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En principio, dijo que quien acuda a instar el juicio de amparo indirecto debe
ser titular de un derecho subjetivo o bien, aducir que tiene un interés legítimo,
el cual explicó; asimismo, dijo que para que exista ese interés, se requiere la
afectación a la esfera jurídica del gobernado.
Luego citó el contenido del artículo 131 de la Ley de Amparo, así como las
hipótesis que deben cubrirse para que se conceda la suspensión provisional, que
son:
Respecto del primer elemento, indicó que el daño inminente debe ser actual o bien
que esté por suceder, no puede ser futuro e incierto; en cuanto al segundo, que
la irreparabilidad implique que el estado que guardan las cosas no puede ser
restituido al que tenía antes de la violación del derecho reclamado; por cuanto
hace al tercero, dijo que el máximo tribunal ha sostenido que el orden público e
interés social son nociones íntimamente vinculadas.
-El objetivo primordial de esa providencia cautelar es, por tanto, mantener viva
la materia del juicio constitucional, impidiendo que el acto que lo motiva, al
consumarse irreparablemente, haga nugatoria para la parte agraviada la
protección de la Justicia Federal, evitando a ésta los perjuicios que la
ejecución del acto que reclama pudiera ocasionarle.
De los preceptos legales previamente transcritos, se puede colegir que para que
proceda conceder la suspensión de los actos reclamados, se requiere analizar, por
regla general, los siguientes aspectos:
3) Que se reúnan los requisitos a que alude el artículo 128 de la Ley de Amparo,
esto es, que lo pida el agraviado (el que por supuesto debe acreditar al menos un
interés indiciario para obtener la medida cautelar) y que no se siga perjuicio al
interés social ni se contravengan disposiciones de orden público, momento en el
que simultáneamente se deberá ponderar la apariencia del buen derecho.
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, décima época, libro 30, mayo de
2016, tomo II, página 1376. Registro 2011614.
En relación con el primer aspecto –la existencia del acto reclamado–, cuando el
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juzgador se pronuncie sobre la medida de manera provisional, dada su naturaleza
basta que quede acreditada la existencia del acto con las manifestaciones o
afirmaciones que el quejoso realice bajo protesta de decir verdad, y tratándose
de la medida definitiva, la existencia del acto debe quedar probada al menos
indiciariamente, ya sea mediante la aceptación que sobre ello realice la
autoridad en el informe previo (de haberse rendido), o bien, que con los medios
de convicción ofrecidos se presuma su existencia.
Sobre este punto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha emitido una serie
de tesis en relación con los actos que acorde con su naturaleza admiten
paralización, de donde se puede obtener que es improcedente conceder la
suspensión respecto de: a) actos negativos, porque sería otorgar a la medida
cautelar efectos restitutorios propios del juicio de amparo4; b) actos consumados
en todas sus consecuencias, porque equivaldría a darle efectos restitutorios a la
suspensión (5); c) actos declarativos sin ejecución; d) actos futuros probables o
inciertos (6); e) actos del proceso legislativo de una ley cuando se llevan a
cabo (7); y f) los efectos de las leyes autoaplicativas que conciernen al
patrimonio del Estado o atañen a las funciones esenciales de éste, así como a las
que tocan a su organización conforme a las bases fundamentales establecidas en la
Constitución (8).
Ahora bien, la mayor parte de los criterios sobre la suspensión del acto
reclamado, de acuerdo con su naturaleza, datan de la integración de la Quinta
Época, y constituyen tesis casuísticas, que en realidad pueden reagruparse bajo
un solo punto de partida: “los efectos del acto”. Así es, en realidad lo que se
suspende son los efectos del acto, de ahí que si carecen de éstos no hay materia
qué suspender, por el contrario, si los tiene y no se han ejecutado, o bien, se
están ejecutando, el acto puede suspenderse.
En este punto, es menester precisar que una de las exigencias legales que deben
colmarse, tratándose de la suspensión del acto reclamado en el juicio de amparo,
es aquella referente a que con su otorgamiento no se contravengan disposiciones
de orden público o se perjudique el interés social.
SUSPENSIÓN DEL ACTO RECLAMADO, CONCEPTO DE ORDEN PUBLICO PARA LOS EFECTOS DE LA.
De los tres requisitos que el artículo 124 de la Ley de Amparo establece para que
proceda conceder la suspensión definitiva del acto reclamado, descuella el que se
consigna en segundo término y que consiste en que con ella no se siga perjuicio
al interés social ni se contravengan disposiciones de orden público. Ahora bien,
no se ha establecido un criterio que defina, concluyentemente, lo que debe
entenderse por interés social y por disposiciones de orden público, cuestión
respecto de la cual la tesis número 131 que aparece en la página 238 del Apéndice
1917-1965 (jurisprudencia común al Pleno y a las Salas), sostiene que si bien la
estimación del orden público en principio corresponde al legislador al dictar una
ley, no es ajeno a la función de los juzgadores apreciar su existencia en
los casos concretos que se les sometan para su fallo; sin embargo, el examen de
la ejemplificación que contiene el precepto aludido para indicar cuándo, entre
otros casos, se sigue ese perjuicio o se realizan esas contravenciones, así como
de los que a su vez señala esta Suprema Corte en su jurisprudencia, revela que se
puede razonablemente colegir, en términos generales, que se producen esas
situaciones cuando con la suspensión se priva a la colectividad de un beneficio
que le otorgan las leyes o se le infiere un daño que de otra manera no resentiría
.” (15).
Dicho en otras palabras, sin dejar de observar los requisitos plasmados en los
artículos 128 y 139 de la Ley de Amparo, se puede realizar la comprobación de la
apariencia del buen derecho, de modo tal que, de acuerdo con un cálculo de
probabilidades, sea posible anticipar que en la sentencia de amparo pudiera
declararse la inconstitucionalidad del acto reclamado, sin que ello implique
prejuzgar sobre la certeza del derecho, pues éste se resolverá en la sentencia
definitiva en el estudio de fondo del juicio, sin que el otorgamiento de la
medida cautelar permita que se trastoquen el interés social y el orden público,
pues entonces deberá negarse la suspensión, ya que no puede estar el derecho
individual por encima del de la sociedad; además, deberá ponderar el peligro en
la demora, que consiste en la posible frustración de los derechos del solicitante
de la medida, que se pueden concretar como consecuencia de la tardanza en el
dictado de la sentencia.
“SUSPENSIÓN. PARA RESOLVER SOBRE ELLA ES FACTIBLE, SIN DEJAR DE OBSERVAR LOS
REQUISITOS CONTENIDOS EN EL ARTÍCULO 124 DE LA LEY DE AMPARO, HACER UNA
APRECIACIÓN DE CARÁCTER PROVISIONAL DE LA INCONSTITUCIONALIDAD DEL ACTO RECLAMADO
. La suspensión de los actos reclamados participa de la naturaleza de una medida
cautelar, cuyos presupuestos son la apariencia del buen derecho y el peligro en
la demora. El primero de ellos se basa en un conocimiento superficial dirigido a
lograr una decisión de mera probabilidad respecto de la existencia del derecho
discutido en el proceso. Dicho requisito aplicado a la suspensión de los actos
reclamados, implica que, para la concesión de la medida, sin dejar de observar
los requisitos contenidos en el artículo 124 de la Ley de Amparo, basta la
comprobación de la apariencia del derecho invocado por el quejoso, de modo tal
que, según un cálculo de probabilidades, sea posible anticipar que en la
sentencia de amparo se declarará la inconstitucionalidad del acto reclamado. Ese
examen encuentra además fundamento en el artículo 107, fracción X, constitucional
, en cuanto establece que para el otorgamiento de la medida suspensional deberá
tomarse en cuenta, entre otros factores, la naturaleza de la violación alegada,
lo que implica que debe atenderse al derecho que se dice violado. Esto es, el
examen de la naturaleza de la violación alegada no sólo comprende el concepto de
violación aducido por el quejoso sino que implica también el hecho o acto que
entraña la violación, considerando sus características y su trascendencia. En
todo caso dicho análisis debe realizarse, sin prejuzgar sobre la certeza del
derecho, es decir, sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de los
actos reclamados, ya que esto sólo puede determinarse en la sentencia de amparo
con base en un procedimiento más amplio y con mayor información, teniendo en
cuenta siempre que la determinación tomada en relación con la suspensión no debe
influir en la sentencia de fondo, toda vez que aquélla sólo tiene el carácter de
provisional y se funda en meras hipótesis, y no en la certeza de la existencia de
las pretensiones, en el entendido de que deberá sopesarse con los otros elementos
requeridos para la suspensión, porque si el perjuicio al interés social o al
orden público es mayor a los daños y perjuicios de difícil reparación que pueda
sufrir el quejoso, deberá negarse la suspensión solicitada, ya que la
preservación del orden público o del interés de la sociedad están por encima del
interés particular afectado. Con este proceder, se evita el exceso en el examen
que realice el juzgador, el cual siempre quedará sujeto a las reglas que rigen en
materia de suspensión.
Todo ello a fin de que el juez de distrito fije la situación en que habrán de
quedar las cosas, tomando las medidas pertinentes para conservar la materia del
amparo hasta la terminación del juicio, sin que ello implique modificar o
restringir derechos ni constituir aquellos que no haya tenido el quejoso antes de
la presentación de la demanda.
Así es, porque para efectos de la medida suspensional la parte quejosa tendrá que
acreditar cuando menos de manera indiciaria la afectación probable que le causa
el acto reclamado a su interés legítimo, pues para ese momento basta la
comprobación que se obtenga a través de un hecho, circunstancia o documento,
cierto y conocido por virtud del cual, realizando una deducción lógica, el
juzgador de amparo pueda presumir válidamente que quien solicita la medida
cautelar resulta agraviado con el acto reclamado, aunado a que pueda inferir que
efectivamente la ejecución de los actos reclamados le causarán daños y perjuicios
de difícil reparación, situaciones que también podrá observar o apreciar a partir
de los informes previos que, en su caso, las autoridades responsables rindan, así
como, de las pruebas que en su caso llegasen a presentar las partes.
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En efecto, para el otorgamiento de la suspensión definitiva de los actos
reclamados, en términos del artículo 131 de la Ley de Amparo, tratándose de la
quejosa debe acreditar el daño inminente e irreparable a su pretensión, aunque
sea de manera indiciaria, lo que así debe inferirse, pues si bien la norma no
precisa ese tema, lo cierto es que dado el momento procesal –en que se decide
sobre la suspensión definitiva del acto reclamado–, sería un contrasentido exigir
a la solicitante una prueba plena sobre ello, dado que esas circunstancias, en
todo caso, serán objeto de comprobación en el cuaderno principal; amén de que el
grado de afectación de quien aduce ser titular de un derecho tendrá que ponderar-
se por el juzgador, atendiendo a las circunstancias particulares y especiales del
caso, pues la afectación en su esfera jurídica está condicionada ya sea de manera
directa o en virtud de su especial situación frente al orden jurídico.
d)Los titulares tienen un interés propio distinto del de cualquier otro goberna-
do, consistente en que los poderes públicos actúen de acuerdo con el ordenamien-
to cuando con motivo de la persecución de fines de carácter general incidan en
el ámbito de ese interés propio.
De ahí que el interés legítimo constituya una institución jurídica que permite
nuevas posibilidades de impugnación, la cual es diferente a la del interés jurí-
dico, pues éste requiere que se acredite la afectación a un derecho subjetivo,
mientras que aquél supone únicamente la existencia de un interés cualificado
respecto de la legalidad de los actos impugnados, cuyo interés proviene de la
afectación a la esfera jurídica del individuo, ya sea directa o derivada de su
situación particular respecto del orden jurídico.
En ese sentido, el interés legítimo permite que más gobernados puedan acceder a
un procedimiento para defender sus intereses, derivado de la existencia de actos
de autoridad que resulten violatorios de los derechos fundamentales. Por tanto,
resulta plenamente justificado que para el otorgamiento de la suspensión de los
actos reclamados, en términos del artículo 131 de la Ley de Amparo, baste que el
quejoso acredite indiciariamente el daño inminente e irreparable a su pretensión
en caso de que se niegue, y la demostración del interés social que justifique su
otorgamiento; pues de lo contrario, esto es, de exigirle que lo acredite plena-
mente, cuando en dicha etapa procesal no se cuenta con los elementos suficientes
para ello, sería hacer nugatorios los fines para los cuales se introdujo la
institución jurídica del interés legítimo.
Lo que llevará al juzgador a ordenar que las cosas se mantengan en el estado que
guarden, hasta que se notifique a la autoridad responsable la sentencia que
hubiera causado ejecutoria en el sumario constitucional, tomando las medidas que
estime convenientes para que no se defrauden derechos de terceros y se eviten
perjuicios a los interesados, hasta donde sea posible, ni quede sin materia el
juicio de amparo.
Quinta Época, Registro: 310177, Instancia: Primera Sala, Tesis Aislada, Fuente:
Semanario Judicial de la Federación, LVIII, Materia(s): Común, Tesis: Página:
1902.
ACTOS FUTUROS E INCIERTOS. Contra ellos es improcedente conceder la suspensión.
Amparo administrativo. Revisión del incidente de suspensión 4574/38. Villarroel
Antonio. 14 de noviembre de 1938. Unanimidad de cinco votos. La publicación no
menciona el nombre del ponente.
Quinta Época, Registro: 911819, Instancia: Segunda Sala, Tesis Aislada, Fuente:
Apéndice 2000, Tomo III, Administrativa, P.R. SCJN, Materia(s): Suspensión (ADM)
Tesis: 254, Página: 243.
Genealogía:
Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo LVIII, página 3284,
Segunda Sala.
ACTOS PROHIBITIVOS Y ACTOS NEGATIVOS, DIFERENCIA ENTRE LOS (EXPLOTACIÓN DE
BOSQUES).- Si se reclama en amparo la resolución de un delegado forestal de Caza
y Pesca, en el sentido de suspender al quejoso un permiso de explotación de
bosques y el uso de guías forestales, hasta que las autoridades correspondientes
resuelvan en definitiva el litigio que existe entre el permisionario y otra
persona, respecto a los terrenos en que se hace la explotación, no se trata de
actos negativos, sino de actos prohibitivos, puesto que los primeros consisten
en rehusarse a hacer algo o a otorgar un permiso, una concesión o un derecho a
que se cree acreedor el demandante; y los actos prohibitivos se caracterizan, en
términos generales, por el hecho de que la autoridad impide al demandante, el
ejercicio de un derecho o la continuación de una actividad a que está dedicado,
siendo susceptibles de suspenderse, en virtud de que tienen efectos de carácter
positivo sobre la persona y el patrimonio del quejoso, como sucede en el caso,
puesto que el delegado forestal de Caza y Pesca, por medio de la suspensión de
las guías y licencias forestales, impide al quejoso la continuación de sus
trabajos; y la suspensión debe concederse, mediante fianza, para garantizar los
daños y perjuicios que pudieran ocasionarse al tercero perjudicado.
Amparo administrativo. Revisión del incidente de suspensión 3743/38.-Septién
Carlos.- 10 de diciembre de 1938.- Unanimidad de cuatro votos.-Ausente: Rodolfo
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Chávez.-La publicación no menciona el nombre del ponente.
Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo LVIII, página 3284,
Segunda Sala.
Quinta Época, Registro: 326348, Instancia: Segunda Sala, Tesis Aislada, Fuente:
Semanario Judicial de la Federación, LXXIII, Materia(s): Común, Tesis: Página:
5990.
ACTOS DE INMINENTE REALIZACION. Si no se trata de actos futuros e inciertos,
sino de actos de inminente realización, no es correcto, para negar la suspensión
, aplicar la jurisprudencia que respecto de actos de aquella naturaleza, ha
venido sustentando este Alto Tribunal.
Amparo administrativo. Revisión del incidente de suspensión 2628/40. "Productos
de Harina", S. A. 9 de septiembre de 1942. Unanimidad de cuatro votos. Ausente:
Manuel Bartlett Bautista. Relator: Gabino Fraga.