad y especificidad superiores al 90% y un valor predictivo positivo cercano al
100% en cuanto al diagnóstico.

QUEMADURAS
Definición y características generales
Es una lesión de la barrera protectora entre el organismo y el medio externo.
En las quemaduras, el órgano directamente afectado es la piel lo que altera sus principales
funciones:
40

 Protección frente a infecciones y otros agentes extraños.


 prevención de la pérdida de calor excesiva.
Página
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El mayor riesgo ocurre entre los 0 a 2 años, en varones, y con nivel socioeconómico bajo. El
85% de las quemaduras ocurre en el domicilio y constituyen una causa importante de
mortalidad.
Los principales agentes causales son: líquidos, llama, electricidad, sólido caliente y productos
químicos.

Tipos de quemaduras
• Quemaduras térmicas: Son la causa más frecuente
(85%), principalmente por líquidos (escaldadura),
especialmente en < 5 años.
• Quemaduras por llama: Las más graves por riesgo
de inhalación.
• Quemaduras eléctricas: Riesgo de arritmias
(monitorización cardiaca) e insuficiencia renal.
• Quemaduras químicas: La mayoría producidos por
productos domésticos (álcalis o ácidos).
• Malos tratos: El 10% de los niños maltratados presentan quemaduras, principalmente
escaldaduras por inmersión. Lo más importante en estos casos es sospecharlo.

Extensión y profundidad de la quemadura


Profundidad
 Primer grado o epidérmica: Son de color rojo intenso, dolorosas a la palpación, no
presentan pérdida de sustancia. Por ejemplo: quemaduras solares.
 Segundo grado A o dérmica superficial:
Llegan hasta la dermis superficial, son de color
rojo moteado o rosa y producen flictenas, son
muy dolorosas.
 Segundo grado B o dérmica profunda:
Afectan a toda la dermis, son de color rojo
oscuro, son insensibles al tacto y dolorosas a la
presión. Las pérdidas de líquidos y las
consecuencias metabólicas de este grado de
quemaduras son las mismas que en
quemaduras de tercer grado.
41

 Tercer grado o subdérmica: Son de color


blanco o negro (carbonización), insensibles,
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textura firme y acantonada. Trombosis


vascular.
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Extensión
Cálculo de extensión de una quemadura
Las quemaduras de primer grado no deben contabilizarse para el cálculo de la superficie
corporal quemada.
El área de la palma de la mano del niño, excluidos los dedos, corresponde al 1% de la superficie
corporal total (SCT), útil para valorar quemaduras pequeñas (< 10%).

Superficie corporal (SCT)


Fórmula rápida para calcular la superficie corporal quemada:

(m2): (4 x peso (kg) + 7) / (90 + peso (kg))

Criterios de
hospitalización
 Niños menores de 1
año.
 Extensión SCQ > 10%.
 Quemaduras de 2°
profundo y 3°.
 Quemaduras
eléctricas, químicas y
radiaciones
 Síndrome de inhalación.
 Zonas conflictivas: cara, cuello, manos, pies, zonas flexoras.
42

 Niño maltratado.
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AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

Tratamiento y cuidados iniciales


1) Evaluación ABC:
 Vía aérea (A): Es fundamental garantizar una vía aérea permeable por el riesgo de
obstrucción de esta, principalmente en las primeras horas tras la quemadura. Además,
hay que tener especial precaución en pacientes con quemaduras faciales o en el cuello,
sobre todo en aquellas que son circulares, con inhalación de humo, que presentan
clínica de ronquera, esputo carbonizado, estridor o disfonía, respiración superficial,
cianosis, alteración del estado mental o fosas nasales quemadas, en todos estos casos
valorar intubación.
 Ventilación (B): Oxígeno humidificado al 100% con gafas nasales o mascarilla.
Pulsioximetría y gasometría arterial para valorar niveles de carboxihemoglobina.
 Circulación (C): Acceso intravenoso para reposición hidroelectrolítica. Las vías de
elección son por orden de preferencia: vía venosa periférica en tejido no quemado (dos
vías, si es posible), vía venosa central en tejido no quemado, vía venosa periférica en
tejido quemado, vía venosa central en tejido quemado. Hay que tener especial
precaución con catéteres centrales por riesgo de infección y embolización. Si signos de
shock: reposición volumétrica con lactato de Ringer a 20 cc/kg IV.

2) Neutralizar agente agresor:


Apagar la red eléctrica (si fuere por una quemadura eléctrica), apartar al paciente de la fuente
de calor, retirar la ropa no adherida, colocar bajo el agua (si se trata de una quemadura
química). Si el agente causante es cal viva, no se debe lavar con agua.

3) Cubrir para evitar pérdida de calor con paños estériles, no administrar pomadas.

3) Historia clínica detallada:


Registrar la hora de la quemadura, agente causal, dónde ocurrió, si ha existido inhalación de
humo, lesiones asociadas, antecedentes médicos, vacunación, etc.

5) Efectuar un examen físico minucioso, estimar el área y la profundidad de la quemadura.

6) Otros:
 Sondaje uretral para monitorizar diuresis.
 Sonda nasogástrica para evitar vómitos y aspiraciones.
 Prevención úlceras de estrés con ranitidina.
43

 Gammaglobulina antitetánica: 250 UI en < 2 años y 500 UI en > 2 años.


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 Vacuna antitetánica si no ha sido vacunado en los últimos 10 años.


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Fluidoterapia
Cantidad de líquidos:
 1ª hora: 500 ml / m2 SCT IV.
 2ª - 24 horas:
- Fórmula de Galveston (basada en la SC, más
apropiada en la infancia): 2.000 ml/m2 SCT
(basales) + 5.000 ml/m2 SCQ IV.
- Fórmula de Parkland: necesidades basales + 3 -
4 ml/k /% SCQ IV.

Ritmo de infusión: Administrar 1/2 en las primeras 8 horas y 1/2 en las 16 horas restantes.
 24 - 48 horas: 1500 ml/m2 SCT + 3750 ml/m2 SCQ IV.
 48 horas: necesidades basales + pérdidas por evaporación (1 ml/kg/% SCQ).

Volumen y ritmo variable en función de la respuesta del paciente, diuresis (1cc/kg/h) e


ionograma.
Si la extensión de la quemadura es > 50% el volumen a perfundir, se calcula como si fuera del
50% (nunca mayor).

Calidad de líquidos
• Inicio con cristaloides en forma de
lactato de Ringer.
• 8 - 48 horas: Lactato de Ringer +
seroalbúmina 20% (12,5 gr/l de Ringer).

La administración de coloides durante las primeras 6 - 8 horas está cuestionada, ya que se


perderían rápidamente las proteínas por el aumento de la permeabilidad vascular en las zonas
lesionadas. Algunos autores defienden el uso de coloides (solos o en mezcla con cristaloides)
desde las primeras horas postquemadura.
 Si diuresis < 1 ml/kg/h: Administrar bolos de SSF/ lactato de Ringer a 20 cc/kg IV.
 Si diuresis = 1-3 ml/kg/h: Continuar con la fórmula de Parkland.
 Si diuresis > 3 ml/kg/h: Reducir la infusión de líquidos a 2/3 de la fórmula.
44
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Analgesia y sedación
• Si > 20% SCQ, estabilidad hemodinámica, no compromiso respiratorio, monitorización y
equipo médico disponible para resolver problemas de vía aérea:
- Tratamiento de base: Cloruro mórfico 0,1 mg/kg/8 h/ IV.
- Curas: Cloruro mórfico 0,1 mg/k/ IV, 30 minutos antes de la cura.
- Sedación (ansiedad): Lorazepam 0,05 mg/kg/12 h/ IV.

• Compromiso de vía aérea (ventilación mecánica), estabilidad hemodinámica:


- Tratamiento de base y curas: Igual al caso anterior.
- Sedación: Propofol 1-6 mg/kg/h IV o midazolan 0,2 mg/kg/h IV.

• Compromiso vía aérea e inestabilidad hemodinámica:


- Tratamiento de base: Igual al caso anterior.
- Sedación: Igual al caso anterior.
- Curas: Fentanilo 2-4 microgramos/kg IV y/o ketamina 1-2 mg/kg IV.

• Estabilidad hemodinámica, no compromiso de vía aérea, no cuidados UCI:


- Tratamiento base: Paracetamol + codeína cada 6 horas.
- Sedación: Lorazepam (dosis nocturna).
- Curas: Paracetamol + codeína (1 hora antes de la cura) + ketamina 1 mg/kg IV.

Soporte nutricional
 Nutrición precoz (durante las primeras 24 horas).
 Nutrición enteral siempre que sea posible (valorar sonda nasogástrica o sonda
transpilórica si SCQ > 20% o está inconsciente).
 Nutrición parenteral si hay intolerancia (aumento del riesgo de infección).
 Tipo de nutrientes: En < 2 años hidrolizado de proteínas, en > 2 años fórmulas
completas.
 Cálculo calórico: 1.800 Kcal/m2 SCT/día + suplemento 2.200 Kcal/m2 SCQ/día.

Tratamiento local de las quemaduras


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Las quemaduras de primer grado normalmente no requieren tratamiento. Si existen


Página

molestias se pueden tratar con paracetamol o ibuprofeno y crema hidratante.


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Las quemaduras de segundo grado superficial:


• Sumergir la quemadura en agua fría, retirar la ropa, cubrir las zonas quemadas con
compresas empapadas en suero fisiológico.
• Lavar con solución jabonosa antiséptica (povidona yodada, clorhexidina al 0,05%). La
povidona yodada es muy activa frente a Gram +, Gram – y hongos.
• La analgesia habitual consiste en administrar paracetamol, ibuprofeno, metamizol,
mórficos en bolos.
• Retirar tejido desvitalizado. Si existen flictenas que por su localización puedan romperse
se desbridarán.
• Antibióticos tópicos: Sulfadiacina argéntica al 1% si es profunda o nitrofurazona si es
superficial. Además, nitrato de plata al 0,5% (su aplicación no es dolorosa, bactericida
frente a Gram +, Gram - y hongos), neomicina, bacitracina.
• Cubrir con apósitos de tul impregnado con bálsamo de Perú y aceite de ricino.
• Profilaxis antitetánica según el estado de vacunación.
• Curas cada 24-48 horas en centro de salud o en domicilio.
• Revisión por pediatra o en consultas de cirugía plástica.

Las quemaduras mayores:


• Tratamiento quirúrgico que consiste en la escisión precoz de la escara y cobertura con
autoinjertos, esto disminuye el tiempo de curación, la estancia hospitalaria, el riesgo de
infección, el hipercatabolismo y las secuelas.
• Antibióticos tópicos para proteger la escara, por ejemplo, sulfadiacina argéntica al 1%
cada 12-24 horas.
• Cubrir con apósitos de tul impregnado con bálsamo de Perú y aceite de ricino.

Profilaxis de infección
 Colonización bacteriana durante las primeras 24-48 horas.
 Cirugía precoz (escarectomía) y cierre definitivo en cuanto sea posible.
 Curas frecuentes (lavados y cremas antibióticas tópicas).
 Nutrición agresiva y precoz.
 Los antibióticos están indicados en los siguientes casos: infección de herida demostrada,
sepsis, infección nosocomial, inmunosupresión.
46

 La profilaxis antibiótica se indica en los casos de alto riesgo de infección por


Página

estreptococo β-hemolítico perioperatoria. Se debe hacer con cefazolina y


aminoglucósido.
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Lesión por inhalación


Sus consecuencias pueden ser fatales por lo que es
fundamental una identificación precoz. Hasta no tener los
niveles de carboxihemoglobina en sangre se considerará
que existe una intoxicación por monóxido de carbono (CO)
en todo niño con quemaduras graves o que ha sufrido las
quemaduras en un espacio cerrado.
El tratamiento en la valoración inicial del paciente consiste
en la administración de oxígeno humidificado al 100%.

Prevención
El mejor tratamiento es la prevención.
Se aconseja la instalación de detectores de humo en el domicilio, evitar la presencia de los
niños en la cocina e instalar dispositivos de seguridad, limitar la temperatura de salida del
agua caliente y comprobar la temperatura del agua del baño antes de sumergir al niño.

HERIDAS DE PARTES BLANDAS


Generalidades
Soluciones de continuidad en la piel, profundizando o no los tejidos que recubre.
Se distinguen:
Excoriaciones: Lesión de la epidermis y capas altas de la dermis (rozadura o raspón). Son
amplias y poco profundas. Solo requieren una buena limpieza y asepsia, pudiendo dejar en
cura seca, epitelizando solas.
Heridas punzantes: Producidas por elementos con punta. La profundidad es su mayor
magnitud, con escaso tamaño en superficie.
Heridas incisas: Producidas por elementos cortantes, su mayor magnitud es la longitud.
Heridas contusas: Producidas por elementos romos, normalmente por estallido del tejido
sobre planos duros. Los bordes son anfractuosos y tienen más riesgo de desvitalizarse.
La mayoría de las heridas traumáticas son mixtas, sobre todo inciso-contusas (borde de una
mesa, borde de la acera, etc.).
Heridas simples: Solo afectan a la piel y al tejido celular subcutáneo; se pueden suturar
directamente en atención primaria.
Heridas complejas: Involucran tejidos subyacentes (músculos, tendones), algunas son muy
47

amplias en la zona de la cara, o afectan el plano de flexión o extensión. En todos los casos,
Página

deben ser valoradas por un especialista.


Heridas limpias: Producidas por la cirugía reglada sobre un campo preparado.
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Heridas contaminadas: Heridas de aspecto limpio, sin


materiales extraños, y producidas por un objeto que no estaba
“sucio”.
Heridas sucias: Aquellas con bordes desvitalizados, con
cuerpos extraños o producidas por objetos francamente sucios
(tierra, heces, saliva, etc.). Las heridas punzantes puras se
deben considerar “sucias”.
Las mordeduras de animales serán sucias en su mayoría, las
humanas, todas.

Historia clínica
Preguntas básicas:
 Mecanismo lesional, lugar donde se ha producido, tiempo de evolución (para valorar
contaminación y posibles lesiones asociadas, como TCE).
 Estado de vacunación.
 Posibles alergias (anestésicos…).
 Presencia de enfermedades crónicas que faciliten el sangrado o la infección (discrasias,
diabetes, inmunosupresiones, etc.) o dificulten la cicatrización (corticoides…).

Actuación
Hay dos actitudes básicas que debemos tomar en cualquier escalón de la atención:
• Control de hemorragia
- La medida hemostática más eficaz es la presión mantenida durante unos minutos.
- El sangrado persistente se detiene por medio de un apósito compresivo tras la limpieza
de la herida.
- El sangrado en sábana, como el de una abrasión, se verá minimizado con la aplicación
hemostática de peróxido de hidrógeno.
- El leve rezumar de sangre de los bordes de la herida cederá con la presión de la sutura.
- Un sangrado persistente de un vaso concreto remitirá tras ligar el mismo.

• Limpieza
- Preferiblemente, mediante irrigación a presión con suero fisiológico estéril o agua
48

corriente y jabón.
- En heridas importantes, o si vamos a suturar después, podemos aplicar anestesia local
Página

previa al lavado.
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- Para eliminar cuerpos extraños y/o tatuajes traumáticos frotaremos con un cepillo,
esponja o gasa.
- Solo utilizaremos pinzas para eliminar cuerpos extraños enclavados que no podamos
retirar con las maniobras anteriores.
- Aplicar un antiséptico como la clorhexidina o la polvidona yodada.
- Ante bordes desvitalizados, heridas francamente sucias o de mucho tiempo de evolución
realizaremos un desbridamiento del tejido sucio o necrótico, dejando los bordes limpios,
sangrantes.

Tras estos pasos podemos proceder a realizar una sutura, si estamos adiestrados en ello.
Las heridas contaminadas de más de 12 horas de evolución y las sucias de más de 6 horas, no
deben ser suturadas en un primer momento (es excepcional encontrarnos ante una herida que
no haya sido lavada en todo ese tiempo).
Ante estas heridas debemos realizar un buen lavado y desbridamiento, valorando una sutura
secundaria a las 24-48 horas tras comprobar la ausencia de infección.
En zonas de importancia estética, el rostro, por ejemplo, se puede realizar una sutura primaria,
revisando la herida en 24-48 horas y extremando las medidas de limpieza, pues las heridas de
la cara tienen menor tendencia a infectarse.
Tampoco deben cerrarse las heridas punzantes puras, por el riesgo de infecciones; recordemos
que muestran escaso defecto en superficie. En estas y en las sucias de más de 6 horas de
evolución o de mordeduras, además de en enfermos con factores de riesgo se debe aplicar un
tratamiento antibiótico con amoxicilinaclavulánico, cloxacilina o eritromicina (en alérgicos).
En las heridas superficiales con importante pérdida de sustancia o úlceras por presión, se debe
dejar una venda oclusiva con un tul graso o un apósito hidrocoloide. En caso de infección se
debe dejar un apósito con carbón activado o plata.
En el resto de heridas, tras el lavado (y desbridamiento en caso de las sucias) se deben
aproximar los bordes según la zona y su amplitud. Como norma general, el primer punto se
dará en la zona de la herida que sea más importante afrontar con exactitud (borde
cutáneomucoso labial, vértices de heridas anguladas, mitad de heridas curvas).
En el rostro lo principal es reparar la herida traumatizando lo menos posible los bordes.
Siempre que los mismos no se separen con facilidad y sean
suficientemente rectos y no muy profundos, se debe intentar
usar puntos de esparadrapo o pegamento tisular (no en zonas
pilosas).
Para las heridas que necesiten sutura, los hilos
49

monofilamento no reabsorbibles son una buena opción,


incluso con aguja cilíndrica (en la cara de los niños podemos
Página

usar sin problemas hilos de 5/0).


AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

Para evitar las marcas, sobre todo si utilizamos seda, se deben retirar las suturas precozmente,
incluso en 4-5 días, siempre que reforcemos esas heridas con puntos de esparadrapo durante
unos 5 días más.
En el resto de las zonas:
 Valorar el grosor de la piel y la tensión a la que estará sometida la herida (zona y edad
del paciente).
 Utilizar suturas más gruesas a mayor grosor de piel (por ejemplo, espalda) o a mayor
movilidad de la zona (por ejemplo, la pierna), y utilizar siempre agujas triangulares.
 En los miembros y el periné valoraremos la posibilidad de utilizar suturas de
reabsorción rápida, para no tener que retirarlas.
 Retirar en 7-10 días, dejándolas hasta 15 días si son toleradas en zonas con mucha
movilidad.

La anestesia local
En caso de utilizar anestesia local infiltrada, en los niños se prefiere utilizar mepivacaína sin
vasoconstrictor, un anestésico muy seguro, con inicio de acción moderadamente rápida y un
tiempo de acción de 60-90 minutos. Dosis máxima: 5mg/kg (10 ml al 2% son 200 mg).
Para disminuir el escozor de la inyección y acelerar el efecto se puede mezclar la mepivacaína
al 2% con bicarbonato 1M, el relación 9:1 (anestésico: bicarbonato).

Cuidados posteriores
 Evitar la maceración de la herida hasta que se haya formado una cicatriz firme.
(mantenerla lo más
seca posible).
 Aplicar antisépticos
(povidona,
clorhexidina) durante
la cicatrización, si
existe riesgo de
infección.
 Evitar la exposición al
sol de la cicatriz
durante un año (riesgo
de pigmentación).
50

 Analgésicos/antiinflamatorios.
Página

 Antibioterapia.
AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

En la Tabla 1 se resume el tratamiento en función del tipo de herida.


En la Tabla 2 se resume la inmunoprofilaxis del tétanos.

INTOXICACIONES
Introducción
Suponen alrededor del 0,5-1% de las urgencias pediátricas, aunque la mayoría de los casos no
requieren una actitud activa, al no ser un producto tóxico o en cantidad susceptible de producir
intoxicación real, aunque ante la menor duda se debe contactar con un centro de salud
especializado.
Es más frecuente en varones de 1 a 3 años a través de la vía digestiva (85%). Se producen
mayoritariamente (95-98%) de forma accidental. Los agentes más frecuentes son los fármacos
(antitérmicos y psicofármacos), seguidos por los productos domésticos (generalmente
almacenados en la cocina).
La intoxicación debe sospecharse en todos los cuadros de etiología incierta y en todos los niños
con bajo nivel de conciencia, conducta anormal, ataxia, convulsiones, arritmias, dificultad
respiratoria, vómitos, shock, acidosis metabólica.

1) Valoración inicial y estabilización


51

Ante un paciente con sospecha de intoxicación aguda lo primero que debemos hacer es
establecer las clásicas medidas de soporte vital y estabilización inicial (ABC).
Página
AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

Posteriormente, hacer una valoración neurológica (nivel de conciencia y pupilas) e intentar


clasificar al paciente en alguno de los síndromes tóxicos. Luego se debe proceder a la
identificación del tóxico y aplicación de medidas terapéuticas: evitar la absorción, favorecer la
eliminación y/o administración de antídotos.
En general, en todo paciente en coma que se desconozca la causa podemos utilizar la siguiente
secuencia de actuación (que puede servir incluso de aproximación diagnóstica):
 Oxigenoterapia: O2 a 1,5 l/min con sonda nasofaríngea, mascarilla facial, cánula de
guedel o intubación oro/nasotraqueal, según sea preciso.
 Canalización: Vía venosa y extracción de hemograma, bioquímica, EAB e
investigación de tóxicos (en sangre, orina y jugo gástrico, si es posible).
 Glucosa: 0,5-1 g/kg
IV (suero glucosado
50%: 1-2 cc/kg).
 Naloxona: 0,01-0,1
mg/kg.
 Flumazenilo: 0,3
mg intravenoso en
bolo cada minuto
hasta conseguir
respuesta verbal
(dosis máxima: 2
mg).

2) Identificación del
tóxico
Se debe hacer una historia
rápida (a veces, incluso
mientras se realiza la
estabilización inicial), pero
que recoja minuciosamente
el peso del paciente, el
nombre exacto del producto
(es conveniente intentar
conseguir el envase del
tóxico), cantidad, vía de
exposición, tiempo
transcurrido y síntomas tras
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la ingestión.
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AUXILIAR EN EMERGENCIAS MÉDICAS

A continuación se debe hacer una exploración detallada en busca de síntomas y/o signos guías
(nivel de conciencia, estado de las pupilas, patrón respiratorio, estado de la piel y mucosas…)
para intentar clasificar al paciente dentro de algunos de los síndromes tóxicos antes de obtener
los resultados de las pruebas complementarias.

3) Evitar la absorción del tóxico


Dependiendo de la puerta de entrada, la actitud será:
 Vía oftálmica: Lavado conjuntival con agua o suero fisiológico durante 15 minutos.
 Vía rectal: Aplicación de una enema (SSF o preparado comercial).
 Vía parenteral: Incisiones locales y succión.
 Vía cutánea: Quitar toda la ropa y lavado exhaustivo de la piel con agua y jabón (la
persona que realiza el lavado debe usar guantes para evitar la intoxicación).
 Vía pulmonar: Separar al paciente del ambiente tóxico (existe peligro de
autointoxicación de la persona que retira al paciente del ambiente tóxico).
 Vía oral: Es la más frecuente (85%).
Afortunadamente, en la mayoría de los
casos la consulta se produce durante las 2
primeras horas tras la ingestión, por lo que
podemos intentar con cierta garantía de
éxito las medidas de descontaminación
intestinal que describimos a continuación.

Actualmente, el método de elección es el carbón activado. El vaciado gástrico con lavado


gástrico o la inducción del vómito debe utilizarse cuando el carbón activado no haya sido
efectivo o esté contraindicado.
Cuando el carbón activado se administra en las primeras 3-4 horas tras la ingestión, es útil
en la mayoría de los tóxicos con escasas excepciones: cianuro, malatión, etanol, metanol,
etilenglicol, ácido bórico, hierro, litio, metotrexate y derivados del petróleo.
La dosis es 1 g/kg por vía oral, y generalmente se mezcla con líquidos claros. La intoxicación
por determinadas sustancias (digoxina, fenobarbital, fenitoína, carbamazepina, teofilina,
salicilatos, antidepresivos tricíclicos) requiere repetir esa misma dosis cada 2-4 horas.
El vaciado gástrico se realiza en caso de no disponer carbón activado, o en caso de que el
tóxico no sea absorbible por este.
El lavado gástrico se realiza con ayuda de una sonda nasogástrica gruesa. Se debe aspirar
antes del lavado para intentar identificar el tóxico.
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La inducción del vómito con jarabe de ipecacuana, en general no se debe usar. La dosis
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puede variar de 10 a 30 ml. dependiendo del peso del paciente. Si no es efectiva puede
repetirse solo una vez más a los 30 minutos.
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El vómito está contraindicado


en: ingesta cáustica, petróleo o
derivados, tóxicos con potencial
convulsivante, estado de coma,
embarazo, shock, convulsiones
previas, niños menores de 6
meses.

Administración de antídoto
En el caso de que exista un
antídoto debe administrarse.

Medidas para aumentar la


eliminación del tóxico
Forzar la diuresis, alcalinizar o
acidificar la orina son algunas
de las técnicas que pueden
favorecer la eliminación del
tóxico, pero este tipo de
técnicas generalmente
requieren una monitorización
que hace que sean técnicas más
propias de las Unidades de
Cuidados Intensivos
Pediátricos.

Intoxicaciones específicas
Paracetamol
La dosis potencialmente tóxica en
niños es a partir 150 mg/kg y/o niveles plasmáticos > 200 mcg/ml a las 4 horas o > 100
mcg/ml a las 12 horas. Se trata fundamentalmente de un tóxico hepático.
En las primeras 24 horas el paciente puede estar asintomático o presentar anorexia, nauseas,
vómitos. A partir de las 24 horas pueden comenzar las alteraciones hepáticas (que pueden ir
desde una elevación de transaminasas a la encefalopatía hepática).
Si la ingesta es inferior a 150 mg/kg, se debe inducir el vómito y administrar carbón activado;
no es necesario administrar antídoto. Si la ingesta es superior a 150 mg/kg (o incierta) se debe
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inducir el vómito (jarabe de ipecacuana). Si los niveles de paracetamol se encuentran en rango


tóxico en el normograma de Rumack-Mattew se administrará N-acetilcisteína intravenosa
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(dosis de carga: 150 mg/kg, diluido con 200 cc de suero glucosado 5%, a pasar en una hora).
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Posteriormente, 50 mg/kg en 500 cc y en 4 horas y después 100 mg/kg en 1.000 cc y en 16


horas. Si se confirma hepatotoxicidad la dosis de mantenimiento es de 100-150 mg/kg cada 8
horas, a pasar en 60 minutos. Existe la alternativa de la N-acetilcisteína oral o por sonda
nasogástrica (dosis de carga: 140 mg/kg, continuando mantenimiento de 17 dosis a 70
mg/kg/4 horas), pero se tolera muy mal.

Álcalis cáusticos
(Lejía, amoníaco casero, desatascadores, detergente de lavavajillas).
No se debe emplear un agente neutralizante, ni lavado, ni carbón activado, ni ipecacuana. No
se pueden descartar lesiones esofágicas por la ausencia de lesiones en la cavidad oral.

Ibuprofeno
La dosis tóxica (> 100 mg/kg) es diez veces la dosis terapéutica. Los niveles plasmáticos
máximos se alcanzan en 30-60 minutos.
La clínica más frecuente es la irritación gastrointestinal (náuseas, vómitos y hemorragia
digestiva). También tiene toxicidad renal y neurológica (cefalea, acúfenos, sordera transitoria).
En los casos graves (> 360
g/ml): Coma y apnea
transitoria. Tratamiento
de sostén y valorar
hemodiálisis y
hemoperfusión.
En casos leves: Carbón
activado (si el tiempo de
ingesta es menor a una
hora); posteriormente:
antiácidos, omeprazol o
sucralfato.

Monóxido de carbono
(CO)
El CO se produce por la
combustión incompleta de
productos orgánicos.
La intoxicación por CO
produce nauseas, vértigos,
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cefaleas, somnolencia,
letargia, alteraciones
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visuales, dolor torácico,


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debilidad muscular. Si la intoxicación progresa aparecerá afectación neurológica profunda,


coma, convulsiones, focalidad neurológica, pudiendo ser mortal. El diagnóstico es clínico y se
debe confirmar con la determinación de carboxihemoglobina (> 2-5%).
Se debe administrar O2 al 100% mediante mascarilla facial hasta que carboxihemoglobina sea
< 5%.

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