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Por eso, quisiera puntualizar, con respecto al liderazgo juvenil, tres aspectos que
me parecen particularmente relevantes a la hora de evaluar esta actividad en la zona. Me
refiero a la diversidad del liderazgo juvenil en la zona, a la forma como surge y se
consolida la persona del líder y las perspectivas que el liderazgo debería tener para ser
positivo.
Existen tantos liderazgos juveniles como grupos juveniles hay. Desde un curso
de Liceo a un grupo musical, desde las Juventudes de un partido político a las
comunidades juveniles cristianas; el liderazgo se diversifica y toma formas de acuerdo a
la realidad de cada grupo. A veces estará más centrado en el líder, a veces será más
horizontal, a veces tendrá componentes más teóricos y otras elementos más afectivos.
Es, por tanto, difícil precisar elementos comunes de liderazgo juvenil. Con todo,
intentaremos encontrar algunos elementos comunes:
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La pasión y el compromiso. Frente a los grupos juveniles y frente a sus líderes,
el joven muestra una realidad aparentemente contradictoria, aunque no lo es si se
considera su etapa de desarrollo, marcada por sucesivos ensayos de sí mismo y
su constante medición del grado de aceptación o rechazo que esa imagen de sí
mismo provoca en los demás. Estamos hablando de dos extremos que se dan
juntos en nuestra época y que marcan la forma de liderazgo que existe entre los
jóvenes. Se unen, por un lado, una pasión fuerte, que hace al joven adherirse con
toda el alma a aquél grupo o líder que parece llenar sus aspiraciones, y por otro,
un constante descompromiso que hace que la adherencia al grupo sea
constantemente revisada y a veces, dejada de lado. Es común ver, en esta etapa,
jóvenes que hoy son profunda y totalmente futbolizados, por ejemplo, y la
próxima semana vuelcan toda su pasión a una comunidad religiosa o a un grupo
musical.
Cercanía al grupo. Todo líder juvenil, debe buscar una cercanía a cada
integrante, con el fin de establecer los lazos afectivos e intelectuales y de
reforzarlos cada vez más, solidificando el compromiso y dando a los integrantes
una base firme para cimentar su personalidad y su proyecto de vida. Un
liderazgo lejano termina cortando los lazos y agotándose en la frialdad.
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llamada “comunidad cristiana ecológica de Pirque” o los grupos Neo-nazis,
entre otros. Para evitar este peligro, el liderazgo debe ser ejercido en una actitud
abierta a los otros grupos, tolerante y fraterna, evitando la autoafirmación del
líder a través del grupo y el sectarismo. Recordemos que generalmente, el líder
juvenil es un joven tambièn, por lo que es parte del proceso de construcción que
el grupo va viviendo y sufre de las mismas carencias y necesidades de ellos.
3. Perspectivas.
Nuestra reflexión ya nos ofrece algunas luces para enfrentar la cuestión del
liderazgo juvenil en la zona. Con todo, me parece importante puntualizar algunos
elementos finales que permitan formular líneas de acción, tendientes a fortalecer los
liderazgos juveniles en la zona y hacer de ellos una herramienta para la participación
ciudadana y social de nuestros jóvenes.
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verdaderamente con los jóvenes, dialogando con ellos, y ocupando para ese diálogo los
canales y formas que los mismos jóvenes establecen para concretar sus aspiraciones y
deseos. Sé que no es fácil y espero sinceramente que estas reflexiones y las que nazcan
en otras instancias similares, sean un real aporte a la manifestación de un liderazgo
regional cada vez más firme, democrático y solidario.