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Cuatro principios para enfrentar la

adversidad
Escrito por Fernando Alexis Jiménez. Publicado en Estudios Bíblicos

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Se accidentó cuando tenía veinticinco años. Venía del trabajo, una noche,después de cumplir una ardua jornada de
trabajo. El cansancio llevó a que se durmiera en plena autopista, y un caminó grande que venía a toda velocidad en
sentido contrario, lo arrolló.

Su esposa lo acompañó por másde un mes, en los espacios de tiempo que le permitían las enfermeras de la
Unidad de CuidadosIntensivos. Él no renunció jamás a ese anhelo de vivir. Y Dios le dio ese privilegio.

Al principio no quería aceptar la situación de postración. Sencillamente no lo comprendía. Sin embargo, cuando el
Señor trajo paz a su corazón, comenzó a ver la vida desde una perspectiva distinta.

Hoy es un consejero matrimonial muy reconocido en su ciudad. La silla de ruedas no ha sido impedimento para
traer cambio y transformación a las familias. Sólo el Padre celestial sabe cuántos matrimonios han sido ministrados
a través de este hombre, humilde y sencillo, junto con su amada esposa.

Si las circunstancias adversas le hubiese llevado al desánimo, lo másprobable es que hoy estaría sumido en el
desánimo, la amargura y esa extraña sensación que asalta a millares de personas, de no saber si la vida tiene
sentido…

Enfrentando la adversidad

Todos los seres humanos, en mayor o en menor medida, enfrentamos la adversidad. Es un hecho ligado a la
cotidianidad de toda persona. No obstante lo que marca la diferencia, es la actitud que asumimos frente a las
circunstancias contrarias. Allí está el secreto. Y quien nos ayuda a salir airosos no importa qué momento difícil
estemos atravesando, es Dios mismo.

Comparto con usted cuatro recomendaciones si es que está enfrentando condiciones contrarias, que le han llevado
a pensar en renunciar:

1. Las circunstancias no gobiernan nuestra vida

Si lo permitimos, la adversidad gobernará nuestro ser y nos robará la paz. Y aun cuando el día sea hermoso,
creeremos que está lleno de densos nubarrones. ¿Qué hacer? ¿Dejarnos arrastrarnos por las circunstancias? En
absoluto.

El apóstol Pablo recomienda que comprendamos que, no importa la situación que estemos atravesando,
reconozcamos que Dios está con nosotros: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de
aquel que nos amó” (Romanos 8:37).

Sólo quienes reconocen que delante de ellos va Jesucristo como poderoso gigante, pueden cruzar desiertos,
sobreponerse a tormentas y limpiar las lágrimas de su rostro sabiendo que los momentos de dolor pasarán, y que
Dios guardará sus almas. No permita que las circunstancias gobiernen su vida. Vuelva su mirada a cristo y
entréguele el problema que está viviendo.

2. Agradezca a Dios aun cuando arrecien las tormentas

Hay momentos en que las tormentas alrededor nuestro amenazan causar un desastre. Y no comprendemos que
está pasando. Incluso, es probable que nos sintamos tentados a renegar. ¿Es así como debemos obrar? De
ninguna manera.

La Biblia nos enseña que por encima de las condiciones difíciles, en nuestrocorazón debe anidar la gratitud “Dad
gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18)

Puede que no suene lógico, pero si agradecemos a Dios, incluso por la angustia, el daño o el dolor que han querido
causarnos, Dios se glorificará y cambiará el llanto en alegría. En todo momento debemos depender de Él.

3. Confíe que Dios no lo desamparará

¿Le ha ocurrido que en medio de los momentos difíciles de la vida siente que está solo? No es el único que lo ha
percibido así, se lo puedo asegurar. Es probable incluso que se haya preguntado, ¿Dónde está Dios?

El apóstol Pablo conoció esa inclinación muy humana. Fue por ese motivo que escribió: “Sean vuestras costumbres
sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.”(Hebreos 13:5)

Aun cuando esté caminando por sendero de muerte, no se deje atemorizar. Haga un algo en el camino, sienta esa
presencia de Dios, ese Dios de amor que le acompaña y que jamás le deja solo, y avance. Dios hará algo grande
en usted, porque confiando en Él, caminará de Su mano poderosa hasta salir del laberinto.

4. Dios transforma la adversidad en bendiciones

Es maravilloso saber que el Dios en el que hemos creído, transforma las dificultades, en enormes bendiciones a
favor nuestro. Si confiamos en Él, no ocurrirá nada que no glorifique Su nombre poderoso y nos muestre al mundo
como lo que somos: triunfadores.

El apóstol Pablo que enfrentó tantos momentos difíciles, depositó su confianza en el Señor y se levantó airoso
siempre, escribió: “Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien, es á saber, á los que
conforme al propósito son llamados.”(Romanos 8:28)

Las condiciones contrarias, que para muchos es motivo de desánimo e incluso, de desesperanza, para los
cristianos se constituyen en motivos de bendición. Dios tiene el control de todas las cosas y nos guía por camino
seguro, para que sepamos dónde pisar sin que nada nos cause daño…

Es tiempo de confiar en Dios

Es probable que esté atravesando un momento difícil. Sin embargo, pese a que por momentos ha querido
renunciar a todo e incluso, ha pensado en quitarse la vida, lo animo para que siga adelante. Vuelva la mirada a
Dios. No se arrepentirá. Dios tomará control de la situación que está viviendo y traerá transformación a su
existencia, convirtiendo en bendiciones todo brote de adversidad que surja a su paso.

El Dios en el que hemos creído es un Dios de poder, de milagros, de amor y de cuidado, que siempre está a
nuestro lado.
¿Ya tiene a Cristo morando en su corazón?¿El reina en su vida? Si no es así, ábrale hoy las puertas de su
existencia al amado Señor y Salvador. Puedo asegurarle que su vida jamás será la misma. Emprenderá, con Su
divina ayuda, el crecimiento personal y espiritual.

Momentos difíciles: ¿qué hacer? (Primera


Parte)
por Sixto Porras
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El éxito no consiste en vivir sin dificultades o libre de problemas, sino en descubrir cómo convertir los
obstáculos y trabas de nuestro caminar diario en oportunidades de vida.

Hace poco estuve con una familia que me habían pedido visitar. El padre de esta familia padece de cáncer. Le han
extraído un ojo. La enfermedad le ha invadido el hígado. No obstante, lo encontré lleno de alegría y de paz. Él y su
esposa se rieron juntos cuando me contaron que ella le había preguntado, días atrás: «¿Y cómo quieres el ataúd?»
¡Yo me quedé sorprendido! El hombre me comentó: «estamos hablando con nuestros hijos; estoy preparando a mis
padres y a mi familia. No pasa nada malo; simplemente estoy a punto de partir».El éxito no consiste en vivir sin
dificultades, sino en descubrir cómo convertir los obstáculos en oportunidades de vida.¡Qué tremenda
actitud! Esta familia logró transformar la adversidad en una oportunidad para darle sentido a la vida. ¿Cuánto
vivirá este caballero? La verdad que nadie lo sabe. Lo que sí me quedó claro es que cada minuto, cada hora, cada día,
tendrá para él el valor de una eternidad, precisamente porque no sabe cuánto tiempo le queda de vida. Y yo pensé
para mí mismo: «así deberíamos vivir todos».
Todo lo determina la actitud. No podemos elegir lo que sentimos, pero sí podemos elegir la forma en que
reaccionamos ante lo que nos ocurre. Los sentimientos emergen solos, pero la actitud que asumimos frente a la vida
es lo que va a establecer la diferencia.
Respuestas que no sirven
¿Cómo enfrentar esos momentos difíciles? Puede tratarse de la quiebra de una empresa, un divorcio, la pérdida del
empleo, un hijo esclavizado a las drogas o el descubrimiento de una enfermedad terminal. Sin importar cuál sea la
dificultad, las personas manejan de diversas formas los contratiempos que surgen en la vida. Una de ellas es
enojarse en extremo, lo cual contribuye a que el problema se vuelva aún mayor. Otra forma es culpar a los demás,
que lleva a que nunca se resuelva. A veces se opta por enredadas excusas para explicar el porqué de la dificultad, lo
que añade innecesarias complicaciones. Muchos optan por buscar la forma de ocultar la dificultad para que nadie se
percate de que existe.
Oportunidades únicas
¿Por qué huimos de los problemas? ¿A qué le tememos?
Las dificultades nos presentan oportunidades sin igual. ¿Acaso no es hermoso abrir el corazón y pedirle a alguien
que nos preste el hombro para llorar? Podemos pedir que alguien venga a hablar con nosotros, que eleve una
oración a Dios para que nazca fe en nuestro corazón. Las dificultades crean la oportunidad de poner en orden las
cosas, entre ellas, pedir perdón por las ofensas cometidas.
Representan una oportunidad para abrazar a nuestros seres queridos y decirles cuánto les amamos.
Podemos aprovechar la situación para darles las gracias porque han estado con nosotros en las buenas y en las
malas. Todo esto hace que la vida cobre sentido. Por medio de las dificultades, por ejemplo, puedo
descubrir amigos del alma, de esos que están cuando los demás se han ido. Cada uno de nosotros posee el potencial
para vencer la adversidad, de sobreponernos a los errores o a los malos resultados. Podemos aprender a ver estos
momentos como victorias potenciales, momentos que nos brindan la oportunidad de aprender y crecer. Una
dificultad puede ser la ocasión para descubrir lo que yo no había visto hasta este momento. Solamente la dificultad
lo trajo a la luz. Por medio de las dificultades, por ejemplo, puedo descubrir amigos del alma, de esos que están
cuando los demás se han ido. Son los amigos que lloran nuestras lágrimas, que nos acompañan en la adversidad.
Quizás vuelva a descubrir una familia que dejé de valorizar porque estaba muy ocupado en mis asuntos. Cuando vino
el tiempo difícil ellos fueron los únicos que permanecieron. Vuelvo a valorar el regalo de una esposa o un esposo que
me ama, de hijos que me alegran la vida, y entiendo que no puedo perderme ni un solo minuto de la oportunidad de
disfrutarlos. Si estamos atentos, las dificultades pueden aportarnos muchos tesoros incalculables. ¿Qué es lo que
hace la diferencia? La actitud frente al reto.
La actitud es clave
Esto me lo enseñó mi papá hace muchos años. Yo era un estudiante universitario. Mi papá era de provincia y me
había dado un auto. Un día lo choqué. Con el susto típico de un joven adolescente llamé a mi padre, pensando en la
forma en que iba a reaccionar, pues el choque le había ocasionado un perjuicio económico. Cuando levantó el
teléfono, le confesé: «papá, choqué el auto». Guardo silencio, y luego me preguntó algo que marcó profundamente
mi vida:
«¿Estás bien?»
«Si papi, estoy bien» —le contesté.
«Entonces no hay problema» —me respondió. «Lo demás es solamente material».
En ese momento pensé: «qué hermoso tener un papá así, que me valora más que las cosas».
En ese momento mi papá había sabido cómo refrenar su reacción, la tendencia natural a concentrarse en los daños
materiales. ¡Esto se llama actitud! Es ir más allá de los sentimientos, para enfocarse en lo que realmente importa.
Vidas que inspiran
Permítame compartir con usted algunos ejemplos de la historia. Winston Churchill repitió el sexto grado.
Experimentó reiterados reveses en su carrera como parlamentario y fue cuestionado gran parte de su vida. No
obstante, a los sesenta y dos años, llegó a ser el extraordinario primer ministró que levantó al pueblo inglés durante
la segunda guerra mundial.
Abraham Lincoln perdió dos contiendas senatoriales y otra elección a un cargo público. Finalmente llegó a ser
senador. Cuando buscó la reelección, volvió a perder. Montó una empresa y terminó quebrado. Buscó un socio para
salir del primer enredo solamente para volver a quebrar. No pudo casarse con su novia porque ella falleció antes de
llegar al matrimonio. Sufrió toda la vida de terribles depresiones.
Seguramente usted pensará que, con semejante historial, este hombre no tenía futuro. ¿Sabe qué estaba ocurriendo
en la vida de Lincoln? Se estaba desarrollando el carácter de un presidente que cambiaría la historia, no solamente
de un país, sino de la humanidad.
Nosotros nunca entenderemos, en el presente, por qué ocurren ciertas situaciones. Pero si le damos tiempo al
tiempo, veremos emerger un carácter más formado, mayor humildad en el corazón, la sencillez de ya no mirar para
abajo, sino mirar para dar la mano.
Permítame compartir otro ejemplo. En 1876 Alexander Graham Bellinventó el teléfono. ¿Sabe lo que comentó el
presidente de aquel momento?: «es un invento extraordinario; pero, ¿quién lo va a usar?» ¿Cuál es la moraleja?
Nunca crea a los que no creen, ni ponga atención a los que hablan sin sentido. Déle espacio al sueño que se está
materializando.
La madre de Thomas Edison se vio obligada a sacarlo de la escuela porque no era muy capaz y terminó vendiendo
periódicos en los trenes. Edison, que era amante de la lectura, acabó montando una pequeña imprenta para sacar el
periódico que él vendía. Con la misma creatividad inventó muchos otros aparatos. El más famoso de ellos fue la
lámpara de luz, aunque necesitó ensayar más de dos mil veces hasta alcanzar el éxito. Cuando un joven reportero le
preguntó como pudo soportar tantos fracasos, Edison contestó: «No fracasé ni una sola vez. Simplemente tomé dos
mil pasos para crear la lámpara»
El valor de la perseverancia
¡Memorice esa frase! « Simplemente tomé dos mil pasos para crear la lámpara» ¿Por qué? Porque usted lo tendrá
que decir muchas veces. Si usted abandona un proyecto en el anteúltimo intento, usted nunca conocerá lo que lo
esperaba en el último intento. De todo lo que pueda compartir con usted, quisiera que le quede este mensaje: No
importa cuántas veces lo haya intentado, nunca deje de caminar, porque la victoria pertenece a los que caminan. Lo
logran los que dicen: «Quisiera tocar guitarra y, aunque no tenga brazos, voy a ensayar seis horas al día hasta que los
dedos de mis pies aprendan a afinar la guitarra y sacar de ella la más bella música». Esa es la inspiradora historia de
Tony Meléndez.
Nunca se auto-rotule de fracasado cuando algo no ha salido bien. No se quede tirado en el camino, porque es muy
posible que requiera de dos mil pasos para llegar a su destino. La persona que persevera, vence. Este es el secreto de
los que se han sobrepuesto a las dificultades. Aprendieron a mantenerse en actividad, en movimiento, aun en medio
de la adversidad y la oposición.El que decide transformar la adversidad en victoria, reconoce que el fracaso es parte
del camino, parte del proceso.

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