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El Problema

Mi amigo Caraciolo llegó un día sólo para preguntarme si yo sabía qué hacer con los problemas.
Pienso que mi respuesta no le satisfizo porque de inmediato me sermoneó esta historia. Un
buen

pastor y el administrador del templo compartían tareas por años en saludable amistad. El
administrador murió y era necesario que alguien tomara su lugar. El pastor reunió a algunos de
los más destacados feligreses para determinar quién habría de tener el honor de sustituir al
administrador.

Les presentaré un problema – dijo el buen pastor – Y quien lo resuelva primero será el
administrador del templo.

Terminadas sus palabras el pastor procedió a colocar una mesa en medio del recinto. Sobre la
mesa un florero finísimo y en el florero una flor de perfectos pétalos y grato olor.

Este es el problema – dijo el pastor.

Los feligreses desfilaban ante la mesa cautivados por el enigma e intrigados por la escena
misma. Un florero carísimo y una flor sin defectos, ¿cómo pueden ser el problema? – se
preguntaban todos. Pronto toda la congregación mostraba su deseo de resolver el problema y
obtener el prestigioso nombramiento de administrador del templo.

Uno de los feligreses se detuvo ante la mesa tomo el florero y lo lanzó contra el suelo
haciéndolo pedazos. Usted es el nuevo administrador – le dijo el pastor.

El pastor se puso de pie ante la congregación y dijo: “Con claridad les indiqué que estaban ante
un problema. Sin importar la belleza o atractivo de un problema la única solución es
eliminarlo”.

Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar

en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos

ser echado al infierno. Marcos 9:47

Una vez más mi amigo Caraciolo ha dado en el clavo. Los problemas a veces se visten muy
elegantemente pero no son más que problemas. Problema es problema y la única vía de acción
es la eliminación radical. En ocasiones es un amigo cuyos consejos contradicen la palabra de
Dios. A veces un pariente cercano quien por sus pobres valores intentan empujarnos fuera de
nuestras sanas costumbres. O un compañero de trabajo.

El finísimo florero puede ser una linda amistad que fue buena hace mucho tiempo, pero ya no
conviene. Un amor que ya no aprovecha. Una relación que ya no bendice. Un punto de
encuentro que se ha tornado nocivo. Se requiere tomar medidas radicales con aquellas cosas
que pueden comprometer la integridad de la vida espiritual y el servicio a Dios.

La recomendación del Señor en Marcos 9:47 fue amputación radical. No tenga


contemplaciones con los problemas, simplemente elimínelos.

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