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Brenda Quevedo Fortún

11 de septiembre
Literatura y Filosofía

Habitar en una lengua desconocida; análisis de Jacques Derrida y Blanca Wiethüchter

En el presente trabajo, haré un análisis del libro “El monolingüismo del otro” de Jacques
Derrida, desde el punto Tengo una lengua y no es la mía, donde Derrida dará un punto de vista
acerca de la importancia de la lengua y de qué manera está afecta a los autores y traductores.
Por otro lado, hablaré sobre la poeta Blanca Wiethüchter desde el libro de la Crítica y el Poeta
“La crítica y el poeta : Blanca Wiethüchter”, donde Mónica Velásquez y Montserrat Fernández
harán un breve análisis sobre la lengua de Wiethüchter y su manera de habitar en ella.
Jacques Derrida, nacido en en 1930, fue un filósofo nacido en Argelia, pero que pasó
gran parte de su vida en Francia. Es mayormente conocido por la deconstrucción, término que
él escribió para explicar la incapacidad de la filosofía para establecer una base estable, sin dejar
de reivindicar su poder analítico. Gracias a este y a otros textos, Derrida empezó a tener más
fama. Sin embargo, en el “El monolingüismo del otro”, el autor pone sobre la mesa una de sus
inseguridades más grandes: el no tener ni habitar una lengua. Derrida explica que él, nacido en
Argelia pero criado en Francia, no considera que el francés sea su lengua materna. De hecho,
pone en duda la existencia de una lengua materna. Si sus padres solían ser judíos Su lengua
materna no sería el hebreo?. Cuando el autor dice “Nunca se habla más que una sola lengua”
no se refiere a una incapacidad de poder aprender un idioma. La diferencia entre idioma y
lengua es el simple hecho de que un idioma se aprende, el ser humano se adapta a él. La lengua
en un ente que debe ser habitado, estar cuerpo a cuerpo con él y tomar las costumbres que este
incluye antes de poder decir que hablamos otra lengua. Para Derrida, el habitar una lengua
incluye mucho más que tener la nacionalidad de aquella lengua, va más allá de vivir en cierto
país para tener ese privilegio. El, siendo de nacionalidad francesa, no se considera francés
debido a su falta de habitar en esa lengua, y se considera a sí mismo el “único” caso de un
franco‐magrebí, siendo un caso excepcional por su noción sobre la importancia de la lengua.

Por otro lado, Blanca Wiethüchter fue una escritora boliviana con ascendencia
boliviana que es reconocida entre los más grandes autores del siglo XX. Murió el mismo año
que Derrida y de alguna manera, tenía los mismos complejos de lenguaje que el autor argelio.
Sus padres, tras haber emigrado a Bolivia desde Alemania deseaban que sus hijas tengan una
educación estrictamente alemana. Sin embargo, al tener contacto con más personas de la ciudad
Wiethüchter nota las diferencias y que por falta del contacto en una edad temprana, no tiene un
lenguaje donde habitar. A partir de esta idea, ella teoriza que el desplazamiento, movimiento
que Blanca Wiethüchter señala para explicar la relación entre la ciudad se desplaza de la ciudad
que habitamos a la ciudad que a través del lenguaje imaginamos. Estos dos puntos, sin embargo,
lenguaje habitamos no sólo la ciudad, sino toda la realidad. Más allá de una lengua a la que nos
hayamos acostumbrado a hablar o que llamemos “lengua materna”, el lenguaje de la ciudad y
las costumbre que habitamos en mucho mayor e importante a una lengua denominada por un
país o grupo de personas. A partir de aquí, los poemas y libros de Wiethüchter tratan sobre la
ciudad en contraste de lenguaje, una lengua universal en la que todos habitamos pero no
notamos con facilidad.

Así, puedo concluir que las lecturas de Derrida y Wiethüchter se pueden complementar
de manera coherente tras una lectura atenta. Mientras que Derrida habla sobre una falta de
habitar en el lenguaje y los sacrificios y/o particularidades que conlleva esta, Wiethüchter
decide sacar provecho a esa falta de habitar y poder vivir en una lengua que una en todos los
aspectos a la realidad con la ciudad donde se cree habitar

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