REFLEXIONEMOS CON LA carne, para que, en atención a nuestro estado de infancia, se
convirtiera en leche tu sabiduría, por la que creaste todas las
LAS CONFESIONES DE SAN AGUSTÍN, OBISPO cosas. ¡OH ETERNA VERDAD, VERDADERA CARIDAD Y CARA ETERNIDAD! L4 ¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, ¡tarde te L1 Habiéndome convencido de que debía volver a mí mismo, amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te penetré en mi interior, siendo tu mi guía, y ello me fue posible buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas porque tú, Señor, me socorriste. Entré y ví con los ojos de mi hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, más yo no estaba alma, de un modo u otro, por encima de la capacidad de estos contigo. Retenían me lejos de ti aquellas cosas que, si no mismos ojos, por encima de mi mente, una luz inconmutable; no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y está luz ordinaria y visible a cualquier hombre, por intensa y clara quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi que fuese y que lo llenara todo con su magnitud. Se trataba de ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo; una luz completamente distinta. Ni estaba por encima de mi gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé mente, como el aceite sobre el agua o como el cielo sobre la con ansia la paz que procede de ti. tierra, sino que estaba en lo más alto, ya que ella fue quien me Reflexión hizo, y yo estaba en lo más bajo, porque fui hecho por ella. L5 «Tarde te amé, hermosura siempre antigua y siempre nueva, L2 La conoce el que conoce la verdad. ¡Oh eterna verdad, tarde te amé» (Conf. 10, 27, 38). Con este grito de su corazón verdadera caridad y cara eternidad! Tú eres mi Dios, por ti expresa san Agustín su pesar por haber malgastado en cosas suspiro día y noche. Y, cuando te conocí por vez primera, fuiste baldías tantos años de su vida. La conversión fue para él el arribo tú quien me elevó hacia ti, para hacerme ver que había algo que al puerto tras un laborioso y largo navegar por el océano de la ver y que yo no era aún capaz de verlo. Y fortaleciste la debilidad duda, de la incertidumbre y de la incoherencia. Con la conversión de mi mirada irradiando con fuerza sobre mí, y me estremecí de se encuentra a sí mismo y a la vez encuentra la alegría de vivir, amor y de temor; y me di cuenta de la gran distancia que me y experimenta el amor en el abrazo misericordioso del Padre y separaba de ti, por la gran desemejanza que hay entre tú y yo, ve a la Iglesia como madre de salvación y modelo de vida. como si oyera tu voz que me decía desde arriba: «Soy alimento Durante la vigilia pascual del año 387, en la noche del 24 al 25 de adultos: crece, y podrás comerme. Y no me transformarás en de abril, Agustín y sus amigos fueron bautizados en Milán por substancia tuya, como sucede con la comida corporal, sino que san Ambrosio, obispo de la ciudad: «Fuimos bautizados, y se tú te transformarás en mí.» desvaneció de nosotros toda inquietud por la vida pasada» (Conf. L3 Y yo buscaba el camino para adquirir un vigor que me hiciera 9, 6, 14). capaz de gozar de ti, y no lo encontraba, hasta que me abracé al Oración. Oh Dios, luz constante y pastor eterno, que llamaste a mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre san Agustín de sus caminos desviados a tu santo servicio, también él, el cual está por encima de todas las cosas, Dios concédenos honrar su conversión modelando nuestras vidas con bendito por los siglos, que me llamaba y me decía: Yo soy el su ejemplo, y fortaleciendo nuestra fe con su doctrina, podamos camino de la verdad y la vida, y el que mezcla aquel alimento, configurar nuestras vidas con la de tu hijo Jesucristo nuestro que yo no podía asimilar, con la carne, ya que la Palabra se hizo señor. R/. Amén