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por un proceso de combustión, o también por el calor contenido en un gas que circula a
través de ella.
En ambos casos, el calor aportado se transmite a un fluido, que se vaporiza o no, y se
transporta a un consumidor, en el que se cede esa energía.
La estructura real de una caldera dependerá mucho del tipo que sea. No obstante, de
forma general, podemos describir las siguientes partes:
Las calderas se pueden clasificar en calderas térmicas y calderas eléctricas. Las calderas
térmicas pueden dividirse a su vez en:
Acuotubulares: son aquellas calderas en las que el fluido de trabajo se desplaza por
tubos durante su calentamiento. Son las más utilizadas en las centrales
termoeléctricas, ya que permiten altas presiones a su salida y tienen gran capacidad
de generación.
En ambos tipos los gases de combustión son obligados a pasar por el interior de unos
tubos que se encuentran sumergidos en el interior de la masa de agua.
Todo el conjunto, agua y tubos de gases, se encuentra rodeado por una carcasa exterior.
Los gases calientes al circular por los tubos ceden el calor sensible, el cual se transmite a
través del tubo pasando al agua, que se calienta, al mismo tiempo que la parte del agua
más próxima a los tubos se vaporiza.
a. Calderas pirotubulares de carbón. Las calderas diseñadas para quemar carbón tienen
un hogar amplio donde, por lo tanto, se originan pérdidas importantes de calor por
convección y radiación, siendo imprescindible un buen aislamiento en el hogar. Estas
calderas se pueden utilizar también para la combustión de otros combustibles sólidos.
Haciendo referencia a calderas con capacidades de vaporización desde 3t/h hasta 100t/h,
se pueden distinguir dos tipos:
De tiro natural.
De tiro inducido.
De tiro forzado.
Triángulo de la Combustión
Combustible.
Comburente.
Fuente de ignición.
Por otra parte, para que se inicie la combustión, es necesario que el combustible se encuentre en
forma gaseosa. Por ello, los combustibles líquidos y sólidos precisan calentarse primero para que
desprendan vapores que puedan inflamarse. En consecuencia, se pueden diferenciar, para cada
material:
• Combustión con exceso de aire: es la combustión que se lleva a cabo con una cantidad de
aire superior a la estequiométrica. Esta combustión tiende a no producir inquemados y es
típica la presencia de O2 en los humos. Si bien la incorporación de aire permite evitar la
combustión incompleta y la formación de inquemados, trae aparejada la pérdida de calor en
los productos de combustión, reduciendo la temperatura de combustión, la eficiencia y la
longitud de llama.
• Combustión con defecto de aire: en esta combustión, el aire disponible es menor que el
necesario para que se produzca la oxidación total del combustible. Por lo tanto, se producen
inquemados.
Límites de inflamabilidad: son las concentraciones mínimas y máximas del vapor o gas en
mezcla con el aire en las que son inflamables. Se expresan en tanto por ciento en el
volumen de mezcla vapor de combustible-aire. Reciben también el nombre de límites de
explosividad, ya que según las condiciones de confinamiento, cantidad, intensidad de la
fuente de ignición, etc., varía la velocidad de la combustión y es común que se origine una
explosión. Los valores del límite inferior y superior de inflamabilidad delimitan el llamado
rango o campo de inflamabilidad o explosividad.
o — Límite inferior de inflamabilidad o explosividad (L.I.I. o L.I.E.): se define como
la concentración mínima de vapor o gas en mezcla con el aire, por debajo de la
cual no existe propagación de la llama al ponerse en contacto con una fuente de
ignición. El límite inferior de inflamabilidad está relacionado con el punto de
inflamación, de forma que este último se puede definir también como la
temperatura mínima a la que la presión del vapor del líquido o el gas combustible
puede producir una mezcla inflamable en el límite inferior de inflamabilidad.
o — Límite superior de inflamabilidad o explosividad (L.S.I. o L.S.E.): se define
como la concentración máxima de vapor o gas en aire, por encima de la cual no
tiene lugar la propagación de la llama al entrar en contacto con una fuente de
ignición. La prevención de una combustión indeseada se puede conseguir
operando fuera del rango de inflamabilidad en procesos con aire, en particular,
asegurando que los procesos se desarrollan por debajo del límite inferior de
inflamabilidad o adoptando un factor de seguridad 4-5, que equivale a estar en el
25-20% del límite inferior de inflamabilidad.
Poder comburivoro: es el volumen mínimo de aire seco, medido en condiciones normales
(T = 0 °C y P = 1 atm), necesario para la combustión completa y estequiométrica de la
unidad de combustible. Las unidades habituales son nm3 /kg combustible y nm3 /nm3
combustible. Depende de la composición del combustible.
Poder fumígeno: es el volumen de productos de la combustión (Nm3) producidos en la
combustión estequiométrica de la unidad de combustible. Las unidades habituales son
Nm3 /kg combustible
Se definen los poderes fumígenos húmedo y seco según se considere o no el vapor de
agua existente en los productos de la combustión.
CALDERA
Cualquiera que sea el tipo de caldera que se considera, puede esquematizarse sencillamente el
ciclo del agua en el aparato de la siguiente forma:
a) La caldera de vapor recibe el agua de alimentación, que está constituida por una proporción
variable por agua nueva, más o menos tratada (desmineralizada), llamada agua de aportación, y
de agua de retorno que vuelve de la instalación a partir de los condensados del vapor.
c) El agua que se mantiene líquida en el interior de la caldera se carga de todas las sustancias y
elementos que contenía el agua vaporizada, 46 salvo las que han sido arrastradas en el vapor por
mecanismos que se explicarán más adelante.