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Crítica de la razón práctica, de I.

Kant

En la Crítica de la razón práctica, Kant examina el uso práctico de la razón humana y


descubre el uso propiamente moral. Para Kant, la razón consiste en una serie de usos y cada
uno de estos es distinto de los demás. El propósito de Kant en su estudio es exponer que
existe una razón práctica pura, un uso a priori práctico de la razón. En la Crítica de la razón
pura se ocupa del conocimiento de objetos que pueden ser dados al entendimiento. Distinto
es lo que sucede con el uso práctico de la razón, y es por eso que en la razón práctica ya no
se ocupa de los objetos, para conocerlos, sino de su propia facultad para hacerlos reales. Es
por ello que intenta explicar cómo el conocimiento de los hechos y de los objetos es posible
y hasta donde lo es. También demuestra que esta razón tiene una función moral porque
pone de manifiesto el accionar del hombre, es decir cómo es su conducta. La razón práctica
es el “deber ser”, es decir cómo deben ser los principios determinados por una necesidad
de realizar una acción por respeto a la ley. El hombre actúa moralmente cuando actúa por
deber. Y es justamente la razón capaz de orientar la conducta del hombre. Aparece entonces
el concepto de leyes prácticas, es decir de reglas de conducta tales como la prohibición. Las
leyes prácticas son un tipo de principios cuya diferencia radica en la objetividad, esto
significa que son válidas para todo ser racional con un fundamento suficiente para actuar de
acuerdo a ellas. Estas reglas tienen para Kant un carácter absoluto y no admiten
excepciones.

Las Tesis I, II y III:


Tesis I: “Todos los principios prácticos que presuponen un objeto (materia) de la facultad
apetitiva como motivo determinante de la voluntad, son empíricos en su totalidad y no
pueden dar leyes prácticas. Entiendo por materia de la facultad apetitiva un objeto cuya
realidad se apetece”

Se entiende en esta tesis que los principios prácticos, que son los que contienen una
determinación universal de la voluntad, suponen un objeto donde lo que manda es el placer
provocado por la realidad de ese objeto, es decir, por aquello que se desea. Kant sostiene,
en el plano práctico, que el placer es siempre a posteriori, es decir que no podemos saber a
priori si una representación va a asociarse con el placer o con el displacer, solo se puede
anticipar una vez que se haya pasado por la experiencia.
Según Kant, los principios prácticos son los que contienen determinaciones que pueden ser
máximas o leyes. La máxima es el principio subjetivo de la acción. En cambio la ley es el
principio objetivo de la acción.

Tesis II: “Todos los principios prácticos materiales como tales son, sin excepción, de la
misma clase y deben figurar bajo el principio universal del amor a sí mismo o de la propia
felicidad.”
Kant en esta tesis sostiene que todo principio práctico material pertenece al mismo género,
y es el amor hacia uno mismo o la felicidad propia que agrupa todo lo que tiene que ver con
la materia de la facultad de desear. Para Kant la felicidad es un ideal de la imaginación, es
la conciencia de un ser racional respecto del agrado de la vida que le acompaña sin
interrupción durante toda su existencia. La felicidad sería de algún modo una eternización
del placer. Kant dice que no es más que la prolongación ininterrumpida del placer y
sostiene que ser feliz constituye el afán de todo ente racional. En la dimensión de la
felicidad no hay nada universal porque cada uno es dueño de la felicidad en relación a su
particular sentimiento de placer o displacer, es por ello que la felicidad es una cuestión
puramente empírica. Para algunos el placer se vincula con algunas representaciones, para
otros con otras, y sobre ello no existe ningún saber posible independiente de la experiencia.

Tesis III: “Cuando un ente racional pretende pensar sus máximas como leyes universales
prácticas, sólo puede pensarlas como principios y no por la materia sino sólo por la forma
contienen el motivo determinante de la voluntad.”

Kant expresa en esta tesis que si un ser racional piensa sus máximas como leyes prácticas
universales, estas las debe pensar como principios que contengan el fundamento, para que
de este modo se pueda determinar la voluntad según la simple forma de una legislación
universal. Aquí reside lo ético, ya que, sin importar el resultado, la acción será efecto de la
validez universal de la ley. Entonces una acción es ética cuando la pura forma de la ley
impulsa la voluntad a la acción. Esa forma es lo único que va a proporcionar la razón pura
en el plano práctico. La voluntad es independiente de la causa, y es libre porque actúa en
función de la acción. Kant dice “Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda
valer al mismo tiempo como principio de una legislación universal”, con esta afirmación
se está refiriendo que la máxima que rige la voluntad es subjetiva y se sostiene como algo
con validez universal, y actuando por deber en función de esa validez, la acción va a tener
un valor ético. Habrá moralidad cuando la razón es la única causa de la acción.

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